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¿listo? - preguntó al Duque quién llegaba alegremente a su lado a probar de las delicias que en ese momento disfrutaba, preparadas por la diligente mano de María.
Observó tranquilamente como Ederne era perseguida por Luix quién le reclamaba algo que dificilmente entendía, ya que los gritos era mezclados con risas de la traviesa jovencita.
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Niños, suficiente. Comportaos, nos vamos ya - ordenó la madre al instante mientras el Duque apresuraba sus bocadillos. El carruaje listo y partieron junto a su comitiva -
que esta vez era moderada por orden de la Condesa - en dirección a Bétera.
Agradecía la presencia de su inestimable María, pues con solo una mirada casi fulminante logró que los niños se calmaran. Su esposo miraba la escena divertido y ella que le observaba a él suspiraba. Educar a esos niños sería la labor de su vida, pero agradecía al altísimo por ello.
Sus pensamientos volvieron de pronto con sus primogénitos, la ausencia de Jokin, la muerte de Haize. Tuvo el impulso de tomas a sus hijos ahí presentes y abrazarles con fuerza para no soltarles jamás de su lado. Pero fue el pequeño en su vientre quién reclamó su atención dando un fuerte golpe -
ah! - exclamó ella con rostro compunjido -
¿todo bien esposa mía, os hayáis indispuesta? - preguntó el Duque poniendo su mano sobre el vientre -
no, no, simplemente el nuevo Berasategui es inquieto como ese par - le sonrió calmando su preocupación. El bebé estaba bien y faltaban aún un par de meses que seguro se cumplirían para el alumbramiento sin problemas.
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Las tierras de Bétera - anunció el capitán de la guardia. Minutos más tarde, se detenían en un amplio patio dónde se podía ver la capilla con una buena cantidad de invitados. Primero el Duque quién ayudó a descender a la Condesa, luego los niños y María, todos caminaron tranquilos hasta la capilla, bueno, al menos ellos. Ederne y Luix seguían de correderas.
Al llegar, esperaron fuera de la capilla para saludar a los demás invitados, además, la de Pern necesitaba el aire fresco tras el largo viaje en carruaje.
El gentil Sepillo Drakoluky se les acercó a saludar -
mis Duques, como estáis, que tal las tierras de Benicarló y Morella - preguntó con cortesía y alegría muy caracteristicas de él -
muy bien mi gentil caballero, Morella tendrá buena cosecha de Vid en primavera ya que el invierno no ha sido muy cruel y el Benicarló, también para primavera, nacerán los potrillos pura sangre que el Duque espera con ansias. Desde hace un tiempo que dedica tiempo a cuidar de ellos y comprar nuevo ejemplares para Valencia desde Francia - el duque asintió a las palabras de su esposa y sonrió.
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Ah, caballero Sepillo, ¿veís a estos dos chiquillos correr a nuestro alrevedor? son nuestros hijos - llamó a los niños -
presentaos ambos - les ordenó -
Ederne Berasategui i Pern, gentil caballero - inició la pequeña, haciendo una pequeña reverencia seguida por su hermano -
Luix de Berasategui i Pern, niño valiente de mi mamá para serviros caballero - dijo él, saludando con una inclinación de cabeza -
Siguieron con la amena charla entre los amigos, esperando ansiosamente ver pronto a los felices novios.