Irisbel
El día había comenzado muy temprano. Era un día muy importante: para Irisbel, para su madre, para Feiniel, que hoy se convertía oficialmente en su padre (aunque en su corazón ya hacía tiempo que lo era), y para el resto de familia y amigos.
La niña se levantó con las primeras luces del día y se escapó al vergel, su rincón favorito de Valencia desde que se mudó y también por todas las cosas que habían acontecido allí. Era un lugar donde respiraba paz y le hacía sentir una cierta melancolía.
Al fin ha llegado el día! - pensó mirando al cielo, recordando con nostalgia a aquel que aún moraba en su corazón.
Cuando se dio cuenta de que las horas habían pasado demasiado rápido, pensó que su madre debía estar preocupada buscándola y salió a la carrera perdiendo toda imagen de dama que hubiera podido dar alguna vez.
Al llegar a casa todo fue correr para acicalarse, recibir a familia y amigos y marchar hacia la catedral.
Irisbel se sentó junto a su familia, bien cerca de los novios para no perderse detalle. Su madre estaba radiante, brillaba con aquella luz que solo el amor hace resplandecer. Y su padre, Feiniel, no brillaba menos.
La niña, casi una muchachita en ciernes, había tratado de comportarse bien durante toda la ceremonia. Hoy tenía una misión muy importante que cumplir y quería que sus padres se sintieran muy orgullosos de ella.
Al oir las últimas palabras de sus padres ya convertidos en marido y mujer, buscó en su pequeño bolsito revolviendo el interior con nerviosismo
Encontró un pequeño objeto redondo. Siguió buscando cada vez más nerviosa. Parecía que todo el mundo la estuviera esperando pero no encontraba el segundo.
Al final, desesperada, vació todo el contenido del bolsito con en el banco hasta dar con lo que buscaba y sin más se dirigió orgullosa hacia su padre para hacerle entrega de los anillos que los unirían hasta el final de sus días.
Irisbel se acercó a su padres lentamente, consciente de las miradas que se iban fijando en ella. Sonrió a su madre con cariño y luego se acercó a su padre.
Cuídamela bien siempre papa le susurró emocionada y le dio un ligero beso en la mejilla. Luego le entregó las dos alianzas, una blanca y otra azul, y se situó al lado de Lulú.
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