Gulf_de_ostemberg
Gulf llegaba como de costumbre pegando gritos.
¡Amarra ese cabo! ¡Recoge el velamen! ¡Echa el ancla! ¡Qué llego tarde! ¡Cretinos de las montañas! decía y ordenaba a toda la tripulación pegando saltos por la cubierta mientras se metía unos calzones de tela gruesa y se acomodaba una capa de cuero oscuro sobre los hombros.
El Picassent II estaba entrando en el puerto de Valencia y el pelirrojo ya buscaba en el muelle a su caballo y séquito, listos para partir hacia Bétera.
¡Oficial! ¡Queda al mando! ¡Y como haya un solo rayón ! dijo gruñendo - ¡Botarate! ¡Dame ese cabo!
Cuando aún estaban a un par de metros del muelle el Capitán se agarró al cabo y saltó por la borda para caer junto a su caballo.
¡Rápido! ¡Qué llego tarde! dijo mientras montaba.
Espoleó al caballo con fuerza y salió a prisa del muelle. Un reducido séquito le seguía de cerca, pero los dejaba atrás, incapaces de alcanzar su caballo.
Poco después entró en el Condado de Bétera y siguió los conocidos caminos hacia el campanario de la Iglesia, que se veía desde lejos.
Bajó de un salto junto al edificio Santo y dándole una palmada en el lomo al equino, le mandó a los campos con la vacas.
Menudo séquito que se queda atrás - comentó sólo mirando una nube de polvo que se acercaba a lo lejos por el camino En fin ¡Adentro!
Entró sigiloso por el gran portón y se acomodó en una de las últimas filas. Había muchos viejos conocidos y amigos, además de una muy querida pareja elegantemente arreglada que se declaraban aquel día el amor eterno.
Les conozco de hace un siglo pensó Joe, pues que bien se mantienen quizás haya pasado menos tiempo - y miró a su izquierda ¿No está guapa la novia? le comentó a una anciana del Condado de Bétera que observaba emocionada a su lado.
¡No la mires! ¡Pervertido! le contestó amenazando con el dedo.
El pelirrojo giro la cara asustado.
¡Por las barbas de Anzo I! Que genio tienen las de Bétera