Rose_de_anthares
La de Pern seguía igual, sin cambiar la mirada, con los ojos puestos en quién habían invadido la tierra que ella amaba. Vió sus acciones, oyó sus palabras y todo aquello le parecía muchas palabras vacías.
- Me decis sois soldados, que buscáis honor a través de las armas, demasiadas cosas incomprensibles para quienes han invadido un reino en paz, hundido barcos mercantiles con inocentes a bordo y tomado una ciudad hiriendo a quienes la protegían.
Se sintió animada a llevar la mano al cinto por sentir a su pueblo atacado, pero la flameante bandera blanca le recordó la situación que estaban, y aún así el amplio campo le parecía un lugar perfecto para chocar aceros y saber de quién era el honor.
- Este reino no tiene riquezas que podáis conquistar y no es necesario me insistáis en qué no la buscáis. Hasta que habéis llegado a perturbar este amado reino, el pueblo, unido, trabajaba para solventar sus problemas económicos generados por las constantes guerras que en antaño asolaron estas tierras.
Se acercó unos pasos, la serenidad invadió su semblante pero aquello no calmó la firmeza de su voz - Este reino no desea guerras, habéis errado el lugar para probar vuestro acero, si tan orgullosos os sentís del honor que supuestamente gobierna vuestra espada, partis ya mismo de Valencia y no volváis a pisar estas tierras.
El viento pareció arremeter en esos instantes golpeando los estandartes entre sí. Sus capitanes, nerviosos, miraban la escena sin mediar palabra. La de Pern continuó - si por el contrario más que honor es sed de sangre lo que sentís, abandonad la ciudad y enfrentaros a nuestro ejército en campo abierto.
No retrocedió paso alguno esperando la traducción de Cesar. Esperaba no equivocarse respecto al que tenía en frente, siempre existía una primera vez pero su institnto jamás le fallaba. Ante ella habían un militar.
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