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[RP] Recepción de los Invitados

Arnauet


Se agarro a la mano de su padre, mientras la marona se arreglaba el vestido. Sopeso la idea de realizar un acto de escapismo pero teniendo en cuenta que las probabilidades de éxito iban a ser pocas y del castigo que podria sacar se quedo quieto.

Escucho lo que le decia la marona y movia la cabeza asintiendo. No queria que la grosella se enfadase con él pues el suministro de caramelos podría verse cortado, abortado, pulverizado. No, no haria enfadar a la tita grosella aunque le onfendia que su marona le dijera que se portase bien, él siempre se portaba bien, eran los demas los que no se portaban bien, pero eso su marona aún no lo !entendían!.

-Ah, el pequeño Arnauet...
Dijo un señor de pelo blanco mientras miraba a Arnauet -Su Excelencia me ha hablado de vós. De hecho, me ha mandado decir que os espera en sus aposentos. -El señor del pelo blanco se interrumpió y miró a la marona, Arnauet sabía que su marona no le dejaría ir con un deconocido, !ja! . -Su Excelencia no me ha dado más detalles. Sólo me ha dicho que él y Arnauet tenían una conversación pendiente que debían resolver.

Arnauet miró a la marona esperando a que regañase a aquel señor que quería raptar a Arnauet. -Si gustáis de acudir -Dijo el señor del pelo blanco mirando primero a Arnauet y luego a su marona. -Podéis acompañarme. Os llevaré hasta dónde está, pero sólo Arnauet podrá entrar.

Arnauet tragó saliva y se escondió detrás de la tita Gomis, ahí seguro no le verían. Se agarró a las piernas de su tía, si la marona no decía nada, seguro que la tía Gomis regañaría a ese señor.

Vio a su marona sonreír - Ahora te vas a enterar señor blanquinoso, que la marona te va a regañar - dijo Arnauet riendo por lo bajo. - Don Seberino, un placer como siempre veros - ¿Un placer? ¿Cómo qué un placer? ¿La marona conocía a ese señor? Arnauet sacó la cabeza por detrás de las piernas de su padre.

Con gusto Arnauet os acompañará, nosotros os esperaremos aquí. - Vio que su marona alargaba la mano, Arnauet se escondió otra vez detrás de las piernas de su tía y se puso las manos en los bolsillos - jijijiji - se reia, ahora no me encontrarán.

Arnauet … - dijo su marona - No es de buena educación hacer esperar - la mano de la marona estaba ahí, alargada, para coger la suya y dejarlo en manos de ese señor que lo iba a llevar a un sitio sólo, y lo dejarían abandonado - Pero si me he portado bien - farfulló Arnauet

Este señor te llevará a ver a Kossler no pasa nada, no te preocupes. Anda, anda, no hagas esperar más - Le volvió a decir la marona. Arnauet asintió y se puso junto al señor y le cogió de la mano, si ese señor se pensaba que iba a abandonar al trastet en cualquier passillo de esa fortaleza lo !tenía claro!. Miraba a la marona y a la tía Gomis sin quitarles ojo - Pero me esperáis aquíiii - les dijo Arnauet.

- Señor blanquinoso, podemos ir a ver al tito grosello Kossler. - miró al señor - Pero no me pierda que como llegue tarde a la boda, la marona nos castiga a los dos.

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--Semental_amordazao



Desde su llegada a Caspe poca labor había tenido que hacer, la presión ejercida por "el sindicato de mamporreros casposos y amororos" ya había conseguido reventar los precios de la carne así que misión concluida, de seguro mucho tuvo que ver en ello el emotivo discurso musolínico de su Noegui.
Se había pasado toda la noche en vela sacrificando un cochinito, estaba el pobre muy delgado, de apurar tanto la poca labor el tiempo nocturno como que se le voló.
- Si es que no puede ser, con tantas idas y venidas se les nota la fatal de amor ... - Menos mal que sus carcasas son las mejores de Caspe, a 15 escudos las tienen relucientes y sin moscas, bien frescas en el mercadal oigan!

Ya estaba amaneciendo y todavía tenía algo pendiente, menudo despiste más gordo, debía recuperar algo muy valioso de debajo de una piedra, junto al lago, ya de paso aprovecharía a darse el baño matutino con sus cochinillas gruñonas, faltaba una pero estaba a punto de llegar.
- ¡Qué no se diga que no me presento con el lustre sacao! -
Al final como siempre le tocaba esperar, pronto se quedó ensimismado, dando una y mil vueltas a lo que estaba a puntito de soltar. Perdido andaba ya en su pensamiento, mordisqueando un yerbajo mentolado, mucho más serio de lo habitual, cuando un chiflido lo devuelve a la realidad.
Menudo brinco del susto, se había puesto hasta blanco, se le había metido el palo en el ojo, como le picaba al condenado, quedó totalmente desorientado, de fijo que andaba todavía con el jetlag de la travesía ... o quizá no ...

La veía acercarse, elegante, con una sonrisa de oreja a oreja, parecía así de lejos una niña grande a lomos de un elefante.
Sabía que lo que estaba a puntito de hacer era misión para dos, uno la agarraba de las patas y otro de la cabeza, para que no mordiesa ni huyera, pero aquí estaba solo, dispuesto a la acción.
Ya no había marcha atrás, estaba muy cerca, le compartío su brazo para alentarle a subir. Tocó su mano y sacó valor de donde un hombre debe sacarlo, del inconsciente, para atreverse a pronunciar con coherencia lo que estaba a puntito de declarar.
- Cásate conmigo - a la par la otra le devolvió un estornudo de esos que te duchan sin ducharte - ¡¡Atttttchís! vaya bienvenida eh? - La declaración se quedó como en el aire, no estaba seguro de si lo había escuchado, casi que no, parecía demasiado tranquila.
Ya tenía el corazón a puntito de salirse de su boca cuando finalizaba el ascenso a la ancha bestia. - ¿Y eso qué demonios es? - le estaba señalando un paño, el paño en el que llevaba envuelta la fina navaja de plata, la de los chinos, su único legado familiar.
- Ejem...la mordaza - estaba un tanto abrumado ... bien mirado de buena se había librado ...

Se puso la terremoto en marcha y el otro se aferró con firmeza a las curvas sedosas de su amazona.
Tocaba ya frenar en seco y descender al paquidermo, menos mal que le dió por bajar antes pues la otra ya caía enredada de entre los cielos, justo a sus brazos - Ejem...estamos! -
Le atuso el pelamen a la montañera kamikace y en cuanto se enderezó soltó la pompa que predecede a la entrada:
*TIRIRÍ RIRÍ* - Dama Noega da Lúa y Calanda... - paró en seco y lo miró así de reojillo - y Señor Semental ... -
- Uiss señor y dama ... hasta sonaba importante ... menos mal que obvió lo de Terror de Caspe ... -

Los de la entrada no le quitaban el ojo de encima, de fijo que le ponían guardaespaldas al señorito, no se fiaban los malditos ...
--Seberino


Seberino cogió de la mano al pequeño y se lo llevó con él desapareciendo entre los invitados.

-Tranquilo, no llegaremos tarde, pequeño. La boda no podría empezar sin su Excelencia. -Dijo el Mayordomo con una amplia sonrisa.

Sigueron caminando hasta cruzar el patio y luego entraron al Castillo. Prosiguieron por un par de pasillos y luego subieron unas escaleras. Frente a ellas, una puerta de madera labrada permanecía cerrada. El de Larte soltó a Arnauet de la mano.

-Aquí es. Yo no puedo pasar. Además debo seguir recibiendo a los invitados.

Se acercó a la puerta y antes de irse llamó. Una voz conocida sonó dentro.

-Adelante.

Seberino guiño un ojo al pequeño.

-Ya puedes pasar. Hasta después joven. -Dijo el Mayordomo, mientras descendía las escaleras.

Volvió rápidamente al patio, dejando sólo a Arnauet con el Marqués. Seguro que luego él lo llevaría hasta abajo para entregarlo a sus padres. Él, por su parte, tenia otras tareas pendientes. Mientras caminaba, oyó anunciar al Obispo de Osma, el oficiante de la boda.

-¡Monseñor! -Gritó Seberino llamando la atención del prelad0, mientras se acercaba. -Tengo algo que comentaros. Veréis, recibimos hace un par de días una carta del Cardenal de Laguna. -Explicó. -Nos informaba que por motivos de salud no podía desplazarse hasta aquí. Por mutuo acuerdo ante su ausencia se ha decidido que el padrino sea el hijo de la Condesa. Césare creo que se llama. -Relató el de Larte, mientras hacía una breve pausa, tras la que añadió. -Espero que no suponga ningún problema.

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Asdrubal1


Llevaba mascullando y refunfuñando todo el camino, ¿Cuando se le había visto a él en un maldito carruaje? Para que luego pasara como en Castilla, que los mozos aparca carruajes se declararan en huelga y no hubiera quien colocara el armatoste aquel, eso le pasaba por tener familia, al próximo que le soltara que se estaba muy a gusto teniendo nietos, bisnietos, y hasta tataranietos, tal y como se estilaba en aquellos tiempos, le tiraba el guante... De Druso, en el acto.

Y es que habían ido al completo, en uno de los asientos del armatoste aquel estaban sentados el de la Barca, Adela y la joven Elsa, y al otro la nodriza con los gemelos, ésta estaba muy nerviosa de no cometer nada que hiciera enfadar aun más al de Burgos, que traía un humor de perros.

-Los caminos siguen igual de mal adoquinados que siempre, y eso que siempre que vengo por estos parajes lo digo, pero nada, no hay quien me haga caso. Por no decir del polvo que se levanta, no sé para que demonios tiene este cortinar, si la mierd* entra de todas formas.

Y con esta y otras visictudes consiguieron llegar al Marquesado de Alcañiz, abrió la puerta del carruaje, y salió, se tapó la vista con la mano, hacía un Sol de justicia, iba vestido de rojo puramente, los pantalones rojo carmesí, la camisa blanca y una chaqueta roja con bordados negros, y la cabeza coronada con su omnipresente sombrero negro, guardaba sus pies del ardiente suelo con unas botas negras.

Según se fueron acercando a la puerta de la capilla, vislumbró al mayordomo del Marqués, quien estaba hablando con el Obispo Ignius, se acercó, besó el anillo al obispo, con una sonrisa sardónica, ya que lo que siempre le recriminaba el prelado era que nunca le besaba el anillo;

-Seberino, por todos los Santos, cuanto tiempo sin el placer de conversar con vos, ¿Qué es de vos? -Luego recordó que el Mayordomo bien podía no conocer a sus acompañantes, ni estos a éste, por lo que de tirón aprovechó para hacer las presentaciones de rigor- ¿Recordáis a Adela verdad? la muchacha es Elsa, la señora ésta es la nodriza de nuestros dos retoños, Cesareo y Aarón.

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Arnauet


Seberino guiño un ojo a Arnauet.

-Ya puedes pasar. Hasta después joven. -Le dijo el Mayordomo. Arnauet intentó agarrarle la mano pero el señor mayordomo bajó por las escaleras - Adiossssssssss señor blanquinoso, acuerdese de venir a buscarmeeeeeeee y ... y ... mire si mi maronaaaaaaa me está esperando dígale que no se olvideeeeee - grito Arnauet.

Arnauet se revolvió en el traje - Hola tito grosello saludó. Se quedo mudo un instante, como le habia llamado el señor blanquinoso ¿Excelencia? esa Arnauet se la sabia, si algo tenia que hacer. !Se acordó!. Miro a Kossler e hizo una reverencia que casi se toca a los pies - Hola Excelencia tito grosello- dijo y se levantó. - Ohhh !que casi me tocó los pieeeeees! jooo creo que me he mareado..

- Tito grosello hay mucha genteeeeeeee, y muchos carruajes con caballos y muchas banderas de colores dijo - Está así de gente - le dijo haciendole señas con las manos - Tito grosello, ¿me puedo quitar el traje? jooo es que me pica.

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Violant


Era la primera vegada que visitava Casp i estava encantada amb l'ambient de la Vila. Les seves tavernes, famoses en tot el Principat, tot i que ara fos ciutat franca, li recordaven constantment que estava prohibit no emborratxar-se, cosa que li plaia i molt .

La invitació al casament li havia arribat ja feia dies, per sort, ja que havia hagut de viatjar des de Puigcerdà on ara estava afincada. Aquest cop, el casori no era d'algú de la família, i hi havia anat sola, sense Tinzu. Sentia molta curiositat per veure els altres convidats i reveure vells coneguts. No hi havia dubte que era tot un esdeveniment social aquell casament.

Seguí les indicacions d'un dels veíns i llogà un carruatge fins al castell. Un cop allà un majordom d'aspecte venerable la saludà i li demanà la invitació. Ella es presentà perquè l'anunciessin.

- Dama Violant de Subíes i Penyafort






Era la primera vez que visitaba Caspe y estaba encantada con el ambiente de la Villa. Sus tabernas, famosas en todo el Principat, aunque ahora fuera ciudad franca, le recordaban constantemente que estaba prohibido no emborracharse, cosa que la reconfortaba. Vaya que sí!

La invitación a la boda le había llegado hacía días, por suerte, ya que había tenido que viajar desde Puigcerdà donde ahora estaba afincada. Esta vez, la boda no era de alguien de la familia, y había ido sola, sin Tinzu. Sentía mucha curiosidad por ver los demás invitados y viejos conocidos. No había duda de que era todo un acontecimiento social aquella boda.

Siguió las indicaciones de los vecinos y alquiló un carruaje hasta el castillo. Una vez allí un mayordomo de aspecto venerable la saludó y le pidió la invitación. Ella se presentó para que la anunciaran.

- Dama Violant de Subíes y Penyafort
Kossler


Oyó llamar a la puerta, mientras miraba el espejo de cuerpo entero frente a él, de espaldas a la puerta. Revisaba los pliegues de algunas partes del traje, mirando que quedaran bien.

-Adelante. -Dijo mientras se giraba y se ajustaba bien el cuello, alzándolo correctamente.

Tuvo que bajar la mirada para poder ver al pequeño Arnauet, que había entrado ya en la estancia. Retiró las manos del cuello y las bajo lentamente, hasta hacerlas colgar, de forma muy delicada.

-Hola sobrino Arnauet. -Dijo el Marqués respondiéndole con una reverencia muy exagerada. Se acercó a él, para agacharse después y ponerse a su altura. -¿Qué es eso que tienes en la oreja? -Dijo el Marqués, fingiendo sorpresa. Observó los gestos del pequeño y acercó la mano a su oreja. -¡Anda! -Dijo mostrando entusiasmo, mientras sacaba un caramelo de miel de la oreja de Arnauet para mostrárselo y finalmente dárselo. -Creo que te ayudará con el mareo... ¡pero sólo si te portas bien!

Esperó un instante, mientras esgrimía una sonrisa en absoluto forzada. Contempló los gestos del pequeño, tratando de averguar sus pensamientos. Hacía mucho que él había tenido su edad, y de póco se acordaba.

-¿Es que no te gustan las banderas de muchos colores? -Dijo señalando la ventana, dónde podían verse. -No Arnauet, no puedes quitarte el traje. ¿Que diría la gente si saliéramos de aquí tú y yo desnudos? Tu madre te regañaría y a mi me regañaría tita grosella... -Dijo el Marqués riendo. -A mi también me pica y me da calor, pero no podemos quitárnoslo.

Su rostro se endureció de golpe y miró fijamente a los ojos del Rocabruna. Aquella imagen duró algunos segundos. Fué entonces cuando el caspolino retomó la palabra.

-Pero no era nada de ésto por lo que quería que vinieras. -Dijo, adoptando una actitud seria. -Me dijiste que querias tener una conversación conmigo de hombre a hombre antes de la boda. ¡Y creo que se nos acaba el tiempo! -Añadió con un tono algo más alto de voz. -Te escucho. ¿Porque eres mayor no? Sólo si eres mayor puedes ser un hombre.

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Arnauet


Se tapó la boca con las manos - Ohhh ¿Cómo lo has hecho? ¿Es magia!! ¿Es magiaaaa!!!!?? - le dijo Arnauet emocionado al ver el caramelo. - Yo siempre me porto bien tito grosello, soy muy bueno, verdad verdadosaaaaaa

- Si me gustan las banderas, hay muchas ahi abajo de todos los colores, pero las rosas no me gustan, esas son de niñas. - dijo Arnauet - A mi me gustan las negras, como las de los piiiiiiiiiratas.

- Jo... bueno , vaaleeeeee, no me lo quito, pero es que parezco una butifarra - tiró de la manga de Kossler y le dijo bajito - Tito grosello diles que soy un niño no una butifarra que si se confunden igual me mandan a la cazuela.

Kossler le miró fijamente, Arnauet tragó saliva !ay que ya la he liado! se decía el trastet.

- Siiiiii soy mayorrr, muy mayorrr y soy un hombre - ¿Qué quería decirle a Kossler? se quedó pensando. Luedo adoptó una expresión seria, imitando a la de Kossler - Pues yo soy mayor, tito grosello, y soy el hombre de la casa, y la tita Tadeita es la grosella de mi marona, y te tienes que portar bien con ella. - miró a Kossler - Es que sólo tengo una tita grosella, y la marona la quiere mucho y yo también porque siempre se porta bien conmigo y nunca me regaña. No es que me regañen porque me porte mal ehh, porque yo siempre me porto bien - Sonrió enseñando sus dientes - Pero ahora tu serás mi tito grosello y tienes que portarte bien con la tita grosella - volvió a tirar de la manga de Kossler - Tito grosello ¿tendré primos grosellos?

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Ignius


-¡Monseñor! -Gritó Seberino llamando la atención del prelad0, mientras se acercaba. -Tengo algo que comentaros. Veréis, recibimos hace un par de días una carta del Cardenal de Laguna. -Explicó. -Nos informaba que por motivos de salud no podía desplazarse hasta aquí. Por mutuo acuerdo ante su ausencia se ha decidido que el padrino sea el hijo de la Condesa. Césare creo que se llama. -Relató el de Larte, mientras hacía una breve pausa, tras la que añadió. -Espero que no suponga ningún problema.


-No llegará la sangre al río- comentó el prelado mientras se sacaba los guantes-. Espero...¡Que de gente!- comentó, de repente-, ¿acaso tu señor a invitado a medio Catalunya al evento? Mucha independencia del Ducado y mucha tontería y luego os los traéis todos aquí- comentó con sorna.

-Anda, no te distraigo más. Manda a un mozo para que me conduzca a la sacristía para que pueda cambiarme.

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Ruht


Había llegado hasta el lugar en un carruaje barato, pero carruaje al fin y al cabo. Le dolía todo el cuerpo de ir estirando pose, aparentando... como marcaban las normas del buen gusto del aparentar. Descendió del armatoste, con dificultad y maldiciendo en arameo el traqueteo del camino. No llevaba pajes ni acompañantes, había considerado que tal dispendio no se lo podía permitir. Tras sacudirse los zapatos y atusarse los ropajes, alzó la vista al Castillo de Alcañiz y dejó escapar un silbido de admiración.

- ¿Tendrán prole en edad casadera?- se preguntó- Quizás si me decidiera a tener un un hijo...o una hija... de repente se me está despertando el instinto maternal... - cavilaba a la par que calculaba los múltiples beneficios de un casamiento de esa envergadura. De repente se percató del pequeño trastet y el bochorno que estaba haciendo pasar a sus progenitores. - Ruht, te quedas sin Alcañiz... demasiado sacrificio- se dijo a si misma.

Cuando vio desaparecer al pequeño Arnauet, fue fijándose en como se desenvolvían el resto de invitados. Recordó una de sus múltiples premisas: "donde fueres, haz lo que vieres". Así se fijó en como todos ellos iban dando sus rimbombantes nombres a un señor de gesto afable que presumiblemente sería un mayordomo. En ese momento comenzó su nerviosismo, agitada se abanicaba frenéticamente golpeándose el pecho. ¿Pero que apellidos le digo yo a este buen señor? si solo tengo uno y casi ni lo uso... a ver... puedo usar los de Sata, pero ¿y títulos? ¿cargos? - el aire del abanico no impedía que la frente se le perlara con gotas de sudor. Se pasó un pañuelo bordado para limpiarse, justo cuando llegaba ante el mayordomo.

Verá- sonrió nerviosa cerrando el abanico con un golpe de mano- Mmmm si usted tiene a bien puede anunciarme... soy... soy... Ruht Regni... de Caaveiro Lago....este...terrateniente aragonesa - exageró- maíz para más señas... y carnicera.... - se dio cuenta que se estaba extralimitándose pero no podía parar- Ahhhh y con un palacete en usufructo.....- avergonzada concluyó- Bueno con que diga Ruht Regni, será suficiente.

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[img]Buscando firma[/img]
Morgui


Se sentó a beber un refrigerio mientras la pequeña Udine terminaba de vestirse. No quería que la viera hasta que no estuviera vestida, lo cual era imposible, pues correteaba por los pasillos con la pobre Herminia detrás intentando atarle lazos.

- ¡Apresuraos! No quiero que lleguemos tarde, aún nos queda un largo camino que recorrer. - la anciana salió refunfuñando de la sala, mientras Udine se acercaba a ella para enseñarle su vestido.

- ¿Sabes que vas a ser la más guapa de todas?, eres una princesita - le guiñó un ojo y salieron hacia el carruaje que las esperaba.

El viaje fue eterno. Después de doscientos.., ¿Cuándo llegamos, cuando llegamos, cuando llegamos…?. Por fin llegaron. El repertorio de cuentos e historietas se habían terminado de por vida para ella, ya tocaría improvisar.
Bajaron entumecidas, doloridas y con el peinado de medio lado. Colocó el pelo de la pequeña como pudo y se arrepintió de no haber dejado sus ensaimadas bien puestas en la cabeza. Esas sí que no se movían de su sitio.
Se acercaron a la puerta de la capilla, que Udine conocía bien. El mayordomo hablaba con más invitados, aprovecharon y con disimulo se pellizcaron las mejillas, que vendrían algo blanquecinas del viaje.

- Ya nos toca….esto somos cuasis hijas, digo, madres…bueno, que es como una hija para mí, para que usted me entienda. Ella es la sobrinieta de su titeabue.- no pudo rascarse la ensaimada derecha porque no la llevaba puesta.

- Mire que mejor por el nombre, ¿no? - ya no le haría falta pellizcarse las mejillas - La pequeña es Udine Subirana Castelldú, lo que le decía antes, ¿se acuerda?, la nietasobri del Marqués de Alcañiz. Y yo soy Morgui la de Pucela, así como lo oye, sin más…y sin menos oiga.

Con disimulo le preguntó a Udine - ¿crees que nos anunciará como le he dicho?

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Peka803


El viaje había llegado a su fin sin mayores complicaciones en el camino, tras la llegada hubo algunas complicaciones con los hospedajes sin habitaciones libres por el gran evento que se estaba celebrando, al fin y al cabo pudieron encontrar un buen alojamiento que le había recomendado un joven a cambio de algunas monedas.

Tras dejar todo el equipaje en el alojamiento, se vistieron con sus trajes y, la familia volvió a subir al carruaje, rumbo al castillo de Alcañiz, a medida que se acercaban, se podía observar las galas que adornaba dicho lugar.

El coche se detuvo ante las puestas del castillo y acto seguido uno de los guardias abrió la puerta y ayudó a descender a la pareja junto a su hija, Peka extendió sus brazo para que su esposa Myriam y su hija Micalea se sujetaran de el, para ingresar juntos al recinto en donde se realizaba la Recepción.

Mientras se acercaban al mayordomo, podían observar que muchos invitados ya habían llegado, Ejem! se aclaraba su voz, para dar las instrucciones para ser anunciados Peka Berdún Robles junto a su amada esposa, la Diaconisa Myriam Rosa Soteras Pueyo y su hija Micaela Berdun Soteras.

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^^ Nihil Sapientia Maius ^^
Gominola


Ya en el pueblo, antes de dirigirse al castillo, se respiraba el ambiente festivo que correspondía a la importancia de los acontecimientos de ese día. El castillo lucía imponente engalanado para la ocasión. Se dirigieron hasta el lugar de recepción entre el parloteo incontrolado del pequeño Arnauet, cuya imaginación parecía que se había descontrolado probablemente influenciada por el entorno.
Gema comprobó una vez mas que su vestido estuviera perfecto antes de dirigirse al interior mientras el pequeño trasto tomando la iniciativa anunciaba los nombres de los visitantes.

Gema tomó por el brazo a su hijo Pisoni cuando se dispusieron a entrar a la Capilla, y mientras avanzaban, su instinto materno-defensivo le recordó hacer una última advertencia añadida a las ya muchas hechas antes de salir y al cacheo previo realizado en busca de posibles imprevistos que su hijo pudiera esconder en cualquiera de sus bolsillos.

- Recuerda comportarte - le susurró - eres ya casi un hombre y como tal debes actuar. En un último intento desesperado apeló al pequeño galán que comenzaba a despertarse en el - Habrá muchas doncellas casaderas en la ceremonia... ¿No querrás que te recuerden como a un vulgar gañán, verdad? - finalizó guiñándole un ojo mientras le veía ruborizarse.

Sonrió a su familia y quedó a la espera mientras observaba cómo iban llegando el resto de invitados.

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Itzel


Cuando le anunciaron que ella llevaría los anillos no se lo podía creer, su madre le había estado haciendo ensayar durante semanas, incluso había sido la primera en pisar la capilla de San Samoth, antes de que comenzaran a prepararla para tan importante acontecimiento. El Marqués de Alcañiz era muy correcto y quería que todo saliera a la perfección, así que al enterarse que la niña de los anillos era ciega, había exigido su presencia para que contabilizara los pasos que debía dar hasta el altar.

Itzel se había quejado a su madre cada vez que ésta le decía de ensayar, una vez incluso llegó a tirar el cojín al suelo y ponerse de morros negándose a asistir incluso a la boda.

Su padre, la cogió en brazos y hablándole con dulzura la explicó lo importante que era ser la niña de los anillos, la explicó que ella sería responsable de cuidar que aquel tesoro no llegara a manos equivocadas, y su madre la terminó de convencer diciéndola que la Condesa había encargado para ella un vestido digno de una Reina Pirata.

Cuando llegó el día de las Nupcias , la casa de los di Foscari Arcàdia era todo un caos. Irial se había librado de vestir a Itzel, a la cuál le esperaba su vestido en el castillo junto a los anillos , parece ser que el Marqués no se fiaba mucho de la niña.

Cuando llegaron al Castillo de Alcañiz, los trillizos salieron escopetados atropellando a todo el que estuviera por delante. Su intención era llegar los primeros. Irial los dejó ir, sabía que por más que les gritara solo podía quedar mal ante la multitud, aquellos críos hacían poco caso cuando se trataba de fiesta y diversión. Del brazo de su esposo se dirigieron hacia la puerta donde los esperaban sus tres angelitos. Nidae los seguía muy de cerca.

- Anunciad que la familia di Foscari Arcàdia ha llegado. - la pequeña tiró de la pernera del pantalón de su padre susurrándole algo al oído, éste le dijo que no, y al ver que su hija se disponía a hacer pucheros añadió - La Reina Pirata exige conferencia con la Condesa antes de la boda, dice que tiene algunas dudas que resolver.

El Mayordomo se quedó mirando a la pequeña que no lo veía, miró a Cata nuevamente el cuál sonreía y se agachó a la altura de Itzel.

- Y que cosas tan importantes tenéis que tratar?

La pequeña peliroja alzó el mentón dirección la voz y dijo.

- Eso es algo entre la tita y yo, secreto de novia y niña de los anillos.

- Usted perdone damita.


Irial y Cata contuvieron la risa por educación y toda la familia se dispuso a seguir al mayordomo hasta el lugar de recepción. Al llegar, el pirata rodeó a sus cuatro hijos y les dijo en un susurro para que Irial no lo escuchara.

- Portáos bien pequeños, haced lo que papá haría, hay muchos bolsillos ricos y gente inocente en esta boda.

Los besó y les dio vía libre para el bandalismo. Irial se le quedó mirando de forma inquisitiva con Itzel de la mano y Cata le dijo.

- Estás verdaderamente hermosa, y no pongas esa cara, sólo les dije que se portaran bien e hicieran sentirme orgulloso de ellos.

Le dio uno de esos besos tan arrebatadores y fue relacionarse con los demás invitados, mientras Itzel e Irial iban en busca de la Condesa y el vestido de la pequeña.

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He nacido libre, salvaje, con un cielo sobre mí y un mundo a mis pies.
Caasi


Caasi se sentía privilegiado por haber sido invitado a las nupcias de su amiga Tadea y el caballero Kossler, si bien no lo conocía en persona, seguro sería un buen hombre. Ya tendría ocasión de departir con él.

Entró por la puerta, ojeó un poco los retratos y cuadros que poblaban las paredes y dijo al joven que había en la antesala:

Soy Caasi de Rojas, Señor de la Cerveza Guinness. Anunciádme y decid que traigo dos cajas de Guinness

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