Graciela
La sorpresa fue mayúscula cuando apareció ante ella quien menos pensaba encontrar en un lugar como aquel.
- E...Ederne!!! ¡¡Alteza! Pero...¿Pero qué hacéis aquí? Y miraos... ¿qué os ha sucedido?
Nunca, en las varias ocasiones en que habían coincidido en diversos lugares, pudo imaginar llegar a verla así vestida, tan sencilla y sin adornos. Si algo caracterizaba a la Berasategui a los ojos de Graciela era su porte, tan regio como el de su madre. El lugar tampoco era el más bucólico para una escapada vacacional como era lo que supuestamente la había llevado a Benicarló. Cuando entró en la pequeña salita donde una doncella le sirvió un cuenco con agua, no pudo ocultar su consternación.
- Os juro por lo más sagrado que jamás habría esperado encontrarme con vos aquí. Yo he venido hasta aquí... con...- entonces, justo cuando la duda de si debía hablar del Borgia o no asaltó su mente, se percató una vez más de la pequeña que correteaba alrededor de las dos mujeres ajena a cualquier problema. Y fue entonces que entendió muchas cosas. Cuando la vio por primera vez observó en ella algo familiar que no supo identificar, pero ahora todas las piezas encajaban con majestuosa claridad. Aquellos ojos, aquella manera resuelta de expresarse. Era digna hija de su padre. Decidió hablar. De ahí iba a salir un juego muy interesante y un sinfín de chismes y cotilleos que llevar a la Corte a su vuelta a la capital.- He venido con vuestro esposo. Os busca desesperadamente. Está ahora mismo en el castillo pensando que os encontraría allí. Alteza... Ederne... si algo puedo aseguraros es que vuestra ausencia le corroe el cuerpo y el espíritu, es una sombra, un alma en pena. Confiad en mi palabra, pues hay detalles que una mujer capta a la primera.- se acordó de lo inútil que resultó su escote en la audencia y pensó que de saberlo su interlocutora la mandaría a colgar de inmediato. Pero qué mejor que hacerse pasar por amiga para ahuyentar toda duda.- Si me dais permiso, puedo ir a buscarlo inmediatamente...Nada le hará más feliz que saber que estáis bien...
Estaba deseando ir a buscarle para así poder presenciar lo qué pasaba entre ellos dos, y sobretodo y especialmente, la cara del Borja cuando viera a aquella niña que era su viva imagen. Pero si tenía ganas de regresar al castillo, infinitas eran las ansias de volver a Valencia a contarlo todo...