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[RP-Abierto] Coronacion de SM Carolum I

Jaleo
Siamo nel loro ordini Capitano !! La sección de la Guardia Veneciana lucía su uniforme de gala impoluto. Eran casi todos hijos de familias adineradas y se notaba en su porte. Gestos altivos, orgullosos, temibles. En sus rostros se reflejaba la serenidad propia del que conoce bien su oficio, por eso decidí mezclarlos con nuestros guardias, tambien curtidos y expertos como el que más.

Juntos configuraban un batallón envidiable. Quizá algun día compartamos trinchera... pensé.
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Rose_de_anthares


Y ahí se hallaban, tras desfilar pacientemente hasta llegar a su sitio en la Catedral. Estaban junto a la familia del rey, como sus invitados.

Se preguntaba demasiadas cosas, miraba el rostro de su hija un tanto nervioso y sus manos, aferrándose más de una vez al brazo de su flamante esposo. También, más de una vez debido a su costumbre de tener su atención en todo, notó la mirada de alguien sobre ellos, si era primero noble, luego soldado, luego mozo y hasta un gato que bien sabe Dios cómo llegó hasta tan hermoso recinto.

El asunto era por qué, se miró a su misma y a su familia y no notó nada extraordinario a excepción de verse ella un poco más rellenita producto del comienzo de su preñez, los vestidos y ropajes eran los adecuados para la nobleza y se hallaban de visita, tranquilos y felices. ¿Sería que tal estado emocional era una rareza en Castilla?

Nuevamente se había descubierto suponiendo sobre aquel noble y resopló aunque con disimulo - Esposo mío, hemos de recorrer más tierras y conocer a las familias nobles. Definitivamente quedo sorprendida ante las diferencias - su esposo le respondió con un beso cálido sobre su frente - ya comienza la ceremonia - le respondió y centró su atención en el ingreso del rey y del comienzo de la ceremonia.

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Kurt


Se hallaba sentado en un banco de la primera fila, como familiar del monarca. Así que era cierto, hasta que no lo vio no lo creyó. Su hermano era rey. Desde pequeño Carolum fue destinado a servir en la Iglesia, poco a poco fue ascendiendo en la jerarquía aristotélica, demostrando sus grandes dotes, pero nunca se lo imaginó sin sus votos eclesiásticos, y es que el nuevo rey de Castilla estaba demostrando que también valía para la vida caballeresca. Era una persona con temple, una virtud muy valiosa si se quería llegar alto en aquellos tiempos.

Sonreía plenamente, sentado junto a su hermano Nicolás, que esbozaba también una amplia sonrisa, seguramente por el gusto de verse en bancos preferentes frente a la nobleza, cuya mayoría no se llevaba muy bien con los Borja. Ya desde los tiempos de Elena aquello había sido así. Recordaba Kurt el incidente en la lectura del testamento de su prima, cuando Zebaz y Nicolás denunciaron la falsedad de aquel documento, entonces Kurt intervino para apaciguar la situación, y más tarde lo hizo Carolum, aún como Cardenal, pero ya residente en Castilla, poniendo fin a la rellerta.

Y es que Carolum ya era el segundo monarca de la familia Borja que reinaba en el territorio castellano. Primero fue Elena, de quien heredó el título William, acción terriblemente criticada por los Borjas, que veían como ilegítimo a aquel rey, ya que no pertenecía a la familia. Pero tras la prematura muerte de éste, Carolum ascendió al trono, recuperándose la dinastía de la casa original de Aragón. El sucesor, Príncipe de Asturias, ahora sí era un Borja, el hermano de la difunta Elena, lo que aseguraba que la dinastía continuaba, y el poder de los Borjas continuaría predominando sobre las tierra de lo castillos.

Evocaba así múltiples recuerdos del pasado, hasta que la entrada del rey llamó su atención. Miró hacia el lado, junto a Nicolás se hallaba su esposa, Ederne, y también los Duques de Benicarló, padres de la misma. Alzó la mirada al frente hasta posarla en su hermano, que caminaba erguido, con aquel porte que caracterizaba a la familia, preparado para convertirse oficialmente en Rey de Castilla y León.

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Mortrem


Una nueva coronación tenia le privilegio de presenciar la anterior unos cuantos meses atrás ahora esta con toda pompa y lujo la cual le tenía asombrada, entrando en silencio unos cuantos pasos tras Omar Ibn Lordlency ayudada por una de las doncellas de la hacienda su salud últimamente era algo precaria, aunque su habitual altanería no se veía mermada por ello, con ojos fríos recorrió a los presentes la gran mayoría eran caras no conocidas por ella , el gesto de saludo de su Señor no le paso desapercibido mas no conocía ni se tenia el privilegio de que se le hubiesen sido presentadas las personas por lo que siguió tras de el sin inmutarse siquiera, llegando casi al frente pudo observar las caras conocidas de algunos de los presentes sonriendo para sus adentros tras recordar algunas charlas de taberna con Nicolino el cual muy propiamente se encontraba sentado junto a su bella esposa, un cara conocida distinguió hacia algunos años tuvo la fortuna de conocerle seguía siendo una Dama muy hermosa y distinguida como su difunta madre. Otro miembro mas fue reconocido recordaba algunos enfrentamientos con el pues la política de Aragón siempre había sido algo turbulenta. Hasta un conocido bigote reconoció de antaño cuantos recuerdos había en su memoria al verles, recuerdos lindos, tristes y de ira pero de los cuales nada cambiaba pues le habían dado el maravilloso presente que compartía ahora con su Señor.

Tomaron asiento en una banca que afortunadamente tenía 2 plazas vacías, la fiel sirvienta quedo cerca de ella no era su fiel Micaela pero mientras no encontrasen otra persona tenía que conformarse con esa chica rolliza para que le ayudase, un acceso de tos llego nuevamente el cual trato de apagar con su pañuelo estos climas tan variantes hacían mella en su salud, el sentir la mirada penetrante de Omar le hizo volver hacia el sonreírle con amor unos instantes para centrar su atención a la ceremonia que se iniciaba, su mano entrelazo la de el apretándole fuertemente.

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Adiii




Desde su sitio ,al lado de la Guardia Real,la Condestablesa Adii observaba a los soldados con sus uniformes de gala. Estaban radiantes y mostraban el orgullo en sus rostros.

El olor cargante y pesado a incienso,le hizo sentir un ligero mareo,y por un segundo estuvo tentada a salir a la calle,a respirar aire fresco,pero un cruce de miradas con el rey Don Carolum la hizo desistir de aquella idea. -Mejor no,o sería capaz de salir a buscarme en persona...

Trató de no pensar en ello,para no sentirse aun peor,y mientras los obispos hacían su labor ,Adii se dedicó a familiarizarse con las caras de aquellos invitados, a los que era la primera vez que veía...


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--Erik_guzman_garcia


Desde el lugar reservado a los nobles, el pequeño Erik se aburría soberanamente con la ceremonia. Como papá estaba en el lugar del Secretario Real y mamá ejerciendo de Condestablesa Real, él estaba allí representando a la casa de Sanlúcar-La Frontera.

Comenzó a observar los techos de la catedral, después los adornos del altar mayor y, finalmente, las caras de los asistentes. Y dejando vagar la vista de uno a otro, llegó finalmente a mami.

Estaba realmente guapa. Los uniformes le sentaban estupendamente. Se notaba que estaba acostumbrada a ellos y portaba las armas con elegancia femenina.

- ¡Uys!- se le escapó al ver un gesto extraño en su madre. Parecía encontrarse mal. Deseó salir corriendo a su lado y, de hecho, dio el primer paso, pero la rápida y fuerte mano del aya Pilar le agarró de las ropas.

- ¿Dónde crees que vas pillastre- le dijo al oído.

- Que mami tiene mala cara y voy con ella.

- Déjate de paseítos y compórtate como un Guz...
- y rectificó antes de terminar la frase- no, mejor como un García-Torre

Y tirando de él lo volvió a sentar, esta vez manteniéndole agarrada la manga.
Taresa


Estaban situados... bueno, donde podían, lo que significaba el lugar no reservado a familiares, nobles, cargos o dignidades varias. La señorita Rouse se había ido al banco del gobierno, bastante más adelante, y Taresa le dejó el lugar de mejor acceso a la dama Ibelia y a su marido, para que no les fuera difícil moverse. "Cuando acabe la ceremonia..." empezó a pensar opciones para que la pareja lograra tener un momento con el rey: evaluar formas de colarse daba menos remordimientos si se planeaba para los demás.

Se dejó llevar por la música del órgano mientras la comitiva desfilaba por la catedral: de ninguna manera su madrina la había dejado subirse a la tribuna donde estaba el instrumento, a pesar de que había prometido ser tan callada como un ratón. La vista tenía que ser impresionante desde allí, y además, ver de cerca aquella máquina tan grande y compleja en funcionamiento, preguntarle algo al organista... en fin, otra vez sería.

"Venga, a centrarse en la ceremonia: debería darte vergüenza." El cardenal había tomado la palabra. Había preguntado -más veces, probablemente, de lo que era necesario- cómo se desenvolvería la ceremonia, pero era su primera vez y como tal tenía que seguir el hilo con atención para no perderse. Estiró un poco más el cuello. El rey había contestado: costaba imaginarse qué podía pensar alguien ahí delante de todo el mundo, recibiendo la bendición del Altísimo y el peso de una corona a la vez: "Normal que te cueste... ni estrujándote la cabeza vas a saberlo, ni en mil años. Esas cosas sólo las saben ellos."

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Ibelia.jordan


Ibelia se sentía en una nube de emoción, cuando Taresa comenzó a mostrarle quien era quien de los asistentes al Gran Evento, sabia que después de unos días no recordaría el nombre de la mayoría de aquellas personas importantes de la Corona Castellana pero la grata impresión que le había causado por la pomposidad y el lujo con que se mostraban, sería una huella inolvidable para ella.

Taresa se estaba portando con ellos de una manera formidable, esperaba que cuando los visitara en Segorbe, y deseaba que fuera pronto, le podría devolver toda la amabilidad y el cariño que de ella estaban recibiendo.

Les presentó a unas bellas y simpáticas damas, Godiva, Lurien, Nai, Rouse amigas suyas, y al caballero Luiscar a los que saludaron cortésmente, y charlaron distendidos; a alguno ya conocían de su paso por las tabernas de Osma.

Les acompañaron al interior de la catedral. Ibelia iba del brazo de su esposo y se colocaron al lado de la joven en un lugar excelente para ver la ceremonia y a los invitados.

La ahijada de la obispo Marled conocía a casi todos y les iba explicando conforme iban llegando quien era cada uno . Ibelia se sentía muy a gusto comentando con la joven, los fabulosos trajes que llevaban las damas y la apostura de algunos caballeros hasta que la ceremonia comenzó.

Era magnifico para ella estar presente en aquel acontecimiento, el Rito de una Coronación. Era la primera vez que presenciaba aquel evento y no se perdía ni un detalle.

Miraba al Rey con curiosidad pensando en que la responsabilidad que tomaba sobre sus hombros era de tal envergadura que pocos hombres o mujeres son capaces de asumirlo, eso mostraba su categoría ya se le veía en el porte; parecía un buen rey, además de una familia de tradición como los Borja.

Se fijó en el primer banco en los lugares principales y reconoció a Nicolino y Ederne, Kurt, Rose y Yuste. Familiares del monarca y amigos del reino de Valencia.

-Que buena pareja hacen los recién casados, hace unos pocos días estábamos celebrando su boda. Pensó sonriendo. -Quizá nos presenten al Rey y pueda bendecir la criatura de mi vientre; dicen que eso es un buen augurio. Notó un movimiento en su interior y presionó ligeramente el brazo de su esposo que se sorprendió por el gesto.

Volvió a seguir la ceremonia que era, en verdad, emocionante en el marco de aquel imponente y luminoso Templo.

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Marled


Marled se acercó al Rey, y recogiendo la espada de las manos de uno de los Heraldos la alzó y mirando a los cielos dijo:

- Tu que reinas el Universo con firmeza, amor y sabiduría. Tu que sientes nuestros miedos y nuestras alegrías, que miras con tus ojos nuestras decisiones y cuando sonríes lo sabemos por el calor que nos llega al corazón. Tu que hoy miras directo en el corazón de Carolum y ves su grandeza, te pido la Bendición eterna de esta espada como símbolo de la Victoria que has de conducir al pueblo de Castilla. Por la Gracia eterna de Aristoteles y Christos... Amén

El silencio cubría la estancia...., ilustres, nobles y todos, presenciaban el acto con respeto y mantenian el silencio, hasta ese momento, que se rompió por el Amén discreto de algunos de los presentes, pincelando la belleza de la catedral.

La Prelado agarró con firmeza la espada, con una sola mano, y la rocio con el agua sagrada que uno de los heraldos le acercó, para después devolversela a Rey.

Marled se acercó al Rey de nuevo, portando un manto bordado de armiño con una larga cola de terciopelo púrpura, se lo puso sobre los hombros y se dirigió de nuevo a el:

- Este es el simbolo de la continuidad de vuestro poder que emana desde los emperadores romanos. Haceros merecedor del mismo.

La joven Prelado tomó de una mesita, con sumo cuidado la ampolla donde se guardaba el aceite sagrado preparado para la ocasión mezclando naranja, jazmín, rosas destiladas, canela destilada, aceite de moringa, ámbar gris y almizcle de civeta, con el unció la frente del monarca y le dijo:

- Esta señal es la representación de vuestro derecho a gobernar por mandato divino. Sed merecedor de ello.
Vibora


Desde su puesto, sosteniendo aún el pendón de Castilla, el secretario real seguía la ceremonia y pensaba

- Ni una virgen que sangrar, nada de bacanales, todos vestidos hasta las orejas... desde luego, estos aristos no saben organizar ceremonias como el Ulá- se dio cuenta de que no sólo lo había pensado, sino que lo había susurrado.

Y miró a los lados esperando que nadie le hubiese oído.

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Carolum


El rey aguardó hierático delante de los obispos, esperando y escuchando pacientemente aquellas palabras de bendición... ello le transportó a la coronación del rey William, donde el Borja había sido quien pronunciara el sermón sobre las cualidades y obligaciones del monarca para con su Patria. Ahora las tornas se habían cambiado...

Recibió con solemnidad la espada bendita y la apoyó por la punta en el suelo, manteniendo una mano apoyada sobre el pomo dorado. Luego le pusieron la capa púrpura forrada de un suave armiño blanco sobre los hombros; notó el peso que cargaba, eso le recordó que sus nuevas responsabilidades también supondrían un peso cada día, y que poco a poco éste se iría incrementando. Por último, fue ungido con los óleos sagrados, la Iglesia le ratificaba en su puesto, por ser elegido también por Dios, además de por su pueblo.

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Fadrique


El Cardenal se levantó de la cátedra y se dirigió nuevamente hacia el Altar, recogiendo de manos del Marqués de Gondomar y las Islas el Cetro.

Toma este cetro, Carolum, que representa la autoridad que ahora posees sobre el Reino de Castilla y León y que obras por él por voluntad de los poderes establecidos y del Altísimo que preside el Universo. Sea tu mano firme y recta en el camino de la prosperidad. Sean tus acciones dignas de un soberano que brilla bajo la sabiduría de Aristóteles y Christos.

Nuevamente se giró hacia el Heraldo Real y tomó la corona




y mientras sus brazos descendian sobre la cabeza del nuevo Rey pronunció con la solemnidad debida al momento

Por los poderes que me otorga la Santa Madre Iglesia, y en su nombre, con su bendición, yo os corono rey de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén y de Algeciras, por la Gracia de Dios, nuestro Señor.

Una vez coronado, ayudó al Rey a alzarse, le acompaño hasta el Trono situado al efecto junto al Altar Mayor y volviendose a los asistentes exclamó: ¡LARGA VIDA AL REY!. ¡VIVA EL REY!.


Editado por consejo del Marqués de Gondomar para corregir los títulos. Deberían pagarsele los emolumentos atrasados pues se los tiene bien ganados.

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Maruca__


Ubicada junto a los miembros del Consejo cerquita del altar, Maruca oteaba para todos lados, maravillada por el templo y por la cantidad y la calidad de asistentes a la ceremonia. En eso vio entrar a Lordlency, a quien respondió su saludo con un pequeño movimiento de cabeza y una amplia sonrisa.

Siguió con mucha atención el ritual de la Coronación y, mientras lo hacía, a la vez pensaba en su Reina Elena ya desaparecida, recordando cuando fue de visita a Soria y ella tuvo el honor de preparar el gran banquete.

Luego la sorprendió escuchar por lo bajo al portaestandarte decir ni una virgen que sangrar... ¡¡por las barbas de Christos!! pensó ofuscada, que yo sigo enterita como cuando Dios me trajo al mundo... jum

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Comisaria de Comercio del Reino de Castilla - Mariscal encargada de las Guardias
Vibora


Mientras se celebraba la ceremonia con todos sus protocolos, el de Sanlúcar rememoró las distintas coronaciones a las que había asistido, y se percató de cómo había progresado en cada una de ellas.

En la de la reina Ximena estuvo en la zona del pueblo, intentando ver algo entre las cabezas que se agolpaban delante de él.

En la de la reina Elena en el lugar de los funcionarios reales, cumpliendo como Condestable Real.

En la del rey William ya estaba en el sitio reservado a los Pares de Castilla, en las primeras filas.

Y ahora, en la del rey Carolum, como Secretario Real, en primerísima fila y portando el pendón de Castilla.

Para la próxima sólo le quedaba ya ocupar el sitio del monarca. Pero desechó la idea rápidamente, demasiada primera línea y poco saludable.

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Inaraja_de.barbastro


- ¡LARGA VIDA AL REY!. ¡VIVA EL REY! grito el sefardi a la par que terminaba el Cardenal de proclamar los vitores.

en la nave catedralicia comenzaron los vitores, los nobles y hombres libres gritando al unisono, las piedras se estremecieron de los gritos y toda Castilla tuvo un Rey sobre su tierra y trigales, sus reses y huertos, sus rios y hombres.

- ¡LARGA VIDA AL REY!. ¡VIVA EL REY! repitio el Barón mientras el jubilo se desataba en la Catedral

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