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Info:
La Jura del Fuero, acto solemne donde el rey de Castilla debe profesar su defensa por la ley máxima del reino. Aquí fueron recibidos los invitados a la ceremonia.

Recepción de la Jura del Fuero

Zebaz
Con la llegada del año nuevo, la corona de castilla empezaba con su trabajo y ser la representación de todos los castellanos. Empezando por jurar ante los notables del reino, el fuero, la ley mas representativa y que mejor reflejaba aquel reino.

Ante la puerta del Salón, donde el Rey juraría ante todos el fuero. Zebaz, estaba parado vigilando y controlando a todos los invitados. Recibiéndoles e indicándoles.

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Vibora


Por una vez, los Guzmán-Astarribadebirra fueron los primeros en llegar. Al ver todo vacío de carruajes a la entrada, Adii alzó las cejas y comenzó a protestar.

- ¿Me traes a la carrera y aún no hay nadie? ¿Casi ni me das tiempo a arreglarme para ahora tener que esperar? ¿no decías uqe ya había empezado?

- Adii, por una vez en la vida vamos a llegar a tiempo

- ¡Jum!
- bufó la de La frontera.

Así, protestando Adii, Víbora en su mundo y Erik pendiente de todo, llegaron a la puerta del salón, donde el de Illueca estaba esperando a los testigos de la jura.

- Muy buenas, barón- dijo Víbora haciendo una leve reverencia y entregando las citaciones- don Víbora de Guzmán y Astarribadebira, señor de Sanlúcar de Barrameda y Par de Castilla, su esposa doña Adii García de la Torre, vizcondesa de La Frontera y Par de Castilla, y el heredero de ambos feudos, don Erik de Guzmán-Astarribadebirra y García-Torre

- Hola- dijo el pequeño Erik alzando una mano a modo de saludo.

Sabía perfectamente que el viejo Borja conocía sus títulos, pero disfrutaba pregonándolos a los cuatro vientos, que eran títulos ganados con mucho esfuerzo.

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Cyliam


Rebuscaba en los baules, tambien en los armarios, no encontraba el vestido adecuado, y eso que tenia como docenas de ellos, cada uno de un color, con bordados mas o menos vistosos, unos mas elegantes, otros no tanto.

Los zapatos habian sido elegidos, aunque no por ella, claro esta, sino por la mora que siempre la obligaba a llevar aquellos zapatitos tan horteras, las medias de lana fina descansaban sobre la cama junto a la capa negra, al final dio con un vestido, uno que no recordaba haberse puesto nunca, lo miro de reojo, extendiendolo sobre la cama y decidiendo si era o no digno de llevarlo.
Al final decidio que no quedaba otra, el tiempo se echaba encima, y Miku ya estaba vestido desde hacia un buen rato, ademas desde el segundo piso escucho los cascos de los caballos, para una vez que el cochero podia llegar tarde hacia lo contrario.

Se vistio con prisas, rebusco en el cajon unos guantes y ademas de sacarlos, con ellos se llevo a Diablo que se habia dedicado a mordisquear la lana de todos y cada uno de los dedos del guante. - Era mi unico par de guantes, dita bestia, a ver como soluciono yo esto. Dejando al huron sobre la cama bajo corriendo las escaleras, robando un fugaz beso a su esposo entro en la cocina para arreglar el desastre del huron, solucion, cortar los dedos de los guantes y que nadie se fijara.

- Listo, ya estoy. Dijo enseñandole a su esposo el vestido elegido. Con una sonrisa se agarro al brazo del rubio y caminaron hasta el carruaje, por lo menos aquel dia no nevaba, aunque hacia un frio de mil demonios.

El camino, como todos los caminos debia ser aburrido, salvo que la compañia del rubio no dejaba que nada fuera aburrido, sino todo lo contrario, no le daba tiempo a aburrirse entre las miradas complices, los besos y las palabras que se dedicaban uno a otro.

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Polipau


El carruaje de Polipau había sido aparcado al lado d la puerta, el bajo y se dirigió a palacio.

Al entrar se quedo boquiabierto, era la primera vez que entraba en el palacio donde meses atrás había visto vivir a los anteriores reyes.

Dentro todo era de mármol de un color platino muy brillante, se dirigió hacia el salón y encontró al Barón de Illueca esperando a todos los invitados.

-Buenos días - le dijo haciendo una reverencia con la cabeza.

No espero que le diera paso, y entro con paso decidido en el salón donde se iba a jurar el Fuero por el Rey Carolum.

Fue caminando hacia los demás invitados pensando que habían llegado pocos y los saludo con un débil -Buenos días caballeros

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Lmgandul


El cura andaba a paso ligero por los pasillos hasta llegar al salon donde se iba a celebrar la ceremonia, como era hombre de gustos vestia su tunica de fraile cisterciense y zapatos y guantes de cuero, o lo que es lo mismo igual que todos los dias.

En la puerta se encontraba el viejo baron de Illueca.

Baron, muy buenas , dijo entregando la invitacion recibida, a ver si va la cosa rapidita que tengo mucho que hacer..

Y continuo andando hacia el interior del salon para hablar con el resto de invitados.
Sirdrakkar



Sir Drakkar se disponía a cruzar la puerta para presenciar un acto que iba a ser importante para el destino de los Castellanos, así que escogió un uniforme de gala con motivos Templaríos para la ocasión. Esperaba que nada empañase tan bonito atuendo. También se esmeró en superar una larga maldición familiar que le impedía ser puntual en las citas más importantes.

Tras ver al Barón de Illueca le dedicó una reverencia y le dijo:
- Mis saludos Señor de Illueca, soy Sir Drakkar, caballero de la Corona de Castilla, y aquí tenéis mi invitación a tan importante acto. - Drak le tendió a Zebaz su documento que le acreditaba a presenciar el acto.

- No estás haciendo una inclinación que un Barón se merece Drak. - Le susurró una voz de ultra-tumba solamente perceptible por Drak, era su noble antepasado Sir Galeón, siempre pendiente de Drak desde el más allá, y él cuál sólo podía ver el propio Drak y la gente que desease Sir Galeón.

- Ahora no, mi noble antepasado! - Le protestó Drak en voz muy baja, aunque igual no lo suficientemente baja para que el de Illueca no lo escuchase.
Mikumiku


Era su primera vez en un coche de caballos como aquél, y se sentía extrañamente superior, a la vez que le desagradaba por estar "demasiado cómodo" y tan encerrado en una caja. No se convertiría nunca en su medio de transporte habitual, eso seguro. Sin embargo, con la señora de Fisterra a su lado podría ir cómodo hasta en la boca de un dragón. No podía dejar de mirarla de arriba abajo, de regalarle carantoñas y pillerías a cada momento. Estaba radiante, preciosa, elegante. Se le quedaron cortos todos los piropos que se sabía a lo largo del viaje y no es que fueran pocos precisamente.

Y aunque no le hubiera importado a Miku que el viaje durase unas horas más, éste llegó a su destino bien de tiempo. El caballero bajó primero, chocando con toda la señora rasca de frente, y el primer instinto fue taparse bien. Señora... Le tendió el brazo contento desde el pie de la escalerilla, que conocía que Cyl era muy de tropezar en esos baches. A demás, con el frío vendría mejor ir juntitos. Mejor que el Salón no estuviera muy lejos.

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Zebaz
En la puerta junto a los dos Ujieres del Alcázar, Zebaz, repasaba las lista de invitados. Aun no tenia el gusto de conocer a toda la alta clase de Castilla, y esta seria una ocasión especial para empezar a conocerles.
Junto a los dos Ujieres, el Barón de Illueca, se encargaría de recibir y atender a los invitados, uno de los Ujieres le indicaría de quien se trataba cada persona que se acercaba a la jura. Y el otro, los anunciaría.

Los primeros invitados llegaban. El Ujier susurro al Barón, de quienes se trataban. Este poco caso le hizo pues ya conocía de quien se trataba. Como no podía ser de otra forma, por suerte o por desgracia conocía a la gran mayoría de todos los paganos del territorio.


Saludos Excelencias. Dijo inclinando levemente la cabeza. Me gusta ver, que sois los primeros en asistir a la recepción. Pues que menos que los consejeros del Rey, den ejemplo y se presenten en condiciones. Y en su rostro se reflejo una sonrisa. Menos mal que no os presentasteis como paganos!! Que era lo único que os faltaba. Y miro directamente a la Vizcondesa, pues una vez lo saco de la taberna, como a un mendigo que va a pedir limosna.
Hay que dar una buena imagen y tener una presencia, y no seria agradable que alguno de los invitados se molestase o llegase a incomodarse. Y miro al de Sanlúcar. Espero que el Rey, os convenza, y podáis ver de alguna vez el verdadero camino.

Pero no era el momento para empezar una discusión entre aristotélicos y paganos. Había gente a la que atender, y el Barón con un gesto indico al Ujier, para que anunciase a los llegados.

Sus Exelencias los Vizcondes de la Frontera, Señores de Sanlúcar, junto a su hijo el Señorito Erik!! Dando un bastonazo en el suelo.

Zebaz le miro de arriba a bajo y le dijo:
Cuidadito con ese garrote y a ver donde le das... que como me des en el pie te lo estampo en la cabeza. Y dale mas para allá, que no me fió!!! Que la ultima vez que estuve aquí, ya me pisaron el pie enfermo.

Y otro invitado llegaba. El Ujier le indico que se trataba del Alcalde de Soria. Pero este casi no le dio tiempo a pararse. El de Illueca, se quedo parado no sabia ni que hacer ni que decir.

Parece ser, que el Alcalde tiene prisa, o hambre ... Que sea anunciado igualmente.

El Ilustre Señor Alcalde de la Ciudad de Soria!!

Zebaz había prometido comportarse y ser todo un buen hombre, atendiendo a todos los invitados, muchos no le conocían y la primera impresión debía ser buena.

Donde vas!! Donde vas así!!! Pero al ver al Cura Gandul, no pudo evitar gritarle antes de que se acercase a la puerta.
Ya puedes irte a tu habitación y cambiarte de ropa!! Como se te ocurre venir con esa túnica toda sudada y con olor a meao de gato o de choto, no se bien, a un acto tan importante?
Vete a ponerte algo mas serio, que eres el Chambelán del Rey...
Y estirando los brazo dijo. Un poco de presencia, que luego la gente habla y critica, y hoy viene toda la alta sociedad de Castilla. Y tu con la túnica que tiene mas años que Aristóteles!! Lo que hacen los curas por ahorrase cuatro miseros escudos, que siempre van con la túnica que les regalan. Mientras lo empujaba a que se fuera a su habitación a cambiarse. Viejo agarrao!!

Otro invitado mas, se acerco. El Ujier le indico que se trataba de un Caballero de la Corona, Sir Drakkar.
Inclino la cabeza levemente y le saludo.


Bienvenido seáis Caballero Drakkar. Puede usted pasar al salón.

Indicándole al otro Ujier que le anunciase.

Su Exelencia el Caballero de Castilla y León Drakkar!!

Miro nuevamente al Ujier como golpeaba el bastón metálico en el suelo. No se fiaba de que en algún despiste le pudiese golpear a su pie. Pero mientras daba paso al Caballero Drakkar, este pareció hablar y decir algo.
Necesita algo Caballero Drakkar?
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Sirdrakkar



Drak miró unos instantes al Señor Barón buscando una excusa para evitar cometer un desliz y no lo tomasen como un loco que hablaba consigo mismo. Y como maestro de la improvisación que podía llegar a ser le respondió:

- Oh nada Señor, pensaba que se me había desatado la bota, pero no, la llevo bien, ya se sabe que los piés hay que tenerlos bien cuidados, muchas gracias de todos modos. - Le hizo otra reverencia mientras se adentraba en el salón.

- Esa reverencia sobraba Drakito. - Le volvió a susurrar Sir Galeón en tono de burleta.

Drak se tuvo que morder la lengua para no soltar otra burrada y perder la compostura. Todo lo más pensó 'Odio cuando se me pone tan puntilloso'. Sabía que su noble antepasado le leería la mente, pero no le importaba soltarle la puyita .
Kurt


Llegó al lugar bien engalanado, con traje negro acompañado por una pequeña golilla a juego que abrigaba su cuello del frío y además adornaba su figura. Una banda roja con finos bordados dorados daba el toque final a su vestimenta. Al llegar a la puerta no pudo más que sonreir al encontrarse a su primo Zebaz recibiendo a la gente.

- ¿Y a quien se le ha ocurrido poner a un Barón de portero? - reía Kurt al llegar a la altura de Zebaz. - Espero que al menos esté bien remunerado, no os hacía de ujier. - sonrió, y esperó unos segundos para contemplar la reacción del de Illueca. - Nah, me alegro de veros Zebaz, siempre es un placer estar en familia. - y le estrechó la mano al Barón. - Por cierto, me he enterado de vuestro divorcio, lo siento. Aquí estoy para lo que necesitéis.

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Urania


Con un gesto de "dónde vamos a llegar", Urania llegó a la sala de la jura del fuero. Otra vez. Esto parecía el día de la marmota.

Pero es que en esta ocasión había novedades: el curagato ponía a trabajar a la familia y he ahí a Zebaz como el portero de Bifröst, pero con uniforme. ¡¡Habráse visto!!. ¡¡Como en los restaurantes chinos dentro de cientos de años!! ¡¡Donde trabajan el padre, la madre, los hijos, los primos, ese que no sabemos quién es pero que se parece al resto...!!. Sin duda, los Borja serían el primer ejemplo de negocio familiar encubierto. A saber cuántos habría... un misterio... aunque ya estaban trabajando en su localización y conteo.

La de Winter suspiró, preguntándose dónde estaría el del PARARÁPAPÁ, ese chico tan majo. Seguro le habían hecho un ERE (expediente de regulación de empleo, o "todos a la calle", algo que se pondrá muy de moda también, ya veréis ya). Llegó junto al Barón, que le pidió la identificación, edad, propiedades, dirección de la primera residencia, ficha dental y partida de bautismo para dejarle entrar. Y la mujer volvió a suspirar

- Barón... no me voy a casar. ¡Y tampoco me voy a bautizar, leñe! ¿Podéis hacer el favor de dejarme entrar? Tampoco hace falta que me anunciéis, si aquí me conocen todos... mire cómo tiembla aquel lacayo de allí, mire, ¿lo ve? Pues ese, un día, equivocó el lugar de unos jarrones. Aún debe de recordar mis gritos...

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Lmgandul


El choque entre viejos fue inevitable, el viejo baron gritaba al viejo cura por su atuendo.

Que se aparte! ya!, estamos en crisis hombre! ahi que ahorrar, dijo dandole un empujon al de Illueca. Y continuo andando murmurando tanto gastar, tanto gastar, que gente mas malgastosa, despilfarradores, asi va castilla que tenemos un agujero mas grande que medio reino, austeridad es lo que necesitamos no tanta ropa nueva y tantas paparruchas y siguio murmurando por la sala.
Marta296


Ni que decir tiene que aquella mañana la casa de la de Santillana era como un hervidero de gente. Unos corriendo para acá, otros para allá. Marta se dedicó a arreglarse encerrada en su habitación.
Aunque el ánimo no estaba como para salir a pasear, aquella ocasión lo merecia. Poco a poco el bullicio se fue tornando en calma. Aprovechó para salir discretamente. Aquel era su primera salida tras su separación y no queria encontrarse con nadie hasta que llegara a su destino.


Una vez allí, encontró a Zebaz, acompañado de un par de ujiers. Parecia discutir con alguien, pero aquello no era nada extraño en el.

Bueno, no creo que necesite acreditarme pues... se dijo en voz baja.
Hinchó el pecho y fue con paso decidido.


Buenos dias, Zebaz. ¿Podrias indicarme cual es mi lugar, por favor?

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Ruy_tristan


-¡Só mio ragazzo!

El caballo, negro como la noche, paró lentamente delante de la puerta de palacio. Ruy se bajó y lo mandó guardar en los establos los cuales tenían fama de no alimentar bien a los caballos y si se quedaban mucho tiempo allí salían tísicos. Observó que pasaron a su caballo y se propuso a entrar en donde se celebraría la ceremonia de jura de fuero por parte de su primo Carolum, nuevo Rey de Castilla y León, y él cual le había nombrado Jefe de la Diplomacia. Así, se aproximó al portón, rodeado de guardias que vigilaban las entradas y las salidas de palacio y pedían acreditaciones a todo aquel que pasaba. Uno de los hombrecillos que allí se encontraban, y que logró observar en tanto galón y medalla fue Zebaz y se acercó a él.

-Querido Zebaz, menudo trajín ya desde por la mañana. A la noche acabarás reventado.-dijo el Borja con una leve sonrisa pícara.

-Anuncia que Ruy Tristán de Trastámara Borja ha llegado. He aquí mi invitación la cual vos mismo me hicisteis llegar a mi mano.

Enseñó la real carta, escrita del mismo puño del de Illueca y él reconocío su caligrafía, limpia y decorada, sin manchones de tinta, el Campeador había trabajado muy bien el arte de la prosa.

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Fadrique


El Prelado no era dado a alardes ni ostentaciones, pero esta vez no le quedó otro remedio que utilizar el carruaje del Obispado. Y es que había dos buenas razones: una la jura del Rey, lo cual ya era motivo suficiente, y dos su pierna gotosa que no había dejado de darle la lata desde la Navidad.

Con ayuda de Peralonso, bajó del vehículo pensando en la cara que se le pondría a su tía y a Miku cuando lo vieran llegar a la recepción habiendo faltado a su boda. Espero que entiendan las circunstancias. pensó mientras a duras penas y cojeante se acercaba hasta el Barón de Illueca.

¡Maese Zebas que honor verle de nuevo!. Aquí tiene mi acreditación. Y tras alargarle el documento se acercó ligeramente al oido del Barón susurrandole: He escuchado algunas noticias sobre apostatas por amor, supongo que de eso no sabreis nada, ¿verdad?. Quizás deberiamos hablar del tema largo y tendido en cuanto tengamos ocasión. Le dijo mirandole fijamente a los ojos.

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