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[RP] Capilla de Santo Domingo.

Nicolino


El Borja, totalmente impertérrito, carraspeó y dirigió una fría mirada con sus ojos azules (mirada de aquellas que inspiraban terror) a aquellas jóvenes criaturitas de Aristóteles que algún día sucederían a su madre la Condesa. Sí, lo harían. Sus sicarios no tardarían en encontrar a César, y la situación era inminente...mas eso era otra historia.

Suponiendo que no sería el primero al que le sucediere algo así en un bautismo de niños, repitió la pregunta. Esperaba que ahora sí atinaran a la correcta:


-¿Reconoces a la Santa Iglesia Aristotélica como tu guía en el conocimiento de Dios, y juras permanecerle fiel así como a su pontífice, el Papa, y reconoces a la Iglesia Aristotélica cómo única representante del Ser Divino en la Tierra?
Gonzalo_de_montalvo


Hacia días que Gonzálo, como Capitán de la Hueste de Bétera, había asistido a la consagración de la Capilla familiar bajo la advocación de Santo Domingo por el Cardenal De Laguna, era conocedor de los sentimientos de su cuñada y que aquel era un día muy especial y deseado por ella y por todos los habitantes de la villa.

La larga enfermedad de su esposa Bruxia, había hecho del en otro tiempo activo caballero una sombra que se deslizaba entre pasadizos, callejuelas y que aún asistiendo a los actos que el protocolo le imponía, procuraba hacerlo sin ser visto y oído.

Pero aquel iba a ser un gran día para la familia y no podía seguir “ausente”, la mañana se prometía soleada en el bautizo.

Vio a Igor escondido detrás de un gran pilar que le hacia señas, fue hacia el y lo saludo y ante su inquietud decidió presenciar desde alli la ceremonia de forma discreta, aunque la espada de Nicolino era un peligro pues se balanceaba en su cinto al compás de sus movimientos.

Gonzálo, trato mediante miradas y gestos que observara que llevaba suelta la sujeción del tahali, pero vete a saber en que estaba el recién casado.
Ederne_bp


Si las pequeñas me tenían al borde de la risa con sus intrigas infantiles, la mirada de Nicolás casi logra sacar una carcajada en mí, si pensaba inspirar temor a aquellas preciosuras hijas de la Condesa, mal iba, y ya me estaba imaginando como seria cuando nuestros propios hijos hicieran alguna travesura.

Comprendía a las pequeñas, aquello era a lo menos aburrido, y bien sabia como podía uno comportarse ante una ceremonia tan lúgubre como el bautismo.

Me incline sin despegar la vista de Nicolás, quien ya repetía la pregunta y me observaba con sus hermosos ojos

Creo que os equivocasteis, esa respuesta va más adelante Irisbel, debéis decir Lo reconozco - guiñe un ojo a ambas niñas y les sonreí pasándole las manos por los cabellos y las anime a que lo repitieran

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Irisbel


El carraspeo del oficiante me devolvió a la ceremonia pero su mirada me hizo darme cuenta de que estaba hablando en voz alta.
Empecé a sentir como el mi rostro se enrojecía hasta la raíz del cabello por el bochorno de la situación. No sabía cuándo había empezado a pensar en voz alta ni cuánto de mis lúgubres pensamientos, nada dignos de la ceremonia, habían escuchado y deseé que la tierra se abriera bajo mis pies.

El hombre parecía realmente enfadado, incluso su espada parecía que se moviera amenazadoramente cada vez que se movía, nos miraba fijamente mientras repetía lúgubremente sus palabras.

La madrina se compadeció de nosotras y, pensando erróneamente que yo también me bautizaba, nos dio la respuesta correcta y nos animó a continuar.

Abrí los ojos desmesuradamente y exclamé en un susurró para que sólo ella me oyera - no, yo no me bautizo! Sólo mi hermana, pero no quiero se espante y por eso estoy aquí. Sólo la quiero ayudar para que pueda decir las cosas... bien.

Sentía los ojos del oficiante traspasándome y no quise demorar más. Me agaché junto a mi hermana, perdiendo la poca compostura que ya me pudiera quedar frente a los presentes, y le cogí las manos.
Esme bonita, me he equivocado de respuesta - le susurré- este señor no está enfadado contigo - lo miré de reojo antes de proseguir - tienes que repetir lo de antes, te acuerdas?La niña me miraba con los ojos húmedos y no parecía probable que fuera a recordar qué tenía que decir. Suspiré resignada, le apreté suavemente las manos y exclamé- Sí, conozco.

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Esmeralda_1


La pequeña Esme observo al oficiante y sintió los cabellos de la madrina que daban a su rostro, mientras les hablaba dulcemente.

Sintió la mano de su hermana cuando la corregía, aunque no entendía muy bien a que se debía, asintió y abrió los ojos justo cuando un pequeño dolor en la barriga le anunciaba que nada bueno saldría de aquella celebración, inclinándose un poco miro a su mama para volver la vista a su hermana y a su madrina.

¿Tú lo conoces? - le pregunto la pequeña a su hermana, justo cuando llevaba los dedos a la boca.- ¿Aceituna lo conoce? ¿Nuestra mamá lo conoce?

Las manos de su madrina por los cabellos de Esmeralda la hicieron volver la vista hacia el oficiante que esperaba expectante la respuesta

Si, lo conozco - dijo al fin

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Nicolino


Satisfecho por la respuesta, prosiguió, igual de solemne:

-¿Prometes respetar el Dogma, el Derecho Canónico y todos los otros textos sagrados de la Santa Iglesia?
Tadeita


Su fe en el Altísimo siempre había sido muy fuerte, creía en él y seguía los caminos que él le trazaba en su vida, cada paso que daba notaba la mano de Dios guiando su destino.

Aquella mañana se sentía feliz de ver cómo la pequeña Esmeralda abrazaría la fe aristotélica, no quería que sucediera como Irisbel, que, por dejarla crecer en manos del abuelo Tridulfo, su padre, aún no había conseguido que se bautizara... no, al agua ahogadora, era su frase de cabecera... recordaba los momentos en que, siendo más pequeña, había echado a correr cuando hablaban de su bautizo, pero ahora sonreía, viéndola en el altar, ayudando a Esmeralda y sin que se produjera ningún altercado... su niña se hacía mayor... y estaba muy orgullosa de ella...

Cruzaba los dedos bajo su libro de oraciones y el rosario aristotélico que le acompañaba aquella mañana... oh señor, permítenos acabar la ceremonia sin contratiempos... rezaba para sus adentros... conocía bien a su familia...

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Deseos
Irisbel


Después de lo sucedido, estaba avergonzada y trataba de estar atenta a la ceremonia.

El oficiante no perdió tiempo y, en cuanto mi hermana contestó, disparó otra pregunta.

Aceituna había desaparecido de mis pensamientos momentáneamente y sentía las miradas de todos los concurrentes clavadas en mi.

Tan sólo era una niña, pero sentía el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. Escuché atenta al oficieante y tras meditar la respuesta para no volverme a equivocar no se me ocurrió nada más allá de un simple sí.

Hermanita, repite conmigo - inicié susurrando como anteriormente y continué en voz algo más elevada la respuesta para que ella me oyera bien - Sí.

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Esmeralda_1


Los ojos de la pequeña iban de un lado a otro pendiente de la tos y el murmullo de los presentes que eran pocos y a los que la pequeña apenas conocía, parecía que elevaban oraciones pidiendo cosas imposibles. Esmeralda sabia que debía comportarse bien e intentaba hacerlo lo mejor posible, para mantenerse sin hacer travesuras, movía su vestido de un lado a otro rozándolo con las vestimentas de su hermana y de su madrina. La mano de Irisbel se apretaba constantemente a la de Esmeralda, intentando así mantenerla atenta a lo que el oficiante decía y lo que la pequeña debía responder.

Ante la nueva pregunta del Oficiante, Irisbel se inclino para decirle que juntas repitieran, pero esmeralda estaba algo dudosa de la respuesta y se dirigió a su hermana en algo más que un susurro.

¿En serio vamos a prometer eso? pero si no respetamos ni cuando mama nos da una orden,¿ como va... ‘? Pero las palabras de la niña se vieron interrumpidas por Irisbel - Hermanita, repite conmigo - dijo elevando la voz para acallar sus dudas - SI - dijo sin siquiera dudarlo.

Siiiiii - dijo la pequeña alargando la última letra y elevando las manos, junto a la de su hermana emocionada.

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Nicolino


Y podría considerarse que el Borja era el primero que sostenía su mirada sobre las niñas. Intentó saber qué miraban, y escrutar su pensamiento, pero no logró entender qué estaría pasandoseles por la cabeza a ambas. El no se imaginaba que una ardilla podría estar a sus espaldas, o que algo además de aquella ceremonia estuviera sucediendo en la Capilla. Por eso, al oír que afirmaban, continuó con la siguiente pregunta, esta un tanto más comprometida. Esperaba el "de tu propia voluntad" no se oyera demasiado:

-¿Aceptas todo esto de tu propia voluntad para la salvación de tu alma y para gozar de la resurrección cerca de Dios en la contemplación eterna de su Belleza?
Irisbel


Tenía un mal presentimiento, alguna cosa no andaba bien y no sabía qué era pero empecé a notar como se me ponía la piel de gallina y el acaloramiento anterior abandonaba mi cuerpo.

No quería estar en aquel lugar. No quería que nadie pensara que yo era el corderito que acudía a ser remojado en esa ceremonía. Pero debía apoyar a mi hermana en este trance que había elegido pasar para contentar a madre.

El oficiante disparó rápidamente otra la pregunta demasiado de corrido y en voz poco clara que se coló entre mis tormentosos pensamientos.
Lo miré con cara dubitativa intentado atacar palabras sueltas para saber que había preguntado pero no fui capaz así que opté por la respuesta que se había repetido en todas las anteriores preguntas.

Esme, cariño, ya falta poco para que te esquilen, digo bauticen- susurré tragando saliva al sentir que un escalofrío recorrería mi espalda.

Atiende y repite en voz alta- le susurré una vez más - Sí.

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Esmeralda_1


La pequeña niña ya comenzaba a impacientarse y se notaba en sus movimientos, algo no andaba del todo bien, miraba a su hermana quien se había logrado concentrar en el bautizo, y asentía a cada palabra del oficiante.
Irisbel - le jalo de la mano - Iris... ¿aquí hay letrinas? - le pregunto despacio para luego llevarse una mano a la nariz - Irissss shhhhht - continuaba, pero parecía que Irisbel estaba pendiente de lo que debían contestar

Esme, cariño, ya falta poco para que te esquilen, digo bauticen - la pequeña niña abrió los ojos y llevo sus manos a sus rizos mientras tragaba saliva - ¿esquilarla?, nadie le había dicho que le cortarían sus rubios cabellos y aquel día ya la habían dejado demasiado ordenada las señoras bañaderas, como la pequeña las llamaba.
¡Pero es que yo quiero hacer pis! - le dijo un poco más alto de un susurro, mientras seguía moviéndose.

Atiende y repite en voz alta - dijo su hermana sin hacerle mucho caso - Si
La niña apretó las piernas y en conjunto mantuvo las manos sobre los rizos y dijo un timido - Siiiiiiiiiii - bastante más largo de lo normal

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Nicolino


El Borja enarcó una ceja al oír y ver impacientarse a la pequeña Esmeralda. Quizás la niña inconscientemente tuviera razón y el bautismo estaba durando demasiado. Aunque quizás, no fuera la tardanza sino que...bueno, de todas formas no faltaba mucho para que terminara la ceremonia.

-¿Deseáis que vuestro nombre sea reconocido como el de bautizados y siervos de Dios Todopoderoso?
--Aceituna


El olor había sido detectado, Aceituna estaba quieta bajo el altar, fuera del alcance de todas las miradas.... precisaba una veloz carrera hasta el fondo de aquel recinto... objetivo localizado tras un gran pilar...

No se lo pensó dos veces y echó a correr pasando por delante de la pila bautismal en dirección al penetrante olor de la comida...

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Irisbel


La ceremonia se estaba alargando demasiado, hasta la pequeña Esmeralda estaba impaciente y la pobre había llegado a su límite llamándome la atención para que la acompañara a hacer pis.

De repente, Aceituna apareció de la nada. Salió disparada de debajo del altar corriendo como alma que lleva el diablo.
Sentí como el color abandonaba mi rostro, pues si alguién la descubría ahora sería una catástrofe monumental.
Tenía que hacer lo imposible para que la atención recayera sobre Esmeralda y sobre mi.

Esmeralda seguía tirándome del brazo mientras yo trataba de improvisar alguna acción que encubriera a mi mascota.
Esme, cariño - le susurré guiñandole un ojo- haz lo mismo que yo y aguantarás un poco más.
Empecé balanceando el peso de un pie a otro, instando a mi hermana a hacer lo mismo, y acabamos dando pasitos cortos y acompasados, uno a la derecha, otro a la izquierda, mientras sonreíamos con complicidad.

Por una vez pensé que rezar podía ser mi salvación y que si realmente había alguién ahí arriba, este era el momento más indicado para que me ayudara.

Oí alguna exclamación divertida, incluso, alguna risita ahogada tras nuestras espaldas, pero no oí que nadie chillara por haber visto una sombra corriendo ni oí ruido alguno que pudiera sugerir que alguien había descubierto a mi mascota.

El oficiante parecía haber percibido la necesidad de mi hermana y, tratando de agilizar la ceremonia para que acabaramos pronto, se apresuró con la siguiente pregunta.

Agradecida por haber salido con bien del apuro, me apresuré a contestar sin darme cuenta de que yo no tenía que contestar a la ceremonia - Sí , lo deseamos.

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