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Banquete de Bodas,Lulu Bathory y Javikeko Murino i Valmaseda

Lulu_bathory


Cuando terminaron el brindis y saludos entre los condes y el de Santamaría, Lulu levanto la mirada para descubrir que le quedaban muchisimas caras conocidas a las que saludar aún.

- Generoso Drakoluky, gracias por venir. ¡Padre Moldot muchísimas gracias por tan bella ceremonia y por vuestra paciencia! - Se sonrojó con las últimas palabras pero no pudo evitar sonreir, al fín y al cabo, todas las interrupciones habían hecho de la boda, algo bastante divertido para los invitados, aunque los novios estuvieran a punto del ataque de nervios.

Presentó a Javikeko a Sepillo, pues Moldot ya le conocía por haber sido él mismo quien le bautizara días atrás; y brindaron también con ellos.


- Cielo, - Susurró al oído de su esposo. - No tomes tragos muy grandes que nos quedan muchos brindis aún.

Mientras bebía intentando hacer caso de su propio consejo, descubrió un rostro al que hacía bastante no veía.

- ¡Neo Quijada! - Se acercó con una enorme sonrisa al joven Juez catalán. Ya no era aquel niño que había asistido a su primera boda y se había escondido bajo el altar para darle a ella una carta enviada por su madre, a tiempo. - Es estupendo que halláis podido venir. - Le dió un cariñoso apretón en la mano. - Os presento a Javikeko Murino i Valmaseda, mi esposo. Javi, él es un viejo amigo de cataluña, le conozco desde que era muy pequeño y guardo muy buen recuerdo de los escasos momentos que pudimos compartir durante mi vida allí. - Después de que los hombres terminaran su saludo, reparó en la compañía del Quijada. - Veo que vuestra madre, no pudo acudir finalmente, pero en cambio os veo bien acompañado. ¿Quién es esta preciosa dama?
Ysuran


Ysuran e Ibelia estaban sentado disfrutando del banquete mientras veían a los novios pasearse de mesa en mesa...

La pareja esperaba que llegasen a ellos para desearle la mayor felicidad del mundo.

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Ibelia.jordan


Ibelia se sentía dichosa de ver la felicidad que irradiaba la pareja de recien casados. A la vez que deseaba que fueran tan felices en su vida en común como lo eran ahora.

La estupenda cena con la que los agasajaban había ya satisfecho sus paladares y el magnifico vino su espiritu. Los invitados departían en amenas conversaciones e Ibelia se sentia muy afortunada por estar al lado de su esposo.

Cuando tuvieron ocasión y los novios se acercaron les dió un abrazo diciéndoles.

-Nos alegramos de vuestra felicidad gracias por dejarnos compartir con vosotros este momento.



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Khanigalbat


Oía como en un murmullo la voz del de Illueca que le hablaba otra vez de sus problemas con la gota, mientras que Colombina se zafaba hábilmente de la conversación y se dedicaba a beber una tras otra todas las copas de vino que caían en sus manos. Con las mejillas sonrosadas, hablaba con unos y otros mientras el rubio permanecía atento al otro lado del salón procurando no parecer descortés al Barón.

Un intenso rayo de sol se colaba por una débil rendija entre los cortinales de la ventana que tenía enfrente, dándole en pleno rostro, cegándole la visión e impidiéndole ver a la pareja de recién casados que apenas intuía entre las mesas saludando a los invitados, algo que hacía todavía más incómoda su situación.

- Bueno, ya está bien – dijo al fin.

Tomó su copa de vino y la vació de un trago. Luego tomó la del de Illueca y la vació también poniéndose en pié al instante y tiró de Colombina para inicarle que lo siguiera.

- ¿Qué pas...? - preguntó la veneciana poniéndose en pié, algo mareada.

- Volvemos en seguida – dijo por toda excusa al resto de comensales, mientras se apoyaba en ella para llevársela.

Sintió un inmenso alivio cuando salió de allí a toda prisa, plantándose en mitad del salón y buscándola con la mirada como un cazador a su presa. Un sirviente acertó a pasar por allí con varias copas de vino. Le arrancó dos sin mediar palabra que dejó en manos de Colombina y luego otras dos que sostuvo por sí mismo. Luego se giró dando un traspiés hacia una de las mesas próximas mientras la veneciana lo seguía vaciando ya una de las copas que llevaba.

La larga melena azabache le pareció inmediatamente familiar conforme se iba acercando a ella, aunque aún no conseguía ver su rostro para comprobar si recordaba en él a aquella Lulú de la que se despidió una vez hacía tantísimo tiempo. Ocupada en atender a sus invitados, la novia no pareció percatarse de que se aproximaba furtivamente a su espalda, cargado con las dos copas de vino y con una sonrisa que se le escapaba por la emoción del momento. Dejó las copas en la mesa y respiró profundamente al tiempo que sacaba de su jubón un trozo de papel doblado.

- Dama Lulú Bathory, disculpad… – dijo tratando de poner una voz seria mientras la dama se giraba.

Se perdió en los oscurísimos ojos azules de Lulú mientras le tendía tembloroso el papel como si la mano tuviera vida propia y se moviera ajena a su voluntad.

- Mi señora, esto ha llegado para vos, desde Castilla.

Y más que dársela, dejó que se la quitara de los dedos. Mientras Lulú la abría para examinar su contenido, se giró para tomar de nuevo las dos copas de vino que había dejado en la mesa.

Citation:
Mi querida Lulú:

Recibí bien vuestra carta, pero no es tiempo ahora de responderla como se merece puesto que si habéis recibido la que ahora tenéis en vuestras manos, es que estáis en el día más importante de vuestra vida y soy yo el que os la entrega.

Doy gracias a los dioses por haberme permitido encontraros a tiempo de compartir con vos estos momentos. Y ahora, brindad conmigo y luego abrazadme.

Vuestro amigo, siempre,

Hernando.




Y detrás del papel, la cara sonriente del Heraldo y la copa de vino que le tendía.

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_neo_


Después de saludar a Lulu, a quien conocía casi desde que tenía uso de memoria el joven comenzó a hablar con ella, sin duda era agradable ver que todo le había ido bien desde la última vez que se vieron por tierras catalanas.

-Encantado de conoceros Javikeko, un placer y mi mas sincera bendición por la boda, espero que sean sinceras las palabras por siempre con ustedes.-tras saludar al marido Neo continuó hablando con Lulu, quien parecía intersada en su prima pequeña-Es Pabuluz, mi prima pequeña, la hija de Falquian y... mi niña consentida-terminó el joven sin que su prima le oyese y riéndose.
Rosabelle


Rosabelle del brazo de Nospeb saludó a Neo y se alegró mucho de ver a Pabuluz, en cuanto ella fue presentada a los novios la apartó un momento para preguntarle como estaba su enamorado, hablaron mientras los caballeros fueron por una copa.

Comentaron sobre el vestido de Lulú y lo preciosa que estaba su blanca tez en contraste con su cabello azabache. Vistéis Pabuluz, por esto merece la pena luchar...por el amor siempre merece la pena


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Lulu_bathory


Sonrió a Rosabelle mientras escuchaba la contestación de Neo, siempre había sido un niño muy dulce y ahora de adulto, no había perdido aquel instinto de protección hacia los más pequeños.

- Encantada de conoceros dama Pabuluz. Espero que ambos disfrutéis del banquete. - Alcanzó un zumo de frutas a la joven de una de las bandejas del mozo encargado de servir a los más pequeños. La dama, no se podría decir que fuera una niña pero tampoco mujer adulta; estaba en esa etápa intermedia que a tantas confusiones encamina. - ¡Salud! - Y terminó el contenido de su copa con el brindis.

En el preciso momento en que buscaba la bandeja de algún sirviente cercano, un hombre rubio la interrumpió para darle una carta.


- ¡Vaya! Alguien más que no pudo venir. - Pensó mientras dejaba la copa vacía en manos del mensajero y abría el pergamino. - Es de Khani... - Por un instante se le iluminó el rostro pero luego su expresión mudó a decepción. Si le había escrito, es que no había podido asistir. - ¿Pero cómo que brindad conmigo y luego abrazadme? - Enarcó una ceja. - Fijo que la redactó en una taberna a altas horas de la noche, porque no tiene sentido lo... - Y entonces sus ojos deshicieron sus pasos letra por letra. - "Soy yo el que os la entrega."

Se giró hacia el hombre que permanecía a su espalda, boquiabierta, con la carta aún entre sus dedos. Inmersa en un estudio minucioso de aquellas apuestas facciones que hacían lo mismo con las de ella, no era capaz de reaccionar. ¿Tenía frente a ella a aquel niño que conoció hacía tanto en Tarragona? ¿Aquel con el que llevaba meses de intercambio caligráficos?

Si fijaba la atención en su físico, todo parecía decirle que no. Aquel era un hombre hecho y derecho, pero entonces cayó en la cuenta de que ella, ya no era tampoco aquella niña inquieta que adoraba la escritura; el tiempo había sido implacable para todos. Sólo en sus ojos encontró respuesta, aquella mirada segura aunque a la vez soñadora, persistía en él.


- ¡Por los reencuentros! - Levantó la copa sonriendo, después de tomarla de la mano del atónito castellano.

Bebió un buen sorbo para recuperarse de la impresión inicial y que aquella expresión alelada abandonara su rostro. Luego, sin mediar palabra, le recompensó con un fuerte abrazo de varios segundos de duración; únicamente interrumpidos por algo que colgaba de la parte lateral del sombrero del rubio, y que le hacía cosquillas cerca de la nariz. Sopló en un vano intento de alejarlo de su cara, fuera lo que fuera, pero volvió a importunarla. Fue entonces, al abrir los ojos que descubrió lo que era.


- ¿Cómo se os ocurre interrumpir mi boda en el momento más crítico? - Susurró con los dientes apretados mientras daba un pellizco considerable al hombre a la altura de las costillas, aún abrazada a él.

Había descubierto que el fino colgajo molestón, eran los restos de una de aquellas llamativas plumas parlantes. En principio, afloró su carácter Bathory, de ahí semejante pellizco, pero luego, cayó en la cuenta de que alguien se había tomado la revancha por su mano, destruyendo casi, bueno no, más bien totalmente, el sombrero.


- Ya no tendréis que enviarme el sombrero por lo que veo. - Sonrió, aguantando la risa, dando por terminado el abrazo. - Os haré uno nuevo y os lo enviaré a Castilla. - Se giró y alargó la mano hacia su esposo que observaba la escena con paciencia. - Javi, cielo ven. Te presento a Hernando de Osuna, más conocido como Khanigalbat. Es un viejo amigo de infancia al que desde entonces no veía. Y mira qué coincidencia, también es Heraldo, aunque cuenta con mucha más experiencia que nosostros dos juntos. - Sonrió al rubio dolorido. - Khani, él es Javikeko Murino i Valmaseda, mi esposo. - Esperó un instante mientras intercambiaban saludos. - ¿Y esta hermosa dama es vuestra acompañante? - Preguntó con curiosidad, aunque por su mente los adjetivos dedicados a la joven no fueron tan escuetos. "Hermosa dama de costumbres gatunas"; pensó la Bathory.
Pabuluz


Pabuluz sonrio abiertamente al escuchar la risa de su primo aunque no habia escuchado lo que habia dicho antes, pero siempre pasar tiempo con él, la animaba en sobre manera.

Luego Pabuluz mas alegre de lo normal, escucho las palabras de Lulu y le contesto:
Gracias, la verdad ambos estamos disfrutando mucho este banquete, y es un placer conocerla dama

Luego Lulu le alcanzo un zumo de frutas y Pabuluz lo acepto encantada, al probarlo se dio cuenta que era todavia mas dulce de lo que parecia y que todo en aquella boda, parecia muy especial.

Con voz cantarina dijo Salud, despues de la feliz novia.

Momentos después que fue presentada a Lulu, pudo distinguir a Rosabelle y Nospeb acercandose donde estaba ella y su primo.

La joven siempre se alegraba al verlos a ambos, ya que cada una de sus conversaciones eran largas y profundas, ademas que ambos sabian de su actual enamorado.

Despues de comentar sobre la hermosa recepcion y de como le quedaba hermoso el vestido de Lulu, Pabuluz escucho un comentario que la hizo suspirar y con una mirada diferente le dijo a la dama:
El amor, como se nota el amor en el aire, en los ojos vuestros y en los de Nospeb, en los de la novia y el novio, me alegra en sobremanera su manera de amar y todo el amor que se percibe.-suspiro-ya quisiera que mi amor tuviera un poco de la libertad como el vuestro, que fuera aceptado sin rechistar, pero las cosas no son asi, aunque mi amado y yo lo gritaramos a los cuatro viento, se que seria muy dificil para nuestras familias apoyarlo, se que debo de ser fuerte para luchar por él, pero no es facil...


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Brynhildr


"¡Ahhhh, qué gussshto! " Eso es lo que habría dicho la cara de la rubia si las caras dijeran algo; bueno si dijeran algo cuando no emitían sonidos y eso. Le había costado lo suyo encontrar el mingitorio y luego lo de bregar con las mangas había sido ya toda una odisea.

Satisfecha con su proeza, salió dispuesta a trincar un poco de vino para el camino que tenía pensado emprender - A fé mía que en esta boda consigo encontrar las dichosas bodegas - murmuraba mientras avanzaba por el pasillo en dirección al bullicio. Pocos pasos llevaba recorridos cuando se vio adelantada por un jovenzuelo que parecía llevar una bandeja de copas hacia el salón del banquete en precario equilibrio - Pobre muchacho - le dijo con sonrisa maternal - permitidme que os ayude. Ante la sorprendida mirada del joven, tomó un par de copas de la bandeja mientras se maldecía por no tener alguna otra mano y volvió sobre sus pasos internándose en el pasillo, contemplando distraída entre sorbo y sorbo los retratos que adornaban las paredes. Bueno, adornar igual era mucho decir; qué manía tenía la gente con colgar cuadros de señores de cara rara, en lugar de un sobrio mapita con un "usted está aquí" y un "la bodega está acá".

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Colombina


Colombina se había quedado deliberadamente atrás para no interferir en el reencuentro de los dos amigos de infancia. Muchas habían sido las noches en las que al calor del fuego, el heraldo le leía las cartas de Lulú y sus noticias, y aún recordaba con nitidez cómo se había entusiasmado ante la noticia de su boda y cómo habían planificado los detalles del viaje minuciosamente para no faltar.

Observó a los dos y por unos instantes, le pareció ver al chico de rizos dorados seguramente despistado y cabezota que había sido, y a una niña con sonrisa dulce que se fundían en un abrazo.

Al recobrar sus posiciones y sus cuerpos (glubs) la veneciana percibió a la bella esposa que la miraba intrigada y con media sonrisilla. Se sonrojó al momento, más por el efecto del alcohol que por una timidez presunta que en ella era difícil de encontrar.

“Eshhhoooo! Vivan los ¡Hips! Los ¡Hips! Los novios! “

Y acercándose con las dos copas de vino en ambas manos, añadió:

"Soy Colombina de ¡Hips!, de Kyria, el souvenir que se trajo Hernando de Venecia! Piacere di conoscervi" Guiñó un ojo al heraldo mientras que ofrecía la segunda copa al neo esposo :

"Por vosotros, que la dicha os acompañe y Freija os proteja de ¡Hips! la ira de Loki."

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Lotaingia


¡Pero si solo era un sorbo! Dame la copa! Dame laaa copaaaaa!

La mora alzaba las manos intentando alcanzar la copa que Markus le alejaba de las manos, ciertamente, no debia de beber en su estado, pero un traguito, segun la opinión de la de Castellón que ya tenia experiencia en preñatorios, no le haria mal, incluso le indicaba que el dia del parto tuviese una botella bien a mano, que recien habia descubierto que en ciertos casos, le servia como anestésico.

Se cruzó de brazos sobre su enorme vientre con un gesto de cabreo casi infantil, siempre lo utilizaba cuando alguien no le bailaba el agua, seguia hablando con la barbilla alta, indicando asi su tremendo enfado ante tal incomprensión del moro.

¿Seguro que has dado bien las indicaciones de donde han de llegar los regalos de la Lulu y el Keko? Mira que cuestan parte de dos brazos y un pié .. Hablando de pies, a tu quejica prometida se les han dormido, aprovechemos y saludamos a los recien casados, si nos dejan..

Dando un rodeo entre las bandejas de las que la mora no dejaba de picotear ante la vigilancia de Mk para que no cogiese copa en vez de canapé , llegaron cerca de los novios que andaban bastante liados con las felicitaciones de los invitados, la Lota, con la boca llena de foié de a saber qué, en panecillos de tal cual, a carrillo lleno y de puntillas, intentaba ver a traves de la gente hacia donde se dirigian ahora los novios.

Rubio.. mas vale ponerse en la cola, que esto está concurrido.. anda cielo.. dejame beber una.. solo una copita.. mira mira! Eso tiene pinta de ser suave.. Si no, a la criatura le va a salir un antojo con forma de copa en la frente , eso no lo queremos.. ¿Verdad mi vida?

Por momentos, parecian acercarse más a los novios, en otros, sin saber como, encontraban un buen bullicio que antes no se encontraba ante ellos.. ¡Que difícil era llegar hasta la Bathory y el Murino!

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Ginebra


Tras llamar quizás en excso la atención durante la boda. Giebra no había querido pasearse demasiado por el maravilloso banquete que ofrecían los ya esposos. Tras una larga conversación consigo misma acerca de lo inapropiado de su actitud, la madrina decidió acercarse tímidamente a los novios, en cuanto vio que se quedaban un momento a solas.

-Keko, Lulu... - Llamó con vocecilla de rubia buena. Una vez que los interpelados se volvieron, la Rubiá les sonrió -Sólo quería felicitaros, pues hasta el momento no había tenido ocasión de hacerlo. Ha sido un auténtico honor ser la madrina de este enlace. Para mí ha sido algo muy especial que os agradeceré siempre.- Dicho esto abrazó a cada uno tratando de no arrugarle sus vestidos ceremoniales. -Os deseo toda la dicha que os merecéis y una larga y próspera vida juntos.-

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Todo por la Famigglia
Mr_mk


El moro estaba intentando evitar que Lota bebiera

Que no, que sabes que no es bueno en tu estado! Que a saber si será malo para el bebé... vale, sí te dejaré que mojes los labios.... no, sólo los labios

Ý así seguían, mientras trataban de llegar hasta donde estaban Lulu y Javi para felicitarles. Lo de intentar beber mientras evitaba que su novia bebiera era toda una proeza, pero por suerte, conocía bien a Lota. Así que cogió la primera copa que vio y se la bebió de un trago antes de que ella pudiera coger alguna.

Wow! Este es fuerte, me vendrá bien... Mira, cariño,los novios están allí, justo delante de los tropecientos tipos que hacen cola. Espero que les gusten nuestros regalos. No te preocupes, que sí di bien la dirección, y llegarán allí si no hay algún contratiempo.

Por las barbas del Profeta, cuanta gente
Khanigalbat




Llevándose una mano a las costillas trató de mitigar el dolor del pellizco que Lulú le había propinado por causa de aquel lamentable incidente del que él no había tenido ninguna culpa. Seguramente, pensó, le dejaría un buen moratón durante meses.

- Messere - dijo el castellano dirigiéndose al novio - os felicito por este día y os deseo todo lo mejor, es un placer conoceros y mucho más en estas circunstancias.

Iba a decir algo más cuando la voz hiposa de Colombina le sorprendió detrás y masculló unas palabras de presentación:

- Os presento a mi souven... eeeestoooo... a la Dama Colombina de Kyria, de Venecia, que está dando buena cuenta de vuestras reservas de vino.

Y la agarró por la cintura antes de que derramara el vino sobre el vestido de la novia...



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