[RP] Celebraciones de los esponsales de los Condes de Bétera

No sabía cómo, pero lo había vuelto a hacer.
Salió de la catedral a la carrera para llegar a Bétera y comprobar que todo estaba listo y en orden.
Efectivamente había llegado a Bétera, pero no a donde se suponía que tenía que ir. Su yegua parda había cambiado el rumbo en algún momento para perderla entre los naranjos.
Esos benditos árboles frutales le traían paz, pero también melancolía. El tiempo parecía ir más lento y la niña no se dio cuenta de lo que había sucedido hasta que unos finos copos de nieve empezaron a caer y cubrir con un manto blanco cuanto había a su alrededor.
Irisbel empezó a notar como la nieve la iba empapando y entonces despertó de su ensueño y, preocupada, montó a horcajadas sobre su yegua parda e iniciaron un galope hacia el castillo familiar.

Después de largo tiempo cabalgando, llegó a las puertas del castillo donde los guardias le franqueron la entrada sin problemas, pero la entrada al salón iba a ser otro cantar.

Le gustó mucho la gentileza de la Condesa con su pequeña "familia" les hizo sentirse bienvenidos, sensación que ultimamente no abundaba fuera de su propia Taberna.
"Él es Feiniel, mi esposo" les dijo la Condesa, presentando a Feiniel a toda la familia Lucentum... "junto con vuestro hermano Ankor, todos, compartimos una gran institución, el Centenar de la Ploma, origen del Glorioso de San Jorge, que ahora nos ha unido a muchos de los que estamos aqui."
"Caballero Feiniel" dijo mietras le dió un abrazo al recien casado "es un honor poder felicitarle por haber unido su vida a la de esta maravillosa señora. También me alegra saludarle, mi hermano también me habló de usted, de como lucharon hombro con hombro de como trabajaron para convertir el "Centenar de la Ploma" en la institución que fue.."

La condesa les llevó a una sala más apartada e hizo entrega de la insignia de la Cruzada, la "Medalla de Cruz de la Fé", que su hermano Ankor se había merecido con su desinteresado sacrificio.
Ahora, Rutger sí que no sabía que decir, posiblemente tampoco hubiría podido decir nada por la emoción, por el orgullo que sintió..
Entonces la Condesa se dirigió a su amada Fabilla: "Mi señora son muchos los cruzados catalanes a los que no hemos podido entregársela, ya que aún se encuentran encerrados, torturados y sometidos a la represión herética, así como todos aquellos que ayudaron en la defensa de nuestro Reino y que no la han recogido por temor a represalias cuando regresen al Principado, pero os entrego a vos por vuestra valentía y honor en la Guerra Santa, la medalla de la Cruz de la Fe, vos representáis una parte de la lucha de vuestro pueblo," dijo entregándole y abriendo la otra caja. "Llevadla con orgullo..."

Ahora ya ninguno de los dos supo que decir, menos mal que estaba Azul para salvar la situación, ya que también Sasu estaba mudo por la impresión..
"A ver.. a ver.. Padri.. Fabilla.." dijo la niña ilusionada "dejadme ver las medallas... que bien..que importantes somos... ¡Somos heroes!.. daba saltitos y sacó a Rutger y Fabilla de su silencio..
"Mi señora.." dijo después de tragar.. "Nos ha dejado sin palabras.. Me conmueve profundamente tener en mis manos la medalla que corresponde a mi llorado hermano.. Ahora mismo no sé que hacer con ella, si llevarla en su honor o intentar entregarse la a él en el cementerio... Muchisismas gracias.." volvió a abrazar a Tadeita.
Fabilla también parecía querer decir algo y Azul le quitaba la caja de las manos para poder admirar la medalla..

-Mano, cuidado con ese cordero que tiene pinta de ser peleón a muerte

Pues acaba de morir mano dijo mientras tiraba el hueso al plato

Miro la mesa y vio que había llegado el jamón. Esa excusa no la podré usar, será mejor que piense rápido.
Ir a saludar al de Borja? No, nadie me creería. Ya lo tengo se dijo, ir a ver la nieve.

Si me disculpan un momento, iré a ver como nieva dijo mientras se levantaba de la mesa apurado antes que lo pararan.

Casi tropezó con los novios a los cuales saludo con una sonrisa, como estaban hablando con una familia invitada y no quería interrumpir, ni que lo demoraran en su cometido, siguio su rumbo.

Camino hacia la puerta de entrada mientras miraba el mapa que tenía dibujado. Primera puerta a la derecha, esa que esta allá con un montón de guardias.

Mientras pensaba como sortear a los guardias, vio que estos se corrían para abrir la puerta principal.

Otra vez la niña con la que había tropezado, estaba entrando, pero no podía ponerse a pelear allí, perdería la oportunidad de colarse por la puerta lateral que según su mapa llevaba a las bodegas.

Tomo impulso y se coló sigilosamente antes de que los guardias pudieran dar cuenta de él, aunque la chica lo había visto escabullirse.

Solo espero que no me siga y la líe dijo bajito

-Es bueno poder estar aquí, y descansar después de tantos problemas. ¿Va todo bien? – Le decía Faifolk a la dama.

Ella sonrió y respondió…

-Claro, todo esta muy bien. Gracias por preocuparos, y una vez mas gracias por acompañarme. Si… Es bueno poder descansar de todos los problemas…-

La Jones hizo una pausa…

-¿Y vos? ¿Os encontráis a gusto, mi capitán?-

Dicho esto escuchó un alboroto en la sala, al parecer había comenzado a nevar, sería un bonito paisaje para observar de seguro…

Astaroth se inclinó, sonriente.

Eso espero, prima, eso espero. Que os aproveche la comida.

Apenas se separó de ella, localizó a la novia. Moviendose con presteza, se acercó hasta ella, saludándola con una inclinación.

Señora Condesa, mis más sinceras felicitaciones. Permitidme deciros que estáis radiante.

Introdujo la mano en su túnica, buscando una pequeña cajita, que entregó a la Tadeita con una sonrisa.

Quisiera entregaros este presente. Confío en que sea de vuestro agrado.

Wenceslao seguia con verdadera atención todo lo que acaecía en aquella celebración..................... Los invitados nos deleitabamos con aquellos manjares que ofrecian sus amigos,............. creo que hoy mas de uno revienta aqui jajajaja.

Wen observaba a Isoldax,............ por que diria lo de estar a mi altura,............ yo soy un simple molinero, quizas confundió algo,............. pero creo que soy yo el que deberia aprender modales de ella.

Wen se levantó y con voz energica lanzó un "VIVA LOS NOVIOSSSSSSSSSSSS"

Alzó su copa y brindó por que fueran muy felices en su nueva vida.

Al primado no le gustaba llegar tarde, asi que comenzó a quejarse mientras caminaba culpando a todos a su paso. Hasta que al llegar se encontró con el grito de vivan los novios!!!! por lo que no pudo mas que aplaudir y sumarse al festejo. Adicionalmente se había guardado en su inventario una pequeña bola de nieve.... buscando a su próxima victima....

Con cuidado observaba el magnífico regalo del Nuncio Apostólico, el Libro de las Virtudes, muchísimas gracias, es un ejemplar que ocupará un lugar de honor en nuestra biblioteca, observaba la cuidada iluminación de sus hojas, es una hermosa obra, no hay duda, le agradecía el detalle de haberles regalado aquel magnífico ejemplar... Espero que se encuentre cómodo aqui en Bétera y disfrute de su estancia en nuestras tierras, ya sabe que cualquier cosa que necesite, solo debe pedirla.

A lo lejos vio a la hermosa Claribelle y al, no sabía como definirlo, mercenario desgreñado y gruñón, arrogante Zarek, en aquel instante recordó que tenían un asunto pendiente con ellos, por lo que algo le susurró a Feiniel, que en cuanto pudieran, debían cerrar aquel círculo, ese mismo día.

Iba sonriendo y saludando a todos y cada uno de los allí presentes, Bryndhil, Lulú, los jones en pleno, hasta que una niña, Valeria, hija de Claribelle y Gareth, se le acercó para entregarle una hermosa flor, se agachó y le dio un beso, muchas gracias, pequeña, me encargaré de que te lleven el más enorme trozo de pastel cuando lleguen los postres... eres una damita encantadora... tendré que presentarte a las mosqueteras en cuanto pueda... le dijo antes de que se fuera...

¿No es un primor esta niña? le decía a Feiniel cuando un joven apuesto guapo y cuyo rostro era conocido se cruzó ante ellos... ¿es el hijo de Rose, no? le susurró a Feiniel mientras se agarraba de su brazo... ¿qué sabes de Ricardo? ¿crees que sería un buen marido, es un chico centrado, un buen caballero?... por la cara que puso Feiniel... realizó un quite para cambiar de tema, ya habría tiempo de averiguar... después...

De repente llegó hasta ellos el Señor de Valdecorneja, Astaroth da Lúa, que le hizo entrega de una preciosa cruz, la cual tenía en sus manos, es preciosa, os lo agradezco muchisimo, le dijo con una inmensa sonrisa, nos os he dado aún las gracias por venir desde tan lejos para el enlace, pero además, deseo pediros un favor... pero no ahora, con vuestro permiso os escribiré más adelante, ya que será un asunto familiar, que traerá la alegría a esta villa, y espero poder contar con vos en unos meses, espero que tengamos ya lista la capilla del castillo, para cuando pueda haceros este pequeño encargo.

Y a un grito... ¡Vivan los novios!, se acercaron hasta el castellonense Wenceslao López de Mendoza e Isoldax, gracias por todo, porque nos hayáis acompañado en estos días, y ya os tengo dicho que cuando necesitéis que os insista a recorrer algún nuevo camino, escribidme, y os daré los ánimos y la arenga suficiente para convenceros de cualquier empresa... y no olvidéis invitadme a vuestra boda con la arquera mayor del reino, le dijo entre risas... guiñándole un ojo...

y escondiéndose tras Feiniel en cuanto vio al Primado entrar con nieve en sus bolsillos... ¡a fe mía, huyamos, con la Iglesia hemos topado!

Al fin había encontrado a los novios entre la multitud y me acerqué hasta ellos

- Holas Sra. Tadeita y Sr. Feiniel, soy Valeria hija de Gareth y Caribelle y quería felicitarlos y darle esta florecita a la novia que espero le guste.- dije con una enorme sonrisa.

- Muchas gracias, pequeña, me encargaré de que te lleven el más enorme trozo de pastel cuando lleguen los postres... eres una damita encantadora... tendré que presentarte a las mosqueteras en cuanto pueda....- me dijo dándome un beso en la mejilla.

- Muchas gracias Sra. Tadeita por lo del pastel, pero no hace falta que me presente a las mosqueteras, soy miembro de ella. Me presento: soy el General Albert.- dije mientras mostraba mi sonrisa desdentada y conseguía una sonrisa de los novios

Luego de haberle entregado el presente a la Egregia y de escuchar las palabras que la misma le dijo éste inclinó la cabeza y tomó asiento. Pasaba otro camarero frente a él y le pidió se detuviera, tomó una copa y volvía a sentarse. Se preguntaba cuándo vendría la comida, miraba a todos lados, desde donde estaba pudo observar al Primado y amigo suyo que estaba entre los invitados, se le acercó silenciosamente, que mentira el bastón le hizo notar su llegada a las espaldas del Obispo de Osma, le dio un caluroso abrazo y le dijo:

Ilustrísima, que gusto es veros por estos lares. Pero dígame, ¿como estáis?

El primado se encontraba totalmente concentrado en su tarea. Estaba preparando una "bola de nieve" con unos arreglos florales que encontró para lanzarcelos a Astaroth, entonces un muchacho lo saludó

Ilustrísima, que gusto es veros por estos lares. Pero dígame, ¿como estáis?

ahh..ehhh,,,,, dijo el primado mientras se daba vuelta y escondía su "bola de rosas"

Mi amigo. Un gusto verte!! como te estas preparando par el fin de año?

Sepillo con pata de cordero con miel en mano conversaba con Valken y Zarek, cuando vio aparecer a su prima Claribelle con un niño en brazos. Inmeditamente el de Paterna solto la pata del caprino.

- Hola Clari, a ver a ese sobrinito nuevo que tengo.

Y se quedo envelesado mirando al nuevo Serrallonga.

En tanto llego Gareth con jamon en mano.

- Si, si , trae Gareth, ahora mismo doy buena cuenta del Jamon.

El viaje desde Castilla había sido largo y complicado, habían atravesado muchas leguas sobre la nieve, ejércitos y maleantes se desperdigaban por todas partes, complicándoles sobremanera la ruta. Eran tiempos difíciles. Bruxía había solicitado al Embajador de Castilla en el Reino de Valencia que le permitiera viajar en la caravana en la que éste se trasladaba a Valencia, para poder viajar medianamente protegida ya que quería asistir a los esponsales del caballero Mallister con la hermosa Tadea, la condesa a la que Bruxia siempre consideraría su cuñada y a la que tanto quería y añoraba.
Los contratiempos del viaje les obligaron a sucesivos retrasos, por lo que les fue imposible llegar a tiempo de asistir a la ceremonia en la Catedral , los nuevos esposos y sus invitados ya habían partido hacia la celebración que se había preparado en Bétera, así que dirigieron directamente sus pasos hacia el castillo. Por el camino que conducía a la residencia de los condes todo era bullicio y alegría y a pesar de que los caminos estaban cubiertos de nieve todos parecían haber salido de sus casas para participar en el festejo. Los comentarios de los lugareños que alcanzaba a oir a su paso daban fe de la magnificencia que había revestido el evento.
Ya se acercaban al castillo y el resplandor de cientos de bujías que se podían ver desde lejos no dejaban lugar a dudas de que la fiesta estaba en su apogeo. Un gran número de carruajes se agolpaban en los alrededores custodiados por grupos de escolta diversos. Muchas personalidades debían estar asistiendo al banquete a tenor de la importancia de los carruajes y escoltas que se podían observar.
El carruaje del embajador finalmente se detuvo en la entrada, un lacayo abrió la puerta y ayudó a descender a Bruxia y al caballero de Montalvo, que gentilmente le ofreció el dorso de su mano para entrar juntos en los salones.
El baile había comenzado y las damas y caballeros magníficamente vestidos bailaban, charlaban… comían… bebían.
Todo estaba precioso, Bruxía busco con la mirada a los novios hasta descubrirlos al fondo de uno de los salones. Tadeita reia abiertamente y parecía huir del Primado
-Se la ve muy feliz- pensó Bruxia mientras se acercaba del brazo de Montalvo.
Al llegar junto a los novios les dio un enorme abrazo a ambos
-Os deseo de corazón que seais muy felices- y dirigiéndose al de Mallister- espero que me la cuidéis mucho- y les alargo el regalo que cuidadosamente había traido desde Castilla para la ocasión, un pequeño cofre de esponsales que guardaba en su interior, sobre un fino terciopelo, un broche de oro labrado en el que podían verse las armas de los nuevos esposos y una miniatura de San Jorge coronado todo ello por la cruz aristotélica. La parte central del broche era hueca, y en ella Bruxía esperaba que pudieran engarzar el retrato en miniatura de la pareja como recuerdo imperecedero del acontecimiento.

Entregado el regalo de bodas, volvió alternativamente la mirada hacia el embajador y hacia la feliz pareja
-Quiero presentaros a D. Gonzalo de Montalvo, embajador de Castilla, que ha tenido la amabilidad de escoltarme hasta aquí.

Ofelia se encargó de que los criados tomaran todos los regalos de la Familia Jones para los Condes de Bétera e ingresaran al salón del castillo. Una vez allí buscaron el lugar para depositar los presentes. Ofelia iba adelante y todos los criados la seguían portando lujosos regalos…

(Clic para agrandar)

No se lo podía creer cuando la vió aparecer... ¡Bruxia! madre mía del amor hermoso... ¡Bruuuuuuuuuxia! jajaja se fue a darle un fuerte abrazo, hacía años, lustros incluso, que no veía a su cuñadita ahora castellana... ¿tengo que volver a casarme para que pueda volver a verte de nuevo? no debéis haceros tan cara de ver, os echo de menos señora de Bingen...

Conocía a Bruxia desde su más tierna infancia, la había acompañado en todos los capítulos importantes de su vida en Denia, la admiraba y quería desde que tenía uso de razón... cómo me alegra que hayáis podido llegar, se cómo están los caminos y las fechas son terribles, pero ya no os dejaré escapar, no voy a dejaros salir del Reino sin haber disfrutado de vuestra compañía todo lo que podamos... además, se que Irisbel se alegrará mucho de veros, allí está, hizo una seña para que avisaran a su hija que parecía despistada, mientras Bruxia les entregaba un hermosísimo presente...

Os deseo de corazón que seais muy felices les dijo a ambos... es muy hermoso Bruxia, muchísimas gracias...

Quiero presentaros a D. Gonzalo de Montalvo, embajador de Castilla, que ha tenido la amabilidad de escoltarme hasta aquí.

Dirigiéndose al caballero, os agradezco excelencia que hayáis tenido la amabilidad de escoltar a mi cuñada Bruxia, es un largo y peligroso viaje, es por tanto un honor conocerle hoy aqui y que nos acompañe en este día tan importante para nosotros.