Syn
Aguardó hasta que el sol se puso y el reloj de la torre señalaba un cuarto para las diez. Entonces se puso en marcha, con la intención de buscar al herrero, aunque sabía que a aquellas horas gustaba de cenar copiosamente en las cocinas de la casa del Conde, y no estaba el horno para bollos, pues la última vez que entraron en su casa sin preaviso, se armó una de no te menees.
Y es que la gitana de protocolos entendía bien poco, pero no se le escapaba que era mejor presentarse acompañada, que así al menos les darían menos vergüenza franquearle el paso y vencer la avanzadilla que de seguro la niña rosa habría mandado al verla aparecer.
"Uhmmm, Marta no puede faltar a esa fiesta, con lo bien que mueve los pompones y la risa contagiosa que posee, es el salvoconducto ideal!"
Ni corta ni perezosa, la gitana se mueve con agilidad entre las calles sorteando a los pocos viandantes que aún, a estas horas de la noche, se aprovechan de la suave brisa ya fresca que amenaza un otoño frío y castigador, hasta arribar a la gran verja de Santillana. Desde el bautizo de la hija de Debian, Syn no ha vuelto a entrar a la majestuosa casa, que sigue ocupada con sus múltiples visitas, aunque de la dueña hace tiempo que no se sabe nada.
Quitate esos pensamientos raros de encima Syn, que fantasmas ni que leches! Aquí tó es muy real, hasta la puerta aquella pesá de las cocinas donde es mejor que te asomes para preguntar por la señora, no sea que te vean en la principal y te arrojen una palangana de agua, o peor!
Después de recorrerse de puntillas todo el jardín, bordeando la piscina y saltando por encima de lo que parecían manzanas, llamó a la puerta esperando impaciente que alguien la abriera.
No le dio ni tiempo a la doncella a terminar de abrir la puerta cuando ya estaba la cabeza de la gitanilla asomando por la puerta y dando voces Martaaaa, Señora Martaaaaa.
Una soprendida Marta asomaba a su vez por las escaleras, presa del vocerío de Syn, que forcejeaba con la doncella para mantener la puerta abierta.
"Señora Marta, que al parecer la niña rosa se vuelve a meter en jaleos. Debemos ir para "-y aquí Syn hizo una pausa y mirando a ambos lados se aseguró que la servidumbre escuchaba- "...cerciorarnos que se usa bien a San Cosme." Y guiñándole un ojo y sin darle ni tiempo a rechistar, la tomó de la mano, y se la llevó en volandas en dirección a la casa de la Torre.