[Rp] Ceremonia de Entrega de Condecoraciones al mérito

Todo había sido convenientemente preparado y se disponía ordenadamente por los jardines. Finalmente un atril engalanado sobriamente con algunas flores y unas cuantas telas con escudos bordados - Suficiente - Sonrió Noega - Nunca hemos sido pueblo de refinamientos extremos ni necesidades fastuosas.

Anduvo entre los bancos, la sillas y las gente que comenzaba a llegar al evento, saludando a todos y comprobando que todo estuviera en su sitio. Se acercó a una mesa y tomó la primera copa de vino del día - Será una larga noche - sentenció contenta.

Las medallas procedentes directamente del taller del artesano al que el mismísimo Heraldo había dado instrucciones habían llegado esa misma mañana listas y preparadas para su entrega. Al abrir la primera caja, los ojos le brillaron - Son de verdad, las más bonitas que he visto,tanto oro como plata le comentó al chico que las portaba. El mismo asintió orgulloso. Los collares no se quedan atrás si bien el oro tiene su significado la plataes en verdad magnífico.

Moreno después de darse un baño, se vistió con el uniforme azul de la Guardia de los Dragones,monto a lomos de su negro caballo jodevientos y partió hacia el Peñasco de las Tormentas donde se celebraría la gran gala.

Al llegar allí las puertas y un mayordomo le indico el camino hacia los jardines. La ornamenta era excelente habia largas mesas con vino y monton de comida, vio a lo lejos a su duquesa y se acercó.

Buenas noches tenga excelencia,la decoración es perfecta.-la dijo mientras hacia la debida reverencia.

Allí al lado estaba el general de la Guardia al que le hizo el Saludo que le enseñaron en su entrenamiento militar.

Después de pasar una tarde de "arduo" trabajo en "la flor de loto", Juli se arregló en su casa rapidamente. Mandó a Dolores que tambien se preparara y juntos se encaminaron hacia el Peñasco de las tormentas. No tomaron carruaje y marcharon a pie, pues el de Lancrex tenía planeado entretenerse un rato tras unos arbustos y así fue. Tras un par de pausas en diversos arbustos y árboles (pareciera que Juli le hubiera cogido el gustillo a la botánica), llegaron al fin al peñasco. Una vez allí, saludó con una perfecta y ceremoniosa reverencia a la Duquesa (como se notaba que aun no había bebido) y para evitar ser protocolariamente perfecto, miró con descaro a un palmo bajo el cuello de la Duquesa y silbó sonoramente para dejar claro a todo el mundo que lo que veía era de su agrado.

Pasó y saludó respetuosamente (en serio)a los ya presentes.

El Marqués tomó la copa y observó la columnas. ¿Mármol? Suerte que era un palacio y no un castillo fortificado. Ante un ataque esas columnas se vendrían abajo como cartas en un castillo de naipes.

-Interesante. -Dijo el Marqués. -Aunque prefiero las antorchas de toda la vida, con simples soportes de acero para sostenerlas. -Se encogió de hombros. -Supongo que soy un anticuado.

En esas que llegó Moreno y tras cuadrarse efectuó el saludo militar. El General correspondió el saludo como solía y debía, a la antigua usanza, no como empezaban a hacer los nuevos reclutas. El gesto había surgido de las Justas, dónde los contendientes levantaban las viseras para saludarse mutuamente en señal de respeto. Él lo sabía bien, e imitó exactamente ese saludo, distinto ya del de los soldados. Seguramente, con el tiempo, todo perdía su origen y degeneraba a la simplicidad.

El Marqués sonrió ante la pequeña broma de la Duquesa y tras remover el vino para oxigenarlo lo cató. Su cara hizo una mueca, desconociendo el vino probado, con un sabor afrutado y especiado. Boqueó, pero no supo descifrar su procedencia. Extraño.

-No conozco este vino. -Dijo el noble con el semblante serio, medio sorprendido de no saberlo.

Después de arreglarse con algunas cosas que Ceni tenía en Caspe, ya que luego de su mudanza pocas cosas tenía en ese momento... Así salio de su casita y marcho hacia la ceremonia que la había invitado su querido pelirrojo.

Al llegar entro por uno de los pasillos. Desde ahí se lograba ver a Moreno, le saludo con la mano y se fue acercando a él que se encontraba sentado en una de las mesas. Se sento junto a él y le dió un beso en la mejilla en forma de saludo.

Viendo que el sol comenzaba a colocarse entre las ramas de los árboles al oeste, Noega, miró al General que entendió su gesto invitándolo a subir a la zona reservada para la ceremonia de entrega.

Aún no habían terminado de llegar los Caspolinos, ni probablemente los galardonados - Esa terrible manía de ser impuntuales - comentó a nadie mientras se dirigía al mismo punto. Con un gesto de la mano animó a los portadores de las medallas al mérito civil a colocarse en posición tras de ellos.

Ser maestra de ceremonias era una experiencia que se repetía a lo largo de toda su vida de manera incesante, por lo que tomó la palabra tranquilamente y sin el menor esfuerzo en aquella ocasión también.

Señores, Señoras, caspolinos todos..... - inició con un ademán de cabeza hacia sus oyentes mientras hacía un gesto para que permanecieran sentados en sus posiciones

- Esperamos que todos vosotros estéis disfrutando de la tarde. Esta es una de esas ocasiones que no se nos presentan muy habitualmente, en las que podemos disfrutar de la compañía de la casi totalidad de nuestro gran pueblo - sonrió continuando con lo que tenía organizado en su cabeza

- Como bien sabéis, hemos pasado un espacio de tiempo bastante turbulento, en el que el sufrimiento tanto por los incesantes asaltos, como por la lejanía de muchos de nuestros hogares ha sido algo que nos ha perturbado de manera constante - sentenció con gesto preocupado.

- Pero una vez más los caspolinos hemos demostrado, principalmente a nosotros mismos, que somos un pueblo grande, grande y unido ante la adversidad - yo, como persona, cada día me enorgullezco más de ser vuestra duquesa, y no hay momento en el que no crezca mi sentimiento de pertencia a esta nuestra gran región. Por todo ello y por la necesidad que se le planteaba a este Consejo - señaló a la primera mesa de la derecha donde se disponían los 9 componentes más del consejo ducal en pleno - del que formo parte, de daros a todos las gracias mediante este pedacito de metal, se ha dispuesto la entrega de estas medallas e insignias.

- Y puesto que pretendemos que esto sea más una reunión en la que todos disfrutemos, que una recatada ceremonia, pasaremos lo más brevemente posible a realizar la entrega, comenzando obviamente, por el principio - dijo girando su atención al General que asintió a sus palabras.

Pónganse en pié, por favor, los siguientes ciudadanos y acérquense hacia esta posición:

Señores, Coto48, Jmfs, Mosluje, Juli, Siresku, Joanbantuin, Basico, Roberciyo y Longestic; y damas: Cayetana, Chiluvia, Melania y Krysten....

Después de limpiar la taberna y de hacer sus menesteres, el de negro fue a buscar a la Rubia Oxigenada a la carniceria para acudir al evento que organizaba la Duquesa en su peñasco de las tormentas. Fue andando hasta la carnicería y desde allí al peñasco dando un paseo con la buena compañía.

Después de un rato andando llegaron al destino, allí estaban presentes algunos vecinos y las autoridades del ducado.

La Duquesa vió llegar a Longestic y a Krysten, hizo una reverencia a distancia y se situó entre los demas vecinos, a los cuales saludó uno a uno.

Instantes después, la Duquesa comenzó la ceremonia dedicando unas palabras a los caposos allí presentes. Al final del discurso empezó a decir los nombres de los vecinos a condecorar por su valentía y por sus servicios prestados a defender a la villa.

- Pónganse en pié, por favor, los siguientes ciudadanos y acérquense hacia esta posición:

Señores, Coto48, Jmfs, Mosluje, Juli, Siresku, Joanbantuin, Roberciyo y Longestic; y damas: Cayetana, Chiluvia y Krysten.... - dijo en voz alta para ser escuchada por todos.

El de negro al oir todos aquellos nombres citados esperó a que los citados primeros se pusieran de pie y acto seguido se puso él.

Todos estaban sentados escuchando atentamente a la Duquesa. Juli no. Por desgracia para los cercanos, el de Lancrex se había hecho con una botella de vino y bebía en abundancia. La Duquesa dijo algo y algunos presentes se pusieron en pie y comenzaron a desfilar hacía donde se encontraba la Duquesa. Juli recibió un codazo y unos empujones y de repente se encontraba botella en mano, siguiendo a los demás, caminando hacía la Duquesa.

El joven despertó de una gran siesta, una gran gran siesta. Había estado la noche entera trabajando en un pedido y no había descansado nada. Un cuervo estaba apoyado en sus manos con un papelito atado a la pata.

El herrero leyó el papel, miró por la ventana para ver la posición del sol y rapidamente cerró la herrería, la atrancó, corrió a su casa y se aseó un pocó. Salió corriendo camino al peñasco que mas amaba mientras se medio vestía por el camino. "Como no me has despertado, Noe" - Pensaba el rubio maldiciendo su sueño.

Llegó a las puertas y vió que todo había comenzado. Los ojos de Noega le encontraron y el gesto de descontento se hizo visible. Roberciyo se rascó la cabeza y dobló el labio inferior haciendo pucheritos. En ese momento, Juli, con una botella en la mano que pasaba cerca, le agarró del brazo y le susurró que le siguiera que tambien había sido nombrado.

El casposo lo siguió mientras se quitaba el polvo de la carrera que se había pegado hasta el lugar de la reunión.

Viendo como se ponían en pié, continuó hablando - El Ducado de Caspe otorga esta medalla de plata al mérito civil para aquellos caspolinos que desinteresadamente, se han dejado la piel en las murallas de Caspe y heroicamente contuvieron todos los viles intentos de asalto de nuestros enemigos, a costa de su propia salud y su economia.... Al finalizar levantó la mirada encontrando una botella acarreada por el jefe de puerto... - este hombre comienza a tener un problema - pensó, una gran disposición en el resto y a Roberciyo con un puchero puesto en el rostro. Lo habló con una mirada - No quiero saber donde llevas todo el día, que ni ellos (los cuervos graznantes mensajeros) te han hecho llegar a tiempo....

Ciertamente el Señor Joanbantuín_Segón, fué el primero en subir a la palestra - Un orgullo Señor Joan, su padre, mi gran amigo, estaría pletórico de veros en estos días- le sonrió algo tristona - aquí tenéis vuestra medalla de plata al mérito civil.


-Un honor, Duquesa...-le dijo guiñándole un ojo- ...y así debería terminar la ceremonia -añadió el chico bajando la voz y mirando de reojo el papelito.

Noega miró el papelito, sonrió y asintió - Tendrémoslo en cuenta, gracias por su siempre estupenda aportación.

Sonrió de nuevo al ver ascender al buen Mosluje - Un placer veros en casa y recuperado. Aquí tenéis - Espetó entregándo una cajita abierta con la medalla casposa argenta en su interior.

Tras un largo retiro en el convento, Melania regresó a su casa, encontrándose entre otras notas, con el mensaje de la Señora Noe invitándola a la ceremonia de entrega de Medallas al mérito...

Gran honor para mi....Pensó Melania, para sus adentros, pero...¿qué he hecho yo para merecer esta grata nueva?
Además, la ceremonia debe haber comenzado y no me agradan las impuntualidades..
En medio de esas luchas internas que siempre fueron propias de Melania, tomó una decisión....
Sé que las autoridades, sabrán comprender mi atraso... El legado real de mis padres, me indica que debo estar presente, sea como sea..
Cambió presurosamente sus ropas y allá fue..

Al entrar, no pudo menos que sentirse encandilada ante tanto lujo presente en el lugar.
Amante de las flores y la naturaleza, su primera mirada fue dirigida a los jardines reales, allí donde la Creación y la mano del hombre habían hecho su mejor obra...¡¡¡Maravillosos!!!...Pensó...

Avanzó hasta llegar a ver rostros de gente ilustre de la localidad...Allí estaban el Señor Kosler, elegantísimo como siempre...La Dama Noe, haciendo honor a su nombre de Gran Señora...
La bella chiluvia..Su amigo de siempre.el señor de la algas.... Juli..
Robersillo y tantos otros vecinos de caspe...

Creo que están entregando unas medallas...Me acomodaré en este lugar que parece destinado para mi...
El Gran paso fue dado..

Dicho esto, se dispuso a seguir la ceremonia, esperando haber pasado desapercibida entre tanta gente...

La dama de los lobos no solía sonrojarse ante nada, pero esta vez, al oir su nombre en medio de la multitud, y tan luego para recibir una medalla,no pudo menos que esbozar una sonrisa de agradecimiento y complicidad dirigida a Noe...

Como nobleza manda, sin titubeos y segura de si misma se acercó pausadamente a recibir su premio..

Estimadísima señora, agradezco a Usted y a todas las autoridades del Ducado, haber tenido en cuenta el esfuerzo conjunto que todos hemos puesto para que Caspe se convierta en la gran ciudad que todos añoramos..
Guardaré este presente, como señal de amistad y gratitud eterna...

Dicho esto, colgó del cuello la preciosa medalla, retornando a su lugar, mientras desde los primeros bancos, entre emocionado y alegre por demás, su amigo Juli aplaudía y le guiñaba un ojo...
Ajá pensó Melania, riendo....Este jovencito no cambia más....A otra cosa..

Cayetana llego tarde, se acerco con paso firme a primera fila, miro a todos los asistentes con cara seria, miro a kossler y levanto una ceja , despues miro a la duquesa y la hizo una inclinacin con la cabeza, se aparto hacia un lado y permaneci alli de pies y con cara seria

Sus oidos detectaron algo parecido a su nombre que flotaba por la sala, entre el silencio. Su espalda se tensó al momento y se levantó como un resorte arrastrando a Long.

Avanzaron lo que pareció ser una eternidad hacia la duquesa, hasta tenerla frente a frente. -Noe, por lo que mas quieras, no te entretengas que estas cosas me ponen de los nervios- Tenía la sonrisa puesta y le hablabamuy bajito, con la mandíbula encajada.

Noega se acercó a la carita susurrante de la rubia de Caspe, le pasó la mano por la carica nerviosa y le plantó su medalla plateada en la mano y le susurró - Mi Ro reluce con el sol de la tarde, estás preciosa nenica - Krysten sonrió seguramente esperaba algo más efusivo conociendo a Noe, pero la de Caspe se contuvo. Respiró y le dió un toque en la cadera para acelerar el tema mientras le comentaba - Lo bueno viene despues. Cambió la profundidad de campo de su mirada y se centró en su señor de Negro - Longestic de Linares, me tenéis miedo? - sonrió mientras el susodicho se acercaba.

MIentras el dragón Jmfs, hacía acto de aparición en la entrega - perfecto, ya estamos casi todos - pensó.

Ese maldito señor de negro siempre sabía cómo sacarle una sonrisa - Y que digáis lo de soleado, apenas un par de rayos nos queda por brindar ya la jornada...muchas gracias por lo que me toca. Vos estáis tan perfecto como siempre, aunque ninguno de los dos llegamos a ser la sombra de vuestra acompañante.... - dijo sonriente, mientras con un solo dedo le hacía una seña para que se acercara.

- Aquí tenéis, Señor de Chiprana, la defensa de esta nuestra Caspe, es un honor, tal cual lo es portar con orgullo las insigniasal mérito que ella nos otorga - Sonrió tomando la cajita y depositándola en las manos del de Linares.

El clima había sido más que benévolo para la Ceremonia al aire libre en los jardines del renovado Peñasco de las Tormentas, una cálida noche otoñal, lo que hacia posible disfrutar del lugar donde habían dispuesto bancos y sillas para la concurrencia. La Duquesa los iba saludando con gesto a amables a medida que llegaban.
Se mantuvo en el grupo de amigos y vecinos con el que había llegado, disfrutando de la charla, y viendo como los jardines se llenaban de gente. Cuando la Ceremonia comenzó, S.E.D Noega elogio con emotivas palabras el compromiso del pueblo caspolino y fue entonces cuando fue nombrando a los homenajeados. Lo vio acercarse uno a uno, a recibir su galardón y así el tiempo trascurrió entre vítores y aplausos, cuando sintió que alguien discretamente el tocaba el codo y el recordaba que el tambien había sido nombrado, sorprendido y alagado camino hacia el atril justo cuando la Duquesa le entregaba al de Linares la caja con su medalla.

- Como vos comprendereis mi Duquesa, mi acompañante es un astro de otra constelación, tiene luz propia... Aún no me explico como ni donde me la encontré. Le dijo sonriendola y guiñándole un ojo. - Espero que no me haya escuchao porque sino ya tenemos el circo montado para el resto de la noche Dijo en voz bajita que casi no lo escuchó ni la mismisima señora de los cuervos.

- Siempre es un honor servir a nuestra amada villa Caspe.- Le dijo el de Linares con una voz firme mientras le ponía la cajita de la medalla en sus manos.

Continúo saludando cordialmente al resto de autoridades allí presentes y dejando el turno para que procediese el siguiente trás él.

Tras la aceptación de su condecoración civil por parte del dragón, la de los cuervos giró una vez más, esta vez hacia Basico - Mi Señor Basico, tendríais la bondad de acercaros hasta aquí unos minutos? Caspe misma os agradece la defensa de vuestra tierra y mi persona la preocupación que siempre presentáis hacia la misma - sonrió complacida.

Vió aproximarse al susodicho con tranquilidad - Sus palabras me enaltecen, Su Excelencia, ellas solas ya constituyen un preciado galardón -

Asintió complacida y a punto también estuvo de abrazarlo, bien sabía que era una persona muy especial. Probablemente la que siempre planteaba una nota discordante, más ella siempre lo vió tan necesario para evitar el atontamiento mental general y la obcecación...

Depositó la cajita en manos de Básico y prendió con sus manos la insignia en su traje con cuidado de no dañarlo - Parecéis haber sido creado para portarla - sonrió.

Noega sonrió al señor Básico complacida y continuó, ya solo restaban cuatro cajitas en la mesa, para finalizar las menciones civiles. Decidió nombrar a los tres que tenía más cercanos,para que fueran aproximándose. La garganta comenzaba a quedársele seca y las rodillas a flaquearle por la tensión, ya ni recordaba el tiempo que llevaba ahí plantada como un chopo.

Señora Chiluvia, Jefe de Puerto Juli de Lancrex y mi Señor Roberciyo, por favor, acérquense - Levantó la cabeza del listado y vislumbró a Lancrex en un lateral portando de una mano al rubio herrero y de la otra a su mejora amiga, la botella de vidrio.

Cuando Juli creyó escuchar su nombre, trató de avanzar pero algo lo retuvo. Comenzó las indagaciones y dedujo que era la fuerte mano del herrero lo que le impedía acercarse a la Duquesa. El de Lancrex, algo afectado por el alcohol fue incapaz de realizar ninguna acción pues por alguna razón su cerebro parecía haberse tomado un descanso, así que simplemente se limitó a esperar al herrero.

Viendo que los tres mencionados se sujetaban unos a otros en un extraño baile Noe decidió llamar al Señor de Fabara para que recogiera la suya. Lo veía atento, probablemente sería mucho más provechoso que seguir esperando al trío calavera, rió mentalmente - Señor Siresku, sería tan amable? Muchas gracias por no haberse dormido aún,todo un detalle - sonrió cansada.

- Mi querido Sires - Sonrió tomándo la mano del de Fabara con ambas manos y apretándolo - Un placer verte en cualquier caso más si cabe en esta situación. Me complace sobremanera hacerte entrega de esta condecoración al mérito civil por todas esos "paseos" por la muralla al alba, por tu disponibilidad....por tu buenhacer, por ese espíritu que siempre nos anima...tantas cosas....... además muchos de aquellos paseillos los realizamos juntos- sonrió recordando.

La dama chiluvia subió acelerada las escaleras dejando a los dos caspolinos atónitos por la velocidad de propulsión de sus pequeños pies. Estaba fantástica y divina, como siempre.

Noe tomó su cajita y decidió colocársela sin levantar muchos murmullos de envidia (de los que les corroe). Sonrió ante un trabajo bien hecho - Ea! aquí tienes, a juego con tus ojos y en el lugar exacto, ¿Qué más se puede pedir?

- Noega miró al frente

- Ebrio... -

No dijo más, levantó una mano, hizo un ademán y dos guardias agarraron a Lancrex de las axilas arrastrándolo hasta un lateral y sujetándolo en esa misma posición ya que el susodicho intentaba contínuamente ponerse en pié- Este hombre comienza a ser una vergüenza hasta para mí - pensó mientras tomaba las dos condecoraciones que le quedaban en la mesa y descendía los peladaños en dirección a Dolores - Señorita, se que sois parca en palabras, sed tan amable de recibir en nombre de Lancrex esta condecoración , visto su comportamiento sois vos tan merecedora como él, sino más, por el simple hecho de aguantarle.

Colocó la insigia en el pecho de la chica y giró su mirada hacia el general que le miraba con carica de cordero degollao:
-Me duele la pierna, estoy cansado, tengo sed y tengo frío. ¿Falta mucho?

Sonrió algo alarmada al de Mequinenza - Bajad y acomodáos por todos los dioses!! Pegáos unas carreras, saltad o lo que necesitéis para desentumecer, tenéis razón, se nos está alargando más de lo debido... - confirmó a Kossler mientras viraba hacia Rober, que seguía atontado en sus pensamientos

- Caspolinos descansemos un buen rato y disfrutemos del momento ¡que suene la música!¡que fluya el vino! -Indicó mientras arrastraba de la mano al catatónico rubio que no oponía resistencia alguna hacia la zona donde servía el ágape.

El joven herrero observaba como se llevaban a un ya habitual alcoholizado Juli hacía un lado de la sala y lo sentaban. "Como se lo pasa este, con nada que le den" - Pensaba para si.

Un movimiento frente al rubio le sacó de sus perdidos pensamientos, la duquesa se le acercaba y lo agarraba del brazo. No tenía cara de muchos amigos, como era lógico ya que sabía de sobra que a Noega no le gustaban estas cosas, asi que no iba a oponerse ni mucho menos.

El joven acompaño a la bella dama, especialmente bella en esta gala, y la sonrió ampliamente.

- Disculpa. - Decía Roberciyo susurrando a su acompañante. - Perdón por la demora.

El humilde caspolino no sabía de protocolos y andaba un poco perdido. Pero tenía que ocultarlo y ayudar a su querida amiga en este momento.

El joven herrero se sintió orgulloso por ser premiado por algo que hacía desde que su mente se encontró con Caspe, algo que salía solo y que no podía evitar. No sabía si lo merecía o no, pero sabía que siempre lo haría sin pedir nada a cambio.

Recibió un mimo de Noega y cuando iba a responderle con otro, un nuevo condecorado apareció en escena. El rubio se apartó dejando el centro de atención a un lado y cuando se dió cuenta, la duquesa volvió a su trabajo acabando de premiar a todos los caspolinos que han dado tanto por su tierra.

Al momento pasó un sirviente, le solicitó una copa, y mirando de nuevo a la ocupada dama que le importaba, se acercó a un grupo de conocidos del lugar.

Embobada estaba la magnánima cabeza de esta, nuestra corporación municipal, cuando sacó bajo su capa la última medalla de la ronda - Y.....medallita de oro para la alcaldesa más cabezona que mis ojos han tenido el gusto de conocer - Sonrió mientras se la colocacba en un pliegue de la capa.

- Ahora sí hemos finalizado - dijo para sí levantando la vista dirección al General, que muy lejos de lo esperado ya correteaba por la parte central de los jardines cual jovenzuelo, olvidando por completo los achaques de su pierna herida - Así me gusta - rió a la Alcaldesa - Allá va como un gamo. En ese momento el Señor de Mequinenza se debió sentir observado, porque levantó la cabeza y la giró hacia ellas. Noe le hizo un ademán de "ha llegado tu hora dale a la medalla militar" y se dispuso a acompañarlo de nuevo al atril donde esperaba todo fuera mucho más llevadero.

Nada más oir las palabras de la Pirr, salieron ambas corriendo como alma que lleva el diablo dirección al exduque cojo. Aunque ella misma llevaba la delantera, la alcaldesa se empeñaba en derribar el objetivo por la espalda ¿Y si lo descoyuntaba? no podía permitirlo!! A la altura del susodicho, muy próximamente a la tarima del estrado Noe saltó y agarró a Valjala por la cintura, la cual perdió el equilibrio, blasfemó media docena de veces en la caída hasta hacerlo las dos, lo más estrepitósamente posible hechas un rebujo sobre el estrado alfombrado.

No se oían ni los grillos..... cri cri... cri cri...(Ah! pues sí) cuando una atontada por el golpe da Lúa, se puso en pié de un salto, sacudiéndose los ropajes y dando con la punterita suavemente a la alcaldesa que aún estaba sentada en el suelo intentando recomponerse.... aclaró la garganta... y viendo que tenía la atención de todos y el Señor de Mequinenza tardaría un par de lustros en llegar a ese punto aún, se recogió el pelo con una pluma dispuesta para la firma de los documentos, sobre la mesa y sentenció:

Queridos Caspolinos, visto que nos amanecerá en breve si no nos damos un poco de maña, paso a enunciar los agraciados con la condecoración de plata al mérito militar, son los siguientes:

Mosluje
Cayetana
Siresku
Lord_master
Carmelo_montenegro
Kossler
Coto48
Benedicto_chacon
Veldaia
Joanbatuín_segón
Asdrubal1
Jmfs
Royba
Eloli1

Cabe hacer una mención especial a la señorita Losquillah, como condecoración de oro al mérito militar, por toda una vida de dedicación y compromiso de igual manera que al Señor Moreno Subirana por su gran valía y saber estar en circunstancias adversas, ambos dos nuestro más sincero reconocimiento, por favor vayan acercándose a las manos de nuestro general, para que se las imponga.

El General desvió sus pasos, que ante las llamadas que le requerían le condujeron de nuevo al estrado. ¿Estrado? ¿Pero en qué pensaba? Ya hacía más de dos años que había sido juez de Aragón, pero todavía no había olvidado esos días. Sin más dilación el militar caspolino subió las escaleras del entablillado y se situó frente a la multitud, paseando lateralmente de un lado a otro con las manos detrás de la espalda.

-Os doy las gracias a todos por estar aquí en este día. -Damas, caballeros, hoy es un día de fiesta en Caspe. -Dijo el Marqués a modo de preámbulo. -Caspe, desde antes de su independencia, ya en la guerra contra Anto Capone, con la división de los Tercios de Caspe destacaba ya en el ámbito militar. Aquellos tercios recibieron el nombre de los Dragones de Caspe. Luego de su disolución, muchos caspolinos participarían, voluntariamente, en la guerra del Badil. Poco después, Lord Master y Martí fundarían la Guardia de los Dragones de Caspe, que en honor a los viejos tercios, portaba el mismo nombre que la división caspolina. -Explicó el Marqués, intentando ser lo más breve posible. -Pero la Guardia tomó una importancia caudal durante la guerra de la Independencia de Caspe. He aquí cuando ésta institución se volvió importante. Con la Independencia, la Guardia se fortificó, se amplió su poder y radio de acción. En ese momento, la Guardia se convirtió en un ejército regular que fué capaz de resistir las embestidas de Aragón. Y de hecho, fué el ejército que garantizó y a día de hoy, todavía garantiza la Independencia de Caspe. Hoy éste ejército y sus líderes dan las gracias a sus soldados. -Sentenció el General de la Guardia.

Kossler miró a la gente y prosiguió, brevemente.

-Y damos las gracias por el servicio incondicional de sus soldados, combatiendo siempre en pos de los intereses y la defensa de Caspe, porqué sin ellos, de poco serviría que yo diera las órdenes, porqué no habría nadie que las obedeciera.
Sin más preámbulo, rogamos a las personas mentadas por la Duquesa que suban al estrado.

Moreno fué el primero en subir, y Kossler devolvió el saludo militar (pero a la antigua) que le hizo su sobrino. Miró a la muchedumbre y exclamó:

-Por su servicio en la Guerra de Urgel, dedicación, obediencia y valentía, capitaneando luego y hasta el día de hoy un ejército caspolino, yo, el General de la Guardia de los Dragones de Caspe te condecoro a ti, Moreno, con el Medallón de Oro al Mérito Militar.

Un emocionado Mosluje se acercó y recibió la condecoración de plata recordando los días que estuvo lejos de su molino. Casi no podía articular palabra de seca que la tenía de sentimientos. Sólo acertó a decir:

Es para mi un orgullo que mi pueblo reconozca el esfuerzo, mayor o menor, que hicimos todos nosotros y que nunca dudaremos en repetir. ¡Viva Caspe!

Y un atronador ¡Viva! resonó en la estancia.

El de Fago que había permanecido durante largo tiempo observando con mucha atención la ceremonia pues parte de los condecorados o habían compartido con el alguna noche de guardia o le habían acompañado en el campo de batalla.

Vió como ante cada entrega estallaban los aplausos y los vítores a cada uno de los que iba recibiendo su condecoración y cuando escuchó a la Duquesa que le convocaba una extraña sensación de sorpresa y satisfacción le invadió de inmediato.

Con cierto disimulo estiró su vieja chaqueta, se acicaló con los dedos el bigote, y apoyado en la empuñadura de Maris Primus su vieja espada pucelana lentamente atravesó el gentío que se agolpaba y se presentó ante el General, su viejo amigo, que con rostro adusto le esperaba.

“ - Su Excelencia es un orgullo para este humilde servidor recibir tan importante reconocimiento el que guardaré orgullosamente hasta el último día de mi vida.” dijo visiblemente emocionado, luego se acercó a la radiante Duquesa a la que hizo una leve reverencia en señal de saludo a la vez que expresó: “- A sus pies estoy Señora cuente con este Caballero para lo que sea menester, mi reconocimiento hacia usted y al pueblo de Caspe que tan dignamente representa no tiene límites.”

Un calor, ciertamente esperado, le inundó los ojos como si hubiera estado esperando ahí, agazapado durante tiempo, hasta ese momento. Podía ser que el cocktail existente en aquellas personas a las que admiraba profundamente: 50% como magníficos defensores de Caspe, 50% como amigos a los que siempre recordaría.... le hubiera llegado a ese justo punto, entre el corazón y el lacrimal. Se pasó con cuidado el dedo índice por los ojos disipando el agüilla... no se hubiera perdonado si hubieran sido cualquiera de ellos presa del destino y sus heridas... gracias a los dioses habían vuelto todos, ella incluída, y se hallaban felices..... y en esos pensamientos estaba absorta, contemplando la estampa, cuando el Gran Oso le habló una vez habiendo recibido sus honores.

“- A sus pies estoy Señora cuente con este Caballero para lo que sea menester, mi reconocimiento hacia usted y al pueblo de Caspe que tan dignamente representa no tiene límites.”

Lo miró sin poder evitar sonreirlo y dar un paso con abrazo incluído - Os estoy tan agradecida Señor Eloli, siempre habéis cuidado de nosotros y ahora estáis aquí como uno más. Un placer teneros a mi lado.

- .... ¿Y ahora que?....

Ni en la mas insigne de las ceremonias el galeno sabia mantener la compostura.

- Por todo lo divino maese Gregorio ¿No podeis dejar de lado vuestro eterno mal humor?...

El galeno le miro perdonandole la vida, se coloco en una postura mas comoda, puesto que su pierna le estaba matando.

- !!!Maldita sea!!!... Tengo que ir a por mas algas, son las unicas que me dejan fino para seguir andando...
¿Mal humor, mal humor? !!Que me frian en aceite de pescado!!... Lo que me parece inconcedible es que se olviden de uno en estos saraos ¿Quien zurcio correctamente a los heridos? ¿Quien corto miembros a los enemigos para que no volvieran a la lucha a pesar de estar sanos?.... !!JA!! Me rio yo de los meritos, sin estas manitas mas de uno estaba criando malvas en los llanos de la Seu...

No iba a quitarle razón, pero ya habia cobrado... En vino... Asi pues no sabia a que venia aquella retahila.
Suspiro...

- Excelso y querido galeno, no veo mejor momento para daros la noticia, como bien sabeis me trasladare a Nonaspe al señorio, estaremos mas cerca y sereis nombrado galeno particular del señorio, asi pues espero que controleis ese mal humor con una aportación mas a vuestra bodega...

Le dejo de piedra, lo que le faltaba, encima se trasladaba al lado de su casa, por ahi si que no pasaba.

- !!Protesto!! Me quejare ante la Duquesa o bien exijo mas dote para la bodega...

Le dejo con la palabra en la boca, se acerco hasta el lugar donde correspondia para recibir la mención.

¡Otra medalla! Joanbantuin_segon sonrió orgulloso al escuchar de nuevo su nombre. Se acercó al estrado, se inclinó ante las autoridades y los oficiales y no pudo evitar que una lágrima de emoción surcara su rostro.

Apretó los puños y musitó para sí:

-Donde estés, va por ti, papi. ¡Sangre y fuego, dragones!

Al citarse su nombre el de la Barca se acercó a recibir su medalla, intentaba por todos los medios no poner un gesto prepotente en demasía y no mostrar una de sus sardónicas sonrisas, con todo consiguió poner su semblante adusto y serio.

Accedió al estrado, donde recibiría la medalla de manos del Marqués de Alcanyiz.

Noe comenzó a notar que todo su alrededor se emborronaba. Una rodilla lehizo un amago de doblegarse, y lo corrigió asustada ¿Sería que llevaba horas sin probar bocado? quiso pensar queriendo evitar cualquier pensamiento negativo...

Giró la cabeza buscando el viento de cara, pero una suave brisa no le fué suficiente. Miró hacia el General que portaba los últimos medallones al mérito militar. Se lo merecían tanto.....

Apoyó una mano en el brazo de Kossler - ¿Terminamos por favor? - Susurró ya más pálida que las líneas de blanca arena con las que habían dividido los recintos de aquellos jardines asalvajados.

Carmelo_montenegro llegó a la carrera, resoplando:

-Uf, lamento muchísimo la tardanza. Esto de ser gobernador es bastante absorbente. ¿Todo bien? ¿Duquesa? Estáis muy pálida...

Era el turno de los últimos y eso, en parte, era un alivio. El Marqués continuó la ceremonia, observando la cara y las facciones de los condecorados.

-Carmelo, por tu servicio en la guerra en Urgel yo, en nombre de la Guardia te condecoro con el Medallón de Plata al Mérito Militar. -Dijo el General de la Guardia de los Dragones de Caspe.

Posteriormente miró a Losquillah, una de las más brillantes soldados que había dado Caspe y se sintió orgulloso de poderle entregar él mismo, en persona, una de las condecoraciones más altas que podía recibir un dragón. En este caso, dragona.

-Losquillah, por tu larga trayectoria en la Guardia, por obedecer siempre las órdenes en un sin fin de misiones y guerras, por toda una vida de dedicación a Caspe y su pueblo: por tu valentía y bien hacer, yo, Kossler de Castelldú y Robledo, como General de la Guardia te condecoro con el Medallón de Oro al Mérito Militar. Pórtalo con orgullo y honor.

Los últimos dragones habían pasado a recoger sus condecoraciones militares, ello le complacía tanto como algo le aprisionaba su capacidad respiratoria.

- ¿Todo bien? ¿Duquesa? Estáis muy pálida... - Comentó un Carmelo dubitativo y recién llegado desde la capital, seguramente.

- ¿Contenta? - Oía rebotar en su cabeza las palabras de Kossler cuya figura aún estando a su vera se difuminaba según pasaban los segundos.

Ese "contenta" debía decir que había terminado la segunda parte de aquella ceremonia. Dió un paso al frente, titubeó y buscó mentalmente la escalera ya que visualmente se le movía de sitio. Cerró los ojos y descendió a pequeños pasos llegando a la primera línea de asientos donde vislumbró un hueco. Lo que ella creyó que era un banco de madera resultó ser pleno césped y quedó sentada en el suelo tomándo su propia cabeza con uno de sus brazos para que no se fuera a ninguna parte sin su consentimiento.

La ceremonia era aburridisima y soporifera, no habia de comer y ni por asomo algo que echarse al coleto... Menos mal que para estas mundanas necesidades siempre llevaba consigo al cuello su "reconstituyente", el fino y pequeño pellejo contenia nada mas y nada menos que un caldo cariñena de lujo, colgando de su brazo un buen pedazo de embutido, en este caso algo de jamon iberico, su matrona se merecia el cielo por como le cuidaba, pardiez que si...

Estaba perdido en ese instante en sus pensamientos cuando un revuelo en el estrado llamo su atención, un viejo gruñon alcanzo a murmurar algo sobre la torpeza de la Duquesa, y si le dolerian mucho sus posaderas despues del trastazo.

Farfullando una maldición el galeno comenzo a abrirse paso entre los vecinos...

- !!!Dejen paso, dejen paso!!! Al que no se aparte le arreo un bastonazo y al que me conteste, la proxima vez que aparezca por mi casa le purgare hasta vaciarlo...

No hicieron falta muchas amenazas, el pueblo entero conocia las malas pulgas del hombre... Preciso instante que escucho la voz del "exduqueahorageneral" reclamando su presencia, acelero el paso todo lo que le permitia su pronunciada cojera.

- !!!Ya va, Ya va!!! Un poco de paciencia que no soy precisamente un galgo podenco...

Llego al lugar de la tragedia, no parecia para tanto, la Duquesa aparecia sentada mientras un monton de gregarios no hacia mas que acosarla, "¿Como esta? ¿Que tiene?"
Serie de preguntas absurdas, si las pudiera responder ella misma para que necesitarian su presencia.
Aparto amablemente con el baston a los curiosos, con un gesto de dolor se agacho hasta tomar la mano de la joven... Toco su frente, le abrio un ojo, el rostro sin color casi blanco, solo cabia una explicación... - General, sentemosla como es debido en una silla...
Mientras procedian dos soldados a acomodar a la Duquesa, el galeno procedio a destapar el pellejo y sacar el embutido, una vez acomodada la mujer se lo dejo ventear justo debajo de sus narices...

La gente le miraba extrañado, pero parecia que la joven estaba desfallecida, si un buen vino del terruño y un pedazo jamon no despertaba a la Duquesa, empezaria a preocuparse en serio...

El General ordenó que trajeran algo de comida y refrigerio que sirvieron a la Duquesa. Pareció mejorar, pero el Marqués no las tenía todas consigo. Aquellos desvanecimientos... ya los había visto en algun lado...

Cogió al galeno del hombro, y le llamó así la atención.

-Doctor... -Dijo el militar caspolino a Gregorio. -¿Está segura que la Duquesa no está embarazada? -Soltó de sopetón, sin más. -Mire usted que estos desvanecimientos ya los vi yo en mi fallecida mujer...

Y era cierto. Además, ocurrió embarazada ella de mellizos... ¿Sería lo mismo?

Menudo comentario... - Militares, sera posible las cosas que dicen... Penso para si mismo el galeno, sin duda ya comprendia que fuera viudo con esos conocimientos medicos...
La Duquesa daba buena cuenta de las viandas, al parecer le tocaba ayuno ese dia, asi que paciencia... - A que se atraganta la otra... Desde luego le iban a dar el dia el par de ellos, por mantener la compostura la joven estaba a punto de perder la garganta.

- Creo que nadie mejor que vos misma para responder a su excelencia el general, y si la respuesta es afirmativa, olvidaros de seguir echando al gaznate ni una gota mas de vino, nada de noches tabernarias y mucho reposo...
Se quedo expectante, seguro que la noble saltaba por peteneras y quizas algun mamporro se llevaba alguno... Por listo...

Busco con la vista a alguno de los taberneros de pueblo, para gritarle mas una orden que suplica...

- !!!MAESE TABERNEROOOOO!!!.... QUE TAL SI TRAEIS MAS VIANDAS QUE LA DUQUESA AUN NO ESTA RECUPERADA Y SE ACABANNNN....
A ver que traia el pajaro este ahora...

- Ay Dios que está dudando - Pensaba Noe aún sentada - El problema de alcoholismo es mayor de lo que pensaba - Tenéis lagunas general? A mí es que la ruda no me viene gustando en demasía...ese sabor tan amargo...argh!!! - Comentó ya con ironía haciendo respirar al personal con su intantánea vuelta en sí.


Querido doctor, las noches tabernarias no me las quita a mí....vamos, como que nadie...- aguantó la blasfemia - que a la criatura le vayan sonando los chistes y chascarrillos caspolinos, no? Soy perfectamente capaz de permanecer sobria - Sonrió al doctor Cachas mientras se pimplaba una copa entera de vino e intentaba ponerse en pié - ¡¡SAQUEN LAS VIANDAS Y QUE CORRA EL VINO!! - Gritó a los encargados del ágape - Está visto que tiene que hacerlo todo una misma...ay que ver.... - se quedó gruñendo.

El Marqués ignoró las palabras anteriores pero prestó atención a las últimas palabras de Noega. Dubitó un momento. Prácticamente se había olvidado de ello.

-Considero de que los ascensos deberíamos darlos en otra ceremonia... -Dijo el Militar, viendo tambalearse a un soldado, por lo visto, profundamente afectado por el alcohol. Le guardaría un reproche tras esto. -Hay ciertos... soldados, que creo que no aguantarán mucho en pie. -Luego miró a Joan y Veldaia, en distintos puntos de la ceremonia. -Pues puedes ponerle la medalla a Veldaia y a mi mismo y luego yo a Joan y a vuecencia. -Dijo el caspolino con un toque de sarcarsmo en lo de vuecencia. Sabía que a aquella mujer no le gustaba que le trataran así.

El General recibió la medalla, otra más para el traje de gala. Luego sacó una cajita y extrajo de ella dos condecoraciones más. Colocó una a Noega y otra a Joan Segon, el hijo del difunto Joan.

-Yo, Kossler de Castelldú y Robledo, en nombre de la Guardia os condecoro por el rescate en la Operación Ryan, prueba meritoria de vuestro valor y efectividad. -Dijo contento el General.