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[RP] El Palacio-Fortaleza de Mequinenza

Kossler


-Que pase.

Dijo Kossler a Seberino, ante el aviso de que el Señor de Fabara se había presentado en Palacio. Al cabo de unos minutos (más que antes debido a que por las reformas de Palacio) Siresku se presentó, junto con Seberino. El caspolino hincó la rodilla.

-Levantate Siresku por favor, no tienes que arrodillarte ante mi, eso déjalo para el Rey.

Kossler le tendió la mano al Señor de Fabara. Cuando éste la cogió Kossler lo levantó.

-Gracias por el pésame, es grato saber que la gente no se olvida de Nekane. No, no hara falta cortar cabezas, según tengo entendido los que la atacaron y han recibido su merecido, algunos muertos y otros heridos de extrema gravedad.

Kossler se secó una lágrima de su semblante y prosiguió.

-Si quereis rematar a los que quedaron con vida no os entorpeceré, pero yo no puedo hacerlo. Aristóteles nos enseña a perdonar.

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Siresku


Kossler se secó una lágrima de su semblante y prosiguió.

-Si quereis rematar a los que quedaron con vida no os entorpeceré, pero yo no puedo hacerlo. Aristóteles nos enseña a perdonar.

Siresku miró a su señor con el semblante serio

- Perdonar?, perdonar?.... No mi señor, y perdonar mi atrevimiento, pero yo creo que hay cosas que no se pueden perdonar. Si perdonaramos, no estariamos en esta situación. Estariamos perdonando siempre a esos perfidos coronistas, como los llama el capitan. Si perdonaramos..... no existirian los policias, ni los ejercitos, .....perdonar??..... Señor, ... una muerte no se puede perdonar, hay que exigir venganza.

.....
.....
.....

Señor, se que como Duque debe tener otro rasero para las cosas, pero para este caso, no lo deberia tenerlo.

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Rorin


llego por esos lares Rorin admirando el palacio, no era grande, ni lujosos pero tenia un encanto especial que le hizo olvidar durantes un rato la tristeza que sentia, recorrio los pasillos y grandes corredores que se alzaban en aquel palacio y tantas puertas que veia le llamaban la atencion, entro en una al azar, habia muebles cubiertos y mucho polvo extraño se dijo, siguio recorriendo los pasillos y vio como su padre hablaba con alguien ese hombre estaba de espaldas pero le era familiar, estaba agachado y cogiendo la mano a su padre, su padre le levanto y estuvieron hablando, Rorin sabia que pasaba inadvertido y que nadie le preguntaria demasiado a si que decidio seguir los pasillos hasta que fura el sol poniente entonces volveria a caballo con su tia
Kossler


-Tal vez tengas razón Sires, tal vez la tengas... pero ahora mismo no tengo fuerzas, ni ganas...

Kossler se desplomó sobre el cómodo sillón del despacho, donde una pila de papeles esperaban ser leidos, sellados, firmados o contestados. Miró a Sires, que se mostraba ciertamente algo indignado por la reaccion del Duque. Con un hilo de voz Kossler le contestó.

-Te dejo a tí el privilegio de dar muerte a esas personas... uno de ellos es Farandula... Yo, ahora no tengo fuerzas... tengo que preparar el entierro... yo y mis hijos lo necesitamos...

Y tras levantarse del butacón acompañólo a la puerta del despacho.

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Kossler


Las tropas necesitaban entrenarse. El dominio del cañón no era fácil, y menos lo era aún el del falconete, que aunque mas maniobrable y móvil tenia menos alcalce. Kossler decidió organizar un entrenamiento y, por que no, podia hacerlo a puertas abiertas, asi que escribio las invitaciones.

Citation:


Ciudadanos del Ducado de Caspe,

como motivo de la reciente compra de artilleria para el Palacio de Mequinenza, los hombres, deben entrenarse en el uso de estos poderosos y, porque no decirlo, complicados artilugios, que requieren la más fuerza bruta y la más alta inteligencia, para calcular las distancias y los ángulos de tiro.

Es por eso, que queremos invitar, a todos aquellos que quieran presentarse, al Palacio, ya que esta tarde, a la caída del Sol, comenzará el entrenamiento, sin esperas.

Atte,

Firmado y sellado en Caspe el séptimo día del primer mes del año de nuestro Señor mil cuatrocientos cincuenta y nueve.

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Valjala


Valjala leyó el comunicado del duque, se le escapo una tremenda carcajada, salio corriendo a casa por unos pasteles y después fue hacia la taberna por un barril de cerveza ,lo llevaba rodando hasta los cañones ,no iba a perderse eso por nada del mundo ,encontró el sitio perfecto ,dejo el barril y los pasteles encima y se acerco a los cañones ,mmmmmmm no se yo, esta chatarra dará a algo, mmmmmm creo que en el nodo hay alguien, haber si apunta bien y vemos altar cachitos, solo por probar ,también podríamos darles unos trapitos de colores y que los vallan poniendo según nos acercamos y así podríamos calibrar bien los cañones, es por el bien del pueblo, se fue al lado del barril y se sentó a comerse los pasteles

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Kossler


Kossler se encontraba en el muro oeste de la muralla, junto dos de los cuatro cañones, uno situado en cada punto de unión de los muros. Pronto vería donde colocaba los falconetes. La muralla, de un grosor de unos 8 metros, daba un espacio considerable para que la gente pudiera estar arriba sin problemas. Aun así, la gente, sin saber como funcionaba un cañón se sentaba detrás de él.

-Por favor señores, estar aquí detrás es peligroso, los cañones retroceden al disparan y podrian arrollarles y lanzarles muralla abajo. Coloquense a los lados del cañón y dejen un espacio de unos 5 metros entorno a él para que los artilleros puedan trabajar cómodos. Gracias.

Los hombres y mujeres sentados detrás, a regañadientes, se levantaron y se asentaron en otro lugar, pero siempre lo más posible de uno de los cañones. La mayoria de los espectadores casi seguro no habia visto jamás una de las novedosas armas de fuego en pleno funcionamiento y para ellos era algo nuevo y extraño. Los niños, jugueteando imprudentemente sobre las murallas tocaban los cañones, con cierta curiosidad y temor.

Entonces vió a Valjala, subir, arrastrando delante suyo un barril de cerveza y una bolsa colgada a la espalda. Al subir, posó el barril y se acercó a la arma de artílleria, proponiendo disparar al nodo. Luego se retiró y comenzó a comerse unos pasteles, que sacaba de la bolsa.

-Dudo, Val, que estos cañones tengan alcance hasta la mina... ¡si está a mas de cinco leguas*! Como mucho, este cañón tiene un alcance de unos cien estadales*. Pero cumple bien sus funciones... Bien, esperaremos un poco más y comenzaremos...

*1 legua española = 5,55 km
*1 estadal = 3,35 m

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Maryie


Estaba en el cuartel revisando papeleo de la logística del ejército, cuando un chaval vino coriendo, y me dió una carta de parte del duque. La leí, y enterado así de los entrenamientos con cañones en Palacio, cogí la capa y me dirigí hacia allí a caballo.

Al subir a la barbacana, vi que la nueva artillería estaba ya instalada, y recordé que nos convendría comprar algunos para las puertasde la ciudad.

Tras ver como iban probándolos y girándolos, y ayudando en algunos casos, vi a Koss con Valjala al lado de una de las máquinas. Me acerqué y les dije:


-Buenos días chicos! ¿Que tal va todo, duque? Veo que te has hecho con unos bonitos y nuevos juguetes para palacio, jajaja. Oye, acuérdate de apuntarme luego quien los ha hecho, creo que nos vendrían bien algunos de estos para las puertas de la ciduad, y algunos distribuídos en las zonas más concurridas de las murallas.
Lisyus


El pecho henchido, el corazon inflamado de alegria y orgullo. Esto sentia Lisyus mientras pasaba por las puertas de Caspe mientras los vitores de la poblacion los aclamaban.

Cuando llegaron al cuartel y soltaron. Alli se entero de las ultimas noticias. Preocupado, fue a casa a asearse. Tenia que ir a ver al duque y presentarle respetos... y condolencias.

Tras haber pedido audiencia, y una vez delante suya, aguantando la ira para no preocupar al duque, le habló

- Mi señor, os expreso mi pesar por la muerte de la señora duquesa. La fortuna ha querido que vuestro vastago aun viva. Debemos alegrarnos por ello.

- Sin embargo he de avisaros. Me he propuesta vengaros. No se como ni cuando lo hare, pero os juro que los asesinos lo van a pagar. Y vos sabeis de alguien que va a disfrutar con ello.

Kossler


Los ciudadanos de Caspe, se arremolinaban junto a los dos cañones, esperando que comenzara el entrenamiento. Con un reloj de arena puesto sobre la muralla Kossler calcularía el tiempo que tardaban en recargar. El sol caía ya sobre el horizonte. Era la hora.

-Bien, comenzamos. ¡Carguen los cañones!

Los artilleros, cargaron la pólvora en el cañón y colocaron la primera bala. Esperaron la orden. Kossler desenfundó a Bianca y la levantó. Los cañones apuntaron hacia arriba, en un ángulo de unos cuarenta y cinco grados, en direccion a una desierta llanura.

-¡Fuego!

La espada del Duque bajó a toda velocidad y los soldados prendieron los Cañones que dispararon su proyectil y fueron despedidos violentamente hacia atrás, hasta un tope. El estruendo dejó a la gente atontada durante unos instantes, hasta que los oídos de algunos dejaron de pitar. Dos grandes hoyos coronaban ahora la llanura. Kossler giró el reloj de arena.

-¡Cargad! ¡Fuego!

Después de una rápida carga, y de que el Duque diera la orden otra salva de proyectiles salió disparado, impactando en la pradera, ahora, estéril, por el frio. Kossler miró lo que habían tardado en cargar y disparar. 3 minutos.

-Chicos, no esta mal... pero hay que mejorar esta marca, debemos ser más rápidos. Quién sabe si algun día necesitaremos serlo de verdad.

Más oleadas de disparon sucedieron a los dos primeros, después de ello, y tras sentirse satisfecho por el segundo entrenamiento Kossler preguntó a la multitud:

-¿Alguien quiere probar de dispararlos? Bastará con que enciendan la mecha, los artilleron se encargaran de la carga, es lo más dificil. ¿Voluntarios?

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Siresku


- Señor, yo quisiera tener el honor de probar el funcionamiento de estas nuevas armas.

- Creo que nos vendrian bien mas de estas, como dice el capitan, bien distribuidas, pueden ser muy utiles en posibles asedios.

- Tambien deberemos construir un almacen, alejado de las casas, para almacenar todo el material que necesita. Crear una sección dentro de los dragones que se dedique a su entrenamiento y mantenimiento, para lograr mas experiencia en el manejo.


Y diciendo esto, se colocó junto al artillero y le preguntó un par de cosas, al acabar, cogió la mecha y la aplicó al oido del cañon. En un instante, se oyó una explosion tremenda, seguida por una humareda negra y el cañon retrocedio hasta los topes de atras. Sires se quedó aturdido por unos instantes, que le parecieron eternos.

Cuando se recobró, giró la mirada hacia el objetivo, y vio un tremendo agujero en la pradera de enfrente.

- IMPRESIONANTE !!, si señor, impresionante.

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Kossler


-El problema es el elevado precio de estas armas. Por lo visto estan muy solicitadas, y no es de extrañar viendo su potencial. Su precio se va por las nubes y de momento, este tipo de cañones solo se fabrica en Italia, asi que deben traerse de allí...

Siresku decidió probar a disparar. Tras unas indicaciones por parte de los artilleros, procedió a encender la mecha. El proyectil salió disparado, causando un enorme estruendo y el cañón se deslizó hacia detrás. Rápidamente los artilleros lo hicieron rodar hasta su posicion inicial. El Señor de Fabara se mostraba sorprendido.

-Sí, una gran experiencia, sin duda. ¿Alguien mas quiere probar? Ya está anocheciendo casi por completo...

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Kossler


¿No? ¿Nadie más? En fin, pues dejamos esto por hoy. Gracias por asistir.

Poco a poco la gente fué abandonando la Fortaleza. Al final, quedaron los últimos a los que Kossler acompañó a la puerta. Cuando se fueron Kossler se dirigió hacia el interior de Palacio.

-¡Cerrad las puertas!

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Kossler


Cuatro días de viaje, fuera de Caspe, a modo de extraño mercader, que aunque vendia lo que llevaba no sacaba beneficio... más bien perdía. Pero valía más Caspe que aquella pequeña fortuna. Sentado de nuevo en su despacho miraba los datos económicos de Caspe que iban mejorando, y las de sus propios feudos, cuyos números poseían cada vez más ceros.

Tras la difícil decisión de dimitir de la Guardia Episcopal su cabeza habia dado vueltas, sin parar, cabilando. ¿Había logrado algo? Aún no lo sabía.
La luz de la vela parpadeaba, iluminando con una claridad ténue, los documentos que el Duque firmaba y sellaba. Luego los apilaba en diferentes montones, según el contenido.

Cuando hubo terminado mando guardar los documentos y tras ir a la armería y coger arco y flechas fué hasta las caballerizas de Mequinenza. Cruzó el pequeño patio, pasó al lado de la capilla y cruzó el primero de los dos muros. En ese espacio, se encontraban las murallas exteriores, donde los cañones brillaban a la luz de la luna y los hombres hacían guardia. Al acercarse al establo cogió a Ithuriel y montó en él. Al trote se dirigió a la puerta.

-¡Abrid las puertas!

La puerta empezó a alzarse, uno de los soldados gritó al Duque.

-¡Señoooooooor! ¿Seguro que no quiere que le acompañemos?

-Sí, seguro.

El caspolino levantó la mano, en señal de despedida y salió, a galope tendido hacia las llanuras, al lado del río Cinca. Kossler sabía que de noche, los ciervos solían ir a abrevarse allí.

Sin sujetar las riendas, Kossler guió a su montura por el río. Mientras, cogió el arco con la zurda y una flecha del carcaj con la diestra. No tardó en vislumbrar su presa. A lo lejos, una manada de cervatillos bebía en un vado natural del río, no muy caudaloso. Los animales, estampados, se dividieron, Kossler escogió al que parecía más débil y guió a su montura hacia él. Tensando el arco, cuando lo tuvo a tiro, disparó.

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Kossler


Citation:


Ciudadanos del Ducado de Caspe,

como la gran mayoría sabreis, la noche pasada los aragoneses y los catalanes llegamos a un acuerdo, en el Castillo de Sant Martí. Ayer, en la noche del 20 de enero fué firmado el Tratado de paz que pone fin a la convulsa guerra de Caspe-Cataluña contra Aragón y que afianza la victoria de una ciudad, Caspe, contra todo un Reino, ahora sumido en la pobreza más extremas, que sufre las hambrunas de la guerra y su propia guerra civil.

Caspe es, y será sin embargo, lugar de paz y tranquilidad durante los años venideros, así lugar de prosperidad y crecimiento económico. Y dejará de ser conocida porque aquí se celebró el Compromiso de Caspe y pasará a los libros de historia por su lucha por la Independencia, en como unos pocos campesinos, apenas armados resistieron los asedios de un Reino durante meses y cuya causa estaba respaldada por todos y cada uno de nuestros conciudadanos.

Han sido meses duros, a veces, extenuantes. Ha habido victorias, momentos de flaqueza, pero por el azar, o con la ayuda de Aristóteles conseguimos sortear los impedimientos y nos mantuvimos firmes, y aquí hemos llegado gracias a eso. ¿Era la voluntad del Altísimo? Nadie lo sabe. Pero yo creo que estamos aquí por nuestros propios méritos, al no haber abandonado cuando otros tiraron la toalla.

Quiero de nuevo, reiterar, como he hecho durante esta guerra que una sola persona no puede hacer nada, pero cuando un pueblo se hermana bajo una misma bandera puede combatir hasta la mísmisima Criatura sin Nombre.

Gracias a todos. A disfrutar de la paz

Atte,


Firmado y sellado en Mequinenza el vigésimosegundo dia del primer mes del año de Nuestro Señor mil cuatrocientos cincuenta y nueve.


Y tras sellarlo y firmarlo mandó pregonarlo en la plaza de Caspe. Era lo menos que podía hacer por su gente. Darles las gracias.

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