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[RP] La Odisea... llegada a Valencia

Zeianbv


...y el resultado de la carga lateral sobre un enemigo atrincherado, supone que es necesario acudir a... ¿Pero qué puñetas pasa por ahí?- Zeian escuchó un fuerte ruido en el exterior, como un cañonazo, y detuvo su clase a los alumnos cadetes de la Hueste de Morella.
La charla de instrucción táctica estaba siendo interrumpida por un griterío y un jaleo importante. Los alumnos, que hacía unos segundos presentaban un aspecto de mortal aburrimiento, ahora corrían hacia las ventanas del barracón de la hueste, nerviosos por ver lo que ocurría.
¡A las armas! ¡Ataque pirata!- Los gritos comenzaron a llegar desde el exterior y la corneta empezó a tocar alarma.
Inmediatamente, todos los soldados salieron en tropel camino de la armería, dispuestos a recoger armaduras y armas, para después formar en el patio con sus respectivos batallones.
De repente se oyeron más cañonazos y a una orden, los soldados rompieron filas corriendo hacia sus posiciones defensivas en las murallas, dispuestos a la defensa de Castellón frente al desembarco de los invasores.

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Ducce


El de Olocau dormía profundamente luego de una borrachera nocturna en el León Borracho, que aprovechando la ausencia de la vigilancia de los Duques, había quedado vacio tras ser atacado por él mismo. Sin embargo, sus sueños fueron interrumpidos por los continuos movimientos del pueblo, que parecía extrañamente revolucionado. Lo primero que pensó fue que habian asaltado el Ayuntamiento o algo parecido, pero un grito de ataque menestral le hizo sobresaltarse y salir de la cama. Rápidamente tomó su armamento y salió a ver qué sucedía. Una vez fuera, uno de los vecinos que andaba corriendo por el lugar le puso al corriente de la situación. Al parecer los enemigos venían en barco y estaban próximos al puerto de la ciudad, donde se alojaba su preciado Errante. Tomó a su tripulación y fue inmediatamente hacia allí, donde se encontró con los soldados de Benicarló y Morella listos para atacar lo que se avecine.

La atención del De Bournes se centró cuando vió al Picassent I acercarse a su ubicación, tras haber tomado posición en su barco. Su sorpresa se llevó cuando los inútiles marineros del de Ostemberg, parecían no aprender de las artes del mar nunca, soltaron su ancla sobre el Errante. Salvo por uno o dos de sus tripulantes que siempre tenian la desgracia de estar en el momento y lugar equivocado, sólo parecían daños superficiales. Fue con su segundo tras recoger una botella de ron, y le preguntó sobre la situación...

Primero de a bordo, reporte daños!

Verá señor, aunque poco han dañado el casco. La baranda de estribor está totalmente destruida...

Maldito inútil, por suerte el de Picassent pagará o sufrirá las consecuencias...

Señor, algo más....verá....el daño ha llegado a la bodega, hemos perdido el ron....

Queeeeeeeeeeee!!!!!!!!!?????????? y qué haceis a bordo aún?, a por el ron!!!!

Tras propinarle una buena patada a su segundo, que finalizó en el mar con varios de los marineros intentando recoger las demás botellas, Ducce se dirigió con enfado al cielo...

Maldito Gulf!!!, me las pagaras!!!!!

Y tras dar varios sorbos a su botella, cogió uno de los cabos y se dirigió prontamente hasta la cubierta del Picassent I, y tras desenvainar su espada y tomar un poco más de ron, vió acercarse a uno de los marineros de la nave, pidiendole que se tranquilice o que tendrá que tomar medidas...

Tranquilizarme!!!???, os voy a matar!!!

Esa fueron las últimas palabras que escuchó el marinero antes de acabar inconsciente en el suelo tras recibir el impacto de la botella en su cabeza. Debido al gran alboroto, vió al Capitan de la nave venir a ver qué sucedía, y alzando su espada contra él, le dijo...

Maldito Ostemberg!, te voy a matar!!, pagame ya o morirás maldito!!

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Gulf_de_ostemberg


El de Picassent juró en todos los idiomas conocidos y en algunos otros desconocidos hasta el momento cuando tras rozar el Olocau Errante con el ancla el viento cambió de pronto de dirección y provocó que los cascos de ambas embarcaciones friccionaran la una contra la otra arrancando todas las puertas de troneras, arañando la pintura de ambas naves y abriendo una vía de agua en la bodega del Errante.

Sin embargo ese cambio sirvió para que el Picassent I pudiera colocarse justo delante del Olocau Errante en el muelle y el Liam I siguiendo su inercia quedara varado justo al costado del Picassent I. Cuando ambas naves quedaron por fin paradas a escasos milímetros de los muelles ambos capitanes dieron un suspiro de tranquilidad ante la situación que acababan de vivir.

Pero con aquella tensión no habían tenido tiempo de percatarse de la muchedumbre que se apostaba en el muelle esperándoles, gritando enfurecidos.

¡Madre mía! ¡Qué recibimiento! – dijo sobresaltado el pelirrojo sin atender a lo que decían a gritos desde tierra – No nos recibían así desde hace tiempo. ¡Marineros! Colocad la tabla para que los del Liam I puedan cruzar a través de nuestra nave y también para bajar al muelle, vamos. Hay un enfermo que urge evacuar.

Gulf esperó a que colocasen la tabla y Condesa cruzó la primera al Picassent I para bajar cuanto antes a tierra después de tantos días embarcada. El pelirrojo colocó su brazo y ella se cogió.

Pero algo retrasó su desembarco. De pronto un alboroto al otro lado de la cubierta llamó su atención.

Tranquilizarme!!!???, os voy a matar!!!

¡Pero qué le pasa a este hombre ahora! – dijo Gulf molesto al ver que era el de Olocau protestando como siempre.

Maldito Ostemberg!, te voy a matar!!, pagame ya o morirás maldito!! – gritó.

¡Ya te pagaré hombre! ¡Qué no ha sido para tanto… un roce de nada… Venga anda – dijo ayudándole a levantarse – Vamos abajo y ya lo hablamos.

Gulf y la Condesa bajaron primero seguidos por el de Olocau, que hacía unas exageradas eses por la tabla tambaleándose peligrosamente.


Por las barbas de Christos y Aristóteles…
- dijo atónito.

Un numeroso grupo armado les esperaba con un gesto de furia en la cara, con las espadas desenvainadas y las lanzas preparadas. Se refugiaban tras sus escudos y sostenían los pendones de diferentes huestes y milicias. Entre ellos varios caballeros montados a caballo luciendo corazas de hierro y cascos.

¡Ha sido ella!
– acusó rápidamente a la Condesa y se soltó para señalarla.

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Tadeita


¡Ha sido ella! – escuchó sin inmutarse... buscando entre ellos al Jefe de Puertos de la villa...

Aquello era el desbarajuste Mayor del Reino, gentes corriendo huyendo del puerto al grito de menestrales, moros y gabachos, las fuerzas y cuerpos de seguridad del reino, entrando como posesos repartiendo estopa entre los que huían, delante de ellos una barrera infranqueable de soldados armados, el Vizconde y el de Picassent enzarzados en las disputas de siempre... miedo le daba volver a Bétera y ver lo que el de Olocau hubiera hecho en sus tierras.... era un vecino terrible...

suspiraba... buscaba con la mirada a los tripulantes del Argo Navis, quizás ellos pudieran tener una explicación para todo aquello, pero de repente empezó a encontrarse con muchos rostros familiares y conocidos, que le sonreían... abriéndose paso entre las huestes...

Dios mío, mi reina, corrigió, digo Rose.... os dejé embarazada y aún seguís en el mismo estado...! por el Altísimo! le hizo la broma antes de acercarse, con cuidado a darle un abrazo... os he traído a vuestra hija Juliane sana y salva, qué alegría veros... seguro que vos habéis dado la orden de disparar, jajajaa, teniáis miedo a que os adelantara en niños, pero despreocupaós, el equipo de soule será vuestro... decía mientras saludaba cariñosamente a los hijos de la de Pern, Ederne y Jokin, y abrazando a su querida Mafis, a Nicolás,... ¡vaya qué recibimiento! ¿por qué váis todos armados? ¿nos invaden? ¿estamos en guerra?

Junto a Ederne, percatándose de la presencia del enano, el fiel críado de su hijo César y mientras todos iban desembarcando se dirigió a él... Agostino ¿dónde está mi hijo?...


Dadnooos amarreeeeeeeeeee, que aún estamos sin amarrar IG....

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Sepillo


Estaba Sepillo tomando el sol del otoño en lo alto de la Torre de Paterna, cuando muy a lo lejos comenzo a oir ruido de cañonazos.

Se levanto de la tumbona que tenia habilitada y dijo:

- La leche alguien ataca la costa valencia y es hacia el norte

Asi que bajo la torre reunio a su Generosa hueste paternera ( 10 soldados ), los monto a caballo y a como alma que lleva el diablo se dirigieron hacia el norte.

Nunca penso que fuera tan lejos como en Castello, pero conforme se acercaban aquello era cada vez peor, mas cañonazos y se podia vislumbrar a lo lejos en la costa varios barcos en una contienda.

Asi que hasta castello llego y comenzo a escuchar por las calles.

- Menestrales, moros y gabachos

- Huy , esto se pone la mar de interesante, Generosa hueste todos hacia el puerto

Una vez llegado a los muelles, alli se encontraban varias huestes mirando la batalla entre barcos. Sepillo se quedo mirando a los buques, estandarte de Betera por un lado, de Olocau de Otro, de Picassent otro mas y dijo.

- Que narices pasa aqui, donde demonios estan los menestrales moros agabachados, que me voy a tener que poner a matar a los de Olocau y Picassent???, exijo una explicacion!!!!

La generosa hueste se quedo a la espectativa a ver que pasaba al final.

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Cesar


Blanco se había quedado el muchacho. Cuando vió como el Liam I era abordado por el Picassent del rosso* de Gulf. Se mareó más y más. Empezó el estómago a rebelarse y girar sobre si mismo.

-¡Ay! ¡Agostino! ¡Que desgracia la mía! Fallece mi padre en Italia, allá lejos, sin poder despedirme de él y ahora mi madre. ¡Ay que desgracia la mía!

Césare, su enfermedad y el enano bajaron a los muelles, cuando vieron que el bajel amarraba.
En el lugar había mucha gente, de todos las gustos, altos, bajos, feos, guapos pocos, pero todos armados. Sin duda aquellos piratas habían causado un gran revuelo en la villa.

El enano iba delante, abriendo paso a la gente, cuando de pronto, vió a su madre.

-¡Madre!¡Madre! ¡Estais viva! Que alegría me dais. -Empezó a toser como un condenado y tubo que pararse antes de llegar ante ella, doblándose de rodillas.-Ya... ya estoy. ¡Que gozo veros en casa de vuelta!

Se acercó a ella tan rápido como sus piernas y el gentío le permitieron y la abrazó.


rosso, pelirrojo en italiano.

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No me gusta la SOPA!
Rose_de_anthares


- Ahhhh! - exclamó - veamos...los gritos, esos que viene del Olocau errante sin duda son del exagerado Vizconde - luego, el pelirrojo daba ordenes y la tabla era puesta para que todos descendieran del barco.

- Por las barbas de Christos y Aristóteles… - dijo el de Ostemberg, siendo el primero es descender de la embarcación - ha sido ella! - acusó nada más ver a la hueste armada - vaya menso... - le dijo al de Picassent, quien en medio de una risa parecía esconder algo.

Se movió a un lado y la vió, ahí estaba. Era ella, la compañera y amiga inseparable. La Condesa de Bétera que había partido hace tantos años y de la cuál pocas noticias tuvo. De porte firme e imponente y a la vez de rasgos dulces, los años no pasaban en vano, era ella.

- A que no son piratas - le dijo al oído a su hijo mayor y éste sonrió pues no conocía a la mujer que acababa de llegar pero que, dada la sonrisa en el rostro de la madre debúa ser alguien importante -

Dios mío, mi reina, digo Rose.... - aquello le arrancó una sonora carcajada - os dejé embarazada y aún seguís en el mismo estado...! por el Altísimo! - ante su comentario rió más si era posible y acarició su vientre.

Se abrazaron ambas, aun a pesar de que un bebé se interponía entre ellas, con fuerza, como las comandantes militares que eran, las amigas y compañeras; como verdaderas y puras valencianas - El altísimo sabe he rezado por vos y los vuestros y a él agradezco os trajera de regreso al que siempre será vuestro hogar -

La de Bétera le sonrió con tanta alegría acumulada en el rostro que estaba segura de tanto sonreír, luego le dolerían los musculos de la cara - os he traído a vuestra hija Juliane sana y salva... - Juliane, pensó!, pero no la vió aún descender del barco.

Qué alegría veros, seguro que vos habéis dado la orden de disparar, jajajaa - a lo que ella respondió - No exactamente, veréis, tengo una hija que jamás será militar pero da órdenes como si fuera el más grande de los generales - rió - el equipo de soule será vuestro - le decía la condesa al tiempo que abrazaba y saludaba a sus hijos; Jokin con la misma cara de no saber quién es y Ederne saludando con cariño a la que era su madrina.

- ¡vaya qué recibimiento! ¿por qué váis todos armados? ¿nos invaden? ¿estamos en guerra? - preguntó sorprendida - pues os recuerdo egregia condesa ésto es Valencia, tierra de valientes y lugar dónde siempre alguien intenta invadir pero al final solo consigue ladrar como un perro - ambas rieron ante el comentario.

Tras ello Tadeita preguntó por su hijo y aprovechó aquello para susurrar al oído de Jokin - ya os contaré sobre ella, una gran mujer, una de las mejores militares que a conocido valencia y que, por cierto, me debe un duelo... - en esos instantes bajaba una jovencita a paso lento por el tablón para que, como una frágil pluma dorada, posara sus pies en la amada tierra.

Se quedó mirándola un rato, delgada y alta como Ederne, de rasgos finos y el cabello claro. Ojos alargados y penetrantes, de color azul cielo y una sonrisa que iluminaba todo su rostro - Juliane... - alcanzó a susurrar la de Pern - Madre.... - hizo una pausa la joven - Mamiiiiiiii! - gritó luego y se lanzó a sus brazos -

Bienvenida hija, mía. Os hemos extrañado.

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Tadeita


Casi se le saltan las lágrimas al ver a su pequeño, aunque era ya un hombretón, seguía siendo el más pequeño de sus hijos, el más consentido y el que menos tiempo había disfrutado, nació en Italia y ya que desde muy joven se había marchado a vivir su vida, a pesar de sus protestas como madre consentidora y jaleado por su padre, que en paz descanse...

César... es lo único que dijo antes de fundirse con él en un abrazo, pero algo iba mal, lo miró a la cara, demacrado, pálido, ojeroso... sin fuerzas ¡Cesare! chi diavolo credi? Cosa c'è di sbagliato? Ciò che la vita sei stato mio figlio?... conocía o creía conocer muy bien a su hijo, miró a Agostino, su enano con una mirada de las que matan... raccogliere tutte le tue cose, domani i due usciranno a Valencia... verrà con me a Bétera, tornarem a casa... miraba a César, no se atrevería a protestarle, no tenía fuerzas ni para sostenerse, qué demonios de vida disoluta debía llevar para acabar en este estado... no hay más que hablar, te quedarás en Bétera hasta que te recuperes... no era capaz de imaginarse nada bueno....

En cuanto el barco estuviera listo partirían hacia Denia, último destino del Liam, la jefa de puertos, Claribelle, estaba autorizando su amarre en la villa castellonense y sus reparaciones pertinentes.



* ¿Qué diantres te ocurre? ¿qué te sucede? ¿qué vida llevas hijo mío?
recoge toda vuestras cosas, mañana mismo saldréis los dos a Valencia conmigo, a Bétera, volveremos a casa...

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Eduardo_de_laguna


El Cardenal observaba el combate naval desde la posición privilegiada que le otorgaba el campanario de la catedral de Castellón. Su guardia personal permanecía a su lado. De pronto la muchedumbre comenzó a correr por las calles mientras la milicia los perseguía a golpes. El caos se había apoderado de la villa.

_Nos atacan-exclamó el Cardenal- Quizás son piratas otomanos. ¡Hay que salvar la ciudad!

Se dirigió al jefe de su escolta y le conminó a tomar las armas.

_¡Bajad de inmediato!¡Os necesitan!

El joven soldado torció el gesto.

_No lo creo conveniente Eminencia. ¿Quién os defenderá a vos?

_No necesito protección alguna. No tardéis más, bajad.

El militar comenzó a sudar mientras los cañones resonaban de fondo.

_No sé yo. No me fio de dejaros solo, os pueden hacer daño.

_¡Por todos los santos! La Catedral es la fortaleza más sólida de la ciudad. ¡Bajad!

El soldado agitó el cuello de su camisa.

_¿Hace calor, no? ¿Tenéis calor?¡Que traigan un abanico para el Cardenal!

_Pero que me dejéis en paz. ¿Tenéis miedo acaso?

Las piernas del soldado temblequeaban más que su voz.

_¿”Mimimimiedo” yo? Eminencia, soy un soldado feroz y curtido en la guerra.

_¿Pero en qué guerra?

_¿Eh? Uy, uy, uy, si yo os contara. Matando ahí sin ton ni son, pim pam. Una cabeza pa un lado, un brazo pa otro…que experiencia más horrible.

_¿Pero en qué guerra?

_¿Eh? Pues, en la guerra de…esta que hubo ahí por…tirando pal norte, un poco más allá.

El Cardenal enarcó una ceja.

_¿Quién os contrató?

En ese instante los cañones cesaron. Las embarcaciones se aproximaron y todo pareció volver a la calma.

_Como deseéis –dijo con firmeza el guardia, tras comprobar la situación de tranquilidad- Bajaré a defender al pueblo.

_¿Ahora, no?

El soldado bajó la escalinata con la espada en la mano y al grito de “Por Valencia”. Mientras, el Cardenal negaba con la cabeza y tornaba los ojos a los cielos. Otro guardia se le aproximó.

_Aquí tenéis el abanico, Eminencia.

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Valken


Un ensordecedor estallido resonó en la posada cercana al mar. De tal intensidad fue que parecía como si alguien hubiese descargado un arma de fuego portátil de esas tan modernas dentro de la habitación misma.

Al ruido del cañonazo lo siguió un agudo grito de jovenzuela aterrada, que de estar a escasos centímetros siguió hacia el umbral de la puerta y fue desvaneciéndose escalera abajo.

El de Játiva quedó inmóvil en el lecho, mirada fija en el techo de aquel lugar con el corazón aún agitado por el sobresalto, escuchando el tumulto que se producía afuera.


¿Qué diablos ha sido eso?... se preguntó entre dientes mientras se levantaba lentamente y buscaba sus pertenencias.

Ya estaba sentado en la cama, calzándose sus botas cuando un guardia de su escolta irrumpió en el cuarto.


¡Señoría, una batalla se desarrolla en el mar, al parecer un ejército combinado de menestrales, moros y franceses están invadiendo el reino!

Aún sentado, Valken se volvió tranquilamente y se quedó mirando al soldado como quien mira a un niño cuando dice una tontería. ¿Te dais cuenta soldado de la idiotez que acabas de decir? ¿De dónde habéis sacado eso?

No terminaba de decir eso cuando pasó por la calle bajo la ventana Igor, al grito de "nos atacan!!! menestrales, moros y gabachos!!! socorrooo!!!"


Ahh vaya fuente de información la vuestra, el deforme medio loco que acompañaba a la de Bétera... un momento, ¡Bétera! De un salto se levantó y fue hacia la ventana, apoyado en el marco vio los navíos ya amarrados, y uno de ellos efectivamente tenía el pabellón de Bétera flameando a lo alto.

¡Guardia seguidme nos vamos al muelle! dijo entonces, poniéndose apresuradamente las prendas que le faltaban y cogiendo la espada para colgársela en el cinto.






Varias personas estaban ahí para recibirla, al llegar, Tadeita estaba hablando con un joven, y por como lo regañaba debía ser o un soldado de su hueste o uno de sus vástagos, aunque viendo la vestimenta y la condición del joven era más probable que fuese lo segundo.

Allí se quedó mirándola con una sonrisa en su rostro, y cuando le pareció prudente se abrió paso para darle la bienvenida.


¡De la Vega! Mi comandante, mi vieja amiga, la procuradora de mi escape de Catalunya!... mi mi... basta de mis! que alegría volver a veros en tierra Valenciana!

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Juliane_bp


Cuando las centellantes luces de las salvas de los cañones se apagaron sobre el azul cielo de aquella mañana y sòlo ahora se oìa un tumultuoso vocerìo proveniente de la orilla castelonense, la menor de las Berasategui se adelantò a una de las barandas màs pròxima a ella pudiendo divisar a lo lejos la bella silueta de su madre junto a sus hermanos y a muchos seres queridos reunidos allì.

Su asombrado rostro ante la extraña y ruidosa bienvenida cambiò repentinamente expresando ahora una amplia sonrisa de oreja a oreja y, corriendo por la pasarela del Liam I, se lanzò a los brazos de su madre, tal como solìa hacerlo cuando niña - Juliane ... Bienvenida hija, mía. Os hemos extrañado. - alcanzò a susurrar la de Pern. - Madre.... Mamiiii !!!, expresò la joven estrujàndola sòlo un poco, al mismo tiempo que con el otro brazo abrazaba a su hermana.

- Ederrrrr!!! Jokin!!! què alegrìa veros! cuànto les echè de menos! dònde està papà? por què hay tanta gente aquì? nunca vì el puerto tan colmado! - èsas y otras miles de preguntas y cosas que contar pasaban por la mente de Juliane en ese momento...

Su viaje habìa resultado no sòlo maravilloso sino que tambièn habìa cumplido su sueño de navegar y se sentìa enormemente agradecida con sus dos valientes capitanas.

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Wenceslao


Wenceslao vió con sorpresa la llegada de aquel barco que regresaba de Italia, pensaba, seguro es el que traia de vuelta a su querida amiga Julianne................. Que pena sintió al verse embarcado ya en el Olocau Errante camino de Zaragoza y no poder siquiera recibir a Julianne como se merece despues de tantos dias, le habia prometido un recibimiento que no iba a poder cumplir, no se si fué su falta de cálculo o que los vientos aceleraron su llegada, pero ahy estaba apoyado en la barandilla del Olocau intentando al menos verla descender en el puerto de Castellón.

Aquel recibimiento tan concurrido iba a impedir que siquiera oyera mis gritos desde el barco.............. En aquel momento vió aparecer a Julianne sonrriente como siempre y mirando hacia el puerto, bajaba por aquella pasarela como si de un desfile de bellas señoritas se tratara. Por mas que gritaba su nombre nada hizo que se girara hacia mi, podian mas los gritos del gentio que esperaba en el puerto y el entusiasmo por ver de nuevo a su familia que mis desgallitados intentos por ser oido.

Wen la miraba y la notaba algo extraña, tantos dias sin verla, uffff parece mas mayor, ¿tantos dias han pasado? y mas delgadita la pobre, seguro solo la alimentaron de pasta en esa Italia de donde volvia, o quizas trabajó mucho en ese barco, ummmmm.

Con tristeza vió Wen como zarpaba el Olocau y se iba alejando de la orilla perdiendo de vista a Julianne, pensaba que solo le quedaría escribirle una carta pidiendole disculpas por no estar donde le prometió y rezar por que su paloma llegara rauda y veloz a su destino.

Asi que salió corriendo en busca de pluma y papel y comenzó su carta:
Citation:
Querida amiga Julianne........................................................

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Tadeita


¡De la Vega! Mi comandante, mi vieja amiga, la procuradora de mi escape de Catalunya!... mi mi... basta de mis! que alegría volver a veros en tierra Valenciana!

¡Von Rommel! el gran señor de los bosques, volvía a recuperar la sonrisa para saludar a su viejo amigo... dándole un abrazo, qué alegría veros,... vivo,... Valken... siempre temo por vos y vuestra vida debido a vuestras peligrosas aficiones... por el aroma a perfume de jazmín que desprendía estaba claro que no habían cambiado lo más mínimo.... ¿también estáis metido en la refriega? por dios, los valencianos si que saben divertirse

Se escuchaban unos gritos, ¡diantres! ¿ese que grita no es Sepillo?, creo que tendría que haber vuelto antes a casa, no sabía que os echara tanto de menos a todos... y decidme, ¿conserváis aún vuestro bosque?, en unas semanas estaré en Xátiva, cruzaré por vuestros dominios hacia Bétera, si lo tenéis a bien...


La joven Juliane ya se había reunido con su familia, aunque echaba de menos al de Berasategui, así como a los Peñalver, cuya única hija viajaba también en el Liam... Volvía a buscar con la mirada a los tripulantes del Argo Navis.... ni rastro.... Pero las buenas noticias llegaban rápido, los daños no eran estructurales, el Liam estaría preparado para partir en breve, esta vez en dirección sur.


Si alguien quiere ir a Denia desde Castellón, HOY, que me escriba

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Valken


¡Von Rommel! el gran señor de los bosques, qué alegría veros,... vivo,... Valken... siempre temo por vos y vuestra vida debido a vuestras peligrosas aficiones... ¿también estáis metido en la refriega? por dios, los valencianos si que saben divertirse


¿Peligrosas aficiones? no sé a qué te referirás, bien sabéis que soy un hombre de bien, siempre alejado de los problemas... dijo apretando los labios para evitar sonreír... mirando a su alrededor al gentío armado con cacerolas, soldados por todos lados y algún que otro agente del orden dando unos últimos palazos de puro vicio, negó con la cabeza lentamente no no, juro que esta vez no tengo nada que ver con estos líos, me encontraba en la catedral rezando por los caídos en la guerra y... emm... buscando al cardenal para ofrecer una donación para la realización de un nuevo fresco, o pintar algo en la bóveda... ya sin saber qué inventar guardo silencio... al parecer lo dicho había pasado pues la de Bétera continuó.

y decidme, ¿conserváis aún vuestro bosque?, en unas semanas estaré en Xátiva, cruzaré por vuestros dominios hacia Bétera, si lo tenéis a bien...


Valken arqueó una ceja sin esta vez poder evitar una amplia sonrisa... Pues sí, mi bosque sigue ahí, podrás verlo cuando pases de camino a casa... y podríais también hacer noche en mi castillo... a ver si esta vez terminamos una cena en paz.

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Sinfonia



El barco había surcado noblemente el Mediterráneo, la respuesta al timón era instantánea, sus velas recogían hasta la última brizna de viento, era un buen barco, con un porte majestuoso.

El Argo Navis tenía 3 mástiles, 5 cubiertas, y de ellas, 3 con cañones con un total 104 cañones y una tripulación de las mejores y más experimentadas.
Con las troneras cerradas el barco perdía parte de su fiereza. Pero cuando los cañones asomaban se convertía en un temible adversario.

Sinfonía y sus socios, Vimaro y Cecania, se sentían orgullosos de su nuevo barco, el Argo Navis, la piú terrible, l’implacabile, la piú feroce!!!!!

Sinfonía al timón del Argo Navis disfrutaba en primera línea de la trifulca que se estaba montando, al pelirrojo lanzándose sobre el Liam I, la tarángana de cañonazos y salvas de honor, y como este terminaba remolcando al barco que llevaba la dama Tadeita, y como al tirar las anclas abolló más o menos gravemente al Olocau Errante, más negocio para los astilleros del Reino.

Si le dejan suelto se carga él solito Castellón entero.

Desde el puente de mando Sinfonía y la tripulación podían ver desde una cierta perspectiva a todas las personas que estaban agolpadas en las dársenas del puerto, peleándose con los soldados, ¡¡¡qué diablos pasaba!!!.

La primera línea de cañones del Argo Navis le quedaba a la gente justo por encima de sus cabezas y todos se iban calmando al admirar, con la boca abierta, el porte del barco.

Nunca habían visto uno igual y además tan de cerca.

La verdad es que la pinta del barco era impresionante, el puerto de Castellón parecía empequeñecer ante la magnitud del barco.

El barco llevaba orgulloso, en su palo mayor el estandarte de la Casa de Castellón, y los colores de Aragón.

La gente se fue apaciguando, ante el nuevo entretenimiento que pasaba delante de sus narices. Murmullos de admiración iban sustituyendo a la algarabía anterior. Todo volvía a su ser. Sólo quedaba por resolver las cuentas entre el pelirrojo y el de Olocau.

Los cañones brillaban a la luz de la mañana. Preparados para dar las salvar de honor al entrar en puerto.
Vimaro se dispuso a dar la orden con el que estaba más cerca del puente de mando, encendió la mecha y BOOOOM! Todos los demás cañones le siguieron.
Desde tierra contestaron a las salvas.

El espectáculo había merecido la pena, y aunque un poco sordos todos aplaudieron entusiasmados.



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