Afficher le menu
Information and comments (0)
<<   <   1, 2, 3   >>

[RP] Funerales de S.M. Carolum I (Plaza Hispana)

Segrel






Iago Brais observaba los acontecimientos de la ceremonia que poco a poco llegaban en su típico desfecho, aunque era nada típico el personaje – un señor de gentes, un Rey – que protagonizaba a causa de aquel ritual religioso.
En la verdad, él comprendía que al final de todas la cosas, mismo con la palabra acerca de la Amistad que hablara el clérigo, muchas, mas muchas otras más daban unión entre los hombres, del nacimiento hasta la muerte, en todos los momentos; quizá la cuestión esencial estaba en un sentido de que para suportar y proseguir en frente al camino de la vida con todas sus probaciones, cuando el hombre guardase Amistad como un valor magnánimo, probablemente todos los fenómenos del camino podrían ser enfrentados con más grande resistencia y hasta mismo con suceso.

El trovador miró al suelo de la iglesia, o mejor a hablar, miró los propios pies (en las botas con polvo) pensativamente; y después, cerró los ojos por un instante.
Cuando súbitamente recordó entonces de las conversas con su amigo portugués (que no era tan portugués en la verdad, mas un mestizo bretón, flamenco y mozárabe, que confusión).

Aristarco hablaba acerca de los filósofos del grupo cínico da Antigüedad, cuando cuestionaban acerca de veracidad y verdad de todas las cosas del mundo de los acontecimientos, de sus causas y principios así como de la construcción del conocimiento humano, se sería posible o sólo era una pretensión de la condición de la alma que podría volar libremente cómo un paloma.
Con aquel peligro, es claro, de alguna otra ave cazadora llegar prontamente para masacrar, porque así acontecía con los hombres que volaban sin cuidados – la razón sería así parecida con la paloma, análogamente…
Entonces aquellos filósofos se ataban fuertemente en la Amistad y la convivencia compartida como única garantía de verdad acerca del género humano, una especie de filosofía negativa de conocimiento, todavía llena de vida práctica y necesaria para los días.
Su amigo no era un adepto de esto pensamiento de manera integral, más acerca del escudo de la Amistad, seguramente que sí.

Iago Brais no era un filosofo, sólo un trovador, aunque hacer malabarismos con las palabras era algo en común con los pensadores; evidentemente que Aristarco, el mozárabe, objetaría la conclusión del gallego, quizá con aquel argumento: que mientras ‘causa material’ podría haber proximidad, entretanto mientras ‘causa formal’, sería imposible, porque miraban un fin completamente distinto y la alma de uno artista era completamente diferente de la alma de un filosofo, de un guerrero, de un clérigo etc., aunque sean seres sensibles de un mundo sensible.
Algunos podrían ter alma bipartida (o “multipartida”…) con finalidad ambigua, que muy prudente y esencial sería haber ordenación de las acciones para no perder las finalidades de manera caótica.

¡Mas basta, basta!
El gallego movió su cabeza negativamente, para que los pensamientos le abandonasen en paz, que cosa, aquella ‘amistad’ (por hablar en la cuestión) con el mestizo del sur ibérico causaba gran efecto mismo en momentos tristes como aquella ceremonia.

Todavía, ya pensaba (y sentía) los asuntos atados a brevedad da vida, de los acontecimientos y en la esperanza da Amistad dar garantía también en la otra vida.
Imaginó por un ‘breve’ instante a los amigos (y claro, Dios) que El Rey podría encontrar en lo otro mundo y quizá no estaría jamás sólo (sí, una esperanza, siempre)…
Respondió entonces:

- Amén…

La muerte física tiene siempre algo a dar acerca de la meditación y reflexión, hasta un sentido mayor de la vida en brevedad, realmente.



OOC/FRP: disculpas por favor, por la mi limitación con la lengua.

_________________
Marled



Carolum, depositamos estos obsequios sobre tu ataúd, signo de nuestra amistad, signo de nuestra oración, signo de nuestro corazón

Este entierro nos recuerda varias cosas:

La memoria de un Amigo aristotélico que acaba de dejarnos. De un hombre que tenía una historia, única, con Dios. Que fue rodeado de ternura por Dios. Que hizo, o no, la experiencia de esta ternura.

Estamos aquí numerosos en esto cementerio, alrededor de Carolum, para darse cuenta de este lazo de amor que siempre lo unió a Dios, que une a Dios cada uno de nosotros, en cualquier momento.


La muerte vendrá para cada uno de nosotros. Para unos temprano, para otros más tarde. Para unos en su juventud, para otros en su vejez.

El Señor nos previene: " estés listo, siempre listo porque usted no sabe el día ni la hora ".

Aristoteles nos guió y Cristos nos invita a tomar ejemplo de él, a encontrar nuestra alegría en vivir para otros.
Nuestra presencia aquí es oración. Como el buen ladrón, invocamos a Aristoteles que mide los pecados de nuestro hermano y que Cristo intercede al Señor para que lo reciba en su Paraíso soleado.

Dejo ahora hablar de él a los que le conocieron,



Allí intervienen los que lo desean

_________________
Igniusm


Ignius se levantó del banco y sacó de un bolsillo una medalla aristotélica que habia hecho fabricar a un orfebre que conocía. Era una medalla hecha de oro, con remaches de plata.

Se dirigió hacia el féretro y le puso la medalla cerca del corazón. El semblante era regio, todavía, recuerdo del sentido del humor que pocas veces había demostrado tener.

-Hasta siempre, amigo- le susurró el catalán.

Entonces se volvió hacia su banco, con una mezcla de sentimientos en el corazón por recuerdos pasados y la imagen del féretro que acababa de ver.

_________________
Fadrique


Los soldados cargaron el ataud del difunto monarca y lo bajaron hasta la cripta.



Una vez depositada en la que iba a ser su última morada, el Cardenal volvió a dirigirse a los presentes.

Antes enterrar sus restos, vamos a decirle un último adiós a nuestro hermano Carolum. Con respecto y afección, confiémoselo a Jah en la esperanza de reencontrarnos un día cerca de él.

El silencio se adueñó de la Catedral durante unos minutos.

Con todos los que nos precedieron y que ya viven cerca del Señor, con la comitiva inmensa de los santos, nosotros le deseamos un bueno último viaje a su sobre carnal.

Vamos ahora a confiar a la tierra el cuerpo de nuestro hermano en este lugar. Llegó momento de decirle " a Dios ".

Es un momento de tristeza, pero la esperanza tiene que quedar fuerte en nosotros. Porque esperamos ver de nuevo a Carolum cuando el Altisimo nos reunirá, en la alegría de su Reino.
Recojamosnos pensando en todo lo que vivimos con Carolum, a lo que el es para nosotros, a lo que el es para Dios


Mientras es depositado en la tumba, Fadrique rocía el ataúd de agua bendita y recita

Esta agua, memoria de tu bautismo, nos recuerda que Dios te hizo su hijo.
¡ Qué te reciba hoy en su Paz!

Los funerales han acabado, los presentes podeis desfilar depositando un puñado de tierra sobre su ataud.



_________________
Caasi


Caasi se encontraba triste y cabizbajo, como todos los presentes al fin y al cabo.
Después de escuchar a Fadrique, se agachó, cogió un puñado de tierra con su mano derecha y se acercó a la tumba.

Bueno, viejo amigo - susurró - Ahora estás realmente en paz - dijo en voz baja mientras echaba poco a poco la tierra sobre la zona de los pies del difunto.

_________________
Taresa


-Pero tesorito, si eras tú la que querías venir al funeral... -le susurraba Taresa a la muchacha, que ya había pasado a llorar a lágrima viva. Dejó que se recostara en su hombro, con cierta dificultad porque ya le sacaba casi una cabeza. "Es su primer rey", vocalizó casi sin sonido a unos vecinos de sitio: entre tanto noble, que eran de poco llorar al menos en público, pues no quedaba muy convencional... pero Lurien y las convenciones no eran grandes amigas.

Intentó seguir la misa, pero estaba tan ocupada intentando servir de consuelo que se le escapaba el ritual. "De verdad, Majestad, que yo quería comportarme correctamente", pensó. No era que hubieran tenido una relación muy estrecha, pero el rey siempre se había portado muy bien con ella, y además había valorado su trabajo: qué menos que despedirse decentemente.

-Ay Lurien, por todos los santos, para ya, por favor... -empezaba a notar un nudo en la garganta. Escuchó las palabras que finalizaban la ceremonia. -¿Quieres que nos acerquemos después? Dejamos que pasen los deudos primero.

_________________
Lurien.


-Ay Lurien, por todos los santos, para ya, por favor...¿Quieres que nos acerquemos después? Dejamos que pasen los deudos primero.

Lurien, notaba como Taresa empezaba a a ponerse un poco nerviosa con el comportamiento de la joven.

La joven, se secó las lágrimas,asintió y bajó la cabeza.

- Lo siento, Taresa...

La joven, respiró hondo y levantó la mirada, se dispuso a colocarse mejor el velo negro que cubría su rubio cabello y parte de su rostro.
Una vez que pasen los deudos, se acercaría y pondría una rosa en el ataúd... a parte de rezarle al altísimo, que proteja al único rey que ha conocido persona.

Cerró los ojos un momento para relajarse, respirando hondo.
Nunca había ido a un entierro y menos de una persona que había estado muy cerca de ella...

En voz baja se dijo así misma : ¨Vamos Lurien, vas a tener que enfrentarte a muchos eventos de éste tipo... y cada vez serán de personas más cercanas aún... ya eres una mujercita... asi que... a llorar a casa, que vas a tener fama de llorona ante los nobles...¨

Miró a su alrededor, y se volvió a tapar un poco más la cara con el velo.

_________________
Urania


¿Depositar un puñado de tierra sobre el ataúd? ¿Y mancharse las manos de tierra? Ah, no, no, no. Elena no habría estado de acuerdo con eso. Así que la Duquesa tampoco.

Y allá que fue Svein, renegando internamente porque según él lo que había que hacer era construir un buen barco y quemar los restos de Carolum mientras este se perdía por las aguas del Duero hacia alta mar, quien cumplió con este último (espero) requisito.

_________________
Zeian_de_berasategui


Todo había terminado y los restos físicos, la carne y los huesos mortales, de aquel gran hombre ya reposaban en el seno de la madre Tierra. Los presentes iban desfilando y Zeian, como el resto de los presentes, tomó un puñado de tierra y antes de arrojarlo sobre el féretro rezó en silencio por el alma del viejo amigo muerto:
...de la tierra venimos y en tierra hemos de volver a convertirnos, tierra a la tierra, ceniza a la ceniza, polvo al polvo...

_________________
Marta296


El funeral llega a su fin... al fin. Nobles y súbditos se acercaban a dar el último adiós al que fue un gran monarca.
Marta miró de soslayo al de Alba, que continuaba en la misma pose pétrea sin mostrar sentimiento alguno. No tenía duda de que estaba sufriendo por dentro y no tenía prisa por marcharse.
Puso su mano sobre la del joven y le susurró al oído.


Liborio, mejor me voy adelantando y os dejo a solas un instante. Os estaré esperando en el carruaje cuando esteis listo para marchar.

Presionó levemente su mano y le dio un beso en la mejilla antes de dejarle solo.

No le gustaba la cripta. Su propio primogénito se hallaba enterrado allí cerca y siempre se entristecía cuando lo recordaba. Se acercó al féretro y, tomando un puñado de tierra para arrojarlo sobre este, se despidió.


Adios, ex-cuñado... confío en que nos volvamos a ver algún día, dentro de mucho tiempo.

Dejó caer la tierra sobre el féretro.

Saludó a Fadrique y Marled con una inclinación leve y salió del templo.
Fuera el calor era casi insoportable pero al menos no sentía la opresión de aquellos muros. Se dio un instante antes de subir al carruaje a esperar al de Alba.

_________________
Lurien.


Lurien veía como los presentes y familiares del Rey, se acercaban para echar un puñado de arena , en el ataúd.

La joven miraba aquella escena, y le agobiaba que una persona pudiera estar en cerrada ahí, en una caja, sin luz, ni aire, ¡y para colmo le echaban arena!
La joven miraba a su alrededor nerviosa y de vez en cuando a Taresa, que seguia atenta.

La joven intentó fijar la vista en algún lado y lo lo hizo en el ataúd, se concentró tanto que le pareció hasta que la tapa se movía.
Dio un pequeño salto hacia atrás y miró a todos lados un tanto nerviosa, luego volvió a mirar y le pareció que de nuevo se movía, asustada pero sin dejar de mirar, agarró el brazo de Taresa, susurrandole.

- Tareeee, ¿ no lo has visto?

Su amiga parecía que no le prestaba mucha atención, entonces miró a la Marquesa Urania, intentó hacerle señas , pero nada.

La muchacha, respiró hondo y cerró los ojos. Se puso a pensar, mientras veía una y otra vez como los presentes enterraban poco a poco al difunto rey.

Su pecho empezó a oprimirle un poco

- Maldito corset... - se susurró así misma.

Su mente siguió dando vueltas , recordando los momentos con el rey, y llegó a la conclusión... que de el rey no podía morir, ¡no estaba muerto! ¡ no podía irse!

Lurien, empezó a respirar un poco entrecortada y unas nuevas lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas. Cada puñado de arena y el rey, ahí abajo, encerrado... no podía más...

Cayó de rodillas con la rosa en las manos y gritó.

-¡¡¡ NOOOOOO!!! ¡¡ por el altisimo! ¡ dejad de enterrarlo!
Sus ojos estaban nublados por las lágrimas y su mente estaba confusa de todo , se puso de pie y se dirigió hacia donde estaba el ataúd, miró a todos y señaló el ataúd, ya casi enterrado

- ¡Por los dioses del mundo entero! no ven que nuestro rey sigue vivo!

Se volvió a arrodillar y a llorar y tiró la rosa con furia al ataúd.

- ¡Señor! ¡ no te lo lleves aún! ¡ Tu! ¡ Tú que se supone que eres justo! ¡ Tú que nos ayudas a vivir! ¡ ¿ Porqué te llevas a nuestro Rey?!

La chica lloraba y decía cosas sin sentido, miró el ataúd de nuevo , cogió la flor del suelo y la fue despedazando y la fue tirando.

- ¿¡ quiere flores?! ¡ Ahí tendrá las flores que se merece! ¡ Porque es mi rey, no el tuyo! ¡ NO NOS HAS DADO PERMISO PARA QUE TE LO LLEVES!

_________________
Taresa


Tendría que haberlo visto venir. Pero no, se había fiado de la aparente calma que la chica había logrado al final de la ceremonia, y había pensado que una respetuosa despedida la ayudaría. "La próxima vez que pienses algo te das de cabezazos contra la pared hasta que se te pase". Y luego estaba tan entretenida mirando la cripta que todo se había ido de las manos.

Tomó a Lurien por los hombros y la sacudió con fuerza. La sorpresa pareció venirle bien: dejó de gritar, cosa que Taresa aprovechó para buscar una salida.

-Parece que está algo afectada... Lo sentimos mucho, sus señorías... -logró farfullar a los presentes, y tiró de la rubia hacia afuera antes de que se le pasara el susto y empezara otra vez.

Buscó un lugar apartado en una de las naves laterales, y con brusquedad apoyó a Lurien contra uno de los pilares. Le agarró la cara con ambas manos.

-Lurien, mírame. ¡Mírame a los ojos! -al menos ahora parecía que sus ojos veían y su cabeza entendía algo. -No hagas eso nunca más, ¿entendido? Delante de gente que no te conoce, sobre todo. Mira que hay personas, ya sabes, que pueden querer prenderte porque piensen que estas endemoniada -le costó un triunfo lograr decir esa palabra. ¿Sería eso lo que le pasaba? No, eso le pasaba a otra gente, a gente mala. A Lurien no. -Ya sabes, juicios, antorchas y... y... O si no, te encerrarán en un sitio sin ventanas y no te volveremos a ver -para entonces era Taresa la que temblaba y lloraba. -Que el Altísimo te proteja, y a Yeret también. No vuelvas a hacerlo, ¿entendido? Si alguna vez sientes que te vuelve a pasar márchate a donde no haya nadie, o avísame, que iré contigo -se calló, respiró hondo y buscó la manera de volver a tomar el control sobre sí misma. -Ahora vamos a salir, espero que no nos crucemos con nadie.

_________________
Lurien.


De repente una sacudida calentó unas de sus mejillas, tornándola a un tono más rojizo, asustada miró a quien lo había hecho. ¨Taresa...¨ , la chica no daba crédito.

Su amiga la sacó de aquella sala, y Lurien sin dejar de tocarse la mejilla dolorida, miraba a todos de reojo con verguenza.

Tenía muchas ganas de llorar, pero se contuvo, había hecho mucho comportándose así antes.

Taresa apoyó con brusquedad en uno de los pilares a Lurien, y ésta gimió un poco de dolor ante el golpe, luego vio como los ojos de su amiga se clavaban en los suyos y las manos de ellas le agarraban fuerte de la cabeza.

La rubia, sin dejar de tocarse la mejilla y conteniendo las lágrimas, miró a los ojos a Taresa.

-Lurien, mírame. ¡Mírame a los ojos!No hagas eso nunca más, ¿entendido? Delante de gente que no te conoce, sobre todo. Mira que hay personas, ya sabes, que pueden querer prenderte porque piensen que estas endemoniada.

¨¿Endemoniada? ¨ pensó la rubia, ¨¿por qué?¨ .... siguió mirando a su amiga, que seguía hablandole, Lurien nunca había visto a Taresa así, parecía descontrolada y eso asustó un poco más a la joven.

-Ya sabes, juicios, antorchas y... y... O si no, te encerrarán en un sitio sin ventanas y no te volveremos a ver. Que el Altísimo te proteja, y a Yeret también. No vuelvas a hacerlo, ¿entendido? Si alguna vez sientes que te vuelve a pasar márchate a donde no haya nadie, o avísame, que iré contigo.

Parecía que su amiga, iba controlándose. Lurien bajo la mirada al suelo, pero no hizo ni dijo nada, hasta que Taresa hiciera algo más .

-Ahora vamos a salir, espero que no nos crucemos con nadie.

La joven, siguió a su amiga , iba un poco separada de ella. Si decían algo que se lo dijeran a ella, no ha Taresa.
Lurien se cubrió más con velo negro, para que no le vieran el rostro, pero daba igual, ya la habían visto, y había hecho el ridículo ante todos, y había puesto en ridículo a su amiga.
¨Que locura... ¨la joven ya puso en funcionamiento sus pensamientos, ¨siempre igual... a éste paso mejor no salgo de casa...¨miro de reojo a Tare.
¨Luego me disculparé como es debido... ¨

Su mejilla le escocía, se la volvió a acariciar, y el escozor se hizo un poco más fuerte.
- Gracias Taresa. - Dijo con voz temblorosa y sin mirarle, solo se dispuso a seguir a su amiga hasta la salida.

_________________
Segrel






El trovador gallego acompañaba silenciosamente al desfecho de la ceremonia; ya se desenrollaba en su ápice.
No estaba muy cerca de los acontecimientos, todavía nada le escapaba ciertamente y sus sentidos de hombre que registraba las cosas (por medio de las cantigas y poesías), también se encontraban muy atentos, aunque llenos por la tristeza que no podría ser diferente en aquel instante.

Cuando entonces observó las personas más importantes y amigas del gran Rey que dejaban un poco de tierra sobre el féretro, ciertamente cómo una ultima despedida y adiós para la persona que nunca más estaría presente en la convivencia.
Otras personas soltaban sus sentimientos con lágrimas, gritos, por tan grande tristeza.

Entonces Iago Brais suspiró.
Recordó así los funerales gallegos, especialmente cuando ocurrían en las pequeñas villas bien más lejanas de los centros o plazas mayores, cuando tal gesto no era común o usual; sin duda que eran funerales de las gentes simples, mas al fin se trataba tan solamente de la difícil pierda de los entes queridos, separación definitiva de aquellas dos vidas distintas, material y espiritual.
En los funerales de su región de origen, era común que las gaitas gallegas se encontrasen presentes, acompañadas de flautas u otro instrumento cualquier, a volaren melodías de lamento, según las viejas tradiciones. Después, realizaban un banquete que las mujeres preparaban cuidadosamente.
Y finalmente en el día siguiente, familiares y amigos subirían el cerro más alto de las tierras locales para rezar al instante en que el sol estaría más alto y al centro del cielo…

Su pecho pareció un poco más dolorido ahora, mientras observaba las gentes a arrojaren puñados de tierra sobre el ataúd.
Pensó entonces cuando subiese alguno cerro para recordar sus antepasados o cuando encontrase uno regato para saciar sede, Iago Brais haría una última oración para El Rey que murió…



OOC/FRP: perdón por favor, por la mi dificultad con la lengua.

_________________
See the RP information <<   <   1, 2, 3   >>
Copyright © JDWorks, Corbeaunoir & Elissa Ka | Update notes | Support us | 2008 - 2024
Special thanks to our amazing translators : Dunpeal (EN, PT), Eriti (IT), Azureus (FI)