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[Rp] Operación Ryan

Moreno91


Era una noche fresca típica de a finales de septiembre, el Subirana y sus compañeros de ejercito se disponían a defender la ciudad de Lerida como hacían ya desde hacia varios meses.

A media noche mas o menos escuchó una gran marcha , y vio a lo lejos un montón de antorchas- ¿que diablos es eso?-dijo el colorado.
Se quedó mirando fijamente y vio unos estandartes con el escudo de la ciudad de Lerida.Bueno, no hay problema son nuestros amigos - le dijo a su batallón .

De repente aquel montón de antorchas empezaron a moverse como alma que lleva el diablo hacia la posición de Moreno y su batallón.Un proyectil alcanzó a uno de sus hombres en la cabeza el cual murió en el acto.
¡Maldita sea! , ¡es una emboscada!, ¡Son demasiados! Todos a cubierto!-Dijo Moreno gritando a su batallón

El ejercito de Lerida les dio caza, y hubo una corta batalla, ya que les superaban en mas del doble.

Un golpe de hacha quebró el escudo del Subirana haciendo a este caer al suelo.Este se levanto y atravesó con su espada a aquel pobre que lo atacó sin piedad alguna.
Su batallón había perdido la vida, solo quedaba el con vida , con mucha suerte y un poco de mañana logro escapar y refugiarse en un pinar entre la ciudad de Lerida y mozón en Territorio aragonés.

Dolorido y confundido se recostó en uno de los pinos a descansar, observando que nadie lo seguía.
¿que porras les a pasado?,¿porque me han atacado?- dijo sin aliento alguno-.Busco en sus alforjas y encontró un trozo de pergamino sucio y arrugado. Tengo que avisar a Caspe de lo que a sucedido- Pensó-

Pasaron unas horas y el sol empezaba a salir por el horizonte, los comerciantes y los mensajeros comenzaban a pasar por el camino.
Salió del pinar corriendo y se acercó corriendo a un mensajero que por allí pasaba.
¡Disculpa!¡ hágame el favor!! ¡ déjeme escribir unas lineas por favor !-le dijo al mensajero

¿es usted soldado verdad?, no tiene muy buen aspecto - le dijo al colorado entregándole una pluma.

Moreno tomo la pluma y escribió:


Citation:

E tenido un problema , e sido atacado brutalmente en la ciudad de Lerida a manos del ejercito de la ciudad, mi batallón a perdido la vida, logré escapar de allí y me encuentro en el camino que va de Lerida a monzón en un pequeño pinar, no sera muy difícil encontrarme, por favor solicito vuestra ayuda no se lo que podre aguantar aquí.

Un Cordial saludo


Moreno Subirana y Castelldú




Le entrego aquel papel rugoso y mugroso y se lo dio al mensajero ¿podria llevarlo a Caspe lo antes posible?, solo tiene que llevarlo a los cuarteles donde lo recogerán.-le preguntó moreno.

Sí desde luego que si , pero esto va a costar muy muy caro ya que es una urgencia...-le contestó el mensajero.

Moreno se le quedó mirando y se lo dio. Maldito desgraciado , comos e aprovecha de la situación-Pensó. Le sonrió y le dijo: Tenga caballero, entréguelo en los cuarteles de Caspe y allí pida su recompensa se la darán gustosamente, un saludo y gracias

El colorado se volvió a esconder en los pinares para que no le viera mucha gente, y rezó a aristoteles para que vinieran por el.

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Noega


¡¡Maldita sea!! - Creía murmurar para sí la da Lúa mientras rebuscaba visualmente en el armario de los licores de la Sala del Alto Mando - ...fin de semana, y ni aquí es posible encontrar algo que me quite este tremendo dolor de cabeza...¡¡bebería destilado médico si con eso pudiera calmar las voces!! pronunció algo más alto de lo que debería, seguramente.

Un jolgorio inusitado para la hora que era, se oyó en el patio de armas del Cuartel de los Dragones en Caspe. Curiosa se asomó al ventanal de la sala. Parecía ser un mensajero discutiendo el pago de una entrega con la guardia del turno de noche.

Bajó las escaleras, quizás aquellos hombres tuvieran "algo" para pasar la noche algo más "calientes". Se acercó al grupo con el interrogante en la boca - ¿Quién demonios es este? Esto es una instalación militar, buen hombre, tenemos nuestros propios mensajeros, obviamente no nos fiamos de cualquier.... - dijo mirando el zurrón que portaba siendo interrumpida. Odiaba que se el interrumpiera y lo miró con odio.

- Un...Un...Un hombre con los pelos revueltos...del color del mismo infierno... - Jadeaba - Me aseguró que me pagaríais el triple, qué digo... ¡¡¡el cuádruple!!!! por entregar este mensaje urgente en este mismo cuartel - Noega abrió los ojos - ¿del mismo infierno decís? - El hombre asintió - Traed eso aquí ahora mismo y acompañad al guardia, él os dará cama y cena, mañana hablaremos del valor de vuestra información - Sentenció tan duramente que el hombre soltó el trozo de papel sin rechistar y siguió al guardia regordete dando tumbos hasta las cocinas.

Solo conocía un puñado de pelirrojos de los cuales, dos se encontraban en Caspe, una era su sobrina que dudosamente podría haberse hecho pasar por hombre dadas ciertas curvas delatoras y de los otros dos solo uno de ellos podría querer enviarle un mensaje al Cuartel de la Guardia - Por todos los dioses Subirana, qué has liado ahora? Te dije un millón y medio de veces que te arriesgabas en vano...suspiraba mientras desarrugaba el mensaje.

Leyó...Releyó.... y Soltó el papel asimilando la información y el mismo cayó suavemente meciéndose en las ráfagas de viento nocturno hasta posarse en sus pies.

Pensó un instante y sin meditarlo dos veces, todos sus sentidos enfocaron la ventana abierta del Despacho del General de los Dragones. Sabía que aún se hallaba entre papeles y soldaditos de plomo... un grito salió de su interior cortando la tranquilidad de la noche y alarmando a toda la guardia presente en las inmediaciones - ¡¡¡CASTELDÚ!!!.. ASÓMATE A LA VENTANA!!! - .......y tírame una trenza, hubiera dicho si no estuviera subiéndole el calor a las mejillas por la ira.

Definitivamente, no había cosa que más le irritara que las puñaladas traperas por la espalda y este era un caso sangrante.

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Kossler


El General se hallaba escribiendo los libros del adiestramiento teórico de la Academia Militar de la Guardia cuando sintió un grito. Terminó de escribir la frase sobre el papel y luego levantó la pluma, la limpió y la posó sobre la mesa. Cerró apuradamente el tintero.

No había oído con claridad lo que habían dicho ni quien era, pero había sonado del exterior. La frase era algo así como "Castelldú, vente a Totana". Pero... ¿Totana? ¡Si eso estaba muy lejos!

Ante la duda, el General se asomó al alféizar de la ventana y sacó su cabecita por ella. Le parecío dirimir, en la oscuridad más absoluta a Noega, que parecía nerviosa y agitada, más que de costumbre. Curioso el Marqués devolvió otro grito.

-¿Qué dices de que vaya a Totana? -Preguntó, a grito "pelao" en medio de la oscura y fría noche caspolina.

De oirlo, los soldados que hacían guardia se quedarían de cuadros, sin lugar a dudas.

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Joanbantuin_segon


Desde las murallas, Joanbantuin_segon seguía atentamente toda la escena: un mensajero que traía una carta para la Duquesa, su cara de ira al leerla, la llamada a Kossler... Algo gordo se cocía. Y esta vez no se lo pensaba perder.

Se acercó al suboficial de guardia:

-Mi cabo... Sabe que siempre cumplo con mis obligaciones militares. Que siempre soy el primero en llegar y el último en marcharme. Que.. En fin, ¿sería posible que alguien me sustituyera esta noche?

El cabo levantó una ceja sorprendido ante la insólita petición. El dragón habitualmente sereno y cumplidor, se movía de un lado a otro al borde de un ataque de nervios.

-¿Cuál es el problema, soldado?

-Eeeeh, bueno...

Una sonrisa irónica apareció en el rostro del suboficial.

-Entiendo. No diga más. Hoy llegó una troupe de bailarinas exóticas. Hace mucho que no se toma unas cervezas bien acompañado...

Joanbantuin_segon asintió con la cabeza y puso su mejor cara de no haber roto un plato en su vida.

-Vaya, soldado, vaya. Se lo ha ganado.

En un visto y no visto ya estaba tras la Duquesa:

-Sea lo que sea, quiero participar. Por la memoria de mi padre...
Moreno91


Durante el largo día estuvo buscando todo tipo de sustancia comible, ya que solo tenia en su alforja una pequeña hogaza de pan destrozada de todos los golpes sufridos. Se supone que esta hogaza era un pequeño tente en pie para la noche pasada-pensó soltando una risa-.

Buscando y buscando no encontró nada bueno para comer, tan solo piñones muchos piñones.Bueno... hay que dar gracias encima... -dijo mientras recogía piñones.

Antes de caer la noche , buscó un buen sitio para poder darse alguna cabezada.
En mitad del pinar había un pequeño descampado donde los rayos de sol habían estado calentando el suelo, Bueno... menos da una piedra-dijo . Abrió su alforja y cogió un trozo de la desquebrajada hogaza de pan , y se atiborro a piñones, pues tenia mas hambre que un oso.

La noche ya había teñido todo el cielo de oscuro, contemplando las estrellas el sueño le pudo.Se quitó la capa y se la hecho por encima para no quedarse frió.

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Noega


Se rascó la cabeza pensativa...¿Totana?¿Totana?...pinchazo simultáneo en ambos lados del cráneo....apretó los ojos bajó la mirada y se puso los dedos fríos sobre los párpados unos segundos.

Su viejo profesor bacterio "el jóven" (ni idea del porqué de ese nombre descabellado) se le personó en el centro del estrado de su cabecita..- Mave...Mavitania...Totana - Susurró, reaccionando, tras sacudir la cabeza para difuminar la sombra del maestro, cuyo rastro, tras un ¡PUF! y una nubecita, se transformó en la nada

- ¡¡¡Noooooo GENERAL, UN POCO MÁS AL NORTE!!! - Gritó, con un brazo jotero sobre la cadera, mientras señalaba con el otro, la posición casi exacta del paraje sito entre Monzón y Lleida, a la ventana, ya ocupada por la cabeza melenuda de Kossler - suspiró - ¡Baja Ipsofacto!¡Que una dejó de vender verduras ya hace un tiempo.... - Requirió al General de los Dragones mientras tomaba una antorcha de la pared y le pasaba la mano por encima repetidas veces, quemando posteriormente la puntita de un palo con el que comenzó a dibujar en la arena del patio trazos, con un sentido muy predeterminado.

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Kossler


El Marqués se encogió de hombros y negó con la cabeza. Nunca pensaba que iba a hacer lo que estaba pensando hacer en ese instante. Sin embargo, fuera por la locura de la edad, la botella de vino vacía del despacho, que la cosecha había sido buena, los astros estaban alineados o la pipa de algas terminada se sentía más jovial que de costumbre.

Cogió la espada colgada en su magnífico colgador de espadas y se acercó de nuevo a la ventana. Primero pasó una pierna, y luego otra. Dubitó un instante, pero finalmente, saltó.

Aterrizó primero con las dos piernas, luego la mano derecha, con la espada cogida por la empuñadura, tocó el suelo y amortiguó el golpe. En realidad, el salto había sido de poco más de metro y medio, pero bueno. El General se irguió y se ató a Tenebrosa al cinto. Caminó hasta Noega, que parecía comerse las uñas.

-¿Qué pasa? Tu crees que estas son horas para molestarme... El vino y yo teníamos una cita y la has dejado a medias. Ahora tendremos que volver a quedar mañana y tal vez pasado. Y aún así, no estoy seguro que podamos recuperar la relación que hemos perdido. -Dijo el Marqués, algo achispado. -¿Qué dices que pasa un poco más al norte de Totana?

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Noega


Algo nada habitual debía flotar esa misma noche, suspedido en las alas de la bruma, que a media rodilla llegaba ya, cuando aquel ser racional, el general de los dragones se hallaba, piernascolgando, sobre el alféizar de su propia ventana - No, no lo hará - sonrió para sí y bajo la cabeza siguiendo con su planificación en la arena.

De repente un sonido sordo, como que un saco de patatas nuevas hubiera hecho su aparición en la escena estampándose contra el duro suelo del patio de instrucción, la sobresaltó ¿Pues no se había tirado al vacío Casteldú y había aterrizado incluso con su pierna mala? - Yo quiero un poco de eso que tú tomas por las noches, querido - Le dijo lo más seria que pudo dada la coyuntura dejando escapar una risita al ver que el susodicho andaba sin problema alguno.

-¿Qué pasa? Tu crees que estas son horas para molestarme... El vino y yo teníamos una cita y la has dejado a medias. Ahora tendremos que volver a quedar mañana y tal vez pasado. Y aún así, no estoy seguro que podamos recuperar la relación que hemos perdido. ¿Qué dices que pasa un poco más al norte de Totana?

La de Caspe, sonrió - !Lo que faltaba!, emergencia-emergencia, y el de Mequinenza quedando a escondidas con uno de sus caldos secretos - Inclinó la cabeza - Tardíiiiia es la hora..en que decide aparecer el conjurador....malas nuevas de un indeseado... - Señaló al mensajero que se perdía por la puerta de las cocinas mientras sacudía la cabeza al ver la incredulidad en los ojos brillantes de Kossler. Se acuclilló y recogió el trozo de papel que minutos antes le había sido entregado - Lee tu mismo - Le dijo acercándolo la antorcha hasta que sintió el calor en su cara - Este es el punto exacto - dijo clavando el palito en la arena como una jabalina a lo largo de una línea que parecía ser un camino - Y esto ha de ser alto secreto...a saber lo que tiene que estar sufriendo el pobre muchacho...si es que sigue con vida....algo me dice que así es.. si su maldito padre no se hubiera dejado... - pensó para sí recordado a aquél desagradecido, prepotente ¡Malditos Subirana! al que quiso como un hermano.

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Moreno91


La noche era fría y pesada, por mucho que quisiera dormir era una tarea difícil, el miedo a que lo encontrasen estaba presente en todo momento, y si lo hacían seria su fin.

Mirando a la nada empezó a pensar en toda su vida, en todos los momentos vividos y en toda la gente que conocía.
Toda la buena gente que conozco , mi familia amigos, puede que no les vuelva a ver-dijo con la mirada fija hacia la nada-y mi madre.. primero muere mi padre y luego yo, uufff-dijo mientras sus ojos empezaban a lagrimear.

Se agarro el colgante que llevaba con fuerza y allí se quedo recostado en la inmensa soledad.

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Kossler


Gruñó y tomó el papel con rabia, sacando los dientes.

-A ver que es lo que es tan importante... -Dijo desarrugando el papel, algo molesto.

Comenzó a leer y sus ojos se fueron abriendo, moviéndose de un lado a otro, leyendo avizores las líneas de la misiva. Cuando terminó, se acercó con paso apresurado a una de las antorchas y quemó la carta, que se consumió con rapidez. Hizo una mueca de desaprobación y miró a la Duquesa.

-Espero que nadie más que tu y yo haya leído esta carta. Por el bien de la misión. -Dijo el General recobrando su seriedad. -Necesito los soldados más confiables de los que dispongamos. A ser posible, del propio Alto Mando. Manda despertarlos, sácalos de las camas y tráelos a guantazos si hace falta. -Dijo tajante el de Castelldú mientras ataba la espada al cinto. -Salimos en dos horas. Aprovisionamiento para diez días.

El Marqués llamó a un mozo y le ordenó que trajeran su montura.

-Cabalgaré a Mequinenza a recoger mis cosas, a buscar los subministros y a prepararme. Que los demás hagan lo propio. Quedamos en dos horas a las puertas de la muralla. -Luego se giró. -Que vengan Joan y Veldaia. Si vienes tu, seremos suficientes, si no, busca a otro mas.

El mozo llegó con la yegua y el caspolino montó rápidamente. Levantó la mano en señal de despedida y sin mediar palabra salió a todo galope hasta Mequinenza.

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Noega


Ciertamente cualquier atisbo de la graceja alcoholistica que el general portaba hace unos minutos desapareció como el humo en el que se convirtió aquel trozo de papel.

Puede que el mensajero leyera la misiva auqnue seguramente no entendiera la gravedad del asunto -
Levantó la mano haciendo que el guardia de la puerta se acercara - Salimos, que ese hombre no abandone estos muros hasta que no regresemos, si se irrita y os causa problemas encerradlo y si se resiste en demasía, ya no nos sirve de nada, me habéis entendido. - Durante ese minuto el General había seguido hablando girando sobre sí mismo, de entre sus palabras acertó a racionalizar tres conceptos, Joan, Veldaia y dos horas. Se abstuvo de volver en sí a Casteldú, puesto que en unos segundos más ya había salido dirección a las caballerizas - Ya los busco yo, hay trecho hasta Mequinenza, espero que sepáis seguir una línea recta y no terminéis en ninguna cuneta - sonrió para sí a sabiendas de que cuando la adrenalina domina tu cerebro no hay sustancia adormecedora del mismo que surta efecto.

Girando sobre sí buscó a Joanbantuín Segón, lo había visto minutos antes sobre la muralla y lo encontró descendiendo la misma apresurado. En dos zancadas lo tuvo a la altura - Recoged provisiones para 10 días de las despensas. En dos horas en la puerta montura y armamento en mano y guardad silencio, como siempre, es delicado - sonrió levemente al susodicho viéndolo impaciente de mostrar su ya conocida valía.

Sin más, mandó traer su montura y salió como alma que lleva el diablo dirección al peñasco. La vivienda de Veldaia le quedaba de camino y seguramente estuviera despierta aún a esas horas.

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Veldaia


Veldaia estaba todavía despierta estudiando un grueso volumen que rezaba "Conocimientos militares básicos". Suspiró pensando en la ironía que suponía el hecho de que le resultara más difícil la batalla que estaba librando con aquella materia que todas las que había librado con una espada real. "Claro" pensó "con tanto ir de aquí para allá deshaciendo entuertos, ¿cómo va encontrar una tiempo de estudiarse ese tocho?

Pensando en lo tarde que era y que debería irse ya a descansar si quería estar despierta al día siguiente para asistir a clase en la Universidad, acarició con cierta ternura un resguardo en el que se leía lo que le había costado la mátricual de las últimas clases. Pero valía la pena cada moneda gastada si lograba terminar alguna materia, ahora que por fin habían vuelto a casa y tenían un poco de calma.

Sonrió de nuevo, tomó una vela para iluminar el camino hasta a su habitación y casi se le cae al oír un sonido inconfudible en mitad de la noche. "Cascos de caballos... y es más de uno." pensó mientras aguzaba el oído. Se estremeció al darse cuenta de que cada vez estaban más cerca: "Que no vengan aquí, que no vengan aquí..." se repetía con más ganas que convicción, mientras empezaba a buscar por la casa su espada y escudo, solo "por si acaso": nunca se sabe que trae la noche pero dos caballos al galope no suelen ser una buena señal.

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Noega


El eco de sus cascos en la tranquilidad de la noche, y al reververar contra los muros de piedra, probablemente pareciera el discurrir de una manada de elefantes errados. Miró hacia atrás incluso pensando que alguien le seguía, se detuvo ante el portón y saltó de su montura sin amarrarla, sabía a ciencia cierta que no se movería de aquel punto.

Mientras se retiraba la capucha para no intimidar a quien dispusiera abrir el acceso, hacía sonar la aldaba con cuidado, ya que no eran horas para el estruendo. Unos ojos se vieron a través del pequeño ventanuco - Su señora Veldaia estará despierta a estas horas? - interrogó a la mirada fija del otro lado de la puerta.

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Veldaia


Veldaia había observado desde la ventana cómo los caballos se acercaban a su casa y le había parecido distinguir una figura conocida. Pero, aún así, prefirió aguardar tranquilamente tras la sólida puerta de casa para ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.

La aldaba sonó con más suavidad de la que el estruendo de los cascos de los caballos habia presagiado, y tanto el rostro que quedó al descubierto al retirarse el visitante la capucha como la voz que susurró su nombre eran inconfundibles. Con un suspiro de resignación Veldaia abrió la puerta e invitó a la Duquesa a entrar, mientras tomaba la capa de viaje que tenía guardada en un armario de la entrada y se iba colocando las armas que también tenía a mano.

-La noche no trae nada bueno, Duquesa, y aunque vuestra presencia siempre es bien recibida en mi hogar y suele ser motivo de alegría y celebración, todo apunta a que no traéis buenas nuevas... ¿Debo mandar que ensillen mi caballo y acompañaros, o requerís de mí otro tipo de servicios? - preguntó Veldaia mientras sonreía a Noega albergando seguramente falsas esperanzas. La muchacha siempre estaba dispuesta a servir a la duquesa y a ayudar a sus amigos, y le gustaban las aventuras como al que más... Pero el recuerdo de la matrícula pagada de la Universidad le hizo desear que, por una vez, su instinto se equivocara y ella pudiera terminar la noche durmiendo en su lecho y no calbando hacia un destino incierto.

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Noega


La da Lúa adivinó los pensamientos de Veldaia - Sí, sí... yo también desembolsé una fortuna ayer mismo.... - dijo mientras sacudía la cabeza - Puede que nunca terminemos lo que empezamos, pero....pero... - dudó un instante si alarmarla del todo y suspiró - Las cosas para ciertos dragones de Lérida se han complicado mucho, Vel. Acabamos de recibir mensaje de Moreno Subirana, se halla malherido en algún punto entre Monzón y Lleida - bajó la voz al mínimo incluso quebrándosele sin poder evitarlo- si lo encuentran, lo rematarán...y yo...y yo... le prometí a su maldito padre, que cuidaría de él... se que es mucho pedir...sadremos un pequeño grupo...e intentaremos que sea breve...te lo juro - terminó diciendo con carita de súplica - por supuesto, que es totalmente voluntario y lo entenderé perfectamente si te niegas.

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