[RP] Bienvenidos a Caspe, llegadas y despedidas

Levantó los brazos al cielo mientras pasaba el portón de la muralla - ¡¡¡SALUDOS CASPOSOS!!! Aquí llego de nuevo, arrastrándome muerta de sed ¿Alguien piensa hacer algo al respecto??

Me quedaré unos días con vosotros, y aunque se que me echareis infinitamente de menos, habré de volver a los polvorientos caminos en breve para evitar entumecimientos y cosquilleos no deseados en estas piernas inquietas que el gran Dios Pollo, loado sea, me ha tenido a bien otorgar. ¡¡Abrazos panda de locos, nos vemos en las tabernas!!!

Zulei cruzó los muros de Caspe y saludó a los conocidos que se encontraba por el camino hacia la taberna, donde esperaba encontrar a su hermanita .

-¡¡Buenos días caspolitanos!!

Caris habia salido al alba de la ciudad, debia volver pronto y trabajar para comprar su casita. Se despidio de los ancianos que tan amablemente le dieron hogar y trabajo mientras estaba de visita.

- Adios Caspe, gracias por todo - se despidio la niña..

Después de tres días y dos noches, al fin pisaba tierra firme. La navegación en río es algo curiosa. No es tan cansado como ir a pie, ni terminas con un dolor en las posaderas como ir a caballo. Sin embargo, echó en falta conocer gente por los pueblos del camino...pero teniendo en cuenta los malhechores que asaltaban o limpiaban, navegar fue una gran idea. En el trayecto, disfrutó de la compañía de la capitana Galadrie, el tripulante Memento y los viajeros Denadie. Su querida nieta y ella, no coincidieron en la sala común o taberna.

La ninfa a penas pudo dormir, cada movimiento brusco, por poco que pareciera, subía constantemente a cubierta y supervisar que su barca seguía intacta. El viaje se retraso un día dado que los vientos no eran favorables, pero ella tenía otra teoría. Para ella, Memento bebió de más y se pasó toda la primera noche remando contracorriente...de todas formas se lo perdono al ayudarla junto a unos grumetes a descender poco a poco su querida barca realizada, hasta el ultimo detalle, por Don Reddick.

Al descender, finalmente con todas sus pertenencias, canastas con verduras y leche para alimentarse durante una temporada, se apeo en el embarcadero y se acercó al jefe del puerto. Necesitaba saber lugares donde hospedarse, ella y su nieta, a ser posible asequible y de buena reputación. Tenía pensado que tras acomodarse, comprar más pergaminos y tinta para escribir a sus seres queridos. Era preciso que supieran que habían llegado en perfectas condiciones...pero con retraso. Más tarde, preguntar que barcos tenían pensado partir a Zaragoza, ciudad blindada para los que no viven ni forman parte de los patricios sin autorización de su líder, y entregarle la misiva en manos de su nuera.

-Al encargado de estos asuntos, ¿conocéis de alguna posada decente y asequible para dos personas?-mira el bullicio de la villa portuaría- He traído una barca, ¿me puede indicar donde esta el embarcadero donde amarrarla cuando no faene?

La mujer, se dio cuenta que los grumetes daban tumbos de un lado a otro mientras Memento les dirigía a vete tú a saber dónde, parecían bailar la conga de jalisco. En ese mismo instante, recordó otro asunto muy esencial que sin darle tiempo a responderle, le preguntó.

-¿Conoce si hay barco que zarpe hacía la capital aragonesa y de fiar?- le mira inquisitivamente y por el rabillo observa el cuaderno donde anota los conocimientos de embarque- y lo más importante, que acepte llevar correspondencia hacía la dueña de la taberna, "La Mandrágora, la dama Drakulka.

La barca continuaba yendo de un lado a otro y los grumetes, en vez de quejarse silbaban mientras "bailaban" con la barca a cuesta.Suspiró. Su nieta, Weizen, descendía del "Beagle" y se acercó a donde se encontraba. Necesitaban asearse y descansar un poco. Mañana preguntarían si algún barco se dirigiría en breve a Castellón de la Plana*. Ese era su destino final, donde pensaban pasar unas vacaciones.

A un nuevo puerto había llegado, Caspe era una ciudad del Principado, le hacía recordar su tierra natal, de la que salió de viaje en su gesta experimental.

El buen vino consumido en el recorrido, le dio ánimos para dejar el barco bien barrido. Al llegar al puerto debía cumplir con un compromiso, bajar la barca de la Señora Kalahn como un esclavo sumiso.

- Aquí le dejo su barca en buen estado, puede usted mirar que no se ha desastillado. A decir verdad veía más de dos, el leve golpe no se notaba tan atroz.

- Me han comentado que esta es una gran ciudad, espero poder ver toda su preciosidad.
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En la posada municipal de Caspe, la cual le fue facilitada su ubicación y conseguir un precio asequible gracias al señor Rorin. La maña junto a su querida nieta, Weizen, recogieron sus pertenencias y se dirigen al puerto para embarcar en el barco de la Dama Sinfonia, señora de Castellón. Llegaron con una barca y se van con dos, pues Wei al fin terminó por comprarse una.

En el puerto, logra tropezarse con Druso, el trabajador bajo las ordenes del jefe del puerto. Las barcas, aun seguían en la orilla del lago a la espera de ser reclamadas por su dueñas. Dueñas que estaban a la espera de una ayuda para poder transportarlas al barco. Las maletas, las subieron ellas mismas, pues estaban bastante ligeras y no suponía esfuerzo alguno. Sin embargo, las barcas era otro tema...

-¡Señor Druso!-como no la escuchó, levantó más su tono de voz- ¡SEÑOR DRUSO! ¡AQUÍ!

El hombre se acercó al fin, para saber el motivo de tal reclamo de atención por parte de esas dos aragonesas.

-¿Qué quiere?- preguntó con curiosidad y, un poco molesto por la impertinencia.

-¿Hay algún trabajador en el puerto o habitante que se dedique al oficio de transportar mercancías a los barcos?- preguntó mientras sopesaba su bolsa.

-¡EH!¡Zanganos! Hoy tenéis suerte, la dama precisa de servicios.- les vocea a 3 hombres flacuchos y de mediana edad.-Disfrutar de esos denarios, a saber cuándo tendréis más.

-Esas dos barcas que hay allí, ¿las veis?- pregunta mientras señala donde se encuentran-Bien, esas dos deseo que estén en el barco de la Señora de Castellón. Cuando terminéis, os daré 545 denarios, que es lo que cuesta una hogaza de pan en el mercado.

-Señor Druso, no he podido despedirme de vuestro señor, decidle que su hospitalidad me ha sido muy placentera. Espero volver a coincidir con él. Tiene las puertas abiertas de mi casa yde mi futura posada, al igual que Rorin...- la mujer se quedó pensativa, pero no recordó más nombres, salvo los miembros de la Vega Casanova. Ellos no necesitaban invitación, la tenían el día, la hora y el tiempo que estuvieran en la capital aragonesa.

Su nieta no estaba muy lejos, fue a buscarla y ambas se fueron para regresar a su hogar. Pronto Wei se embarcaría en una gran aventura con sus padres y amigos. Estos momentos los quería disfrutar con ella al máximo pues, no sabe cuando la volvería a ver.

La pálida tarde dejaba a la vista un melancólico paisaje en el cual sobresalía al fondo el lago formado por una irregularidad en el curso del río que cruzaba buena parte de la península. Envuelto en un harapo casi café, antaño una capa de oficial de los extintos Tercios de la Corona de Aragón que le había pertenecido a su padre, llegó el joven Joseph al Ducado de Caspe.

Ah! Este es el famoso aroma del que con tanta nostalgia hablaba mi padre, dijo el jovenzuelo que no superaba los 17 años de edad; vaya si es un pueblo acogedor, creo que he de quedarme a corroborar cada historia de esas que papá solía contarme cuando solo era un crío.

Oh, tierra de mis ancestros, espero honrar su memoria aportando a vos una buena parte de mí. dijo tomando un puñado de tierra seca y dejándolo ir entre sus dedos mientras soplaba la brisa.

Esperando encontrar abrigo temporal partió hacia donde suponía encontraría bebida y alimento; no sin antes pasar a solucionar ciertos asuntos mercantiles por la comisaría.

Despúes de casi 1 año fuera de Caspe , la ahora Geronense vuelve a visitar a lo que queda de su familia y quizás algunos amigos que quedaron todavia en el pueblo ,
todo habia cambiado la ciudad habia progresado , de madrugada no era mucho lo que se podia distinguir , un carruaje los esperaba en el muelle para llevar las pertenecias ,
una luz tenue guiaba el camino hacia la posada.