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[RP] El Reino del Caos Absoluto

Mikumiku


Rió y la besó otra vez, sin soltarla para nada del mundo. ¿Con otra? Sabes que eso es una tontería, tontita. Empezó la disculpa por haberse ido sin avisar, recorriéndole con los labios el cuello desde la oreja hasta la clavícula. Me acordé de que tenía que apañar unas cositas y llegaba tarde . Miku pronunció un "lo siento" sin sonido. La mayoría de los tratos que había hecho quería que fueran una sorpresa, pero le contó que había vendido la casucha abandonada donde se había criado. Normalmente odiaba hablar de su infancia, pero el caballero hizo una excepción y se lo contó. Pero muy rápido, porque ahora no quería hablar, la quería a ella.

Entrecruzó los brazos por detrás de ella y la sentó en la mesa de la cocina con brío pero con cuidado de no tirar nada. Compensar va a ser poco. Sonrió con malicia y tonito de broma, pegándole dos bocados en una rodilla. La verdad es que había estado todo el día sintiéndose mal por no haberse despedido, y echándola de menos. Extendió su cariño sobre ella como una red de caricias y besos.

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Cyliam


No podia resistirse con el rubio, a veces pensaba que faltaban horas al dia para estar con el, entre risas se dejo mimar, pero Mariana estaba arriba, seguro que con la oreja pegada o esperando ser recompensada por sus deberes.
La pelirroja le miro con desden como haciendose la importante y a la vez la dura. - Mi querido caballero creo que no podra compensarme ahora. No pudo evitar sonreir tontamente mientras le acariciaba la mejilla. - Mi hija esta en edad de escucharlo todo y preguntar porque constantemente y esta en el piso de arriba con una oreja puesta seguramente.

Haciendo una pausa la joven no pudo mas que estallar en risas atrapando al rubio con sus piernas. - Esta noche nos compensaremos mutuamente. Dijo besandole la frente y las mejillas con ternura. - Voy a subir estas frutas y estos bollos a la niña a ver si a escrito algo mas que su nombre y la dire que salga a jugar un rato o que ayude a Wallada con el huerto. Tu piensa algo que podamos hacer juntos mientras ellas estan ocupadas. Dijo con un guiño complice y una mirada picaresca.

Dicho eso recogio el plato de la mesa mirando de reojo a Miku, tenia ganas de quedarse abrazada a el mas tiempo pero los quehaceres llamaban. Subio con la niña la cual estaba en el escritorio moviendo un papel que enseño a su madre antes de coger uno de los bollitos. La habia dibujado a ella con algunas ardillas y debajo del pergamino habia escrito: Mi mama Cyliam y sus ardillas Jez, Margarita, Bolita y Pelota. La pelirroja abrazo a la pequeña con mucha alegria, ya sabia cual era el secreto para vencer la tozudez heredada de sus padres, algo de comida y algo de tozudez materna. Mientras la pequeña merendaba ella guardo los pergaminos y los libros y la dejo salir a jugar bajando tras ella con el plato vacio.

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Mikumiku


Para servirla a usted y a su Casa, señora. Se quedó allí con la boca abierta, con algo a medio decir que pronto se fue volando. Le tocaba improvisar. Piensa algo, piensa algo... Aunque le encantaba sorprenderla, no tenía un plan para todas las ocasiones. En realidad, pensar no se le daba muy bien y solía dejarse llevar por corrientes salvajes de ideas. Miku salió al patio y se entretuvo mirando balancearse los farolillos que habían colocado el otro día, apagados ahora. No se le ocurría nada.

Entonces su caballo asomó las narices por detrás de un tronco, con expresión aburrida. ¿Y a tí qué te pasa, eh? El rubio siempre se sorprendía de las casi humanas reacciones del animal, pero ni se inmutó entonces. Se dedicó a seguir rumiando algo entre dientes vagamente. Así que sin opinión, eh. Creía que éramos un equipo. Se estaba partiendo de risa por dentro con la tontería de diálogo, mientras le daba la espalda al cuadrúpedo teatralmente. Sin embargo, aquello le dio una idea.

Valdecorneja. Las flores, el gazebo, el conejo. Los recuerdos, y la sensación de haber cambiado como persona lo embargaron. Era buen plan, estaba un poco lejos, pero seguro que Wallada no se extrañaría si pasaban la noche fuera. Había encontrado una buena compinche. ¡Hola Mariana! La niña bajaba contenta como unas pascuas las escaleras, pero Miku la asaltó a cosquillas antes de que pudiera devolverle el saludo o salir corriendo a jugar. Él imaginaba que para ella todavía le resultaría un poco extraño, y quería caerle bien, ser parte de su familia o ser amigos por lo menos. ¿Le habría dicho Cyl que estaban prometidos?

Y hablando de la reina de corazones, allí bajaba. Le sonrió. Ya tengo plan.

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Cyliam


Observo a la pequeña bajar las escaleras a saltitos y al pie de estas al rubio que esperaba sonriendo, ella devolvio la sonrisa con felicidad.
Sonrio aun mas al ver la imagen de Miku y la niña, se mordio el labio entre pensamientos y emociones. - Bueno pues esto ya esta, y los dos pequeños duermen como angelitos. Hizo un gesto con la cabeza al rubio para que la acompañara a la cocina y alli le pregunto su plan, el comento de ir a Valdecorneja, la pelirroja lo dudo por un momento, cuando los niños eran mas pequeños podia gorronear de las tierras de su ex marido sin problemas pero ahora... casi como un acto reflejo recordo la encomienda cedida a la Orde, y ya que ella era la Gran Maestre podia estar alli cuanto quisiera y con quien quisiera, llevo la mano a su cintura palpando el manojo de llaves.

- Me parece una idea perfecta, con suerte aun no se habran marchitado todas las rosas y no habran caido aun todas las hojas de los arboles. Recordo que alli en la encomienda hacian turnos algunos guardas con sus mujeres para cuidar de ese terreno, ademas de la casa de campo habia una pequeña cabaña adecentada para los guardias. - Ademas tenemos la casa de campo, recuerdo que deje varias mantas el invierno pasado. Sabia que la casa no estaba tan adecentada, a penas habia un gran jergon de plumas de oca y ganso y algunos muebles sencillos pero sin duda era un lugar para desconectar.

- Entonces creo que podemos irnos con lo puesto, no creo que necesite camison esta noche. Dijo con una sonrisa picarona mientras le pellizcaba el trasero. Correteo hasta los establos obligandole a perseguirla, pero antes de poner las riendas a Némesis cayo en la cuenta de que no habia dicho a Wallada que no pasarian la noche en casa. - No ensilles a Némesis, solo las riendas, ire a decirle a Wallada que no pasaremos aqui la noche. Antes de ir hacia el pequeño huerto cazo al rubio del cuello de la camisa y le dio un apasionado beso.

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Mikumiku


Tiró de las riendas de la yegua, asegurando que estuvieran bien sujetas y escuchando el reniego del animal. Le extrañaba mucho esa afición de la pelirroja por montar sin silla, porque podía estar bien para una vuelta, pero para una cabalgata como aquella había que tener un dominio excepcional. Y no ser un hombre, claro. Miku se estremeció al imaginar el dolor del golpeteo contra el animal durante tanto rato. Desde luego aquello era algo admirable.

A Torbellino lo apañó rápido, con la experiencia que lleva la práctica, y le dio dos palmadas en el cuello. Ala. Pensó qué podía hacer mientras llegaba ella y se metió en la cocina para cogerle prestado el zurrón de la comida. Apretujó dentro las frutas que tanto le gustaban, pero añadió también un pedazo de pan y un trozo de buen embutido salado con una sonrisa. Por si acaso no hubiera comida allí. Volvió en un santiamén, aseguró el zurrón a su silla y acabó muy rapidamente de hacer inventario de lo que se llevaban, que era prácticamente con lo puesto.

Agarró cada rienda con una mano y se dirigió a la salida de la casona para esperar a su prometida. Se distrajo imaginando qué le haría más tarde.

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Cyliam


Hablo un rato con Wallada, sobretodo para decirla que tenia que dar de comer a los pequeños por la noche, por suerte aun quedaba leche del desayuno que podria aprobechar y tambien intento convencerla para que probara a hacer papilla alguna de las frutas maduras, esperaba que a los niños les agradara esa papilla porque eran como dos canibales hambrientos.
Mariana se quedo mirando a su madre con la cabeza ladeada, claro para su niña tambien habia mimos y caricias como no, tambien alguna indicacion para que no se portara mal con Wallada y se acostara temprano.

Tras la charla y la despedida volvio con el rubio que ya estaba esperandola, observo el zurron en la silla de Miku y sonrio a este lanzandole un beso.
- Ya esta todo cielo. Dijo antes de coger carrerilla para saltar por la grupa de Némesis y apretar las rodillas contra el lomo de esta.

Al poco estaban cruzando las murallas pucelanas en direccion a Valdecorneja. Hacia bastante tiempo desde que no estaban en la Hueste, la ultima vez fue durante la prueba final para Miku y cuando lo ordeno caballero de la orden, habia sido por enero o febrero, recordo que la nieve cubria aquel lugar dandole un encanto especial. - Hace mucho tiempo que no pisamos el jardin. Dijo acercandose a el, estaba tan feliz que no podia dejar de sonreir como tonta. - Te quiero. Susurro mirandole con una sonrisa.

El camino seria largo, pero la compañia del rubio hacia amena cualquier situacion.

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Mikumiku


Bien, has acertado con la idea. Pensaba Miku extremadamente feliz. Conducía a Torbellino exageradamente cerca de su compañera, queriendo poder hablar tranquilamente y sobretodo verla. Sí, hace mucho. Hacía mucho que había sido convencido para entrar a la Orde, e inocentemente había superado todo lo que se le había puesto por delante. Desde entonces, en algunas cosas había cambiado muchísimo, y en otras seguía siendo el mismo chaval. Cubierto por la nieve tiene que ser precioso. Pero nunca llegaría a ser más que un marco para tí. Pensó, pero no dijo. Lo tradució en su mirada, y al mismo tiempo supo que se habían leído los dos la mente.

¡Uy! El caballero tuvo que inclinarse a tope hacia atrás porque descuidando el camino como iba, un arbusto sobresalía del margen elevado del camino y no lo vio. Tuvo la suerte de esquivarlo a tiempo, excepto una mano que levantó para aguantar el equilibrio. ¡Ala! Iba a llevarse la mano a la cara para ver si se había cortado, pero se encontró en ella una flor blanca, inmaculada.

Rió y movió los labios en un "estoy bien" para la pelirroja, a quien alargó lo que había encontrado, sonriente. Y palmeó un poco a Torbellino para acelerar el ritmo.

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Cyliam


No intentaba evitar mandarle miradas complices al rubio, tampoco intentaba dejar de sonreir constantemente. Le miraba de reojo, a veces disimuladamente otras con descaro, no queria ocultarle lo mucho que le queria, ni lo feliz que estaba a su lado.

Cuando el arbusto se interpuso en el despistado camino del rubio la pelirroja abrio la boca para advertirle pero ella estaba tambien anonadada mirandole que no fue lo demasiado rapida, aun asi nada paso, ella sonrio y se rio por lo bajo, miro la flor, y de nuevo una sonrisa se dibujo en sus labios, cada detalle de Miku la hacia feliz y sonreir constantemente, se coloco la flor sobre la oreja y observo a Miku adelantarse.

Ella tambien azuzo a la yegua para ponerse a su altura. - No te escapes. Le dijo mientras le daba alcance. Hacia poco que habian entrado en Valdecorneja, algunos aldeanos la saludaron con la mano desde la lejania, se la hacia raro estar alli ahora que ya no era señora de aquellas tierras. Los dos jovenes siguieron cabalgando hasta los terrenos cedidos a la orden, varios arboles con algunas hojas caidas, rosales, aquel gazebo, la cabaña del guardia y a lo lejos la casona por fin habian llegado a su destino, la pelirroja sonrio alegremente y mirando al rubio. - Te echo una carrera hasta casa. Dijo mientras tiraba de las riendas encabritando a la yegua.

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Mikumiku


¿Que te echas una qué? Rió burlón dándole un mordisco en el cuello mientras la adelantaba otra vez. Recordaba todo a la perfección: el gazebo, los rosales... Estaban un poco descuidados en comparación con los de sus recuerdos, pero seguían dejando el rastro de su belleza. Todo era bonito y estaba lleno de inocentes memorias a su alrededor.

Llegó a la casa en seguida, pero controló la distancia para no ganar. Frenó a Torbellino disimuladamente a unos metros de la meta y vió a la pelirroja llegar. ¿Cómo iba a ganarle? Era incapaz. Pero entonces descubrió un buen montón de paja blandito y mullido al lado del camino, y le vino a la cabeza otra maldad. Si era demasiado o no, nunca lo supo porque no tuvo tiempo para discutirlo con su imaginación. ¡Hop! Saltó a la yegua de Cyl y los tiró a los dos a la paja, girando para ser él el que caía de espaldas.

Satisfecho y más cómodo de lo que pensaba, le quitó unas ramitas de la cara y la besó con todas las ganas que había ido aguantando durante el camino. Cyl...

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Cyliam


Estaba a punto de ganarle, cuando en un abrir y cerrar de ojos el rubio habia saltado sobre la yegua llevandose con el a la pelirroja sobre un monton de paja, ni la habia dado tiempo a reaccionar, estaba alli tirada sobre la paja con algunas ramitas enredadas en el pelo y otras que parecian cabellos sobre su cara.

Reacciono cuando sintio la mano del rubio retirando aquellos cabellos rubios, esas ramitas caprichosas, y aquel beso, tierno a la vez que salvaje, nunca se habia detenido a pensar a que sabian esos besos, tan deliciosos, tan calidos y humedos. Se sintio pequeña, no de estatura si no de ser.

Cuando escucho su nombre se quedo mirandole con la boca entreabierta, con sus verdes ojos brillantes que le miraban con admiracion. Se humedecio los labios sin apartar la mirada de el, no sabia que decirle, no era capaz de pensar claramente y entonces un hilo de voz se escapo inconscientemente. - Te amo. Queria preguntarle que queria decirla pero sin embargo no salio la pregunta, solo una confirmacion, intento hacer memoria, no recordaba haberle dicho nunca te amo, solo te quiero. Sonrio estupidamente y le acaricio una mejilla mirandole tiernamente.

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Mikumiku


Aquella mirada, que veía cuando cerraba los ojos. Aquella voz, que le acompañaba estando dormido. Miku tenía la sensación de que había llegado al límite de la felicidad, de que las emociones, el amor del que hablan los trovadores con tanta melancolía, se le escapaba por todas partes como agua entre las manos. No quería decirle nada, no iba a decirle nada. Pronunciaba su nombre entre susurros, en parte para saber que todo era real, que estaba con ella y no en un sueño. Y en parte porque le hacía olvidar todo lo demás.

Miku se medio incorporó allí, buscando acercarse a su rostro, para susurrarle al oído y que cada sílaba fuera una caricia. Te amo. Respondió, como un niño que aprende una palabra nueva y le parece bonita. La quería tanto que nunca encontraría palabras para decirlo, ni manera de demostrarlo que le hiciera merecedor de lo que sentían. La besó otra vez más, despacio, mientras se inclinaba con delicadeza sobre ella. La abrazó, y los latidos de uno eran del otro, y el mundo desapareció a su alrededor.

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Cyliam


Cada uno de los besos del rubio sabia a cielo, podria decirse que la pelirroja tenia el cielo ganado pues se sucedian besos y mas besos con el rubio.

Sonrio ante la respuesta del rubio a su te amo, le dedico mas besos y se quedo abrazada a el como si pensara que el se podia escapar, aunque sabia que no se escaparia, ella tampoco pensaba escaparse.
De no ser porque la paja bajo ella comenzaba a causarla picores no se habria levantado de alli, pero bueno en la casa habia un gran jergon asi que podrian seguir tumbados uno al lado del otro, abrazados, besandose, mirandose...

- Cariño, me siento observada por Torbellino y por Némesis. Dijo con una sonrisita a la vez que miraba de reojo a los dos animales que se habian quedado alli parados rumiando algunas hierbas. De nuevo abrazo al rubio enredandose con el hasta quedarse sobre el mirandole. - ¿Que te parece si seguimos junto al fuego?

Ambos entraron despues de dejar a los caballos en el pequeño establo, Cyl ojeo por encima los muebles, estaban limpios a pesar del tiempo, seguramente las mujeres de los guardias se encargaban de mantener cuidada la casa, encontro un par de botellas de vino, y algunas confituras tanto dulces como saladas, y encontro algunas piezas de carne desecadas.
- Mira tenemos algo de comida desecada, pero bueno podremos apañarnoslas. Y si faltaba comida siempre podrian mirar en los frutales plantados a lo largo y ancho de los terrenos.

El jergon estaba escondido en un armario, que salvo por el jergon a penas tenia un par de calzones y unas camisas descoloridas, la joven extendio el jergon frente a la chimenea, doblo una manta y la coloco como almohada, mientras que la otra manta la dejo apartada hasta que se necesitara y acerco un par de vasos y las botellas. - ¿Brindamos? La noche anterior habian celebrado su compromiso, pero el te no era bebida para brindar sino para entrar en calor, ahora sin niños a los que temer despertar podrian pasarse toda la noche riendo y festejando.

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Mikumiku


Asintió para expresar que le parecía bien. ¿Me he pasado? Preguntó a la pelirroja en un susurro juguetón. Muchas veces se preguntaba eso después de tonterías y locuras varias que improvisaba constantemente, pero ella siempre sabía devolver todo con ternura. La abrazó de camino a la casa, acabando de quitarle las ramitas que le quedaban por encima y sacudiéndose las suyas en un momento.

Cogió el zurrón de la silla de Torbellino y la siguió dentro de la casa rápidamente. Era grande y parecía muy bien cuidada y acogedora. Miku insistió en ayudar a su prometida con el jergón, hasta quitándole mantas de las manos si hacía falta. No se merecía que lo cuidaran tanto.

Sonrió ante la idea de la mujer y dejó las copas sobre un estante mientras descorchaba la botella, que se despidió del tapón con su sonidito típico. La inclinó, con el pulso que lleva la práctica y sirvió sin salpicar una gota fuera de sitio. ¿Por nosotros? Estaba feliz, y no sabía qué podía decir. Y por lo que nos espera.

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Cyliam


La joven sonrio abiertamente. - Por nosotros y nuestro futuro juntos. Dijo poco antes de hacer chocar las copas y dar un pequeño sorbo. Dejo la copa en el suelo para quitarse los zapatos e inmediatamente despues se sento sobre el jergon llamando con la mirada al rubio para que la acompañara.
En cuanto se sento a su lado ella se movio para estar bien pegada a el.

Le miro fijamente y comenzo a regalarle besos, primero en la barbilla, luego en las mejillas, continuo con la frente, tambien en los ojos, en la nariz y finalmente los labios, primero le dio un suave y fugaz beso, y otro mas, esta vez mas duradero, y aun mas, cada vez duraban mas los besos.

- No quiero cansarme nunca de regalarte besos. Susurro con una sonrisa antes de darle otro tierno y largo besos en los labios. - Pideme que te quiera eternamente y que te regale dia tras dia besos y caricias, y nunca dejare de hacerlo pase lo que pase. Cualquier pena pasada habia desaparecido por completo, el la hacia feliz y la llenaba de alegria.

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Mikumiku


Se sentó con ella hipnotizado, dando un segundo sorbo a la copa para dejarla abandonada a unos palmos del jergón. Se dejó besar al principio, sorprendido pero contento como siempre cuando estaba con ella, y después siguió el ritmo, respondiendo a la declaración de guerra con movilizaciones de tropas. Efectuó una maniobra envolvente alrededor de su cintura, y la acercó con toda la delicadeza y cariño que podían transmitir sus brazos. Las piernas tentadoras de la pelirroja le pasaban por encima de las suyas, enredados los dos en un lazo de caricias.

¿Pero cómo voy a pedirte nada? Le respondió, en un susurro también. Si hace tiempo que soy esclavo, que eres tú la que me gobierna y tiene mi llave. Cogió su mano y la apoyó en su pecho, para que lo sintiera latir. No se trata de si quiero. No creo que pueda seguir sin ellos a partir de ahora.

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