La_perra
Robando!! Pensé cuando le vi cogiendo el espejo de la señora -¡Pero qué puñetas haces! ¡Los Señores! si no fuese consiente que estábamos frente a las habitaciones de los señores, me lo cargaba sin miramientos, mas tenía que controlarme, aun me sentía joven y demasiado virgen para morir, y era lo que me deparaba el destino si me pillaban con las manos en los niños a esas horas.
Mejor gire mi cuerpo y decidí sacar a los niños lo más rápido posible, aun esperaba no se despertaran y que al reconocerme se mantuvieran en silencio. Aunque uno de ellos debería llevarlos el Rata en brazos, eleve la vista ¿quién me había mandado a mí, fijarme en un idiota como este y estar metida en este embrollo?
El rata miraba al pequeño Antso que dormía plácidamente en su cuna y su comentario hizo brillar mis ojos de furia iracunda, su boca se cerró enseguida
¡Adentro! ¡Hija de Belcebú! abrió el saco, mientras hice fuerzas para coger al pequeño Antso en brazos para pasárselo. No alcance a cogerlo pues hice un paso atrás y me dirigí al Rata ahora ya sin importarme si despertaba el mismísimo diablo aquella noche.
Veras hijo del recondenado demonio! ¿Cómo crees que vas a salir de este palacete con dos niños en una bolsa, cual viejo del saco, sin que nadie y escuchadme bien rata, nadie se de cuenta? parecía que me habían cogido los demonios y mi rostro medio desfigurado y rojo por la furia se abría paso entre el cuerpo tembleque del Rata para posarse a pequeños centímetros su rostro perlado por el sudor y el miedo.
Ni siquiera pestañeaba, parecía más alta incluso que él, y eso que el Rata me sacaba media cabeza de altura.
Ahora lo haremos a mi forma, te dejaras de coger cosas que no tienen que ver con el encargo del Cerdo, tomaras dulcemente en tus brazos a uno de estos críos, esperaras a que salga de esta habitación y me seguirás en completo silencio, si se despierta el mocoso, será tu culpa, y solo tu morirás sentado en el gran palo mayor, yo misma te denunciare, ¿me has entendido? el Rata apenas movió su cabeza para asentir. Tome a la niña que estaba completamente dormida, se la pase al Rata y le advertí una vez más, - ni respires hasta que estemos fuera del castillo luego cogí al niño que era más liviano pues era mañoso para comer y lo acomode en un brazo ahora vas a salir de aquí, en silencio y bajaras inmediatamente la escalera, me esperas en el pasillo y tomamos camino hacia las letrinas, pásame un cuchillo, por si hay que enfrentarse a alguien. Asomo la cabeza y salió, casi corriendo, mas cuando fue mi turno, un ruido sordo choco contra la pared de la habitación .el Rata miro hacia atrás y me señalo al intruso que no era otro que el mayordomo que me reconoció inmediatamente, aun tenía en mi mano el puñal que recién el Rata me había pasado, o moría el, o moría yo, no había mucho donde elegir, y el Rata ya estaba escaleras abajo, cruce mirada con el hombre de edad y le enterré el puñal por las costillas, el hombre cayo rendido, pase por sobre sus piernas y me dirigí escaleras abajo.