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[RP] El Reino del Caos Absoluto

Cyliam


Un descanso, penso la pelirroja, la verdad no estaria nada mal un descanso y ser mimada. Sonrios al rubio dejandose mimar, aunque descansaria realmente cuando Wallada regresara ya que ella se encargaba de las cosas de la casa mientras ella cuidaba a los niños. - Cielo, ¿que te parece si cojemos algo de comida y nos vamos al puerto a ver las estrellas? Dentro de poco sera la hora de acostar a los niños asi que por dejarlos en casa solos un poco no creo que pase nada.

La cena para Mariana estaba hecha ya y la niña estaba jugando en el patio a perseguir a los pajaros, mientras que los dos ratoncitos dormitaban en sus cunas como de costumbre. Enredo uno de los dedos en el pelo del rubio y le dedico una serie de besos por todo el rostro y cuello.

- Eres un angel.
Le susurro al oido dibujando una sonrisa. Estaba contenta de tenerle, de poder mimarle y de despertarse a su lado, sin duda el rubio la alegraba dia a dia.

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Mikumiku


Jugaron un rato entre risas. Calla, que me harás poner rojo. Bromeó Miku regalándole una retahila de piropos, algunos de los cuales se inventaba sobre la marcha. Claro, estupendo. ¡Vamos! Y se dedicó a deleitarse mordisqueándole el cuello mientras ella decidía qué se llevarían y cómo ir.
Cyliam


La pelirroja sonrio y le mordio el labio al rubio. - Pues antes de irnos vigila a Mariana para que se cene todo y yo ire a dar de comer y acostar a los pequeños. Dijo mientras saca un plato y servia los trozos de carne asados y el estofado de verduras para Mariana.

Asomo la cabeza hacia el patio y llamo a la niña que vino dando saltitos, la pelirroja sonrio a la niña y la acaricio el pelo con ternura. - Anda ve a cenar y no te dejes ninguna verdura. Dicho esto la pelirroja dio un beso a cada uno y subio a atender a los ratoncitos.

Despues de acostar a los pequeños y cantarles alguna nana volvio a la cocina y se dispuso a meter algo de comida en el zurron.

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Mikumiku


Vio llegar a la niña y la ayudó a sentarse en la mesa. Era una pequeña muy lista y bien educada, para ser tan jovencita. Miku se preguntó cómo habría vivido todo aquello y qué pensaría de él, un extraño que de repente vivía allí. ¿Qué le habría dicho Cyl? Por si acaso, y no queriendo meterse en el tema, lo evitó y dedicó un pequeño esfuerzo a poner caras raras y hacerla reír. Supuso que se le daba bien hacer el payaso porque tuvo que parar para que Marianita pudiera comer un poco. Todo, todo. La animó a limpiar el plato.

Al rato volvió la pelirroja, y le mandó una sonrisa mientras despachaba a la niña. ¡Cyl! Trae, deja que te ayude. Yo llevaré el zurrón. Peleó un poco por echar una mano.
Cyliam


Antes de irse y ante la cara de cachorro abandonado de su hija la pelirroja saco un pequeño juguete de madera de su bolsillo y se lo dio a su pequeña con una sonrisa. - Puedes jugar un rato pero luego debes ir a dormir y no abras la puerta a nadie ni salgas sola de casa. Le dijo a la pequeña esta vez con mas seriedad. La niña afirmo con la cabeza y corrio hacia las escaleras con el nuevo jugete un pequeño cervatillo de madera al que hacia volar mientras sonreia.

Dejo que Miku llevara el zurron y ella se engancho al brazo de este. - Pues ya esta todo. Dijo sonriendo y apoyando la cabeza sobre el hombro del rubio alegremente. Mientras caminaban hacia el puerto fueron hablando de los niños, sobretodo de Mariana, la cual ya no se escondia tras las faldas dela pelirroja cuando aparecia el rubio. - Creo que a Mariana le caes bien, aunque sigue echando de menos a su padre. Dijo sin soltarse del rubio, y era normal que la pequeña echara de menos a su padre, ya que cuando ella tenia que viajar ella siempre se habia quedado con Asta.

Y asi entre charla y charla llegaron al puerto, aun el cielo estaba rojizo, pero el astro rey ya no se dejaba ver, la pelirroja señalo uno de los muelles en el que no habia ningun barco atracado y se dirigieron hacia el, la pelirroja se sento dejando que la punta de sus dedos acariciara el agua del pisuerga levemente e hizo un gesto con la mano invitando al rubio a sentarse con ella. - Vamos a cenar y a esperar que la luna y las estrellas aparezcan. Dijo con una sonrisa infantil como si de un juego se tratara.

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Mikumiku


Entiendo. Supongo que es normal. El Marqués de Gondomar era un gran hombre, y seguro que su hija le tenía un gran aprecio. Entrecruzó los dedos con los de la joven y salieron de la casa.

¡Espera! Miku la siguió en una pequeña carrera hasta el borde del solitario muelle. El cielo se difuminaba en tonos brillantes, para ir dejando paso a la negrura de la noche. Las nubes parecían de acuarela viva, y la pelirroja, la protagonista de un retrato con aquello de fondo.

Sentándose, se quitó las botas y dejó el zurrón en el suelo para descolgar las piernas hacia el agua. Empezaba a estar helada en aquella época, pero seguía siendo un alivio agradable, y dejó escapar un poco de aire en forma de suspiro. Salpicó riendo a Cyl y se recostó hacia atrás con las manos a modo de cojín. No es que fuera muy cómodo, pero se compensaba con todo lo demás.
Cyliam


La pelirroja miraba de reojo al rubio entre sonrisas, se dejo salpicar y rio a carcajadas, cuando Miku se recosto sobre la madera ella dibujo una sonrisa, alargo la mano hacia el zurron y saco varias frutas, moras, uvas, fresas, iba a ser una cena dulce y saludable.

Ella tambien se recosto, apoyando la cabeza sobre el hombro de Miku, y le acerco a los labios las pequeñas frutas, ella degustaba mas las moras que el resto de fruta, ese sabor dulzon mezclado con el acido de las partes aun no maduras de las frutas la encantaba.

- ¿Te gustan?
Pregunto antes de acercarse al rostro del rubio y acariciarle con la nariz como suelen hacer los animalitos mimosos.

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Mikumiku


Miku se volvió para girarse a ella y se incorporó un poco. Me encantan. Devoró la comida muy a gusto, dando un par de mordiscos suaves a los dedos de la pelirroja. Y las frutas también. Bromeó. Y dio un brinco para robarle otra de las dulces piezas que se acababa de colocar ella entre los dientes de un lengüetazo. Se turnó para darle de comer a Cyl, no sin travesuras de por medio, pero sin intentar hablar fuerte o hacer ruido. Era el puerto por la noche, y aunque en aquel momento al rubio le hubiera dado igual molestar a nadie, inconscientemente susurraba. Te quiero. Le dijo al oído, apartando un poco el zurrón casi vacío.

Y Miku se deshizo de su camisa para saltar de cabeza al agua, rompiendo el cristal que reflejaba las estrellas.
Cyliam


Entre mordiscos, besos, caricias y frutas que menguaban poco a poco, los dos cenaron, a penas quedaba una pequeña mora en el fondo del zurron, aunque la pelirroja no se la comio, pero si quedo con la boca abierta cuando vio como la camisa de Miku caia cerca de ella y de pronto una fina lluvia de agua estallaba delante de ella, algunas de las minusculas gotas la salpicaron la cara y esta que aun permanecia con la boca abierta y la mora en la mano, devoro sin piedad la mora y se puso a chapotear con los pies en el agua.

Mmirando de un lado a otro, por si habia algun miron escondido la joven tambien se quito la ropa, quedandose con ese fino camison blanco que cuando refrescaba se ponia bajo la ropa, balancelo los brazos mientras respiraba bruscamente y se tiro en bomba al agua.

Estaba algo fresquita aunque menos de lo que ella esperaba, nado y buceo alrededor del rubio en incluso dio pequeños bocados a sus piernas como si se tratara de algun pececillo. Cuando saco la roja cabeza a la superficie sonrio y se acerco rapidamente al rubio rodeandole con los brazos. - Te adoro. Dijo besando suavemente una y otra vez los labios del rubio. - Cielo... quiero... No salian las palabras y las mejillas de la pelirroja se encendian poco a poco mientras esta le miraba con verguenza y se mordia el labio.

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Mikumiku


Estaba oscuro y refrescaba, pero el agua, después de un largo día de Sol, estaba perfecta. Y cuando pudo ver, la sorpresa no hizo sino dejar en ridículo la alegría que ya sentía. La abrazó, la besó, la llevó hacia él donde hubiera un poco menos de agua para no hundirse. Miku no habló: no sabría que decir, y si era un sueño no quería despertarse aún. Cyl... No podía parar de quererla, no podía. Sus dedos encontraron el camisón, cuyo tirante aflojaron juguetones con delicadeza para dejar paso a sus labios.

La joven empezó a decir algo, y pudo notar más que ver cómo se sonrojaba. Sin querer se le pegó la sensación un momento pero no le hizo caso y la volvió a besar, de forma lenta y cariñosa esta vez. Sabes... que nunca podría decirte que no. ¿Qué querría? Miku imaginó algunas cosas, todas ellas increíbles y buenas. Cyl... Estuvo a punto de adelantarse y decir algo importante en que había estado pensando. Pero era incapaz de coordinar bien delante de la belleza que le rodeaba, el largo cabello mojado del color del fuego, la boquita húmeda que le susurraba. Necesitaba un poco más de tiempo.
Cyliam


Se perdia en los ojos de Miku, entre sus brazos, tenerle cerca era todo un mundo en el que poder perderse y sentirse a salvo. No pudo evitar sonreirle, el rubio encontraba siempre la frase o palabra perfecta para encandilar mas y mas a la pelirroja.

- Si me llegan a decir aquel dia que nos conocimos en Aranda que acabaria queriendote tanto, no me lo habria creido, con todas las diabluras que te hice durante nuestros entrenamientos... Apoyo la cabeza en el hombro del rubio sin dejar de abrazarle un solo instante, susurrandole al oido cuanto le queria y agradeciendole por cada segundo que podia estar con el.

La noche se adentraba mas y la luna brillaba menguante sobre sus cabezas, el tiempo dejaba de existir para la pelirroja cuando compartia los momentos tan maravillosos con el rubio. - Creo que deberiamos volver a casa, a ver si vamos a resfriarnos. Por suerte el pisuerga no estaba demasiado lejos del bosque, aunque la fresca noche castellana podria hacer que ambos acabaran resfriados, pero a la pelirroja no la importaba mucho si Miku estaba con ella.

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Mikumiku


Sí, claro. Aunque "Seré tonto" fue lo que pensó lo primero. A él le daba igual un resfriado que dos, pero no se perdonaría haber llevado a la pelirroja al mismo camino. Ven aquí. La besó más veces y la aupó fuera del agua para seguirla rápidamente. Ahora si que notó como refrescaba, y el escalofrío que le recorrió la espalda lo corroboró.

Rodeó a la mujer con los brazos, le transmitió todo el calor que pudo frotándola con ellos mientras apoyaba la barbilla en su cabeza. Estuvo así un rato notando como las respiraciones y los latidos de corazón se equilibraban. Las gotas de agua que resbalaban habían formado un charco bajo los pies de los dos. Quédate aquí un momento, que no hay viento. Miku volvió con las cosas antes de que cantara un gallo, y volvió a abrazar a la pelirroja con ganas. Tendré que quitarte esto, está empapado. Dijo sonriendo, ruborizándose un poco. Le acarició los hombros, soltó primero un tirante, y luego el otro, y el camisón cayó despacio. Antes de que rozara el suelo, el rubio ya había envuelto a Cyl en la capa que había traído por si hacía frío a la vuelta, y le alargaba lo suyo.

Con él mismo no se preocupó tanto. Se metió dentro de la camisa y se ató calzones y botas en un segundo. Si vamos a través del bosque llegaremos en seguida y estaremos a cubierto del aire. Pensó en voz alta.
Cyliam


Si no fuera por el frio que helaba sus piernas desnudas la pelirroja se habria quedado toda la noche abrazada al rubio con la cabeza escondida entre sus brazos. Se dejo abrigar con una sonrisa y se abrazo a si misma cuando estuvo cubierta por la capa mientras el rubio se ponia su ropa, de nuevo sonrio y se acerco hasta el abriendo los brazos y cazandole dentro de la capa con ella.

- Ven bobo, no quiero que te resfries. Cuando lleguemos a casa te preparare te calentito y nos sentaremos en el salon frente al fuego de la tahona. Dijo mientras le regalaba besos y miradas tiernas.

Ambos caminaron por el bosque hasta la casa, la pelirroja pudo observar como la contraventana del cuarto de Mariana se cerraba rapidamente lo que le hizo sospechar que la niña no se habia ido a dormir, antes de subir dejo el agua hirviendo, subio con Mariana no la regaño mucho tan solo la mando meterse inmediatamente en la cama y la tapo con la manta, recogio ropa seca en el cuarto y bajo al salon con Miku, el te ya estaba practicamente preparado y la joven lo llevo en la bandeja hasta el salon, se sento frente a la tahona avivando las llamas un poco y espero que el rubio tambien se sentara con ella. - Sabes, siempre me ha gustado sentarme frente al fuego, me gusta el color y el calor que da. Dijo mientras servia el te.

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Mikumiku


¿El color? Miku rodeó con el brazo a la mujer para arroparla y se detuvo a observar el fuego. Las llamas bailaban y se deshacían como en una danza sin sentido. No me había fijado, es bonito. Más que bonito, también era hipnótico. Absorbía la mente, y podía quedarse uno pensando durante mucho tiempo. Era relajante.

Cyl. La llamó para pasarle la taza de té. Al primer sorbio que Miku dio a la suya le desapareció el frío de golpe. Se quemó la lengua, pero disimuló. Cuidado, que quema un poco todavía. Mirarla a ella era mucho mejor que mirar el fuego. Era bella, estuviese donde estuviese, y todos sus movimientos tenían una gracilidad especial que le encantaba. Hasta habiéndose quitado la ropa para ponerla a secar al fuego, el ambiente empezaba a caldearse.

Apoyó la cabeza en su hombro, dejándole un beso en la clavícula, y le acarició una de las finas piernas con la yema de los dedos. Fue a decir algo, pero no llegó a pensarlo bien y disimuló bebiendo otro sorbo largo de la infusión, ahora buena. Dejó el recipiente vacío sobre la bandeja y miró a la pelirroja a los ojos. Estaban solos y en silencio. Y prácticamente desnudos.
Cyliam


Poco a poco el frio desaparecia, los bailes de las llamas iluminaban tenuemente la habitacion, la pelirroja habia pensado en encender algunas de las velas de los candelabros de pie alto, pero estaba cansada del chapuzon y estar alli tan bien acompañada no merecia levantarse para prender unas pocas velas, suspiro con la taza entre los labios, era algo que siempre le habia resultado divertido, suspirar sobre el vapor que desprendian las infusiones calientes haciendo que los vapores chocasen contra su frente humedeciendola levemente.

Cuando el rubio apoyo la cabeza sobre el hombro de la pelirroja esta apoyo su cabeza sobre la de el y susurro un poema.

- Me gustas cuando callas porque estas como ausente y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas estan llenas de mi alma emerges de las cosas llenas del alma mia. Mariposa de ensueño, te pareces a mi alma y te pareces a la palabra melancolia.

Me gustas cuando callas, y estas como distante y estas como quejandote, mariposa en arrullo Y me oyes desde lejos y mi voz no te alcanza: dejame que me calle en el silencio tuyo.

Dejame que te hable tambien con tu silencio claro como una lampara, simple como un anillo. Eres como la noche callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estas como ausente, distante y doloroso como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, de que no sea cierto.


Separo la cabeza de la del rubio y le miro con una tierna sonrisa, algo picara tambien, queria que la embelesara con esos te quieros que solia decirla, queria que la enamorara con un solo beso, que la volviera loca con una caricia y que tan solo con la mirada la hiciera perder el sentido del tiempo y de espacio, queria viajar con el a un lugar donde solo estuvieran ellos dos, sin ruido, sin gente, con solo los latidos de sus corazones.

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