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[RP] I Vuelta Hípica a Castilla (participantes)

--Diego_el_de_pereo


Aquel día, por una vez en mi vida, llevaba la librea de Santillana. No me gustaba nada, no en vano cuando niño, iba con los chicos pobres de Pereo a tirar piedras a los carruajes señoriales de Santillana. Llevaba de las riendas un corcel y un poni. Sí, un poni.

A mi lado, el pequeño Erik iba dando saltos, con sus ropas y su espada de madera. Le había insistido en que se la dejara en casa, pero el niño, que no y que no. Que la llevaba y punto. Al final, me cansé y le dejé hacer, al fin y al cabo, si sus padres le permitían correr en una competición de adultos, no iba yo a ponerme estupendo.

- ¿Y quién corre por la tita Uri?, preguntaba el chiquillo.

- Pues..., no la veía entre la gente.

- A ver si va a llegar tarde. Pero yo no voy a llegar tarde, ¿verdad, Diego?

- No, señorito, de hecho ya hemos llegado.

El pequeño empezó a mirar alrededor, con los ojos abiertos. Banderines, músicos, y gente observando. Allá a lo lejos, Polonio estaba arreglando papeles. Se giró hacia mí, y me dijo:

- Rápido, rápido, tengo que llegar a la línea de salida antes de que me vea mi madre.

Lo subí al poni y ajusté las cinchas. Le ayudé con los guantes, y recé porque no se cayera el niño. Se iba a armar buena si le pasaba algo a la criatura. No sé a quién mataría antes doña Adii si Erik se hacía un rasguño: a la Marquesa por darle el dinero, al rey por organizar aquello, o a su marido porque sí.

Erik se acercó al resto de competidores, que le miraban con cara extraña al ver acercarse a un poni. Él, ajeno a todo, sonreía ampliamente y ya pensaba en cómo levantaría la copa al ganar.

De pronto, una voz a mi espalda, me sacó de mis pensamientos.

- ¿Es usted Diego, el de la casa de Santillana?, la morena señaló mi librea.

- Yo soy, guapa. ¿Me buscas a mí? Es mi día de suerte, entonces.
--Lisena


- Yo soy, guapa. ¿Me buscas a mí? Es mi día de suerte, entonces.

La "guapa" arrugó la nariz. Insolente, pensó. Pero ignoró la provocación, porque otros asuntos la llevaban allí.

- Soy Lisena Alvarez de Toledo. Usted mismo me escribió para correr en nombre de la Marquesa de Santillana.

Le miró de arriba a abajo.

- Ahora entiendo por qué ha tenido que buscar fuera un jinete que la represente.

El de Pereo torció la sonrisa. Había salido brava la muchacha.

Ella estuvo revisando los aperos del caballo, la calidad de las riendas y la fortaleza del caballo. Asintió satisfecha y, de un salto limpio, subió a su cabalgadura.

- Nos veremos en la meta de llegada... lacayo, fue lo último que le dijo a Diego, antes de dirigirse al grupo donde estaban los demás.

La sonrisa del de Pereo se borró. Bromas sí, pero... lacayo... a fé suya que eso no iba a quedar así.
Sirdrakkar



Todo estaba disponiéndose para la gran carrera. Sir Drakkar competiría con su fiel montura Cruz Templaria. Un noble corcel de la raza Frisona, de pelaje negro azabache, heredado de un compañero mercienario en su corredurías por su peregrinaje hacía Jerusalén, que en sus últimos estertores de agonía causados por la flecha de un bandido en una emboscada, le legó a Sir Drakkar cuando el caballo contaba con dos años de vivencias. Ahora está por cumplir en primavera su octava primavera precisamente.



No era la montura más atlética, pero Drak tenía la certeza que el secreto para tener un gran corcel era su fidelidad con el jinete y los frisones son una raza muy fiel y agradecida si son bien tratados, y eso les permite ser uno y transmitirse lo mejor de cada uno. Además éstos días eran muy fríos, un clima en el que los frisones se sienten como peces en el agua. Tenía la fe de estar apostando a caballo ganador con Cruz Templaria. Lo vistió con su silla y la tela que lucía debajo de la silla de monta llevaba su dorsal 21 la cruz de pathe que siempre ha representado a la orden Templaria. Drak se vistió con la vestimenta típica de un caballero Templario, con la cota de mallas incluida, nunca se sabía, y su montura ya estaba acostumbrada a su peso y podía demostrar ser incansable aún con los pertrechos de Drak puestos. Drak llevaba el estandarte del equipo, sencillo, sin muchos abalorios como mandaban las doctrinas templarias:



Drak se acercó hasta su compañera de equipo Lady Godiva, que lucía su negro corcel de raza andaluza y negro pelaje como el de Cruz Templaria, pero diferente. Drak era consciente que su compañera de escuadra lucía una noble montura.Y ella tenía un aire especial montada sobre esa montura, se le vino a la cabeza la leyenda que le contaron tiempo atrás sobre una Lady Godiva montada a caballo, y por dentro se reía sin reparar en el pequeño rubor que le venían a las mejillas asociando esas imágenes a la Lady Godiva que veía montada sobre su negra montura. Ella le había animado a participar en la carrera, que la alcaldía la podían llevar sus funcionarios estos días, y que si ganaban el premio lo dedicasen al pueblo de Osma.

- Todo bien Godiva? - Le preguntó Drak a Godi - Te he traido una vesta Templaria para que luzcas los colores de nuestro equipo, que veo que te la descuidastes de poner.

Mereklar
Se hizo de rogar un rato, el último encargo había tardado en llegar, pero ya lo tenía todo listo. Se arregló las numerosas armas arrojadizas que llevaba distribuidas por todo el cuerpo, se colocó bien la capa y se calzó la máscara negra que distinguía a "la guardia Veneciana". La rubia Rubià de pegote llevaba los albos pelos sueltos, contrastando con el negro uniforme. Su paso era marcial y firme.
En su mano diestra llevaba las riendas del caballo de pesadilla que guiaba con firmeza. El animal tenía los ojos inyectados en sangre y resoplaba haciendo aletear los ollares. Espuma blanca embadurnaba el bocado que tenía fuertemente apretado entre los dientes.

No le sorprendió ver un par de corceles similares entre los otros corredores. Pero el suyo no solo era robusto y capaz, "Sanguinario" tenía otras muchas y útiles habilidades que le habian venido al pelillo a su jinete en el combate.

Se puso en su sitio, el número 1, el número de su dorsal, el número del único jinete que planeaba que cruzara la linea de meta. No importaba que algunos fueran veloces, la cosa estaba en llegar.. vivo.

Su otra mano sujetaba un saco pequeño que se agitaba de vez en cuando. Ella no le prestaba atención. Lo ató a la perilla de su silla y comprobó todos los arreos.

El animal viajaría ligero, acostumbrado a cargar con una armadura y con la guerrera totalmente pertrechada. Hoy los dos habían abandonado las mallas y las placas. A Mereklar solo le protegería el recio cuero tachonado del peto que llevaba bajo los negros ropajes. Aunque no esperaba tener que defenderse de nadie. Siempre era bueno ser precavido.


-Ahí estan se dijo por lo bajo cuando localizó el blasón de los Borja. Estaban en dos grupos. El Rey y sus hermanos, y el ahijadito y sus jinetes comprados. Se podía haber quedado sentadito en su cómodo trono como mandan los cánones. Se dijo refiriéndose al monarca. Era una porqueria que se hubiera apuntado a la carrera. Iba a tener que ser más cuidadosa de lo que había esperado. Pero el patronus había dicho que la deportividad se la dejara a otros y es lo que habría hecho, si hubiera tenido de eso.. claro..

Localizó a otros jinetes conocidos y desconocidos. A algunos los desechó solo con verlos, eran casi una treintena y en 5 días tendría que hacer bien sus apuestas y acabar con los peligrosos, el resto.. al cuerno.. era buena en su trabajo, pero eran muchos en muy poco tiempo si además tenía que guardar las formas delante del público.. un poco.

Montó de un ágil salto y comprobó de nuevo el saco. Viendo que todo estaba en orden sacó de debajo de la silla la arrugada bandera y la colgó de una lanza que traía para lo ocasión...



Teniéndolo todo listo se puso firme en la montura y esperó, con la negra máscara ocultando sus facciones y su media sonrisa.
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Solo hay un camino, el que me lleve a ti.
Muerteeeeeeeeeeeeee!!!!!!!
Lady.godiva




Y allí estaba la pelirroja sentada a horcajadas sobre su cabalgadura, lo suficientemente inclinada para rascarle la quijada a Baltazar con el fin de relajarle el ánimo. El animal parecía algo excitado ante los relinchos de los demás caballos competidores en la línea de salida. Llevaba el dorsal 2o bordado en la gualdrapa sobre la estera, podía verse además en la grupa la cruz bermeja de los templarios. Godiva iba cómoda y bien abrigada con unos calzones de pana, el frío era muy acusado aquella mañana. Luego de acariciar a su noble corcel se irguió y mantuvo la vista al frente, aunque hacía un día soleado aún se veía la bruma matutina en el horizonte, luego observaba a su diestra y siniestra, la fila de participantes parecía no tener fin. Y su compañero de grupo aún sin aparecer, la pelirroja ya se empezaba a acordar de la familia García cuando escuchó:

- Todo bien Godiva?

La pucelana volvió el rostro y se sonrió al ver a Sir Drakkar ataviado como para ir a la guerra, seguidamente haciendo un gesto con la brida, Baltazar le cedió un hueco a su lado en la alineación de carrera.

- Al fín apareces, Sir Drakkar, ya pensaba quedarme con tu puesto, y por qué no... con el premio - Respondió en tono jocoso para luego sonreir con desafiante bravuconería. El vaho salía de su boca cada vez que exhalaba, hacía bastante frío.

- Te he traido una vesta Templaria para que luzcas los colores de nuestro equipo, que veo que te la descuidastes de poner.

- Oh, muchas gracias, Drak, olvidé ese detalle... - Con cara de agradable sorpresa la pelirroja extendía la mano vestida con un guante de piel marrón para coger la vesta que Drak le ofrecía. Enganchó las bridas a su silla y mientras se colocaba con bastante soltura la vesta, hasta cubrirse por completo el torso, dijo risueña mirando al corcel de su compañero: - Bonita montura, Drak, se ve tan noble como el jinete que lleva encima.

El tiempo pasaba y aún no había señales de que comenzara la carrera. Godiva comenzaba a impacientarse tanto como su impetuoso caballo Baltazar que no dejaba de levantar los cascos del suelo y resoplar al aire helado matinal, ambos deseaban escapar de la línea de salida como un rayo.


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Luix_bp
Luix se había preparado exhaustivamente antes de dirigirse con el resto de los participantes de la carrera, la primera que se celebraba en Castilla, la cual había cosechado bastante éxito, sobre todo entre los nobles que se habían encargado de buscar el mayor número posible de corredores que les representaran, era uno mas de los Juegos de las Casas con los que se entretenía.
Aunque claro estaba, alguno de ellos se representaban a sí mismos, y no iban patrocinados por ningún señor, pero no era su caso.

Se había vestido con la librea de la casa de Illueca, que le habían prestado para representarla, además de sujetarse la prenda que tan amablemente le había dado la hija de Zebaz, y que tanto le había costado pedir, tenía fé en que le diera suerte, aunque con eso solo no valdría, tendría que esforzarse para quedar el primero, claro esta que lo hacía por Zebaz, no por Tiana... o eso es lo que diría si alguien le preguntaba.
También era cierto que el de Illueca, había sido muy rata hasta para pagar la inscripción, ya que el papel donde aparecía el justificante de pago ya había sido utilizado para copiar alguna transcripción de conversación, posiblemente de alguna embajada extranjera, porque desconocía el idioma en el que estaba escrito.


Llegó donde se encontraban el resto de participantes que iban llegando poco a poco e iban recogiendo el dorsal con el número que llevarían a lo largo de la carrera, a él le correspondía el dorsal número dos, el uno había sido adjudicado a Mereklar, que solo había llegado unos minutos antes que el.

La buscó con la mirada y se colocó cerca de ella, no solo por ser a la única que conocía, sino, como era lógico, por ser el dorsal consecutivo al de ella.


- Espero que trajeras un pañuelo, y algo para lavar el uniforme, porque se va a llenar del polvo del camino.... y del que desprenda mi caballo al pasarte. - dijo sonriendo y preparándose para salida.




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Avenegra


Más allá de haber perdido 20 escudos con la mensa, ahora debía representarla en esta carrera, gracias a que Víbora había inscripto a la Cuerva vinculada a la casa de Baeza.

Será que ya pasaba demasiado tiempo robando limones, o... en el mejor de los casos, que ya los papeles estaban a su nombre (después de que la Rosenrot cuidase más de tal propiedad que la misma dueña en sí, por los viajes de ésta o por aquellos retiros de larga duración).

En fin, no iba a pelear por el hecho de representar a un feudo ajeno, pero si ganaba, iba a demostrar fehacientemente que aquellos papeles ya le daban el derecho de propiedad sobre las tierras, y nada podría impedir que se apoderara de las mismas, y por consiguiente.... de los limones.

- Muajaja - dijo la Cuerva, provocando las miradas atónitas de los que allí se encontraban - digo... "muaaaaravilla" de día que el Clemente nos regala para esta jornada. ¿No creen?.
El silencio fue la mejor respuesta que podía haber encontrado.

Vio a conocidos ya concentrándose, y decidió hacer lo mismo... con lo cual fue en busca de una cerveza y esperó en la salida con su montura (y su cerveza).

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Princo


Llegó a donde esperaban ya la mayoría de corredores con los caballos preparados. Se puso en la linea de salida con el caballo troton que habia escogido. Esperaba que su fuerza y resistencia dejaran pronto atras a los ligeros corceles que lucian algunos nobles. Muy rápidos pero para distancias relativamente cortas...

Se colocó el número de dorsal numero 11.
A su lado colocó el blasón que le habian dado los patrocinadores.


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Por el Camion de Belros y el Santo Panikero.
Kurt


Y apareció el rey. Carolum avanzó sobre su caballo, alto y elegante, y se colocó entre Kurt y Nicolás, saludando. Bromeó un rato e intentó picar a Nicolino, lo que despertó la risa del menor de los Borja, que se balanceaba en su caballo, sin duda añoraba aquellas entrañables escenas familiares. Luego el monarca se dirigió a él.

- Al menos mi hermano pequeño si ha tenido la buena idea de encontrar uno más equilibrado... es muy bello, hermano. - dijo-.- espero que corra tan bien como aparenta.-

Kurt asintió con la cabeza, sonriente.

- Seguro que sí - rió, a la par que Carolum sacaba una bota que llevaba colgando de la silla, dio un largo trago y se la pasó.

- Esta mañana es fría, mas os vale calentaros algo... es orujo de yerbas.

Kurt dio un largo tiento a la bebida y luego dejó escapar con suavidad el caliente aliento de su boca, creando una pequeña nube de vaho.

- Me gusta empezar el día así. A ver como se presenta la etapa - y devolvió la bota a Carolum, para que repitiera trago o la diera a Nicolás-. La mañana es fría, pero el ambiente no tardará en calentarse en cuanto comience la carrera - dijo observando al frente, y al resto de competidores-. Han venido muchos, ésto ha sido un verdadero éxito. Será divertido que gane un extranjero - rió en tono algo vanidoso-. Aunque sea hermano del rey.

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Tiana


Tiana comprobó que todos los jinetes de padre estaban ya preparados. Marce había sido el más madrugador. Seguido de Luix, que lucía en su pecho el pañuelo que ella misma le entregara en prenda para darle fortuna y por último Princo, rudo y callado como lo recordaba.
Se sonrojó un poco al pasar los ojos por aquel pañuelo que sus manos habían bordado. Luix hablaba con su subordinada en la Guardia Veneciana. Seguramente compartían palabras de ánimo ambos jinetes. Aunque la oscura mujer no parecía muy... comunicativa. Además con esa máscara era imposible ver nada más que sus oscuros ojos.

Por último echó un vistazo a la grada donde se colocarian los espectadores y localizó enseguida a su Aya junto al pendón de la casa de Illueca.



Le sorprendió ver cómo entregaba unas monedas a un mocito sucio que no debía tener más de diez años. Se diferenciaba poco, ciertamente, de los que atendían a los caballos alli abajo..

Más se sorprendió cuando el chiquillo se acercó a donde se reunian los corredores y sus animales y lanzó con disimulo .. ¿barro? a algunos de los caballos.. todas las monturas que representaban a casas nobles Castellanas.. Borja, Santillana.. al resto los dejó en paz, igual que a los de Illueca.. Y al Rey y sus acompañantes.

Pronto un guardia lo agarró de las orejas y se lo llevó. Pero la travesura estaba hecha. Los corceles que se habían salpicado de barro no parecían ni haberlo notado.

Supuso que la Aya se reiría a costa de ver los culos sucios de las nobles monturas. Sacudió la cabeza en un gesto de reproche y miró mal a Circuncisión. Aquella se encogió de hombros.
Lo que no sabía Zebaztiana es que la vieja pretendía poner nerviosas a dichas monturas. Al cabo del día cuando sudaran con el esfuerzo de la carrera, cualquier cosa seria una molestia. Incluidos los pegotes de barro secos y pegados a sus cuartos traseros.


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Syn


Syn llegó por los pelos al inicio de la carrera, se había entretenido demasiado lustrando el caballo que habría de llevarla hacia la victoria. Mirando a diestra y siniestra se percató que todo el mundo se lo había tomado muy en serio y los jinetes de las familias nobiliares lucian sus mejores pendones.

Nerviosa pero expectante, se situó en la línea de salida, esperando que alguien de la organización diera el grito de salida. O el tiro. O tambores, en fin, algo que le hiciera espolear a aquella bestia negra.

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Naiara


Naiara ensilló bien temprano a su fiel rocín Losino, colocó los estribos bien agarrados a la silla, dejando bajo esta el pelo bien alisado y así hacer que su caballo estuviera cómodo, aquel caballo llevaba con ella bastante tiempo, siempre le había acompañado en sus viajes, por eso Naiara le tenía tan especial cariño.

En esta ocasión todo era distinto, pues ambos estarían esta vez, más unidos que nunca, pues la carrera requería la mayor concentración, y la complicidad entere la joven amazona y su caballo. Llegaron a Soria y atravesaron las calles hasta llegar al punto de encuentro de la I Vuelta hípica de Castilla, su fiel compañero la escoltó entre la multitud hasta las primeras filas, se movía nervioso pero confiado, la joven sostenía las riendas con los puños cerrados y con la suficiente fuerza para mantener al caballo totalmente alzado, pero sin trasmitirle su nerviosismo, mientras ella mantenía en todo momento, su cuerpo recto y erguido, con la cabeza alta, con elegancia y las piernas estiradas y tomando especial cuidado a que estas se matuvieran el mayor tiempo posible tocando a su caballo.

Nai portando el estandarte de la Casa que representaba, tomó una posición bastante adelantada y acertó a ver en esas primeras filas a diversas personas conocidas, la mayoría castellanos que se habían inscrito en aquel evento, que reuniría allí al pueblo de Castilla.





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Sirgawin


Gawin estaba dormido en el caballo despues de un exhaustivo dia de practica, sin embargo el caballo queria seguir corriendo, por lo que de un brusco movimiento desperto al joven.

-¡Maldito animal, me despertaste!
-Dios mio.... ya es mañana, ¡tengo que ir a la compecion!

La linea de salida estaba muy cerca de donde el joven se habia dormido, por lo cual no tardo en llegar.
Venia con un traje negro, no muy a su gusto considerando que tenia cosido en el pecho el blasón de la casa borja.
Se coloco en la posicion, sin mucho que decir ignorando a los presentes, queria acabar rapido esto para volver a su sueño acostumbrado.

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No se puede ganar nada sin antes sacrificar algo.....
Liborio


Liborio había enviado a sus sirvientes a repartir los estandartes ya que el se había demorado en llegar por lo que la carrera ya habia iniciado cuando el llego asi que salio lo mas rapido que pudo con el estandarte de su casa


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Patinete, representado por Vladie


Vamos, vamos, que llegamos tarde... - Me dijo la déspota.

¿Qué no le había dicho a la roba-limones que marque su tarjeta? ¿A quién quiere engañar? No a mí, el gran Patinete.

Había pensado que a estas alturas de mi vida estaría retirado, persiguiendo ovillos de lana por las praderas de Bailén y con una buena yegua de compañía. Pero el moro, jodío traidor que se fue a morir, me dejó abandonao a manos de la Signora y... mi plan de vida, al tacho.

Fue cosa de llegar y ver a los demás esclavos, todos apomposados, llevando orgullosos los colores de los castellanos más estirados.

¡Caballos del mundo, uníos! ¡Por la revolución! - Relinché. Pero apenas si me miraban de reojo. Pensé que quizás, al menos, podía encontrar una bonita poni que no me haga estirarme mucho.

Patinete, para el otro lado... - Gruñó la jefa. Pobre ilusa, si apunto bien: Un saltito, vuela la mora, cruzo la frontera con Aragón y soy libre....
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