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[RP] Una pequeña historia

Divea


Cuando Divea despertó la casa estaba en absoluto silencio, después de haberse aseado y vestido bajo hasta la cocina para encender el horno y experimentar con una receta con la cual había soñado esa noche, una vez coloco su experimento al horno se sentó para desayunar mientras se escabullía en sus papeles, pues tenia la costumbre de apuntar sobre papel todas las ideas que había tenido a lo largo del día antes de acostarse, y por la mañana mientras tomaba el desayuno aprovechando que era el momento del día que mas despejada tenia la mente revisaba todas las cosas anotadas el día anterior y las analizaba detenidamente.

De repente un ruidito procedente de la puerta la distrajo, levanto la mirada y vio a su sobrina junto a la puerta dejo el vaso de zumo y los papeles en la mesa y le extendió los brazos para abrazarla y darle dos besos.

-Haz visto a mi mami? esos ruidos me asustan! snif snif . dijo la pequeña
-No aun no e visto a nadie e venido directa aquí quería probar a hacer unos pastelitos con los que soñé hoy, deben estar ya a punto quieres probar uno?

Divea se levanto y miro el horno mientras decía aun les falta un poquito, sirvió un zumo de naranja a la pequeña y la sentó en su regazo mientras le decía, sabes, a mi de pequeña también me asustaban esos ruidos hasta que un día mi mama me dijo que venían del cielo, que dios estaba moviendo sus muebles de sitio y por eso lo oíamos tan fuerte si te fijas es parecido al ruido que se escucha cuando se mueve un objeto pesado del sitio como un armario.

Le dedico una sonrisa y le dio un beso en la frente.

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Gabrielak


Ya en brazos de si tía Divea, Gabrielak comenzó a perder el miedio: su tía sabía como calmarla, sus historias siempre lograban llamar la atención de la pequeña, quien la oía sin distracción.
Una vez que bebió el zumo de naranjas, Gabrielak miró a su tía y le dijo:

- Que tal si vemos como van los pastelitos? Podrías ayudarme a prepararle el desayuno para papá y mamá? Qué dices? Sería una linda sorpresa...
Divea


Si volvamos a ver como están que ya les debe faltar poco, Divea se levanto y abrió cuidadosamente el horno, agarro la pala y saco los pasteles.

Andaba despistada haciendo mas zumo cuando un repentino silencio la alerto, la pequeña taba intentando coger un pastelito, aun es pronto, espera cinco minutos que ahora queman mucho, ven preparamos juntas zumo mientras? Yo corto las naranjas y tu las exprimes? Luego le subimos como tu dices un poco de zumo y unos pastelitos de estos a tus papis.

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Gabrielak



Gabrielak, luego de fallar en su intento de adelantarse a coger un pastelito pues aún estaban calientes, tomaba una a una las mitades de naranjas que su tía Divea partía, y con mucho esmero las exprimía preparando así el zumo para sus padres. Luego escogió una bonita bandeja y en ella colocó dos vasos con zumo de naranja. Su tía Divea le ayudó a colocar un platito con los pastelitos recién horneados
Gaby estaba muy feliz... llevaría una sorpresa a sus padres.
Ya, en la puerta de la habitación de sus padres, golpeó dos veces con su pie, pues sus manitos llevaban la bandeja y esperó ansiosa...
Sinfonia


Sinfonía estaba terminando de arreglarse en la habitación matrimonial, Cofafo, como buen hombre, había tardado menos en prepararse y la miraba embobado.
Hacía poco habían estado abrazándose y queriéndose como el primer día, ella le sonreía a través del espejo, mientras cepillaba su pelo. Cofafo iba a ayudarla cuando unos golpecitos en la puerta que lo detuvieron.
Se dirigió hacia allí para abrir la puerta de par en par, y una gran bandeja apareció, con una gran sonrisa detrás, la pequeña Gaby había estado trajinando en la cocina, con la ayuda de algún cómplice, y ...
¡¡¡les traía el desayuno a la cama!!!
Que delicia de hijita, que orgullosa se sentían de ella, en el pasillo, se oía la risa divertida de Divea.
¿¿¿¿Nos os quejareis eh???? Ha sido idea de la peque..yo solo le ayudé un poco…,
Sinfonía miró picaruela a Divea y a la niña, entraron las dos en tromba y Cofafo ayudó a la peque con la bandeja.

Había comida para todos, se sentaron en la cama , la pequeña Gaby en brazos de su madre, y pusieron la bandeja encima de un comodín que había cerca.

Se repartieron los vasos de rico zumo y cogieron los pastelitos que estaban tiernos y calientes.
¡¡¡¡Aquello era todo un señor desayuno!!!!

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Sinfonia



Cuando el sol se ponía en el horizonte, y las luces bajaban en intensidad, Sinfonía, gustaba de leer un rato a sus hijos. Y a esas horas, cuando los peques ya habían cenado y cambiados sus vestidos por los suaves y perfumados camisones, cuando los parpados ya les pesaban un poco, de estar todo el día activos, ella les leía con voz suave.

Normalmente ya estaba toda la familia reunida, aunque los mayores solo cenaban cuando los peques ya estaban dormidos.

Era todo un ritual, Gaby acomodada en brazos de su tía Divea, Bolín en los brazos de su hermana Hechicera, Sinfonía sentada en un sillón al lado de los grandes ventanales, aprovechando esas ultimas luces, y Cofafo sentado en el brazo del sillón, leyendo por encima del hombro de su mujer.

Leían, pequeñas historias, que esperaba que les sirvieran a sus hijos, ahora que su carácter, aunque ya lo tenían, y muy marcado, aun se podía moldear algo. Querían que sus hijos fueran nobles y honestos, y querían darles ejemplo con sus vidas.

Abrió el libro y comenzó a leer, todos escuchaban, la voz de Sinfonía se oía melodiosa por toda la casa.

Y sucedió que en una charca de ranas, el jaleo y el desorden campaban a sus anchas, cansadas las ranitas de la anarquía y el poco orden con que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey, que les pusiera orden.

Zeus, generoso, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.

Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron.
Pero, por fin, viendo que el leño no se movía, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose de él sin descanso.

Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, que no se movía ni nada, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.

Indignado Zeus, de la osadía de las ranas, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión….


A estas alturas los niños ya dormían, ella poco a poco había ido bajando la voz, había ido ralentizando la lectura, y los niños terminaban dormiditos.

Sus nanas los cogían en sus brazos y los llevaban a sus habitaciones.
Alguna vez había tenido que despertar a más de uno, para pasar a los salones a cenar, ya tranquilos.

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Sinfonia


Una pequeña flor se ha abierto a la vida

Mi pequeña princesa, ¡que hermosa eres¡ ¡cómo has llenado mi vida! Todos mis anhelos , mis expectativas y mis ilusiones se cumplieron el día que vi tu cara por primera vez.

Que con cada latido de tu coranzoncito, que con cada una de tu sonrisas entre sueños que con tu vida vivo y me alimento yo.

Que ya sin ti mi vida no me serviría de nada, porque no tendría sentido, eres un milagro, eres mi milagro, eres la vida.

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Delfin


Desde una de las colinas, donde se podía divisar Castellón, la mujer permanecía observando el pueblo. Tejados del color de las ciruelas, unos muy unidos a otros, se apiñaban formando lo que era el gran núcleo donde la mayoría de los que allí moraban, disfrutaban de su vivienda.

Algunas casitas dispersas, que se asemejaban a pequeñas pinceladas dadas por algún caprichoso pintor, terminaban por determinar la extensión del pueblo.

A uno de sus costados, la hermosa mar, acariciaba en aquel momento sutilmente sus acantilados. Algún sonido del cantar de la gaviotas, que volaban alegremente mientras cazaban algún que otro pez desde las mismas aguas, ponían la última pincelada a aquella maravillosa estampa.

Sus ojos repararon en una gran casona, muy cerca de los acantilados. Hermosos jardines la rodeaban, y aunque nunca hubiera estado en el lugar, sabía que era allí donde estaba el terminar de su camino de aquel día.

-¡Vamos pequeña! – animó a su yegua a que comenzara su andar, mientras se aproximaban a las calles del pueblo. El sonido de los cascos, sonaban nítidos, ya que era pocas las gentes que por sus calles paseaban.

Muy temprano era, quizás no se hubieran levantado en el hogar.

Cuando su cabalgar le llevó hasta la puerta de entrada, desmontó de su montura, ya que el camino que precedía hacia la entrada , era digno de ser paseado, más que pasar rauda atraves de él.

Ya enfrente del portón, algo nerviosa tocó la campanilla que allí pendulaba, y esperó a que alguien pudiera atenderla, con la esperanza de que alguien pudiera estar ya despierto.

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”La conducta es un espejo en el que cada uno muestra su imagen”
Flores d´Urdaz
--_gilbert


Como cada mañana, Gilbert, recorría todas las habitaciones de la planta baja, para abrir las contraventanas y correr los cortinones, para dejar entrar la luz que en instantes lo inundaría todo.

Se estaba haciendo viejo, se lo decía su espalda y sus huesos, aunque a lo largo del día su malestar matutino se iba.
Se oían ya ruidos en las cocinas y desde allí junto con las voces y risas llegaban unos efluvios que levantaban el ánimo más decaído, sonreía Gilbert para sus adentros pensando en el opulento desayuno que se iba a tomar.

Arriba ya se sentían a los Señores trajinar, eran muy madrugadores, pronto bajarían a comer para continuar cada uno con sus labores.

Al correr el gran cortinón que tapaba el ventanal de la terraza, se quedó quieto, observando, había alguien en los jardines, pardiez que belleza de dama pensó para sí.

Una dama se acercaba despacio disfrutando de la mañana, llevaba las bridas de su montura en la mano, y esta caminaba obediente detrás.

Arqueó las cejas, la yegua de vez en cuando tiraba mordisquillos a las plantas de su señora, la dama no se daba cuenta de ese detalle.

Sin terminar de abrir los cortinones del salón escucho el alegre tintineo de la campanilla de entrada, la dama ya estaba allí, apresuró el paso, y al cruzarse con un mozuelo le mando avisara a la camarera de su señora, para dar aviso de que tenían visita.

Se dirigió con parsimonia, que para él era rapidez, a la puerta y la abrió de par en par, por un momento el sol, que estaba justo detrás de la dama, le cegó pudiendo ver solo la silueta de la dama y solo adivinar sus bellos rasgos, su pelo brillaba con destellos dorados.
La yegua se había quedado tranquila, en un seto, sirviéndose.

Saludó a la visita con una reverencia a la vez que decia
Buenoos días mi señora, bienvenida a la casa de los Señores de Castellón, ¿en que puedo servirla?
Delfin


La puerta emitió un sonido, cuando fue entornada. Un hombre mayor, con traje de buena calidad, pero que dejaba bien claro de quien se trataba, la miró con los ojos entrecerrados , seguro por el efecto del sol, que permanecía detrás de ella.

Cuando le preguntó en que podía servirla, ella mostró en su rostro una tierna sonrisa.

-Buenos días tengáis también. He venido a visitar a vuestros señores, ¿si podéis avisarles? , mi nombre es Delfín d´Urdaz Bellver, una antigua amiga de la familia. Espero que no sea unas horas demasiado matutinas, y que se encuentren ya levantados.- Dijo algo intranquila, no sabiendo si no eran unas horas muy oportunas.

Notó la mirada del hombre, que se dirigía hacia una zona en concreto. Ella miró a la vez, para observar que su yegua andaba comiendo lo que no debía. La mujer emitió un extraño sonido con su boca, y la yegua, la miró rauda, mientras soltaba un suave relincho, se acercó a ella con suaves movimientos.

-Perdonar a “Ilargi” a veces es algo testaruda, y aunque sabe que esos colores no son para comer, siente el deseo de probar todo lo que se le pone delante del hocico. ¿Si podéis avisar a algún mozo para que la conduzca a los establos, seguro que allí se sabrá comportar?

Recogió un bolsón que llevaba colgando la yegua, mientras veía como un mozo, la llevaba hacia los establos.

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”La conducta es un espejo en el que cada uno muestra su imagen”
Flores d´Urdaz
Sinfonia



Dos discretos golpecitos sonaron en la puerta de la habitación de los señores, Cofafo abrió la puerta y vio a Gilbert plantado en el pasillo un ptanto azorado.
Perdón señor, susurró pues no estaba seguro que la señora estuviera despierta, una dama, la dama Delfín D’Urdaz y Bellver, está abajo esperando, la he hecho pasar al saloncito y mandado traer algo caliente, esto…un herbero, parece una gran señora así que saqué del bueno, a Cofafo se le torció el gesto, aunque comprendió que Gilbert había hecho la elección acertada.

Que se ponga cómoda y que no le falte nada ahora le digo a la señora…


Cerró la puerta y se dirigió al vestidor, donde Sinfonía se peleaba con los lazos de un vestido.
La ayudo con las lazadas y no pudiéndose contener le dio un mordisquito en el cuello.

Sabes quien acaba de llegar,? dijo mirándola para ver su reacción, acaba de llegar….
Sinfonía le miraba con expectación, acaba de llegar de Valencia…

Sinfonía empezó a ponerse colorada de rabia y ansiedad, ya se iba a lanzar sobre Cofafo cuando a este su instinto de supervivencia se le encendió

Ha venido a Castellón la dama Delfín, dijo del tirón, Sinfonía pasó a su lado como una trompa de agua y bajo las escaleras ruidosamente, olvidándose de toda educación y compostura.

Fue directamente a recibir y a abrazar a su amiga Delfín.

Entró en la habitación como un torbellino y se abalanzó a abrazar a la dama.

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Delfin


Le habían hecho pasar a un saloncito, realmente acogedor. Los primeros rayos del día, ya comenzaban a danzar entre los diferentes muebles de rica madera, que allí se encontraban vistiendo el espacio. Un humeante y aromático herbero permanecía encima de una de las mesitas, y en una taza le habían servido aquella deliciosa bebida, que iba bebiendo a pequeños sorbos, mientras contemplaba, el mar desde el ventanal.

Un ruido hizo que se diera la vuelta, y dejara la taza en su anterior lugar. La puerta se abrió y una dama que identificó enseguida como su querida amiga, se lanzó a sus brazos mientras se abrazaban. Se llenaron ambas las mejillas de besos mientras reían por al alegría de volverse a encontrar.

-¡Os he levantado! – la separó algo de sus brazos- ya que veo que vuestro vestido permanece todavía sin terminar de abrochar.

La hizo girar para poder terminar de atarle los cordeles del vestido, mientras la dama Sinfonía, sonreía al ver como Delfín se apresuraba a enlazar lo que quedaba de su vestido.

Cuando hubo terminado, Delfín hizo que se volviera hacia ella, y con una sonrisa atrasó unos pasos, y haciendo una reverencia.

-¡Mi señora, gran dama de Castellón!- Volvió a mirarla con aquella sonrisa alegre, mientras ambas se sentaban en los cómodos sillones.

-Os sienta bien la vida de casada. Todavía recuerdo al primera vez que os vi, con traje militar, y os pedí el poder acompañaros, ya que volvíamos de regreso a Valencia.- Sonrió al recordar aquel agradable viaje que compartieran, la dama Sinfonia, el esposo de esta, el caballero Cofafo ,aquel que le ayudó en sus primeros pasos, hacía mucho tiempo atrás en cuestiones diplomáticas, como con su propio esposo, el muladí Shazar y con Amparo la joven protegida de ambos.

-¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces ¡ -dijo como aquella que añora las agradables historias que transcurrieron en un pasado, pero que mira con alegría, las que puedan llegar en el futuro.

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”La conducta es un espejo en el que cada uno muestra su imagen”
Flores d´Urdaz
Sinfonia



No podían dejar de sonreír y de abrazarse como dos niñas chicas, ¡que alegría sentía al verla! La dama Delfín en su casa, después de tanto tiempo.
La dama Delfín, ayudó a terminar de enlazar los cordones de su vestido que aun llevaba colgando, de la emoción se había olvidado de terminar de vestirse.

¡Mi señora, gran dama de Castellón!

Os sienta bien la vida de casada. Todavía recuerdo al primera vez que os vi, con traje militar, y os pedí el poder acompañaros, ya que volvíamos de regreso a Valencia.
¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces ¡


Vaya que sí, pensó, su viaje a Castellón para casarse con su amado Cofafo, le había sentado muy bién. Le parecía que hubiera sido ayer mismo, lo hubiera jurado y ya había pasado un año, habían tenido dos hijos preciosos y la vida les sonreía.

Recuerdo, Delfín, cuando te vi allí en Calatayud, en la taberna de mi prima Diveica, realmente fue un placer y un honor para mí.
Como ves mis ropajes se han refinado un poco, pero mi espíritu sigue igual de inquieto y rebelde,
dijo con una sonrisa misteriosa.
La impronta que deja los leones no se quita fácilmente, se muere siendo león.
¿Recuerdas cómo nos conocimos? y ¿nuestro el viaje?
¿Tú estabas allí descansando de un gran viaje verdad?


Sinfonía ya oía los ruidos familiares matutinos de todos los días, en el piso de arriba, la casa estaba despertando, pronto estaría todo lleno de gente, alegre y ruidosa.

Delfín necesitaras asearte y descansar, cuando Sinfonía bajaba al encuentro de su amiga, había ordenado preparar una habitación de invitados, la que daba al este, con vistas al mar.
El equipaje ya debía de estar guardado en los armarios, siguiendo las órdenes de Sinfonía.
Luego mandaría le subiesen comida para entonar el cuerpo, aunque el herbero debía haber empezado ya a hacerlo.

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Gabrielak



Gabrielak, habiendo oído las voces de su madre con una dama, se acercó, aún en pantuflas, pues acaba de levantarse, curiosa y tímidamente a la sala principal. Y escondiéndose a medias detrás de su mamá, saludó a ambas con una dulce sonrisa:

- Muy buenos días! Yo soy Gaby, un gusto...
Divea


Divea abrió la puerta mientras tiraba hacia el interior de la casa algo y remugaba maldito animal que pico tiene, me ha picado en todo el dedo como lo pille….. De repente noto un silencio extraño acompañado de alguna que otra risita y poniéndose roja como un tomate levanto con miedo la mirada para terminar comprobando que la sala estaba llena de gente.

Delfin!!! Cuanto tiempo exclamo le dio un abrazo, y luego se dirigió hacia su prima que la miraba aun con los ojos como platos le dio un abrazo y empezó a explicar, estaba yo dando una vueltecita por el mercado cuando vi a un comerciante nuevo en la ciudad, me dijo que venía de países lejanos y que trasportaba animales, cuando me interese por eso bichejo, miro al pavo el cual se hallaba evitando que la pequeña Gabrielak lo cogiera , me dijo que es muy típico en los países orientales y que si lo cebamos y alimentamos bien será un exquisito manjar para navidades así que decidí comprar uno para que lo tastemos.

Luego mientras examinaba su dedo guardo silencio para no interrumpir aun más de lo que taba haciendo ya

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