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[RP] Los Preparativos de la Boda

Kossler


Se hallaba cruzado de brazos frente a la Capilla de San Samoth, con las puertas abiertas de par en par. Él solía visitar sólo el Castillo de Alcañiz durante las épocas veraniegas, cuando podía darse el lujo de alejarse un tiempo de Caspe y tomarme unas vacaciones allí. Mequinenza consistia en su vivienda durante el año, por su proximidad a Caspe (Alcañiz estaba un poco más lejos).

Es por eso, que al estar menos atendida y para que todo estuviera perfecto para la boda, había que hacer limpieza. Empezarían por la Capilla, para extenderse luego a los arlededores. Quedaban apenas diez días para dejarlo todo impoluto, los setos de los jardines y las distintas flores bien arreglaras y bonitas, así como empezar a disponer cómo se organizaría el espacio para el banquete, teniendo en cuenta el número de invitados, que no era precisamente pequeño.

-Que la imagen del Santo destaque en la sala. -Dijo el caspolino, conformando en su cabeza la imagen que debía tener la capilla. -Necesitaremos un altar un poco más grande y no tan sencillo.

Dirigió una última mirada a los criados que se hallaban, trapo y jabón en mano, lavando y barriendo todos los recovecos de aquella estancia. Cuando estuviera limpia, ya dispondrían los diferentes bancos. Pese a eso, algunas personas deberían permanecer de pie, por falta de espacio.

Salió de la estancia. Habría que buscar un nuevo altar... o mandar hacerlo en un tiempo récord.

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Tadeita


Caspe, Fortaleza de Mequinenza... semanas antes de la ceremonia


Las cartas habían sido repartidas por todos los reinos, mensajeros, y cuervos enviados por todos los caminos... las invitaciones iban llegando a sus destinos...

Aquel día, la de Bétera se apoyaba en aquella gran cama, aprovechando que se encontraba sola en Mequinenza... asuntos de gobierno retenían ocupado al marqués en sus obligaciones diarias....

Repasaba la lista, entre tachones y añadidos, durante las últimas semanas, no se hablaba de otra cosa en aquellos muros, el principado, los asaltantes, la guerra... comenzaban a quedarse en un plano secundario... la ceremonia, la familia, el no se te ocurra invitar a este ni al otro.... eran el tema de conversación que ocupaba a la condesa durante aquellos días.


- Espero que Irisbel no demore mucho su llegada a Caspe, necesito aqui a mi hija... le decía a Urraca que entraba con una infusión entre sus manos... ¿qué es eso? - hierbas calmantes, dijo ella... - no las necesito, ¿me véis nerviosa? ¡ACASO!... gritó la condesa de forma desmedida.... para ver los ojos de Urraca y su mirada... y reflexionar durante un instante...

- está bien, acercáos, traedla... quizás no sea mala idea.... disculpad, aquella mujer la había acompañado durante años, venía heredada de su segundo matrimonio, pero siempre la había puesto nerviosa... la tendría que haber dejado en Valencia.

Apartó los legajos que tenía entre manos y se sentó en el borde para coger aquella bebida... os recuerdo que no es mi primera vez, ya he pasado antes por esto, y fijaos, mostraba su mano firme... no estoy preocupada, su excelencia lo tiene todo bajo control, será una ceremonia sencilla y bonita.



- ¿enviastéis las cartas a Barcelona y Valencia?... no esperó respuesta, la había martirizado hasta que vio al mensajero salir con ellas... hacía días que esperaba señales de su sorella Goswintha, y lo que era más impensable, esperaba que Bruxia pudiera abandonar su retiro espiritual en el convento para poder acompañarla, era quizás la única persona que le había acompañado en todas aquellas ceremonias, desde que tenía uso de razón.


Achuchó a Urraca, vamos, vamos marcháos, dejadme sola... tengo tantas cosas que hacer... uff, no os imagináis, que en cuanto salió de aquella habitación, cerrar la puerta tras ella y volver sobre la cama, abriendo uno de los libros del marqués, que la tenía absorta en su lectura... Crónicas de Caspe

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Deseos
Goswintha


Había decidido adelantarse hasta Caspe en cuanto recibió la nota de su Sorella, ni tiempo había tenido para enviar una misiva de respuesta. En cuanto recibió la carta, preparó sus baúles, contrató un transporte que la pudiera llevar por mar y marchó. Su esposo y su hijo vendrían días después, para la boda.

Durante el trayecto la de Rocabruna no hacia más que espetar todo tipo de arengas para que el barco navegase más rápido.

Cuando la avisaron que ya se divisaba Caspe, hizo que dispusieran todos sus baúles para desembarcar lo más rápido posible. Y así lo hicieron. Faltaba encontrar un transporte hasta la Fortaleza de Mequinenza, pero la Condesa no podía y no quería esperar más. Dio orden de que llevarán el equipaje, ella consiguió un caballo, llegaría antes que no viajando en cualquier calesa infernal.

- Cuidado con esos baúles - dijo seriamente - Y con esos de ahí también - repitió señalando - !Que llegue todo de una pieza! - antes de montar, abrió uno de los baúles y sacó algo de él, lo guardó con cuidado, y sin más dilación puso rumbo a Mequinenza.


Vio ante sí por fin la fortaleza, entró directamente, como si fuera su casa. Desmontó del caballo - Vengo a ver a la Condesa de Bétera, debe estar esperándome. - Dio las riendas del caballo a uno de los pajes - ¿Vais a tenerme aquí todo el día esperando? ¿Debo adentrarme yo en esta Fortaleza y buscarla por mi misma? Sí es así, puedo hacerlo, si me pierdo, pediré a la Condesa que os mande azotar hasta que quede satisfecha. - Miró a los hombres y les sonrió - Goswintha de Rocabruna, Condesa de la Cerdanya, Sorella de su Excelencia. - y dicho esto la dejaron pasar.

Había dejado los modales en casa, eso lo tenía claro, pero el tiempo avanzaba deprisa, y como siempre no espera a nadie, faltaba poco para la boda, y organizar un acontecimiento así iba a ser más difícil que organizar un picnic en el río.

La acompañaron por los pasadizos de la Fortaleza, se detuvieron ante una puerta. - No es necesario que me anunciéis - dijo la pelirroja - Yo misma lo haré - y viendo la cara de pocos amigos de los guardias dijo - Podéis quedaros ahí si gustáis.

Tocó la puerta con los nudillos - vamos, vamos marcháos, dejadme sola... tengo tantas cosas que hacer... uff, no os imagináis - escuchó la voz de su Sorella y al instante Doña Urraca salía por la puerta.

Doña Urraca, me alegra veros - dijo Swini a modo de saludo . - Con vuestro permiso, entraré a ver a mi Sorella, debe estar esperándome.

Swini volvió a picar la puerta con los nudillos, abrió la puerta, y para sorprender a su Sorella dijo desde el umbral - Querida … eso no os va a quitar los nervios … creo que será mejor que abramos una de éstas - dijo con una botella de Abruzzo en la mano.

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Seberino Saez de Larte, roleplayed by Kossler


Parecía ser que había barullo en el portón de la primera muralla de Mequinenza. El de Larte cruzó la segunda muralla y llegó pronto a la puerta de la primera. Gritaba, azuzando y amedrentando a los guardias de Palacio.

-No es necesario que mandéis azotar a nadie Condesa. -Dijo el Mayordomo de Palacio reconociendo a la mujer ante las puertas. -A veces debemos ser un poco pacientes, no es necesario tener siempre tanta prisa. Ciertamente, se vive mejor sosegado. -Añadió el viejo militar aragonés, ordenando abrir las puertas y franqueándole el paso. -Si tenéis a bien seguirme Excelencia...

Ella lo hizo, aunque pareciera más bien que por el apretado paso de la mujer fuera Seberino quien la siguiera a ella. La dirigió por los interiores del Palacio-Fortaleza de Mequinenza, cruzando pasillos. Finalmente, el Mayordomo se detuvo delante una puerta.

-Aquí es. -Dijo Seberino Saéz de Larte.

Ante las insistencias de que no requería más su presencia y que ella misma iba a anunciarse, el Mayordomo esbozó un cortés gesto de cabeza y se despidió de forma educada.

-Si así lo deseáis me retiro. Que tengáis un buen día Excelencia. -Dijo el Mayordomo, para luego desaparecer en los intrincados pasillos y recovecos del edificio.

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Tadeita


- Querida … eso no os va a quitar los nervios … creo que será mejor que abramos una de éstas....

Aquella voz, hizo que se girase hacia su procedencia conforme se la iluminaba una sonrisa en el rostro... ¡Sorella!... no tardó en apartar aquel libro y con sus pies descalzos salir a abrazar a su sorella, amén de robarle el abruzzo tras el abrazo...

- me encanta verte, no sabes lo muuucho que te he he echado de menos, dijo tomando asiento e invitándola a lo mismo, mientras conseguía abrir aquel tesoro de los viñedos de Abruzzo... ¿has tenido un buen viaje? no te esperaba tan pronto, pero rezaba cada día al altísimo para que te trajera volando, sonreía llenando las copas.

- ¡Ay, dios mío!, casi ni la había dejado hablar... te juro que esta es la penúltima locura, y la útima y definitiva boda... se sentó frente a ella, dándole la copa de vino... ¿y el conde, cómo se encuentra? jamás le llamaba por el nombre, sentía que después de aquellas velas negras.... no era cuestión de invocarle, ¿y el pequeño Arnauet? ¿como os va todo?, sentí mucho lo del primo, espero que el altísimo lo haya acogido en su seno... las noticias, cuando eran malas, volaban por todos los reinos.

- Voy a necesitar que me ayudes con un montón de cosas, pero qué demonios... hay tiempo... cuéntame todo lo que has hecho estos meses..., se acomodó en el butacón, mirándola fijamente y con una eterna sonrisa en los labios... si había algo que le transmitía su sorella era paz y felicidad, tenerla allí para la boda era un regalo del altísimo. A veces la familia no es la que te toca al nacer, si no la que se cruza contigo durante el sendero de la vida.

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Deseos
Goswintha


Abrazó con fuerza a Tadeita, la había echado mucho de menos. Se rió ante la batería de preguntas de su Sorella - El viaje bien, aunque lento, muy lento ... pero por fin he llegado - le dijo mientras la abrazaba de nuevo - Déjame que te vea bien - la cogió por las manos y se separó de ella un poco. La miró y sonrió - Estás estupenda - la volvió a mirar - Pero por fin llegué ... te echado mucho de menos !no te haces a la idea de cuanto!

Tomó una de las copas que sirvió. La levantó y dijo - Santé! ... que ésta sea la primera de muchas copas para celebrar tu felicidad - le dijo sonriendo para luego darle un buen sorbo a la copa.

- ¿El Conde? Bien, bien ... ya sabés ocupadíisimo como siempre - dijo encogiéndose de hombros - Arnauet, pues como siempre ... no hay manera de que le endereza, y además ahora le ha dado por pedir un hermano ... - dijo riéndose - Pero estamos bien, mi pequeño está creciendo sano y fuerte, y gracias a Dios está bien, al fin y al cabo, es de lo poco que me importa ya de mi vida.

Miró a Tadeita y dio otro sorbo a la copa - Ah si! El primo ... fue todo repentino, me enteré de casualidad de su fallecimiento, por un breve comentario de mi esposo, una lástima, sí. Aunque dudo mucho que El Altísimo le haya acogido en su seno, ahí dudo mucho que haya tabernas y mujeres de mala vida que le puedan hacer compañía, así que ... - rió y le guiñó un ojo.

Cogió la botella de Abruzzo y rellenó las dos copas - Con gusto te ayudaré en todo lo que necesites, por eso me adelanté a mi esposo y a mi hijo, ellos vendrán para la ceremonia, pero yo preferí pasar estos días contigo.

La miró y sonrió, echaba mucho de menos a su Sorella, las confidencias con ella y las risas, para ella era su hermana, pocas personas en esta vida conocían a Swini como ella, aunque vivían alejadas, la de Rocabruna sabía que siempre podía contar con su Sorella, pasase lo que pasase, y eso la reconfortaba.

- Quizás podamos acabar esta botella de Abruzzo, aunque cuando me traigan el equipaje que dejé en el muelle de Caspe, debo confesarte que traerán también un pequeño cargamento de botellas ... - sonrió - Con un buen Abruzzo y una buena compañía la vida es más dulce.

La abrazó - ¿Sabes? Me alegra realmente que haya llegado este día, que te cases, si hay alguien en este mundo que merezca ser feliz, esa persona eres tu.

- Pongámanos al día de todo, y dime en que necesitas que te ayude. Los nervios de una boda, compartidos se pasan mejor ... así que aquí estoy, para lo que necesites.

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Tadeita


Y cuando se querían dar cuenta, el tiempo pasaba... el abruzzo iba cayendo y la charla seguía bla bla, bla bla... largas horas pasaron antes de que liberara a la condesa de la cerdanya, que el alma vive de cotilleos y secretos, pero el cuerpo requería sus viandas para compensar todo aquel vino y el subsiguiente que iba cayendo en entretenida conversación.



Horas después...

Subida andaba a un banco de madera, con el vestido de la ceremonia puesto... y la sastre clavando alfileres y dando las últimas puntadas...

- ¿qué te parece? hecho en Castilla, lo vi allí en el útimo viaje, me lo hicieron pensando en una ocasión especial... no pensé que fuera para mi propia boda. le decía a su sorella...

- ¡ay, demonios! exclamó al sentir un alfiler clavado en su piel... pordios, tened cuidado... dijo apartando de un manotazo a la bordadora... si os envían para matarme, usad veneno... agujerearme con alfileres será un largo y lento proceso, ... le gruñó a aquella mujer irónicamente.... dejadlo, terminaremos mañana, aún hay tiempo... dijo echándola de alli.

Y cuando se volvieron a quedar solas, esta ceremonia me está sacando el mal genio, con lo sencillo que hubiera sido una ceremonia discreta, en una capillita... en secreto...... eso sí, esta es mi última boda, y definitiva....

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Deseos
Goswintha


Observó el vestido - Perfecto ... quien lo tejió sabía lo que se hacía. ¿Y que ocasión más especial qué esta para lucir este vestido?.

Miró los acabados - Es realmente hermoso, lucirás perfecta el día de tu boda.

No pudo evitar reírse a carcajadas mientras las costureras iban terminando el vestido - Tadeita, si te estuvieras quieta les pondrías el trabajo más fácil a la muchacha. - Su sorella despidió a la costurera.

-¿Casarte en secreto? - levantó una ceja y rió - Sólo faltaba eso, aunque sólo por verle la cara ... - Swini estalló en carcajadas.

Colocó su mano encima del hombre de Tadeita - Será una ceremonia preciosa, ya verás y todo saldrá a la perfección. - Cogió uno de los alfileres - Aunque mañana terminaré yo de arreglarte el vestido, será lo mejor.

Faltaba tiempo para la boda, su esposo y su hijo deberían estar por llegar. Casi estaba todo preparado, tan sólo quedaban algunos flecos, que como en toda boda, se irían solucionando por sí solos, si algo había aprendido la de Rocabruna en su boda, es que querer controlar todos los factores era el peor de los errores. Tenía el firme convencimiento de que todo iba a salir bien, y si algo se torcía, quedaría como una anécdota de la cual seguramente se reirían una vez finalizada la boda.

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Tadeita


Días después...

Por el amor del altísimo, caminaba nerviosa, con un mensaje en su mano, no puede ser... ¿lo sabe el marqués? comunicádselo... no paraba de dar vueltas buscando una solución, qué malas noticias había traído aquel cuervo... pensó ella cuando observaba como aquel mensajero vestido con el uniforme cardenalicio abandonaba la estancia...

Volvía a releer aquellas letras... [...] imposibilidad de viajar, de salud muy delicada... resoplaba... no eran buenas noticias, aunque ya no era un jovencito, era un hombre fuerte, era difícil que algo le apartara de acudir a la ceremonia o de hacer aquel viaje... muy delicado debía ser su estado... si tenía ya pocas preocupaciones, la salud del Cardenal se sumaba a todas ellas.

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Deseos
Kossler


Le había costado encontrar un buen ebanista que preparara el altar que el Marqués queria, complicado por la intrincada belleza que debía tener y por el poco tiempo que tenía. Pero por fin estaba hecho y entregado, colocado visiblemente. Los bancos y butacas habían sido dispuestos cómo había ordenado. Las personalidades más distinguidas se sentarían en las butacas y los que pudieran lo harían en los bancos. Los demás, deberían permanecer en pie. Según la afluencia de los invitados, a lo mejor alguno tendría que ver la boda desde fuera. La Capilla no era precisamente una Catedral.

Era mucho más pequeña y mucho más sencilla. Sus paredes sin adornos, prácticamente sin nada más que el altar, los bancos, las butacas y la imagen de San Samoth, que desde su posición privilegiada, observaba la estancia, satisfecho de la austeridad. Tampoco había cálices de oro en aquella Capilla.

Sacó inmeditamente un legajo de su bolsillo y tachó una de las frases que en ella se hallaban escritas. Una cosa menos.

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Tadeita


- Césare Mallister de la Vega, debéis encontrarle de inmediato, aunque se resista... emplead la fuerza si es necesario... excepto en el rostro... lo quiero sin marcas visibles. Rastread todos los burdeles desde Caspe hasta Burgos... decía con semblante serio

- Mandad a alguien a su casa, en el 7 del Barrio de Santa Illinda.... sacadlo arrastras si hace falta y traedmelo.

- Decidle que ha llegado la hora de que cumpla como cabeza de familia... de repente una tos casi acaba con ella... cuando todos sus esbirros salían en su búsqueda... cof cof cof

- esperad... les hizo un alto con la mano, decidle que tendrá una generosa recompensa de su madre si llega a tiempo.

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Deseos
Tadeita


Al amanecer

Se encontraba apoyada en el alféizar de un gran ventanal... todo estaba preparado o casi... pero había cosas que ya no tendrían arreglo... si hasta ahora había estado tranquila y serena para la ceremonia.... aquellas últimas horas comenzaban a entrarle los nervios.

No había visto al marqués en horas, ya empezaba a dudar si no se había arrepentido, y estaba ya en los Alpes, pero no... levantaba la vista y veía sus cosas... se reía de la cantidad de tonterías que pasaban por su cabeza... que hasta acababa hablando sola... esta es la última y definitiva.

- ¿ha llegado ya mi hijo? preguntaba esperando la respuesta afirmativa... - aún no...

- Bien.... respondía fingiendo serenidad.


Escuchaba desde el patio la llegada de carros y un murmullo que iba elevándose a cada instante. El gran día había llegado... ella estaba lista a falta del vestido, aguardaba a las peinadoras con una larga saya blanca... y de vez en cuando.. resoplaba...

Urraca estaba entretenida en el ventanal viendo la llegada y radiando en directo conforme iban entrando las comitivas... vuestra niña rosa ha llegado..., el obispo, los condes de la cerdanya... - ¿brynne? ay, se giró hacia ella, traedmela, hay tiempo.... corred, deseo hablar con ella...

En el vestidor, sobre una percha el vestido de la ceremonia, y junto a él, un pequeño vestido realizado en las mismas telas y con similares formas... desvió su mirada hacia el vestido... y traed a la pequeña Itzel en cuanto lleguen.

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Deseos
Brynne


En la Recepción, Urraca se acercó a ella y le susurró que su madrina la requería. Se escabullo tras ella y llegó a la estancia donde se preparaba la flamante novia:

- Estais preciosa twinnie - sonrió abrazándola con cuidado para no estropear el peinado ni el atuendo de su madrina - Y lucís tan serena como de costumbre. Os admiro

Su madrina la abrazó con los ojos brillantes y le hizo una petición al oído. La cara de Brynne se demudó.

- Que deseais que yo... que yo... ¿haga qué?.... pero madrina ¿y si la rompo? Mirad que a mí me dan mucho miedo...

No podía negarse. Era su boda después de todo. Suspiró nerviosa pero resignada, dispuesta a todo. Miró a su alrededor hasta encontrar una gran bandeja. Perfecto, sería un buen escudo. Se lo puso por delante como protección y dijo con voz temblorosa:

- Estoy preparada. Soltadla cuando querais

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Itzel


Su madre la había dejado en un pequeño recibidor cercano a la habitación donde la Condesa de Bètera se arreglaba. Le había dicho que se quedara allí quieta hasta que fueran a por ella, pero ¿ cuándo había hecho ella caso de algo así en un lugar que tenía tanto por explorar?.

Se bajó como pudo de la gran silla donde se encontraba y buscó una pared, sí, si no se separaba de la pared todo iría bien, pero la pequeña no contaba con los desniveles o pequeños escalones que pudieran haber a su paso. Tropezó al no darse cuenta del escalón y fue a parar contra una desestabilizada columna que sostenía un jarrón lleno de flores. Al golpear la columna el jarrón calló al suelo haciéndose añicos y la pequeña peliroja quedó empapada con el agua sucia de las flores. Cuando Urraca fue a buscarla puso el grito en el cielo y musitó algún que otro improperio además de señalar el pestazo que ahora olía la pequeña.

Itzel se dejó guiar por la señora de palabras mal sonantes y al entrar en otra sala sintió, que no vio, el pánico de una dama que no conocía y la risa de la Condesa.

- Tita Tade, crees que necesitaré un baño? yo no quiero bañarme, Urraca dice que huelo peste, pero yo me he bañao hace poquito, de verdad.

La más pequeña de las hijas de Cata e Irial se encogió de hombros y se quedó en medio de la sala esperando que alguien fuera a buscarla y le dijera a que nuevo juego iban a jugar. Su padre le había explicado que una boda era como un gran juego y ganaba el que más cosas valiosas se echara al bolsillo, pero ella era ciega, así que le resultaba difícil saber dónde estaban las cosas de valor.

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He nacido libre, salvaje, con un cielo sobre mí y un mundo a mis pies.
Tadeita


Y una sonrisa iluminó su rostro cuando la vio entrar, su hermosa ahijada, a la que veía de año en año, incluso menos... cada vez que se encontraban la veía más cambiada, más hermosa, Brynne, exclamó, se alegraba mucho de verla, estáis tan hermosa como siempre, me alegro mucho de estéis aqui...

Tras preguntarle por el viaje y su familia, y no sin antes felicitarla por su próxima ordenación sacerdotal, se dirigió a un gran arcón dónde sacó un paquete envuelto en telas, que entregó a Brynne... es un misal rosa, un libro de oraciones que os ayudará en vuestra etapa como sacerdotisa aristotélica... lo han hecho artesanos de Caspe, especialmente para ti, madre rosa. le sonreía al dárselo.

Misal


Tras escuchar un estruendo fuera, como si la vajilla hubiera reventado en mil pedazos... ya llegan... no la dejó disfrutar mucho del misal, rápidamente la tomó del brazo e intentó explicarle, necesito que me ayudéis con la más pequeña hija de Irial de Arcadia, ignoraba deliberadamente al progenitor de la criatura, que estaba segura que su ahijada conocía perfectamente, incluso ella misma se notaba bajando la voz... y susurrándole... la pequeña Itzel, es un amor de niña, ahora la conoceréis, será la encargada de llevar los anillos, os prometo que es un tesoro y pacífica niña... ¿le estaba mintiendo a su ahijada?... necesito que nos ayudéis a arreglarla, se que teneis un don con los infantes, será sólo ponerle el vestidito., señalaba aquella joya diminuta.


Vio como Brynne, de repente, se armó con una bandeja frente a la puerta y no pudo evitar soltar una carcajada al verla y al ver entrar a la pequeña Itzel hasta arriba de agua, con Urraca soltando improperios...


- Tita Tade, crees que necesitaré un baño? yo no quiero bañarme, Urraca dice que huelo peste, pero yo me he bañao hace poquito, de verdad.


No sabía que contestarle a la niña, evitó darle un beso hasta que no estuviera bien seca y miró a Urraca fijamente... bañadla... ya. de inmediato...... se dirigió a la pequeña, Itzel, tesoro, te presento a Brynne, es mi ahijada, nos ayudará a vestirte en cuanto estés lista... es muy importante que no le tires del pelo... cogía la mano de Itzel para acercarla a la de Brynne y pudiera tocarla, no sin antes secarle bien la mano, el brazo y todo lo que le pillaba cerca.

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Deseos
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