Afficher le menu
Information and comments (0)
<<   1, 2   >   >>

Info:
Unfortunately no additional information has been added for this RP.

[RP] I Vuelta Hípica a Castilla (público)

--Polonio


Entre participantes, promotores y curiosos en general, la ciudad de Soria llevaba un par de días a rebosar. Las posadas no tenían plazas libres y los últimos en llegar buscaban desesperados algún soriano conocido que los alojase en su casa.

El día de comienzo de la carrera amaneció frió pero despejado. Ya a primeras horas del día se observada un ajetreo poco corriente en la ciudad. Caballos, arreos, escuderos, blasones y, también, más descuideros que de costumbre.

Aquel domingo de febrero sería recordado en las crónicas de la ciudad y del reino.




Sean todos libres de comentar las incidencias de la carrera, animar a sus favoritos o todo aquello que ocurra en las gradas del público.
--Aya


Era Tiana la que debía estar entre el graderío. Ella la que debería estar representando la cara amable de Illueca entre el público. Como el viejo hiciera acto de presencia con alguno de sus garrotes... estaba claro que de relaciones públicas ese hombre no habría ganado un triste denario.
Y le tocaba a ella compartir el espacio con él. Flaco favor le estaba haciendo la niña a cambio de toda su dedicación.
Y es que en lugar de estar alli, con cara de circunstancias y un pañuelo por si algun jinete le pedia el favor.. se había embutido en un indecoroso traje de montar y se había lanzado a la arena. Iba a correr con los colores de su padre. Y seguramente a romperse el cuello en el intento.
Y la vieja Aya se veria convertida en la diana de toda la rabia y las rabietas del Barón.

Bueno, esperaba y deseaba de todo corazón que eso no sucediera. A lo mejor la niña sorprendía. Era menudita y ligera. Tal vez obtuviera un buen resultado. La vieja la localizó entre los mozos de Illueca. Era inconfundible, una pequeña figura con el embozo calado hasta la nariz, lo raro es que no se tropezara con sus propios pies con la capucha tan baja.

Igualmente ya había preparado su mejor cara de sorpresa para cuando se descubriera el rostro y el viejo se pusiera a despotricar.
Con gesto reposado tomó asiento en la zona reservada para la nobleza, justo al lado de los Blasones de Illueca.




Ederne_bp


Y ahí me encontraba, dispuesta entre los primeros asientos para ver la partida de la carrera en Soria,

Si hubiese sido por mi, no tendría que haber estado de espectadora, sino compitiendo. Siempre me había gustado montar, casi desde que podía andar. Ateniéndome a las normas sociales, montaba a mujeriegas, pero cada vez que tenía la oportunidad prefería montar a horcajadas. Amaba la sensación de libertad, la sensación de control que me daba. Lo que quería decir que siempre me veía forzada a montar unas horas antes de que la mayoría de la gente despertase, o muy tarde por la noche.

Tenía la mente en aquellos recuerdos de las calles de valencia recorriendo Benicarló, o escapando vestida de muchacho, cuando divise a mi esposo.

Su figura sobre el castrado animal, le hacia verse imponente ante los demás competidores, había elegido un buen animal, grande y magro, con flancos poderosos y unas patas que devoraban los caminos con un galope diferente a cualquier otro que se hubiese visto, ya lo había visto galopar con Nicolás sobre su lomo y sabia lo que podría dar aquel caballo, seria una gran novedad que todos pudieran admirarlo.

Moví ligeramente el pañuelo que llevaba en mis manos, había olvidado dárselo a Nicolás antes de separarnos en las caballerizas, como suerte y promesa de su victoria, pero si había posibilidades que el me viera, quizás aun no fuera tan tarde y pudiese entregárselo.
Me quede ahí, de pie mientras los demás participantes se acomodaban en sus lugares, observando a mi esposo y su magnifico animal, ocupando su lugar para la partida. A su lado estaba su Hermano El Rey, y en el otro extremo el Joven Kurt, eran tan parecidos y tan distintos a la vez, pero en ellos se veía claramente la descendencia Borja y su espíritu.

_________________
--Aya


Llamó a un crío sucio que había por allí...
Tú, chico, eres de los Rodrigálvarez ¿verdad? Ven que tengo un recado para ti..
Vio como tras escuchar las instrucciones y coger las monedas el chiquillo se alejaba y esperó, esperó, esperó... y sonrió ampliamente.

Las caballerias de los nobles Castellanos lucían los culos sucios de barro. Poco, pero suficiente para ser una molestia.

Cuando el crío iba a terminarel recado lanzando los proyectiles fangosos más grandes al Rey y sus hermanos lo agarró un soldado de las orejas y lo sacó pataleando del lugar.

-Una pena.. dijo sacudiendo la cabeza en negativa a tiempo para ver la figura encapuchada que portaba el 12 en el pecho mirarle con un gesto inequívocamente de reproche. Encogió los hombros a modo de respuesta. La niña no sabía divertirse.

Ella se acomodó las faldas y miró de nuevo a los caballos sucios, algunos empezaban a agitar la cola nerviosos.

Mira que reprocharle nada.. precisamente Zebaztiana, que se había escapado para correr con los otros jinetes y la había dejado a ella como blanco de las fuerias del viejo cuando se enterara... Además, le había regalado una pequeña ventaja.

Más que echarle la bronca debería fijarse en la jinete de negro, a la oronda mujer no le hacía ninguna gracia el saco que llevaba colgado de la silla. Esa mujer no era trigo limpio.. y trabajaba para el tuerto.. bien haría si no le quitaba el ojo de encima.




Vibora


Los caballos, nerviosos, estaban en la línea de salida. El de Sanlúcar observaba a los dos representantes de su casa.

De pronto, entre dos grandes caballos le pareció ver colocado un pony.

- ¿Eso es un pony?- preguntó en voz alta- ¿y no es el pony de Erik?... ¡ay, que me matan!- exclamó al descubrir que era su hijo.

En ese mismo instante, se dio la salida y los caballos levantaron una polvareda al arrancar. El polvo se fue asentando y entonces no pudo reprimir un grito

- ¡Ysabellaaaaaaa, para el otro ladoooooo!- uno de los caballos de su cuadra había salido en dirección contraria.

Cuando intentó ver a Erik, éste cabalgaba en su pony, rodeado de otros caballos.

- La madre me mata. No tengo culpa de nada, pero me mata por capricho- se quejaba amargamente.

_________________
Rose_de_anthares


Había enviado a llamar a un galeno, no había podido dormir o algo que había comido le habia sentado sinceramente fatal pues lo vómitos le habían impedido descansar. Por ello no puedo reunirse con su hija para asistir a ver la carrera, y estaba segura, sí, quizás demasiado vino en la celebración de la coronación...

Pero aquello en ese instante ya no importaba, su esposo no había querido dejarla sola por lo que al sentirse ella mejor y tras revisarla el médico puedieron partir a acompañar a su hija. Ella estaba feliz y se reservaría los motivos para un mejor momento, su esposo también sonreía, segura estaba de no haberle visto jamás tan feliz.

- Hija mía, lamento haberos hecho esperar y aún peor, que debieseis estar sola - le besó las mejillas y su padre hizo lo mismo- veo llegamos a tiempo - tomaron asiento y observaron, ella en medio de un suspiro y su hija por un minuto se quedó mirándola. Ella le sonrió - estoy bien, solo he pasado mala noche. La palidez pasará con los días imagino - se acercó y le susurró - ¡Madre, otra vez! - exclamó su jóven hija, impresionada y tal vez indignada por la noticia que al oído le había dado . Ella rió, simplemete rió y pensó en lo feliz que era.

_________________
Nicolino


Instantes antes de que largaran, el setabense volteó su caballo alazán, y se encaminó hacia el palco, dónde divisó inmediatamente a su dama. Sentía que algo le faltaba, algo le atraía imperiosamente hacia allí. No partiría sin su bendición, o sin un "os deseo suerte". Era sin duda atípico el ver a un corredor hacer que su animal cambie de rumbo y se dirija hacia atrás, contraviniendo toda normativa, pero a él poco le importaba. Además, era forastero en aquellas tierras, y el ser extranjero solía excusar a los hombres de actuar acorde a las costumbres locales.

Allí, algo más lejos del punto de partida, pero con una visión excelente de los corredores, estaban situada su esposa, junto a la de los demás nobles y caballeros participantes. Sujetando firmemente las riendas, inclinó la cabeza, y le pidió con voz de poeta, como si entonara una melodía:

-Mi señora, os ruego me concedáis una prenda que pueda llevar conmigo, para que el mundo sepa que a vos me encomiendo, y que si obtengo aquí una victoria, será mérito vuestro, por ser la razón que me da las fuerzas para ganar, y no mío.

Esperó una sonrisa, y un pañuelo que ataría a sus riendas, lo que le resultó algo extraño, pero era igual válido. En un torneo lo hubiera atado a la lanza, y aquí, carrera, a las riendas de su caballo. Pero oyó la trompeta mientras se hallaba en ello, y el inicio para el número 17 se retrasó: no partió con los demás, sino que iría detrás, con notoria desventaja.

-Mejor, así si gano empezando con desventaja más grande será la gloria.-pensó, a pesar de no estar seguro de que fuera a ganar, pero algún aliciente y razón para dar lo mejor de sí tenía que tener, y en ello la encontró.

_________________

Felizmente casadísimo con la más Berasategui de todas
Ederne_bp


Pendiente de los competidores, específicamente de Nicolás y sus hermanos, no logre advertir a tiempo a mis padres que se acercaron a sus asientos que debidamente acreditados estaba uno a cada lado mío.
Sus palabras me sacaron del ensimismamiento en que me mantenía, divertida de ver la cara de niño travieso que tenía el rey mientras comentaba quien sabia que cosas a sus hermanos.

Hija mía, lamento haberos hecho esperar y aún peor, que debieseis estar sola – casi de un brinco, me gire y sonreí, mientras ambos besaban mis mejillas- veo llegamos a tiempo – el rostro de mi madre estaba pálido como la leche, me la quede mirando y sonrió - estoy bien, solo he pasado mala noche. La palidez pasará con los días imagino – luego se acercó y me quede los ojos como platos - ¡Madre, otra vez! – exclame, mas indignada que impresionada, acaba de salir de los brazos de la muerte, había arriesgado su vida y…. No podía dar crédito a su falta de cuidados, mire a mi padre quien observaba el campo donde los competidores se preparaban, mientras mi madre reía cual niña pillada en una travesura.

Me gire aun sin dar crédito a lo que mis oídos habían escuchado, cuando le vi, se acercaba al trote, sobre su garañón. El corazón me dio un vuelco y toda la rabia e indignación quedaron en un segundo plano, mis ojos se empaparon de él, quien sonriendo llego hasta lo más cerca que las barreras permitían.
Su inclinación provoco que el pulso se me acelerara, que la respiración me fallara una vez más, al mirarlo aun podía recordar las horas vividas hasta el amanecer y aunque su vestimenta era sencilla y cómoda, no podía dejar de imaginarme que había bajo esas telas. La pasión afloro nuevamente en mi interior e intente disimularlo, solo un leve rubor inundo mis mejillas.

Sonreí y juguetee con el pañuelo mientras de su boca emanaban palabras llenas de amor.
-Mi señora, os ruego me concedáis una prenda que pueda llevar conmigo, para que el mundo sepa que a vos me encomiendo, y que si obtengo aquí una victoria, será mérito vuestro, por ser la razón que me da las fuerzas para ganar, y no mío.

Hice una reverencia a mi esposo, y sonreí, ahí estaba el, y yo le amaba profundamente, deposite un beso en el pañuelo, pues desde aquella distancia no podía besar sus labios, cosa que sin duda habría sido la mejor solución cuando termino de hablar. Estire mi mano y le entregue el pañuelo.

Llevad esta prenda, amor mío, tomadla como una promesa de que jamás os abandonare e iré con vos hasta el fin del mundo. Volved sano y salvo a mis brazos

Nuestras miradas se cruzaron una vez más, mientras el ataba el pañuelo a las riendas, cerca de su mano, en un tono bajísimo susurre - prométeme que no correrás ningún riesgo - como le amaba y cuan guapo era, no había escuchado mi suplica y me obligue a sonreí hasta que giro el caballo para volver al lugar de partida, aunque parecía que la carrera ya había comenzado

_________________
Gusito


Osma. El Tonel de Diógenes. Calle de los Griegos, número 34.

Gusito estaba revisando las cuentas... y no cuadraban, le faltaban 20 escudos!!! Entonces llegó un mensajero con una carta de Rújula. La abrió y la leyó meneando la cabeza de lado a lado; y no precisamente por seguir las lineas, sino por su contenido.

- Bueno -dijo para sí en voz alta, tal vez esperando que la rata que tenía en lo alto de la cabeza le entendiera- ya que ha partido, lo mejor que puedo hacer es acercarme a la meta de Osma para recibirla.

Así que cogió unos pompones de color púrpura, el mismo color de la cinta que llevaba Rújula en su muñeca, y marchó para la línea de llegada.

_________________

La Mandrágora busca talentos... ¿desatalentados?
--Aya


La mayoría de los jinetes estaban situados en sus puestos cuando sonó la señal de salida... y entonces llegó el caos.
La vieja no se había equivocado con el saco de arpillera que llevaba la jinete de negro. Iba lleno de hurones. Y estos no iban capados, como se acostumbra cuandos e los usa en la caza, atándoles un cordoncito alrededor del morro para que no maten a los conejos. Estos iban con sus pequeños colmillitos largos y afilados listos para mordisquear las patas de los caballos incautos.

Los caballos también los vieron y se asustaron... mucho..

Mientras que algunos jinetes habían salido ya y se alejaban velozmente, otros luchaban por no caerse de sus monturas.. Menudo estropicio.. al final aquella mujer iba a resultar que le caería bien. El saco había caido directamente delante de los caballos Borja que acompañaban a Liborio, aunque los huroncillos no tardaron en extenderse por la linea de salida, sembrando el pánico allá por donde pasaban.

Zebaztiana había salido adelante sin incidentes, a parte de haber perdido la capucha.. la vieja aya, amante de la integridad de su propio pellejo decidió que era el momento idóneo para abandonar por si daba la remota casualidad de que el viejo, en vez de centrar su atención en los hurones como la mayoría, reconocía a su hija galopando alocadamente en medio de la competición.

Buscó con la mirada e hizo una señal al mozo que la esperaba. Se subió a la carreta y comenzó el tedioso viaje a Osma, para enterarse allí del resultado. Volvió la vista atrás.. parecía que algunos jinetes tenían problemas incluso para iniciar la carrera, no hablemos de terminarla.

La vieja se preguntó a cuanto ascenderian los honorarios de la jinete del de Gondomar y si estaria dispuesta a ofrecer sus servicios a la Baronía de Illueca.



Zebaz
Cuatro jinetes correrían en su nombre, uno de ellos su hija. Las instrucciones ya estaban dadas antes de que la carrera empezase. Claras y directas, debían ganar. No había otra posibilidad.
Como el decía, y por el motivo en el que había decidido participar en aquella carrera no era la otra que demostrar que podía ganar a cuantos nobles castellanos llenos de feudos enormes y con títulos muchísimo superiores al suyo, les ganase. Pues a aquellos necios nobles castellanos les caería el alma al suelo si uno de los jinetes del Barón les ganase. Ese pobre hombre que no tenia gran feudo ni gran titulo y era un solo y pobre viejo enfermo.

Sentado y con el bastón apoyado en las piernas, estaba expectante a que empezase la carrera, estaba nervioso, se jugaba mucho en aquella carrera.

_________________
Taresa


Norte de Osma, a la altura del Hospicio:

Se había pasado varios días pensando la pancarta que iba a ondear: el problema era que varias personas que conocía participaban en la carrera, y no encontraba ningún lema que sirviese para todos: sí decía "Que ganen las castellanas", la señorita Rújula se quedaba fuera, que era de Gerona, si "Mucha suerte a las pelirrojas", ni la señorita Naiara ni Lurien tenían el pelo rojo; en todos los casos en femenino dejaba fuera al señor alcalde, y así hasta perder la cuenta...

... Hasta que le vino la inspiración, y encontró la consigna perfecta: corta, y no dejaba fuera a nadie. Ni siquiera a la gente que no conocía, que bueno, tampoco iban a ser mala gente porque ella no los conociera. Era tan evidente que no sabía por qué no se le había ocurrido antes. La pintó a toda prisa sobre una vieja sábana, y salió corriendo de casa hacia el camino que iba a Soria. Allí ya había unos cuantos vecinos esperando que llegaran los primeros jinetes, así que desplegó la pancarta:

Citation:
¡Ánimo!

_________________

Gusito


Osma. En la linea de meta.

El carromato de La Mandrágora llega tirado por los actores y se emplaza cerquita de la llegada. De él sacan unos pompones de color púrpura y esperan la llegada de los participantes en la carrera. Los dos primeros llegaron emparejados, tan emparejados que seguramente hará falta el retrato-finish para saber cual de los dos cruzó primero.

Uno tras otro iban llegando. Gusito levantaba los pompones agitándolos al viento y gritando:

- Dame una R... dame una U... dame una J... dame otra U... ¡RUJU!- y los actores coreaban- LA, LA, LA... ¡RUJU! LA, LA, LA...

    La, lalala, lalala, lala laaaaaaa
    la, lalala, lala laaaaaaaa

    Yo canto a la Rujulilla
    que participa pa ganar
    y al caballo Pisha
    pa que corra más

    Todo en la carrera es
    como una canción
    que le canto cuando sale
    y también cuando llegó

    La, lalala, lalala, lala laaaaaaa
    la, lalala, lala laaaaaaaaa


Y en eso que llegaba ya Rujulilla. Y Gusito que se asoma y ve llegar al caballo caminando (normal, si aparte de con Rújula tenía que cargar con el pendón) y le grita: ¡Vamos Pishaaaaaa, a ver si te estiras y corres un poquito!

    Pishita, ¿cuándo vas a correeeeeeeer?
    ¿o vas a ir andando toda la carreraaaaaaaa?
    que ya te han adelantado diez
    y a este paso vas a dar penaaaaaaaa.

    Venga Pisha corre de una veeeeeeeeeeez
    que los demás vienen y van y desapareceeeeeen
    que veo galopar a los demás
    y tu no corres ni una mijitaaaaaaaaa

_________________

La Mandrágora busca talentos... ¿desatalentados?
--Gonzalillo_el_monaguillo


Gonzalo se había subido al campanario de la catedral con su mejor amigo, Pablito el Rana, para seguir mejor la carrera. No había sido difícil quitarle las llaves al campanero, que después de unas rondas en la taberna ya no regía bien, así que los dos muchachos corrieron a toda prisa por los empinados escalones y se asomaron a la cara norte.

Durante un buen rato no se veía ningún movimiento por el camino de Soria, y se estaban aburriendo, así que aprovecharon para saludar a varios de los zagales que estaban siempre por la calle, y que se habían ido concentrando al pie de la torre, y haciendo pruebas sobre la velocidad a la que caían las piedrecitas al suelo, muchos pisos más abajo.

-¡Mira, Gonza, mira! ¡Viene alguien!-gritó Pablito, señalando la carretera. En efecto, varios puntos, no mayores que hormigas, se movían desde el horizonte.

Gonzalo, ni corto ni perezoso, pensó que había que avisar a la gente. Tomó la soga de la campana de Los Remedios y la hizo sonar.

-¡¡Ya vienen, ya vienen por el camino!!- gritaba, y Pablito hacía lo mismo asomado al gentío. Algunos de los chicos salieron corriendo por las calles adyacentes para avisar al resto del pueblo, otros fueron a esperar a la meta; los demás se quedaron esperando acontecimientos.

Un poco después, desde la torre ya se distinguían los primeros jinetes, aunque no con detalle.

-¡Hay dos adelantados! ¡Hay dos adelantados!-gritaban esta vez, y el mensaje corrió como la pólvora otra vez desde la catedral al resto del pueblo. Los dos chicos se turnaban a voltear la campana y asomarse para seguir la carrera.

Ya caía la tarde entre toques y carreras cuando Gonza preguntó:

-¡Un momento! ¿Eso es una cruz roja? ¿No era cosa del equipo del alcalde, Rana?

-Mmm... me suena, me suena... ¿cruz roja sobre blanco?

-¡Ahí le diste! ¡Que va a ser el señor alcalde! ¡Agarra la de San Titus y toca fuerte, yo sigo con esta!

Al grito de "¡¡El alcalde, el alcalde!! ¡¡Osma, Osma!!", tocaron a rebato las campanas hasta que no pudieron más. Los adultos fueron corriendo a la plaza para ver que pasaba, si era incendio o inundación, y al llegar se encontraron con un montón de gente gritando que el señor alcalde ganaba la carrera. Alguno quiso bajarlos del campanario por los pelos, pero los otros les tranquilizaron.

-¡Diablo de chiquillos, qué se les va a hacer! ¡Un día es un día, hay que ir a recibir al señor alcalde!

Tal fue el lío de las camapanas, que después se supo que un viejo pastor, al oír el toque , pensó que atacaban la villa y no bajó del monte en una semana, anécdota que le persiguió el resto de su vida.
Gusito


Osma. Linea de salida.

El carromato de la Compañía Itinerante La Mandrágora se desplazó hasta la linea de salida, cerca del que otrora fuera el castillo donde residió una reina. El viento soplaba fuerte esa mañana. Todos lucían sus estandartes. Gusito sacó también un estandarte al viento. Al viento, la cara al viento, el corazón al viento, las manos al viento, los ojos al viento, al viento del mundo.



Al viento ondeaba la bandera. Y Gusito y los actores animaban.

- Alé, Rujulita, alé aleeeeeeeé
alé, Rujulita, alé aleeeeeeeeé
alé, alé, alé,
alé, alé, alé,
alé, Rujulita, alé aleeeeeeeeeeé

_________________

La Mandrágora busca talentos... ¿desatalentados?
See the RP information <<   1, 2   >   >>
Copyright © JDWorks, Corbeaunoir & Elissa Ka | Update notes | Support us | 2008 - 2024
Special thanks to our amazing translators : Dunpeal (EN, PT), Eriti (IT), Azureus (FI)