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[RP Cerrado] Torre de los Ángeles – Homenaje

Rose_de_anthares


Allí estaba la señora de Guadalest, la incansable defensora de los intereses de su región y de su reino.

- Doña Mafis, señora mía, os hemos llamado ante nos pues somos concientes de vuestros esfuerzos incansables para con el reino de Valencia - miró a los ahi presentes y continuó - es por eso que hoy, en esta sala dónde alguna vez el Rey Yuste os entregó el señorio de Guadalest, será conocido por todos que Yo, Rose I de Valencia, os elevo el rango de vuestro titulo y señorio para que a partir de ahora os llaméis Baronesa de Guadalest - le sonrió - y como este día os doy una nueva encomienda, renovad, pues, ahora vuestros votos de vasallo.

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Mafis


Ante le anuncio de la Reina, Mafis dijo:

- Yo Mafis Ilitzky Amzalag, acepto con orgullo y humildad el titulo de Baronesa de Guadalest, que me confiere y juro por mi fe, por conciencia y por mi honor que seré fiel a usted, a nuestra casa y a todos nuestros sucesores y a nuestro amado Reino, así como prometo acudir a usted cuando me llamé contra todo aquel que osare perjudicar nuestro nombre o nuestros dominios.

- Seguiré como hasta ahora, con la Defensa de estas tierras y continuaré dando a mi gente el auxilio y protección que hoy me encarga.

- Es esta mi voluntad, y así la cumpliré hasta el fin de mis días o hasta que usted me libere de este juramento.
- Hizo una reverencia ante la Reina.

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Sólo quiero navegar en el remanso de tus ojos y dejarme arrastrar por el torrente de tus labios.
Rose_de_anthares


- Id , pues, ahora como Baronesa de Guadalest. Y si rompéis el juramento que habéis pronunciado y que hoy nos liga ante Dios y ante los hombres, que la justicia de los hombres os persiga y la justicia de Dios os condene. -

Tomó el pergamino y sonrió unos instantes. La miró y lo puso en sus manos - Mafis, mi siempre leal, recibid este Pergamino en el que se plasma en letras vuestro nuevo nacimiento. - le besó las mejillas y luego le abrazó con fuerza.

Luego sonrió. Con un gesto le permitió a la Baronesa retirarse y continuó con la ceremonia.

- Llamo a su señoría Gulf de Östemberg y Pombe, fiel vasallo, para que se presente ante nosotros.-

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Gulf_de_ostemberg


La ceremonia continuaba su curso mientras el de Picassent, sentado frente al público junto a Sus Majestades y la Camarlengo, observaba a cada uno de los llamados aquel día. Los homenajeados eran numerosos, pero de entre todos, un nombre había calado hondo en su cabeza, en su terca cabeza.

Ares del Maestrat
– murmuró.

La atención se iba perdiendo a cada momento, y cientos de planes y cavilaciones comenzaban a volar entre sus pensamientos fugaces como alma que lleva la Criatura Sin Nombre. Imágenes distorsionadas de aquellas tierras que en algún momento hubiera visitado, ya difusas por el tiempo, pero cada vez más claras y necesarias para tramar su plan, su plan de asalto. Aquel viejo no tendría elección. O le prestaría su ayuda o debería olvidarse de su bodega…

El sueño le estaba embargando al Canciller, motivado por el continuo trabajo que noche tras noche le mantenía en vela, y la cabeza comenzaba a balanceársele cuando se sobresaltó en su asiento.

…de Östemberg y… fiel vasallo, para que se… nosotros
– escuchó con poca claridad.

Abrió los ojos asustado. ¿Había escuchado bien? Miró entonces al Rey consorte, que le miraba como esperando, y se señaló a si mismo como diciendo “¿A mi?”, a lo que el hombre asintió con la cabeza.

Sufro de oído…
- le susurró.

Trabajosamente se puso en pie y tomó su bastón, observando desde su nueva posición toda la sala, y entre el gentío a su esposa, que le miraba con una sonrisa radiante. Se le pasó por la cabeza lanzarle un beso, pero pensó a tiempo que habría sido poco protocolario y decidió ir al lugar correcto, frente a la Reina.

Se paró un instante ante ella, unos diez segundos que le parecieron sin embargo bastante más largos, mirando el cojín que en el suelo se encontraba, para que pusiera su rodilla en tierra. La camarlengo no debía haberse planteado que sucedería si llegaba una persona de su edad a aquella situación, sin duda. Levantó la vista y observó a la Reina, que parecía algo divertida ante la escena.

No quedaba más remedio, así que decidió tirarse a la aventura, y sin pensarlo más se dejó caer sobre sus rodillas, como un peso muerto. Levantarse ya sería otra historia, y algún alma caritativa habría en la sala…

Ante vos, Majestad, aquí tenéis a vuestro vasallo, leal a vos y vuestro Reino hasta el último aliento
– comenzó.

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Rose_de_anthares


Gulf, el pelirrojo, el de siempre. Ante ella con sus gestos de vejez que bien sabía eran por llamar la atención, porque sí, era un hombre fuerte y dispuesto, campeón de muchas lides, uno de los pocos se mantuvo firme en tiempos difíciles.

- Señoria Gulf, leal mio y del amado reino, os hemos llamado ante nos pues como pocos, sois un hombre de temple de acero, fiel hasta el final a vuestros ideales de justicia - miró la sala - es por eso que hoy será oído y conocido por todos que Yo, Rose I de Valencia, os elevo el rango de vuestro titulo y señorio para que a partir de ahora os llaméis Conde de Picassent - le sonrió mirándole a los ojos - y como este día os doy una nueva encomienda, renovad, pues, ahora vuestros votos de vasallo.

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Gulf_de_ostemberg


Aquellas palabras de la Reina le aceleraron el corazón en un instante, no como solía conseguir su esposa, sino de otro modo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, de los pies a la lengua, y sin poder esperar más, alzó la voz con firmeza.

Nos, Gulf de Östemberg y Pombe, Canciller Real y hasta el día de hoy por la gracia del Altísimo, Señor de Picassent, acepto con orgullo y humildad el nuevo rango de Conde de Picassent que me conferís y juro por mi fe, única y verdadera, por conciencia y por mi honor que os seré fiel a Vos, a vuestra casa y a todos vuestros sucesores y a nuestro amado Reino, hasta que el Señor me lleve de este mundo, así como prometo acudir a vos cuando me llaméis contra todo aquel que osare perjudicar vuestro nombre o vuestros dominios.

Mis tierras serán defendidas con virtud y justicia, y daré a mi gente el auxilio y protección que hoy me encargáis.

Esta es mi voluntad, y así la cumpliré hasta el fin de mis días o hasta que vos me liberéis de este juramento.


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Franciska


La sorpresa se había apoderado de Franciska que hasta ese momento observaba la ceremonia en forma silenciosa. En algún momento de la ceremonia había pensado en salir un poco del salón y caminar, pues temía sus piernas se entumecieran impidiéndole la circulación de sangre. Fue entonces cuando escucho el nombre de su esposo y una emoción le acelero el pulso.

Cuando su esposo se puso frente a la reina, Franciska sintió su corazón detenerse ante la emoción, y cuando escucho de la Reina el honor otorgado a su esposo, casi salto de felicidad olvidando el protocolo de la ceremonia en la que se encontraba.

Oh por las Barbas de Christos! - Susurró bajito llevándose una mano a la boca, emocionada casi hasta las lágrimas, su esposo juraba ante la reina como conde, y eso la tenía con el corazón inmensamente feliz.

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Muchas Gracias mi niña Ary...
Rose_de_anthares


Que feliz estaba de ser quien diera reconocimiento a aquel hombre - Id , pues, ahora como Conde de Picassent. Y si rompéis el juramento que habéis pronunciado y que hoy nos liga ante Dios y ante los hombres, que la justicia de los hombres os persiga y la justicia de Dios os condene. -

Tomó mirando sonriente a la camarlengo real, se giró y lo puso en las manos del pelirrojo - Gulf, mi siempre y constante leal, recibid este Pergamino en el que se plasma en letras vuestro nuevo nacimiento. - lo ayudó a ponerse de pie, le miró, besó cada una de sus mejillas y le abrazó fuertemente.

Movió su cabeza como gesto para permitir el Egregio conde se retirara. Continuó así la ceremonia.

- Llamo a Nicolás de Borja, Secretario Real y Gobernador del Reino de Valencia para preguntarle si desea formar parte de los leales vasallos del Reino.-

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Ederne_bp


Cada nombramiento traía consigo emociones diversas y desde mi posición, podía observar a cada uno de los presentes, en más de un caso había visto los cuchicheos trasladarse de uno a otro en aquel salón.
Hacia solo minutos que el pelirrojo ex capitán de navíos, señor de Picassent y canciller del reino se había puesto de pie debido al llamo que la reina le hacía y ahora juraba como conde, algo que me ponía muy contenta, el titulo de señor que llevaba aquel hombre hacía ya tiempo que había sido superado por sus acciones para con el reino, sin duda aquel titulo otorgaba a Gulf un poco de reconocimiento por sus obras.

Le observaba desde el asiento a un lado de mi madre, le miraba con buenos ojos, su familia estaría orgullosa de él y sus logros, deje llevar mi imaginación - … y pensar que en algún momento yo, el, ellos… - apenas puse atención a sus respuestas.

Instintivamente desvié la vista para posarla sobre los ojos de mi esposo, que me observaba en ese preciso momento, ¿acaso leía mi mente? - negué y le sonreí, perdida en sus ojos y deseosa de besarle, el encanto se perdió al escuchar las palabras de mi madre por sobre la concurrencia….

Llamo a Nicolás de Borja, Secretario Real y Gobernador del Reino de Valencia para preguntarle si desea formar parte de los leales vasallos del Reino.-

Sonreí ante aquel llamado, el no había tenido en sus manos invitación, debía estar allí, por su cargo, quizás fuese una sorpresa o tal vez, se emocionara, aun no lo sabía bien, pero si sabía, que El Borja, se merecía un reconocimiento a todo su actuar, incluso anterior a conocerlo y enamorarme perdidamente de el

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Nicolino


Finalmente el momento había llegado, y la voz regia anunciaba su llamado a la nobleza, a contarse entre los vasallos de su Monarca, a ser enaltecido, siendo llevado a un estamento superior y privilegiado. Tendría tierras que le serían propias, a él y a sus herederos, súbditos por cuyas vidas velar, y poder. Poder de aplicar la justicia en los límites de sus feudos, y de mirar con codicia los feudos de sus vecinos. Aquello, sin duda, abría ante él un amplio abanico de posibilidades muy distintas las unas de las otras, en las que podría pensar con detenimiento una vez esté en el estudio de su nuevo castillo. ¡Vaya si se adelantaba a los hechos aquel hombre!. El Borja aún no había sido nombrado, y ya se veía en los jardines de su futura hacienda, con su esposa y sus hijos.

Y así fue como mientras caminaba con determinación, hacia el trono, volvió a pensar en ella, aún a pesar de su cegadora felicidad y difusas ideas, propias de aquel que sabe que ascenderá aquel día a la inmortalidad. Antes de ser llamado, había sostenido en ella la mirada por unos instantes en medio del nombramiento del de Picassent, a la vez que este respondía las preguntas del juramento de vasallaje. Notó que los ojos de su amada estaban puestos en la ceremonia. Se preguntó, con inquisidora curiosidad, en qué pensaría. Fuera como fuera, ella no tardó en darse cuenta que le observaba, y le sonrió.

El Gobernador ya había llegado ante el trono, donde anteriormente se hubieran sucedido abrazos y demás gestos de afecto, que él veía como un peligro: que alguien solo pudiera contar con el favor del Monarca en el Consejo Real, inclinaba en su contra la balanza. Se arrodilló, y manteniendo su vista fija en el alfombrado, pronunció, con voz clara y segura:

-Sí, deseo formar parte de los leales vasallos del Reino.

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Rose_de_anthares



Rocordó el día en que conoció al ahora hijo político. Traía pocas pertenencias pero un espíritu lleno de energía, ánimo y ganas de trabajar en la que ahora sería su tierra. Y así lo hizo, inclaudicablemente e incluso en situaciones como las de Dénia, cuando ella misma se vió a sola frente a unos mapas sitiando la ciudad, ahí estaba el Borja, animándole a seguir. Pero eran sus labores, las alcaldías, las defensas y el gobierno lo que llevó a ambos a vivir este momento. Era su entusiasmo y su entereza las que ahora recibirían recompensa.

- Que sea conocido por todos que Yo, Rose I de Valencia, otorgo a vos, Nicolás de Borgia, el titulo de Conde de Gandia - su sonrisa casi le transformó el rostro - Jurad, pues, ahora vuestros votos de vasallo.

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Nicolino


Era parte de la alta nobleza del Reino. Intentó disimular su desbordante felicidad, camuflándola de solemnidad. Aquellas eran tierras que los Borjas reclamaban suyas por derecho, y que el destino tenía que concederles. Alzó su mirada, de forma que la Reina no dudara de la veracidad de sus palabras. Siendo que asumía un compromiso de enorme trascendencia, no le gustaba el hecho de tener que mirar fijamente la alfombra, lo cual para él vaciaba de significado las palabras que recitaría.

Deseaba que toda frase que manara de su boca tuviera valor, que él le diera, no diciendo nada que no comprendiera, o tuviera que repetir como parte de una mera ceremonia, una formalidad que habían establecido así quienes les precedieron.


-Yo, Nicolás Borja, acepto con orgullo y humildad el titulo de Conde que me conferís y el Feudo que me ofrecéis y juro por mi fe, por conciencia y por mi honor que os seré fiel a Vos, a vuestra casa y a todos vuestros sucesores y a nuestro amado Reino, así como prometo acudir a vos cuando me llaméis contra todo aquel que osare perjudicar vuestro nombre o vuestros dominios.

Defenderé las tierras que hoy me entregáis con virtud y justicia, y daré a mi gente el auxilio y protección que hoy me encargáis.

Es esta mi voluntad, y así la cumpliré hasta el fin de mis días o hasta que vos me liberéis de este juramento.

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Rose_de_anthares


Sería un buen noble y cuidaría del reino como era su deber con la voluntad recia que demostraba, eso, o su hija le haría cumplir su palabra, de eso estaba segura - Levantaos, pues, ahora como Conde de Gandia. Y si rompéis el juramento que habéis pronunciado y que hoy nos liga ante Dios y ante los hombres, que la justicia de los hombres os persiga y la justicia de Dios os condene. - le extendió la mano para ayudarle a ponerse de pie.

Notó en el rostro de su hija la alegría al entregarle el pergamino, ella le correspondió con una sonrisa - Nicolás, mi leal, recibid este Pergamino en el que se plasma en letras vuestro nuevo nacimiento. - puso el pergamino en sus manos, le vió a los ojos, directamente a ellos, y luego besó cada una de sus mejillas sellando así la ceremonia de su ennoblecimiento en medio de un abrazo.

Movió su mano permitiéndole se retirara. Miró unos instantes la mesa con los pergaminos, solo quedaban tres y la ceremonia estaba por concluir. La Reina recordó quién era el siguiente y en su mente se repetía una y otra vez que a pesar del mal caracter, era un gran valenciano.

Disimuladamente llamó a los Barones de Sagunt, y susurandoles les pidió un favor - tardad lo menos posible, él no sabía nada de esto y por ello entiendo que no viniera preparado - tras el asentimiento de ambos barones, regresó a su trono y habló con el Rey mientras pedía una copa de agua. Aprovecharía para descansar unos instantes antes de terminar la ceremonia.

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Ysuran


Ysuran estaba situado junto a su esposa nuevamente en la posición que la guardia real les había indicado, ya se había soltado el protocolo mucho aquél día como para dejar el puesto vacío, además necesitaba estar cerca de su ayudante de heraldo para seguir apuntando los títulos.

Pasaron por delante de Rose varias personas más tras él y su esposa, personas como Valerius, Gulf o Nicolás, que había sido el úlitmo en ser llamado hasta el momento.

El Pellicer estaba dando el último nombre al chico cuando su esposa le dio un toque en el brazo para hacerle ver que la reina los llamaba, esta vez era para hablar con ellos, así que volvieron a acercarse tratando de no llamar la atención y ambos escucharon las instrucciones de Rose. El Barón miró a Ducce mientras escuchaba y con una sonrisa asintió, después observó que su esposa hacía lo mismo y ambos se retiraron del lado de la reina y sin mediar palabra se acercaron al de Olocau que estaba en actitud de semidormido. Ysuran lo tomó de un brazo, mientras su esposa se ponía junto a ellos, y disimuladamente le susurró:

- Menso espectable, acompañanos fuera, hay un cargamento de vino que nos han pedido que debes probar tú, nadie entiende más que tú sobre bebidas espirituosas.

Y ante la afirmación del vizconde los tres salieron de la sala con algunos curiosos clavando su vista en ellos.[RP]

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Ibelia.jordan



Ibelia acató la orden de la Reina que en un susurro les había encomendado. Miró un momento a su esposo y se acercaron al lugar donde el Vizconde se encontraba, su lamentable aspecto y un cierto olor a vapores etílicos emanaba de sus ropas arrugadas y algo polvorientas.

Con una pequeña artimaña lograron levantarlo del asiento y con cierto disimulo flanqueándolo uno a cada lado salieron de la sala.

Se dirigieron a la estancia contigua donde el Vizconde se dejó caer en un sofá mirando a su alrededor Ibelia pensó que buscaba el licor ofrecido por Ysuran y al no encontrarlo notó una mirada hacia el Barón reclamando lo prometido.

Ibelia se acercó a uno de los pajes que estaban al servicio en el palacio. Y le dio una orden.
-Traed unas ropas limpias y un cubo con agua. Lo más rápido que podáis ya que no da tiempo de nada más haremos que por lo menos se despeje.

Miró hacia donde su esposo se encontraba convenciendo a Ducce que debía cambiarse aquellas ropas que podrían caminar solas si se las dejaba.

Al momento el paje trajo lo que Ibelia había solicitado y la Dama cogiendo el cubo y sin ningún miramiento, sin más discusión, lo vertió sobre el Vizconde diciendo.
-Espero que me disculpéis Coronel pero es por su bien.
Luego se dirigió a su esposo.
- Ysuran encárgate de que se ponga la ropa limpia yo les espero en la puerta.
La Baronesa salió de la estancia y esperó en la puerta unos minutos, cuando estuvieron listos se unieron a la dama.

-Vizconde, parecéis otro, así ya os podéis presentar ante su Majestad. Le dijo con una sonrisa para que no le guardara rencor por haberlo despejado tan bruscamente.

Volvieron al salón de la Torre de los ángeles y se colocaron cada uno en su lugar correspondiente.


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