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[RP] Hoy, un día de fiesta para Valencia

Zeian_de_berasategui


Zeian salió de la habitación de invitados del Palacio vestido con su traje de gran gala de Coronel del Ejército. Y aunque su experiencia en bailes, e incluso en bailes de inauguración, era ya extensa y llena de grandes y bellos recuerdos, este de celebración del reinado de Rose I de Valencia, prometía ser de los mejores de la historia.
El uniforme era espléndido. La casaca blanca refulgía en su inmaculada pulcritud, la banda roja cruzaba su pecho desde la charretera izquierda y las medallas tintineaban mientras enfilaba sus pasos al salón azul. Y, a lo lejos, llegando etéreamente a través de los ventanales abiertos, sonaba la música de la orquesta: el baile estaba a punto de comenzar.
La noche se preveía perfecta.

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Gulf_de_ostemberg


Un carruaje llegaba por el camino del Palacio Real aireando con su movimiento un estandarte de la noble casa de Picassent. El cochero saltó de su posición para abrir la puerta cuando hubo concluido el trayecto y el Señor de Picassent bajó primero, con una cojera preocupante pero luciendo sus mejores galas. Alzó la mano que no le ocupaba el bastón para ayudar a su esposa a bajar las escalerillas del coche, quien con una contundente barriga apenas veía los escalones.

Cariño, definitivamente me habéis ganado – dictaminó palpándose la barriga el de Östemberg – Pero aún así podría asegurar que sois la más bella del Reino, mi Señora. ¡Y vaya galas que nos traéis! No os ponéis así para cenar conmigo… - dijo contrariado – Así que la Reina os importa más… ¡Ah! ¡Casaros con ella entonces! – bromeó buscando una carcajada en su mujer – Mi Señora, comportaos, que estamos en Palacio – la regañó justo después.

Poco después se pusieron en marcha hacia el interior del edificio. Caminaban rectos y ceremoniosos, del brazo pero manteniendo las distancias, y todo lo protocolarios que la cojera del pelirrojo y el embarazo de su esposa podían permitir.
Detrás les seguían dos mozos, cargando con un pesado baúl repleto de armas y ropajes preparados para el posterior combate que se llevaría a cabo en nombre de la recientemente coronada Reina, Rose de Pern.

Sus Señorías de Picassent – se presentó a la entrada – Mi preciosa esposa, Franciska Núñez de Lara y Nos, Gulf de Östemberg y Pombe, Vice-Canciller Real y pelirrojo natural - sintió un puntapié de su esposa y no pudo contener una sonrisa en sus labios - Anunciadnos, por favor.

Rápidamente echó un vistazo a la sala, que poco a poco se iba llenando y entre otras caras conocidas descubrió al Señor de Játiva.

¡Por Santa Calandra! ¡Pero que viejo y estropeado está el de Játiva! – le dijo a su esposa llamando su atención con un codazo – Gracias al Altísimo que no le veo muy de seguido, o acabaría teniendo pesadillas. Nunca fue… muy agraciado, la verdad. Tampoco le vamos a echar toda la culpa a la edad…

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Sepillo


Sepillo iba a meterle una buena collega al Heraldo en todo el pescuezo y su pato un buen picotazo en las partes nobles cuando se le adelante el acompañante de Ilionm y les ahorro el esfuerzo.

Asi que ambos se dirigieron directamente a la cocina y comenzaron a poner orden.

- Quiero tres cocineros para que ayuden con la gran paella que aqui se va a orquestar, asi que id trayendo todos los ingredientes y la leña y pongamonos manos a la obra. Dejo al mando de la obra a mi pato, experto chef en paellas de Xativa, despues de mi claro esta. Asi que haced caso todos a sus indicaciones, y si me entero que no le haceis caso traere a la guardia real para que os hechen de palacio, no obstante me pasare de vez en cuando para ver si todo va bien. Asi que manos a la obra.

Una vez organizada la parte de la cocina que se iba a ocupar de la paella, Sepillo se dirigio de nuevo a los salones, para platicar con las gentes distinguidas alli presentes.

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Franciska


Como si la mujer estuviese a punto de parir, pues su abultada barriga no dejaba dudas que aquello se produciría inminentemente pronto, Franciska descendió del carruaje ayudada por su esposo.
Cogiendo su mano y tras una leve sonrisa mordaz a alguna pesadez que estaba segura más tarde se encargaría de cobrar, subió los escalones hasta la entrada principal del Palacio donde se ofrecería la fiesta a la Reina Rose.

Fito también los había acompañado, jamás se perdía actividad y Franciska ya acostumbrada a las excentricidades de su esposo y del perro no puso reparos en que este llegase hasta la entrada , una vez allí, y tras ser anunciados, miro hacia el canino animal y le hablo con enérgica, pero suave voz. - Lo siento Fito, pero dudo que algún invitado os trajera pareja para el baile, prometido queda que os vendré a dejar bocadillos. - El canino animal la miro casi como si le comprendiera y un leve quejido salió de las costillas de Gulf al sentir la presión del codo de la mujer, esperando confirmara la afirmación de su esposa. El leve silencio y posterior asentimiento de su esposo fueron las claves para sonreír y entrar en el gran salón del brazo de él.

Sonrió ante las palabras de su esposo, aunque no conocía de nada al de Játiva, le pareció que su esposo no estaba muy errado en sus dichos - he escuchado que lleva una vida licenciosa – asevero la mujer – mas se dicen tantas cosas en estas tierras, amor – emitió un suspiro, no estaba acostumbrada a la vida palaciega que su esposo llevaba, se sentía rara y además, cada dama que había al interior del salón tenía su hermoso vestido que acentuaba sus formas, Franciska con el paso de los días, las había perdido, pero no cambiaría su forma por el inmenso amor que profesaba a la vida que en su vientre crecía a paso vertiginoso.
Será mejor busquemos un lugar donde sentarme, sino, tendremos que irnos pronto con la hinchazón de pies – ambos se encaminaron a un rincón donde había algunas sillas para las damas de mayor edad.
Por cierto, tu hermana y Barón vendrán?, - observo el lugar buscándolos, pero no logro divisarlos por ningún sitio – la dama Tiza también vendrá, espero

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Muchas Gracias mi niña Ary...
Nicolino


Habiendo tantas celebraciones, teatro y baile, opulencia y elegancia, cualquiera hubiera apostado su mano (y con la que esgrimía la espada, no cualquier mano) a que las rentas de la Reina y su Casa superaban ampliamente a las de muchos otros nobles en la península ibérica. Estaba claro que la comida, el mobiliario y la servidumbre no se materializaba por mera voluntad regia, y de algún lado surgía el dinero. Por su parte, tenía la certeza de que de la Generalitat no salía, dada la muy expuesta y discutida situación, aunque quizás en algunos años cambiaría y podrían financiar otras cosas: en todo lo que llevaban de gobierno, le había dicho ese mismo día uno de sus más insignes consejeros, que sin poner en marcha los grandes proyectos que tenían aún en el tintero, habían logrado reducir la deuda en dos mil brillantes monedas.

Por un instante caviló sobre la posibilidad de haberle dado a los gastos de organización de la fiesta algún otro fin: comprar cañones para las murallas de la capital, o contratar algún ingeniero de asedio francés que por una ingente suma les revelara ciertos secretos tecnológicos bien guardados. Mas sin mucho tiempo pensándolo, recordó el baile anterior: incontables invitados, incontables historias entrelazadas, incontables segundos de una larga noche que tuvo mucho para dar. Recordar aquello le hizo pensar que llenar un castillo con cientos de invitados podría ser incluso más intimidante que un potentísimo y aterrador cañón que escupiera fuego sobre las tropas enemigas.

Aún así se debatía entre la interpretación estoica y solemne de la coronación, y la que la concebía como una fiesta digna de ser disfrutada. Sin embargo el corazón le dictaba que lo dejara de pensar, y se avocara a gozar el momento. El había aportado a la consumación de ese hecho, el de darle un Rey a Valencia, así que debía ser feliz, y lo era. Su mirada se volvió a su esposa, donde estaba justo antes de empezar tales cavilaciones. Le dirigió una sonrisa, y terminó de acomodarse sus ropajes de tela escarlata (no solo del color, sino que "escarlata" como tipo de tejido, caro y de origen asiático, traido por la misma ruta de la seda). Había preferido esas vestiduras a cualquier brocado, por considerarlas livianas y dignas del evento.

-Esposa mía...¿Podemos considerarnos listos?-dijo, finalmente, colocándose aquel collar de oro del cual pendía una cruz pathé de rubíes, y que tantas veces había lucido. Prácticamente lo había asimilado a su uso cotidiano.

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Azalea


El repiqueteo de sus tacones sobre el empedrado de la puerta reverberaba impaciente en la arcada. La pequeña resoplaba una y otra vez mientras daba vueltas en círculos. Si se demoraban más en el viaje llegarían únicamente a los postres y ni eso. No pensaba bailar con el estómago vacío, mientras que el resto de presentes, ebrios de felicidad y de algo más, se divertían.

Se entretuvo en tirar de un hilo del bajo mientras llegaba su acompañante y siguió un buen rato peleando con las costuras.



Vio acercarse al cochero nervioso y casi dando traspiés. -Señorita Azalea, si es tan amable de seguirme...

Se conocían de hacía ya varios años y la pequeña no aguantaba tanto formalismo, pero no era aquel el día de ponerse quisquillosa así que se inclinó levemente, como mandaban las formas y lo siguió con paso apurado.

Abrió la puerta de la calesa sin demora y se giró hacia su acompañante, aún con el ceño fruncido.

- ¡Lea! ¿Pero cómo has tardado tantísimo? La Pellicer se acomodó al lado del joven y le sonrió, contenta de ponerse por fin en marcha.

Ya algo más relajada, se dedicó a incordiar un poquito a Leaford que llevaba mucho tiempo callado, mirando hacia el exterior.

Uhmmm Lea ¿Por qué vienes conmigo en la calesa? ¿No tienes caballo? ¿Te gusta? ¿Te gusta mas ir al aire libre? ¿Vas de oscuro? no te resalta mucho con el color de tuuuus ojos... ¿Y los pasteles, estarán tan buenos como en el palacio de Segorbe? ¿Valencia queda muy lejos? ¿Tendremos que pasar aqui la noche? ¿Crees que hay lobos...? Me dan mucho miedo los lobos...

Le sonrió de forma inocente mientras se preguntaba si su amigo la aguantaría todo el camino.

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Ederne_bp


Aquel era el tercer vestido que me probaba antes de acudir a la fiesta organizada para las celebraciones de coronación de mi madre.
Tres! Y nada me queda! – la doncella seguía buscando en el armario donde descansaban hermosos vestidos, algunos aun sin uso.
No es posible que en días haya engordado, es imposible!, además has visto? – le decía a la mujer que se reflejaba en el espejo de cuerpo entero de la habitación, mira estas caderas! Anchas! - me puse de perfil – y ahora otra vez barriga! – deje caer los brazos al costado de mi cuerpo.
Estáis hermosa, señora – dijo la mujer cuando trajo el ultimo vestido para probarme – este seguro os quedara.

El vestido era bastante más amplio y pudo ayudarme a disimular el vientre que comenzaba a notarse.
La doncella, ordeno mis cabellos creando una corona trenzada sobre mi cabeza y varios rizos cayendo en cascada hasta mis hombros y un poco más abajo.

Esposa mía...¿Podemos considerarnos listos? – anuncio Nicolás cuando entro en la habitación contigua, justo cuando la criada hacia una reverencia y salía rauda de la habitación.
Creo que casi lo estoy, si me ayudaras con este bello collar – le insinué con la mano para que lo cogiera y llevara a mi cuello.

¿Me harás el honor del primer baile, esposo mío?,- le susurre cuando este se acerco a colocar el collar en su lugar – ya quiero escuchar las habladurías sobre mi vientre, y todo por un día de tormenta, Nicolás, en serio, espero llueva por toda la temporada – reí y me gire para depositar en su boca un cálido y apacible beso.

Cogí su brazo y ambos descendimos hacia la recepción.

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Lirdi


Todo estaba listo y los invitados comenzaban a llegar... De inmediato saludó a Ibelia y a su esposo Ysuran.

-Gracias Ibel por estar aquí temprano. No sé qué haría sin tu ayuda.- Le decía con una enorme sonrisa.

Tras eso el caballero Iliomn se acercó a saludarla.


-Es muy amable caballero con sus palabras. Me alegro que este disfrutando de los festejos y espero que lo que viene a continuación sea también de su agrado, es un placer tenerlo entre los presentes.- Le dijo cortésmente con una sonrisa.

La dama consiguió sobresaltarse cuando escuchó al heraldo anunciarla a ella junto con su esposo ¿¿Ysuran?? ¿De qué se trataba todo aquello? ¿Es que habían contratado a un heraldo que llegaba borracho a la ceremonia?
La Jones miro a su verdadero esposo, luego a Ysuran e Ibelia sin entender nada…
El heraldo al notar todo el alboroto generado pronto enmendó el error lo que dejo más tranquilos a todos los presentes, sobre todo a las parejas implicadas.

Pronto escuchó que anunciaban a Sepillo, lo cual generó un alivio en la dama pues sería él quien las ayudaría con las paellas. Vio al hombre dirigirse a la cocina, pero pronto lo perdió de vista.


-Esposo mío, ¿Podréis disculparme un segundo? Acabo de ver que el caballero Sepillo ha llegado y se ha dirigido directo a la cocina. Necesito saber que todo esté en orden para los acontecimientos que siguen.- Su esposo asintió pues comprendía que aquella noche Lirdi debía ocuparse de muchos temas de la organización. –Os prometo que regresare pronto a vuestro lado.- La dama besó amorosamente los labios de su amado y se dirigió camino a la cocina.

No le fue preciso entrar pues que Sepillo ya iba de salida.

-Caballero Sepillo.- Lo saludó. –Justo iba a buscaros. Primero agradeceros por vuestra ayuda. Y deciros desde luego que cualquier cosa que necesitéis y no podáis resolver en la cocina, hacédmelo saber, que contáis con todo mi apoyo.- Le decía con una sonrisa.

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Sepillo


Sepillo iba de camino a los salones cuando por los pasillos de palacio se encontro con Lirdi, que le dijo:

-Caballero Sepillo. –Justo iba a buscaros. Primero agradeceros por vuestra ayuda. Y deciros desde luego que cualquier cosa que necesitéis y no podáis resolver en la cocina, hacédmelo saber, que contáis con todo mi apoyo

- No os preocupeis mi señora, ya he dejado como capataz de la obra paellera a mi pato, que por si no lo sabiais es un experto haciendo paellas, tuvo en mi un insuperable mentor, en Xativa es famoso por hacer las mejores paellas de la ciudad cuando no estoy yo. Espero que ningun cocinero o camarero quiera ponermelo en un guiso sino se enfrentara primero a la furia patuna y luego a la guardia real, jaja.

- No obstante, no os preocupeis , de vez en cuando me pasare por alli para ver si sigue la ley y el orden. Me acompañais de vuelta a los salones, que todavia no he saludado al resto de invitados, menos a ese descortes heraldo.

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Leaford


No puede ser otra vez llego tarde, desde luego la puntualidad no es lo mio. Pensaba para si.

Muy apurado llegó a la calesa y saludó al cochero:

-Buenas noches caballero espero que tengamos un viaje de lo más tranquilo, pero si pasara algo no dude en avisarme.

Cuando entró hay estaba la pequeña de los Pellicer esperándole.

- ¡Lea! ¿Pero cómo has tardado tantísimo?
- Un pequeño despiste, no me acordaba de que había quedado en ir a la fiesta contigo, pero bueno ya estoy aquí. Dice mientras sonríe. -Por cierto estás preciosa, te queda muy bien el vestido.

Cuando al fin nos pusimos en marcha Leaford decidió relajarse mirando los hermosos paisajes. Mientras estaba entretenido Azalea empezó a formularle unas cuantas preguntas una detrás de otra, a las que Leaford intentó contestarle.

¿Por qué vienes conmigo en la calesa?
-Era venir en la calesa o a pie, creo que esta es mejor opción.

¿No tienes caballo?
-No, no tengo caballo tendré que buscar uno.

¿Te gusta?
-Si claro, los caballos son unos animales muy bonitos y ayudan mucho.

¿Te gusta más ir al aire libre?
-Depende de como se este fuera, hoy si me gustaría ir al aire libre hace una noche preciosa.

¿Vas de oscuro?
-Si, no es que me guste mucho, perotengo que ir así es lo único decente que tengo para ir a las fiestas.

¿Y los pasteles, estarán tan buenos como en el palacio de Segorbe?
-Seguro que si, puede que estén incluso mejor que los del palacio de Segorbe.

¿Valencia queda muy lejos?
-Pues si, aún queda un buen camino para llegar.

¿Tendremos que pasar aquí la noche?
-No creo, pasar la noche en los caminos no es muy seguro.

¿Crees que hay lobos...? Me dan mucho miedo los lobos...
-Los lobos están muy lejos no creo que se acerquen a nosotros y si vinieran yo me ocuparé de ellos no te preocupes.

-Bueno pequeña eso era todo lo que tenías que decir?
-Ahora ya puedo descansar un poco?


Mientras charlaban, va observando cuanto queda para llegar a Valencia.
Heraldo_real


El Heraldo estaba siendo la comidilla la fiesta, él lo sabía y eso le hacía muy feliz. De repente un hombre de buen porte se acercó a él y dándole unas buenas monedas se presentó. Acto seguido el Heraldo dio dos bastonazos en el suelo y con voz alta y melódica anunció:

- Su señoría, el Gran y generoso Señor de Játiva y Consejero Real Valken von Rommel.

- Por fin uno que sabe como funcionan estas cosas... - Pensó el Heraldo mientras se guardaba las monedas en la bolsa de cuero que colgaba de su cinturón.
Ysuran


Ysuran seguía con su esposa en el salón del Palacio preparado para la fiesta, paseaban por allí saludando a los conocidos y amigos que iban reconociendo entre los invitados que llegaban.

- Mira cielo, ha llegado Gulf, no recordaba que cojease...y mira su esposa, parece muy embarazadisima, tendremos que ir a darles la enhorabuena por esa bendición que llegará pronto a su casa. Decía el Pellicer a su esposa, que como digna organizadora del evento que era, apenas le prestaba atención poniendo orden para que todo estuviese perfecto.

- Por cierto pelirroja...¿Has visto ya si llegó Azalea? La traía Leaford, espero que estén bien que ya es tarde y aún no aparecen. Seguía comentando el de Segorbe mientras Ibelia le respondía negativamente y daba ordenes a un camarero que andaba por allí cerca.

- Cielo, todo está muy bien organizado, lo has hecho estupendamente, de verdad, la música es exquisita...no como el heraldo ese que me empareja con mujeres demasiado mayores para mi gusto...Pero ahora relajate y disfruta conmigo de esta velada que seguro será inolvidable. Ysuran dedicó una sonrisa a su esposa, acto seguido la atrajó hacia él y le dio un bonito beso a ver si así se calmaba un poco que estaba claro que andaba muy nerviosa para que todo lo que había preparado saliera a la perfección.

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Ibelia.jordan



Los músicos continuaban con su selección de melodías de variados estilos y ritmos.
Mientras Ibelia e Ysuran saludaban a los amigos y conocidos que se iban congregando en la celebración.

Ysuran le comentaba sobre los que iban llegando, Ibel escuchaba divertida los comentarios que aunque a veces le parecían demasiado atrevidos, nadie como su esposo era capaz de sacarle una sonrisa y tranquilizarla.
- Mira cielo, ha llegado Gulf, no recordaba que cojease...y mira su esposa, parece muy embarazadisima, tendremos que ir a darles la enhorabuena por esa bendición que llegará pronto a su casa.

Ibelia asentía mientras comprobaba las palabras de Ysuran y decía
-Si querido, les daremos la enhorabuena a Gulf y Franciska y les desearemos mucha felicidad como padres primerizos.
Mira también entró el Señor de Jativa, con él no se confundió el Heraldo.


Ibelia con un poco de preocupación pensó en su hija Azalea, iba a preguntar a su esposo, cuando él perece que leyó su pensamiento.
- Por cierto pelirroja...¿Has visto ya si llegó Azalea? La traía Leaford, espero que estén bien que ya es tarde y aún no aparecen
Ibelia contestó para tranquilizarse a si misma y a Ysu.

-Seguro que llegan pronto, Lea es un muchacho muy responsable y de toda confianza amigo de la familia. Prometió acompañarla ya estarán cerca.
Mira Ysu el caballero Sepillo va con su Pato ¡que gracioso!


Había visto que Sepillo había entrado a las cocinas, él se había encargado de que se sirvieran paellas variadas bajo su supervisión personal y la de su Pato, seguro que sería un éxito.

Aunque al verlo entrar con el Pato y salir sin él, comenzó a preocuparse.
La dama seguía intranquila, por si todo estaba ya en su punto. Todavía no había hablado con el cocinero para ver si los platos elegidos para el banquete estaban ya preparados.

Recordó al cocinero real cuando le explicó el menú -De primero se servirá una ensalada de jamón de pato con naranja, queso fresco y frutos secos.

Esperaba que no confundieran al acompañante del de Xativa con uno de los ingredientes de la ensalada.

Estaba preocupada en sus pensamientos cuando su esposo la sacó de ellos, con sus alabanzas y un inesperado beso que la hizo enrojecer delante de todos los congregados.

-Esposo. Le dijo en un susurro. -Siempre me hacéis sentir la dama más dichosa del reino.Le miró a los ojos y sonriendo le ofreció una copa de vino de las que llevaban los camareros en sus bandejas.
Bebieron juntos sin dejar de mirarse y se olvidó del pato.


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Heraldo_real


El Heraldo vio a la entrada de Palacio como llegaban más invitados, no pudo dejar de observare un hombre cojo, de greñas pelirrojas y gran perímetro que iba acompañado de una hermosa dama, que lucía un embarazo bastante avanzado y un perro que parecía un miembro más de la familia.

- Tenemos un pato, ahora un perro.. Parece ser que esta fiesta se va a poner de lo más divertida cuando un invitado empiece a comerse al otro... - Reía el heraldo imaginando la escena.

El Pelirrojo por fin llegó a donde estaba el Heraldo, había recorrido una pequeña distancia en un tiempo récord... récord para un caracol, claro está. Pero estaba claro que entre la cojera y la avanzada edad del colorado mucho más no podía pedirse.

- Sus Señorías de Picassent – se presentó a la entrada – Mi preciosa esposa, Franciska Núñez de Lara y Nos, Gulf de Östemberg y Pombe, Vice-Canciller Real y pelirrojo natural - sintió un puntapié de su esposa y - Anunciadnos, por favor.


- ¿Su esposa? ¿No querrá decir su hija? - le dijo atónito el Heraldo sin pensar lo que estaba diciendo.

Sin darle tiempo a contestar. golpeó un par de veces en el suelo y les presentó.

- Sus Señorías de Picassent, Doña Franciska Núñez de Lara y el Vice-Canciller Real, Submarinista en los ratos libres y Colorado Integral, Don Gulf de Östemberg y Pombe.


Danpi




Estaba todo preparado en una de las habitaciones donde se encontraba Danpi alojada, que el vestido, las damas de compañía que le ayudarían a organizar su tocado, que el baño, los perfumes y demás singularidades que una dama preparara para uno de estos eventos. Juana era una de estas damas y con cuidado le ayudo a organizar junto a ellas hasta quedar acorde al suceso que estaba pasando; al terminar le pregunto a Juana.... ¿Sabéis si hay movimiento de carruajes hacia el gran baile en palacio? a lo que respondía que si escuchaba el constante galopar de los caballos... -Bueno, entonces ve rápido donde Pedro y que se prepare, que dentro de poco salimos.

Se dirigieron inmediatamente a palacio donde Danpi esperaba poder divertir con alguno de sus amigos. Al llegar el cochero le ayudo a bajar y Danpi con un leve toque organizo su vestido percatándose que no se le haya formado ninguna arruga. Entro al salón y se acercó al Heraldo a quien le comunico que ya había llegado diciéndole en baja voz ...- Danpi von AltRupin.



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