[RP] La Odisea... llegada a Valencia

Estaba el italiano, tranquilo, a la luz matutina de aquella plaza de la ciudad, tomando el sol. Unas doncellas le sonreían, pícaramente, pero él estaba demasiado ocupado como para hacerles cualquier tipo de caso. Las fiebres que había pasado le habían mermado el ánimo, debilitado y se encontraba siempre cansado.

Aquel calor que desprendia aquél sol de octubre apenas calentaba los huesos, pero aún el frío no había llegado, por lo que el paseo diário se realizaba sin problemas.

Vió acercarse a un mozo, que habló primero con Agostino. El enano, durante su enfermedad no dejaba que nadie se le acercara demasiado. Decía que su cara no era digna del hijo de la condesa. Que reposara.

-Mille, me dicen que desde el puerto se atisva el barco donde vuestra señora madre regresa de italia.

Cé abrió los ojos atónito. Se levantó, y con un gesto hizo entender que se irían todos al puerto. Raudos.

El de Picassent estaba en cubierta dirigiendo la carga de mercancías desde el puerto de Castellón cuando su vigía le llamó la atención.

¡Capitán! ¡Capitán! – gritó - ¡Velas en el horizonte!

El pelirrojo entrecerró los ojos y rápidamente se llevó la mano a la cintura. Cogió su catalejo y se aproximó a la barandilla de proa.
Era cierto, unas grandes velas blancas se acercaban desde el horizonte a gran velocidad.

¡Mi Capitán! ¿Reconoce la embarcación? – preguntó el vigía.

¡Eso no es un genovés! De eso estoy seguro – dijo volviendo a acercar el ojo al catalejo - ¡Es una nave de combate! ¡Relucen con el sol sus cañones! ¡Lo menos tiene dos pisos de troneras* abiertas!

¡Capitán! – llamó un segundo marinero - ¡Dicen que hubo nuevas de la Señora de Castellón hace unos días! Debe ser el “Argo Navis”.

Por la madre que la trajo al mundo – suspiró - ¡Qué susto me han dado! – dijo furioso.

¡Capitán! – gritó de nuevo el vigía - ¡Otra embarcación en el horizonte! ¡Avanzan a gran velocidad! ¡Navegan a barlovento, mi Capitán!

¡Vaya! Parece que les persiguen… ¡Marineros a sus puestos! ¡Soltad amarras! ¡Cañones de proa!

¡Capitán! ¡Ni si quiera sabemos cuanto barcos son! Es un suicidio – dijo el segundo de abordo.

¿Piensa dejar sola a la de Castellón? ¡No contarán tal cobardía de mi! ¡Marineros! ¡A sus puestos! – ordenó.

Soltaron amarras precipitadamente y largaron las velas. Pronto el Picassent estuvo a la salida del puerto preparado para recibir a la Dama Sinfonia y quien fuera que la persiguiera.

El muchacho, cansado por el viaje, y debilitado por la caminata tomó asiento con vistas al mar, donde se veían las diferentes velas. El enano le tendió un catalejo que había tomado prestado de la casa de vijía del puerto. El calor cada vez iba a más, aunque sin resultar excesivo. Ya calentaba los huesos, y eso era muy agradable.

Miró a través del objeto, y vió como un barco, salía del puerto. Pendones izados. El de Picassent ya estaba armando de las suyas. Más a lo lejos, el Argo Navis de los señores de Castellón se iba acercando al puerto. Allá a lo lejos, una vela, desconocido para él seguía el primer barco.

Oyó como a lo lejos sonaban cañones, unas salvas.

-Mare de Déu.*

No podía creerselo, su madre era perseguida por piratas, mientras el de Picassent se llevaría toda la gloria, aunque pereciera en el acto. Respiró hondo y tosió.

Aquella enfermedad le consumía. Y no parecía que mejorase, tampoco que empeorase, pero él cada día se encontraba con menos ánimos.

¿Pero que succedia ahí? ¿Cómo podía tener aquel barco el pendón de Bétera? Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Igual unos piratas habían apresado el barco. Al mismo tiempo, el de Picassent había abierto fuego contra el bajel desconocido.

-Virgen santísima, por el Altísimo, que alguien me explique esto.-dijo cediendo el catalejo prestado al enano.- ¡Ay! ¡Ay! ¡Mi madre! -notaba que se mareaba- creo que me voy a desmayar... ¡Ay mi madre!

No quiso mirar más, se sentó y tapó con la capa, intentando calentarse, aquello lo ponía aún más enfermo. El de Picassent salvando a su madre de unos piratas! ¡Que locura!

La de Guadalest se enteró que hoy llegaba su madrina Tadeita y su gran amiga Sinfonía acompañadas de la pequeña Juliane que tanto quería, por lo cual decidió tomar camino hacia el puerto de Castellón para poder recibirles. Al llegar al puerto observa a lo lejos a los navíos Picassent I, Olocau Errante y el Argos Navis Llegó el nuevo navío a las aguas valencianas que emoción! -con las manos en la cara observa . Pero se quedó un poco desconcertada el Picassant estaba defendiendo al Argos Navis de otro barco.

Madre mía es el Liam ahí viene mi madrina dios!!!!!!!!! Que esta sucediendo...... La de Guadalest se puso muy nerviosa al parecer habia un grave error, el viejo Gulf de Östemberg, piensa que es un barco pirata y es el Liam......Ainss ains que me da…

- ¡El puerto, el puerto! ¡Ya se ve el puerto!

Cecania había madrugado aquella mañana, las ansias de llegar a tierra y de ganar la regata contra el Liam no la habían dejado dormir mucho. Así que cuando pudo distinguir entre la niebla matutina la silueta del puerto de Castellón echó a correr dando voces para avisar a todos los pasajeros. En la taberna se encontró con el socio y, tras darle las buenas nuevas, lo arrastró fuera para que viera con sus propios ojos lo que ella le estaba contando. Pero el socio, tan cenizo como siempre, lo primero que hizo no fue mirar hacia el puerto, sino tomar un catalejo y mirar mar adentro, detrás de ellos, buscando al Liam.

- ¡Socio, que hemos ganado! ¡Mira el puerto! - Cecania le tiraba de la manga mientras le decía esto, intentando que mirara en dirección contraria.

- Espera, espera... Que el Liam no está muy lejos, tal vez aún nos adelanten antes de que entremos en el puerto...

Cecania se giró resoplando y maldiciendo lo gafe que era el socio. Gruñendo por lo bajo volvió la vista hacia el puerto y entonces fue cuando se percató de que un barco había desamarrado y se dirigía a toda vela hacia ellos.

- ¡Ay, socio, que parece que nos atacan! ¡Menudo recibimiento! ¡¿Dónde está la capitana?! !Quizás ha llegado el momento que tanto esperabas de estrenar los preciosos cañones! ¡Fuego, fuego!

Pero antes de que les diera tiempo a hacer nada el veloz navío pasó de largo junto a ellos con rumbo directo al Liam I y los cañones preparados. ¡Era el Picassent I! Cecania no entendía nada de lo que estaba pasando, aunque se sintió aliviada al ver que pasaba de largo, pues aunque el Argo Navis era sin duda un barco mucho más grande, hermoso y feroz, no les hubiera dado tiempo a reaccionar tan rápido. Expectante, corrió hacia la popa para observar los acontecimientos...

GUERRAAAAA GUERRAAAAAAAA - se escuchaba decir en los jardines - LLAMAD A LA GUARDIA DEL CASTILLOOOO, INFORMAD A lA HUESTE!!! PRESTOS A DEFENDER LA CIUDAD!!-

La de Pern saltó y dió un brinco - ¿Guerra? - pero que decís incensatos!! ¿como que guerra? - preguntó, asomandose por la ventana de uno de los balcones - SEÑORA, PROTEGEOS. NOS ATACAN, EN EL MUELLE PIRATAS O MENESTRAS, PERO SE DESARROLLA UNA BATALLA! - gritaba consternado el soldado, que movía su alabarda nervioso de un lado a otro - Tranquilizaos, llamad al capitán de la hueste. Sino está, buscad a mi hijo y que traiga con él una guardia. Partiremos de inmediato al puerto, el duque no está, asi que deberé ir yo misma - el soldado la miró peocupado - pero señora, vuestro esta... - dijo el joven viendo a la Condesa con un embarazo avanzado - eso no os incumbe, cumplid mis ordenes.

La de Pern se preocupó, sabía que su hija Juliane venía llegando con la condesa de Betera por aquellos días ¿y si era su barco, y si era la condesa quien era atacada? todo era una confusión.

Avanzó rápido al patio de armas donde feliz vió listo a Jokin con la guardia y el carruaje - Madre...iréis...? - la de Pern le silenció - ni una sola palabra, vamos rápido al muelle -

Antes de salir, vió a Ederne salir vestida como un hombre, de botas, pantalones y con espada - Hija...por Dios, que facha. - la llamó y está se acercó - pero madre GUERRA, MENESTRAS, NOS ATACAN! - la madre la calmó - ya, ya. Os veís como un soldado, al menos eso me hace feliz. Acompañad a vuestro hermano cabalgando, yo iré en el carruaje. Vuestra hermana quizás esté en peligro -

Jokin dió la orden de partir rápidamente para llegar al puerto lo más pronto posible.

Los daños eran considerables, tanto que tuvieron que deternerse para que el trinquete no terminara de partirse en dos... el viento comenzaba a soplar fuerte y no quedó más remedio que anclar en la entrada al puerto.

¡Nos abordan!

Casi sin darse cuenta veía como el de Östemberg había cruzado hasta la cubierta del Liam, ¡Santa Galadriella Arcangel! exclamó cuando este apareció justo a un paso delante de ella, con unas inmensas bragas por sombrero....

¿No te dignarás a saludar a este viejo amigo? dijo el de Östemberg, y con una inmensa sonrisa, le dió un fuerte abrazo, un eterno abrazo....

estáis loco, amigo mío... le susurró mientras no se separaba de él... os he echado de menos viejo lobo de mar, pero veo que habéis sobrevivido la mar de bien a vuestras locuras... pero intentar hundir el Liam, ha sido una temeridad por vuestra parte, si yo fuera vos, no volvería a Valencia, cuando la de Guadalest lo vea... no quiero ni pensar lo que os hará...

¿lleváis un médico a bordo? tenemos una pasajera indispuesta durante toda la travesía...

Aquella mañana de octubre habido tenido un diferente despertar a bordo del Liam I. Los gritos de la capitana Tadeita y los ruidosos y bruscos golpes de los pies de los marineros al correr sobre cubierta, hicieron que la joven Juliane despertara de un salto de su litera y muy agitada.
Se vistió tan rápido como pudo, y cubriéndose con una capa, salió a cubierta para saber qué acontecía. Sus ojos quedaron maravillados al ver la bella costa de Castellón... al fin en casa!!! - susurró. pronto vería a su familia y amigos - pensó sonriendo para sus adentros.

Pero su júbilo duró poco - ¡Un barco sale del grao! ¡es el Picassent! !Viene hacia nosotros sin desviarse, a toda vela! está abriendo las portezuelas y enfila cañones! - exclamaba la capitana, al mismo tiempo que daba órdenes a sus marineros.

Al cabo de un buen rato y tirada sobre el suelo de cubierta pudo comprender la situación, el de Picassent - quién más si no? os había confundido y vaya modo de daros la bienvenida. Se levantó acomodándose sus faldas y se acercó a ellos para saludarles.

Sinfonía se había pasado toda la noche manejando el timón, sus ansias de llegar a casa, no le habían permitido dejárselo a nadie, con las primeras luces y la bocana del puerto de Castellón enfilada, se había relajado y retirado a su camarote, no podía permitir que su esposo y sus hijas la vieran así de cansada.

Se había asegurado que el Liam no estaba a la vista y sonriendo se retiró pasandole el mando a su segundo.

Apenas había posado la cabeza en la almohada, cuando una gran algarabía en cubierta la hizo saltar del camastro como una flecha. Se asomó al ojo de buey de su habitación, vio asombrada, como el Picasent I pasaba a todo trapo por un costado de su nave. Su estela hizo balancear suavemente al Argo Navis.
Por todos los demonios, gritó Sinfonía al ver el penacho y la barba pelirroja del de Ostembert que con cara desencajada, de loco, daba órdenes a su tripulación a diestro y siniestro, algo pasaba y ella no pensaba perdérselo.

Salió disparada del camarote hacia cubierta, hacia el timón, tal vez fuera una maniobra de la de Bétera para ganar. Y eso no pensaba consentirlo.

Según subía por los estrechos escalones de madera oyó un gran estruendo, estoooooooooooooooooooooooo,¿¿ les recibían con salvas o les atacaban??

Salió a cubierta y vio cómo el barco les sobrepasaba y se dirigía al Liam al parecer con no muy buenas intenciones. No sabía ella que entre Gulf y la de Bétera hubiera alguna cuenta pendiente, y mucho menos que ésta no pudiese saldarse en tierra.

Por las barbas del peligro definitivamente había perdido la chaveta, cosa que por otra parte sospechaba desde hacía mucho tiempo.

Otros dos cañonazos se hicieron sentir ,aquello se ponía feo, en la dársena del puerto se iba concentrando la gente, desde luego el espectáculo merecía la pena, y además era gratis. Tres grandes naves enfrentadas, aunque no sabía muy bien a qué, ni porqué.

Y ella que pensaba descansar ahora que llegaba casa, despellejaría al pelirrojo, eso seguro.

Abrazó a la de Bétera con fuerza casi hasta levantarla del suelo, despreocupado de lo que pudiera suceder con su vida cuando al de Guadalest comprobara el estado de su barco.

¿Un médico dices? – preguntó – Qué va… le perdimos en la galerna del 58. Cayó por la borda… ¡Pero tengo unas bragas! – dijo señalándose la cabeza - ¿Necesitáis hacer un torniquete? Podrían valer…

Acompañó a la Condesa para ver a la enferma y tomó rápido una decisión.

No hay nada que nosotros podamos hacer, Tadeita. Hay que llevarla con urgencia a puerto. Seguro que el Señor de Castellón podrá atenderla, o algún otro médico. ¡Rapido! Os remolcaremos.

¡Marineros! ¡Extended el velamen! ¡Subid el ancla! ¡Atad esos cabos! – ordenó.

Saltó de nuevo al Picassent I y lo colocaron estratégicamente delante del Liam I para amarrarlos y comenzar la marcha.
Poco a poco las velas del Picassent fueron cargándose hasta que ambas embarcaciones alcanzaron gran velocidad. Se acercaban cada vez más al puerto.

¡Capitán! – llamó el segundo de abordo - ¿Ha pensado como parará el Liam I? Llevan el velamen recogido sin ofrecer resistencia al viento. ¡Entraremos escopetados en el puerto! ¡Acabarán sobre el muelle!

Esto… - se mantuvo unos segundos en silencio - ¡Coge el timón! – ordenó, y salió corriendo para asomarse por la barandilla de popa - ¡¡Tade!! ¡¡Echa el ancla!! ¡¡Qué te nos vienes encima!!

Se giró corriendo para asomarse desde el puente a cubierta y dar órdenes.

¡Camaradas! ¡Echad las anclas de babor y estribor! ¡Ya! - pidió cuando estaban ya practicamente dentro del puerto - ¡Cuidado! ¡Cuidado! Ups...

Los marineros acababan de echar el ancla de babor sobre uno de los barcos amarrados en el muelle, el Olocau Errante, destrozándole la baranda y arañándole el casco de arriba a abajo.

El Borja despertó entre el estrépito de los cañones, las gaviotas, el clamor y los gritos de la multitud, y el olor a pólvora, enredado entre las sábanas de su lecho, que no era otro que el de la habitación que los Duques habían dispuestos para su invitado. Abrió los ojos sobresaltado, al grito de menestrales, moros y piratas, no dándole tiempo a su cerebro a ordenarse, ni a sí mismo para despertarse como es debido, y como si llamaran un millar de trompetas a su oído, y fuera él soldado presto para el combate, se vistió como pudo, abrochándose la camisa raudamente, mientras tomaba el pantalón y se apresuraba a ceñirse la espada. Siquiera miró por la ventana de su habitación lo que se suponía que sucedía: no había tiempo que desperdiciar en banalidades.

Y llevó consigo las botas de cuero que se calzaba mientras bajaba las escaleras, intentando ser lo más veloz posible, y acabando por trastabillar, mas recobrando el equilibrio cuando atravesó el umbral de la puerta. Subió a la primera montura que encontró, y la apresuró a la manera de los bárbaros, sujetando las riendas con fuerza y estimulando con patadas del talón al desgraciado rocín.

Se halló pronto en el puerto, dónde aún flotaba el humo del cañón, y una situación confusa se presentaba ante los aturdidos marineros y soldados que recorrían el puerto, e incluso alguno saltaba al mar con puñal entre los dientes, presa del frenesí. Era aquello aún más ruidoso y caótico que un mercado persa, y los habitantes de la urbe corrían de un lado a otro, en total desconcierto y confusión, pisándose entre ellos, y tropezando con algún ebrio de taberna marinera.

Las órdenes de algún capitán, las maldiciones de los mustios lobos de mar, los que tenían montura abriéndose paso entre la multitud, y los hombres y mujeres agolpándose frente a las dársenas para ver que sucedía, que siquiera el setabense comprendió. Pero vio la bandera de la Flota de Picassent y la insignia de los Señores de Castellón ondeando sobre dos de los mástiles en medio de la refriega, y no supo que pensar. Miró a ambos lados, intentando reconocer algún rostro reconocido, como sí reconoció los colores de Benicarló y Morella entre los hombres de armas que parecían arribar, sumándose a la vorágine de espadas y bramidos. Le costó mantener el control sobre su animal, al que no estaba acostumbrado, y se abrió paso hasta quien supuso la de Pern:

-¡Salve, Duquesa, y mi espada al servicio de Valencia!¿Qué es todo esto?¡¿Menestrales, moros, herejes franceses, qué se supone que es esta vez?!

Vaya! os nombraron senescal hija mía sin saberlo yo, y presta, ya dais ordenes – dijo mi madre entre la algarabía de las gentes del pueblo
Le sonreí a tiempo que me quitaba de las manos el catalejo del hombre sin nombre que no me despegaba pisada para no perder su instrumento

Pues ya tardabas, ¿acaso los queríais a todos metidos aquí antes de dar la orden? – gire en redondo y grite a todo el que oyera

Ya oísteis a la señora senescal, a las armas! – un grito ensordecedor se sintió en todo el muelle, la gente estaba como loca, sin saber siquiera que sucedía, comenzaron a meter sus pies en el agua salada mientras se acercaban ambos barcos

Parece que se han rendido y el Capitán los trae ya detenidos a todos
Espero nos haya dejado carne para los buitres, no voy a perder mis horquillas por nada
Sonreí a mi madre mientras a mi lado, pasaban Jokin y algunos soldados de la hueste
Una voz grave y familiar se acerco a mis oídos
¡Salve, Duquesa, y mi espada al servicio de Valencia!¿Qué es todo esto?¡¿Menestrales, moros, herejes franceses, qué se supone que es esta vez?!

Por algún motivo se me ilumino el rostro y manos en cadera respondí haciendo señas hacia el mar
Parecen piratas que se pillaron el estandarte de Bétera y nos lo querían vender a huevo
Le sonreí y pase a su lado para mirar nuevamente hacia el frente
Pero están allí, encallando en el muelle tras el Picassent, después de todo, parece el Capitán nos ha salvado

Tras ver a Nicolás a su lado, parecía que todo el mundo en medio de los nervios comenzaba a creer lo que se antojaba, hasta que, preso por el miedo, un loco comenzó a gritar

menestrales, moros y gabachos!!! nos atacan!!! menestrales, moros y gabachos!!! socorrooo!!! a las armaaas!!! menestrales, moros y gabachos!!!!

Seguido por un:

Ya oísteis a la señora senescal, a las armas!

La de Pern suspiró y negó con la cabeza. No sabía si reír o llorar ante la situación. El caso era, que Jokin tiraba de su manga - Madre...madre...sería bueno retrocedieramos - le decía. La mujer, mirando la madera del puerto castellonense y curiosa observando cómo los ciudadanos, dagas y espadas en mano, se metían al mar amenzando a los barcos no notó lo que acontecía en el mar y frente a ella.

MADRE! - gritó su hija nuevamente - ¡Qué, por Aristóteles, qué! si es que parecéis ambos bebés de cuna! - se quejó por Jokin que tiraba de su manga y Ederne que llamaba su atención - pero mirad adelante! - dijo Jokin al fin.

La duquesa miró y no creyó. Los dos barcos en conflicto, uno arrastrado por el otro y ante una maniobra atrevida del Picassent, averiaban el barco anclado que no era el otra que el Olocau Errante, quedando los tres atascado en el puerto y en sus narices. Por un minuto en el que ella no lo notó, todos quienes tenían espadas, antorchas y cacerolas corrían a sus casas pensando los barcos destruirían el puerto. Pero ella, no por valiente sino por distraída, permaneció sin moverse un ápice en compañía de sus hijos, el pálido Borja y su guardia tras de ellos, segura que más de alguno de encomendó al altísimo u a otro deidad celestial.

Cualquiera que les viera seguro cantaría o escribiría sobre ellos, de como aquella familia enfrentó con valor a los barcos que con furia avanzaban hasta Castellón. Pero vamos, ella sabía la verdad y rogaba nadie cantara jamás nunca nada sobre ello.

- Ufff - dijo el Borja, como sacando la tensión de su cuerpo con un soplido - ehm, madre. Os juro que estar a vuestro lado es peligro seguro... - acotó la jóven Berasategui, disimulando su miedo. Ella miró a Jokin, quién, también pálido solo alzó los hombros mirándola - bien... ahora sabremos quienes son ¿verdad? -

La de Morella se giró a los soldados, más de alguno con las rodillas dobladas - preparaos, no sabemos que podría bajar de esas dementes embarcaciones - luego miró a sus hijos y a Nicolás - ¿Listos? - les dijo, no ocurriéndosele otra cosa pues los nervios propios de tener el armazón de un barco casi en las narices, la tenían casi a punto del parto por culpa de la impresión, pero los cuales la mujer como siempre sabía disimular.

La calle del mercado era un mosaico de violencia humana, la policía bajaba ya en dirección al puerto todavía buena parte de la muchedumbre se estaba decidiendo entre entrar o comenzar la huída a ver el panorama que se exponía calle arriba.

Basili Adel estaba observando el elenco de acontecimientos que se exponía ante el, quedaban 500 metros entre el y la cabeza de la carga policial, pero el seguía atónito cuan tonto mirando el percal que le ofrecía la estupidez humana.


-Es verdad que hay orden, pero a que precio!! gritó , casi en la misma fracción de segundo una mano le golpeaba la parte trasera de la nuca, había recibido una señora colleja.

-Basili inútil quítate de ahí y ayúdanos con esto, dijo Egist un parroquiano habitual de de la taberna que Basili solía frecuentar y en la que habían decidido echarse a la calle como todo dios, parecía que armarla era ya la actividad típica de un miércoles.

Cuando espabiló tras el golpe se dirigió con el resto del grupo, estaban atravesando carretas en medio del paseo para entorpecer la carga una barricada en toda regla formada por un elenco de los más variopintos objetos, que Sanç el pirómano del grupo estaba deseando incendiar.

-Vamos, vamos!!! se jaleaban unos a otros.

-Estos pisa derechos y antidefensores de nuestra patria valenciana se la van a pegar contra la barricada, estrellados quedarán como el cielo señores. Gritaba Marí una mujerzuela joven que se había unido a una de las partidas del tumulto entrada ya la tarde.

El de Olocau dormía profundamente luego de una borrachera nocturna en el León Borracho, que aprovechando la ausencia de la vigilancia de los Duques, había quedado vacio tras ser atacado por él mismo. Sin embargo, sus sueños fueron interrumpidos por los continuos movimientos del pueblo, que parecía extrañamente revolucionado. Lo primero que pensó fue que habian asaltado el Ayuntamiento o algo parecido, pero un grito de ataque menestral le hizo sobresaltarse y salir de la cama. Rápidamente tomó su armamento y salió a ver qué sucedía. Una vez fuera, uno de los vecinos que andaba corriendo por el lugar le puso al corriente de la situación. Al parecer los enemigos venían en barco y estaban próximos al puerto de la ciudad, donde se alojaba su preciado Errante. Tomó a su tripulación y fue inmediatamente hacia allí, donde se encontró con los soldados de Benicarló y Morella listos para atacar lo que se avecine.

La atención del De Bournes se centró cuando vió al Picassent I acercarse a su ubicación, tras haber tomado posición en su barco. Su sorpresa se llevó cuando los inútiles marineros del de Ostemberg, parecían no aprender de las artes del mar nunca, soltaron su ancla sobre el Errante. Salvo por uno o dos de sus tripulantes que siempre tenian la desgracia de estar en el momento y lugar equivocado, sólo parecían daños superficiales. Fue con su segundo tras recoger una botella de ron, y le preguntó sobre la situación...

Primero de a bordo, reporte daños!

Verá señor, aunque poco han dañado el casco. La baranda de estribor está totalmente destruida...

Maldito inútil, por suerte el de Picassent pagará o sufrirá las consecuencias...

Señor, algo más....verá....el daño ha llegado a la bodega, hemos perdido el ron....

Queeeeeeeeeeee!!!!!!!!!?????????? y qué haceis a bordo aún?, a por el ron!!!!

Tras propinarle una buena patada a su segundo, que finalizó en el mar con varios de los marineros intentando recoger las demás botellas, Ducce se dirigió con enfado al cielo...

Maldito Gulf!!!, me las pagaras!!!!!

Y tras dar varios sorbos a su botella, cogió uno de los cabos y se dirigió prontamente hasta la cubierta del Picassent I, y tras desenvainar su espada y tomar un poco más de ron, vió acercarse a uno de los marineros de la nave, pidiendole que se tranquilice o que tendrá que tomar medidas...

Tranquilizarme!!!???, os voy a matar!!!

Esa fueron las últimas palabras que escuchó el marinero antes de acabar inconsciente en el suelo tras recibir el impacto de la botella en su cabeza. Debido al gran alboroto, vió al Capitan de la nave venir a ver qué sucedía, y alzando su espada contra él, le dijo...

Maldito Ostemberg!, te voy a matar!!, pagame ya o morirás maldito!!

¡Ha sido ella! – escuchó sin inmutarse... buscando entre ellos al Jefe de Puertos de la villa...

Aquello era el desbarajuste Mayor del Reino, gentes corriendo huyendo del puerto al grito de menestrales, moros y gabachos, las fuerzas y cuerpos de seguridad del reino, entrando como posesos repartiendo estopa entre los que huían, delante de ellos una barrera infranqueable de soldados armados, el Vizconde y el de Picassent enzarzados en las disputas de siempre... miedo le daba volver a Bétera y ver lo que el de Olocau hubiera hecho en sus tierras.... era un vecino terrible...

suspiraba... buscaba con la mirada a los tripulantes del Argo Navis, quizás ellos pudieran tener una explicación para todo aquello, pero de repente empezó a encontrarse con muchos rostros familiares y conocidos, que le sonreían... abriéndose paso entre las huestes...

Dios mío, mi reina, corrigió, digo Rose.... os dejé embarazada y aún seguís en el mismo estado...! por el Altísimo! le hizo la broma antes de acercarse, con cuidado a darle un abrazo... os he traído a vuestra hija Juliane sana y salva, qué alegría veros... seguro que vos habéis dado la orden de disparar, jajajaa, teniáis miedo a que os adelantara en niños, pero despreocupaós, el equipo de soule será vuestro... decía mientras saludaba cariñosamente a los hijos de la de Pern, Ederne y Jokin, y abrazando a su querida Mafis, a Nicolás,... ¡vaya qué recibimiento! ¿por qué váis todos armados? ¿nos invaden? ¿estamos en guerra?

Junto a Ederne, percatándose de la presencia del enano, el fiel críado de su hijo César y mientras todos iban desembarcando se dirigió a él... Agostino ¿dónde está mi hijo?...

Blanco se había quedado el muchacho. Cuando vió como el Liam I era abordado por el Picassent del rosso* de Gulf. Se mareó más y más. Empezó el estómago a rebelarse y girar sobre si mismo.

-¡Ay! ¡Agostino! ¡Que desgracia la mía! Fallece mi padre en Italia, allá lejos, sin poder despedirme de él y ahora mi madre. ¡Ay que desgracia la mía!

Césare, su enfermedad y el enano bajaron a los muelles, cuando vieron que el bajel amarraba.
En el lugar había mucha gente, de todos las gustos, altos, bajos, feos, guapos pocos, pero todos armados. Sin duda aquellos piratas habían causado un gran revuelo en la villa.

El enano iba delante, abriendo paso a la gente, cuando de pronto, vió a su madre.

-¡Madre!¡Madre! ¡Estais viva! Que alegría me dais. -Empezó a toser como un condenado y tubo que pararse antes de llegar ante ella, doblándose de rodillas.-Ya... ya estoy. ¡Que gozo veros en casa de vuelta!

Se acercó a ella tan rápido como sus piernas y el gentío le permitieron y la abrazó.

Casi se le saltan las lágrimas al ver a su pequeño, aunque era ya un hombretón, seguía siendo el más pequeño de sus hijos, el más consentido y el que menos tiempo había disfrutado, nació en Italia y ya que desde muy joven se había marchado a vivir su vida, a pesar de sus protestas como madre consentidora y jaleado por su padre, que en paz descanse...

César... es lo único que dijo antes de fundirse con él en un abrazo, pero algo iba mal, lo miró a la cara, demacrado, pálido, ojeroso... sin fuerzas ¡Cesare! chi diavolo credi? Cosa c'è di sbagliato? Ciò che la vita sei stato mio figlio?... conocía o creía conocer muy bien a su hijo, miró a Agostino, su enano con una mirada de las que matan... raccogliere tutte le tue cose, domani i due usciranno a Valencia... verrà con me a Bétera, tornarem a casa... miraba a César, no se atrevería a protestarle, no tenía fuerzas ni para sostenerse, qué demonios de vida disoluta debía llevar para acabar en este estado... no hay más que hablar, te quedarás en Bétera hasta que te recuperes... no era capaz de imaginarse nada bueno....

En cuanto el barco estuviera listo partirían hacia Denia, último destino del Liam, la jefa de puertos, Claribelle, estaba autorizando su amarre en la villa castellonense y sus reparaciones pertinentes.

Un ensordecedor estallido resonó en la posada cercana al mar. De tal intensidad fue que parecía como si alguien hubiese descargado un arma de fuego portátil de esas tan modernas dentro de la habitación misma.

Al ruido del cañonazo lo siguió un agudo grito de jovenzuela aterrada, que de estar a escasos centímetros siguió hacia el umbral de la puerta y fue desvaneciéndose escalera abajo.

El de Játiva quedó inmóvil en el lecho, mirada fija en el techo de aquel lugar con el corazón aún agitado por el sobresalto, escuchando el tumulto que se producía afuera.

¿Qué diablos ha sido eso?... se preguntó entre dientes mientras se levantaba lentamente y buscaba sus pertenencias.

Ya estaba sentado en la cama, calzándose sus botas cuando un guardia de su escolta irrumpió en el cuarto.

¡Señoría, una batalla se desarrolla en el mar, al parecer un ejército combinado de menestrales, moros y franceses están invadiendo el reino!

Aún sentado, Valken se volvió tranquilamente y se quedó mirando al soldado como quien mira a un niño cuando dice una tontería. ¿Te dais cuenta soldado de la idiotez que acabas de decir? ¿De dónde habéis sacado eso?

No terminaba de decir eso cuando pasó por la calle bajo la ventana Igor, al grito de "nos atacan!!! menestrales, moros y gabachos!!! socorrooo!!!"


Ahh vaya fuente de información la vuestra, el deforme medio loco que acompañaba a la de Bétera... un momento, ¡Bétera! De un salto se levantó y fue hacia la ventana, apoyado en el marco vio los navíos ya amarrados, y uno de ellos efectivamente tenía el pabellón de Bétera flameando a lo alto.

¡Guardia seguidme nos vamos al muelle! dijo entonces, poniéndose apresuradamente las prendas que le faltaban y cogiendo la espada para colgársela en el cinto.






Varias personas estaban ahí para recibirla, al llegar, Tadeita estaba hablando con un joven, y por como lo regañaba debía ser o un soldado de su hueste o uno de sus vástagos, aunque viendo la vestimenta y la condición del joven era más probable que fuese lo segundo.

Allí se quedó mirándola con una sonrisa en su rostro, y cuando le pareció prudente se abrió paso para darle la bienvenida.

¡De la Vega! Mi comandante, mi vieja amiga, la procuradora de mi escape de Catalunya!... mi mi... basta de mis! que alegría volver a veros en tierra Valenciana!

Wenceslao vió con sorpresa la llegada de aquel barco que regresaba de Italia, pensaba, seguro es el que traia de vuelta a su querida amiga Julianne................. Que pena sintió al verse embarcado ya en el Olocau Errante camino de Zaragoza y no poder siquiera recibir a Julianne como se merece despues de tantos dias, le habia prometido un recibimiento que no iba a poder cumplir, no se si fué su falta de cálculo o que los vientos aceleraron su llegada, pero ahy estaba apoyado en la barandilla del Olocau intentando al menos verla descender en el puerto de Castellón.

Aquel recibimiento tan concurrido iba a impedir que siquiera oyera mis gritos desde el barco.............. En aquel momento vió aparecer a Julianne sonrriente como siempre y mirando hacia el puerto, bajaba por aquella pasarela como si de un desfile de bellas señoritas se tratara. Por mas que gritaba su nombre nada hizo que se girara hacia mi, podian mas los gritos del gentio que esperaba en el puerto y el entusiasmo por ver de nuevo a su familia que mis desgallitados intentos por ser oido.

Wen la miraba y la notaba algo extraña, tantos dias sin verla, uffff parece mas mayor, ¿tantos dias han pasado? y mas delgadita la pobre, seguro solo la alimentaron de pasta en esa Italia de donde volvia, o quizas trabajó mucho en ese barco, ummmmm.

Con tristeza vió Wen como zarpaba el Olocau y se iba alejando de la orilla perdiendo de vista a Julianne, pensaba que solo le quedaría escribirle una carta pidiendole disculpas por no estar donde le prometió y rezar por que su paloma llegara rauda y veloz a su destino.

Asi que salió corriendo en busca de pluma y papel y comenzó su carta:

¡Von Rommel! el gran señor de los bosques, qué alegría veros,... vivo,... Valken... siempre temo por vos y vuestra vida debido a vuestras peligrosas aficiones... ¿también estáis metido en la refriega? por dios, los valencianos si que saben divertirse


¿Peligrosas aficiones? no sé a qué te referirás, bien sabéis que soy un hombre de bien, siempre alejado de los problemas... dijo apretando los labios para evitar sonreír... mirando a su alrededor al gentío armado con cacerolas, soldados por todos lados y algún que otro agente del orden dando unos últimos palazos de puro vicio, negó con la cabeza lentamente no no, juro que esta vez no tengo nada que ver con estos líos, me encontraba en la catedral rezando por los caídos en la guerra y... emm... buscando al cardenal para ofrecer una donación para la realización de un nuevo fresco, o pintar algo en la bóveda... ya sin saber qué inventar guardo silencio... al parecer lo dicho había pasado pues la de Bétera continuó.

y decidme, ¿conserváis aún vuestro bosque?, en unas semanas estaré en Xátiva, cruzaré por vuestros dominios hacia Bétera, si lo tenéis a bien...


Valken arqueó una ceja sin esta vez poder evitar una amplia sonrisa... Pues sí, mi bosque sigue ahí, podrás verlo cuando pases de camino a casa... y podríais también hacer noche en mi castillo... a ver si esta vez terminamos una cena en paz.

Rumores de la llegada de su buena amiga en los próximos días corrían por el reino… Si bien no sabía con exactitud la fecha de arribo, la Jones decidió estar preparada y se fue con toda su descendencia a pasar unos días a Castellón.

Un buen día de esos estaba en la posada con sus trillizos cuando Garion entró corriendo.

-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!- Decía entre agitado y asustado…

Los bebes que acababan de dormirse se despertaron al instante con los gritos y comenzaron a llorar al unísono…

-¡Joe niño! Ya has despertado a los pequeños monstruos, los harás dormir tú ahora.- Decía la Jones enfadada…

-Pero mamá, mamá!!! El monstruo esta afuera!!! Es horrible se arrastra por las calles diciendo que nos atacan moros, menestrales y gabachos!!!- Decía el pequeño más nervioso aun…

-¿Pero que tonterías dices, hijo mió? ¿El aroma del mar os ha afectado la cabeza?- Decía a la vez que se ponía de pie y hacia una seña a las nanas para que hagan algo para calmar a los bebes.

-¡Que no mamá! Asómate a la ventana y lo veras! Allí anda corriendo por las calles!!-

La dama no tuvo mas remedio que asomarse a la ventana, al parecer era la única forma que tenía para que Garion se calmase. Al asomarse lo vio! ¡Era cierto! Había un monstruo arrastrándose por las calles a pleno grito de guerra… y ese monstruo no era otro que Igor.

-¡Ha de ser la señal!- Dijo la dama entusiasmada… -¡Corred todos al muelle!-

Lirdi tomó la mano de Garion y ambos comenzaron a correr hacia el muelle, la escolta de la dama al ver a su señora correr se miraron entre ellos… un día la encontraban rompiendo ventanas con piedras, otro día la señora salía corriendo sin explicación alguna… Cuidar a la de Segorbe si que era tarea difícil… Pero en fin, debían hacerlo así que algunos de la escolta salieron corriendo tras su señoría mientras el resto se quedaba relegado para acompañar a Ofelia que guiaba a las nanas que cargaban a los trillizos…

Al poco tiempo estuvieron en el muelle, era un barullo de voces de un lado a otro y una gran cantidad de gente estaba reunida allí. Mientras se abría paso entre ellos, la dama identificó al von Rommel y sonrió. Pero mas amplia fue la sonrisa de ella cuando se dio cuenta con quien hablaba él.

A gran velocidad se acercó a la pareja que parloteaba “Von Rommel! el gran señor de los bosque” le decía ella y luego seguían hablando “blablabla, blabla, blablabla”...
La Jones llego junto a ellos y se paro un segundo para recobrar el aliento… Tras un instante puso su mano en el hombro de Tadeita todavía recuperándose y alcanzo a decir entrecortada y agitadamente…

-Y no os olvidéis de la gran señora de los bosques…- Hizo una leve risilla…-Uff, por poco no llego, estoy fuera de estado.- Añadió agotada…

¡Al fin! La oportunidad de probar los cañones había llegado, aunque sólo fueran salvas de honor. Pero al menos podrían escuchar cómo sonaban (y comprobar que funcionaban).

Cecania oía de fondo la voz del socio dando las órdenes pertinentes para que prepararan los cañones mientras observaba a la multitud que se agolpaba en el puerto y la algarabía que montaban. Sin duda sería un día que nunca se olvidaría en Castellón, después de la escaramuza entre el Liam I y el Picassent y su posterior entrada un tanto... peculiar, al puerto. ¡Seguro que además están impresionados por el Argo Navis... por su magnífico porte y por tantos cañones! Sonreía mientras los veía tan relucientes, casi listos para ser disparados.

-¡Atentos a mi señal!¡¡¡Silencio!!!!

¡Oh, ha llegado el momento! Se volvió expectante hacia el socio, esperando que diera la orden.

-¡Socia!¡¡¡Socia!!! -disimuladamente a Cecania, que estaba a su lado-¡¿Pero dónde está el cuerno de pólvora de la culebrina!?

Ya estamos, ¡si es que somos gafes!

- ¿El cuerno de pólvora? ... - Cecania se estrujaba el cerebro intentando recordar dónde lo había visto por última vez... ¿tal vez lo habían guardado a buen recaudo por seguridad? - Ay, socio, no sé dónde está, no me acuerdo... ¡Porca miseria!

Empezó a ponerse nerviosa, pues la muchedumbre estaba expectante y los marineros también parecían inquietos esperando la señal que no llegaba. De repente se le iluminó una lucecita en la cabeza. ¡¿Tal vez en el tonel??! Fue corriendo hasta el susodicho, su amado tonel forrado de fieltro, que siempre tenía cerca de ella, pues era su mejor posesión (junto con su elmo) y empezó a rebuscar dentro.

- A ver... pan, maíz, ¡un jamón!... no, esto no es... un palo, un chisme extraño... ¿qué será esto?... ains, pero el cuerno por ninguna parte - seguía murmurando entre dientes mientras los marineros la miraban estupefactos - ¡Tal vez en el doble fondo! - Se metió dentro del tonel para que la tripulación no viera lo que hacía, ¡no podían descubrir el doble fondo de su tonel! - Tiene que estar aquí...

¡Y allí estaba! Cerró a toda prisa el tonel y volvió con el cuerno en la mano a donde estaba el socio con cara de pocos amigos.

- Estooo... ¡mira, lo he encontrado! ¡No sé cómo habrá llegado hasta allí! - dijo señalando el tonel - ¡Pero venga, toma y da la señal!

Hechicera andaba concentrada en su oficina, eran sus ultimos dias en aquella oficina, habian sido 2 meses muy largos.

Andaba ella, enviando las ultimas misivas del dia cuando un gran estruendo, unos cañonazos, hicieron temblar las cristaleras de la Chancilleria.

-¡¡¡¡POR LAS BARBAS DE CHRISTOS, ¿¿QUE DIANTRES ESTA PASANDO??!!!!

Abrio los grandes ventanales de su despacho y asomo medio cuerpo hacia afuera, a lo lejos en el puerto de Castellon, se veian tres navios llegando juntos a puerto, reconocia el navio del pelirrojo, ¿pero y los otros dos?

Uno de ellos tenia unas dimensiones considerables,¿seria el que capitaneaba su madre?

Gran rebuelo se veia en las calles, hazadas, palos, hachas, todo lo que pudiera inflingir daño estaba en manos de las gentes de la ciudad que se dirigian al puerto dispuestos a entrar en batalla.

Cogio su capa y su espada y saliendo de la Chancilleria, monto en su caballo y se dirigió con el corazon encogido

-Por Aristoteles, que sea mi madre la que llega- pensó.

Trabajo le costó hacerse paso entre la muchedumbre que se reunia alli, vio al pelirrojo discutiendo don Ducce y a su tia abrazandose a una desconocida dama, aunque le sonaba su cara...

Bajo de su caballo, que dejo al cuidado de uno de los soldados de la hueste de su madre y se dirigio al Navio de grandes dimensiones que ocupaba gran parte del puerto.

-BRRRRRRRRRRRRRRRRUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMM!!!!!!!!!!!!!!!!

Unas salvas provenientes de aquel peazo bicho la levantaron unos centimetros del suelo.Eso le confirmaba que era su madre quien tambien habia llegado.

Unas lagrimas recorrieron sus mejillas, por fin su madre en casa, la habia echado tanto de menos, la habia echo tanta falta...
Presa de la emocion, le fallaron las fuerzas y cayó al suelo donde comenzo a llorar desconsoladamente, eso si, de alegria.

Uno de los soldados de la hueste de su madre, se acerco a ella para ayudarla a levantarse, la ayudo a subir al caballo (mas vale tener aposentado el culo en el caballo que en suelo) y por ultimo le pidio al joven que mandara a alguien a avisar a su padre de la llegada de su esposa.

-Haz que alguen busque al Señor de Castellon, si no esta en la casa, debe de estar en su consulta, que le den aviso de que su Señora ha regresado al fin.

Ya solo quedaba que la Señora de Castellon, su madre, bajara del navio, para recibirla.

Abrazando a su hija Hechicera, cogidas por la cintura empezaron a caminar detrás de la bulliciosa tripulación que se encaminaba a la primera taberna abierta de la ciudad. Junto a ellas iban sus socios y amigos, Vimaro y Cecania.

Estaba feliz, miró hacia atrás y le asombró la imponente silueta del barco.

Sinfonía alcanzó a la capitana del otro barco, su amiga Tadeita que abrazaba también a su vez a su hijo Cesar.

Y fue saludando uno a uno a todos los amigos, convecinos y conocidos que allí se habían congregado.

Al pasar al lado de donde aun gesticulaban y discutían airadamente el pelirrojo y el de Olocau, los saludó y abrazó, dejando de discutir unos minutos, auqnue cuando continuó caminando, siguieron con su pelea.

En otro grupito se encontraba La condesa Rose con tres de sus hijos, Ederne, Jokin y la pequeña Julianne. Cuanto habían crecido, Rose te devolvemos sana y salva a la pequeña, se ha comportado como una auténtica lobo de mar.

La felicitó por el nuevo hijo que venía en camino y abrazó a sus hijos. Le acarició la barriguita sonriendo, notó una patadita.

No muy lejos estaba la dama Mafis que le había dejado el Liam I, el hermoso barco con que habían viajado a Italia, le agarró ambas manos agradeciéndole el préstamo de su barco, luego la abrazó.

Sonrió a Mesophos al que apenas conocía pero que se había acercado hasta allí a recibirles.
Un poco más adelante se encontraba el caballero Nicolino, que presto se había movilizado a defender la ciudad. También le saludo con cariño.

Vio también al jorobado de Bétera, al que lanzó una mirada abyecta, había querido comprar a su María. Él la captó e inmediatamente desapareció como tragado por la tierra, no fuera le cayera algo de regalo.

Si hasta el jefe de la policía, Gorka estaba allí, Dios la que se había montado, le saludo y sonrió. Luego tendría que hablar con él de lo que el Argo Navis traía en las bodegas.

Saludo al capitán de la hueste de la dama Rose, Zenian, hacia mucho que no le veía, ¡¡¡¡Cuanto había cambiado!!!

Júas!!!! Si hasta el caballero Sepillo se había acercado a saludar!!!! Le sonrió y abrazó, estaba exuberante hoy Sinfonía, demasiado contenta.
Llego donde se encontraba el Cardenal Laguna y haciendo una pequeña reverencia le beso el anillo de prelado.

Y llegaron hasta el Señor de los bosque de Játiva... otra vez se sentía Castellón en medio de Játiva y Bétera.

Ohhh!!!! hasta Wenceslao, se había acercado al puerto, aunque no la había visto.

Y por ultimo diviso a su querida amiga Lirdi, con sus hijos, allí se juntaron todos en animada charla, la flor y nata del todo Valencia.
Por fin tras una buena y agradable charla, pudo dirigirse hacia su casa.

Sepillo vio mas aliviado a Tadeita, dirigiendose a el y a Valken.

- ¡diantres! ¿ese que grita no es Sepillo?, creo que tendría que haber vuelto antes a casa, no sabía que os echara tanto de menos a todos... y decidme, ¿conserváis aún vuestro bosque?, en unas semanas estaré en Xátiva, cruzaré por vuestros dominios hacia Bétera, si lo tenéis a bien...

Y cuando hiba a contestar a la Egregia Condesa, dijo Valken:

- Pues sí, mi bosque sigue ahí, podrás verlo cuando pases de camino a casa... y podríais también hacer noche en mi castillo... a ver si esta vez terminamos una cena en paz.

Tras oir eso Sepillo espada en mano se dirigio al Von Rommel.

- O he entendido yo mal, o el bosque al que se refiere la condesa es al de la Vallesa que se encuentra en mis posesiones de Paterna.

Se acerco un poco mas al de Xativa.

- A no ser que quieras usurparme mis terriotorios, si es asi desenfunda y nos liamos aqui mismo espadazos y quien gane se queda Xativa y Paterna.

La espada de Sepillo se hacercaba mas a Valken, el de Xativa comenzaba a sudar, Tadeita y Lirdi empezaban a apartarse, cuando Sepillo le pego una palmada al de Xativa en la espalda que casi lo hace rodar por los maderos del muelle.

- Que era broma hombre!, eso si no te quiero ver por los bosques de la vallesa sin que hayas pagado el peage nobiliario, jajaj

Y dirigiendose a Tadeita

- Claro que puedes pasar y si quieres te hacemos una fiesta por todo lo grande cuando pases. Voy preparando los calderos cuando se calme todo esto?

Lirdi miró a Valken con una sonrisa,

-Su Señoría, no busco robaros ningún titulo, si usted es el señor de los bosques, yo tranquilamente puedo ser la señora, no os parece?- La Jones le guiño un ojo… -Que después de todo yo también vivo rodeada de uno…- Añadió después… -también podrimos compartirlos…- murmuro muy por lo bajo y corrió su mirada…

Volvió su vista a Tade…
-Pues hay tantas cosas que no sabes… No sabes por ejemplo de mis trillizos, no? Ya los conocerás…-

Dicho esto un gran estruendo recorrió el muelle y con semejante ruido otra vez los trillizos Jones se pusieron a llorar a coro.

-¡Son esos!- Sonrió la dama, mirando a las nanas que cargaban a sus bebes un poco mas atrás….

Y por fin, arribaron a puerto, gran navío el Liam, su armador Mafis, podía estar orgullosa de cómo aquellos maderos surcaban los mares, por muchas visicitudes que se le presentaran... buen barco y buena tripulación, la de Guadalest.



Denia, sonreía al ver la tierra, la que tan gratos recuerdos de la infancia le llegaban a la mente, aquella luz, los colores, el olor tan característico de la villa... abrazaba a su hijo, en cubierta, mirando el horizonte de aquella que le vió nacer... fíjate César, la tierra de tu familia, tus orígenes, ha cambiado mucho desde que partimos de aqui... le iba narrando todos sus recuerdos y vivencias, mientras esperaban la autorización del jefe de puertos Intinuassi para poner pie en tierra... llegué a conocer esta villa con casi 400 habitantes, era la flor del sur del Reino de Valencia, los habitantes más vivos residían aqui, tenía una esencia especial, un alma que nunca otra villa valenciana pudo superar, ni comprender... ahora ya no queda nada de eso, sólo unos indomables que se resisten a ver cómo muere su pueblo... unos valientes César...

Mira, señalaba desde el barco, aquella era la casa de Tridulfo y Priscilla, tus abuelos, que en paz descansen... aquella otra la de Chema y Bruxia, aquel torreón el de la iglesia del padre Joses, la taberna-casino de Montonero... pronunciaba aquellos nombres y sonreía al recordar a todos y cada uno de los habitantes, a su memoria llegaba la imagen de aquella pintura con las fuerzas vivas de la ciudad... pocos quedaban ya de todo aquello...

Denia,

La lista de tareas era larga, visitas la iglesia de la villa, para dar gracias al Altísimo por devolverles sanos y salvos a tierra... terminar los trámites en el puerto para el amarre y el trasvase del Liam a su armador, redactar las misivas para su aviso de inminente llegada a Bétera, contactar con unos matones para... bueno esto puede esperar...

Los dianenses con los que se iba encontrando le respondían con una franca sonrisa, eran gentes agradables y serviciales, la villa estaba muy tranquila, en sus quehaceres diarios y su paso por la misma era muy discreto...

Qué gratos recuerdos pasear por aquellas calles, hasta que un intenso olor a pan de leña recién horneado le hizo detenerse ante aquella casa... "Horno de pan y dulces la pequeña Bel", rezaba el cartel... mmmmm

Si iban a estar unos días en la villa, aquel sería un buen sitio para conocer a los habitantes del lugar...

¡que mañana de cañonazos! no sabiendo si eran las bombas que tiran "los fanfarrones" esas que se hacen las gaditanas tirabuzones...acerqueme al puerto a ver que sucedía, no quiero ocultar que temblaban las canillas, bueno me temblaba hasta el último pelo de mi larga (sin extensiones) cabellera.

¡¡Arroz!! alguien ha dicho que se prepara una paella...¡ea es el momento de comer y hablar!!

Teniendo noticias de la llegada a Valencia de la condesa de Bétera me dispuse a escribirla una epístola ...más bien grande...rezaba algo así:

Mi querida condesa y amiga:
primeramente daros la bienvenida a casa, vuestra llegada no ha podido ser más estruendosa en ruido y confusa aunque finalmente todo quedó aclarado, puede decirse que algunos quedamos cardiacos "ya" de por vida.

Me he tomado la libertad de escribiros para informaros de la precaria situación en que se encuentra nuestro ilustre ayuntamiento capitalino y la necesidad de una pronta ayuda.
Nuestro buen Alcalde maese Sevastopol se halla día y noche encerrado en su despacho, haciendo cábalas para poder conseguir el más básico de los alimentos de este Reino ...PAN.

Nos encontramos con serias dificultades económicas y cualquier ayuda sería bienvenida, tanto si es con donaciones de alimentos (trigo, harina etc) como de escudos.
El ayuntamiento tiene abierto una rifa en la misma nave con boletos de a 5 escudos para todo aquel ciudadano quiera contribuir a esta causa.

me permito pasaros una copia para que vuestra merced tenga conocimiento

Por adelantado os doy las gracias porqué sé que puedo confiar en vos, igual que sé hareis llegar este nuestro infortunio a otros valencianos que nos pudieran ayudar.

recibid mi agradecimiento de antemano

Rosita

Denia,

Tranquilas eran las jornadas en la villa, el sol ya comenzaba a esconderse cuando aún las sensaciones eran de media tarde... ¿quién dijo que Denia estaba muerta? italianos, tarraconenses, el puerto bullicioso, las tabernas animadas...

Le preocupaba la falta de tiempo, aún no había conseguido llegar a la capital, demasiados planes que el viejo cronos devoraba raúdo, volver a casa, instalar el horno, abastacer en lo posible, estudiar lo impensable y volver a embarcar de nuevo... quizás más lejos, quizás pasar la navidad fuera del Reino y de los suyos, auuu, tendría que pensarselo muy bien, no tenía tiempo para todo, el Liam seguía bajo sus órdenes, lo cual, era un problema añadido.

Alguna buena noticia llegaba por el sur, el rayo divino de la justicia de los dioses había actuado con los malechores en Xátiva... malditos brujos...; también se escuchaban rumores de que alguna dama de alta alcurnia se había debido caer por la borda en los puertos del norte, ya que bien cumplía la tradición de las coronas durmientes...

El recibimiento que le esperaba en Valencia no era el que ella había imaginado, realmente se sorprendió cuando al llegar al Condado se encontró al administrador despotricando y con una antorcha camino del ayuntamiento... ¡el impuestazo! gritaba airado... un impuesto de 50 escudos por campo y taller para los habitantes de la capital... eran pocos y parió la abuela...

Miraba a su administrador, ¿tendremos dinero en las arcas para semejante desembolso?, le preocupaba que la medida fácil fuera la del impuesto y desangrar a los únicos habitantes vivos que quedaban con campo o taller....

mmm, habrá que recortar gastos y buscar nuevos ingresos... le contestó... recordó que debía saldar el impuesto naval, y que era vital localizar a su hija Irisbel, retirada en el convento galadriellense, o los impuestos acabarían con ella.

Bienvenida a Valencia, se dijo a sí misma, para girarse hacia la comitiva que regresaba con ella, no os acomodéis mucho, en cuanto sea posible, emprenderemos regreso a Italia...

Tiempo ha que esperaba aquella misiva de sus cuñados, sabía que viajarían para pasar el invierno en las cálidas tierras valencianas, y les esperaban desde entonces.

En menos de 8 días, la situación de la capital iba a cambiar drásticamente, había escuchado como el alcalde actual marcharía de viaje con su familia y que dejaría el cargo, había escuchado también locas propuestas que prefería ignorar... por lo que, sin dilación, se puso manos a la obra... era hora de usar los hilos de la familia

Escribid...

Jose Fernández de Hijar y Cabrera -Chema- ocultado en Castilla bajo el seudónimo de Gonzálo de Montalvo y su siempre amada esposa Bruxia avistaban por fin Valencia.

Castilla tierra a la que amaba y de la que llego a ser Gobernador después de permanecer tres legislaturas seguidas como Comisario de Comercio quedaba atrás ante la llamada de su querida cuñada Tadeita, ahora Condesa de Bétera.

Beso el suelo siempre amado del Reino que le vio nacer y al que dedico mas de un tercio de su vida.........

Gonzálo se dirigió como era su costumbre al llegar a cualquier ciudad a las dependencias donde mediante Anuncio: se pueden leer las Leyes Vigentes en la Ciudad de Valencia .

Ciertamente el lugar estaba abandonado, solo dos paginas de Leyes, por lo que se dijo, veamoslas todas y tengamos conocimiento atraves de ellas de su historia y deseos de sus moradores.

¡¡¡¡ Ohhhhh !!!!, grito.

Todavía está la primera publicación que inauguro este lugar y que publique el 18 Junio de 1457.


Que tiempos aquellos, Valencia acaba de ser creada como Capital del Reino, pensó mientras esbozaba una sonrisa y leía ….

Muchos muertos, como mi hermano Khargiense Señor de Hijar, la muy querida, bondadosa, siempre abnegada y cuyo recuerdo siempre he tenido en mi alma la Dama Doña Gadea, Doña Vicky_15, etc. a otros prefería no recordarlos, pero también estaban los que siempre amaron y cuidaron de Valencia y que ahora veía que seguían luchando por ella como la Dama Doña Delfin Ex-Alcaldesa de Valencia.

Unas lagrimas corrieron por el rostro de Gonzálo y se dijo “Valencia y el Reino merecían el mejor de los futuros”, pero había prometido a su esposa Bruxia tiempos de paz y sosiego lejos de la ajetreada vida política.........

Gonzálo pensó que ir a ver a su hijo Txetxu seria una de sus primeras acciones y hacia la búsqueda de su casa dirigió sus pasos ….. mas tarde se acercaría al Castillo de Bétera.

Y mientras el administrador les leía en voz alta...

¡ohhh, una espada! si dieran un cucharón de oro.... mi sueño...

Estaba dándole los últimos remates a aquel vestido de gala para las fiestas mayores, encargado por la condesa para una de sus hijas, cuando llegó la noticia de boca del admistrador del castillo...

Por orden de la Condesa, se os requiere en Castellón, trabajaréis junto a las costureras de la corte y las de la Duquesa de Benicarló en los preparativos de las fiestas de las luciérnagas que tendrán lugar en breve.... dijo aquel hombre, siempre tan guapo y apuesto.... ains...

boquiabierta me quedo, pasmada... ¿luci, qué? dijo, recogiendo sus bártulos, hilos, ovillos, lana, tintes... partiría de inmediato con un soldado condal, el encargo parecía urgente... ay por el altísimo, qué ilusión... ¡castellón!, al baile de las... mmmm, de las.... ¡de lo qué sea! qué diantres... ¡seguro que habrá solteros, jóvenes y de buen ver!... , sonreía a las cocineras dándoles envidia... ¡ahí os quedáis!, jajaja, para vestir santos!....

Hacía escasos días que había vuelto de mi retiro espiritual y la propuesta de mi madre de quedar en el barco para echarle un vistazo y comprobar que estaba en buen estado me pareció una buena idea.
Sólo pretendía echarle un vistazo, recordar viejos tiempos acaecidos a bordo y traspasarle el mando a mi madre. Pero las cosas nunca salen como se planean...

Había echado de menos a Aceituna, mi fiel mascota, y me la llevé abordo pues ella nunca se había separado de mi tanto tiempo y se notaba que me había añorado.
El barco se veía estupendo. Parecía que no hubiera pasado el tiempo. Todo estaba tal como lo había dejado la última vez que había navegado en el Tridulfo.
Aceituna saltó de mi bolsillo y se puso a corretear por cubierta olisqueando por todas partes, posiblemente en busca de sus ansiadas nueces.
La miré con regocijo recordando tiempos pasados y yo también empecé a vagar por el barco a la espera de que llegara mi madre.

A media tarde, empezó a haber mucho revuelo en el muelle. Llegaban soldados escoltando un carruaje y varias carretas cargadas de víveres y baúles.
Cuando se aproximaron reconocí el escudo familiar.
Mi madre había llegado rodeada de la pompa que suponía ser de la nobleza pero que a mi tanto me costaba asumir ya que no conseguía comportarme como la damisela que se suponía que debía ser. Me había criado con mi abuelo Tridulfo pescando en Denia y estaba acostumbrada a andar a mis anchas y a llevar más calzas que vestidos.

Siempre me alegraba encontrarme con mi madre y más últimamente que la veía tan poco, pero la mención del abuelo me inundó de recuerdos y no pude evitar que una sospechosa humedad acudiera a mis ojos. Lo disimulé como pude pues, aunque aún era una niña, ya no era tan pequeña y me daba vergüenza que me vieran llorar.
Yo también lo añoro mamá - le respondí con la voz tan firme como pude mientras le daba la bienvenida.

Había mucha agitación ha nuestro alrededor y mamá tenía que atender mil cosas para preparar la partida, así que decidí no entretenerla demasiado y me puse a buscar mi ardilla que hacía tiempo que no la oía. La vi justo en el momento en que corría como alma que lleva el diablo hacía la bodega. Alguna cosa tendría en mente mi mascota y salí corriendo tras ella pues, si no la vigilaba, seguro que me metería en problemas.
Aceituna, ven aquí!! No te escondas que no tenemos tiempo!!

En mi apresuramiento, salté por encima de los bultos cual cabra montesa y no presté atención a lo obvio y evidente... Hasta que conseguí coger a Aceituna que defendía su tesoro con tesón y noté el sospechoso balanceo del barco.
Subí los escalones a la carrera, con Aceituna bien agarrada para que no se me volviera a escapar, para descubrir que Valencia era una mancha borrosa en el horizonte.
Pero mamá!! Qué estoy abordo!! - exclamé angustiada. Yo no tenía pensado zarpar con mi madre, ni si quiera me lo había planteado y no me hallaba preparada para ello.

Mi madre se deshizo en excusas... Todas falsas. Se veía a la legua. Pero su cara reflejaba la añoranza que había sentido y el inmenso cariño que me profesaba. Cómo podía negarme a acompañarla aunque no tuviera más ropa que la que llevaba puesta.
Mamá, ni si quiera llevo ropa ni comida para el viaje!! - me resistí aún simbólicamente porque sabía de sobras que mi madre proveería de todo aquello cuanto necesitara.

En aquella taberna de Denia escuchaba a Doña Mafis devolver el pendón del reino a la villa de Denia... ella estaba sentada en aquella esquina, canturreando aquella canción...

Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa, y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya, y amontonado en tu arena guardo amor, juegos y penas.

Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno, que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul, para que pintes de azul sus largas noches de invierno.

A fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos como el recodo al camino...

Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, Tengo alma de marinero...

¿Qué le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo?

Y te acercas, y te vas después de besar mi aldea. Jugando con la marea te vas, pensando en volver. Eres como una mujer perfumadita de brea que se añora y que se quiere, que se conoce y se teme.

Ay... si un día para mi mal viene a buscarme la parca. Empujad al mar mi barca con un levante otoñal y dejad que el temporal desguace sus alas blancas. Y a mí enterradme sin duelo entre la playa y el cielo...

En la ladera de un monte, más alto que el horizonte. Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos y amarillo a la genista...

Cerca del mar. Porque yo nací en el Mediterráneo...

De un lado a otro me movia inquieta en aquella taberna Dienense, Dios! como extrañaba mi casa, mi cama con dosel, mi nana, y porque no decirlo tambien a mi amor.

La sangre me hervia por dentro, bien habian hecho muchos en llamarme pasionaria, si de un ultimo tiempo a esta parte, estaba que no me podia de inquietud.

Todo lo que habia pensado y programado esstaba visto que iba al vil fracaso.

Mientras seguia caminando por aquella taberna solitaria, donde ni el tabernero habia dejado una copa de mas, gracias a las buenas ordenes recibidas de mi madre. " que ningun soldado beba ni una sola copa de alcohol" genial, entonces como se pasaba el frio y la noche sola? sin apenas un poco de agua hervida y la buena compañia valenciana.

Malditas las horas en que habian llegado a Denia y malditas las horas en que me habia venido a meter a esta empresa.

Donde diantres estan todos los demas? - interrumpi de pronto - MUERTE A LOS SPAGHETTISSSS!!!! - brame con furia, los queria lejos ya!

Y venga líos....

Gonzálo deseando algo de la paz que había venido a buscar al Reino de Valencia y que cada vez veía mas lejos, decidió acercase al Castillo de Bétera a ver a su cuñada la Condesa y encontrar en sus palabras y en la quietud de su espíritu la paz anhelada.

Era el capitán de su hueste y como tal mando un emisario pidiendo audiencia.

Gonzálo meditaba sobre la situación del Reino de Valencia y la suya personal.....

Don Gonzálo de Montalvo, vengo para acompañarle a presencia de la Condesa de Bétera, sonrió al oír al emisario, se tomo el tiempo justo para coger la espada y …. partamos pues.

Bétera estaba situada en la sierra de Calderona y a poco menos de 4 leguas de Valencia, un paseo.

Gonzálo desmoto y sin esperar ser anunciado se dirigió raudo hacia las estancias privadas de su cuñada.

Tadeeee, dijo en voz alta anunciando su llegada

Con un gesto Tade le invitó a sentarse,... proseguía... y, ya tenéis el objeto más preciado del Condado, la llave de las bodegas... así que, no me deis rodeos, sentaos y desembuchad... ¿qué sucede?...

Le dedico una amplia sonrisa para tranquilizarla a la vez que le mostraba la llave que llevaba colgada de su cuello y una botella que no entraría en la bodega pues deseaba tomarla con tranquilidad y con la mejor compañía que después de su esposa Bruxia.

Se acerco y le dio un casto beso, como aquellos que siempre reservaba para ella en la taberna de Denia como saludo.

Sosegaros que Bruxia esta bien, pero antes de desembuchar descorchemos este Moscatel Romano o de Alejandría, como gustan llamarlo algunos y probemos este buen queso de oveja que he comprado a un mercader de Castilla.

Gonzálo no pudo aguantar mas …. Tade vine a Valencia acudiendo a tu llamada, he sido feliz y disfrutado como alcalde, también en el Consejo en el que estuve y que por vueltas del destino acabe de Gobernador, Gonzálo cambio la expresión de su rostro reflejando el profundo dolor que acongojaba su alma, pero ahora no soy feliz, muchos acontecimientos están sucedido en estos últimos tiempos y deseaba tu consejo, Gonzálo había descargado su atormentado espíritu, pero cuéntame primero de tu vida, que me han dicho que andas un puntillo triste también …...

Gonzálo escuchaba con atención cada una de las palabras de su querida cuñada, le hubiera gustado tomar nota de muchas ellas para reflexionar mas adelante sobre ellas.

"Gonzálo, no perdáis el tiempo con aquello que os aflige... buscad vuestro camino... vuestra estrella, aquella que os guió los pasos hasta este momento... desandad los errores en el camino y apartad sus piedras... "

Cuanta razón tenia y que poco hacia caso Gonzálo a ella y a su amada esposa …... y de repente y como un torbellino le vinieron a su mente …...citas de pensadores sabios.

El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

Pero fue lo dicho por Epicteto de Frigia lo que le dio la clave de lo que debería ser su decisión vital para el futuro inmediato.

El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y un cobardía ceder el paso a los indignos. Epicteto de Frigia (50-135) Filósofo grecolatino.

En esos pensamientos abstractos y profundos estaba cuando pareció salir de su ensoñación al oír ......

yo estoy muy bien... tendría que contaros demasiadas historias, necesitaríamos las horas completas para poneros al día, pero, Irisbel está como una rosa y Césare anda intentando proclamarse conde de urgel... ¡niños! jajajaja

Gonzálo rió y le dijo cuéntame, necesito retomar la vida familiar y cuenta conmigo para lo que necesites que las cuestiones de gobierno deben ocupar su tiempo y dejar tiempo a otras tan importantes o mas, ¿ que planes inmediatos tienes ?

Intihuasi apenas escuchaba un susurro de Tadeita sobre la historia de Gianlupo, por lo que pidiendo permiso se acerca a la dama para efectuarle un comentario.

- Perdón por la intromición, pero me gustaría comunicarle que hoy partió con destino a Sétubal Gregor_lee, el hermano de Gianlupo, al mando de La beauté des rêves, por lo que estimo que muy pronto toda la familia podrá volver a reunirse.

El Jefe de Puerto de Denia, esperaba que esta fuera una buena noticia para Tadeita.

Algo estaba sucediendo en el castillo, los guardias se estaban movilizando, mientras él pagaba a uno de los mensajeros que había traído un documento lleno de sellos y firmas, parecía importante... se lo entregaría a la Condesa en cuanto pudiera...

Una vez solventado el entuerto con el Jefe de Puerto de Denia, aquel que había aparecido de la nada inexplicablemente... anunciaron la llegada del buen Valerius.

Con un gesto, los críados se apresuraron a traer más jamón y vino... aquello se ponía interesante...

Valerius, bienvenido, os mandé llamar porque estoy segura de que esta información os interesa, le invitó a tomar asiento mientras desplegaba un rollo lleno de sellos, lazos y firmas, leed, os ayudará en el litigio que tenéis con el Tribunal de Apelación y por él cual no puede obligaros a emitir esa disculpa que ya habéis realizado... leed con detenimiento, viene directamente del Tribunal de Apelaciones de Aragón y con el beneplácito del altísimo....

Mientras hablaban tranquilamente sobre aquel error del tribunal valenciano, y esperando que lo enmendaran, llegó otro emisario, esta vez desde mucho más lejos, con unas curiosas informaciones... nunca el Reino de Valencia saldrá por motivos buenos en la noticias de la KAP, ay que cruz..., reenviadle una copia a maese Nicolino, seguro que le interesa...

Y entre todo el lío allí presente, llegó una nueva noticia, desde luego los mensajeros hoy no daban abasto...

- ... el dedo de San Possidonio... ave maría purísima... !!! exclamó la condesa, al leer el último comunicado del Primado...

- sin pecado y con bebida.... contestó el mensajero al unísono junto con alguna voz más de ultratumba...

- ¿dónde quedó el hígado incorrupto de San Roger de Gracia?, eso mencionó el de Borja la última vez... ¿pero el dedo de San Possidonio...? no terminaba de imaginarse aquella reliquia, miraba los dedos de su mano, los varios juegos de movimientos de dedos señalaban aquel no muy ortodoxo a la par que grosero gesto... no, imposible... será un dedo incorrupto, santo y bendito... pensaba para sí; en cuanto acabara lo que allí les acontecía, escribiría al primado para ver semejante maravilla, no conseguía imaginarse la azarosa vida de aquel dedo, que había acabado siendo reliquia valenciana...

... el dedo de San Possidonio... maravillada me hallo... y volvió a llenar de vino los vasos... ¡por San Possidonio y el bendito dedo!