[RP]Primer exorcismo de los RR en El Alambique

Los días previos a la ceremonia la exorcista y Obispo de Lérida había estado investigando a Juli y a sus seres queridos más próximos.
Había comprobado por sí misma cómo el pobre fiel era capaz de trepar hasta el techo de la taberna gateando, hablaba en lenguajes desconocidos, padecía unas ganas irrefrenables de satisfacer sus deseos más carnales y los no tan carnales también.

Tras consultar con la Hermandad de Exorcistas a la que pertenecía todos llegaron a la conclusión de que Juli estaba poseído por un demonio Tipo Egocéntrico o Demonio de la Pasión.

Este tipo de Demonio cree que Dios no tiene autoridad sobre él y quiere continuar dando rienda suelta a sus pasiones en la tierra a través del cuerpo poseído.

La Obispo ha dispuesto que sus criados lleven varios toneles llenos de agua bendita a la taberna y ordena al tabernero que no sirva alcohol a nadie, so pretexto de expulsar cuanto antes al demonio que posee al chico.

Casiopea entra vestida con una sotana negra y un largo pañuelo. Solicita la ayuda de los allí presentes para bajar al poseído del techo de la taberna.



Tras recibir varios golpes y empujones, una vez que pudieron reducirlo, la exorcista logró atar un extremo del pañuelo alrededor del cuello del poseído.
Pidió a uno de los presentes que le acercase el agua bendita y el aspersor y mientras echaba agua bendita sobre él rezaba:

Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.
AMÉN

Tres cuartos de hora tardaron en bajar a Juli, que se había encaramado, véte a saber cómo, en el techo. Tres cuartos de hora tentándolo sin que él lo supiera, con cerveza aguada (cerveza diluida en agua bendita). Cuando por fin bajó, y dió un trago, pareció enloquecer del todo, empezando a hablar en lenguas extrañas. Tras eso, la exorcista había dado orden expresa de no servir más alcohol aunque, conociendo al tabernero del Alambique y la costumbre de los parroquianos taberniles, eso no sería posible.

Kossler situó frente a Juli, con la cara seria y una mirada dura. La Obispo no podía hacer esto por su cargo y el Marqués se había tenido que ofrecer voluntario a regañadientes... No, más bien encantado. Además de ayudarle, saldaba alguna que otra pulla u ofensa pasada...

-Algún día me lo agradecerás... -Dijo el militar descargándole un rápido puñetazo a la cara.

Acto seguido le dió un rodillazo en el estómago, en una de las tácticas que conocía para noquear a un contrincante, pero no sucedió así. Juli se dobló por el estómago, afectado por el dolor e irascible al mismo tiempo. En esos instantes, Kossler alzó la voz sobre la taberna, con una sóla palabra.

-¡Ahora! -Gritó.

A su orden tres soldados cogieron a Juli por los brazos y el cuerpo, tratando de inmobilizarlo. Kossler se retiró dos pasos, sacudiendo el puño, que le dolía por los golpes. Miró a la Obispo y exorcista, indicándole que una vez quieto el poseído, podía empezar. Ella así lo hizo, y comenzó rociando al de Lancrex con agua bendita, entre rezos, que el Archidiácono también recitó.

-Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

AMÉN

Dormitaba en el Alambique sobre su jarra, cuando un estruendo le despertó de su sueño... de repente vio entrar un fornido grupo de hombretones y soldados rodeando a una cura vestida de negro como los cuervos... qué miedo daba aquella mujer... ave galadriela arcángel, exclamó sujetando con fuerza su jarra de cerveza...

Es un instante todo se hizo a un lado, el ruido era infernal, los gritos retumbaban por la sala, estaban intentando bajar a julito del techo... pero pobre criatura, si a él le gusta... ¡dejénlo! intento decir sin que nadie le prestara atención... ¡si ahí arriba está tranquilo!...

Movió sus ojos hacia arriba para darse cuenta que seguía llevando el gorro de obispo... e inmediatamente se lo quitó y lo escondió bajo la mesa, no le fueran a pegar a él también... Cuando vio que lo bajaban, le golpeaban para sujetarlo, y todos al unísono comenzaban con los rezos... subió su negra capucha, se dejó caer bajo la mesa con la jarra y se mantuvo escondido, observando aquella extraña situación... por el dedo de San Possidonio, un exorcismo...

El de Lancrex se encontraba tan tranquilo bebiéndose una jarra de cerveza en el techo de la taberna, sin hacer ruido ni molestar a nadie, cuando un grupo de indeseables se adentró en la taberna.

Comenzaron a intentar convencer al pobre Alcalde para que bajara del techo, con promesas de jovencitas y cerveza. Al principio Juli no hacía caso, en el tejado del Alambique se estaba muy agusto y desde allí todos los escotes quedaban a su vista, pero llegó un momento en el que su jarra de cerveza se acabó y aquello ponía al Alcalde en un serio dilema. Ante la ausencia de alcohol en su jarra y la pesadez e insistencia de los presentes decidió bajar a por la cerveza que le ofrecían.

Pero aquella cerveza no era normal, le quemaba, quemaba mucho al de Lancrex y comenzó a gritar y a blasfemar en diversos idiomas.

Lo aporrearon y lo redujeron y la obispo le ató un pañuelo alrededor del cuello.

Comenzaron con rezos y Casiopea lo roció con algún tipo de ácido que quemaba y hacía gritar de dolor al Alcalde

-¡¡QUEMA QUEMA!! ¡Malditos me las pagaréis!

Maldecía el caspolino mientras los rezos y los baños en ácido continuaban

De pronto todo se detuvo para el de Lancrex. Un sonido, un olor. Alguien bebía debajo de una mesa.
Una fuerza venida de las profundidades del infierno lunar inundó a Juli y de un tirón se liberó de sus opresores, rompió el pañuelo que lo unía a la obispo de dos bocados y se lanzó bajo la mesa donde se escondía un infeliz con una jarra de cerveza.

Le mordió una oreja y le arrebató la jarra, que se la bebió de un trago.

Feliz y contenta, la bella María se dirigió a la taberna.
Por fin, por fin se llevaría a cabo el exorcismo al de lancrex, y, aunque sabía que la exorcista llevaría su instrumental, ella también llevaba el suyo: agua bendita de 7 iglesias distintas, romero, sal de cocinar, ruda y su escote, que nunca falla.

Ya estaba preparada la taberna, sólo había que esperar a que fuera llegando el personal para no perderse el acontecimiento y, posiblemente, querer atrapar a aquel demonio...

La exorcista empezó a recitar y ella se sumó a la oración

Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.
AMÉN

El poseído lanzaba mamporros a diestra y siniestra y, tras haber roto el pañuelo que lo ataba a la exorcista, logró sacarle una jarra de cerveza a mordiscos a un pobre hombre y bebérsela de un trago.

La Obispo lanzó una miraba furibunda al tabernero y dijo:

- ¡¡¡¡No más cerveza para nadie o el demonio abrasará a este hombre y se quedará por siempre jamás en vuestra taberna!!!!

Se recompuso, pues había recibido varios golpes, pero con la ayuda del archidiácono y de los otros forzudos caspolinos lo redujeron de nuevo.
Se fijó en las manos de Juli y se quedó asombrada cuando vio las extrañas formas que salían de ellas.

La exorcista ató con un doble nudo marinero el segundo pañuelo que llevaba en el kit de ceremonias, pues sabía de lo que era capaz la Criatura Sin Nombre.

Mojó sus manos en agua bendita y le arreó dos sopapos a Juli para calmarlo mientras recitaba el salmo contra los demonios:

No conozco el miedo que los demonios otorgan al mundo.
Dejo que el miedo y el terror resbalen sobre mí
El Señor me dio la fuerza para luchar contra ti, criatura abyecta.
Os combatiré en nombre del Altísimo y triunfará sobre ti en nombre de la única fe verdadera.
Cuando te haya vencido no quedará nada que no sea yo.
Tu alma será condenada a vagar por toda la eternidad en los infiernos y sufrirás el dolor eterno,
y serás desterrado por el Todopoderoso.


Remojó de nuevo las manos en agua bendita y las puso sobre la cabeza de Juli, que ya echaba humo hasta por las orejas.

- Os ruego encarecidamente Jah que ayudeis a esta pobre alma a liberarse del demonio que lo posee.

Se calló un momento y agarrando de los pelos al poseído le miró a los ojos fijamente y dijo en voz muy alta:

- DIME CRIATURA DE LOS INFIERNOS ¿CÓMO TE LLAMAS?¿CUÁL ES TU NOMBRE VERDADERO? ¿DE DÓNDE VIENEEEES? ¡¡¡RESPONDEEEEE!!!