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[RP]¡Mamá, Papá, que me voy con las Monjas!

Brynne


Escuchaba atentamente.... y llegó un momento en que veía a la Marduquesa tal que así, que hasta le daban ganas de hacerle los coros.

Entendió. Era como aquello de que la mujer del Cesar no sólo tenía que ser honrada sino parecerlo, sólo que la primera parte nos la saltamos.

Y ya no quiso ser monja. La pequeña Bryn salía al mundo in Marduquesa´s style, (tiembla mundo, si creías que con una era bastante...) pero eso sí, ella siempre más digna y más rosa. Bueno y con un vestido rojo por si acaso.

Decidió volver a casa a hablar con sus padres, iba siendo hora.

- Gracias Urania, me has sido de gran ayuda- sí, de tú y por el nombre, algo que no se repetiría jamás, las máscaras no volverían a caer - Creo que debo volver a casa ¿Me hareis la merced de avisar al carruaje?

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Urania


Enarcó una ceja. O era muy comodona, o no lo había entendido del todo.

- Volverás andando a casa, Brynne. La dudosa honra cuesta, y ahora es cuando vas a empezar a pagarla. Además, así se te aclaran las ideas y bajas los pasteles. Que los vestidos, ni rojos, ni rosas, quedan bien con muchos bollos de canela encima.

Urania se levantó y la acompañó hacia la puerta principal.

- Anda... mujer. Y sepas que... por mi parte, si no quieres, no estás obligada a venir más a tomar el té (?). No seré yo quien te quiera poner más obstáculos de los que ya tienes

La de Winter cruzó los dedos.

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Brynne


No volver a tomar el té(?)... eso no te lo crees tú ni harta de té(?) con hierbas paganas..., pensó Brynne, que aunque hayamos compartido un momento "de niña a mujer" a ver si te crees tú que deja de gustarme fastidiarte...

- Por el Altísimo Señora Marduquesa, jamás dejaré de venir cada Jueves a haceros compañía. Sé que siempre os alegra el corazón ver a Uri... Hasta el Jueves mi señora.

Antes de despedirse de la Marquesa, se dirigió a la habitación de la Dama Marta. Al no encontrarla y preguntar a Sylvana, ésta le dijo que estaba en el Caos.

Y así salió por Santillana y entró por el Caos. Sin decir nada, se dirigió a su madre, controló que llevara puesta la alpargata en una fracción de segundo, la abrazó y la pidió perdón. Sonrió a su padre que la miraba con indulgencia.

- Papá, Mamá, ya no quiero ser monja. Lamento de verdad el disgusto que os he dado. En adelante me comportaré de acuerdo con la condición que me habeis dado. - Y más bajito a su padre - Papá ¿tu podrías enseñarme a usar la espada?

La Dama Marta estaba de visita confortando a sus afligidos padres. Se dirigió a ella.

- Marta, os pido mil perdones. Espero que querais seguir paseando conmigo, prometo no volver a hacer locuras- Y sonrió añadiendo en bajito - o no contarlas

Después miró al cielo:

- Y tú, San Cosme, si vuelves a visitarme la linterna te la dejas en el Cielo, que me se yo de otras maneras de iluminar.... si quieres te las cuento

Y así acaba la historia de cuando la niña rosa quiso ser monja. No se vayan todavía, que aun quedan cositas por resolver.

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Cyliam


Si al final iba a acabar loca, loca de remate, si es que en su diminuta mente entraba mas locura aun, la niña ahora decia que no queria ser monja.
La pelirroja bufaba por dentro y pego el oido para intentar enterarse de que decia la niña rosa a su padre, algo de una espada, como si no tuviera ya bastante peligro desarmada ahora queria armarse.

- Ains, que el altisimo me de paciencia porque si me da fuerzas la mato aqui mismo. Clamo la pelirroja mirando al cielo casi con un hilo de voz.
Y al San Cosme, ay de el si se le ocurria volver a pisar la casa del caos, iba a viajar a la luna de un sartenazo y se iba a pudrir alli con la bestia sin nombre.

- Niña ven aqui, tengo algo para ti y espero que a partir de ahora te comportes como debe ser, sino ya sabes que tu destino sera Galicia. Dijo sacando de un pequeño armario del salon un paquete, se trataba de un nuevo vestido, no era rosado, pues la costurera se habia quedado sin telas rosas, era morado con bordados en gris y negro, al menos mantenia la tonalidad medio rosada.

- Y ahora sube a tu cuarto y limpia ese desastre que ha hecho tu perro. Gruño mientras indicaba con la mano que se fuera.

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Mikumiku


Miku sonrió y se unió al abrazo, abriendo los brazos al máximo para estrujar a aquellas dos mujeres. Lo sabía, tenía que pasársele de un momento a otro y lo que necesitaba sí que era una buena charla, sin duda. Se acordó de Urania quedándose a solas con la madre Burgundófora en el convento, retrasando después a Cyliam antes de bajar del carruaje... La Duquesa tenía un poder de la palabra que daba miedo y el rubio no quiso pensar en qué les habría dicho. Pero en lugar de preocuparse por ello, se alegró muchísimo de volver a tener a su hija en casa, rió, y les dio mil besos en las mejillas, en la frente y en el cuello a cada una de las princesas de la casa.

¿Espadas ahora? ¿Sería otra más de sus locuras, de monja a guerrera? Se quedó serio y pensativo, valorándolo. Pero ahora no había una ilusión tonta en sus ojos como antes, sino un brillo relampagueante de entusiasmo. Miku vio en ella a su verdadera madre (la que le suponían con unas probabilidades muy altas), a la vikinga rubia y fiera con la que casi se había enfrentado en una Plaza Mayor abarrotada hacía meses y meses. Pero la niña no era ella, ni de lejos.

Claro, desde luego que lo haré. Le susurró. Si iban a tener una hija tan enamoradiza que no estuviera indefensa era necesario - no todos los hombres eran tan comprensivos y educados con las señoritas como deberían, vaya. Y le enseñaría que tener un arma es una gran responsabilidad, y usarla correctamente un deber, y seguro que éso la devolvía del todo al mundo real y no a las fantasías amorosas de color de rosa. No pudo evitar sonreír Miku al pensar en ésto, pues él tenía la oportunidad de vivir tanta fantasía como pudiera imaginar, era del todo feliz, tanto que en su interior deseaba a su hija que encontrara también esa sensación algún día. Y ese día, seguro que los amoríos de los demás ya no le iban a parecer tan interesantes.
Prepuciano di Scrotto, roleplayed by Uladh


-Pero como que se ha marchado del convento- gritó el prior con una vena hinchada en la frente.

-Es que, fray Prepuciano, la Marduquesa, nosotras.
-Ni marduquesas, ni mantecadas (por cierto que ni me han ofrecido hoy esas tortitas dulces que hacen buenisimas). Esa niñata donde tiene que estar es aquí, y nada ni nadie va a evitar que yo cobre... quiero decir, que el convento consiga del obispado una bula para poder levantar un santuario a San Cosme. ¿Os imaginais cuanto dinero entraría en el cepillo? ¿Teneis siquiera idea de lo que recoge a diario el dean de Santiago de Compostela? Pues yo quiero lo mismo. ¿Acaso creéis que las luces y el sonido celestial se paga solo? No, cuestan escudos.

La madre Burgondofora asentía angustiada.

-Pero enfrentarse a la Marduquesa de Santillana y el Infantado...
-Y quién es esa Santillana, será una devota como toda noble que se precie. Una buena aristotélica de pro. Iré a hablar con ella para que convenza a esa joven alocada.
-Id, si os place. No vive lejos, en una palacio a las afueras de Valladolid, rodeada de vik... de pinos, de pinos...La madre se sonrió. (a ver como te las apañas con la pagana esa).
-Bien, bien, me acercaré a conversar con ella. Juntos convenceremos a la doncella de Pucela para que nos llene las.. digo para que nos traiga peregrinos..

Y así se marchó montado en una burra que le había traido desde Italia.

-Vamos Vespa, acelera que tenemos que llegar a Santillana antes de la nocche que no me fio, que dicen que está esto lleno de paganos. Refugiemonos en casa de esa noble señora.
Syn
Mientras tanto… en el convento




Syn esperaba a las puertas con San Cosme apoyado en la cadera como si fuera una vendedora de nardos cualquiera, cuando una mujer enjuta de barbilla prominente y ojos de avispilla asomó cerrando la puerta tras de si, con aspecto temeroso.

- ¿Qué se te ofrece hija mía? ¿Acaso deseas acogerte a la verdadera fé?

Anoche el Obispo y ahora esta mujer, hay que ver que faltos de fieles están estos, pensó Syn sin considerar si quiera tal propuesta.

- No Madre, yo y la Fe de momento andamos regañados, que eso no da de comer y la gitana pasa mucha hambre, de toda especie Madre. No, yo lo que os traigo, es vuestra salvación, y la del convento.

Al ver el ceño fruncido de la monja, fue cogiendo confianza y presura y soltó toda su retahíla.

- Si Señora, la del convento. Este es el famoso santo de la niña rosa, San Cosme, el aparecido, el atractivo, el levantador de… pasiones. Si pudo subyugar a la pequeña Espinosa por que no habría de repetir la hazaña con sus novicias? Y aquí hay unas cuantas, que las veo yo cuando van a coger agua al río, sin perder ripio del rubio que se baña allí cerca escondidas entre los … ejem,-se aclaró la garganta y continuó- que las veo yo.

- Y ahora plantéese, a cuantas de estas jóvenes podría aparecerse San Cosme para remediar su vocación o.. lo que fuera menester. Sería como tener el hambre y las ganas de comer sentadas a una mesa repleta de manjares.

La gitana se sonrió. Por la cara que estaba poniendo la Madre Burgandofora, supo que había dado con el sitio para que San Cosme fuera tratado como se merecía y ella tendría algo caliente que llevarse a la boca durante al menos un mes.

Una novicia apareció entonces de pronto corriendo agitada hasta alcanzar a las dos mujeres

- Madre, madre!! Don Scotto *! Que la va a liar! Que me ha confundido con vos y me ha dicho cosas muy raras! Que va en peregrinación con una burra!

- Sor Prendente, no hay tiempo que perder! Le espetó la Madre superiora. Vaya a mi despacho y coja una de las bolsas con la limosna de la semana. Será bastante para pagar a la gitana por… sus… servicios prestados. Y a mi, preparadme el carruaje, que tendré que interceptar a ese hombre antes de que sea demasiado tarde o la Marduquesa se lo come, vaya si se lo come.




Lo siento Uladh, pero la Madre estaba conmigo hablando y aún no la había soltado
* = Sé que el nombre no es el correcto, he querido hacer un juego de palabras - como él- con Scotto, que en italiano significado pasado (como el arroz)

_________________
--Madre_burgondofora


La ex-novicia, Los padres de la criatura, La Marduquesa, La Gitana, San Cosme, la bronca del Padre Prepuciano...


- Pe..pero Pa..Padre.. mi.. mirad, si me han traído a San Cosme... igual hay un milagro....

Pero ni milagros ni nada. Sin escucharla, se encaminaba a ver a la Señora esa que sabía poner los puntos sobre las íes.

La Madre Burgundófora cayó en un extraño trance. Hasta babeaba. Sor Esteban entró en su celda y la atendió como pudo. Una vez recuperada, tomó papel y pluma y redactó una carta:

Citation:
A la Madre General de la Congregación de las Hemanas Poligoneras

Reverendísima Madre:

Que vereis, que yo ya no puedo con ésto. Que mandeis a alguien como nueva priora que yo me marcho al Convento perdido en los Apeninos para jubilarme. Y que si vivo 32 años más me las piro al de los Andes. Que yo creo que estoy loca y que lo que pasa aquí me lo imagino porque... porque...

Que se ocupe la siguiente. A mí mandadme la pensión.

Vuestra,
Sor Burgondófora


Hizo que despacharan la misiva. Que se encargara el di Scrotto del Convento si quería. La madre portera la vió perderse en el horizonte a lomos de un borrico que más parecía un caballo por la velocidad a la que iba.


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