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[RP] Catedral de todos los Arcángeles.

Ardex


El joven, recientemente hecho parte de la familia aristotelica, tomado de la mano de su adorada mimí. Dirigiose a la entrada de la iglesia. Donde una vez dentro, ubicaron un lugar que los acogiese para escuchar la misa. Tomando asiento, disimuladamente.

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Herza


Asustada entra al recinto muy sonrojada y nerviosa. Se ubicó en un costadito no muy concurrido y se quedó sentada escuchando muy interesada y feliz. Miró a su alrededor y pensó que mejor imitar lo que los señores hacian. No sea cosa que en su primer Misa cometa algun error!
Taresa


Volvía a estar en Osma: pasó el pórtico de la catedral y volvió a aspirar su olor, parecido pero distinto del de cualquier otra iglesia. Saludó con una inclinación de cabeza a los conocidos y fue a ponerse al lado de su amiga Lurien para seguir la misa.

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Marled



-¡Bienvenidos sean a esta celebración una vez más en esta magestuosa Catedral de Santa Timorata de Osma! Nuestros corazones llenos de gozo iluminarán el día.

Por ello como siempre, pidamos al Altísimo que nos ayude a seguir por el camino recto y que seamos guiados, aconsejados y fortalecidos por su fe y con la palabra.





- Queridos hermanos, hoy quiero hablaros una vez más del pecado, del pecado que incluso yo puedo cometer. Permitidme que os lea algo que nos hará a todos reflexionar sobre nuestros actos.

Prehistoria V - El Rey del pecado. a écrit:
Los hombres y las mujeres no observaron ya hacia las estrellas. El pecado tenía el control de sus vidas. Habían olvidado hasta la existencia incluso de Dios y no experimentaban ya su amor. Ya no gustaban más que los placeres malsanos del pecado. Sin Oane para recordarles, se olvidaron de la virtud y el defecto fue elevado en un pedestal en sus detestables vidas.


- La virtud y la templanza son la llave de nuestra paz interior. El hastío y el abandono nos lleva a sentirnos solos y abandonados. No permitaís que vuestra vida se llene de esos pecados. Ser humildes y predicar con la sencillez y la buena voluntad, y cuando os ocurra algo de esto reflexionar sobre vuestros propios actos. La rubia una pausa mirando a todos los hermanos allí reunidos. – Quiero que os centréis en la lección que nos da hoy Chistos, haced penitencia hermanos, pensad en vuestros pecados y arrepentiros sinceramente, así el día de mañana alcanzareis el paraíso, no os dejéis dominar por estos pecados y redimiros con una penitencia.

-Ahora hermanos os pido que oréis conmigo en credo y a la vez que oráis junto a mi tomad el credo como una penitencia.


Creo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Pilatio,
Morir como martir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
en la Vida Eterna.

Amén.


- Podéis ir en paz hermanos.
Taresa


Después de escuchar la homilía de su madrina, se puso a pensar en todas las cosas que hacía mal; en realidad las sabía de sobra, pero siempre costaba enfrentarse a las partes más feas de cada uno: "Señor, reconozco que me muchas veces me puede la acedia, debería ser más fuerte para ahuyentar la pereza y hacer todo lo que tengo que hacer para ayudar a los demás. Sé que será difícil, pero prometo corregirme y ser más útil y mejor."

Rezó entonces con los demás:

-Creo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Pilatio,
Morir como martir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
en la Vida Eterna.

Amén.

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Gulf_de_ostemberg


Caminaba el de Picassent aquella mañana cargando con la pequeña Igraine en brazos y junto a Franciska, que miraba al suelo dejando caer gruesas lágrimas por su cara.
La noche había sido aterradora. El conocido asaltante Peluche les había desvalijado por completo y herido en un desafortunado encuentro. Gulf lucía un sanguinolento corte en el brazo y Franciska un golpe morado en la mejilla. Los dos arrastraban los pies del cansancio, y la pequeña Igraine dormía en los brazos del pelirrojo aunque se despertaba de continuo por el susto de la noche.

Dejó tras el amanecer a Franciska e Igraine en una posada de Osma y al posadero le dio su nombre. Le pagaría más adelante.

Francis, confía en mí. Saldremos de esta airosos, como que soy pelirrojo.


Se lavó la cara y atusó los ropajes como pudo, caminó en soledad a la catedral castellana de Santa Timorata.
Entró en la iglesia quitándose el sombrero de ala y tomó asiento en la parte delantera. Pronto se puso de rodillas.

Dios misericordioso
Aristóteles misericordioso
Christos misericordioso


Cerró los ojos y entrelazó los dedos de sus manos.

Tú que protegiste nuestras almas en la tempestad y nos mantuviste con vida en tiempos oscuros, Señor. A ti que por la intersección de todos los Santos de la Madre Iglesia Aristotélica doy gracias por habernos protegido una noche más. Tienes el poder de darnos y quitarnos la vida, y como así lo quisiste pasamos de esta noche.

Danos fuerzas, Señor, para continuar el camino y bríndanos de la amistad aristotélica. Haz que Franciska no caiga en la desesperación y que nuestra relación se fortifique.

Y en cuanto al ladrón... Dame fuerzas, Señor, porque el hombre es débil y la ira incontrolable. Perdónale a él, y envíale tu luz para que recupere el camino. Y perdóname a mi si me dejo llevar por la desesperación.


Guardó silencio entonces y mantuvo la vista fija en los Santos Aristotélicos tras el altar.

Credo in Deum,
Altissimum Omnipotentem,
Creatorem caeli et terrae,
Inferos et Paradisi,
Ultima hora animae judicem nostrae

Et in Aristotelem, prophetam,
Nicomaqui Phaetique filium,
Missum ut sapientiam et universi
Divas leges errantibus hominibus erudiret

Credo etiam in Christum,
Natum ex Maria et Ioseph,
Vitam dedit ut nobis paradisi viam monstraret
Sic, postquam sub Pontio passus est
Propter salutem
Nostram martyr perivit
Consecutus est Solem
Ubi Aristoteles ad Altissimi dexteram eum expectabat

Credo in Divinam Actionem,
Sanctam Ecclesiam aristotelicianam, romanam, unam et indivisibilem
Sanctorum communionem,
Peccatorum remissionem,
Vitam aeternam.

Amén


Tras la oración se puso de nuevo en pie y frotándose los ojos para retirar unas lágrimas de desesperación y salió de la santa casa para buscar una solución a lo acontecido.

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Marled




Recién llegada de nuevo a Osma, Marled se preparó en la sacristía para acompañar a los fieles en esta majestuosa Catedral de Osma. La Prelado se acercó al altar y esperó a que llegaran todos sus fieles.



Aleria


La de Márquez andaba perdida por las calles de la bonita ciudad de Osma, cuando divisó a lo lejos un suntuoso edificio. Rápidamente se encaminó hacia el lugar. Al llegar se quedó impresionada, y esperó paciente a que abrieran las puertas y diese comienzo la misa del día.

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Credo in Deum,
Altissimum Omnipotentem,
Creatorem caeli et terrae,
Inferos et Paradisi,
Ultima hora animae judicem nostrae

Et in Aristotelem, prophetam,
Nicomaqui Phaetique filium,
Missum ut sapientiam et universi
Divas leges errantibus hominibus erudiret

Credo etiam in Christum,
Natum ex Maria et Ioseph,
Vitam dedit ut nobis paradisi viam monstraret
Sic, postquam sub Pontio passus est
Propter salutem
Nostram martyr perivit
Consecutus est Solem
Ubi Aristoteles ad Altissimi dexteram eum expectabat

Credo in Divinam Actionem,
Sanctam Ecclesiam aristotelicianam, romanam, unam et indivisibilem
Sanctorum communionem,
Peccatorum remissionem,
Vitam aeternam.

Amén



Después de que terminaran de recitar la oración al Altísimo, la obispo les informó de que ya podían marcharse de nuevo. Aleria esperó a que se fueran todos y se acercó a Marled. La muchacha le hizo una reverencia y entregándole 1 tarrito comenzó a decir:

-Aquí tiene lo que le prometí madre. Está hecho a base del aceite esencial del jengibre y de la tintura de laurel. Como ya le comenté aplíqueselo en la zona dolorida y a largo plazo podrás curarte. Si no hace mucho efecto, mándame una carta y veré que puedo hacer. Pase una buena noche y que el Altísimo la acompañe.

La muchacha le sonrió y se retiró discretamente de aquel edificio. Al saler a la calle se colocó la capucha de la capa y rápidamente se encaminó a aquellas horas de la noche hacia la posada en la que se hospedaba esos días.

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Marled


Casi no pudo darle ni las gracias a la muchacha pues salió con mucha premura, así que decidió enviarle una misiva para agradecerle el preparado para sus dolencias a la chica.

Cogió pluma, tinta y papel y escribió una nota a la joven.


Citation:
    A la dulce y atenta Aleria:

    Hija me disculpas que no te contestara al instante, pero ya sabes que antes he de atender algunos requisitos.

    Recibí de buen gusto este preparado que me dejáis y me lo iré aplicando todos los días, imagino que las molestias remitirán con el tiempo, aunque si es cierto que algo de alivio he notado en estos 3 días que llevo en ello.

    Me siento muy feliz de haberte conocido, tu generosidad es digna de alabar y tu dulzura seguro que hará que un buen muchacho te acompañe en el camino de tu vida.

    Un afectuoso abrazo y que la paz de Dios te acompañe en el camino y llene tu vida.

    Marled.


Dobló la nota y llamó a Gonzalillo para que llevara la misiva a enviar con una paloma.


Fadrique
Lurien.


Lurien se levantó temprano ese día para disfrutar de la que sería su nuevo hogar, Osma. Sonriente paseaba por las calles viendo como poco a poco iba despertando la gente y el sol poco a poco iba dando calor al pueblo.

La muchacha, llegó a la iglesia, abrió uno de los portones y entró sin hacer ruido.

Se puso cerca del altar en uno de los bancos, se arrodilló se dispuso a rezar.

Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

AMÉN


Luego la joven se quedó un rato más allí, para dar gracias al altísimo por la gran vida que le había regalado.

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Amarrouse


Rouse llevaba varios días en Osma. Se sentía melancólica. Echaba de menos a sus amigos, las charlas en la taberna, pasear por las calles de Soria,...

Vagando, con la mente perdida en sus recuerdos, llegó hasta la puerta de la Catedral y sin dudarlo dos veces entró. Se acomodó en uno de los bancos de una de las naves laterales, bajó la mirada y lanzó una plegaria al cielo.

Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

AMÉN





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Taresa


De vuelta en casa, se acercó a la catedral. Entró en ella y se acercó al altar para arrodillarse y meditar. Durante un buen rato se quedó en silencio con los ojos cerrados, hasta que comenzó:

-Señor, ya sabéis lo que os pido siempre, y esta vez lo voy a necesitar de verdad; ayudadme a ser más buena, más sabia, más fuerte, más valiente, más útil: ser mejor. Y bueno, si os sobra algún milagro, no estaría nada mal-esto último debía de ser una barbaridad pero... al fin y al cabo, si los humanos eran los niños de Jah, éste tenía que tener sentido del humor. Al menos un poquito.

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Lurien.


La joven nada más levantarse, se vistió y fue directa a la catedral. Entró con mucho cuidado, sin hacer ruido. Para su sorpresa, allí se encontraba su amiga Tare, junto a el altar, de rodillas.

Sin quererla molestar se quedó en la parte de atrás, entre los bancos y también se arrodilló.

Cerró los ojos y rezó por ella y por todos los que le rodeaban.

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Taresa


Sabía que su vida iba a cambiar; en aquel momento necesitaba más que nunca recogerse para ordenar su alma y sus pensamientos, así que salió de casa y entró en la catedral. El edificio estaba vacío a aquellas horas, y sus pasos resonaron sobre la piedra mientras caminaba hacia un lateral donde los feligreses solían colocar cirios como ofrenda. De un capazo fue sacando varios, y tomó una velita para irlos encendiendo uno por uno.

La primera vela la encendió por su padrino. Él era quien la había ayudado cuando no tenía nada: le había dado una oportunidad, la de tener una vida y progresar. Hacía ya mucho tiempo que había partido de su lado, y esperaba que desde algún lado en el Paraíso pudiera saber de ella:

-¡Padrino, me gustaría tanto que estuviérais aquí conmigo! Supongo que vuestra niña se ha hecho mayor... generalmente eso lo dicen de las muchachas cuando se casan, pero nunca se me ha dado bien hacer lo mismo que el resto de la gente, no sé por qué -oh, vaya, ya estaba llorando. Se secó las lágrimas con el dorso de la mano y sonrió. -Da igual, quiero que estéis orgulloso de mí y haré todo lo posible para ello.

La segunda vela era por el que había sido alcalde la primera vez que llegó a la ciudad, el señor Folken Outeiro. También hacía bastante que había partido de este mundo. Osma había sido todo un descubrimiento para Taresa, en ella había pasado muchas horas felices y podría decirse que se había enamorado de aquella ciudad, hasta acabar instalándose en ella.

-Mañana, si el Altísimo no lo impide, me tendré que poner en vuestros zapatos: en los vuestros, y en los de todos los que han ocupado el ayuntamiento hasta ahora. Intentaré estar a la altura, de verdad. Me gustaría poder preguntaros tantas cosas... pero ya sé que no puedo. Por favor, interceded por mí ante el Altísimo, los profetas y los santos para que me guíen en las horas de dificultad.

Encendió el tercer cirio para su Majestad: aún no lo había hecho desde su muerte, y se lo debía. Al rey Carolum siempre le había gustado su trabajo como pintora, pero en aquel momento iba a tener que dedicarse a una labor distinta, para la que tenía que aprender mucho.

-Majestad, el día de vuestra coronación me preguntaba qué se os podía pasar por la cabeza al arrodillaros ante el altar... Mi tarea es mucho más humilde -no se debe mentir a los reyes, pensó. Y menos a los que están muertos: -pero os tengo que confesar ¡que estoy aterrada! Supongo que es la diferencia entre Vuestras Mercedes y nosotros. Espero que disfrutéis de la compañía de los virtuosos en el paraíso solar.

La última vela no era para un difunto, pero igualmente necesitaba que oraran por él, por la salud de su alma y su cuerpo."Espero que no fuera por molestarlo tanto", pensó. El señor Lewas se hallaba indispuesto, ojalá pronto se recuperara y volviera a pasear por Osma de nuevo.

-Señor, por favor, ¡queremos que el barrigón vuelva con nosotros para dar la lata otra vez!

Prendidas todas las velas, se arrodilló para rezar:

-Dios misericodioso
Aristóteles misericodioso
Christos misericodioso

Santos Miguel, Gabriel y Sylphaël, recen por nosotros.
Todos los santos ángeles y arcángel de Dios, recen por nosotros.

Aristóteles, reza por nosotros.
Christos, reza por nosotros.
Todos los santos profetas, recen por nosotros.

San Titus y San Samoth, recen por nosotros.
San Nikolos, reza por nosotros.
Santa Elena y santa Kyrene, recen por nosotros.
Santa Calandra, reza por nosotros.
Santa Adonia, reza por nosotros.
Todos los santos apóstoles, recen por nosotros.

San Noël, reza por nosotros.
San Martín, reza por nosotros.
Santa Dwiway, reza por nosotros.
San Juan, reza por nosotros.
Todos los santos mártires del mundo, recen por nosotros.
Todos los santos antiguos, recen por nosotros.

San Benito, reza por nosotros.
San Origene, reza por nosotros.
San Patern, reza por nosotros.
San Himerius, reza por nosotros.
San Lescure, reza por nosotros.
Todos, santos obispos y santos doctores, recen por nosotros.
Todos los santos curas y monjes, recen por nosotros.

Santa María de la Villanueva, reza por nosotros.
Santa Illinda, reza por nosotros.
San Arnvald, reza por nosotros.
San Horace, reza por nosotros.
Santa Boulasse, reza por nosotros.
Santa María-Magdalena, reza por nosotros.
Todos los santos patrones de Dios, recen por nosotros.

Beato Jarkov, reza por nosotros.
Beato Mikolo, reza por nosotros.
Beato Morgan de sauvigny, reza por nosotros.
Beato Pouyss, reza por nosotros.
Todos los bienaventurados del cielo, recen por nosotros.

Dios Santísimo, lo sabes, sin tu ayuda, todos nosotros somos pobres pecadores. Sin embargo, llenos de confianza por los méritos de tus virtudes y tus santos, te rogamos hacernos dignos desde hoy del reino de los cielos que nos preparaste desde la fundación del mundo.

Amén


Estuvo un rato con la cabeza gacha, esperando a que su rostro se serenara para poder volver a enfrentarse de nuevo al mundo. Finalmente se levantó y miró a su alrededor como si viera el interior de la catedral por primera vez.

-Y ese altar necesita un retablo decente -pensó en voz alta. -Pero eso lo dejaremos para otro día.

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