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[RP] Hoy, un día de fiesta para Valencia

Heraldo_real


El heraldo vio como otro de los campeones de la reina llegaba a la fiesta, parecía que estaba de una pieza y el combate no le había causado muchos daños. Venía acompañado de una joven y bella dama dijeron sus nombes y enseguida el Herlado los presentó como debía:

- La Dama Driade de Budapest y don Garkaman de Budapest, Capitán de Dénia del Gloriós del Rei Anzo, .
Heraldo_real


Las horas pasaban y aún mucha gente faltaba por llegar, el heraldo vio como un trío se acercaba hacia la puerta y se quedó petrificado al ver a la bella mujer de cabellos de fuego que en pocos pasos estaría delante de él.

- ¡Qué mujer más hermosa! - Pensó el heraldo.

Cuando la tuvo en frente reconoció a la campeona de Olocau, que había recibido bastantes golpes durante el torneo.

- Vaya, parece que se ha recuperado pronto... La verdad es que sin la armadura gana mucho esta joven. - Pensaba para sí el heraldo que seguía mirándola con la boca abierta.

Después se fijó que la joven iba acompañada del joven Lito de Bournes y de otro muchacho que no logró reconocer.

- ¿Será cierto el rumor de que ahora mantiene una relación con el hijo? - Murmuró el heraldo en voz baja siempre enterado de todos los rumores que por el reino corrían.

La joven, más gentil que muchos de los otros invitados le pidió que les anunciara:

- Buenas tardes, espero pueda anunciar nuestra llegada, Lito de Bournes, alcalde de Segorbe y Comisario de Comercio del Reino, Lilyan de Fuentefría y Stuart de Segorbe. Muchas gracias de antemano -Le dijo con una bonita sonrisa en el rostro.

- Oye Lilyan, se mas simple, que el pobre muchacho ya no recordara nada. - Le dijo el joven Bournes ante la risa de Stuart y la cara de regaño de Lilyan.

El heraldo dio un par de golpes en el suelo y les presentó:

- Don Lito de Bournes, alcalde de Segorbe y Comisario de Comercio, Lilyan de Fuentefría y.. ¿como me dijo que se llamaba el otro? - La pelirroja le susurró al oído mientras Lito reía y Stuart quería que se le tragara la tierra.- Y Stuart de Segorbe. - Acabó de anunciarles el heraldo.
Heraldo_real


El heraldo llevaba rato con un fuerte dolor en la vejiga, necesitaba ir al baño lo antes posible o acabaría formando un charco bastante maloliente en la entrada del palacio, cuando vio que nadie entraba ni ningún carruaje parecía acercarse aprovechó y se dirigió a uno de los setos del jardín a descargar su vejiga con la mayor premura posible.

Cuando llegó a la puerta pudo ver como dos mujeres ya entraban al salón después de darle las invitaciones a los guardias. Se fijó atentamente en ellas y las reconoció de inmediato.

- Maldición, me he perdido la presencia de otras dos mujeres realmente bellas. - Se lamentaba el heraldo que parecía que ya había olvidado a su pobre mujer.

Ni corto ni perezoso pensó que tan bellas damas no podían entrar sin su merecida presentación así que dando dos golpes con el bastón como era su costumbre las anunció a viva voz.

- La Excelentísima y hermosisíma Señora de Guadalest, Doña Mafis Ilitzky Amzalag y la no menos hermosa campeona de Castellón y Gentildama del Reino de Valencia Hechicera d´Enclar i Pern.
Heraldo_real


Juan, que así se llamaba el heraldo, llevaba un rato observando a una joven y bella dama con un elegante vestido que se encontraba muy cerca de la entrada. Parecía que la mujer no se decidía a entrar a la fiesta o quizás estaba esperando a alguien, a punto estaba de ir a buscarla cuando por fin se animó, se acercó y le dio la invitación al heraldo que la presentó como debía y después le dedicó unas palabras de ánimo.

- La bella joven, Cintia de Castellón. ¡Ánimo, que no muerden! al menos no todos...

Y aún no había acabado la frase cuando otra muchacha, con aire decidido le susurró su nombre muy segura de sí misma y el heraldo con una sonrisa debido a la comparación de la actitud de las dos jóvenes la presentó:

- La señorita Aleria Márquez de Beidma, bella ciudadana de Játiva.

Después que la muchacha hubo entrado al salón el heraldo no pudo dejar de pensar la suerte que tenía de vivir en un reino con mujeres tan bellas.

- Será que me fui a casar con la única fea del lugar... - Refunfuñaba aún enfadado con su esposa por la discusión de la tarde.
El_cerdo


El Cerdo estaba de mal humor. De muy mal humor.

-¡¡¡Maldita sea maldita sea maldita sea!!!-gritaba el cerdo mientras lanzaba diversos platos y cuencos sobre sus criados.

-¿¿¿¿Un baile???? ¿¿¿¿Un Baile???? ¿¿¿¿Un baile???? Esa reinucha de medio pelo tiene el valor de invitarme a su ¿¿¿Baile???

Cogió de la melena a una criada que tenía a su diestra y comenzó a darle tirones.

-¿¿¿Pero quien demonios se cree??? ¿¿Sabes que es esto cerdo?? ¿¿Sabes lo que es?? -se dijo a si mismo, comenzando a hablar solo.

-¿Qué?

-¡¡Un insulto!!

-¡Diablos tienes razón! ¡Me está insultando!

-¡Claro que si maldito imbécil! ¡Si te lo estoy diciendo! ¡Si comieras menos y pensaras mas no te pasarían estas cosas!

-¡Callate! Soy yo quien dice cuanto comemos. ¿Y que podemos hacer?


Los criados observaban estupefactos la insólita escena, de su señor hablando consigo mismo.

-¡Ya lo tengo! -dijo golpeando la mesa con el puño.

-¡Cuentame!

-Vamos a ir a ese baile del demonio... y nos acercaremos a esa hiena con corona...
la agasajaremos con dulces palabras para que la sombra de la sospecha se aleje de nosotros cuando esa escoria ejecute nuestro plan...

-Jajajaajaja somos muy astutos ¿Verdad?

-¡Verdad Cerdo! ¡Vamos vistámonos! tal vez le pidamos un baile a su.. majestad


Rió hasta caer al suelo. Cuando se recuperó, mandó que lo lavaran y lo vistieran con sus mejores galas y se dirigió al baile a paso lento.
Cuando llegó a la entrada, divisó al heraldo real.

-Ese tipejo del palo debe ser el heraldo... acerquémonos, vamos.


El cerdo se acercó y cuando estaba a cuatro pasos mal contados de distancia dijo

-¡Eugene de Porc! Anunciadme bien hombrecillo...

Takuba


Takuba melodeaba por las mesas ajeno a las miradas ansioso de estrenar su taper nuevo. Pero en su amueblada cabeza las palabras del heraldo seguian haciendo run run, o corre corre , como dicen en escocia.

Giró la cabeza al escuchar una conocida voz que le saludaba.Hola hola Ibelia, me alegro de saludarte yo tambien , contestaba gentilmente a la dama Se está llenando esto eh?, , decía en voz baja sin sacar ojo a las viandas y calculando a ojo de buen tabernero que de segruir entrando gente volvería a casa con las manos vacías.

El segorbino, con un sentido del ridículo importante, seguia discretamente entre las gentes paseando en ocasiones hasta el heraldo y echandole una mirada de arriba abajo continuaba pensando en que tener quinto de hulahop a la hora de los bailes sería una gran ventaja. Quizás solamente ensombrecida por calzar un 46


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Isabella_fontana


Habían recibido en la casa la invitación a la coronación de la querida Rose de Anthares, como la nueva Reina de toda Valencia.
La emoción fue tan grande. Mi madrina por fin en el sitio que le correspondía, mi alegría era mayúscula. Por fin podría volver a verla, la extrañaba tanto.
Miré a mi hermano Gasper, lo vi tan feliz como yo. Las lágrimas corrían por mis mejillas y el me dió fuerzas, consolándome.

Hermana nosotros iremos, no tengas dudas ni temores, siempre yo te cuidaré. Hay que prepararse para partir. Con padre en retiro yo soy el hombre de esta casa. Vamos hermana , no hay tiempo que perder.

Sonreí emocionada, mi mellizo, ya era todo un hombre, si bien no todavía por su edad, si por su forma de ser. Respiré hondo y subí a mi habitación a preparar mi equipaje.

Para mi sorpresa nuestra amada madre Yvonne_op nos llamó para mostrarnos los trajes que usaríamos. Era su regalo para la ocasión tan especial. Estaba tan feliz es que eran muy
bellos y elegantes.

Ella no podía viajar con padre en retiro, estaría cerca para lo que se pudiera presentar en la hacienda. La besé, la llené de besos por su regalo tan bien guardado. Mi madrina me vería convertida en casi una señorita.
Las maletas estaban pronta ,lo mismo que el carruaje, nuestro equipaje ya amarrado para que no se perdiera por el camino.
Besamos a madre muy emocionados, no viajábamos mucho sin ella y a la capital solo 3 veces habíamos ido y siempre con nuestros padres, jamás solos. Bueno solos es una manera de decir ya que nos desplazaríamos con nuestra guardia particular; pero sin nuestros amados padres.
Mi hermano me ayudó a subir a nuestro coche y él subió detrás de mi.
Una mezcla de sentimientos se atoraron en mi garganta y me oprimían el pecho, casi no podía respirar. Hasta que unas lágrimas saltan de mis ojos. Se me liberó la garganta y el corazón. Saludaba con mi pañuelo de encaje, el que mi madre había bordado para mi. Me senté correctamente cuando ya su silueta quedó desdibujada en el horizonte.
Mi hermano me miraba incólume, pero yo sabía que solo era una postura, seguramente se sentía como yo, pero el debía ser fuerte por los dos.
No le dije nada que lo hiciera apenar por mi comportamiento.
Estaba triste por dejar la hacienda, la bella La Hacienda Olavarrieta Domenech y feliz , muy feliz por volver a ver a mi madrina Rose. Como debería decirle al verla.... magestad... si era lo apropiado, podría besarla, creo que sí pero en la mano. Recordaba como de pequeña acariciaba sus mejillas y ensuciaba sus ropas con mis manos a veces sucias.
El camino se me hizo eterno, solo miraba y miraba por la ventanilla del coche como si recorriera esos paisajes por primera vez.
Una rueda se rompió, allí perdimos mucho tiempo, el susto fue muy grande.
Pero por fin estabamos entrando a Valencia..capital




La catedral estaba ante nosotros, la gente tenía colmada la calle. Pero debíamos entrar y tratar de ver lo que quedaba de la ceremonia.
Gasper bajó del carruaje y me ayudó a descender decentemente. Yo de apurada hubiera dado un salto , pero con el vestido tan explendido hubiera quedado muy mal.
Nuestra guardía nos abrió paso entre la gente , que estaba apretujada y gritando por la Reina.
Por fin pasamos la puerta de la catedral y pude respirar. Busque con la vista nuestro lugar, pero imposible ver nada. Empezó a sonar la música


http://www.youtube.com/watch?v=mILWtxcFQfA&feature=related

Me emocioné y aún no había visto a mi madrina. Tenía que dar saltitos pensé pero no quedaría como una señorita educada. Por lo tanto comencé a moverme hacia adelante, para ver lo que estaba sucediendo.
Respiré hondo y comencé a caminar, mi hermano sonriéndome me seguía entre todos los invitados. Allí estaba mi madrina, bella, resplandeciente, hermosa en sus actos y decires. Nuestra amada reina. Unas lágrimas se escaparon intrépidas de mis ojos, rápidamente las seque con mi pañuelo de encaje y sonreí. Estaba mi casi padrino como yo le decía a nuestro Rey, muy cerquita de Rose, todo era muy especial y nosotros estábamos ahí, haciendo historia como diría nuestra madre.
Nuestra Reina aceptando su enorme misión, Dios la protegería y le daría las fuerzas que necesitaría para llevar a cabo su labor tan importante.
La ceremonia terminaba y todos dábamos lugar para que los Reyes pasaran. Aplaudíamos, sonreíamos, nos emocionábamos.
Ahora nos moveríamos a la recepción, para verlos más de cerca y poder quizás hablar con ellos. Yo tenía que estar cerca y saludar a mi madrina, ahora la reina de todos.


VIVA LA REINA!!!!!! VIVAN LOS REYES!!!!!!!

Todas las voces se mezclaban entre los vivares a los reyes, todos estábamos con una mezcla de alegría y emoción.
VIVA LA REINA!!!!!!!.

Con mi hermano Gasper nos aprontábamos para ir a la fiesta de la coronación, la verdad que ya el estómago me sonaba y eso me apenaba mucho. En ese momento un carruaje se detuvo casi cortándonos el paso, miré cuando se abría la puerta y para nuestra enorme sorpresa, nuestra bella madre muy sonriente nos saludaba.
Corrí a besarla y Gasper la ayudo a bajar del carruaje. Ya todo era perfecto para mi, solo faltaba ver a mi madrina de cerca y poder saludarla como cuando era más pequeña.

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Ysuran


Ysuran iba por la fiesta tras la estela de su esposa, la dama se estaba dedicando a saludar a todos los presente y el rubio iba detrás haciendo lo mismo, total hasta que no pusieran la famosa paella no tenía nada mejor que hacer...

El Pellicer saludaba a unos y a otros, unos los conocía a otros era la primera vez que los veía, pero si su esposa los saludaba con afecto por algo sería, él no ponía en duda el criterio de su pelirroja que parecía disfrutar con aquella fiesta y con el trabajo que le estaba tocando realizar.

Tras un rato de pasear por el salón, Ysuran se quedó un poco rezagado escuchando a los músicos tocar una canción que le resultaba familiar...- Mira Ibel, esa canción me suena, ¿No la pusieron en el baile de las luciernagas? preguntó el Pellicer al aire esperando la respuesta de su esposa que segundos más tarde vería que no obtendría porque la pelirroja ya no estaba allí...

- ¡Por Santa Hinchada y su taberna! He perdido a esta mujer... decía Ysuran para sí, tras esto trató de buscarla pero como no daba con ella se fue hacia el camarero que repartía copas de vino y cogió una, después fue por uno de los canapés.

Ya que estaba bien aprovisionado siguió dando vueltas por el salón esperando encontrar a su esposa, no sería cosa dificil sólo debía seguir la hilera de gente a la que él no había saludado y que seguro ella si había hecho ya, así se puso manos a la obra, caminó saludando como pensaba que lo estaría haciendo Ibel hasta que por fin, tras una media hora la encontró charlando con unos invitados.

Cuando la vio terminar de hablar se acercó por detrás y le dijo: -Buenas pelirroja, la veo muy sola esta noche, ¿Le importa si la acompaño? Tras esto rió un poco y esperó a ver la reacción de su esposa.

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Ibelia.jordan



Ibelia abrazó a su hija y saludó muy cordial a Leaford -Por fín. ya han llegado; solo debo encontrar a Ysu, igual anunciando a la niña. . . nos ve Pensó y acercándose al heraldo que ya había regresado de sus menesteres, le sonrió cortésmente, pues no llevaba dinero encima para darle y le dijo. –Anunciad a Leaford de Segorbe y la joven Azalea Pellicer i Jordan si tenéis la bondad.

El heraldo seguía anunciando a los invitados que llegaban y las conversaciones de unos y otros se entrecruzaban pues todos querían saludar a sus conocidos o hacer nuevas amistades.

Iban de aquí para allá saludando a los amigos de la fiesta, que eran casi todos, cuando se le presentó delante una elegante dama a la que no tenía el gusto.

Al oír la presentación del heraldo como la Condesa de Giges. En su cabeza hizo el repaso a todas las condesas valencianas y no era ninguna de ellas, en Castilla, Cataluña y Aragón tampoco conocía tal Condado quizá proviniese de los inhóspitos reinos del sur de Gascogne. Aunque su aspecto no le parecía muy exótico, no le dio más vueltas al asunto y la saludó como a todos.
-¡Bienvenida Condesa al reino de Valencia! Presentándose luego, dijo. -Espero que su estancia entre nosotros le sea grata si necesitáis algo no dudéis en pedirlo. Es un día de celebración para nuestro Reino y sus visitantes.

Ibel despues de una trivial conversación, miraba entre la gente pero no veía a Ysu que se acercaba a ella por la espalda, hasta que escuchó su voz familiar.
-Buenas pelirroja, la veo muy sola esta noche, ¿Le importa si la acompaño?
Se dio la vuelta esperando ver a su esposo con cara de ¿porque me has dejado solo? A la que ya tenía pensado como responder.
La dama hizo un gesto de inocente disculpa aleteando sus ojos a lo que su esposo respondió con una sonrisa, tomó su mano unos segundos acercándola a sus labios mientras todo parecía pararse a su alrededor.
-Será un placer disfrutar de su compañía, le dijo en un susurro.
–Siempre que mi esposo no se oponga. Reía con complicidad compartiendo con Ysuran la broma.



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Condesa_de_giges




Agitó el abanico de manera que todos pudieran verla. Aquel era el gesto acordado para indicar que todo había salido según lo previsto. Un pisotón discreto, pero concienzudo, sería el grito de alarma en caso de que algo pusiese en peligro su anonimato.

Guardó el abanico y caminó resuelta por aquel gran salón, mirando a unos y a otros y, pensando, si sería conveniente acercarse a alguien para no levantar sospechas. La credulidad del heraldo le había dado confianza, así que se dispuso a sacar una de las notas que escondía bajo su escote. En ellas estaban escritos los nombres de los posibles invitados y una breve reseña de cada uno, reseña que le ayudaría a tener algún pretexto con el que entablar conversación.

Con descaro, pues el corsé le ceñía demasiado, sacó la primera de las notas.
Citation:

Gulf de Ostemberg: Debéis hablarle sobre merluzas o sobre navíos, es un apasionado de ambas. No dudéis en sonrojarle si tenéis ocasión.


¿Sonrojarle? Con cara de extrañeza tiró la nota en una esquina y se encaminó hacia el caballero. Lo cogió de un brazo y, antes de que este pudiese emitir palabra, ya estaban paseando por la sala.


Me temo que no hemos tenido el placer de coincidir durante estos años. Desde la última fiesta en... ¿Quién puede recordarlas todas? Una ya no sabe dónde ha estado- sonrió- Lo importante es que seguís tan apuesto como la primera vez que os vi. Espero que no sea verdad eso de que os habéis casado.- Dijo rozándole un hombro- En cualquier caso, supongo que vuestra alcoba recibirá otras mujeres a menudo...ya sabéis lo que se dice de los lobos de mar., concluyó mirando sus ojos








Gulf_de_ostemberg


El de Picassent acompañó a su esposa hasta una mesa cercana tras entrar en el gran salón. Cada vez había más gente reunida, y aunque había caras conocidas por todas partes, buscarse una buena copa con la que refrescar el gaznate era primordial, por mucho que las leyes de protocolo dijeran lo contrario.

Cariño, espérame aquí
– le indicó a Franciska – Ya sabes lo que dicen… ¡el vino bueno primero, cuando los invitados están sobrios! Seguro que tú también quieres un traguito… por mucha Señora de Picassent que seas. No te cortes… paga la Reina…

Acarició dulcemente la barriga de su esposa y se dispuso a cumplir su misión. Se abría paso entre los invitados, con la cachava si hacía falta, en busca del tesoro mejor guardado. Lo tenía bien claro. Si participaba sobrio en las Justas sería imposible ganar. Había sido fuerte antaño, pero los achaques de la edad… esos no perdonan. Un par de copitas y todo fluiría como el barco que corta las aguas del ancho mar.

Pero en su ruta apareció pronto un obstáculo, uno con un ceñido y marcado vestido del que dos pecho casi parecían querer salir huyendo. Aquella mujer le cogió del brazo con confianza.

Me temo que no hemos tenido el placer de coincidir durante estos años. Desde la última fiesta en... ¿Quién puede recordarlas todas? Una ya no sabe dónde ha estado – dijo ella con una sonrisa radiante.

¡Oh! Claro que os recuerdo, por supuesto– mintió con descaro el pelirrojo – Tanto tiempo…

El de Picassent era conocido por sus despistes y olvidos, según algunos motivados por la edad, que podrían hacerle confundir a una infanta con una campesina o a la misma Reina con la copera del Rey. Pero él siempre lo negaba e intentaba ocultar.

Lo importante es que seguís tan apuesto como la primera vez que os vi. Espero que no sea verdad eso de que os habéis casado - continuó ella.

¡Por Santa Calandra! Estoy como una merluza recién pescada, fresco y vivo, aunque a muchos les pese, por cierto. Y sí, son ciertos tales rumores… Felizmente casado. Por allí atrás está mi esposa, Franciska Núñez de Lara, una castellana. No tendréis problema en reconocerla… seguramente ni la barriga del Rey supera la suya.

En cualquier caso, supongo que vuestra alcoba recibirá otras mujeres a menudo...ya sabéis lo que se dice de los lobos de mar…

¡Oh, sí! Por supuesto. Mis sobrinas, mi hermana, la doncella, la copera… - dijo a modo evasivo - ¿Buscáis trabajo acaso? Nadie diría que esos pechos turgentes son los de una doncella… - contestó con su habitual delicadeza.

El de Picassent estaba en un apuro. ¿Y si era una sobrina lejana? Nunca se había aprendido el árbol familiar. Era algo altamente complicado. Pero no podía ser, aquella mujer parecía lo menos una Baronesa. Pero ¿qué había querido decirle? No quería ser malpensado, pero parecía como si le hubiera intentado tirar los trastos.

Pero uno debe andarse con cuidado, mi señora – dijo – cuando ostenta unas de las mayores fortunas del Reino. Por mucho lobo de mar que se sea, a solas sólo con mi esposa, o el bueno de mi sabueso. Nunca se sabe quien puede quererte dar una puñalada por la espalda y sacarte las vísceras como a una merluza en la cocina… Curioso ser, la merluza... y támbién el hombre… El hombre y su honor… Guárdese, mi Señora, no todos los que aquí están son lo que aparentan… Y si me disculpáis… ¡El vino! ¡Qué placer es el vivir!



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Graciela
Graciela observaba al caballero Zeian haciendo reír a sus sobrinas las Infantas con sus ocurrencias y teatros, e incluso ella misma no podía contener la risa ante la escena. “Vaya… además de amable y educado, también es divertido…”, pensaba la joven mientras sonreía de manera aparentemente disipada, cuando la realidad era que estaba completamente entregada a no perder detalle de absolutamente nada que tuviera relación con aquel caballero.
Ella le miraba y analizaba cada gesto y cada palabra, intentando averiguar, pues enseguida se dio cuenta de que a pesar de que aquel hombre le resultaba harto interesante, incluso desde las primeras palabras que intercambiaron, apenas conocía nada sobre él todavía.

Ya sabía que Zeian era hijo de los ya fallecidos monarcas Anzo y Sorkunde, así que enseguida comprendió que también debía de ser el tío de aquellas dos hermosas jóvenes que a su lado estaban y que, por cierto, algunos rasgos parecidos a los suyos tenían. Por tanto, también era el hermano de su Majestad y cuñado de la agasajada aquella noche. Sonrió en medio de sus elucubraciones y a la vez se sintió algo abrumada, pues bien podía jurar que no había llegado a esas conclusiones hasta tenerlas frente a sus narices, ya que tampoco él se lo había explicado en ningún momento.

Era sabedora de que era el Coronel del ejército de aquellas tierras, tal y como él mismo se había presentado cuando se conocieron aquel mismo día, y a juzgar por las medallas que adornaban sus ropas esa noche, muchas batallas debían haber contado con su presencia y muchos años de experiencia militar debía tener. Seguro que tenía infinidad de historias que contar sobre sus vivencias y Graciela estaba deseosa de escucharlas, lo cual le convertía en un acompañante mucho más cautivador si cabe.

No sabía cuanta diferencia de edad debía haber entre ellos, pero de seguro, él le doblaba la edad con creces a ella. Pese a ello, a los ojos de Graciela resultaba más apuesto y galán que muchos de los caballeros que por allí rondaban, que quizás pudieran presumir de mayor juventud, pero no de suscitar el mismo interés en ella que su acompañante generaba.

Pero… ¿y dónde estaba su esposa? Raro sería que aquel hombre en apariencia tan perfecto no estuviera casado. Pero desde luego, más extraño sería si cabe que estando casado la hubiera invitado a ella a acompañarle a aquel baile. ¿Y sus hijos? ¿Algún joven de los que por allí pululaban, podría tratarse de un hijo suyo?

Demasiadas dudas que despejar en una sola noche, si no se enfrascaba desde ese mismo momento en la apasionante misión de averiguarlas.

La voz grave pero armoniosa del Berasategui, rompió el silencio de varios minutos en los que ambos se habían perdido en sus respectivos pensamientos, ya que él también aparentaba distraído por momentos.


- ¿Os importa que esperemos aquí, con mis sobrinas, la llegada de la Reina?. Me gustaría mucho presentárosla, a ella y a mi hermano el Rey, si así lo deseáis, dama Graciela. Y estoy seguro que le será muy grato conoceros, pues Rose bien me quiere y no siempre ha tenido ocasión de verme en tan maravillosa compañía.

Graciela vio la clara oportunidad de comenzar esa interesante conversación que ansiaba y no estaba dispuesta a dejarla pasar.

- Como vos gustéis Coronel, pero ¿qué os parecería si no acaparamos la atención de las Infantas, que de seguro quieren saludar a más invitados, y mientras llegan Sus Majestades vos me mostráis el Palacio? Tengo mucha curiosidad, ya que nunca antes había estado en la Corte de ningún Reino...- y asiéndose al brazo que él muy cortésmente le ofrecía, a la par que despidiéndose con una leve inclinación de las damas Juliane e Izar, giró sobre misma arrastrando consigo al caballero que poco iba a poder hacer por variar sus deseos- Y mientras paseamos…podríais hablarme un poco más sobre vos… Me encantaría conoceros mucho más…

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Mis andanzas...
Valerius_jones_maior


Quedarse solo en el castillo no había sido una buena idea. la cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto y cuantas mas vueltas le daba peor le pintaba el panorama al Jones . Entre las cuatro paredes de su cuarto todo parecía encojerse dejando solo espacio para él y los recuerdos que alli habían. Demasiados y tan buenos para olvidarlos de un soplido.

Estaba sentado al borde de la cama con las manos en las rodillas y pensando en los mil por qués pero ... se consumía, y se estaba dando cuenta . Jones , vas a buscar la muerte?? Pues hazlo de un solo golpe y deja de hacer daño a quien todabia está a tu lado !O vas a intentar al menos vivir y dejarte de dar pena por cada rincón por el que pasas ! Maldito estupido! . Su subconsciente a veces te juega esas pasadas y discute con tus ideas en voz alta . Pero era si le servía . Seguramente no tendría una gran sonrisa ni a lo mejor se lo pasara lo mejor que pudiera si las circunstancias fuesen otras pero no dejaria que aquel cuerto fuese su tumba .

Se vistió con lo mejor que pudo encontrar y cabalgó hasta el lugar del baile . Desmontó , tomó aire y entró al salón donde ya un gran numero de personas se daban cita

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Rose_de_anthares


Cuidadosamente arregló su cabello y mientras se observaba, notó la constante y notable sonrisa en su rostro. Sus hijos, sus gentes le esperaban junto a su amado esposo. Lo último que hizo fue ponerse la corona sobre su cabeza y acomodarla bien. Habiendo terminado miró a Yuste aún acomodar su chaqueta, estaba tranquilo, sereno, como quizás nunca antes le había visto.

Y era siempre así, ella se quedaba mirándole en medio de la suave penumbra dónde él se vestía o dónde siempre se hallaba en calma, leyendo o ensimismado en algún juego de ajedrez que ambos tenían pendiente. Adoraba eso, lo adoraba a él, su amor era tan fuerte que incluso en aquello instantes, cuando había tanto por hacer o decir, todo le parecía nada y su imagen el todo. No puedo evitarlo, fue hasta el y con un suave toque llamó su ateción - este color me gusta, de vestido digo, espero sea de vuestro agrado - le dijo, presa de sus nervios como una jovenzuela ante el hombre que le había robado el corazón. Y su respuesta fue un beso, profundo y largo, la conteción de sus manos sujetando su espalda y el mundo como un brillante escenario en que se desenvolvía su vida - vamos mi Reina, vuestro pueblo espera - le dijo, tomando su mano y llevándola fuera de la habitación.

Bajarón las largas y amplias escaleras principales, cubiertas de una elegante alfombra . Paso a paso, ella sentía que descendía del cielo a la tierra y como la actriz principal de una obra que ella misma escribía acada minuto, llegaron hasta el salón azul, antesala del salón principal, dónde no solo la esperaban sus hijos sino también su cuñado.

Su familia sonrió al verlos, todos con una profunda reverencia su pusieron frente a ella. La Reina soltó la mano del rey no sin antes besarla con un suave toque de sus labios y una mirada cómplice. Primero abrazó a su hija Ederne y la admiró bellísima, luego a su yerno el de Borja quién la observaba sonriente y feliz. Imaginaba aquello como resultado de tanta lucha, de tanto tiempo para llegar a este momento y en dónde él la había acompañado como parte de su familia en el largo camino que les había tocado recorrer. Le tocó el hombro y le miró a los ojos, claramente el de Borja reconoció el gesto y la intención.

- Juliane, Jokin, Johan...Izar - los miró a los cuatro y les besó la mejilla a cada uno - gracias por estar en este momento con nosotros - se inclinó un poco para ver a Izar - y vos, si que estáis hermosa con esos dorados cabellos - volvió a mirarles de frente, cuan orgullosa se sentía de todo ellos. Luego, fue hasta dónde se hallaba su cuñado y primo Zeian quién estaba acompañado de una hermosa y elegante dama - Primo... - extendió las manos hasta él para que éste las tomara - que feliz me hacéis. Vuestra presencia aqui es importante para nosotros - la miró a ella sonriente - Dama, os agradezco acompañarais a mi solitario primo, sin duda vuestra presencia alegrará no solo su vida, sino la nuestra.

Mientras las presentaciones se daban, el Rey también saludaba a sus hijos y luego a su hermano. Todo estaba listo, el heraldo aparecía ente ellos y previa palabra de la reina, se abrían las puertas hacia el salón principal dónde anunciados los esperaban los invitados a la celebración de la coronación.

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Horus_der


El calvo salía corriendo de la unival ese día. Estaba seguro que no llegaría a tiempo a las celebraciones y eso Su Majestad no se lo perdonaría.

Pasó por casa, dejó los libros de enfermedades que había cogido en la biblioteca de la Universidad y se vistió con aquel traje que tenía preparado desde hacía ya meses.

Cuando estuvo listo, cogió el regalo que había preparado para la ocasión: Un lirio de la paz. Seguro sorprendería con ese regalo.

Salió por la puerta y corrió hacia el lugar de la celebración, y aunque llegó algo despeinado, se alivió al ver que aún no había llegado su Majestad y nadie era consciente de su tardía.

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