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[RP] Los Preparativos de la Boda

Brynne


¿Del pelo? ¿Aquella monísima bolita pelirroja iba a tirarle del pelo? La situación requería un cambio de táctica.

Mientras una rezongona Urraca - la pobre - se la llevaba para darle un buen baño, decidió cambiar su defensa, pues bien es sabido que, como decía aquel chino Sun Tzu, la victoria en tan arduas batallas dependía de la óptima elección del armamento - y si no lo decía debió de haberlo dicho, porque a ver qué maestro de guerra no va a saber que por muchos hombres, caballos y espadas que se tengan, como los de enfrente tengan un par de cañones... -

Dejó pues la bandeja y miró con interés un cuenco de bronce. Serviría. Ni corta ni perezosa, Brymcgyver se lo encasquetó a modo de yelmo - sin entender muy bien por qué aquellas inconscientes damas la miraban raro - y cuando vió reaparecer a Urraca con la bolita pelirroja envuelta entre toallas, exclamó con arrojo:

- ¡DEJADME SOLA, QUE PUEDO!

Avanzó cautamente hacia la criatura... la ansiedad rebosando por todos sus poros... un paso.. otro... hasta quedar frente a ella... la miró. La niña estaba quieta. Se agachó hasta quedar a su altura.

- Hola pequeña, soy Bryn ¿Vamos a llevarnos bien?

La cara angelical de la niña esbozó una sonrisa, y tendió su manita hacia la cara de la rubia para adivinar sus facciones. Boca, nariz, ojos... imperceptiblemente la expresión de la muchachita cambió; una risita malévola tomaba cuerrpo en ese rostro cuando las manos se acercaban a su pelo, para pasar a la más absoluta decepción al tocar el bronce.

¡Ja! ¡Te pillé! - empezaba a gustarle aquella buena pieza - Mira, vamos a a hacer un trato. Tú te portas bien ahora y cuando acabe la boda te dejo que me deshagas el moño

Debió de convencerla, porque la pequeña se dejó hacer sin rechistar.

¡Pero cómo! ¿Un parche negro? ¡Ah no! Y tomando un retal arregló aquel color tan poco alegre.

Miró a la pequeña Itzel con satisfacción. Parecía toda una damita. La hizo girar sobre si misma y caminar un poquito.

- ¡No! ¡Así no! ¡Pasitos cortos y espalda bien recta! ¡Extiende las manos y lleva ésto con delizadeza, como si llevaras un gatito de angora muy delicado! ¡Muy bien! ¡Ya eres toda una dama! Y recuerda, si lo haces bien, te dejo jugar con mi pelo después todo lo que quieras.

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Goswintha


Todo estaba controlado, Arnauet se había ido con Don Seberino, y seguramente ya estaría con Kossler, así que no debía preocuparse, o quizás si, por el futuro novio y por haberle dejado solo con su hijo.

Dejó a Gomis con Pisoni y fue a buscar a Tadeita, le había dicho que la ayudaría con los últimos retoques del vestido, y así lo hizo, además que serían unos últimos retoques sin el ¿retoque especial?.

Toqueteó la puerta con la entrada y dijo - Sorella soy yo ... - la abrió y entró en la estancia.

- Hola - saludó - Vaya ... si tenemos aquí a la pequeña Itzel, carai, déjame que te vea bien - dijo - Estás hecha toda una damita, Itzel. - Acarició la cabeza de la niña.

Una joven rubia, estaba en la estancia, Swini dio las gracias de que la costuresa que vio la última vez, clavando los alfileres en la piel de su sorella estuviese ahí - Señorita - le dijo Swini a la chica rubia, con una leve inclinación de cabeza a modo de saludo.

Sobre el vesitdor, estaba el vestido de Tadeita - ¿Lista? - quiso saber - No se si tu futuro esposo estará listo, Arnauet está con él, Dios quiera que le deje vestirse tranquilo - rebuscó entre sus mangas - ¿Quieres que te cosa una de éstas en la manga? - dijo bromeando. Le dio la petaca a Tadeita - Bueno, habrá que acabar de vestirte ... - besó la mejilla de su sorella.

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Tadeita


¡Sore! exclamó al ver a Swini, os esperábamos... le dijo aceptando la petaca y devolviéndole el beso... ayy, qué la habéis traído... no puede faltar un día así... necesito templar estos nervios, le mostraba la mano temblorosa...

Inmediatamente mandó salir de la estancia a todos los presentes, excepto a ellas tres y a la pequeña... un instante, necesitamos unos instantes para orar al altísimo... por favor....

Salían todas, incluida Urraca, con cara de pocos amigos... mientras hacía las presentaciones... Brynne, te presento a Goswintha de Rocabruna, mi sorella... y miró a Brynne, mi ahijada, le dijo a Swini... estoy segura de has oído hablar de ella, es hija de Cyliam.

En cuanto estuvieron solas, abrió la petaca y... ¡dios mío, cómo quema!... es fuerte!tosía... intentando respirar... ¡demonios! qué brebaje, con esto despertáis a los muertos en el principado?... dijo ofreciéndoles la petaca a ambas...

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Deseos
Goswintha


- Un placer conoceros, Dama Brynne, he oído hablar mucho de vos - dijo sonriendo.

- Ah no se exactamente lo que es, se que Guiomar lo toma para calmar los nervios después de quedarse todo un día con Arnauet, lo bebe a escondidas, así que a escondidas me lo llevé - dijo soltando una carcajada - La botella de Abruzzo no cabía entre éstas mangas así que ... pero bebe, que hoy te espera un gran y largo día.

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Brynne


Brynne hizo una graciosa reverencia ligera a la Señora de Rocabruna, mientras indicaba a la pequeña Itzel que hiciera lo mismo:


- Venga pelirroja, rodillas levemente flexionadas... no, tanto no, eso es sólo para cuando veas a un rey o una reina si lo haces con la pierna izquierda, y con la derecha si te arrodillas ante el Altísimo. Cabecita inclinada un momento.. así, moy bien - dirigiéndose a la señora - Un honor conoceros

Y de pronto, todo protocolo quedó olvidado ante la visión de una petaca en sus manos. Sonrió a las damas y bebío un largo trago sin inmutarse.

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Tadeita


Sonrío al escuchar a Brynne con Itzel... el tiempo comenzaba a apremiarles, llegaba cada vez un más fuerte murmullo desde el patio de armas... miró a las allí reunidas, será mejor que nos demos prisa, me han dicho que no más de 10 aristotélicos rosarios se ha de hacer esperar al novio.


¿Ha llegado ya Césare? preguntó a Urraca que entraba en la estancia a ayudarlas... negando con la cabeza a su pregunta... ¿e Irisbel, la habéis mandado llamar? id a ver si está lista y decidle que venga.


Comenzaba a vestirse con ayuda de su sorella... sabéis estas noches he tenido unos sueños terribles, imagino que los nervios me han estado consumiento, pero la otra noche tuve un sueño extrañísimo... ¿recordáis a Tiza, la de Denia... y al de Lancrex? soñé que me ¡secuestraban!... se reía al contarlo... qué estupidez...

Secuestro



Se ajustaba las mangas, le ataban lazos y cierres... calzó los zapatos y dio un paso al frente...

El vestido estaba hecho de fina seda roja genovesa, sobre la que el sol y la sombra jugaban entre los pliegues creando infinitos matices escarlata. Las mangas se abrían con acuchillados, dejando ver la blanca camisa también de seda, cuyo cuello, adornado con perlas en el repulgo, asomaba por el escote cuadrado. También estaban bordado con perlas y otras gemas el cuerpo y las mangas del brial, así como el largo ceñidor. Llevaba una abertura frontal que dejaba ver una falda inferior de brocado damasceno en tonos dorados.

Sobre la cabeza, un tocado forrado con la misma seda encarnada del vestido, bordado con hilo de oro y gemas, a juego con los zarcillos a la morisca que le adornaban las orejas. Un delicado y sutil velo translúcido caía por la espalda sobre el pelo suelto: la condesa hacía valer la tradición de que sólo las doncellitas jóvenes, las reinas y la novia en su boda llevaban los cabellos sin recoger.






Por primera vez en una boda llevo el traje acertado y acorde con la época jajaajaj. Tengo el visto bueno de Taresa, gracias Taresa por la descripción... Hago mías sus palabras, pero ella es la artista de las letras y de los trajes. Y gracias por el secuestro chicos, nos hemos reído lo más grande

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Deseos
Irisbel


Apenas habíamos amarrado el barco, había salido corriendo perdiendo la poca dignidad que me acompañaba por el camino. Pero no había tiempo. Hoy se casaba mi madre y no podía faltar ni mucho menos llegar tarde.

Mi buen Maverik, me había seguido de cerca, velando como siempre por mi seguridad.
El equipaje tendría que llegar sano y salvo con los mozos del puerto.

A quién se le ocurre! A mi, a nadie más que a mi! - me recriminaba mientras me adecentaba tan rápidamente como podía - viajar a Valencia en barco sin contar con el capricho de los vientos! No debí fiarme!!

Maritornes, mi buena criada, ni rechistaba. Sabía que cuando estaba de este humor era mejor dejarme pasarlo tranquila. Se limitaba a contemplarme de reojo mientras alisaba el vestido que me había de poner.

Mamá, previsora como siempre, se había ocupado de que no me faltara un vestido en condiciones para su boda. Me había preparado un precioso vestido de un profundo verde mar a juego con unos zapatos del mismo color.

Maritornes paciente me ayudó a acomodar mis nuevas galas y con gran paciencia y pericia batalló con mi melena, enredada por los traiconeros vientos que nos habían retrasado, hasta conseguir un bonito recogido que adornó con una redecilla y varias florecillas rojas.

Recién ponía la última florecilla, cuando apareció Urraca informando de que mamá requería mi presencia.

Sonreí agradecida a Maritornes mientras me recogía prudentemente el vuelo del vestido y seguía a Urraca hasta donde se hallaba mi madre ya vestida y preparada.

Mamá!! - exclamé asombrada al ver el vestido que lucía - estás bellísima!!

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Itzel


Urraca frotaba hasta en rincones insospechados mientras la pequeña peliroja se quejaba. Unas cuantas veces la maldijo y llamó bruja sin escrúpulos. Intentó asustarla con que le diría a su padre el pirata más temido de todos los mares que ajustara cuentas por haberla sollado de aquél modo. Cierto era que Tadeita la había ordenado que la remojara hasta sacarla brillo, pero aquella vieja bien podía tener más cuidado, era ciega no insensible al tacto.

Cuando ya estaba brillante como la plata de aquél castillo, Itzel fue llevada nuevamente ante la condesa y su ahijada que se acercó a la pequeña pirata aún no muy convencida de hasta dónde pudiera llegar la hija de Irial.

- Hola pequeña, soy Bryn ¿Vamos a llevarnos bien? - La niña tocó las facciones de la rubia para hacerse una idea de como era, pero cuando fue a llegar a su pelo, topó con algo duro y la decepción fue evidente en su rostro - ¡Ja! ¡Te pillé! Mira, vamos a a hacer un trato. Tú te portas bien ahora y cuando acabe la boda te dejo que me deshagas el moño .

Bitzi, que así llamaba su primo Arnau asintió y sonrió feliz de saber que la dejarían jugar a los peinados.

Brynne la terminó de vestir y le colocó el cojín con los anillos sobre sus manos, haciéndola nueva,ente caminar como si fuera hacia el altar.

- Bryn más ensayos? ya no quiero más ensayos? se cuantos pasos tengo que dar y que no tengo que darle el cojín a cualquiera.

La pequeña protestaba cuando Goswintha entró en la habitación.

- Hola .

Al escuchar su voz, la pequeña corrió hacia donde provenía,con cojín en mano y anillos en ...

- Maronaaaaaaaaaaaaa, ha venido el primo? eh? eh? eh? ha venido? jo seguro que se lo está pasando a lo grande con mis hermanos por ahí, y yo aquí haciendo de estirada. - le decía tropezando una palabra con otro a la vez que la abrazaba.

- Vaya ... si tenemos aquí a la pequeña Itzel, carai, déjame que te vea bien . Estás hecha toda una damita, Itzel.

Brynne cogió a la niña del brazo y le dijo.

- Venga pelirroja, rodillas levemente flexionadas... no, tanto no, eso es sólo para cuando veas a un rey o una reina si lo haces con la pierna izquierda, y con la derecha si te arrodillas ante el Altísimo. Cabecita inclinada un momento.. así, moy bien

- Bryn, quién es el Altísimo?

Itzel tragó saliva, algo debía haber hecho mal en aquella reverencia porque por un momento todo fue silencio. Escuchó un trago y olió a algo fuerte.

Poco después todo seguía su curso, Tade estaba siendo ayudada a vestirse y Bryn le daba los últimos retoques a Itzel, que estaba entusiasmada porque no llevaría recogido el pelo, así que nadie le estaría peinando cada cinco pasos.

Llamaron a la puerta, la hija mayor de la Condesa había llegado al fin, y en su voz la pequeña peliroja percibió la fascinación y el asombro de Irisbel hacia su madre.

Itzel saldría de aquella habitación con dos cosas muy claras, la primera que la novia iba radiante sólo por como todas la hablaban, la segunda, que ella se encargaba de custodiar los anillos y no caerían en manos de cualquiera. Por suerte su padre le había explicado bien como reconocer al Marqués

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He nacido libre, salvaje, con un cielo sobre mí y un mundo a mis pies.
Maverik


Sonreía el hombre, tumbado en su camastro en el camarote del barco que los llevaba a Caspe. Con un brazo flexionado bajo su cabeza, descansaba sin dormir. Seguía sonriendo al escuchar el ir y venir de Irisbel por la cubierta del barco. Sus zapatos la delataban y él, a base de mucha observación había aprendido a descifrar el significado de sus movimientos. Nervios, emoción, enfado, cansancio...

Por fin la voz potente del capitán del barco les avisó de que estaban a punto de atracar en el muelle caspolino. Maverik se levantó con agilidad y recogió su ligero equipaje, sabiendo que sus días de descanso habían tocado a su fin. Vigilar a la muchacha dentro de los límites de un barco era sencillo. Cuidar de ella en una ciudad desconocida eran ya palabras mayores.

Efectivamente. La pasarela apenas había sido extendida entre el navío y el muelle cuando Irisbel la había traspasado en pocas zancadas y se entregaba a una loca carrera por la ciudad en busca de su madre.

Maverik agradeció sus largas carreras matutinas pues le permitían seguir el ritmo de la muchacha a una distancia prudencial. Observaba cada detalle, cada rostro que miraba a Irisbel y anotaba mentalmente el lugar en el que los había visto. Quizás más tarde tuviera que hacer una visita a aquellos gandules que sonreían a la dama, para recordarles que no estaba a su alcance y que mejor valdría que volvieran a sus trabajos.

Por fin la muchacha desapareció en alguno de los edificios de la ciudad que él no supo identificar. Maritornes se había hecho cargo de ella, por lo que a él sólo le quedaba buscar posada y adecentarse rápidamente para no llegar tarde a su compromiso.

Una vez vestido y aseado, se dirigió al lugar dónde había de estar Irisbel por si la muchacha tenía a bien aceptar su compañía de camino a la iglesia.

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Tadeita


Sonreía a su hija Irisbel... hija mía, le daba un fuerte abrazo y un sonoro beso... muaaaks, de esos de los que jamás te puedes librar... no sabes cómo me alegra verte... escuché terribles noticias sobre el puerto, me alegro que estéis todos bien... decidle a Maverik que ha sido una gran sorpresa y que no podía hacerme mejor regalo en este día que su presencia a vuestro lado.


- El joven Césare ha llegado... le dieron aviso.

Sólo echaba en falta a la más pequeña de los tres, Esmeralda, pero imaginaba que en aquel día de fiesta, estaría por los jardines jugando y correteando detrás de cuaquier ser vivo... mejor no lo iba a pensar...


Se escuchaba el tocar de las campanas, la hora está cumplida... susurró, mientras le arreglaban el tocado y se despedía de todas para verlas en la capilla, esperaba la llegada del padrino... mientras Urraca le iba contando... - la reina castellana, la marduquesa de winter, el príncipe de Florencia, ... larga era la lista de títulos y blasones allí reunidos, el Eje del Mal tenía largos tentáculos aquel día, el obispo y la madrina, el primado, sus sobrinas, ahijadas, bla bla bla y... le susurraba Urraca... el espadachín valenciano Carranza, listo para lo que sea menester...

- insistidle al de Carranza que vigile a los que vistan completamente de rojo... le recordó la de Bétera.

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Deseos
Goswintha


- Maronaaaaaaaaaaaaa, ha venido el primo? eh? eh? eh? ha venido? jo seguro que se lo está pasando a lo grande con mis hermanos por ahí, y yo aquí haciendo de estirada. - no pudo más que echarse a reír al escuchar a Itzel.

Sí, Itzel, Arnauet ha venido, estaba con el novio, ahora iré a buscarle, y cuando la ceremonia termine, iremos a verte y así tu también lo podrás pasar a lo grande con él y tus hermanos, ¿te parece? - besó nuevamente la frente de Itzel - Ya verás lo bien que lo vas a hacer pequeña

Acabaron de vestir a Tadeita - Déjame que te vea bien, estás radiante. - la ayudó con los últimos retoques.

Irisbel entró en la habitación, esperó a que madre e hija pudieran saludarse - Me alegro que hayas podido llegar a tiempo Irisbel.

Se despidió de todas, no sin antes besar nuevamente a Tadeita - Todo saldrá a la perfección, ya verás. - la miró una vez más - !Perfecta!.

Se encaminó hasta la puerta y se despidió nuevamente - Os veré en la capilla, voy a bajar a buscar a Arnauet antes de que acabe haciendo alguna de las suyas. - lanzó un sonoro beso a las presentes, y cerrando la puerta tras de sí, bajó a toda prisa para ir a buscar a Arnauet.

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