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[RP] Capilla de San Samoth

Otuan


Otuan le puso la alianza en el dedo a Medea, sin poder apartar su mirada de la suya.

-Medea eres el viento que empuja mis alas, el la luz que ilumina mi alma, eres la razón por la que existe un mañana. Te quiero y querré por siempre.
Pok


Pok se acerco a la capilla , llega en uno de sus dragones, lo dejacerca dlelugar, recoje sus cosas,y lleva unas hachas, [urñ=http://3.bp.blogspot.com/_5sKTFwQMYf4/SdMoO8WmzbI/AAAAAAAAAsY/xQMTcHRM-cM/s400/cimitarras%2By%2Bhachas1.jpg]un set de hachas[/url] apra Medea, y un traje, para el caballero otuan, entra a la iglesia, y se acomoda en uno delos asientos
Kossler


El Marqués observó a los recién casados y les entregó a ambos un bello papel.

-Y para que esta unión quede visible a ojos de los mortales os hago entrega de este Certificado de Matrimonio, por si alguien dudara de vuestra unión. -Dijo el caspolino.

Luego alzó las brazos y bendijo a la gente presente en la capilla, dando por terminada la ceremonia.

¡Hermanos, deseemos que esta pareja sea feliz en los tiempos venideros! Que el Altísimo os bendiga y su sabiduría os ilumine. Podéis ir en paz.

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Ignius


Citation:




    BANDOS MATRIMONIALES DE KOSSLER DE CASTELLDÚ Y ROBLEDO, MARQUÉS DE ALCAÑIZ Y SEÑOR DE MEQUINENZA, Y TADEA DE LA VEGA, CONDESA DE BÉTERA


    Nos, Monseñor Ignius de Muntaner, Obispo de Osma, Prefecto de la Villa de Sant Loyats, Gran Comendador de la Orden del Mérito de Santo Domingo, anuncio públicamente y bendigo la unión en santo matrimonio que se celebrará de hoy en quince en la capilla de San Samoth del Marquesado de Alcañiz entre:

      +Don Kossler de Castelldú y Robledo, Marqués de Alcañiz y Señor de Mequinenza, (Kossler), caspolino, bautizado el 9 de Abril de 1457.
      +Doña Tadea de la Vega, Condesa de Bétera (Tadeita), valenciana, bautizada el 8 de Mayo de 1456.

    Serán sus padrinos: Su Eminencia Reverendísima Monseñor Eduardo de Laguna, Cardenal Nacional Elector de Santo Domingo del Borgo, Arzobispo Metropolitano de Valencia, Marqués de Vall de Ayora, Primer Vice-Primado de la Asamblea Episcopal Hispánica, Gran Comendador de la Orden del Mérito de Santo Domingo, Alto Magistrado de la Guardia Episcopal. (Eduardo_de_laguna), valenciano, y Su Excelencia Casiopea Alonso Beltran, Obispo de Lleida (Casiopea), montisonense , bautizados bajo la fe Aristotélica el 31 de Mayo de 1456 y el 16 de Enero de 1459 respectivamente.


    Y para que conste, firmo y sello dichos esponsales el segundo día del mes de Junio del año del Señor MCDLXI.



    Firmado y sellado en Osma , el segundo día del mes de Junio del año del Señor MCDLXI..

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Monaguillo_campanero


En la capilla de los Castelldú iba a celebrarse un acontecimiento muy importante para: el matrimonio del anciano marqués con la condesa de Bétera, una joven lozana y de buen ver que el Castelldú llevaba persiguiendo desde hacía tiempo (por las tierras, se rumoreaba; que si su avaricia no tenía fin, que si le gusta más un título que al tonto un lápiz...en fin, lo que la gente suele decir en privado y que luego todo es mentira. ¡JÁ! Seguro...)

El obispo ya se había encasullado, puesto la mitra episcopal, se había armado con el báculo, se había colgado unas botellitas de agua bendita para lanzar a la exduquesa de caspe e hizo dar órden de que se tañeran las campanas. Con lo concurrido que era el evento, le daba tiempo de echarse la siesta, incluso, antes de que hubiese entrado todo el mundo.

Se tocaron las campanas para avisar a los fieles del gran acontecimiento.



FRP: Buenas; Soy el jugador tras Ignius, el obispo. Ruego a todo el mundo que vaya tomando asiento, amordazando a las criaturas (va en serio ¬¬) y callando. En cuanto empieze la boda, para no desvirtuarla mucho, rogaría el mínimo de posteos posibles entre los míos y los de los novios. No por que no me guste leeros, que no me gusta, sino para que la feliz pareja pueda recogerlo en un sólo álbum y no tener que editar una segunda enciclopedia Salvat para recordar su enlace.
Haré un post por día, si los contrayentes/padrinos me lo permiten.
Gracias a todos,
Monseñor
Kossler


Entró por fin a la Capilla de brazo de Casiopea, la Obispo de Lleida y también la madrina de la boda. La había elegido por la amistad que habían forjado tras su nombramiento como Obispo y también por la confianza que ella había depositado en él. En cierto modo, se sentía en deuda y éste era un modo de pagárselo. El de Castelldú vestía para la ocasión un pulcro traje de corte italiano, elaborado con sedas y terciopelo. Sencillo, a la par que elegante. En el cinto, cómo símbolo de autoridad, pero también de su tradición y su pasado Tenebrosa pendía del cinto, guardada en su vaina ornamental.

Observó, curioso, hacia los lados. La Capilla de San Samoth estaba a rebosar. La Capilla consagrada al hombre que había sido el último discípulo de Christos en morir, y uno de los más sabios. La capilla significaba, sin duda, la importancia que él daba a la sabiduría.

Hacía escasos segundos habían tenido que avisar de su llegada para que la gente que no había podido entrar, y se hallaba amontonada en las puertas, franquearan el paso. Era un edificio pequeño, destinado a contener poco más de una treintena de personas. Hoy soportaba la asistencia de por lo menos, un centenar de ellas. Los asientos destinados a la nobleza eran, probablemente, los más espaciados.

-Vaya... -Murmuró el caspolino, dirigiendo una mirada a la madrina. -Sin ánimo de ofender, un poco más y viene hasta el Papa. -Sonrió, algo bromista. -Bueno, el Papa no era necesario, pero sí por lo menos el Cardenal Camarlengo.

Prosiguieron su camino, hasta llegar al altar, situándose frente a él. En ésas salía el Obispo de Osma de la sacristía. Faltaba la novia, que para variar, se hacía esperar, cómo era costumbre.

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Goswintha


Encontró a Arnauet correteando entre los invitados - ¿Pero puede saberse dónde te habías metido? - le preguntó Goswintha.

- Arnauet, ¿pero como vas así vestido? Estás hecho un desastre - apartó a su hijo a un lado - Déjame que te arregle la ropa, no puedes ir así vestido - Empezó a arreglar la ropa de su hijo - ¿Y este lazo? ¿Quien te lo hizo? - quiso saber mientras levantaba una ceja.

Repeinó al pequeño y le cogió de la mano - ¿Has podido hablar con el tito Kossler? Espero que te hayas portado bien - acarició la mejilla de Arnauet - Vamos, es hora de entrar en la capilla. Arnauet, en silencio, y debes portarte bien ... - le dijo mientras buscaba el lugar donde sentarse - Ahora nos sentaremos aquí y escucharemos la ceremonia en silencio. - sentó a Arnauet a su lado, estaba pendiente de la entrada de los novios y por el rabillo del ojo de Arnauet.

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Casiopea



El Marqués era un hombre bueno e inteligente por eso había surgido una amistad tan profunda entre ambos. Se había alegrado mucho cuando Kossler le habló de su próximo enlace ya que el caspolino llevaba mucho tiempo solo y merecía ser feliz.
Había sido un placer para la montisonense que la hubiese elegido como madrina de su boda y esta radiante de felicidad.
La Obispo entró en el templo del brazo del novio justo después de decirle:


- Estás espectacular Marqués, el traje te sienta como si un sastre florentino lo hubiese hecho para ti y hasta tu inseparable Tenebrosa parece que brilla más.

Sonrió y le lanzó una mirada confidente justo antes de que se abrieran las puertas del templo.
La pequeña capilla estaba atestada de invitados y ambos avanzaron por el pasillo central observando a los asistentes.
De repente Kossler en voz casi inaudible dijo:


-Vaya...Sin ánimo de ofender, un poco más y viene hasta el Papa. -Bueno, el Papa no era necesario, pero sí por lo menos el Cardenal Camarlengo.


La Obispo sonrió y respondió también en el mismo tono socarrón:


- Pero si tienes aquí a la plana mayor del Reino y a lo mejor de cada casa... al menos de la mía...El Camarlengo estará sacándole brillo al anillo de su santidad, déjalo allí, que cuanto menos bulto más claridad, amigo.

Llegaron al altar y el Obipo de Osma salía por la sacristía. Hacía mucho tiempo que no coincidía con su mentor y amigo. Se fijó en su aspecto y notó que su barriga había crecido y su papada también. Hablaría con él después de la ceremonia, pero no pudo evitar guiñarle un ojo y sonreirle para saludarlo. Notó que el novio se tensaba mientras esperaban por Tadeita, así que le hizo dedicó una sonrisa para tranquilizarlo mientras le decía:

- La paciencia ya sabes que es la madre de la ciencia y la cruz de los casaderos en el altar... Enseguida llegará.
Arnauet


¿Pero puede saberse dónde te habías metido? - miró a la marona - Jo es que te he dicho que me esperases ahíii y no estabas y te he estado buscando por todos sitios, marona.

¿Y este lazo? ¿Quien te lo hizo? - - Arnauet miró en lazo - La señora octavillosa me ha hecho el lazo, porque tenía pipiii y ya no me aguantaba más y ella me ha llevado a un sitio y me ha abrochado los pantalones. - Su marona lo repeinó y cuando Arnauet vio que no le miraba se paso la mano por los cabellos y se los despeino.
- Sii, he hablado con el tito grosello - le enseñó el caramelo - Miiiiira, me lo ha sacado el tito de la oreja, el tito hace magiaaaaa. Y tengo un secreto que no te puedo contar, porque es secreto - dijo Arnauet metiendo la pata. Miró a su marona y se tapó la boca - Es un secreto.

Entro en la capilla de la mano de la marona - Síi, me portaré bien. - Cuando ya estaban sentados Arnauet tiró de la manga de su marona - ¿Marona pero si escuchamos la boda en silencio como se casaran los novios? ¿Mudos? ¿Por señas? - volvió a tirar de la manga del vestido de su madre - Mira ahi esta el tito grosello - Arnauet se levantó para saludarle pero la marona le cogió antes de que pudiera ponerse en pie - ¿Marona y la tita grosella¿ ¿Marona cuando viene Bitzi? Marona tengo hambre. - seguía tirando de la manga del vestido - Miiiiiiiiira marona, ahí ahí, el señor que le brillan las ropas, que es el señor Abispo, que me lo ha dicho el tito grosello.

- Obispo, Arnauet, Obispo
-
le corrigió la marona
- ¿Avispo? - abrió la boca y muy bajito le dijo - Marona y si es un avispo ¿picará? A ver si va a picar a los titos.
- OBISPO! - dijo su marona levantando la voz.
- Shhhhhhh, !marona has dicho en silencio no grites! !No te portes mal! - la miró - !Pues eso he dicho yo jo, Obispo!

Estaba sentado en el banco de la Capilla, moviendo los pies que no le llevaban al suelo - ¿Marona por que no viene la grosella? A ver si se ha perdido por la fortaleza, que esto es muyy grande. - abrió la boca para decir algo más pero no pudo, la mano de su marona se lo impedía.
- Arnauet, en silencio ... quiere decir en silencio, así que ni una palabra más hasta que acabe la ceremonia - le regaño la marona.
Arnauet la respondió por señas - ¿Qué dices, Arnauet? - le preguntó su marona.

- Marona, ¿pero no me has dicho en silencio? pues te respondo por señas, joooo, que sino me regañas!.

Su marona le lanzo una mirada y Arnauet se quedó en el banco, moviendo los pies, y mirando para la entrada para ver si veía a la tita grosella o a Bitzi.

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Valerya_divaliant



Finalmente los condes de Urgel entraron a la capilla, saludaron cortezmente a algunos conocidos que allí estaban y fueron a sentarse al lugar donde les indicaron que correspondía. Desde allí podrían disfrutar de la ceremonia, cuando comenzara y de paso ver a los que iban llegando.

__Creí ver a Gertru en la recepción,. Fíjate cuando entre, Valy._ Dijo Felcroman en voz baja.
_Shh!. No vamos a ponernos a hablar en medio de la ceremonia, amore. Que no se hace. Luego la buscamos, si no nos ve.¡Qué bonita capilla tienen!_ Susurró la fueguina dama._ Espero que no se tarden mucho; esto se está llenando._ Agregó.

La pareja permaneció allí a la espera del comienzo, o sea de la parte importante del evento en cuestión.


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Ruht


Tras dejar a la octavillera, recuperando la compostura y abanico en mano se adentró en la capilla. Con sumo cuidado fue analizando la disposición banquil, a simple vista parecieran todos iguales, pero ella sabía que debía ser cauta y precisa a la hora de eligir asiento. No estaba dispuesta a perderse ningún detalle de los que acontecieran en aquel lugar.

Para la maña era un hecho que en una boda, los acontecimientos más significativos, importantes, interesantes y trascendentales sucedían en los últimos bancos... pero tampoco quería descuidar a los contrayentes, más que nada por si en el último momento alguno de ellos se arrepentía...

- Sí, eso sería una buena comidilla- sonrió ilusionada. En esos momentos pudo ver al pequeño trastet y se le iluminaron los ojos. - Podría sentarme detrás de ese niño del Innombrable y torturarle con pellizcos sutiles durante la ceremonia sin que nadie se diera ni cuenta...

Concentrándose de nuevo en la tarea que tenía en mente, comenzó a descartar bancos y decidió que lo mejor era la parte central. Aún así, había demasiados bancos y solo podía elegir una vez, tendría que esperar al resto de invitados para decidir que lugar sería más sustancioso.

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[img]Buscando firma[/img]
Gominola


Muchas caras conocidas y algunas totalmente nuevas se habían reunido en la capilla, lo mejorcito de cada casa estaba allí reunido. Gomi avanzaba lentamente hacia el banco ya que se detenía para ir saludando a sus conocidos y cuando se dispuso a ocupar su lugar encontró que algo le faltaba

- Juraría que yo llevaba un hijo del brazo cuando entré - se dijo a si misma mientras paseaba la mirada desde el vacío en el arco de su brazo a atisbar por los alrededores en busca del hijo perdido - En fin, conociéndole debe estar presentándole sus respetos a alguna joven - pensaba

El Marqués se encontraba ya esperando a la novia y Gomi tomó lugar en el banco en el que ya esperaba Goswintha de forma que el pequeño Arnauet quedó estratégicamente rodeado por las damas. Sonrió y guiñó un ojo al pequeño y su mirada se dirigió hacia la entrada en espera de la llegada de la novia.

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Luccio


El de Carranza, se encontraba entre el gentío. Estaba junto a Shilien, sonriendo a unos y a otros. Algún saludo, nada de importancia. Eran otros los asuntos que allí le llevaban y no era el valenciano de andarse con zarandajas.

De píe, echaba un vistazo esquivo a uno y otro lado, las instrucciones eran claras, y no estaba dispuesto a que sobre su cabeza cayera pesares previsibles.

- En buena hora me meto en tales asuntos. - Pensó para sí, disimulando que estaba más pendiente de los allí congregados, que de los protagonistas.

El Marqués ya se encontraba en el lugar de honor, el obispo preparado; a más faltar la Duquesa, que como es tradición se haría esperar. Apretó los dientes, al ver un individuo con los rasgos indicados. Mantuvo la mirada fija, esperando algún gesto imprevisto, con la mano lista en el lugar adecuado para lo que pudiera suceder.

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Brynne


Se sorprendió al entrar en la Capilla y ver al oficiante. ¿Monseñor Ignius? Sabía que no estaría contento, pues perdería su apodo de "El cura más rápido de Todos los Reinos al Norte y al Sur del Duero" por sus famosas ceremonias express.

Tomó asiento y esperó la llegada de los contrayentes

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Tadeita


Y en su mente recordaba y tarareaba en silencio aquella melodía que le había acompañado en todos los momentos importantes de su vida.

Caminaba pausadamente, observaba todo a su alrededor, el ir y venir de toda la casa, los del marqués y los suyos, mientras se aferraba al brazo del joven Césare, al padrino accidental de aquella ceremonia y su único hijo varón. Llegaba tarde, despeinado... cariñosamente acarició su mejilla y frunció el ceño cuando él hizo ademán de retirarse esperando otra cosa que no era una caricia... le colocó un mechón en su sitio... no le dijo nada más, se limitó a mirarle y a besarle en la frente... es el momento, ya les hemos hecho esperar suficiente, exactamente el tiempo de dos docenas de credos aristotélicos.


Resopló y sacudió el vestido por última vez, el velo estaba en su sitio y el tocado inamovible.

El vestido estaba hecho de fina seda roja genovesa, sobre la que el sol y la sombra jugaban entre los pliegues creando infinitos matices escarlata. Las mangas se abrían con acuchillados, dejando ver la blanca camisa también de seda, cuyo cuello, adornado con perlas en el repulgo, asomaba por el escote cuadrado. También estaban bordado con perlas y otras gemas el cuerpo y las mangas del brial, así como el largo ceñidor. Llevaba una abertura frontal que dejaba ver una falda inferior de brocado damasceno en tonos dorados.

Sobre la cabeza, un tocado forrado con la misma seda encarnada del vestido, bordado con hilo de oro y gemas, a juego con los zarcillos a la morisca que le adornaban las orejas. Un delicado y sutil velo translúcido caía por la espalda sobre el pelo suelto: la condesa hacía valer la tradición de que sólo las doncellitas jóvenes, las reinas y la novia en su boda llevaban los cabellos sin recoger.




En aquel momento, caminando hacia la capilla, se daba cuenta de todo el tiempo que había pasado, y lo rápido, desde que conoció al marqués en una de las embajadas de Caspe, de cómo le vio entrar con aquel uniforme militar de gala, cargado de medallas, y de cómo no había podido evitar fijarse en él. Sonreía al recordar aquella bendita broma de La Octavilla, en la que la sóla idea de celebrar esta boda era una de las inocentadas del 28 de diciembre... se acordaba de los meses pasados en alta mar pensando en él y de la locura que sería llegar a Caspe, ya en Alejandría había vuelto loca a Swini que si el marqués por aquí, que si el marqués por allá... suspiraba... las melodías bajo el árbol en invierno...

... seguían avanzando, con paso firme... atravesaban el patio que daba entrada a la capilla, dónde aún se concentraban invitados a la ceremonia, dedicó una sonrisa a la loca de la reportera, mientras se abría un pasillo central entre el gentío para poder acceder al recinto. Por alguna extraña razón se imaginaba diciendo... si me queréis... irsus..., pero entre gestos cariñosos se abrió el camino hacia la entrada.

Veía muchas caras conocidas y muchos amigos, estaba realmente contenta de que les hubieran acompañado en aquel día tan especial... y ya tenía varios sicarios contratados para partir las piernas de los que no tuvieran una buena excusa para justificar su ausencia.

Estandartes y pendones, caballeros, soldados y cortejos habían llegado desde todos los reinos vecinos, era un gran honor y esperaba estar a la altura de las circustancias, pues mucho tiempo había llevado la organización de esta ceremonia y casi todo había sido previsto... casi... los imponderables eran los designios del altísimo.



Intentando no perder ni el paso ni el gesto ni un momento, entraron en la capilla, despacio caminaron hasta el altar, donde ya se encontraba el Obispo, el novio y la madrina. Al pasar por delante de la delegación castellana no pudo evitar realizar un gesto cortés de agradecimiento y saludo por tenerles allí, sabía lo que les suponía estar en aquella ceremonia aristotélica.

Llegó hasta al altar y con una leve inclinación saludó a los allí presentes... monseñor, excelencia, madrina, sonrío a esta última, para volver su mirada a Kossler




La melodía porque yo lo valgo y la descripción del vestido by Taresa. Gracias Taresa

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Deseos
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