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[RP] Boda Tadeita- Feiniel

Cuartetero


El primado luego de hablar con las hermanas Xurri y Cyliam, siempre tan atentas, se fue con Eduardo al altar para comenzar con la ceremonia.

Eduardo, ya era hora de que oficiemos una ceremonia juntos, no? mi acólito preferido. le dijo al Vicario General de Tarragona guiñándole el ojo

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Cuartetero Ortiz de Rozas Teólogo de la Iglesia Aristotélica, Universal y Romana
Arya.


Estaba impaciente por llegar a aquella boda,pues la ultima a la que fui solo tenia dos años.Apenas pude disfrutar de la fiesta e iba tan nerviosa por llevar los anillos que solo veia el frente.
La boda de la dama Tadeita y el señor Feiniel iba a ser especial,ya era consciente de muchas cosas que pasaban y podria bailar muchas muchas horas,aunque fuera sola.
Además había sido invitada no porque era hija de,sino por merito propio,igual que Wini.
Por el caminomi hermanita de corazón me iba engañando diciendo que ya llegabamos,cada vez que decia "ahí", Me preparaba lista para saltar del carruaje aunque fuera en marcha.
Cuando llegamos un mundo de nuevas aventuras se avecinaba ante nosotras,nunca había estado en aquel lugar y era realmente hermoso.
Cuando mi madrina me vio bajar del carruaje tuvo que colocarme otra vez el peinado y el vestido,pero Wini tampoco es que fuera tal cual salió de casa.
Cuando entre a la iglesia mire a todos lados,saludando a todo el que conocía con la manita y entonces me tope con los ojos cariñosos de mi nona Raquel.La salude efusivamente pero sin hacer ruido y le mande muchos muchos besos.
Mi madrina no me soltaba la mano,porque sabía que aquello podía ser peligroso para que la ceremonia se desarrollara con normalidad.

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http://www.youtube.com/watch?v=c-9L_3AGTi4
Asra


Asra permanecía sentado en uno de los sillones orejeros que presidian el salón, la chimenea tiraba con una carga de leña ya escasa, pues los cálculos del muchacho habían fallado... aunque había sido generosao con esta, mas generosa venia siendo su prometida para vestirse.

- Querida... ¿te queda mucho? ¡¡llegaremos tarde!! dijo Asra con fuerza para que Mazi le escuchara al otro lado de la casa como siempre.... puntualizó el muchacho ya con un tono mas tenue, a fin de no ser percibido por la Dama receptora de aquel mensaje

-¡Que va! ¡si ya estoy casi! contestó la de Messeguer si dar tiempo casi, mientras se le escuchaba correr de un lado para otro. Y que sepas que te he escuchado matizó.

El joven se levantó de aque sillón y se sirvió una copa de vino que acompañó con un poco de fruta, - O lo que es lo mismo, que aun queda un ratazo dijo el muchacho mientras volvía a dar buena cuenta de aquel sillón.

Pasados unos minutos la Dama apareció por aquel salón, estaba perfecta, el joven no podía más que sonreir al verla.

- Vamos Asra, ¡¡que nos estan esperando!!, si preguntan diremos que tardaste tu en llegar dijo mientras le regalaba una preciosa sonrisa, de aquella forma sabía que podría decirle que no.

- Vamonos preciosa dama dijo Asra tomando su mano
Nicolino


Siempre que el Borja se dirigía al Palacio del Primado habían coronas, ataúdes o mitras en la ceremonia: parecía un buitre, que aparecía sólo cuando había muertos o alguna solemnidad que pudiera ser afín a sus ambiciones. Pero esta vez sería diferente, pues en glorioso altar de mármol no estaría nada más ni nada menos que el Obispo de Osma, su amigo Cuartetero y frente a él los novios, a quienes él tenía en muy alta estima. Compartían ideas y habían sido hermanados por las armas, así que con sus mejores ropajes, el otrora Barón habría de asistir a aquella boda.

El sólo esperaba no haber llegado muy tarde cuando subió los escalones previos a las grandes puertas, que se hallaban abiertas. Realizó una genuflexión, y se encaminó hacia uno de los bancos posteriores saludando con una simple inclinación de cabeza a aquellos que le reconocían. Sonrió: finalmente se hallaba en terreno santo por una celebración de verdad, rodeado de nobles, gentes ilustres y soldados, buenas personas todas sin duda.

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Azul_cielo_


Azul había logrado convencer a Sasu de que la ayudara a convencer a su padrino para que los dejara asistir a la boda de Tadeita, madrina de su padrino. Sasu, decidió que llegarían mas rápido a este si iban a caballo, cosa que Azul temía, eso de los caballos no era su estilo, apenas si podía caminar sin llevarse por delante las carretas dejadas a un lado, cabalgando sería un desastre. Por suerte, Sasu si sabía cabalgar, por lo que se subió al caballo juntó con el hijo de su padrino y fueron rápidamente a la fonda donde encontraría a su padrino. Cuando lo hallaron este los miró sorprendido.
Pero, a ver... ¿Que hacéis aquí? ¿No os dije de quedaros en casa, ocuparos de la Taberna y portaros bien - dijo escandalizado su padrino, no parecía estar muy contento.
Padrino... No nos podíamos quedar en casa, una boda así de linda, así de importante no nos la podíamos perder... Si hemos traído trajes de fiesta... Venga, Padrino, déjanos acompañaros, por favor, que no molestaremos – le dijo Azul sonriéndole y haciéndole ojitos (siempre le funcionaba con su padrino).

Bueno... ya hablaremos muy seriamente de todo esto, ahora corred arriba donde está Fabilla, que os diga y que vea los trajes que habéis traído, que no me fio nada... Ya llevaré el caballo al los establos... – Contesto su padrino con cara de seriedad, en el fondo sabía Azul que él no estaba enojado.

Se apeo del caballo y jugando con su paraguas fue a la taberna, Fabilla aún no terminaba de arreglarse por lo que le dijo a Sasu que no entrara en la habitación de esta. Azul entró y la ayudo a terminar.
Fabi… ¿Te gusta el vestido que me puse para la boda de la dama Tadeita? – dijo Azul sonriéndole.
Fabilla la miró sin comprender nada.
Púes… es un lindo vestido… te queda bien… Pero… – dijo Fabilla y antes de que terminara Azul tomó su paraguas y salió sonriendo. Miró a Sasu un momento y sonrió.

Lindo atuendo, te queda muy bien – dijo Azul jugando con su paraguas y sonriendo.
Maelei


Mae había arreglado con esmero a las niñas para la ceremonia.

Ari
lucía preciosa con su lindísimo vestido blanco, Wini otro tanto con su peinado y su vestido rosa, así que cuidaba de que en sus travesuras no los ensuciaran.

Siguió con la mirada a las niñas cuando se levantaron para ir a saludar a la nona de su ahijada, la dama Ladyraquel.

¡¡ Por suerte volvieron impecables ! !
Fabilla


A Fabilla le encantaban las bodas, y más si eso implicaba viajar, le haría muy bien reencontrarse con tanta gente que no veia hace tiempo y que deseaba saludar...y en especial a la linda pareja Tadeíta y Feiniel.

Azul y Sasu la estaban esperando afuera, no deseaba dejarlos solos mucho tiempo,porque se avecinaba seguramente alguna travesura. por lo tanto rápidamente termina de vestirse para dirigirse a la Catedral junto a su amado, y los niños.





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Crimea




- No puedes venir… - Decía la rubia a una Manola que la miraba desafiante unos cuántos metros más allá – En la invitación lo dice bien clarito… ¿Ves? – Agitaba la invitación hacia la vaca mientras esperaba el carruaje que habría de llevarlos hasta el Palacio del Primado – Por Aristóteles… otra vez hablando con la vaca…

Se volvió nerviosa hasta la puerta del Castillo de Olocau esperando ver a su hermana y al menso de su cuñado aparecer de una buena vez, mientras se daba manotazos en el vestido rojo de gala que había elegido para la ocasión. Aunque tal vez elegir era mucho decir, pues no contaba con muchos más.

Al fin el carruaje se plantó en la puerta y la Rubiá instó a una de las sirvientes a ir a apremiar a los dos rezagados… “seguro que andan besuqueándose en una esquina”… Mientras, miraba de reojo a Manola, no fuera que el bicho decidiera que lo de no llevar vacas no iba con ella, e intentara meterse en el carruaje a la fuerza, no sería la primera vez que se colara en algún lugar al que no había sido invitada, y si no que se lo preguntaran a la rubia, que tuvo que lidiar con ella en su propio hogar…

Al fin vio aparecer a su hermana, tan bella como siempre, y al Vizconde, tan… elegante él… y el carruaje pudo dirigirse al fin hasta el acontecimiento del año. La gran y esperada boda en el condado vecino de Bétera.

El Palacio lucía como nunca, los invitados iban y venían, se saludaban al llegar. La rubia buscó con la mirada a alguien conocido, mientras volvía a sacudirse el vestido nerviosa y se preguntaba si los novios habrían tenido a bien incluir jamón de Bétera entre las viandas del convite.

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--Fantasma.skova


Seguía persiguiendo a Gulf, hasta que avisté a más gente conocida. Cofafo, Sinfonía, los Jones al completo, el monstruito de Igor... en fin, que estaban casi todos, pero... ¿qué hacían allí?

Decidí que era mejor explorar el terreno. Y así lo hice, hasta que me di cuenta que era una boda, pero... ¿quiénes se casaban? Había que seguir indagando...

Me apegué a Igor, pues el monstruito siempre lo supo todo y seguro que aún sigue igual...
--_igor




La Catedral de Valencia iba recibiendo ya a muchos amigos y conocidos, y familiares, Igor tomó asiento en las ultimas bancas de la Catedral para poder ver a todos, aunque más bien, a todas... aquella no era una simple boda, había escuchado a la Condesa, escondido eso si, trazar los más rocambolescos planes, él buscaba entre los invitados a dos jóvenes los cuales se les iba a echar el ojo en esta ceremonia con vistas a encontrar un pretendiente para la joven Irisbel, que la sacara del desánimo que actualmente arrastraba por la pérdida de su joven novio... había oído algo del hijo de una condesa y del hijo de un barón de los jamones, pero nunca recordaba nombres, y mucho menos nobiliarios... además de ocultos y secretísimos encuentros que para aquella mañana se habían organizado, lo que no sabían es que si debido a las inclemencias del tiempo y lo peligroso de los caminos, aquellos tendrían lugar...

Girado hacia la gran puerta de entrada, veia en el horizonte los mismos nubarrones negros de tormenta que acechaban aquel día la ciudad... cuando de repente, ante sus ojos, algo vió, algo que no estaba ahi, pero él lo veía... quizás debió hacer caso a la cocinera y no beber tanto aquella mañana, sentía escalofríos a su lado, una presencia... una presencia con skova... sssshhhththththt castañeteaba los dientes... seguro que ya había descubierto cuando le robó aquellos pañuelos con su olor para recordarla, y venía a castigarle desde el más allá.
Feiniel


No tardo en vestirse. Colocandose primero los pantalones de un color marron y posteriormente la camisa blanca, sujetandola con un cinturon para evitar que se tambalerara y colocandose un chaleco gris esquisitamente decorado encima. Acto seguido se calzo las botas negras y blancas, asegurandose de que estuvieran firmemente sujetas. Por ultimo uno de sus hombres le ayudo a colocarse la capa negra como ultimo atuendo. Se coloco como unicos adornos un collar regalo de Su Majestad Yuste I y el anillo con el sello de los Mallister

Se aproximo a un espejo de pie que se encontraba en la habitacion para observar como le quedaba el traje- Fijate, si parezco hasta guapo y todo, voy a tener que agradecerle aun mas a Lulu su trabajo

Termino de arreglarse el atuendo para que todo estuviera perfecto. Se dgiro hacia el soldado- Intenta localizar tambien a la dama Bathory, debemos irnos o llegaremos tarde

Mientras el soldado salia Feiniel observo por un ventanal el cielo- No pinta bien, mejor darse prisa. Espero que Alfonso haya organizado todo aquello ya

Salio de la estancia camino hacia la entrada principal del castillo. Hubiese ido a buscar a la dama Lulu el mismo, pero ese dia tenia vetadas algunas zonas del castillo proximas a donde Tadeita se arreglaba para la boda, asi pues busco a Urraca en el patio del castillo.La encontro cerca del carruaje que los llevaria a Lulu y a el mismo a la catedral- Odio los carruajes -murmuro, pero no le quedaba mas remedio. Volvio hacia la puerta para refugiarse del frio mientras aguardaba la llegada de la madrina
Rutger


Un poco asombrado todavía llevó el caballo que tomaron "prestado" su hijo y su ahijada a los establos, cada vez había más gente por la plaza y el palacio, saludó alguno que otro, la mayoría los conocía por referencia de su hermano..
Le dió unas monedas al tipo de los establos y se encaminó hacia la fonda...
"Hay que ver esos niños" pensó "va a ser que Sasu es hijo mio de verdad.. Azul consigue de él lo que quiere.. que peligro.." sonrió "La verdad es que me alegra que hayan venido, debimos haberlos traido para empezar, nos estamos convirtiendo en una "familia" muy curiosa.."

Una vez en la fonda no vió a Sasu y Azul por ningun sitio pero sí estaba Fabilla con su vestido para la boda..
"Mi amor, estas preciosa.." dijo al verla, la verdad su amada estaba más esplendida que nunca, la abrazó y la besó con pasión..

"Amor, como sigas así llegaremos tarde.." le dijo ella riendose pero sin hacer ademán de librarse de sus brazos "Cuidado con el vestido, con tu traje..." ¡Cuanto la quería! ¡Cuanto se querían!..

Un par de horas más tarde conseguieron llegar de nuevo abajo donde Azul y Sasu los esperaban impacientes.. ya se habían cansado de las cuatro travesuras y querían ver las cosas de la boda..
"No quisimos molestaros.." dijo Sasu con una sonrisa extraña y Azul le dió un codazo..
Se quedó un momento si saber muy bien que decir, ajustó el Traje que su amada le había encontrado para la ocasión..
"Niños, vamonos no vayamos a llegar tarde que es una muy mala costumbre de esta familia.." se rió, ofreció su brazo a Fabilla, le dió un empujón a Sasu y cogió a Azul de la mano.. "Mejor tenerla controlada" pensó..

Los cuatro se salieron a la plaza, se sintó feliz y orgullos rodeado de sus seres queridos, miró a Sasu con su Traje de jóven Noble, besó a su amada (otra vez) y ya estaban preparados para su presentación en sociedad..

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Avienda


-Meine Kleine...

El corazón de Avi se aceleró al escuchar se susurro. La inconfundible y afable voz que su padre solo utilizaba cuando se refería a ella. La respiración agitada y el corazón en un puño, abrió los ojos a la oscuridad de la noche.
El sueño se disipó y volvió a encontrarse sola. Rodeada por sus compañeros, pero tremendamente sola.

Seguiría soñando con ese ansiado reencuentro cada noche mientras se veía confinada en la villa. A la espera mientras el mundo avanzaba al margen de ella. Sin poder estudiar, sin poder vivir. Todo congelado en aquel lugar que el destino le había deparado.

La sensación de impotencia tampoco duró demasiado. Los designios del Señor son inescrutables y ella estaba en sus manos. Si se encontraba en aquella situación era por algo en el infinito plan de Dios que ella, diminuta, no alcanzaba a ver. Así que simplemente se rindió a sus deseos. Y aceptó.

La novicia lamentó no obstante, el no poder viajar para asistir al enlace de la condesa de Bétera. Le habría encantado estar presente en aquella unión. La pareja había luchado contra viento y marea para demostrar la validez de su amor ante Dios, y demostrar que eran merecedores de aquel Sagrado juramento. Por fin se les había concedido el beneplácito y ella no podría asistir.

Pero de nada serviría lamentarse. Los incluyó a ambos en sus oraciones del día y les envió en silencia súplica sus mejores deseos de todo corazón.

Con el alma feliz y consolada suspiró. Al menos brillaba el Sol en alguna parte entre tanta oscuridad.

Que el Señor bendijera con su Luz el camino que a partir de ahora reemprendían juntos los Condes de Bétera, camino que habían estado recorriendo de la mano durante largo tiempo pero que, por fin, era reconocido con justicia por la Santa Iglesia Aristotélica.

Avienda estaba segura de que, a pesar de los trámites y el error de haberles impedido realizar antes el enlace a través de los hombres, Dios los había unido ya mucho tiempo atrás. Esta ceremonia, a diferencia del resto, solo serviría para ratificar ante los hombres y la institución, lo que ambos contrayentes y el Señor sabían ya.

De nuevo, sacudió la cabeza, algo no funcionaba correctamente en su amada Iglesia. El hombre es imperfecto por naturaleza y puede, es mas, debe cometer errores. Pero estos deberían subsanarse antes.





Copia del post con misma fecha publicado en el RP Das seelesweg / El sendero del alma. En la Plaza Mayor de la corona de Aragón.
Mazi


Por fín había llegado el día... la boda del año había llegado.... bueno, más bien, la boda del siglo. Tan esperada por todos los amigos de la pareja que parecía que hasta ellos formaban parte en aquél enlace. Y por supuesto, no podía ser menos.
Su prometido estaba en el salón esperándola, mas ella había deseado tanto que llegara esta boda que no podía dejar de mirar el vestido que iba a ponerse. Le encantaban las bodas, pero esta era muy especial. Había compartido muchisimas cosas con Tade y Feiniel, y para ella era como si se casara su propia hermana....

Mi Skovita....susurró.... ojalá estuvieras hoy aquí... recordaba a su hermana todos los días, la echaba mucho de menos.
Una voz interrumpió su pensamiento...

- Querida... ¿te queda mucho? ¡¡llegaremos tarde!! dijo Asra con fuerza para que Mazi le escuchara al otro lado de la casa como siempre.... puntualizó el muchacho ya con un tono mas tenue, a fin de no ser percibido por la Dama, aunque no pudo evitar que ésta le escuchara...

-¡Que va! ¡si ya estoy casi! contestó la de Messeguer sin dar tiempo casi, mientras se le escuchaba correr de un lado para otro. Y que sepas que te he escuchado matizó.

Volvió a la tierra, y comenzó a vestirse.
Bajó por las escaleras, y allí estaba su prometido, elegante como él solo sabía, apuesto como ninguno a sus ojos. Le sonrió mientras bajaba, devolviéndole el muchacho otra sonrisa a la dama.

-Vamos Asra, ¡¡que nos estan esperando!!, si preguntan diremos que tardaste tú en llegar dijo mientras le regalaba una preciosa sonrisa, de aquella forma sabía que no podría decirle que no.

- Vamonos preciosa dama dijo Asra tomando su mano.
Salieron de la casa, y allí estaba el caballo esperándoles. Subieron ambos en Ozeluí, el valiente caballo de Asra, y partieron hacia la Catedral de Valencia.

Al llegar vieron a multitud de gente, muchos de ellos a los que no conocían, y otros tantos a los que sí conocían. El primero en ver fue al Capitán Gulf, asi que se acercaron hacia él.


¡Golfo! qué alegría verte, por fín te bajas del Picassent, ya era hora...

Mazi notó algo extraño en el aire...
Lulu_bathory


Algo más calmada, abandonó la estancia vecina a la de la Condesa, que habían dejado a su disposición para arreglarse. No salió de allí hasta que el resultado frente al espejo, fue el que ella quería, cosa que no le llevó mucho tiempo. El Altísimo le había bendecido con una belleza natural muy agradecida y con pocos retoques obraba milagros. Había llegado el momento de buscar al novio, pero antes, pasó por la habitación de la novia nuevamente.

- ¡Qué el Señor bendiga este día, este enlace, a vos y a Mallister! - Depositó un suave beso en la frente de la dama con cuidado de no despeinarla. - Aún no puedo creerme que estéis tan bella querida, deslumbrante. Los nervios os sientan de maravilla. Egregia, me retiro en busca de Feiniel. Debemos partir hacia la Catedral o llegaréis antes que nosotros y eso está mal visto. - Pero algo la hizo regresar corriendo a la habitación donde se había vestido. - Olvidaba el abanico. - Sonrojada, hizo una reverencia que concluyó con un guiño y abandonó la cámara.

- ¿Sois la dama Lulu Bathory?
- ¡Por Dios! - Se sobresaltó cuando cerraba la puerta, al escuchar a su espalda, una firme voz masculina, con tono militarizado. - Sí, soy yo. ¿Ocurre algo?
- Don Feiniel Mallister os espera en la entrada principal del Castillo, seguidme por favor.
- Os sigo. - Contestó mirando al guardia que le hablaba y a los que guardaban la puerta de la Condesa de intrusos. - Se nota que este es de la guardia del novio. Ya podría tocarme seguir a los monumentos beteranos, pero va a ser que no. - Pensó con un suspiro mientras caminaba a la retaguardia del hombre. - ¿Feiniel? ¡No me lo puedo creer! - Quedó frente al novio con cara de sorpresa, sabía que aquel traje era uno de los mejores que había confeccionado, pero jamás había imaginado que encajaría tan a la perfección en quien lo llevaría puesto. - ¡Madre del amor hermoso, Tadeita va a caer desmayada cuando os vea! - Superado el asombro inicial, tomó una de sus manos y la apretó con cariño. - ¡Que el Altísimo os bendiga en este día y durante todo vuestro futuro juntos! Vosotros más que nadie lo merecéis. Bueno, si no olvidáis nada, creo que es hora de partir. - Cambió el abanico de mano, para tomar el brazo del novio y ponerse en marcha hacia el carruaje.
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