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[RP] I Vuelta Hípica a Castilla (participantes)

Vibora


Soria estaba engalanada para la salida de la primera gran carrera hípica en honor a la coronación del rey Carolum.
La primera etapa partiría desde Soria al amanecer del domingo y la llegada sería a Osma. Se esperaba que para media tarde llegasen los primeros.
El jurado de la prueba estaba revisando que todo estuviese listo. Y los participantes se preparaban, ellos y sus monturas, esperando el aviso para colocarse en la línea de salida.




Este hilo es exclusivo para que los participantes roleen los resultados.
El público en general dispone de otro para comentar lo que deseen

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Tiana


Zebaztiana había salido temprano. Intentando esquivar a padre hasta el último instante. Llegó la primera a la linea de salida. Allí estaban ya los mozos de la Baronía con los corceles, varios caballos de repuesto y los blasones.
Había hecho preparar el triple de monturas de las necesarias. En tres grupos distintos, alimentados cuidadosamente, aislados del mundo y meticulosamente inspeccionados. No tenía ninguna intención de dejar nada al azar y aun menos a manos de algun saboteador. Había preparado caballos de diferentes tipos, para que cada jinete adecuara su montura a la estrategia elegida.

Para la ocasión vestía un sencillo vestido de buen paño azul con cuchilladas amarillas, con la falda dividida para montar.. a horcajadas. A padre no le iba a gustar verla así, pero no podría mantener el paso del resto de jinetes con su habitual silla, en la que montaba de lado, como decorosamente era adecuado que hiciera.

En los puños, bajos y alrededor del alto cuello lucía delicados bordados de flores alternados con el escudo de Illueca. La capa era idéntica a las que entregara al resto de sus jinetes, con el escudo de la Baronia bordado en el lado derecho a la altura del pecho. Con la salvedad de que la suya era más pequeña, habia tenido que arreglarla para que no le arrastrara.. En el lado izquierdo a la misma altura del escudo lucí el número doce. Su dorsal.

Los dorados rizos rojizos estaban recogidos en un moño y enmarcados con una tiara que lucía el emblema de la casa en el centro. Algunos mechones se habian soltado a los lados y se agitaban al viento rebeldes.

Tiana revisó personalmente la yegua que iba a montar aquel día. Alta, de pasos estilizados, tobillos fuertes. Sería veloz y además resistiria una larga distancia. Había reflexionado seriamente sobre la estrategia a seguir. No todos los caballos recorrerían esa distancia sin morir agotados en un solo día. Necesitaba un corcel veloz, pero robusto. No se iba a lanzar al galope a ciegas, así solo conseguiría reventar a cualquier animal antes de que pasaran dos horas...

Y con esos pensamientos en la cabeza se bajó más el embozo cubriendo su identidad hasta el último instante. La mirada se perdía en el horizonte, calculando y pensando, las sombras ocultaban sus rasgos. Tras ella restallaban al viento los estandartes que marcaban el puesto. Identificándolo claramente como el de la Baronía de Illueca. Los jinetes que de allí salieran correrían por la gloria y el honor de don Zebaz Campeador de Torres. Barón de Illueca. Su padre.



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Rujula


La del atardecer en los cabellos se levantó temprano aquella mañana. Despacio, sin apenas hacer ruido, se deslizó por la cama hasta salir de ella y se despidió de Gusito con un tierno beso en sus labios. Aún el sol no se veía reflejado en el lago, pero el cielo empezaba a clarear. Se vistió con ropas cómodas, unos zaragüelles gruesos, camisa de paño y jubón sencillo, nada de enaguas y faldas, cabalgaría a horcajadas y la molestarían. Preparó un par de buenas mantas zamoranas, un manto grueso de lana, y viandas para el camino.

Antes de salir dejó una nota sobre el escritorio:

Citation:
Querido Gusito,

marcho hacia Soria, me inscribí en la carrera hípica en honor al rey. Conociendo tu afinidad a la realeza preferí no decirte nada pero se que en cuanto leas esto saldrás corriendo para animarme. Pensé que era una buena forma de patrocinar nuestra compañía de teatro.

No te asustes si no encuentras a Pisha en el establo, está conmigo, será mi montura, se que se portará como un campeón aunque no tenga la costumbre de correr, llevamos días entrenando.

Aun no me he hecho con el pendón que quiera acompañarme, pero lo intentaré en la última taberna antes de salir de Osma, seguro que alguno habrá que vaya para Soria. Cojo la cinta púrpura que guardas en el cajón del escritorio, la anudo en mi muñeca, nos mantendrá unidos.

Deséame suerte.

Tu princesa descalza.


Fuera hacía frío, demasiado, pero el ánimo que se daba a si misma lo salvaba todo. Ensilló al caballo gaditano, le puso la cabezada adornada con pequeñas campanillas en la testuz y apretó las cinchas.

- Nos vamos Pisha, demuéstrame lo buen caballo que eres - le susurró acaricándole las orejas nada mas montar.

El caballo tordo piafó como si entendiera lo que la granadina le decía y al trote abandonaron el tonel. Esperaban llegar antes del anochecer a la ciudad de salida.







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Talmoy


Talmoy de Yieste llegó a Soria la tarde anterior. Se había pasado el día viajando en compañía de su inseparable Moonriver, y ahora tenía que encontrar a Liborio para que le diera el caballo prometido, así como el vestuario adecuado para representarle.

Acomodó a Moonriver en la posada para que descansara y dandole un tierno beso le dijo.

Descansa un poco y pide una buena cena que mañana quiero que seas la dama más bella de todas. Mientras yo voy a informar de nuestra llegada

Así Talmoy se fue en busca de Liborio para prepararse para la carrera

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Lady.godiva




Aún no había salido el sol cuando Godiva ultimaba los preparativos, estaba muy ilusionada ya que nunca había participado en una carrera de caballos legal, y hasta había contagiado al alcalde de Osma el entusiasmo de entrar en la competición. Era una buena amazona, su difunto padre la había enseñado desde muy pequeña, podría decirse que había aprendido ha montar antes que a andar, en su juventud se llevó muchas regañiñas por parte de los ancianos del pueblo cuando se ponía a hacer de las suyas a la grupa de un caballo cuando quería llamar la atención.

Después de haber desayunado lo justo salió de la casa parroquial al establo a ensillar a Baltazar, su caballo, un precioso ejemplar negro ónice árabe de brillante pelaje y vigoroso porte que había conseguido en una apuesta a los dados a un mercader turco. Antes de poner la montura a su corcel le cepilló la crin cuidadosamente mientras le susurraba:
- Vamos a ganar, Baltazar, se van a enterar esos remilgados de la corte lo que tú vales.
El animal era tan salao que relinchó como respuesta, porque si llega a hablar lo contratan en la taberna del Bifröst o en cualquier sala de fiestas de Castilla, amenizando las noches con monólogos y chistes zoofílicos, en fin que la pelirroja se forraba como manager, pero como no es el caso que nos ocupa...Godiva continuaba cepillándo a Baltazar mientras cantaba alegremente: - A por ellos oooeeeeh, a por ellos oooaaaaah... Auuu! Auuuu! Auuuuu!
Inexplicablemente tenía que acabar exclamando el grito de guerra pucelano, ay, lo que es la costumbre. A lo lejos ya se escuchaba a los perros aullar como réplica y a algún que otro vecino decir cosas feas a grito pelao.


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Syn


Syn ya había pasado por Soria cuando llegó a Castilla, hacía semanas ya de aquello y parecía que todo seguía igual, aunque lucía diferente toda engalanada con las enseñas y blasones de los nobles castellanos. De ellos, eso si, ni una pista.

Se acercó a las cuadras y observó como el jamelgo que lucía su dorsal, se volvía nervioso y encabritado en cuanto intentaba acariciarle el hocico con la mano hueca.

- Vale, vale, vaya unos modales que tenemos!! Le dijo en alta voz, como si el animal pudiera entenderla. Del fondo de la cuadra se division entonces una figura, que al aproximarse a ella descubrió ser un mozalbete de no más de 13 años.

- Eres tu Syn Corvinus? La que montará este caballo representando a mis señores? Pues no se ha esmerado mucho eligiendo esta vez Polonio


- Mira, zagal, si no quieres que le vaya con el cuento de cómo duermes a pierna suelta sin preocuparte demasiado de la caballería, ya puedes ir dándome lo que han dejado aquí para mi.

- Ya, espera aquí y ni se te ocurra asustar más a la bestia, si no quieres que acabe lesionado y tu futuro se vuelva negro, mas negro de lo que parece que es actualmente.

Solo en ese momento Syn se dió cuenta que no se había bañado aún como mandan las buenas costumbres, y que pegada a su piel aparte del polvo del camino, aún quedaban rastros del trabajo diario en la mina de Pucela, a la que acudía siempre que podía. De un manotazo le quitó unas ropas plegadas que le había acercado el zagal, y se encaminó hacia la tasca donde había dejado unas monedas como pago por una habitación ruinosa pero cómoda de la primera planta.

La rubia no tardó ni una hora en aparecer de nuevo, aunque su aspecto era bien distinto: con aquel corsé bordado con los colores de los Vizcondes de la frontera, y un cuatro en rojo escarlata que se anudó a la espalda, la gitana lucía bonita aunque incómoda.

- Pues si pierdo, ya sabemos quien tendrá la culpa. Tanto corsé y tanta pedrería. Ensilló al caballo mientras seguía maldiciendo en voz baja y preparó el correaje, metódica y con tacto, mimando al animal para relajarlo.

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Alhanna


La pequeña había ido a los establos de nomami Uri, hacía tiempo que su fiel amigo pierrot, que ya había alcanzado el tamaño de un lobo adulto y ella se habían hecho amigos de Porsche-ron, un caballo negro al que nadie hacía mucho caso porque era de una talla menor que el resto. Alhanna sabía que aunque pequeño en tamaño era realmente veloz cuando le daban pista para correr, aunque no aguantaba bien trepar por montes. Tomó "prestado" una montura y se acercó a Porsche-ron.

Mon ami, nessesitou que me ayudes en estou, Debian espegga que ganemous y dejemos bien altou el honog de Puselá, bon, si me ayudas yo te prometou que podrag correg tan rapidou como siempre has queggidou y demostrag a ESA que ereg el mejog caballou de todou el establou...

El caballo sacudio la cabeza arriba y abajo mientras arañaba el suelo con papezuña, finalmente se calmó y dejo que Alhanna lo ensillara. Ya estaban listo.

La mañana era fria pero Alhanna no tenía mas ropa que una camisola corta que apenas abrigaba nada, pero era suya y no se la debía a nadie asi que la lucía orgullosa como quien lleva sus mejores prendas. Montada sobre Porsche-ron se alineo en el punto de partida de la carrera, con pierrot bien cerca de ellos. En silencio, pues era una niña de pocas palabras, esperó pacientemente la llegada de los demás participantes.


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Quiero un gorro rojo por mi cumpleaños, ¿me lo regalas?
Kurt


La mañana era fría y el semental se mostraba algo inquieto. Kurt deslizó su mano por la crin del animal para tranquilizarlo. Era un caballo de singular belleza. Tenía una cabeza mediana y elegante, con un perfil suavemente convexo y con la parte naso-labial terminada en punta. Sus ojos expresaban una gran vivacidad, grandes e implantados oblicuamente. Repasó con la palma de su mano unas cuantas veces el robusto y musculosos cuello del caballo, bastante grueso en su inserción en el tronco, y por las espaldas, que eran amplias y descendentes. Poseía unos posteriores anchos y unas extrenudades bastante delgadas, pero musculosas. Era un caballo veloz y preparado, apto para llevar a cabo cada una de las etapas de la Vuelta. Tenía un cuerpo bien proporcionado y ágil. Pero, sin duda, el rasgo más característico de su belleza era la espesa crin que poseía. Era muy abundante y ligeramente ondulada y encrestada, lo cual dotaba al animal de una elegancia sublime. La cola era también muy tupida y se insertaba bastante baja. Su pelaje, blanco como la nieve, era realmente hermoso y seguía fascinando a Kurt cada vez que lo montaba.

Era un caballo vivaz y jovial, pero sobre todo, como la mayoría, era un caballo leal. Kurt lo adquirió años atrás, en Aragón, y lo utilizó para la guerra de Caspe. Allí el semental se comportó de manera valerosa y única, lo que hizo que el Borja le tomara un gran aprecio. Cuando se trasladó a Castellón lo llevó con él, y a partir de ese momento lo mantuvo hasta el fin de sus días, utilizándolo para cazar o cabalgar por entretenimiento, su cariño le impedía arriesgar su vida en una batalla.

Percatándose de que continuaba algo nervioso, el susurró unas palabras tranquilizadoras mientras se apartaba para que un mozo, al que había pagado unos escudos para que preparara el caballo en la herrería de su padre, en Soria, lo ensillara. Kurt dio unos pasos atrás, y observó al resto de los participantes. Eran casi tres decenas, aquello iba a estar interesante y reñido, sin duda. Vio algunas caras que le eran conocidas, otras no tanto, y algunas que no había vista nunca, seguro que durante la competición tendría oportunidad de conocer mejor a cada una de aquellas peronas.

Para la Vuelta, el Borja había seleccionado un traje cómodo y a la vez elegante, digno de su categoría, para cada una de las etapas. Vestía un traje de paño negro sobre una camisa blanca, como calzado unas botas negras y un sombrero, del cual se despojaría antes de comenzar la carrera, para evitar perderlo a mitad de ésta. El caballo portaba en su barda de tela, a ambos lados de igual manera: el escudo de la Casa Borja sobre un fondo negro, y encima de éste el número 16 bordado en amarillo, con el que Kurt participaba en la Vuelta. Montó al caballo y agradeció al mozo sus servicios, lanzándole un par de monedas más, y se dirigió hasta el punto de salida. La primera etapa de la Vuelta iba a dar comienzo.

- Vamos, Thanos. - que así se llamaba el caballo, cuyo significado era "el noble" en griego, cultura que tanto interesaba al Borja-. ¿Listo para hacer lo que mejor sabes? - pregunta que el caballo pareció responder alzándose sobre las dos patas traseras, y emitiendo un sonoro relincho que duró unos segundos, y que llamó la antención de algunos cercanos.

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Lurien.


La joven llegó la noche del dia anterior a Soria. Al llegar vió a todos los participantes y saludó a aquellos que conocía. A su lado llevaba un hermoso caballo negro de largo pelaje y patas fuertes.
La verdad es que destacaba la pareja de la rubia y delgada jinete con el gigante caballo.
Lurien acarició con suvidad a si caballo, lo había comprado en calatayud y desde el primer momento supo que ése seria su caballo.

Los ojos de caballo eran oscuros, y su esvelta figura le hacía parecer un caballo de alto rango.

Iba bien preparado al igual que la joven dueña. Lurien había escogido para la ocasion una ropa poco inusual para una dama, se vistió con unos pantalones de cuero y una camisa negra siguetada por un corpiño de cuero también, aquella ropa le era sumamente cómoda para ella aunque fuera estrecha y estilizara su fina figura.
Su largo cabello rubio estaba recogido en dos largas trenzas, para que no le molestara mientras estaba en la carrera.

La joven montó en su caballo con agilidad y se inclinó al oido de su caballo, susurrandole palabras y acariandole.

- Por fin ha llegado el gran día Trueno- Digo la joven dando ánimos - Disfrutemos de ésta carrera y demostremosles de lo que somos capaz

Con ésto se sentó bien en el asiento ý acarició las crines del calmado caballo.
Uladh


Demasiado temprano para él aunque ya lo dice el Hávamàl "Levántese pronto quien piense tomar vida o fortuna ajenas: ni lobo acostado consigue su tajada, ni hombre que duerme victoria."
Bajó hasta el establo y cogió un puñado de paja. Con él empezó a cepillar el lomo de Rask.
- Vamos muchacho, tenemos por delante una buena y te toca darlo todo

Uladh colocó el bocado alrededor de la cabeza del animal y tirando de él, lo sacó de las cuadras de la taberna de Osma donde se alojaba. Tenía herraduras nuevas y no se movió mientras le colocaba las albardas y la silla. Con algo de trabajo el vikingo metió el pie en el estribo y de un salto se puso a horcajadas sobre él. Una suave presión en los ijares y Rask comenzó a trotar hacia donde daria comienzo la carrera. El gentio se agolpaba y tuvo que abrirse paso entre ellos. Habia banderolas plantadas en algunos puestos. El pelirrojo llegó hasta donde se ubicaba su número de dorsal, el 26, feo número donde los haya. Una vez allí clavó su enseña para que todos supieran quien competia allí


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Nicolino


"Taronja" era como el Borja había bautizado a su caballo alazán, de pelaje rojizo, que era del color del cobre. Era un animal que engullía zanahorias de una manera singularmente feroz, rápido, inteligente (más que todos los mozos de cuadras de sus establos juntos, decía Nicolás) y de fuerte temperamento. Tanto, que se había acostumbrado a su jinete, y no permitía que otro más inexperto y menos cuidadoso le montara. Estaba demás decir que debido a aquello, se ganó un lugar especial en el corazón del setabense, que llegó a pensar que no había criatura más fiel que aquella.

Él le había domado, y lo consentía. Y por su color, y por su linaje (sí, el caballo tenía linaje) que se remontaba a más de siete generaciones de caballos árabes criados en Valencia, tierra de naranjas, le había puesto el nombre. Al principio no sabía hasta que punto le era propio ponerle nombre tal a tan noble animal, pero a él parecía agradarle, y ya lo había acostumbrado a llamarle por aquel apodo. Además, ya tenía en sus cuadras otros tantos con nombres señoriales. Decidió que era bueno variar un poco. Las costumbres le disgustaban: él era impredecible.

Y con aquel caballo al Borja casi le sobraban las espuelas. Relinchó, altivo, mientras su dueño bajaba la mirada hacia los demás. Examinó sus monturas. Su Taronja se comería a aquellos animales como si fueran zanahorias. Aquella había sido una buena elección, lo sabía, estaba seguro de aquello. Era un caballo impetuoso y veloz, que difería sobremanera respecto a las bestias de torneos y batalla, que no necesitaban más ingenio que el justo para entender cuando su dueño les pedía que cargaran.

Esbozó una arrogante sonrisa. Llevaba un simple jubón, ropas cómodas y sencillas, igual que su montura, en la que se distinguían claramente los colores de su casa. Y un número 17, que según la gente de la península itálica era número de mala suerte. Algunos decían que eso tenía su origen en que XVII, era un anagrama de VIXI, "he vivido", y si he vivido, en pasado, ahora "estoy muerto". Pero él no temía a la superstición. Solo los necios se veían esclavizados por aquellas cuestiones, y creían en el destino inalterable. Según la lógica del Vidame, cada uno se labraba el propio por medio de sus decisiones, y él decidía el suyo libremente. Era el único con dominio sobre sí mismo, y aquello le daba cierta sensación de poder.

Clavó la mirada en el horizonte. Cuando largaran, se dispararía hasta el horizonte como una saeta.

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Felizmente casadísimo con la más Berasategui de todas
Marce


Comenzaba un día muy frío y el caballo estaba algo inquieto. Esa mañana estaba siento muy dura para mi y para el semental,solo pensaba en la carrera y de encontrarme con algunos amigos cuando llegase a Soria. Trascurría el día y sin dejar de terminar la mañana, se hacía cada vez más larga. El comienzo de la vuelta cada vez estaba más cerca, conforme iba entrando en la ciudad el cosquilleo en el estomago se hacía más intenso de la emoción que tenia. Al fin cuando llegue a Soria me encontré con varios corredores y con unos cuantos amigos como Tiana,Talmoy y Lady_Godiva les salude y ahora me dispuse a ultimar detalles para hasta el comienzo de carrera.






Valentina


Valentina llega al sitio de salida nerviosita, pero contenta. La cabeza bien alta como corresponde a la hija del Gran Señor de Denia. Los ojos le brillan de ilusión. Monta en su castrado sin más acomodo que una manta con el emblema de su casa.
Y es que la niña había aprendido a montar a lo salvaje, sin silla, y era como más cómoda se sentía.

Mira con la frente arrugada las enormes caballerías allí reunidas, con sillas intrincadas y bardas incómodas de imposibles pesos. Cargas innecesarias.

Ella correrá ligera y libre. Y llegaran cuando llegaran, el viejo castrado y ella iban a disfrutar de lo lindo.
Se coloa bien el gastado jubón y endereza el número 5 que se había bordado ella misma con muy poca maña. Sonrie muy contenta.

Después de varios intentos sin éxito pide a un mozo que por allí pasa que clave la bandera con el escudo del Señorio de Denia y mirando el escudo ondear se queda parada esperando la señal.



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Almanzor


el bueno de Almanzor se acercaba con su corcel a la linea de salida mientras observaba toda la parafernalia que habia en la plaza del pueblo
cuanta gente ha venido, si que ha levantado interes esto pensaba
Llego a su sitio y se puso a alimentar a su corcel esperando a la salida.
Carolum


El día había amanecido muy frío, haciendo gala al crudo invierno castellano; sin embargo, el astro rey refulgía con fuerza en las alturas de la bóveda celeste. Varios jinetes ya aguardaban en la línea de salida de la primera etapa, con sus monturas, algunas pacíficas, otras relinchando nerviosas. Sin duda iba a ser un magnífico día para el comienzo de la carrera.

El suelo empezó a temblar ligeramente, cuando de la esquina de la calle, apareció el rey a lomos de un enorme semental azabache de guerra. Los cascos del poderoso equino hacía estremecer el empedrado de la calle. El animal, altivo y nervioso bailaba a los toques de riendas y espuelas de su jinete, acusando aún más los golpes de las herraduras contra el suelo, mientras las crines, trenzadas, volaban de un lado a otro con el ligero trote. Su pelaje, negro como la noche, brillaba ante los tenues rayos del sol invernal. El rey, embozado en una gruesa capa negra se dirigió hasta la línea de salida, posicionándose entre sus dos hermanos. El caballo relinchó y se puso de manos al llegar hasta ellos. Con dos suaves toques en el cuello, el animal acabó calmándose.

Muy astuto había sido su hermano Nicolino al montar un caballo árabe, rapidez y obediencia. - ¡Buenos días hermanos! -. saludó sin siquiera mirarles, fijando la vista en la lejanía del camino que les aguardaba. Giró la cabeza hacia su hermano mayor y le lanzó una sonrisa fría: - no sé quien ganará la primera etapa, y menos la carrera... a juzgar por tu caballo parece que te va la vida en ello, ¡espero que tengas suerte!... al menos yo podré mirarte desde arriba-. era evidente que la diferencia de alturas era muy acusada, casi le sacaba tres cabezas. - Espero que tu caballo de juguete aguante corriendo más de una hora.- dejó escapar una risa sarcástica; le encantaba hacer rabiar a su hermano mayor. Era casi un deporte familiar.

- Al menos mi hermano pequeño si ha tenido la buena idea de encontrar uno más equilibrado... es muy bello, hermano-. dijo dirigiéndose al más pequeño de los Borja - espero que corra tan bien como aparenta.- Carolum sacó una bota que llevaba colgando de la silla, dio un largo trago y se la pasó a sus hermanos - esta mañana es fría, mas os vale calentaros algo... es orujo de yerbas.-

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