[RP sur Invitation] Fashion Week - Jour 2

[Deuxième jour]

Mesme endroit. Le chemin avait esté simple a trouvé pour le couple cette fois. Et la mesme rengaine que la veille avait eu lieu. On se présente aux gardes à l'entrée. Les reconnoissoit-on cette fois ? Seul Deos le savait. Bref, ils furent placés comme le jour précédent et la "cérémonie" d'un nouveau jour put ainsi commencée.

Riwenn et Firielle, assis l'un à costé de l'autre, regardaient le spectacle qui allait s'offrir à eux. La scène devant eux estait remplie pour l'instant de la présence du Maistre de Cérémonies mais bientost les mannequins entreraient sur la piste à entendre ses dires.

Todo el mundo sabía que a la Reina Elena le gustaba la moda. Mejor dicho, le encantaba. Más aún, era adicta a ello. Sus múltiples funcionarios hacían cuentas diariamente de los gastos de vestuario de la monarca, y por ello la invitación que recibió para asistir a la semana de la moda en Louvre no había pasado desapercibida.
Fueron pocas las palabras las que dejó escritas a su marido para avisarle que partía hacia Francia, a ver las pasarelas, con la pequeña Alanna.



En tan sólo cuatro horas, todo el equipaje, la comitiva de guardias reales y funcionarios e inclusive su hija de cuatro años junto a damas de compañía y una niñera la esperaban alrededor del carruaje, con impaciencia, esperando poder salir pronto. Y así fue, pronto salieron y más pronto llegaron a Louvre.
Sin duda Francia era un Reino muy hermoso, así como alegre y centro indiscutible de la moda, en cuya corte los nobles se disputaban los puestos con más categoría en afanes de gloria y éxito. Aquel día además el Sol irradiaba con sus áureos rayos el jardín del Palacio de Louvre, y numerosas mariposas revoloteaban sobre tulipanes que daban aquella gota de color a todo el jardín, sumiéndolos en vibrantes rojos, vistosos amarillos y delicados violetas.

La infanta Alanna, de la mano de su madre, hablaba llena de alegría.

- Farfala! Farfala! -decía entre pequeños saltitos, procurando despojarse de la constante vigilancia de la Reina.

Ella, sin embargo, sonreía a su hija y la ordenaba comportarse, divertida por la escena. Que por cierto, iba vestida con un vestido de carmesí verde esmeralda, el cual resaltaba sus ojos verdes y rubia melena, acompañado por numerosas joyas de oro junto a esmeraldas y diamantes. No había escatimado ni lo más mínimo, pues sabía que los franceses tenían un gusto exquisito y ella, por supuesto, no sería menos. Y no contenta con su modelo, había escogido sus mejores zapatos con tacón, las mejores joyas para adornar su pelo y un voluminoso recogido, suntuoso entre los rubios tirabuzones que caían.

Se mostraba alegre por poder visitar aquellos parajes, y a su vez por tener la oportunidad de verse cara a cara con la Reina Beatrice, a quien esperaba ver. Por ello, y por muchas cosas más, hizo que la anunciaran ordenando a uno de sus funcionarios que se dirigiera a un ujier de los muchos que había a la entrada.

- Sa Majestée, la Reine Elena de Trastámara! Reine de Castille, de León, de Galicia, de Toledo, de Córdoba, de Sevilla, de Murcia, de Jaén et d'Algeciras, Princesse d'Asturias, Comtesse d'Alba de Tormes et Dame de Molina! -gritó el ujier, y al instante la Reina apareció, junto a su hija, seguida de su Guardia Real y sus damas de compañía.

Le habían dicho que aquel era el segundo día en que se celebraba la semana de la moda, y que justo ahora estaban en una pausa, por lo que aprovechó para dar un pequeño paseo y ver si lograba reconocer algún rostro. O si algún rostro la reconocía a ella primero.

Un frisson a secoué le corps du Marquis, en le rendant à la réalité. Trop de couleur pour son goût, habitué à la dorure poussiéreuse des plateaux intérieurs du Léon et de la Castille ou au gris perlé de la côte de la Galice. L'Hermine n'avait jamais été très amateur en Cortes, et celle-là blessait fortement son oeil unique sain.

A nai de Deus....- a marmotté.

Il a cloué le regard à sa Reine, qui il avait décidé d'inclure dans la cour. Il avait la sensation de ce qu'il n'avait pas été tout à fait casuel, mais n'arrivait pas à comprendre par qu'exact. Quand l'huissier a annoncé Elena, Astaroth a pris des positions dans un discret second plain, d'où il a commencé à évaluer les présents. Son visage, comme il correspondait à sa charge, était une masque d'impassibilité et de curiosité modérée, tandis que sa vision de héraut calibrait combien de blasons voyait.

- Vuestra Majestad, les deseamos la bienvenida en el Louvre. Por favor, y si queréis, vamos a mostrarle su sitio. Sin embargo, sus damas de compañía tendrán que sentarse en el cuarto rango. ¿ Vale?

Un soupir léger a échappé aux lèvres du Marquis de Gondomar et les Îles. Il savait que l'on ne devrait pas avoir rasé le menton, que tout de suite ils finissaient par le confondre avec une dame. Un sourire léger s'est insinué dans la commissure de ses lèvres. Il avait déjà la première anecdote de ce voyage pour sa petite fille. Sans doute, Mariane partait pour rire du joli aux dépens de son pauvre père.

Un escalofrío sacudió el cuerpo del Marqués, devolviéndole a la realidad. Demasiado color para su gusto, acostumbrado al dorado polvoriento de las mesetas interiores de León y Castilla o al gris perlado de la costa de Galicia. El Armiño nunca había sido muy aficionado a las Cortes, y aquella hería con fuerza su único ojo sano.

A nai de Deus....-masculló.

Clavó la mirada en su Reina, que había decidido incluirle en el cortejo. Tenía la sensación de que no había sido del todo casual, pero no alcanzaba a comprender el por qué exacto. Cuando el ujier anunció a Elena, Astaroth tomó posiciones en un discreto segundo plano, desde donde comenzó a evaluar a los presentes. Su rostro, como correspondía a su cargo, era una máscara de impasibilidad y moderada curiosidad, mientras su visión de heraldo calibraba cuantos blasones veía.

- Vuestra Majestad, les deseamos la bienvenida en el Louvre. Por favor, y si queréis, vamos a mostrarle su sitio. Sin embargo, sus damas de compañía tendrán que sentarse en el cuarto rango. ¿ Vale?

Un leve suspiro escapó de labios del Marqués de Gondomar y las Islas. Sabía que no debería haberse afeitado la barba, que luego acababan confundiéndole con una dama. Una leve sonrisa se insinuó en la comisura de sus labios. Ya tenía la primera anécdota de aquel viaje para su pequeña hija. Sin duda, Mariana se iba a reir de lo lindo a costa de su pobre padre.

Sonrió ante el ofrecimiento de Cl0e. Se había comunicado con ella mediante cartas y había accedido, halagada por su disposición, a que ésta le tradujese cuanto francés no entendiera. Además, iba a ayudarla a desenvolverse en aquel ambiente que, si bien no estaba acostumbrada a él, gustaba de ello como la Reina más cortesana que pudiera haber.
Por ello, sonriendo a Cl0e, asintió y respondió en su idioma, que vieran que la Reina castellana sabía desenvolverse en cualquier ambiente, incluso fuera de sus dominios.

- Il me plait, dame. -con un gesto de la cabeza la saludó y de inmediato habló nuevamente, notando la inquieta presencia del Marqués de Gondomar y las Islas- Espero que no haya ningún problema con el Marqués, el Señor Astaroth. Inclusive espero que no se siente junto a Nuestras damas. -bromeó, notando el gesto que éste profería con sutileza, cuando de pronto...

De pronto, y en mitad de los jardines, todos los presentes se apartaron abriendo paso en un improvisado pasillo a la monarca de Francia, la cual avanzaba por éste con la regia gracilidad que sólo los soberanos se podían permitir al tiempo que sus lacayos la anunciaban. En cuanto ambas monarcas se encontraron de frente (pues lo crean ustedes o no, lo hicieron =P), la de Castilla y León realizó un gesto con la cabeza, correspondiendo así con su homóloga.

- Majestad, -dijo la rubia, sonriendo a Béatrice- no pensábamos encontrarnos con vos, pues el desfile ha culminado por lo que vemos, pero sabe Aristóteles cuánto nos agrada que finalmente hayáis podido asistir. Majestad, permitidme que os presente a Nuestra hija, la Infanta Alanna, y al Par de Castilla y León, Marqués de Gondomar y las Islas y Señor de Valdecorneja, don Astaroth da Lúa, él dirige Nuestra comitiva.

Y realizando un austero movimiento con su mano, mandó a Astaroth que se aproximase lo justo para que la Reina de Francia pudiera verle, mientras que con su otra mano sostenía desde el hombro a la Infanta Alanna, la cual había realizado una graciosa reverencia, acostumbrada como estaba a que su madre le mandara practicar todo lo que aprendiese en las clases de protocolo. Porque vaya, era bastante divertido ver a una niña tan pequeña realizar una torpe reverencia que con el tiempo iría perfeccionando.

Elle sourit à l'offre de Cl0e. Elle avait communiqué avec elle par des lettres et avait accepté, flatté par leur volonté de le traduire comme elle ne comprenait pas le français. En outre, elle aiderait à faire face dans ce milieu, même si elle n'a pas servi à lui, elle aimait comme le plus courtois de la Reine qui pourrait se produire.
Par conséquent, Cl0e souriante, hocha la tête et répondu dans leur langue, ils ont vu que je savais l'espagnol Reine fonction dans n'importe quel environnement, même en dehors de leurs domaines.

- Il me plait, dame - avec un hochement de tête et a immédiatement salué parla de nouveau, en notant la présence inquiète des marquis de Gondomar et les îles. J'espère que vous n'avez pas de problèmes avec le Marquis, Seigneur Astaroth. J'espère même pas s'asseoir à côté de nos dames. - at-il plaisanté, soulignant le geste qu'il prononçait avec subtilité, quand tout à coup...

Soudain, au milieu des jardins, tout le monde était loin de donner cours à une allée de fortune pour la Reine de France, qui a progressé de lui avec la grâce royale souveraine qu'eux seuls pouvaient se permettre leurs laquais annoncé alors que le. Comme les deux monarques se réunit de plein fouet (parce que vous croyez le ou non, elles l'ont fait =P), la de Castilla y Leon fit un geste de la tête, ce qui correspond bien avec son homologue.

- Majesté - a dit le blond, souriant à Béatrice- pensée de ne pas vous rencontrer, puis le défilé a terminé afin voir, mais combien nous comme Aristote sait que finalement vous étiez en mesure d'y assister. Majesté, permettez-moi de vous présenter à notre fille, l'Infante Alanna, et la paire de Castille et Leon, Marquis de Gondomar et les îles et le Seigneur de Valdecorneja, Don Astaroth da Lúa, qui dirige notre parti.

Et par un mouvement austère avec sa main, envoyé Astaroth de s'approcher suffisamment pour que la reine de France pouvait le voir, tandis que son autre main il tenait de l'épaule à la princesse Alanna, qui avait fait un salut gracieux, utilisé comme il était d'envoyer sa pratique mère que vous avez appris dans le protocole de classe. Pourquoi aller il est assez amusant de voir une jeune fille faisant une révérence maladroite qui serait affiné au fil du temps.

La Reina de Castilla y León y muchomás se sorprendió al ver el caluroso saludo y recibimiento de la Reina de Francia, y sin dudarlo ni un segundo le sonrió y se acercó a ella, correspondiendo al abrazo que ésta le ofrecía.
Tras el abrazo, atendió a las traducciones que Cl0e les ofrecía y sin dejar de sonreír se volvió a Béatrice, dispuesta a agradecerle el ofrecimiento y entregarle una carta que mandó a sus embajadores hacer llegar hasta la Reina de Francia.

Pero lo cierto es que nunca llegó, ya que había algún que otro problema con las embajadas (ya sabéis, interferencias), y enfadada por esto, la propia Reina de Castilla decidió hacérsela llegar a la de Francia en la semana de la moda.

- ¡Estimada Béatrice!, tengo algo para vos. -dijo sonriéndole con complicidad, haciendo que dos lacayos con las armas de Castilla y León se aproximaran hasta ella con una carta y un animal- Llevo tiempo tratando de contactar con vos, pero no sé por qué mis embajadores no logran contactar con los vuestros. ¡De cualquier modo!, yo misma os haré entrega de algo que, aunque ya ha quedado como parte del pasado, quisiera que tuvierais en conocimiento, así como me gustaría entregaros éste animal como presente.

Orgullosa de aquel inicio de conversación, tomó la cría de leopardo de los brazos del lacayo, quien le ofrecía el animal junto a una reverencia, y acariciando al felino tras la nuca hizo ademán de entregársela a la Reina de Francia. El animal, mientras tanto, rugía, sin fuerza, tratando de imitar a la madre que ahora mismo le estaría buscando a lo largo y ancho de la sabana de África.

- Béatrice, se trata de un animal exótico que hemos mandado traer para vos desde África, y esperamos que os sepa velar y guardar de vuestros enemigos dentro de unos años. -bromeó, y era cierto, aquel pobre felino aún era demasiado pequeño- Además, si hay quien ose molestaros... Siempre podréis tirarle a los leones. -volvió a bromear, y riendo con suavidad realizó un gesto con la mano, ordenando que el otro lacayo le entregara a la Reina de Francia la carta, aún cerrada por el lacre.



Tras hacer entrega del regalo y de la misiva, la rubia volvió a hablar, esperando no ser demasiado brusca.

- Hemos mandado traer también algunos dulces de Nuestra Corona para las Infantas y la heredera al trono francés, esperamos que les plazca tanto como a Nos vuestro recibimiento. -dijo, haciendo después una reverencia inclinando ligeramente el cuerpo hacia el frente y agachando la mirada, en señal de respeto hacia la Reina francesa.

La Reina se alegró de ver cómo la de Francia trataba de hacer aproximaciones a ella. Sin duda se sentía muy cómoda en Francia, puesto que todos la trataban con mayores honores que a los que estaba acostumbrada, aunque si bien era que desde que era reina siempre la trataban así.
Se alegró también al ver que el regalo había logrado impresionar y agradar al mismo tiempo a Béatrice; sin embargo no esperaba que el animal reaccionara de aquel modo, "comiéndose" el guante de la Reina de Francia... Por un momento se sintió incómoda, en una situación tensa. No obstante hizo gala de afabilidad y sonrió ante las palabras de la de Francia, correspondiendo a su ofrecimiento y cogiéndola también del brazo, siguiéndola después por los jardines del Louvre.

- Así es, mi estimada amiga. Tan sólo es un cachorro y habréis de adiestrarle. Os aconsejo que le adiestréis para que os podáis librar de ciertas presencias un tanto... Incómodas. Al fin y al cabo, tanto vos como Nos conocemos los infortunios de la política. -sonrió, dejando escapar una leve risa, suave y modesta, tornándose después hacia Attia, a la cual no lograba reconocer en un principio- Tenéis razón, Béatrice, será mejor que nos retiremos y hablemos en un lugar más tranquilo de nuestros asuntos, pero... ¿Os importaría que nos acompañara aquesta dama que vemos?, nos hizo unos vestidos preciosos y aún la estoy muy agradecida por ello.

Resultaba ciertamente extraño que una reina tuviera aquella consideración con alguien que había hecho su trabajo ante los deseos de una soberana, pero lo cierto era que Elena era de natural alegre, agradecido y afable, entre otros, como soberbio, orgulloso, vanidoso, ambicioso, etc. etc. etc. ...
Y resultó más extraño cuando Elena pidió a Attia que se aproximara a ella con un gesto de la mano, sutil y cuidadoso, que se podría decir que casi acariciaba el aire. Con tranquilidad, se dispuso a hablar dirigiéndose a la misma.

- Tú eres Attia des Juli, ¿no es así? -la preguntó, y esperando su respuesta le miró a los ojos sonriéndole. Sí, era ella. Recordaba sus oscuros y hermosos ojos.