[RP] Capilla de San Samoth

CEREMONIA DE CONSAGRACIÓN. CAPILLA DE SAN SAMOTH

Las campanas sonaban por primera vez en el Castillo de Alcañiz. Daban la bienvenida a los fieles del pueblo de Alcañiz y a la familia y amigos que los Castelldú, que se habían reunido en torno a la capilla para presenciar su consagración.



Mientras tanto, todo el mundo iba entrando en la Capilla, donde en breves momentos, daría inicio la consagración.

Al fin,el sueño de Almendra se habia cumplido.
Mucho insistio a su padre para la creación de esta capilla y hoy seria el dia de su deseo hecho realidad.

Vandome entra del brazo de su esposa a la ceremonia de Consagración y mira su rostro lleno de felicidad al ver la belleza arquitectonica de tan magnifico edificio.
caminan algunos pasos,cerca del Altar mayor y buscan un asiento,donde,tomados de la mano,esperan el inicio de la ceremonia.

Llegó el caspolino a la Capilla del Marquesado de Alcañiz, con un leve gesto de dolor bajó del caballo, llevándose la mano al costado, la herida hacía poco que le había sido inflijida, y aún le daba molestias, pero era un cabezota, pese a las indicaciones del médico, había decidido asistir a la inauguración, apoyado en un bastón y flanqueado por Druso entraron en la Capilla.

Vestía tonos grises, con un sombrero negro en la cabeza, con una pluma de color blanco en él, al entrar vislumbró a su sobrina acompañada de Vandome, sin dudarlo se posicionó a su lado en el banco, susurrando;

-Buenas sobrina, hacía semanas que no os veía, espero que os vaya bien...

Dirigiéndose a Vandome le saludó igualmente diciendo;

-Buenos días, espero que todo os vaya bien, os digo lo mismo que a mi apreciada sobrina, hacía mucho que no nos veíamos.

Un nuevo pinchazo en el costado le hizo arrugar el gesto, pero duró poco, apenas perceptible, puso gesto adusto con una leve sonrisa en la cara.

Aquella mañana Chiluvia se habia levantado temprano. Desayuno rapidamente los restos de la cena de la noche anterior y corrio al baño a asearse, aquel dia debía estar radiante. Tras el rápido baño procedio a engalanarse con uno de sus mejores vestidos y procedio a la ardua tarea de elegir un ajuar a juego con dicho vestido. Al final se decidio por la cruz que le había regalado su cuñada Nekane y salió al establo
donde la aguardaba su fiel Azabache montó en el y casi se cae, le faltaba practica, anoto mentalmente que debia usarlo mas a menudo, al poco, volvió a dominarlo por completo, y lo guió al galope hasta el marquesado de Alcañiz. Una vez llegaron, dejó su caballo a manos de un mozo que lo llevo junto a los demás del resto de invitados.
se colocó bien el vestido, y se adentró en la capilla.

Una vez allí saludo a los presentes que ya habian llegado. Sonrió.
Y acto seguido se sentó en uno de los bancos a la espera del comienzo de la ceremonia.

El Duque de Híjar, luego de un largo y extenuante viaje, se apeó de Arnor al que dejó libre en manos de un mozo de cuadras del duque caspolino, extrajo su invitación para mostrarla a la servidumbre que salió a recibirle, los cuales, le condujeron hacia la Capilla de San Samoth.

Algunos invitados ya habían llegado y el de Gormaz se acercó a aquellos que conocía para saludarles.

Mirando atentamente la llegada de los invitados junto a su esposa,ve acercarse a Asdrubal,tio de Almendra, quien luego de saludarla, se dirigio a Vandome,diciendole


-Buenos días, espero que todo os vaya bien, os digo lo mismo que a mi apreciada sobrina, hacía mucho que no nos veíamos.


Vandome le saludo con una reverencia y estrecho amablemente su mano y le dijo

Señor,asi es,mucho tiempo a pasado desde la ultima vez que nos hemos visto,viajes de placer fuera de España,ha sido la causa.
Veo que estas herido, espero no haya sido nada de gravedad,no?

luego vio acercarse a su cuñado Rorin y su prometida,a quien desconocia y saludo a ambos amablemente y quedaron charlando a la espera de otros invitados que se acercaran a saludarlos.....

vio acercarse a vandome y le saludo con un apreton de manos

¿como estas vandome? ¿que tal mie hermana? me parece que no conocias a mi prometida te presento a Gaga

indico a Vandome con ambas la manos la direccion hacia donde estaba Gaga al lado suyo y presento a Vandome.

Vandome,camina algunos pasos de la mano de su esposa y se presenta

Muy Buenos Dias ,señorita Gaga,veo que sos la prometida de mi cuñado Rorin,soy Vandome Le Troix,ella es Almendra Castelldú,hermana de Rorin ,tu prometido, para nosotros es un placer conocerla,espero su estadia en nuestra ciudad sea de su agrado.
Dichas esta palabras se inclino haciendo una reverencia y beso la mano de la bella dama y continuaron en amena charla ,esperando el inicio de la ceremonia.

Ante la llegada del Arzobispo, Asdrubal volvió a su banco, y rezó el Credo con los demás;

- Creo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

Cuando concluyó la oración, encendió una vela y dijo alzando la voz:
- Que el fuego purificador cuyas llamas se elevan en el cielo de la bendición a esta capilla.




A continuación, encendió el incensario y recorrió parte de la nave deteniéndose minuciosamente sobre el altar y la primera fila de bancos. Este ejercicio duró varios minutos, tras el cual añadió:
- El incienso, el símbolo del aire que expulsa lo malo, purifica y da la bendición a esta capilla.




Dicho esto se acerco a la pila, tomó el hisopo, lo sumergió en la pila de agua bendita y roció todo su alrededor con la ayuda del acetre.

- Que el agua purifique el símbolo de la vida y de la bendición a esta capilla. -agregó.




Entonces sacó de debajo de su sotana una pequeña bolsa de tela blanca que contenía un poco de tierra que vertió en cada una de las cuatros esquinas de aquella nave.



- Como la tierra, base de la fundación sobre la cual toda la arquitectura del edificio de nuestra Santa Iglesia aristotélica purifica, da la bendición a esta capilla, decía esta vez el Arzobispo en tono religioso.
Cuatro elementos se han vinculado, el éter podrá terminar lo que empezó.
El éter, el último elemento, que viene para acabar la alquimia de los cuatro elementos físicos, es lo que nos ata al Altísimo y la esfera celeste. Es por su acción que esta capilla es ahora tocada por la Gracia y pues consagrada.

Vandome, atento a las palabras del arzopbispo, escuchaba sus palabras,despues de haber rezado el credo en absoluto silencio,escucho las siguntes palabras del religioso

Cuatro elementos se han vinculado, el éter podrá terminar lo que empezó.
El éter, el último elemento, que viene para acabar la alquimia de los cuatro elementos físicos, es lo que nos ata al Altísimo y la esfera celeste. Es por su acción que esta capilla es ahora tocada por la Gracia y pues consagrada.

Vio como el religioso esparcia en las cuatro esquinas del templo,arena que saco de una bolsa que tenia en sus manos y olia el olor a incienso que inundo gratamente la capilla y siguio con atencion la continuacion de la ceremonia junto a su esposa,tomados de la mano.

El Duque observó con detenimiento aquella ceremonia, que no conocía y que veía por primera vez. Era algo más dinámica que las bodas, bautizos y funerales.

El Diácono se rascó la barbilla y se pasó los dedos por el bigote. Luego siguió mirando.

Kossler dirigió una mirada de aprobación al Arzobispo.

-Muchas gracias Monseñor.

Luego dirigió una mirada al público y se situó frente al altar, dónde empezó la misa.

-Hermanos, hoy nos hallamos aquí reunidos debido a la consagración de esta Capilla. Ahora, que nos encontramos sobre terreno sagrado, podemos proceder a la misa en honor al Santo al que hemos consagrado esta Capilla, San Samoth. -Dijo el Diácono. -¿Pero quién es San Samoth? -Preguntó retóricamente el catalán.

Hizo una breve pausa y prosiguió.

-San Samoth fue el más joven de los doce discípulos de Christos y el último que quedó con vida, viviendo la muerte de San Titus, el primer Papa. Destacó, principalmente, por ser el autor de las 21 Enseñanzas de Christos y, actualmente, es el Patrón de la Congregación del Santo Oficio. -Explicó, con suma presteza. -Ahora, voy a leeros su testamento, que entregó a su sirvienta, Luisa, poco antes de perecer.

El Diácono tomó un texto y emezó a leerlo frente al atril.



Luego volvió al altar, encaminando lentamente sus pasos.

-A mi parecer, San Samoth, es un ejemplo para todos. -Recalcó. -Es un ejemplo para nosotros, pues sus palabras son sabias. A pesar de la soledad que sufrió por perder a Christos y sus once compañeros supo sobrellevar la vida y cumplir la misión que Christos le había encargado. Escribió su vida y sus enseñanzas, que han llegado a nosotros gracias a él. -Tragó un poco de saliva. -También nos anima a pensar, a cultivar nuestra inteligencia y nuestro amor a Christos, para así salvaguardar nuestra fe. -Y añadió. -Recordad hermanos, que la capacidad de amar es aquello que nos convirtió en los favoritos del Altísimo. No debemos olvidarlo. Sigamos los consejos de San Samoth y amemos al prójimo, pues ese es uno de los sentidos de la vida. Yo también os animo a ello. -Concluyó el caspolino, mirando a los asistentes la consagración y a la misa.

Kossler se dirigió a la sacrístia, de dónde volvió con una copa de vino y unas hogazas de pan.

-Hermanos. Tomemos ahora el pan y vino de la reconciliación, que son símbolos de la amistad Aristotélica. -Dijo, alzando la voz.

Luego se adelantó dos pasos y fué dando el pan a aquellos que se acercaron.

Con mucho respeto Almendra se acerca despúes de su tio , cerca del altar para recibir el pan y el vino de la Reconciliación Aristotelica.

Detrás de ella su esposo hacia lo mismo y juntos se dirigieron a sus asientos , a esperar que continuara la misa.

Tras repartir el pan y el vino a los fieles el Diácono dejó lo que sobró sobre el altar y se persignó. Luego, entrecruzó las manos, rezando.

-Ahora hermanos, recitemos el Credo para desear que las palabras del Altísimo puedan oirse por muchos años dentro de esta Capilla, por San Samoth y por nuestra salvación.

Y empezó a recitar.

-Creo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Pilatio,
Morir como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, única e Indivisible;En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
en la Vida Eterna.

Amen.

VandomeTras haber tomado el Pan y el Vino de la Reconciliación recitó con el resto el Credo;

-Creo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Pilatio,
Morir como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, única e Indivisible;En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
en la Vida Eterna.

Amen.

Una vez terminaron el Credo el Diácono hizo una breve pausa y retomó la palabra.

-Hermanos, la Consagración de esta Capilla ha finalizado, y también lo ha hecho la misa. -Concluyó.

Entrecruzando las manos profiriendo una bendición añadió.

-Que la sabiduría de Aristóteles os ilumine y os guie y que su bendición descienda sobre vosotros. Podéis ir en paz.

BAUTIZO DE JULI DE LANCREX

Comenzaba el bautismo de Juli. En esta ocasión, habían decido que sería una ceremonia íntima. Se encontrarían tres personas en esa ceremonia. El interesado, el Diácono, y presidiendo la ceremonia, el Altísimo.

Kossler le indicó a Juli que se acercara a la pila bautismal.

-Queridos hermano! Estamos hoy aquí reunidos para celebrar tu bautismo y por lo tanto, tu entrada en la Comunidad Aristotélica. Con el sacramento del bautismo el creyente se une a la gran familia del Altísimo, haciéndose a su vez, hermano de los demás fieles, en el espíritu de la amistad aristotélica. Abandona el mundo meramente material e inicia el viaje hacia el mundo de las Ideas, iluminado por las enseñanzas de Aristóteles, y entreabriendo las puertas del Paraíso, por el poder de su Fe. -Dijo el caspolino.

Luego tomó el libro Etica a Nicómaco y leyó.



-¡Que la palabra de Aristóteles te guíe y la revelación te ilumine!

El Diácono miró a Juli.

-¿Reconoces a Dios como el motor del mundo, el pensamiento supremo y la causa eficiente y final del mundo?

Kossler volvió a realizar otra pregunta:

¿Reconoces a la Santa Iglesia Aristotélica como tu guía en el conocimiento de Dios, y juras permanecerle fiel así como a su pontífice, el Papa, y reconoces a la Iglesia Aristotélica cómo única representante del Ser Divino en la Tierra?

Otra pregunta, cuya respuesta siempre debía ser que sí.

¿Prometes respetar el Dogma, el Derecho Canónico y todos los otros textos sagrados de la Santa Iglesia?

-¿Aceptas todo esto de tu propia voluntad para la salvación de tu alma y para gozar de la resurrección cerca de Dios en la contemplación eterna de su Belleza?-Preguntó el Diácono, mirando fijamente al hombre.

El Diácono y Marqués seguía frente al altar, escuchando las respuestas de Juli. Cuando, contestó, Kossler preguntó:

¿Deseas que tu nombre sea reconocido como bautizado y siervo de Dios Todo Poderoso?

Kossler se mostró satisfecho.

-Entonces, pido que reces el Credo.

Kossler asintió.

-Ahora, hermano, ven ante mí para que te bautice en nombre de Dios y la Santa Madre Iglesia Aristotélica.

Kossler cogió una copa de plata, que sumergió en la pila bautismal. La puso frente a sí y la bendijo ceremoniosamente, deseando que aquella agua fuera símbolo de purificación. Luego, tras ordenarle que se arrodillara, le vertió el contenido sobre la frente.

-Yo te bautizo en nombre de la Iglesia Aristotélica y en nombre del Altísimo, por la amistad de los Santos y por el amor del Padre de la humanidad.
Así estás purificado por la gracia del Todo Poderoso. Tus faltas son perdonadas y tu alma está liberada de los temores del infierno, siempre que tu vida sea virtuosa.

El Diácono le miró con dulzura.

-Recibe esta vela encendida que representa tu alma purificada, y ésta Medalla, que representa la palabra de Aristóteles. -Dijo mientras ponía la vela en su mano izquierda y le colgaba la medalla en el cuello. -Y por último, pero no menos importante éste Certificado de Bautismo, que te hace Aristótelico a ojos de los mortales.-Dijo dándole el certificado.

Almendra entra en la capilla y cambia las flores y pone cirios nuevos , estaba algo abandonada y el polvo se acumulaba en los bancos , saco un trapo y se dispuso a limpiar los candelabros y los bancos de la capilla.

Antes de salir le reza al Altisimo el Credo


Creo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

AMÉN

BODA DE OTUAN Y MEDEA

Fuertemente, las campanas sonaban en el Marquesado de Alcañiz. El campanero las tañía con fuerza, anunciando la celebración que pronto daría comienzo.



El Diácono, situado en las puertas de la Capilla San Samoth, abrió las puertas. Los invitados a la ceremonia y los propios interesados, no tardarían en llegar. Desde la puerta divisó el altar, engalanado con flores frescas recién cogidas de los propios jardines del Castillo.

Y allí permaneció el Marqués, con el semblante serio, mirando al cielo, esperando la llegada de los invitados para así poder saludarles.

Moreno llego a la capilla,estaba algo nervioso por que iba a ser bautizado pero a la vez muy contento porque de una vez por todas iba a acercarse mas a la fe verdadera.

Al acercarse a la puerta estaba el marques esperando firmemente a la llegada de los invitados.
Hola kossler, llego el día por fin.-le dijo mostrando algún signo que otro de nerviosismo.
Bueno, me voy a ir dentro ahora nos veremos..-le dijo mientras se metía dentro de la capilla.

- Hemos llegado, Excelencia. - informó el cochero mientras ordenaba a los caballos del carruaje del obispado aminorar el paso.

La Archidiaconisa de Lérida, asintió levemente con la cabeza y esperó, alisándose las ropas, que la carroza se detuviera completamente. Segundos después, tendíó su mano y bajó aquellos tres escalones que la separaban del suelo ayudada por uno de los hombres de la guardia episcopal que la acompañaban.

- Esperadme aquí, regresaremos a la capital al finalizar la celebración del sacramento. - dijo levantado su mirada y contemplando, frente a sus ojos, las tierras del Marqués de Alcañíz, su imponente fortaleza.

Tras ello, encaminó, acompañada del tañir de las campanas, sus pies hacía la capilla del castillo. Dedicada a San Samonth, Patrón de la Congregación del Santo Oficio, uno de los doce discípulos.

Una vez allí, abanico en mano por el excesivo calor de finales de agosto, saludó al diácono de Caspe que se encontraba en la puerta dando la bienvenida a los que que llegaban y querían compartir con los futuros bautizados ese momento.

- Buenos días nos dé el Altísimo, hermano. Muchas gracias por vuestra invitación. - saludó a la vez que cerraba el aventador y lo guardaba celosamente. Luego de compartir algunas palabras, la clériga decidió no entretenerlo en demasía. Ya habría momento tras la ceremonia.

Y excusándose, entró al interior de la nave. Allí se santiguó frente a la cruz y tomó asiento en uno de los últimos bancos a la espera del comienzo del oficio.

Wolfweim se despertó tarde esa mañana... que ya había comenzado a ser la tarde desde hacia ya buen rato. Nada más levantarse tenía en mente que tenía que acudir a algún sitio esa mañana.
Entonces vio la invitación que le había enviado Medea la noche anterior
-Puñetas!! El bautizo!!- Miro entonces el reloj que tenia al lado de la cabecera de la cama y vio con desagrado la hora que era -@#$! las 14.00 gtm!!!-
Se colocó entonces su yelmo y salió corriendo a toda prisa de la casa. Cuando llegó a la capilla donde se celebraría el bautizo vio que aun había gente hablando en la puerta y suspiro aliviado -Ufff, no he llegado tan tarde como esperaba-
Saludo entonces a los allí presentes y entró a la capilla contento de no haberse perdido el bautizo.

Muy de prisa baja Almendra del carruaje hacia la Capilla familiar ,su hija Medea y su sobrino Moreno hoy se bautizaban , las puertas de la capilla estaban abierta , al caminar hacia la entrada pudo ver que su padre el Márquez todavia seguia en la puerta esperando a los invitados , muchos meses habian pasado de no verse , con respeto y cariño le abrazo e hizo el ingreso a la capilla .
Busco con la mirada la figura de su hija , la abrazo y beso con ternura , y se fue a sentar en las primeras bancas , miro hacia los lados y saludo con respeto a los conocidos y no conocidos de la pelirroja.

La familia gerundense salió unos días antes para llegar a tiempo al bautizo de su sobrina Medea. Juntos recordaron su nacimiento, cómo había llegado a la vida gracias a la ayuda de la madre Dana. La había tenido en sus brazos en el momento que respiró por primera vez, que dio los primeros sonidos al viento, su cuerpecito tan pequeño y delicado como una flor.

Aquella mañana antes de partir a la capilla, tomó una bolsita de lino bordado con hilos de seda de color y guardó el presente que tenía para ella. Grumm y Brunida, también estarían allí. Porque ellos habían estado ahí cuando nació, porque habían ayudado en el parto y la adoraban con toda el alma. Más allá de su condición de paganos, estarían presentes con todo respeto y agradecimiento por la invitación. Sabían que la presencia de ellos quizá no era de agrado de muchos allí presentes, pero estar cerca de su sobrina y de su amiga Almendra, era lo único que necesitaba. Y no se lo perdería por nada.

Llegaron a la entrada de la capilla y los cuatro y vieron al abuelo de la niña, Kossler, al que había tratado varias veces mientras fue gobernador del Principado. Kassia se acercó a él, quién se encontraba en la puerta recibiendo invitados, y esbozó una pequeña sonrisa.

-Hermoso día nos han regalado nuestros dioses para esta fecha tan especial. -le dijo y estiró su mano para saludarlo. -Que los dioses te colmen de favores, Kossler. Felicidades. Tienes una nieta maravillosa. Y se que este momento es muy especial para ella y toda su comunidad. -añadió.

Luego de saludar se dirigió hacia los últimos bancos, donde ella solía sentarse para no incomodar a nadie, y vieron que Otuan estaba sentado observando a Medea con mucho amor. También a Almendra, que se le notaba el nerviosismo y la ansiedad en su rostro.

Kassia tomó del brazo a Picaminas y se miraron. Esbozaron una sonrisa y volvieron a poner atención a los que llegaban y a los que ya estaban. Medea no apartaba los ojos de su prometido y lucía hermosa, con un vestido cálido y muy personal. En un bosque de flores, ella era la más hermosa de todas.

-Buenos días os dé el Altísimo. -Dijo el Diácono a Kassia. -Sí, en efecto es un gran día. -Dijo el Marqués, convencido. -Rezaré para que la jornada de hoy sea el punto de inflexión de vuestro abandono de la paganía. -Añadió, sabiendo de antemano que no caería esa breva.

Luego dejó que pasara, y miró la ubicación del sol en el firmamento. "Es la hora" se dijo. Dejó la puerta abierta, para que corriera la brisa y por si alguien llegaba tarde y cruzó el pasillo hasta el altar, sintiéndose observado por todos los allí presentes.

Finalmente, se colocó delante del altar y dió la bienvenida a los allí presentes.

-Hermanos, sed bienvenidos a esta, la Capilla San Samoth, la casa del Altísimo y todos sus fieles. -Dijo el Marqués. -Hoy estamos aquí para una importante celebración, el primer paso que todo fiel debe dar para así poder formar parte de la gran familia Aristotélica. Es una fecha importante, yo mismo recuerdo el día de mi bautizo. Estaba algo nervioso, como supongo deben estar estos dos jóvenes. -Dijo buscándolos con la mirada. -Hoy es el día en que Medea y Moreno, se bautizarán. -Luego añadió, con un ademán con la mano. -Por favor, acercáos hasta la pila bautismal.

Medea con tal nerviosismo se acerca a la pila bautismal , mira y escucha atención al Marqués

_Amén.

El Diácono continuó las preguntas de la ceremonia.

-¿Reconocéis a Dios como el motor del mundo, el pensamiento supremo y la causa eficiente y final del mundo? -Preguntó, esperando la respuesta de los dos jóvenes.

Si, lo reconozco- dijo con un leve nerviosismo

Si, lo reconozco

-¿Prometéis respetar el Dogma, el Derecho Canónico y todos los otros textos sagrados de la Santa Iglesia?

si,lo prometo-le respondio al marques

¡Lo acepto de mi propia voluntad! Le respondió al Marqués con mucha Claridad y seguridad

-¿Deseais que vuestros nombre sea reconocido como bautizados y siervos de Dios Todo Poderoso?

Si, lo deseo _ con una tímida sonrisa

con una vos suave pero a las vez segura mira al Marques y le recita

Credo en Dios, el Altísimo todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Credo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Credo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

AMÉN

-Venid ante mí para que os bautice en nombre de Dios y en nombre de la Santa Madre Iglesia Aristotélica.

¡Deseo pertenecer hoy a la Iglesia Aristotélica! ¡Bautíceme, padre!

Moreno se levanto muy impresionado de ver a toda la gente que allí estaba mirándolo y aplaudiendo .
Estaba feliz pues ya pertenecía a la religión aristotélica.
Se quedo mirando a todos los allí presentes, sin poder soltar palabra alguna.

Kassia observó toda la ceremonia desde lejos, pero pudo apreciar la emoción y la alegría de Almendra y de Medea. Estaba feliz por su sobrina, que recibía a su dios con mucha felicidad.

Se levantó de su asiento y silenciosamente pero segura se acercó a su sobrina, quién desbordaba alegría. Esperaba poder abrazarla, luego de que sus familiares lo hicieran.

Sacó de la bolsita el regalo que le había traido, y se sentó un banco más adelante para esperar que su sobrina la viera y así entregarle todo el amor.

La vio hermosa y toda una señorita. Ya no era esa pequeña que había tenido en brazos. Pero seguía abrigándola en los recuerdos. Picaminas, Grumm y Brunilda también se acercaron. Se sentaron alrededor de Kassia comentando lo hermosa que estaba la niña.

La Archidiaconisa de Lérida, sentada, prestó suma atención a todo el transcurso de la ceremonia. Al finalizar, observó como la familia de los nuevos miembros de la comunidad aristotélica se acercaban a ellos para felicitarlos, besarlos y abrazarlos. Era un día, una celebración, importante para todos los fieles.
Tras unos minutos de contemplación, creyó que era hora de marchar, y dejarlos celebrar esa dicha en un entorno más íntimo. Y en silencio, la de Urgell, alisó sus faldas y se levantó del banco de madera para dirigirse hacía la salida con una sonrisa de satisfacción dibujada en su rostro.

- ¡Qué el Altísimo os bendiga! . - susurró antes de abandonar y admirar por última vez la capilla.

BODA DE OTUAN Y MEDEA

Fuertemente, las campanas sonaban en el Marquesado de Alcañiz. El campanero las tañía con fuerza, anunciando la gran y magnífica celebración que pronto daría comienzo.



El Diácono, situado en las puertas de la Capilla San Samoth, abrió las puertas de buena mañana. Durante toda la noche, los decoradores habían hecho un lavabo de cara a la iglesia, llenándola de flores y decoraciones varias que darían bien seguro mejor y más colorido a aquella ceremonia.

El Marqués, situado en el quicio de la puerta, con los brazos entrecruzados, con la sotana puesta y totalmente listo, esperó la llegada de los invitados y los novios. Era costumbre para él ya recibir los fieles en la entrada.

Zulei se levantó muy temprano aquella mañana, se iba a celebrar el enlace matrimonial entre Medea y Otuan y no podía llegar tarde a tal evento sobretodo cuando Medea la había honrado con el papel de madrina de la boda.
Envió a su guardaespaldas Gerald a por el carruaje mientras terminaba de arreglarse el cabello con una flor. Cuando hubo terminado bajó rápidamente las escaleras de la casa y se dirigió al exterior donde el cochero ya esperaba, echo un vistazo para ver si su padre había salido ya hacia la capilla y al no verlo por las cercanías supuso que así era.

Al llegar a la capilla vio al Diácono Kossler, que como era de costumbre recibía a los invitados en la puerta, lo saludó cortésmente al acercarse y entró a la capilla donde ya se encontraba su padre y algunos invitados.

L a señora de Le Troix ya estaba lista con su vestido de satín, sentada en el carruaje miraba el paisaje de arboledas que conducían a la capilla, su hija no esperaba que apareciera , asi que sería toda una sorpresa para su niña bella.

Señora ya llegamos a la capilla le dijo el lacayo.

El carruaje se detuvo y el lacayo bajó para abrir la puerta , la señora de Le Troix piso las escalinatas y dio un salto pequeño , para esquivar un charco que habia en los adoquines.

Se puso la mantilla en la cabeza y subio las escalinatas, en la entrada estaba el cura Kossler, pero ella pasó de largo preferia perder la educación que saludar esa persona, dentro de la capilla se encontró con su amiga Kassia y su familia, y se sentaron juntos esperando a que entrara la novia y su prometido Otuan.

Era un dia precioso y lo mas importante se casaba su linda sobrina,como pasaba el tiempo la habia visto crecer y hoy formaria el inicio de su familia, mientras se encontraba astraida en sus pensamientos su esposo le dice:

Amor llegamos a la capilla

ella lo miro y sonrio y le dio su mano para bajar del carruaje,mientras caminaban veian a lo lejo a su amigas Kassia y Almendra, asi que se acercaron donde estaban ella para saludarlas y buscar asiento

Moreno, se vistió con uno de sus mejores trajes, monto a lomos de su negro caballo "jodevientos" y salio rumbo a la capilla donde vería a casar a su querida prima Medea.

Al llegar allí ato su caballo en un establo que estaba cerca de la capilla y se dirigió a pie hasta la puerta.
Había bastante gente a la puerta ya comenzando a entrar , moreno guardo la fila de entrada, al llegar a la puerta se cruzó con el marques a la que como militar le hizo el saludo correspondiente, y después cruzo el umbral de la puerta.

El joven esposo parecia recordar alguna situacion en particular para si mismo y sonrreia alegremente mientras su mujer terminaba de alistarse para salir donde la celebracion de la boda de su querida sobrina Medea.
¡ah...! -Sí-
¡Ya lo recuerdo!
Esa niña, que dejará de serlo para ser mujer, hace no mucho en la taberna de su abuelito Kossler, brincaba de un lugar a otro buscando como ganarse los chocolates del buen tio Ardex. (jaja ¡vaya dias aquellos de la niña...!) recordaba para sus adentros el orgulloso tio.

Sorprendiose, al sentir la tibiesa de una mano sobre su hombro, que no era otra que el de su amada mujer Mimi.
Quedose boquiabierto con lo espectacular del vestido que le ceñia al cuerpo a su adorada mujer.

-Mi vida, que el centro de atencion debe ser nuestra sobrina.-

replicaba el joven esposo, con una sonrrisa complice.
Te ves preciosa mi amor.
Venga, partamos ya.
Le ofrecio su brazo y se dirigieron al carruaje, donde comentaban de las locuras de su linda sobrina medea.
¡Cielo, somos unos tios muy orgullosos! le decia, mientras buscaba los recuerdos en los parajes que se veian por las pequeñas ventanas.
...
la capilla se vislumbrava a pocos cientos de metros ya, y derrepente se vieron alli, y el joven esposo, le veia a su mujer, quien estaba profundamente inmersa en sus pensamientos; por lo que el, solo le dijo:

¡Amor llegamos a la capilla ...!

Abrio, la puerta del carruaje, ofrecio la mano a su mujer, para tomar cuidado al momento que bajase y ella le agradeció con su mejor sonrrisa.
A la distancia, divisaron a su cuñada Almendra, y casi tirado de la mano por su mujer, si dirigieron donde ella, para saludarla y buscar asiento.

Violeta una ves arreglada para ir a la boda donde su padre seria el padrino, al llegar se dio cuenta que era un poco tarde , la dama espero que entre la novia a un costado de entrada para no entorpecer el momento tan especial .
Una ves que la novio entro se acomodo en unas de las bancas para presenciar la ceremonia, miro a su alrededor por si veía a sus hermanas Zulei y Calu para unirse junto a ellas .
Sin mas miraba la joven Violeta lo bello que estaba la iglesia con los adornos de las flores en cada banco, en silencio quedo a la espera como todos los invitados presentes
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El Marqués saludo a todos los fieles que habían asistido a aquél evento y tras el paso de los novios dejó el portón de la capilla arrimado, aunque abierta, por si llegaba algún rezagado, que no sería la primera vez.

Cruzó la capilla por las alas laterales hasta el altar. Una vez allí, alzó las manos, haciendo callar a la gente, que ya murmuraba cosas por lo bajo.

-Hemanos, hermanas. -Resonó la voz en la Capilla San Samoth. -Estamos hoy aquí reunidos, en la Capilla San Samoth del Marquesado de Alcañiz para celebrar uno de los días más importantes de esta pareja. Su unión ante los ojos del Altísimo, un paso más en la vida Aristotélica.

Luego miró a los novios y luego a la gente, sentada en los bancos, en silencio.

-Hoy son los esponsales de Don Otuan y Doña Medea. Ambos, viendo que su amor era tan fuerte decidieron estrechar dichos lazos ante la bendición del Altísimo mediante el matrimonio. -Dijo solemnemente el Diácono. -Desde su bautismo Don Otuan y Doña Medea son miembros de la comunidad Aristotélica. Así, por una vida virtuosa, pueden esperar acceder al Paraíso, que se encuentra en el sol.
Seguirán desde ahora las enseñanzas de nuestro profeta Aristotéles y de Cristos, nuestro mesías. Y pueden ahora acceder a la próxima etapa laica de la fe Aristotélica: el sacramento del matrimonio.

Luego se leyó un fragmento del libro de las virtudes.

Si,lo estoy

-El matrimonio, como nos lo enseñó Cristos, nuestro mesías, es un empeño a vida.

¿ Estás dispuesta a estar atada a Otuan por el sacramento del matrimonio hasta que seáis tomados por Dios?

El Marqués miró luego al hombre, y le pregunto:

-¿Y tú, Don Otuan de Girona, estás dispuesto a vivir queriendo a Medea de un amor tan puro y virtuoso que glorificará a Dios?

El Diácono miró fijamente a Otuan, que parecía seguro de sí mismo y prosiguió.

-¿Estás dispuesto a estar atado a Medea por el sacramento del matrimonio hasta que seáis tomados por Dios?

Luego empezó el turno de los testigos.

-¿Tú, Don Juli, testigo de Medea, oíste, como yo, que Medea está dispuesta a estar atada a Otuan hasta que la muerte los separe, en el imán de un amor tan puro y virtuoso que glorificará a Dios?

Kossler miró a la otra testigo.

-¿Tú, Zulei, testigo de Otuan, oiste, como yo, que Otuan está dispuesto a estar atado a Medea hasta que la muerte los separe, en el imán de un amor tan puro y virtuoso que glorificará a Dios?

Luego el Diácono miró a la multitud congregada y alzó la voz, que resonó en los muros de la Capilla.

-Si alguien se opone a que estas dos personas contraigan matrimonio... Que hable ahora o calle para siempre.

Ante el sepulcral silencio el Marqués alzó de nuevo su voz.

-Hermanos, este día será bendecido por el Altísimo. Puedan sus vidas ser virtuosas, conforme al mensaje divino transmitido por el profeta Aristóteles y por Christos, nuestro mesías.

Ahora, por los poderes que me son conferidos por la Santa Iglesia Aristotélica, os hago marido y mujer. Que vuestro amor pueda quedar fuera de tentaciones exteriores. ¡Que Dios os bendiga!

Otuan le puso la alianza en el dedo a Medea, sin poder apartar su mirada de la suya.

-Medea eres el viento que empuja mis alas, el la luz que ilumina mi alma, eres la razón por la que existe un mañana. Te quiero y querré por siempre.

El Marqués observó a los recién casados y les entregó a ambos un bello papel.

-Y para que esta unión quede visible a ojos de los mortales os hago entrega de este Certificado de Matrimonio, por si alguien dudara de vuestra unión. -Dijo el caspolino.

Luego alzó las brazos y bendijo a la gente presente en la capilla, dando por terminada la ceremonia.

¡Hermanos, deseemos que esta pareja sea feliz en los tiempos venideros! Que el Altísimo os bendiga y su sabiduría os ilumine. Podéis ir en paz.

En la capilla de los Castelldú iba a celebrarse un acontecimiento muy importante para: el matrimonio del anciano marqués con la condesa de Bétera, una joven lozana y de buen ver que el Castelldú llevaba persiguiendo desde hacía tiempo (por las tierras, se rumoreaba; que si su avaricia no tenía fin, que si le gusta más un título que al tonto un lápiz...en fin, lo que la gente suele decir en privado y que luego todo es mentira. ¡JÁ! Seguro...)

El obispo ya se había encasullado, puesto la mitra episcopal, se había armado con el báculo, se había colgado unas botellitas de agua bendita para lanzar a la exduquesa de caspe e hizo dar órden de que se tañeran las campanas. Con lo concurrido que era el evento, le daba tiempo de echarse la siesta, incluso, antes de que hubiese entrado todo el mundo.

Se tocaron las campanas para avisar a los fieles del gran acontecimiento.

Encontró a Arnauet correteando entre los invitados - ¿Pero puede saberse dónde te habías metido? - le preguntó Goswintha.

- Arnauet, ¿pero como vas así vestido? Estás hecho un desastre - apartó a su hijo a un lado - Déjame que te arregle la ropa, no puedes ir así vestido - Empezó a arreglar la ropa de su hijo - ¿Y este lazo? ¿Quien te lo hizo? - quiso saber mientras levantaba una ceja.

Repeinó al pequeño y le cogió de la mano - ¿Has podido hablar con el tito Kossler? Espero que te hayas portado bien - acarició la mejilla de Arnauet - Vamos, es hora de entrar en la capilla. Arnauet, en silencio, y debes portarte bien ... - le dijo mientras buscaba el lugar donde sentarse - Ahora nos sentaremos aquí y escucharemos la ceremonia en silencio. - sentó a Arnauet a su lado, estaba pendiente de la entrada de los novios y por el rabillo del ojo de Arnauet.

¿Pero puede saberse dónde te habías metido? - miró a la marona - Jo es que te he dicho que me esperases ahíii y no estabas y te he estado buscando por todos sitios, marona.

¿Y este lazo? ¿Quien te lo hizo? - - Arnauet miró en lazo - La señora octavillosa me ha hecho el lazo, porque tenía pipiii y ya no me aguantaba más y ella me ha llevado a un sitio y me ha abrochado los pantalones. - Su marona lo repeinó y cuando Arnauet vio que no le miraba se paso la mano por los cabellos y se los despeino.
- Sii, he hablado con el tito grosello - le enseñó el caramelo - Miiiiira, me lo ha sacado el tito de la oreja, el tito hace magiaaaaa. Y tengo un secreto que no te puedo contar, porque es secreto - dijo Arnauet metiendo la pata. Miró a su marona y se tapó la boca - Es un secreto.

Entro en la capilla de la mano de la marona - Síi, me portaré bien. - Cuando ya estaban sentados Arnauet tiró de la manga de su marona - ¿Marona pero si escuchamos la boda en silencio como se casaran los novios? ¿Mudos? ¿Por señas? - volvió a tirar de la manga del vestido de su madre - Mira ahi esta el tito grosello - Arnauet se levantó para saludarle pero la marona le cogió antes de que pudiera ponerse en pie - ¿Marona y la tita grosella¿ ¿Marona cuando viene Bitzi? Marona tengo hambre. - seguía tirando de la manga del vestido - Miiiiiiiiira marona, ahí ahí, el señor que le brillan las ropas, que es el señor Abispo, que me lo ha dicho el tito grosello.

- Obispo, Arnauet, Obispo - le corrigió la marona
- ¿Avispo? - abrió la boca y muy bajito le dijo - Marona y si es un avispo ¿picará? A ver si va a picar a los titos.
- OBISPO! - dijo su marona levantando la voz.
- Shhhhhhh, !marona has dicho en silencio no grites! !No te portes mal! - la miró - !Pues eso he dicho yo jo, Obispo!

Estaba sentado en el banco de la Capilla, moviendo los pies que no le llevaban al suelo - ¿Marona por que no viene la grosella? A ver si se ha perdido por la fortaleza, que esto es muyy grande. - abrió la boca para decir algo más pero no pudo, la mano de su marona se lo impedía.
- Arnauet, en silencio ... quiere decir en silencio, así que ni una palabra más hasta que acabe la ceremonia - le regaño la marona.
Arnauet la respondió por señas - ¿Qué dices, Arnauet? - le preguntó su marona.

- Marona, ¿pero no me has dicho en silencio? pues te respondo por señas, joooo, que sino me regañas!.

Su marona le lanzo una mirada y Arnauet se quedó en el banco, moviendo los pies, y mirando para la entrada para ver si veía a la tita grosella o a Bitzi.

Tras dejar a la octavillera, recuperando la compostura y abanico en mano se adentró en la capilla. Con sumo cuidado fue analizando la disposición banquil, a simple vista parecieran todos iguales, pero ella sabía que debía ser cauta y precisa a la hora de eligir asiento. No estaba dispuesta a perderse ningún detalle de los que acontecieran en aquel lugar.

Para la maña era un hecho que en una boda, los acontecimientos más significativos, importantes, interesantes y trascendentales sucedían en los últimos bancos... pero tampoco quería descuidar a los contrayentes, más que nada por si en el último momento alguno de ellos se arrepentía...

- Sí, eso sería una buena comidilla- sonrió ilusionada. En esos momentos pudo ver al pequeño trastet y se le iluminaron los ojos. - Podría sentarme detrás de ese niño del Innombrable y torturarle con pellizcos sutiles durante la ceremonia sin que nadie se diera ni cuenta...

Concentrándose de nuevo en la tarea que tenía en mente, comenzó a descartar bancos y decidió que lo mejor era la parte central. Aún así, había demasiados bancos y solo podía elegir una vez, tendría que esperar al resto de invitados para decidir que lugar sería más sustancioso.

El de Carranza, se encontraba entre el gentío. Estaba junto a Shilien, sonriendo a unos y a otros. Algún saludo, nada de importancia. Eran otros los asuntos que allí le llevaban y no era el valenciano de andarse con zarandajas.

De píe, echaba un vistazo esquivo a uno y otro lado, las instrucciones eran claras, y no estaba dispuesto a que sobre su cabeza cayera pesares previsibles.

- En buena hora me meto en tales asuntos. - Pensó para sí, disimulando que estaba más pendiente de los allí congregados, que de los protagonistas.

El Marqués ya se encontraba en el lugar de honor, el obispo preparado; a más faltar la Duquesa, que como es tradición se haría esperar. Apretó los dientes, al ver un individuo con los rasgos indicados. Mantuvo la mirada fija, esperando algún gesto imprevisto, con la mano lista en el lugar adecuado para lo que pudiera suceder.

Y en su mente recordaba y tarareaba en silencio aquella melodía que le había acompañado en todos los momentos importantes de su vida.

Caminaba pausadamente, observaba todo a su alrededor, el ir y venir de toda la casa, los del marqués y los suyos, mientras se aferraba al brazo del joven Césare, al padrino accidental de aquella ceremonia y su único hijo varón. Llegaba tarde, despeinado... cariñosamente acarició su mejilla y frunció el ceño cuando él hizo ademán de retirarse esperando otra cosa que no era una caricia... le colocó un mechón en su sitio... no le dijo nada más, se limitó a mirarle y a besarle en la frente... es el momento, ya les hemos hecho esperar suficiente, exactamente el tiempo de dos docenas de credos aristotélicos.


Resopló y sacudió el vestido por última vez, el velo estaba en su sitio y el tocado inamovible.

El vestido estaba hecho de fina seda roja genovesa, sobre la que el sol y la sombra jugaban entre los pliegues creando infinitos matices escarlata. Las mangas se abrían con acuchillados, dejando ver la blanca camisa también de seda, cuyo cuello, adornado con perlas en el repulgo, asomaba por el escote cuadrado. También estaban bordado con perlas y otras gemas el cuerpo y las mangas del brial, así como el largo ceñidor. Llevaba una abertura frontal que dejaba ver una falda inferior de brocado damasceno en tonos dorados.

Sobre la cabeza, un tocado forrado con la misma seda encarnada del vestido, bordado con hilo de oro y gemas, a juego con los zarcillos a la morisca que le adornaban las orejas. Un delicado y sutil velo translúcido caía por la espalda sobre el pelo suelto: la condesa hacía valer la tradición de que sólo las doncellitas jóvenes, las reinas y la novia en su boda llevaban los cabellos sin recoger.



En aquel momento, caminando hacia la capilla, se daba cuenta de todo el tiempo que había pasado, y lo rápido, desde que conoció al marqués en una de las embajadas de Caspe, de cómo le vio entrar con aquel uniforme militar de gala, cargado de medallas, y de cómo no había podido evitar fijarse en él. Sonreía al recordar aquella bendita broma de La Octavilla, en la que la sóla idea de celebrar esta boda era una de las inocentadas del 28 de diciembre... se acordaba de los meses pasados en alta mar pensando en él y de la locura que sería llegar a Caspe, ya en Alejandría había vuelto loca a Swini que si el marqués por aquí, que si el marqués por allá... suspiraba... las melodías bajo el árbol en invierno...

... seguían avanzando, con paso firme... atravesaban el patio que daba entrada a la capilla, dónde aún se concentraban invitados a la ceremonia, dedicó una sonrisa a la loca de la reportera, mientras se abría un pasillo central entre el gentío para poder acceder al recinto. Por alguna extraña razón se imaginaba diciendo... si me queréis... irsus..., pero entre gestos cariñosos se abrió el camino hacia la entrada.

Veía muchas caras conocidas y muchos amigos, estaba realmente contenta de que les hubieran acompañado en aquel día tan especial... y ya tenía varios sicarios contratados para partir las piernas de los que no tuvieran una buena excusa para justificar su ausencia.

Estandartes y pendones, caballeros, soldados y cortejos habían llegado desde todos los reinos vecinos, era un gran honor y esperaba estar a la altura de las circustancias, pues mucho tiempo había llevado la organización de esta ceremonia y casi todo había sido previsto... casi... los imponderables eran los designios del altísimo.



Intentando no perder ni el paso ni el gesto ni un momento, entraron en la capilla, despacio caminaron hasta el altar, donde ya se encontraba el Obispo, el novio y la madrina. Al pasar por delante de la delegación castellana no pudo evitar realizar un gesto cortés de agradecimiento y saludo por tenerles allí, sabía lo que les suponía estar en aquella ceremonia aristotélica.

Llegó hasta al altar y con una leve inclinación saludó a los allí presentes... monseñor, excelencia, madrina, sonrío a esta última, para volver su mirada a Kossler

No había necesitado ni repasar la ceremonia, conocía demasiado bien las respuestas. En varias ocasiones había leído aquellos textos, conocía y entendía que el matrimonio es un compromiso de por vida, y así iba a ser.

- Si, lo estoy, contestó al Obispo.

-El matrimonio, como nos lo enseñó Christós, nuestro mesías, es un empeño a vida.

¿ Estás dispuesta a estar atada a Don Kossler de Castelldú por el sacramento del matrimonio hasta que seáis tomados por Dios?

Como siempre quedo entretenida con los invitados en la recepción, era normal que la joven Lacrex se distraiga, asi fue que la joven dejo su copa en unas de las mesas mas cercana, y fue detrás de una pareja que se dirigía hasta la capilla donde se daría la boda tan esperada .
Una ves en la puerta entro muy disimuladamente se quedo sentada en unas de las bancas y emocionada presencio la boda

El Marqués contestó simplemente, con la frase protocolaria que tantas veces había escuchado de boca de otros.

-Sí, lo estoy.

-Sí, lo estoy.

El de Lancrex no había conseguido entrar en la capilla. Cada vez que trataba de asomarse dentro, un extraño fuego le quemaba aquella parte de su cuerpo que ingresara en la capilla. Tras intentarlo medio centenar de veces, llego a la brillante conclusión de que por mucho que lo volviera a intentar se quemaría. Así que miró a su alrededor, cogió una larga rama seca del suelo y con ella mantuvo la puerta de la capilla abierta para poder ver desde fuera.

El obispo miró a su par:

-¿ Vós, Monseñora Casiopea Bertrán, testigo de Don Kossler de Castelldú, oísteis, como yo, que Don Kossler está dispuesto a estar atado a Doña Tadea de la Vega hasta que la muerte los separe, en el imán de un amor tan puro y virtuoso que glorificará a Dios?

Por fin, el obispo se volvió hacia la muchedumbre reunida en la iglesia de ciudad.

Pidió:

¿ Y hay alguien aquí que se oponga a que estas dos personas se casen? ¡Qué hable ahora o se calle para siempre!

Daba saltitos de una pierna a otra, lo cierto era que cuando se ponía nerviosa le entraban unas ganas tremendas de hacer pipí, pero cuando se asustaba le llegaba sin avisar, era algo que aún estaban intentando solucionar sus padres y tíos, así que sólo esperaba no llevarse ningún susto o no se aguantaría las ganas, porque además no sabía ni a quién tenía al lado y ella no pensaba ir al excusado de manos de un desconocido.

- Amen. - Dijo en voz alta, contestando las palabras de Monseñor Ignius, más por el dejarse llevar del gentío que por la atención a la ceremonia misma.

Andaba en otros menesteres, atento de quien había sido precavido. Las instrucciones habían sido claras, y no estaba el de Carranza dispuesto a andarse con tonterías en un evento con tanto personaje distinguido.

Controlaba al susodicho con mirada atenta, presto para acudir si fuera necesario. No es que le agradase, andarse en tales asuntos, rodeados de guardias, nobles y galantes damas.

Pero tener el favor de más de un buen bolsillo, si iba acompañado de gran título... mejor que mejor. Apretó los nudillos, comprobando que todo estaba en orden para actuar. Aunque por el bien de la ceremonia, y de los invitados, más le valdría que todo quedara en estar más precavidos de lo necesario.

El Marqués escuchó, en silencio, las palabras del Obispo. Con ellas, sólo faltaba una cosa para pasar de prometido, a esposo. Con las manos algo temblorosas se dirgió hacia la Itzel, que traía entre las manos, un pequeño cojín forrado en terciopelo. Sobre él, se hallaban dos anillos parejos. Cogió el de su esposa, y tendió, con la mirada el otro a la de Bétera. Ésta lo cogió de inmediato.

Entonces, con una serenidad impropia de la situación le puso en anillo en su mano. Era el símbolo de unión entre ambos contrayentes. Aquello que, pese a la distancia, siempre les mantendía unidos.

Pestañeó, esperando lo propio por parte de su esposa. Luego, hizo la señal.

Se soltó de la mano de la marona tenia una mision que cumplir, era una mision secreta que le habia mandado el tito grosello.

Se quito los zapatos para no hacer ruido, miro a derecha, y a izquierda y se bajo del banco y en ese momento la vio, a la tita Gomis cerrandole el flanco derecho. Por suerte su marona y su tita estaban absortas en la ceremonia. Arnauet se deslizo por el suelo y paso entre los pies de su tia Gomis.

Se puso en pie y correteo, veia el final del banco. Se paro en seco, la mision secreta tenia un fallo. Estiro uno de los ramos de flores que habia en la cabecera del banco dejando detrás de él un pequeño regero de caos, al estirar el ramo se habían soltado algunos lazos - Ups - dijo - ha sido ese señor - dijo señalando a cualquier lado.

Se colocó en el pasillo y empezó a corretear hasta el altar. Llegó junto a los titos. - Bitziiiiiiiiiii - saludó a Arnauet a su prima - Ohhh vas vestida de reina pirataaaaa .

- Tita grosella - le dijo arnauet tirandole del vestido - esto es para ti de parte del tito grosello - le dijo alzando la voz. Cuando vio lo que le había dado se lo quitó de las manos - Oeee esto no tita grosella - le dijo - Que me he enconfundido que estoy algo nervosio - miro a la tita grosella - Pareces una princesa titaaaaaaaaa - tiró la alcachofa de la reportera - Esto si que es para tiiii - le dio el ramo a su tita grosella y le susurró - Tita que me he escapado de junto a la marona luego le dices que no me castigue pero he venido en misión secreta - miró hacia los bancos y sonrio.

Se colocó junto a Bitzi - Bitziiiiiii ¿aluego nos vamos a jugar a los piratas?Podemos ir a buscar el tesoro a la cocina que seguro estara llena de pasteles. No te muevas Bitzi ya vengo

Corrio junto a la alcachofa y la cogio, era su alcachofa y volvio junto a los titos, al señor de las ropas brillantes, a los señores que habían al lado de los titos grosellos y a Bitzi e intento quedarse en silencio

El Marqués tuvo que hacer grandes esfuerzos para contener las carcajadas que quería evocar al ver la cómica imagen de Arnauet, sorteando a los invitados como un explorador en medio de los campos, escondiéndose tras pies y bancos, saltando y arrastrándose como un soldado en medio de un combate. Por fin llegó y por supuesto, tuvo que equivocarse al principio. Aún así, Kossler sabía que había acertado.

Puso la mano sobre la cabecita de Arnauet, que le miró, y le revolvió un poco el pelo, que seguro su madre había estado peinando toda la mañana. Seguro que el Trastet se lo agradecería.

-Bien hecho Arnauet. -Dijo Kossler, exagerando la imitación (que en absoluto le costaba) de la voz de un militar. -Te has ganado una medalla, como la de los soldados. -Le susurró, en voz más baja. -Luego te la daré.

Luego dirigió una sonrisa a su esposa, que lo miraba algo sorprendida. Una mirada de Kossler pareció indicarle: Dále las gracias a Arnauet.

Tras eso, de forma tímida y de un modo pueril, más usual en niños que en adultos, besó a la novia. Parecíó sorprendida por ello, pero Kossler también lo estaba. Rememoró algo de lo que creía haberse olvidado.

Luego tendió la mano, para que la Condesa se asiera ella. Una vez lo hizo, ambos emprendieron el camino por el corto pasillo de la Capilla, para salir de ella. Habían entrado como novios. Ahora salían como esposos, unidos por un lazo que se auguraba irrompible.