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[RP-Abierto] Coronacion de SM Carolum I

Urania


Era una mañana fría, las nubes se habían retirado y eso había bajado la temperatura. La de Santillana acudió a Palacio envuelta en una gruesa capa, a primera hora de la mañana. Saludó con la cabeza a los funcionarios y soldados que custodiaban el lugar, se interesó por la salud de hijos y esposas, y se dirigió a la antesala del salón del trono, donde esperaría al resto de la comitiva real que saldría hacia la catedral.

Un trabajador de palacio le trajo un vaso de leche caliente, que agradeció efusivamente: qué frío hacía esa mañana, le serviría para calentarse las manos en la espera.

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Amarrouse


¡Una coronación!. ¿Que hago yo en una coronación? ¡Si no soy nadie! Ay si mi madre me viera,… a mí entre tanta gente importante. Y con invitación. ¡¡¡La invitación!!!

Rouse paró en seco tres calles antes de llegar a la plaza. Palpó con cuidado sobre la capa de lana que llevaba para resguardarse del frío pero no logró encontrarla. Sintió como el pulso se le aceleraba.

¡¡No la habrás perdido!! Temblando como una hoja, en parte por el frío y en parte por los nervios, se quitó uno de los guantes que cubrían sus delicadas manos para poder desatar el lazo de la capa. La abrió lo suficiente como para poder atisbar los bolsillos interiores. Una esquina del legajo real asomaba un poco y la joven volvió a respirar. Uff está ahí.

Anudó de nuevo y acelerando el paso se dirigió a la catedral. Esperando que las bajas temperaturas y el viento helador no quisieran ser testigos de excepción de la ceremonia.



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Alcaldesa de Soria. Portavoz del Consejo de Castilla
¡¡¡Todos juntos podeeemos!!!!
Vladie


Nunca le digas que no a la comida, Cuerva - Dijo la mora mientras trataba de estirar el único vestido que tenía. Ése, el que hizo en sus comienzos como sastre, ése que le había quedado TAN pero TAN mal que nunca pudo vender.

¿Así está bien? - Preguntó a la otra mora, que se limitaba a asentir sin detenerse a pensar siquiera qué le había preguntado.

¡A Burgos! y las moras salieron.

¿Llegarán al coronamiento del rey? ¿No se quedarán dormidas por la resaca en el medio del bosque, en compañía de ardillas? ¿Estarán, en realidad, planeando cómo matarlo y hacer honor a su suscripción al gremio de coperos? Que si lo matan durante la coronación se mueren todos de envidia, fijo. Y mira, si hasta pueden culpar a la de arriba que tiene la misma cara que la cuerva.

Continuará....
(si no da fiaca rolear)

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Taresa


Taresa dio un respingo al notar algo que le apuntaba la espalda, pero quien lo hizo no se había molestado en disimular mucho la voz.

-¡¡Buenos días!!-se dió la vuelta y abrazó a la señorita Godiva. -¿Preparada para una larga mañana? Aún queda mucho, no os habéis perdido demasiado. ¡Mirad, el Primado!-no señaló porque se estaba reformando, sabía de sobra que lo de apuntar con el dedo estaba feo.-Espero que Gonzalo vuelva antes que mi madrina... ah, miradla, ahí está-la saludó con la mano. -Por cierto, señorita Godiva, ¿quién creéis que investirá al rey con cada objeto? Mira que he intentado sonsacarle a mi madrina pero no ha dicho nada... Apostaría a que la corona se la pone Su Eminencia el Primado, que tiene pinta de ser lo más importante: quedaría el manto, la espada y el cetro...

Iba a seguir, pero reconoció otra figura entre los asistentes y se despistó, como tenía por costumbre.

-¡¡Rouse!! ¡Mira, es la señorita Rouse! ¡Cuanto tiempo!

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Amarrouse


No lograba evitar que los dientes le castañetearan. Sabía que los labios se le estaban poniendo morados.

Si es que el vestido debería haber sido más abrigado. Si ya lo sé. Pero es taaan mono.

En sus pensamientos estaba cuando de pronto…

-¡¡Rouse!! ¡Mira, es la señorita Rouse! ¡Cuanto tiempo!


¡¡Taresa!! ¡¡Guapa!! ¿Qué tal? ¿Cuanto hace que no nos veíamos? Dime que también estás invitada a esto. Al abrazarla con fuerza se percató de que la gente que allí las rodeaba las miraba con extrañeza. Ninguna cara conocida hasta…

¡¡¡Godi!!! Madre mía. ¡¡¡A ti si que hace tiempo que no te veo!!! Soltó a Taresa para abrazarse a Godiva. Estás preciosa. Que bien te sientan los aires pucelanos, ¡niña! Ya me contarás que tal te va todo. Hace mucho que no vienes por Soria eh! ¿Ya no nos quieres o que?

¿Venís las dos a la coronación? A mí me tocó por miembro del consejo pero no sé,... son gente muy importante la que va a estar y yo no pinto mucho pero no quería hacer un feo al rey. Quedaría un poco de mal educada. ¿No creéis?




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Alcaldesa de Soria. Portavoz del Consejo de Castilla
¡¡¡Todos juntos podeeemos!!!!
Fadrique


Buenos días Hermano Fadrique. Veo que el Altisimo sigue regalándonos con generosidad, este luminoso y tranquilo día, ideal para la Coronación de nuestro Rey.

Buenos días, Hermana Marled. Dijo el Prelado levantándose de su asiento y besando en ambas mejillas a la Obispo de Osma en señal de respeto.

Efectivamente un día magnífico para la coronación, aunque excesivamente frío para mi gusto. Tomemos asiento pues esto va para largo ya que tengo entendido que la comitiva real aún no ha salido de Palacio. ¿Se os apetece algo de caldo caliente?. ¡Es reconfortante!.

Por cierto, he mandado a mi ayudante a preguntar al Deán si todo esta listo para la ceremonia.

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Lurien.


La joven rubia iba corriendo por las calles para llegar a tiempo a la coronación del rey. Se habia puesto un vestido que le habían prestado, de color negro y un cinturón rojo, tenía los hombros al aire libre, pero se dejó su larga melena rubia suelta, para que le tapara un poco su blanca piel, que resaltaba con aquel vestido.

Iba jadeando por la carrera y por la muchedumbre que se veía por las calles de Osma, ya intuía que estaba cerca de la plaza.
Al llegar se paró en seco, respiró hondo y se puso a buscar entre la gente.
A lo lejos vió una melena pelirroja, su prima. Conforme se fué acercando fué reconociendo a las demás que estaban allí, Taresa y Amarrouse.
Con una enorme sonrisa aceleró el paso de nuevo, para llegar hasta las chicas.
Con un abrazo a Taresa, las saludó.

- Hoooollaaaaaaaaa ¡¡¡¿¿como va la cosa??!! ?ha venido ya el rey?

La joven soltó a Taresa y besuqueó a su prima y luego con una sonrisota miró a Amarrouse, hacía tiempo que no la veía y le hacía mucha ilusión verla por allí.

- ¡¡¡Rousse!!!! ¡pero guapa que estás! ainsss que bien verte por aqui preciosa, ¿ como estás? cuentame ¿ como te va todo?
Luego le dió un fuerte abrazo.
Estaba muy feliz, se había levantado así.. ¿ por qué será? La joven se unió a las tres chicas.. ya tenía ganas de que empezara la coronación.
Se puso de puntillas y miró a todos lados.. por si veia a alguien más.
Amarrouse


Aún no había acabado de saludar cuando una melena rubia se abalanzó sobre Taresa. Al principio no la reconoció pero al girarse para saludar a Godi lo tuvo claro

¡¡¡Lurien!!!

¡¡¡Rousse!!!! ¡pero guapa que estás! ainsss que bien verte por aqui preciosa, ¿ como estás? cuentame ¿ como te va todo?

Pero ¡¡mirate!! Si estas estupenda. Que te has hecho en el pelo. Estas más guapa,… más mujer. Sea lo que sea te ha sentado de maravilla. Por Soria bien. La cosa está animada. Muchos nacimientos y mucho trabajo pero no me quejo. Ya sabes que me gusta estar ocupada. ¿Y tu? ¿Por donde paras? Sigues en Pucela, supongo. ¿Cuándo vendrás a vernos? Vente con tu prima a ver si las dos os animáis a pasar unos días en Soria. Jimena se alegraría mucho de tu visita.

Rouse temblaba de frío pero hacía tanto que no las veía que no quería perder oportunidad de charlar un ratito con ellas.

Chicas… vais a entrar, ¿verdad? ¿Y si seguimos la charla a cubierto? Seguro que en el templo no hace ni la mitad de frio que aquí y si nos posicionamos bien en el pasillo veremos a todo el mundo desfilar. Me han llegado rumores que la Marquesa de Santillana se va a poner uno de los vestidos que heredó de la difunta Reina Elena. A ver si se pone uno de esos sostenes de pedrería tan famosos en aquellos tiempos…


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Alcaldesa de Soria. Portavoz del Consejo de Castilla
¡¡¡Todos juntos podeeemos!!!!
--Gonzalillo_el_monaguillo


Mientras vagaba por las calles de la capital, Gonzalo había tenido la oportunidad de ver las actividades de la gente que celebraba la coronación por las calles. Había escuchado juglares, curioseado por los puestos callejeros y se había entretenido viendo las banderolas que colgaban de algunas ventanas. La gente se reunía en las esquinas para abrir barriles de vino y cerveza y brindar a la salud del rey. La bebida llevaba a algunas disputas, sobre todo porque se habían reunido en Burgos gentes de distintas procedencias, pero la guardia estaba atenta patrullando y nada parecía llegar muy lejos.

Poco a poco se había ido alejando de la zona de la catedral, y empezó a rondar por callejas más oscuras, pero igualmente concurridas. Un par de mujeres le dijeron barbaridades desde una ventana y luego se rieron de él. Un poco más lejos encontró un grupo de zagales que azuzaban a dos perros. Se acercó a ellos y al poco entabló conversación.

El que llevaba la voz cantante era un muchacho grandote que escupía por el colmillo y decía que había sido tambor del ejército almogáver. Su segundo, al que llamaban El Piernas, tenía la cara llena de granos y el pelo cortado a trasquilones. Después de ver pelear a los perros siguieron dando una vuelta y Gonzalo se les unió.

Todo era muy divertido, pero empezó a dudar cuando, con la mayor naturalidad del mundo, se llevaron todo lo que pudieron de un puesto callejero, mientras uno de los miembros de la pandilla distraía al dueño. Iba a decir algo, pero se calló mientras caminaba con los otros muchachos, que reían y festejaban la hazaña como si todo fuera una broma. Gonzalo sólo había robado una vez: los chicos de Osma habían hecho una apuesta, y le tocó tomar unas cebollas de un puesto de verduras. Su madre se había enterado y le obligó durante dos semanas a trabajar para el vendedor como castigo, y después lo había arrastrado a la catedral para que lo desasnaran y lo convirtieran en un hombre de provecho. Y en ello estaba, aunque no sabía si eso de ser hombre de provecho le gustaba mucho.

Después de varios paseos, se sentaron en las escaleras de una iglesia a jugar a los dados: Gonzalillo empezó bien y se fue animando, pero más tarde le vino una mala racha y acabó perdiendo todo el dinero que había traído. Podría haberse retirado en ese momento, pero estaba seguro de que en la siguiente partida la suerte iba a ser suya. El problema era que no tenía más que poner...

-Apuesto mi roquete-dijo convencido. La sobretúnica era de lino bueno, y sabía que a su madre le había costado un ojo de la cara.

Los otros se rieron y gastaron varias bromas sobre monaguillos y vestiditos, pero pidieron verla, y con ojo crítico dictaminaron que servía para cubrir la apuesta. Así que empezó una partida más: allí, preparado para jugar, la seguridad se le fue desvaneciendo y negros pensamientos empezaron a rondarle. Si perdía el roquete, la señora obispo le iba a soltar una buena regañina, y Taresa lo iba a llevar a su madre de las orejas. Y su madre... mejor no pensar lo que le haría. Si no quedaba más remedio, prefería decírselo a la propia Taresa antes: era lo bastante pardilla como para intentar recomprar el roquete para cubrirle las espaldas, si ponía cara de pena. Del tirón de orejas no se iba a librar, pero eso sólo dolía en el momento. Tomó aire y lanzó los dados.

-Tú ganas-le dijeron. No pudo evitar un gesto de alivio mientras recuperaba a toda prisa la túnica y el dinero: sonaban las campanas y se dio cuenta de que se le había hecho tarde. No notó en ese momento la mirada que compartieron El Piernas y su jefe.

-Bueno, tengo que irme ya. Es la hora...
-No, no tan rápido-
los dos pillastres se levantaron. -Queremos la revancha.
-No puedo quedarme. Yo...


Dio un paso atrás, mientras se fijaba en las caras del grupo de chicos. Decían a gritos: "a nosotros no se nos dice que no". Un par de ellos hicieron crujir los nudillos.

"Señor, si me dejas llegar a salvo no volveré a meterme en líos. Haré todo lo que digan mi madre y Monseñora Marled. Y no volveré a beberme el vino de misa... bueno, eso sólo fue una vez."

Echó a correr como alma que lleva el diablo entre los viandantes, intentando ganar distancia. Por el rabillo del ojo veía cómo le seguían mientras elegía las calles más transitadas para poner gente entre ambos. Había renunciado a intentar darles esquinazo, porque sabía que era inútil: él era forastero, mientras que los otros se conocían las callejas al dedillo. Llegó al fin a la calle detrás de la catedral, patrullada por la guardia tal y como la había dejado.

-¡Tengo que pasar! Ayudo en misa!-jadeó, enseñando el roquete, y el guardia le hizo un gesto de reconocimiento: por suerte, era el mismo que estaba a primera hora cuando él y Taresa salieron de la sacristía. Echó una última carrera hasta la puerta, y creyó ver que el guarda detenía a los otros chicos, pero no se paró. Cerró la puerta tras de sí y se apoyó en fuera cerrando los ojos, con la sensación de que el corazón se le iba a salir por la boca en cualquier momento. Cuando los abrió un hombre lo estaba mirando.

-Go-gonzalo de Osma... Acólito de Monseñora Marled. No llego tarde ¿verdad?
Carolum


De las balaustradas de los balcones del palacio, colgaban las enseñas reales de Castilla y León, mecidos por la suave brisa de aquella mañana. Guirnaldas de flores blancas adornaban los enrejados de la primera planta. Un batallón de la Guardia Real estaba en formación con las trompetas y tambores esperando ante las puertas de palacio, que se encontraban cerradas desde la noche anterior.

Eran casi las doce de la mañana, cuando cuatro guardias embozados en sus bruñidas armaduras de frío acero, abrieron las dos pesadas hojas de roble claveteado, dejando paso libre. Los tambores empezaron a redoblar y las trompetas sonaron estridentes y metálicas. Del interior llegó el sonido de cascos de caballería. En perfecto orden salió la comitiva real, con el Secretario Real a la cabeza, portando el estandarte de Castilla y León, seguido de los heraldos, de algunos nobles y del rey. Avanzaban lentos y majestuosos, haciendo algunos alarde de su destreza como jinetes, bailando grácilmente a sus monturas. Cerrando la marcha en columnas de a cuatro, el destacamento de la Guardia Real, vestidos con largas sobrevestas moradas y largas y amenazadoras alabardas.

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Astaroth_14


El rostro del Marqués estaba más bien sombrío. Faltaba gente. Y gente sobraba. Una cosa era que la nobleza y las gentes soportasen la presencia de los Borja, a quienes no les faltaba nunca contestación en aquellas tierras. Pero aquello era un desaire. Y no todo el mundo llevaba igual los desaires.

Cuando salieron, se dirigió a la más adelantada de las figuras enmascaradas. Sabía quién era porque... bueno, en serio, ¿quién confundiría a la única mujer de su Guardia? Había que ser idiota.

Buen día, señorita Lerroux, buen día, caballeros. Me temo que vuestro Capitán, el nietísimo, ha vuelto a fallarnos. Tampoco puedo culparle, dadas las circunstancias.-dirigió una mirada de soslayo a los Duques de Benicarló-Señorita Lerroux, como mejor espada de la Hueste, y dado que el Capitán aún no eligió Alférez, os corresponde el mando. Reforzaréis a la Guardia Real en la comitiva, ejerciendo de volantes si fuese necesario, y lo mismo en la propia coronación.

Hizo ademán de volver a su puesto, pero antes se inclinó hacia Mereklar una última vez.

Recordad lo que hablamos.

Montó sobre Veleidade, la yegua baya que le regalase Elena, atusándose el tabardo bordado con las armas reales. Comprobó con una mano los cadúceos de su cinto, y carraspeó para aclarar la voz.Volvió la mirada hacia los rostros ocultos de su Guardia, a quienes dedicó una sonrisa inquietante, antes de espolear suavemente a la yegua hasta llevarla a la posición de cabeza, junto al Secretario Real y Conde de Palacio.

Confío en que el día será plácido. Una coronación siempre entraña sus riesgos.-calló un instante. Miró alrededor, antes de bajar el tono.-Decidme, señor Conde...¿seguís interesado en conservar Villapalacios?

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Dos deberá haber; ni más ni menos. Uno para encarnar el poder, el otro para ansiarlo.
Avenegra


Claramente las cosas eran así, un momento la Cuerva estaba tranquilamente descansando bajo los árboles de la de Balboa (que se crea que aun son de ella), y al segundo, cabalgaba rumbo a una coronación.

Se sentía parte de la servidumbre de a ratos, pero mientras que la mensa no pidiera más plata y colaborara con el grado necesario de alcohol en la sangre, la Rosenrot no iba a quejarse.

Cabalgando iban, hasta que Patinete dejó de hacerlo. Ese era el momento clave para bajar y descansar, o el caballo iba a morir (y si... aguantar el peso de la mora, no era cosa sencilla).

Y así, el infierno se hizo presente en la tierra.
La de Balboa no dejaba de hablar ni un instante, sobre qué iba a romper esta vez cuando llegara, qué pensaba robarse, como no quería quedar a cargo de ningún crío, y "Vlaes" varios.

La jaqueca de la señora de Úbeda (título que no sabía si seguía en su poder, pero que aun iba a ser renombrado muchas veces) iba creciendo, y solo vio una posible solución al problema, la misma solución que arreglaba cualquier problema: alcohol.

- ¿Un trago, Vla? - gesticuló la Cuerva.
- ¡¿Desde cuándo me preguntás eso?! Pero poco alcohol, tenemos que salir dentro de poco... bla... bla... bla - ella seguía hablando, la Rosenrot solo veía como se movían sus labios pero sin sonido ya.
* Poco alcohol... já * - pensó Ave, y poco a poco fue emborrachando a su amiga, hasta que ésta se durmió sin poder reaccionar.

- Otra "cosa" importante que llegamos tarde... ¡queselevaahacer! - dijo la Rosenrot, y se durmió abrazada al alcohol.

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Lady.godiva




Entre el bullicio no hacía ya tanto frío, después del caluroso saludo de su amiga Taresa, a la que Godiva escuchaba con atención y una amplia sonrisa en la cara, le gustaba más un marujeo que a un tonto pasear por la feria y con su amiga la mañana prometía diversión a raudales.

- ¿Preparada para una larga mañana?

- Claro, yo nací preparada.. - Le respondía la pelirroja con una inocente sonrisa mientras le enseñaba el bocadillo que llevaba en la mano.

- ¡Mirad, el Primado! Espero que Gonzalo vuelva antes que mi madrina... ah, miradla, ahí está- Taresa saludaba a la obispo Marled con la mano. - Por cierto, señorita Godiva, ¿quién creéis que investirá al rey con cada objeto? Mira que he intentado sonsacarle a mi madrina pero no ha dicho nada... Apostaría a que la corona se la pone Su Eminencia el Primado, que tiene pinta de ser lo más importante: quedaría el manto, la espada y el cetro...

Godiva se disponía a responder a Taresa, que se veía tan entusiasmada con el acontecimiento de la coronación, cuando la interrumpió su amiga exclamando:

-¡¡Rouse!! ¡Mira, es la señorita Rouse! ¡Cuanto tiempo!

Godiva se giró y efectivamente, ahí estaba la hermosa Rouse, su querida amiga soriana, que al verla no pudo disimular su alegría exclamando un expresivo y escueto: - ¡¡Rouse!! - Mientras ésta abrazaba a Taresa.

- ¡¡¡Godi!!! Madre mía. ¡¡¡A ti si que hace tiempo que no te veo!!! Estás preciosa. Que bien te sientan los aires pucelanos, ¡niña! Ya me contarás que tal te va todo. Hace mucho que no vienes por Soria eh! ¿Ya no nos quieres o que?

La pelirroja sonreía mientras decía con un ligero rubor en las mejillas: - Tú si que estas hermosa, ese brillito de ojos, ese cutis... ¿ya hay hombres en Soria? ¡Ay, los mineros! - rió picarona y le hizo un guiño - Os debo una visita a Soria, es que últimamente estoy tan liada...

Por un momento fijó la vista al cielo y dejó vagar sus pensamientos hasta que escuchó a Rouse preguntar:

- ¿Venís las dos a la coronación? A mí me tocó por miembro del consejo pero no sé,... son gente muy importante la que va a estar y yo no pinto mucho pero no quería hacer un feo al rey. Quedaría un poco de mal educada. ¿No creéis?

- Bueeeeno, Rouse, si estas invitada, ve mujer, seguro que después de la coronación hay algún banquete o festejo. Yo a decir verdad no tengo invitación, cuesta creerlo siendo mi hermana embajadora del rey, en fín... - sonrió - Yo vine aquí a curiosear y a darme un paseito por Burgos después de haber participado en la carrera hípica, además, una soldado como yo no está acostumbrada a cierta clase de protocolo - Respondió honestamente mientras jugueteaba con un extremo del paño que envolvía su bocadillo.

En ese momento apareció su querida prima de cabellos dorados como el sol, Lurien, saludando a grito pelao. Godiva pegó un respingo y el bocadillo que tenía en la mano salió despedido por el aire, dando a parar al yelmo de un guardia. Afortunadamente nadie se percató de aquello, o al menos eso deseaba la pelirroja, que intentaba disimular la risa tapándose la boca con la toquilla, mientras escuchaba a Lurien conversar animadamente con Taresa y Rouse sobre si entrar al templo entre otras cosas.


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Mereklar
Se extrañó un poco ante el comentario sobre el nietísimo.. si precisamente no estaba allí porque el patronus lo habia mandado custodiar a la niñ.. claro que era secreto! Del mismo modo que era aun secreto y no se había hecho oficial que el Gafe Fortes ocuparía el puesto de alférez.. pero claro.. aquél día ella tenía una misión importante y tenía que estar al mando.

Dio la orden y se unieron a la Guardia Real. Todos sus hombres tenían orden de dar la vida por el Marqués y el Rey si era necesario. Y todos la cumplirían en el estricto orden que se les había recalcado. El jefe quería al Rey vivo y de una pieza y mientras el jefe viviera ellos darían la vida por cumplir sus deseos.
Por supuesto que Mereklar tenía más órdenes. Cosas que no interesaban a los otros soldados..

Observó en silencio a la comitiva a través de su máscara picuda.
Realmente habían conseguido que la Veneciana fuera la guardia más imponente. Con sus negros y bruñidos petos.. la Guardia real quedaba.. desmerecida sin duda.
Habían gastado muchas horas en cultivar y alimentar la leyenda negra que caía sobre sus hombres. Todos tenían sangre en sus historias, rios de sangre. Y allí estaban. Lucían una variopinta colección de cicatrices bajo las oscuras vestiduras, trofeos que cuando no estaban de guardia lucían orgullosos ante el resto de compañeros y ante los pobres aspirantes.


Vamos basura. Instó tanto a sus hombres como a la Guardia Real. Somos el eco de los pasos del Rey.. que se meen de miedo esos nobles al oirlo.

Los pies avanzaban a paso marcial, eran uno como una montaña, golpeando el suelo firmes. Los cuervos se había desplegado envolviendo a las lustrosas armaduras plateadas en un séquito implacable e imponente.

Y Mereklar miraba a los Borja Valencianos y los Berasategui. Los estudiaba y medía. Aquél día la seguridad de todos estaba a su cargo. Sus órdenes eran muy explícitas y nunca le había fallado al patronus. Ese no iba a ser el primer día que lo hiciera.

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Solo hay un camino, el que me lleve a ti.
Muerteeeeeeeeeeeeee!!!!!!!
Marled


El prelado le contestó.. Buenos días, Hermana Marled. además le saludó respetuosamente y le ofreció un caldo .....¿Se os apetece algo de caldo caliente?. ¡Es reconfortante!.
Por cierto, he mandado a mi ayudante a preguntar al Deán si todo esta listo para la ceremonia.


En ese instante, un redoble de tambores anunciaba que estaba cerca el momento del comienzo de la ceremonia.. Marled se dirigió al Prelado ...- con este frío, ese caldo me sentaría de maravilla, pero creo que tendremos que esperar, pues ese redoble, no me dejará saborearlo como es debido. Quizás debamos ir preparando todo para la ceremonia, ¿ no creeís? Hermano Fadrique...

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