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[RP] El Reino del Caos Absoluto

Mikumiku


Miku peleó un poco para ayudar a servir la mesa, aunque no le dejaron mucho. Haciéndose el resignado se sentó a la mesa en seguida y entrelazó travieso una pierna con la de la pelirroja. Le sonrió a ella, e intentó hacerle alguna carantoña a la pequeña, a la que esperaba haber caído bien.

La comida era una delicia, y acabó con el plato tranquilamente. Cyl había recuperado el apetito y se veía más alegre y más sana, lo que alivió al joven bastante. Bajó la comida con un par de tragos. Gracias por todo. Rió agradecido el rubio. Que sepáis que estos últimos días me dejan muy en deuda con vosotras.

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Cyliam


Entre sonrisas picaras y miradas complices al rubio la joven acabo atragantandose con un trozo de carne que acabo estrellado sobre la pared. La pequeña se reian y a Wallada se la llevaban los demonios por dentro, pero al final acabaron todos riendose.

- Cielo no hay deudas en esta casa, o bueno quizas alguna.
Dijo mordisqueandose el labio. - A mi me gusta comer bien, asi que siempre vamos a comer lo mejor y mas rico, pero tranquilo seguramente te encontremos una tarea. Aquella mirada traviesa se aparecio en la pelirroja, alguna idea descabellada iba apareciendose. - Ya se, ¿porque no te encargas de cuidar a los caballos? Limpiar el establo, almohazarlos, y llevarles comida fresca.

La comida seguia acompañada de charlas a cerca de labores del hogar y como no sobre los preparativos de la fiesta, que si iban a poner manteles en las mesas o no, y que si iban a sacar sillas, un monton de cosas, cuando terminaron de comer la joven señalo un estante alto y cerrado, habia una pastel de frutas que habia dejado preparado en la mañana mientras hacia el desayuno.

- Miku, ¿que te parece si cuando caiga el sol colocamos los farolillos a ver como quedan? Pregunto la pelirroja antes de llenarse los carrillos con aquel pastel. - Aumque temgo que buzcaz velaz. Dijo con la boca llena haciendo que las migas cayeran sobre la ropa y la mesa dejandolo todo hecho un cristo.

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Mikumiku


Supongo que es lo mínimo que puedo hacer. Dijo contento, aunque supo que era parte de algún plan de la pelirroja por aquella mirada que le lanzó. Él se la devolvió travieso, aunque no pudo aguantarla mucho sin reír.

Cuando acabaron de comer el boceto de la fiesta ya estaba un poco más pensado y trabajado. El pastel era lo que faltaba para acabar de rematar la comida, y lo vieron llegar hasta la mesa como si hubiera pasado un ángel. Ven, ardillita. Vacío el plato, Miku cogió una de las servilletas y le limpió a la joven los extremos de los labios mientras le pedía que pusiera morritos. Vale, estupendo. Pero tú no vayas a por ellos que podrían querer la revancha. Rió contestando a su idea.

Al final el rubio se levantó de la mesa, no sin antes dar un disimulado pellizco a su tentación pelirroja. Hacía tiempo que no daba una buena cabalgada con Torbellino, seguro que le vendría bien. Y aun así, mientras llegaba a los establos, no podía dejar de ver aquellos ojos verdes.

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Cyliam


Se dejo cuidar y mimar, eso la encantaba. - Si piden la revancha yo les plantare cara. Dijo alzando los puños, esos farolillos no podrian con ella, bueno seguramente si, pero la pelirroja no sabia eso, asi que se ponia gallito.
Termino la comida, las tres chicas se quedaron sentadas en la mesa, pero el rubio marcho hacia las cuadras, la pelirroja antes de que se escapara demasiado lejos le alcanzo y le planto un beso de esos de pelicula que quitarian el hipo hasta al mas peinado y tras eso, satisfecha volvio a la cocina dando alegres saltitos.

Ayudo a Mariana a recoger la mesa junto con la mora y por su puesto la limpio de las posibles migajas. El resto de la tarde seria cantar y coser, o cantar y dormir.
Llevo a Mariana a su cuarto y la vigilo mientras recogia los juguetes de madera que siempre dejaba tirados por la noche, tras eso la arropo y espero a que se quedara dormida, la hora de la siesta era muy importante para una niña tan pequeña, y como no volvio a su cuarto donde los dos pequeños ratoncitos comenzaban a boquear pidiendo comida.
La misma rutina dia tras dia con los mellizos, darles de comer y acostarlos, y dos veces a la semana asearlos con mimo, y por su puesto no faltaban las nanas nocturnas.

Por suerte la pelirroja habia recuperado el animo y la alegria, aunque siempre le habia estresado y aburrido la rutina y este era uno de esos momentos, con los dos ratoncillos sobre sus brazos la joven suspiraba aburrida. Tras volver a dejarlos dormidos bajo hasta el salon y se tiro panziarriba y con los brazos en cruz frente a la tahona, mirando de reojo los pies de la mora que iban de un lado a otro. - ¿Ya tienes pensado que poner en la fiesta? Dijo, esperando que la mora se acercara, cosa que asi fue, se sento en el sillon cercano a la cabeza de la pelirroja y la miro desde arriba dejando que la melena negra hiciera cosquillas a la pelirroja en la nariz, y dejo caer una lista sobre la misma. -¿Manzanas asadas? Eso esta asqueroso, quita los postres ya me encargare yo de eso. Con que vayas a por los pescados a Galicia y vuelvas de una pieza me vale y el vino, no te olvides del vino. Dicho eso estiro la mano con la nota. - ¿Algo mas que desee su majestad? Pero a la pelirroja no le dio tiempo a contestar pues Wallada se habia ido dejandola con la palabra en la boca, y ella se quedo alli, sobre el no tan comodo suelo tirada mirando el techo.

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Mikumiku


Menudo beso aquel. Había dejado a Miku con la mente en blanco, andando hacia algún lugar en el que era incapaz de pensar, pero muy feliz. Cuando por fin se acordó de adonde iba, llegó en seguida. Siempre había cuidado de su caballo él mismo desde que se lo encontró, pero entonces pensó que la pelirroja era una gran noble, y seria capaz de tener criados para ello. Sin embargo, ya había dicho que sí y lo tendría que hacer, intenciones ocultas o no. Se cambió de ropa y apañó en un rato a los animales.

Estaba apoyado en el rastrillo, en frente de Torbellino que lo miraba fijamente mientras masticaba algún hierbajo una y otra vez. El blanco corcel parecía decir algo con aquellos ojos enormes y redondos. ¿Qué, qué quieres? Le soltó el rubio sonriendo, aunque dió un respingo cuando el caballo le respondió inclinando la cabeza hacia la casa. Sería imaginación suya, pensó, él no podría señalarme nada. Pero le dejó con mala espina, pensando un rato mientras descansaba.

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Cyliam


De nuevo la pelirroja estaba en el piso de arriba, dando vueltas y moviendo cosas. No sabia muy bien que hacer los niños aun dormian aunque a Mariana ya le tocaba despertarse, de nuevo bajo y le dijo a la mora que subiera a despertar a Mariana para que hiciera sus deberes, costura, leer y escribir, y luego a jugar al bosque.

En la cocina mientras Wallada obedecia la pelirroja cogio el cubo de agua de la mesa y salio al patio, en silencio y lo mas sigilosa posible, cuando estuvo cerca de los establos y cerca del rubio lanzo todo el agua del cubo sobre Miku esbozando una sonrisa malvada.
- Ahora ya estas fresquito. Dijo entre carcajadas. Incluso llego a escuchar las risas de Wallada y Mariana que se habian asomado a la ventana y señalaban al empapado Miku mientras reian. - Vosotras a hacer los deberes luego ya tendreis tiempo de jugar y reiros. Dijo algo mas seria pero con una sonrisa.

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Mikumiku


¡Chof! Lo primero fue el golpe contra el cogote, e immediatamente después un escalofrío de frescor que le bajó por toda la espalda. Miku se esforzó todo lo que pudo para poner cara de asesino furioso y se giró, con la ropa empapada pegada a él y las botas en el fango del pequeño charco que se iba formando. Se acordó de cómo se habían tirado al mar en el puerto de Zaragoza, de cómo las pruebas que le había hecho superar en el pasado habían sido más complicadas de lo que parecían. Quería asustarla de broma esta vez, pero no pudo aguantar una carcajada y acabó persiguiéndola entre risas. ¡Ven aquí! Dieron la vuelta al establo, sortearon algún árbol, pero el rubio la atrapó en seguida. Y haciéndose el malo la castigó a pellizcos y le repartió mordiscos por doquier, aquí, allá, vuelta a empezar...

Cuando se dió cuenta estaban solos, aislados. Solamente se oían pájaros, viento silbando entre ramitas de vez en cuando y varios débiles susurros, probablemente de animalitos o ecos lejanos de la ciudad tan activa en la que vivían. Estaban abrazados, con los ojos cerrados. Ella le miró a los ojos, y para el rubio fue como si le mostraran el cielo, como siempre que lo hacía. Te quiero muchísimo, Cyl. Hasta su nombre sonaba a belleza y encanto puros, provocativos. Una gota resbaló del pelo dorado al vacío y se estrelló en la mejilla de la joven como una lágrima de cristal, una perla plateada. Le dio un beso, y desapareció para siempre. Y entonces le levantó la barbilla con delicadeza y la besó otra vez, con la pasión que les unía en uno, la pasión que manipulaba a Miku a su antojo.

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Cyliam


La pelirroja en ocasiones se daba cuenta de las trastadas que hacia al pobre Miku, pero era tan inevitable que volvia a recaer. Tras una carrera llena de risas, besos y mas besos. - Yo tambien te quiero mucho rubio. Dijo poniendo ojitos de enamorada a la vez que parpadeaba.

De repente mientras la pelirroja estaba mas agusto que en brazos mimoseando con Miku comenzo a llover, pero no era una lluvia cualquiera, desde un arbol media docena de ardillas habian empezado a lanzar nueces y otros frutos a la pareja. La pelirroja gruño descontenta y miro a cada una de las ardillas, a punto estuvo de atacarlas con sus propias armas, si las nueces, pero se dedico a dar besos al rubio y pasado un rato cuando el sol ya se iba a dormir ambos volvieron a la casa.
La mora tenia la cena casi preparada y Mariana jugaba en el salon con un caballo de madera.
- Esta noche viajare hacia Galicia. Dijo la mora mientras servia la cena. - Puedes llevarte a Némesis contigo.

Y la cena transcurrio tan tranquila como la comida, tras recoger la mesa todos salieron a las cuadras para despedirse de la mora, y despues se pusieron manos a la obra con los farolillos, Mariana tambien ayudaba, señalando los sitios donde queria ver a las luciernagas como ella llamaba a los farolillos.

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Mikumiku


Oscurecía, y los últimos farolillos que quedaban fueron seleccionados para colgar de distintas ramas. Quedaba bonito, el patio de la casa rodeado por un muro de árboles iluminados con las cajas de cristal y fuego bailarín. Aunque se preguntó si no debería haber acompañado a la mora hasta Galicia; al fin y al cabo los caminos no eran del todo seguros, mucho menos de noche y para una mujer. Confió en que no hubiera problemas.

Cuando acabaron y encendieron algunas para ver el efecto tenia un aspecto casi mágico, como si los árboles dieran velas como frutos. Jugó después un rato con la pequeña, dándole una vueltecita en el aire y regalándole una de las nueces que había cogido antes. La abrió con el cuchillo y se la dio a probar a ver si le gustaba. Creo que es hora de irte a la camita. Le dijo agachado junto a ella, y le dio un beso en la frente mientras le agarraba la manita y se la llevaba hacia el cuarto. Le estaba cogiendo cariño también, y quería ayudar a la pelirroja.

Cyl... Cuando volvió a bajar al patio se la encontró allí acabando de colocar cosas. Terminaron y el joven entrecruzó sus dedos con los de ella, acercándose. Sin saber muy bien cómo empezó una danza lenta, desplazando un pie, luego el otro, apenas unos centímetros a cada paso. Giraron en el centro de aquel patio iluminado por las velas como fantasmas, sin Miku apenas poder decir nada, escuchando una canción que no se oía, que venía de dentro.

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Cyliam


No podia imaginarse hasta que lo vio como iba a quedar el jardin iluminado por las velas, era realmente precioso, casi era incapaz de apartar la mirada.
Ensimismada como estaba escucho a Miku decir algo a la pequeña y cuando se dio la vuelta para ver que pasaba vio como el rubio llevaba a la niña a dormir, que claro a lo tonto ya se habia hecho muy tarde.
Pero la pelirroja seguia alli en el patio admirando las lucecitas bailando.

Cuando el rubio volvio solo se dejo llevar en aquel baile silencioso, a ratos se sentia extraña bailando sin musica y se reia, pero era divertido, abrazo al rubio y suspiro, estaba feliz y relajada, realmente los dias no eran tan monotonos como ella creia, Miku siempre acababa sorprendiendola de algun modo y aquel baile era una de esas maneras.
Y de repente empezo a recitar como si no tuviera control sobre si misma y las palabras salieran solas, solo para el, para su rubio.

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinado
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mío,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amado,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.


Si tu me olvidas de Pablo Neruda, con un pequeño retoque pues el poema esta dedicado a una mujer y yo lo adapto a mi rubio

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Marcos


Sali del Molino y camine calles abajo para llegar a la casa de la Dama Cyliam, tal cual como la Doña me había enviado, seguí ordenes y al llegar toque la puerta con sumo cuidado e introduci por la ranura un pergamino que decía

Citation:
Cyl,

Hace tiempo que no sé de ti espero que estés bien yo sgi en mi molino trabajando como de costumbre con poco que hacer, pronto paso a visitarte amiga...

besoss,



a falta de tiempo salí corriendo para llegar al mercado había ir temprano para conseguir pescado para que los niños crezcan inteligentes.


Cyliam


Pasaban los dias, Agosto llegaba a su fin dejando paso a Septiembre, Wallada enviaba todos los dias una carta informando de como iban las compras, habian surgido problemas y la gente del mar como la mora llamaba a los pescadores y marineros estaban en huelga, aunque ella no entendia la razon, el caso es que estaba siendo dificil comprar las cosas para la fiesta asi que no la quedaba otra que esperar a que los pescadores se decidieran a pescar, mientras tanto la mora descansaba en el castillo de la orden.

La pelirroja se dedicaba a lo de siempre, cuidar de los pequeños, ayudar a Mariana con sus labores y por su puesto a mimar a su rubio.
Aun hacia bastante calor por castilla a pesar de que poco a poco el verano llegaba a su fin, pero mientras el calor durase podian pasar las tardes en el patio descansando o jugando.

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A mediados de septiembre llego una carta de la mora, en dos dias volveria a Pucela, por fin habia conseguido que un pescador fuera a faenar para ella. Ahora a la pelirroja le quedaban dos dias para terminar las compras y preparar los postres.

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Mikumiku


El tiempo pasaba volando, y el joven se sentía ya unido a aquella casa, a aquella familia. El tiempo que pasaba allí siempre era gratificante, y lo que sentía al lado de la señora, de la joven dama pelirroja, no tenía palabras.

Cyl. Aquella tarde la había sorprendido preparando alguna cosa y había puesto todo su empeño en distraerla de su trabajo. Le había susurrado y besado al oído hasta que notó su escalofrío. Nunca imaginé que montar una fiesta pudiera ser tan complicado. Sonrió, haciéndola dar la vuelta para atraparla hacia él.
Cyliam


Como podia resistirse a ese encanto que tenia su rubio, le volvia loca cada uno de los besos del rubio, y pronto se encontro frente a el, sin palabras que decirle solo le podia dedicar una sonrisa mientras parpadeaba con ojos de enamorada.
Se limpio las manos en el delantal y le acaricio las mejillas con mimo mientras le dedicaba un beso. - No es tan complicado cielo, solo que hay veces que las cosas se complican. Dijo con una sonrisa, le volvio a acariciar las mejillas y suspiro. - Dentro de poco los preparativos se habran acabado y podremos disfrutar de la fiesta, solo espero que no llueva ese dia. Rodeo el cuello del rubio con los brazos y puso ojitos de perrito abandonado mientras ponia morritos besucones y lanzaba besos al aire.

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Mikumiku


No dudó en cerrar aquella boquita con la suya. La atacó con suavidad y entusiasmo, mordiendo como una serpiente un labio y luego el otro. Recordó la primera vez que lo había hecho y cómo había quedado allí atrapado. No hacía demasiado tiempo de aquello, le dio la impresión, y lo recordaba como si hubiera pasado aquella misma mañana. La besó de nuevo, y en una caricia soltó el nudo del delantal, que se deslizó entre ellos. Miku sonrió pícaro y siguió a lo suyo, adorándola físicamente, acariciando su fina piel desnuda entre las telas.

Ya está casi todo listo, vida. Se separó un momento de ella para cerrar la puerta despacio. Te has ganado un descanso, digo yo. Bromeó susurrante el rubio, y se acercó a la del cabello de fuego.
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