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[RP] La coronación de Astaroth I, Rex Erminevs

Waltraute



Detalles que pasaban rápido como emitía palabras el de Sanlúcar, que los del sur hablan rápido. Saludó a todos, y cuando se giró para ver entrar a la de Winter, vio que ya estaba en la habitación una soriana, la Señora de Golmayo.
Saludó a Urania con cortesía, y luego se acercó a Maruca para darle sus condolencias por la trágica partida de SM Froda.

Después de eso, y ante la ausencia de organización (y organizadores de la Coronación), llamó a la atención de los otros pares y dijo:

- Antes de que vengan los coperos y todo eso, pongámonos de acuerdo ¿A cuál de nosotros le toca matar a este Rey?
Como no era muy buena haciendo bromas, enseguida hizo una extraña mueca de sonrisa que la delató (o provocó un poco más de miedo en los otros pares, la narradora no sabe de eso)

Adelaine
Ha de decir, que sin estar con la constante vigilancia de sus retoños otorgaban Adela una inquietante tranquilidad. Iba saludando a los presentes, mucho de ellos había compartido tanto el privilegio de trabajar, compartir un rato en las tabernas o simplemente los iba conociendo entre ceremonias y ceremonias. Iba a la par de Asdrubal, moviéndose como una sombra azul sonriente y elegante. Afortunadamente, las ropas de él habían cambiado con el uniforme de la Guardia Real, dejando de lado esos trapos que en cualquier momento la rubia quemaría (porque a medida que lo iba utilizando, ella le iba cogiendo más repelús).

-Creo que iré acomodándome por ahí. -le soltó a Asdrubal quién seguro debía ir a cumplir con su deber.

Sin dar margen a respuesta alguna, se separo de él e iba de un lado al otro porque estaba más perdida e intentaba de disimularlo. ¡Oh, mira, que lindo techo!
Beatriz


La rubia no reparaba en gastos cuando iban a pagar los demás. Con cargo a la Embajada de Inglaterra, en concepto de representación del reino inglés ante la Corona de Castilla, la rubia había hecho alquilar no una sino dos carrozas de las gordas (una para su prima y otra para ella) con dibujitos en las puertas, adornos en dorado, dos señores muy serios delante y otro detrás y una recua de cuatro pares de caballos blancos con arreos damasquinados y otras florituras dignas de cualquier barrio de almacenes del extrarradio de cualquier ciudad. En el momento de montarse en ellas, cuando se decían la una a la otra un hasta luego rubia con la manita, se dieron cuenta de que no podían vivir la una sin la otra y abrazándose entre lágrimas se prometieron que jamás volverían a separarse y que no podían vivir sin ellas (por no decir que eso de hacer el viaje sin poder cotorrear no era lo suyo) así que al final Beatriz se pasó a la carroza de su prima y mandaron la otra vacía por delante mientras ellas viajaban en la de detrás.

El camino se hizo corto, amenizado por el traqueteo de la carroza sobre el pavimento, algún que otro esporádico bache que hacía que las rubias se llevaran instintivamente las manos a la cabeza para no despeinarse y de vez en cuando un repentino vaivén que las hacía perder el ya de por sí inestable equilibrio de las Rubià. Así parloteando llegaron a donde lo de la coronación y esperaron a que alguien les abriera la portezuela, por ejemplo alguno de los tres maromos que habían hecho el viaje gratis con ellas. El caso es que por fin se bajaron de la carroza, agarradas del brazo, rebequita por los hombros y bolso de mano en la sobacuela y se pusieron a la cola, mirando al resto de invitados de arriba a abajo todo el tiempo. Satisfecho el trámite de comprobar las invitaciones, las Rubià entraron en el salón del trono buscando un lugar donde sentarse que tuviera buenas vistas al evento.

- Oye, pri, tú que tienes mundo: ¿en estas cosas no hay siempre un gachó gritando los nombres de los que van entrando o eso es luego al salir? - preguntó la Rubià Primigenia.

- Pos no sé, pero espera que eso lo arreglo yo, pri. - respondió Beatriz.

Se fué a donde había un soldado con una alabarda y se la quitó. Aunque pesaba mucho, golpeó tres veces en el suelo con ella (BOM BOM BOM) y anunció:

- Doña Crimea de la Vega y Rubià

y luego otra vez (BOM BOM CRACK)

- Y Doña Beatriz Eleonor de Castro i Rubià, embajadora real de Inglaterra ante la Corona de Castilla. Crimea y Beatriz son primas, residentes en donde no las echan y es su primera coronación juntas.

Satisfecha, devolvió la alabarda al soldado, pasó por encima de la baldosa que se acababa de cargar y fue hasta donde se encontraba su prima esperándola.

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+--- She's got eyes of the bluest skies as if they thought of rain --+-- Royal Embassy | Royal English Navy | Captain of La Louve ---+
Maruca__


Había sido la primera en llegar al saloncito donde aguardaban los Pares la orden de la Secre Real. Aunque algunos no se daban por enterado, vio llegar al Barón de Illueca, a doña Anelle de Lancaster, al de Guzmán, a la de Winter. Por último ingresaron el de Osuna y su hermana Waltraute, quien se dirigió a ella para darle las condolencias por la muerte de SMA Froda, cosa que le agradeció cortesmente.

Luego agregó - Antes de que vengan los coperos y todo eso, pongámonos de acuerdo ¿A cuál de nosotros le toca matar a este Rey? A Maru le brillaron los ojitos, con gusto lo haría, pues el próximo a ser coronado no había cumplido su palabra, dada a la anterior Reina, de dejar la Reforma para volver a ser Aristotélico. Pero calló y sólo ensayó una media sonrisa, palpando (sin ser vista) la daga que llevaba sujeta en el muslo derecho bajo el vestido.

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Lugarteniente de la Guardia Real, Jefa de Milicias de Soria... algo más?
Crimea


Su pri, la Bea, la había invitado a acompañarla a la Coronación esa. Que ella tenía entrada doble en calidad de no sé qué, le había dicho. Luego también había añadido que habría bebercio y condumio del gratis, y del bueno, que es lo que se le presupone a estos actos así de pompa y boato. La pri-migenia (o sea, ella misma) había contestado con un “ome, porsupuestísimo” del que esa mañana ya se estaba arrepintiendo porque los zapatos le apretaban y no le cabía el vestido de las ocasiones especiales, a saber, bodas, bautizos y coronaciones. Pero las cosas gratis eran las cosas gratis, y a una Rubiá solo le gustaba más una empanada que una cosa gratis, y si la empanada era gratis ya ni contar…

Además, tanto despliegue de medios, tanta carroza y tanto señor serio la hacía ponerse nerviosa, y pasó todo el viaje rascándose la cara, el entreteto y la cabeza, que cuando al fin bajaron tenía rojeces por todas partes, además de varios mechones cayéndole indiscriminadamente por toda la testa.

Tras varios “mira pa ahí, pri”, otros cuantos tirones de manga, varios cientos de miraditas de soslayo, llegaron a la puerta. Mientras un señor con cara de pocos amigos les revisaba la documentación, la rubia se balanceaba nerviosa delante y detrás, agarrada al brazo de su pri, que ya que estaba allí, anda que le iban a decir que no podía entrar.

Una vez dentro y asentadas sus posaderas, la rubia bisbiseó algo por lo bajini a su prima. No es que tuviera mucha experiencia en tales eventos, pero había algo que había echado en falta. Su pri, resolutiva como era, solucionó lo de la presentación en menos que se dice croqueta, y mientras se acomodaba de nuevo a su lado, después de dañar el mobiliario público, Cri asintió complacida. Le dio unas palmaditas a Bea en el muslo mientras remiraba todo con la cabeza alta y bolso en regazo, como quien se pasea todos los días por el Salón del trono.

- ¿Y quién dices que se casa?

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"Ay, también a vosotros, almas grandes, os susurra él al oído sus siniestras mentiras"
Mikumiku


- Excelencia, vos tampoco os libráis. – Allí estaba la víbora, otro que tal bailaba. – Y por el amor de lo que sea que veneréis no me vengáis con otro cuento. Si no he oído la misma historieta veinte veces no la he oído ninguna.

Estaba harto de esas faltas de respeto. ¡La corte castellana, tan grande y tan rica y tan próspera! Y aquellos que más responsabilidad deberían tener eran incapaces de tomarse seriamente una regla tan básica. Cuando pudiera iba a tener unas palabras con su majestad, y sentía necesidad de saber qué opinaba al respecto. También con los soldados, para el análisis de lo ocurrido. Poco contento se sentía entonces de ser castellano.

Cambió el peso de un pie a otro, en un instinto profundo de prepararse para un estallido de violencia. Nadie podía enfrentarse a tanto desprecio y no reaccionar. La autoridad de un evento de aquellas características debía ser férrea e inamovible, con motivos, pero tan mal acostumbrada estaba la nobleza a espectáculos de circo y comportamientos vulgares que una Guardia Real fuerte y visible no debía entrar a algunos en la cabeza.

- Vamos, que el rey debería estar listo ya.

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Kossler


Con los ojos grisáceos y apagados observaba silencioso el ruido sordo de la multitud. Nobles y plebeyos, burgeses y campesinos, conocidos y desconocidos. A pesar de que en esa ceremonia no pudiera asistir el pueblo llano - al menos no aquél que no tenía una dignidad política - podía encontrarse un abanico de clases no menos que interesante. Cualquiera de entre la multitud, desde un campesino ahogado por los impuestos hasta un noble desairado podía tener motivos para atentar aprovechando aquella ceremonia. A veces, se preguntaba, si él mismo no tendría motivos. Tal vez sí. En el fondo, aquél al que iban a coronar Rey era ahora un reformado.

Recordó perfectamente cuándo le había conocido, apenas un mes antes de ser nombrado Presidente de la Generalitat de Cataluña, cuando participaron juntos en un mismo equipo, cómo representantes de la Iglesia Aristotélica en unas justas organizadas por la reina Elena. De aquella conocería a algunos miembros de la nobleza castellana, al menos a los que le fueron más cercanos durante ésos días. Al gruñón no, a ése ya lo había sufrido antes. Allí también había tenido el honor de conocer más a la reina, para su desgracia. En aquél instante lejano en el tiempo, el hombre que ahora iba a ser coronado, había sido alguien de su misma dignidad, de su mismo bando, pese a que pertenecieran a reinos distintos y respondieran ante soberanos muy diferentes. El tiempo había pasado y muchas cosas habían cambiado con él. Ahora no sólo residían en un mismo reino, sinó que uno de ellos ya no respondía ante un rey, sinó que lo era. Contando más años el de Castelldú, en cierto modo sentía desperdiciada un poco su vida, si bien ser coronado nunca había sido un objetivo para él.

Cruzó los brazos y torció la boca. Miraba con cierto interés el trono, recordando a otro de menos calado, pero más nostálgico para él. El primero de año se había acomodado, de nuevo, en el trono Ducal que había ostentado por más de dos años. Un trono en el que sabía del cierto que jamás se volvería a sentar. Tal vez era por eso que miraba fijamente el que tenía delante.

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Noega


Pues que sonrisa por aquí, ademán de saludo por allá y patada en la espinilla a algunos otros, se abrió paso entre la selecta corte Castellana.

Aunque allí había de todo, políticos, nobles, aristotélicos, paganos, incluso creyó ver algún exótico turbante por allá al fondo de la sala. Miró a ambos lados en busca de algo que llevarse a la garganta, no lo encontró - Maldita sea...

- Las esperas me matan - Comentó a sí misma, sin darse cuenta de que muerta ya lo estaba hacía rato.

Se apartó un mechón de la cara y vió al viejo Usurpador con la mirada clavada en el trono. Sacudió la cabeza... - Ya estamos.... - A su señora no la ubicaba - Quizá haya entrado en razón y se haya fugado con algún jóven poeta, músico o artista a vivir la vida loca - sonrió para sí.

Y como todo aquello siempre le había parecido la mar de curioso, su guardia-real cachotas se había ido corriendo a aplacar una amenaza Real - un pobrehombre con un abrecartas peligrosisissísimo que podría abrir el gaznate al nuevo monarca, al parecer - pues subió un puñado de escaleras y se sentó, con todos los terciopelos esparramados a su alrededor, a contemplar la estampa.

No tenía nada mejor que hacer, sacó la libreta, la Kap-Xtrarose había llegado.

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Vibora


- Antes de que vengan los coperos y todo eso, pongámonos de acuerdo ¿A cuál de nosotros le toca matar a este Rey? - la valkirya acompañó sus palabras de una mueca que asustaba aún más.

El Guzmán creyó advertir cierto brillo en los ojos de la de Golmayo y sonrió, añadiendo mentalmente un nuevo nombre a la lista de posibles aliados contra este rey.

- Creo que las disputas serán más por alzarse con el honor de matarlo que por defenderlo, jejejeje...

- Excelencia, vos tampoco os libráis.
– las palabras del nuevo funcionario real le interrumpieron – Y por el amor de lo que sea que veneréis no me vengáis con otro cuento. Si no he oído la misma historieta veinte veces no la he oído ninguna.

El Guzmán volvió la cabeza y miró de abajo a arriba a Mikumiku con desdén.

- Ah, Miku... bonito uniforme. Pues mi excusa seguro que no la has oído nunca- carraspeó antes de continuar con la voz engolada y cargada de altivez- verás, joven, necesito la espada para matar al rey en plena ceremonia. Comprende que si te la entrego, en lugar de un certero tajo al gaznate de forma rápida, me veré obligado a asfixiarlo con mis propias manos y, eso, no quedaría nada elegante en una ceremonia tan bonita. Un rey debe morir por mano de espada y no ahogándose durante minutos, poniéndose morado y haciendo muecas grotescas y pataleando cual mero plebeyo en la horca. Supongo que aquí mi compadre, como experto en protocolos y honores, estará de acuerdo conmigo ¿verdad, don Hernando?- y dirigió la mirada hacia el de Osuna esperando su complicidad en el juego.

- Soy el Par de más antigüedad y he servido fielmente a la Corona desde los tiempos de la reina Ximena, si no me he ganado el derecho a poder llevar mi espada a cualquier parte sin que nadie sospeche de mí, es que este rey no merece el honor de mi presencia, que implica mi tácita aceptación, durante su coronación. Así que decide tú mismo, estoy presente con mi espada o el ducado de Alcalá de los Gazules, el vizcondado de La Frontera y el señorío de Sanlúcar de Barrameda, junto con los apoyos que pueda conseguir, no tomarán a Astaroth da Lúa como su rey. ¿Te apetece ser la causa de una guerra civil en Castilla, joven?

Bajó el volumen para, apoyando la mano en el hombro de Miku, añadir en plan confidencial

- ¿No crees que de querer matar a la tuerti-comadreja, ésta no habría llegado a este momento con la cabeza sobre los hombros?

Y volvió a hablar en voz alta

- Si esta espada es buena para defender a Castilla, también lo es para estar en presencia de su rey. Si éste no la admite, es que desdeña su valía y renuncia a los servicios que mi acero pueda prestarle. Decide tú o consulta quien quieras, pero sin espada no entro.

Alzó la cabeza en un gesto de dignidad y esperó la respuesta del asombrado Mikumiku

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Thiara


Comenzaba a sentir cansancio en los brazos y el peso de Aurora, antes liviano le parecía que aumentaba minuto a minuto, abrumándola. Había departido largo y tendido con el de Yieste y su gentil acompañante. Los asistentes comenzaban a dar muestras de cansancio. Bostezos por aquí, tosecitas acullá, incluso alguno de los invitados había desplegado la gacetilla con los resultados del Soule. Abundando en la situación, su hija comenzaba a mostrar síntomas de tener apetito, y acostumbrada como estaba a tener la teta de su nodriza siempre dispuesta no dejaba de revolverse y lloriquear imperativamente. Incontestablemente había heredado el carácter impaciente de su progenitora.

No tenía costumbre la turca de acallar a la niña, ya que eran de normal la polaca o Elvira quien se ocupaban en esos casos y para más Inri, un espeso hedor, inconfundible y proveniente de las blancas gasas de la niña hizo fruncir la nariz de la Princesa.

Disculpose con sus acompañantes y acunando a la niña para tratar de contentarla, buscó con la mirada a su esposo, que andaba zascandileando por el salón.

Al sentir clavada en él la intensa mirada verde de su esposa, el de Deza giró la cabeza y se aproximó a ella diligente.

-¿Ocurre algo cara?, parece que la espera se prolonga en demasía…

-Se prolonga, se prolonga, contestó ella poniendo abruptamente en los brazos del sorprendido padre el cúmulo de puntillas y sedas en el que estaba envuelta su hija.

-Mi señor, lucero de mis noches, luz de mis mañanas le dijo zalamera Si fueras tan amable de llevar a Aurora con la polaca… Debe limpiar sus gasas y darle de comer con urgencia.

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Hairt


Havien sortit de l'hostal a primera hora, al President no li agradava fer tard i menys a esdeveniments com aquell.

Anaven tots dos sobre el burro, el ros portava les regnes i rodejava amb els braços a la seua estimada Brukita, que estava just davant seu. Ella seia mirant cap a un costat, amb ambdues cames caient pel flanc esquerre de l'animal. Sobre els dos volava Shiro, l'òliba blanca del ros, que al seu torn els guiava entre els carrerons per arribar a l'Alcàsser. Arribaren a la fortificació i sorpresa fou la seua quan no pogué ni creuar la primera porta per entrar al pati. I mentre, els altres convidats anaven passant un rere l'altre...

-Em poden explicar per quins set sous no podem entrar? Sóc el President de la Generalitat de Catalunya!!-Deia indignat mentre ensenyava la invitació que li havien fet arribar.

Finalment els permeteren accedir al recinte, no havia servit de res sortir tant aviat ja que semblava que la cerimònia estigués a punt de començar. Deixaren el ruc a les quadres, oferí el seu braç a Bruk i es dirigiren a la Sala del Tron. El de Floridablanca, per variar, portava a Shiro a l'espatlla.

-Seria tant amable d'anunciar l'arribada de Brukita de Rocabruna, Alcaldessa de Puigcerdà i de Sa Il·lustríssima Hairt de Floridablanca i Titagrossa, Vescomte de Nyer, Molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya i Herald del Principat de Catalunya?-preguntà al majordom que hi havia a la porta.

No coneixia a la gran majoria dels assistents, així que amb sort s'estalviaria part de les salutacions de cortesia. O potser no, ja que tampoc sabia fins a quin punt era conegut pels castellans i els no tant castellans que hi havia a la sala...




Habían salido del hostal a primera hora, al President no le gustaba llegar tarde y menos a eventos como aquel.

Iban los dos sobre el burro, el rubio llevaba las riendas y rodeaba con los brazos a su amada Brukita, que estaba justo delante de él. Ella se sentaba mirando hacia un lado, con ambas piernas cayendo por el flanco izquierdo del animal. Sobre los dos volaba Shiro, la lechuza blanca del rubio, que a su vez los guiaba entre los callejones para llegar al Alcázar. Llegaron a la fortificación y sorpresa fue la suya cuando no pudo ni cruzar la primera puerta para entrar en el patio. Y mientras, los demás invitados iban pasando uno tras otro...

-¿Me pueden explicar por qué narices no podemos entrar? ¡¡Soy el President de la Generalitat de Catalunya!! -Decía indignado mientras enseñaba la invitación que le habían hecho llegar.

Finalmente les permitieron acceder al recinto, no había servido de nada salir tan pronto ya que parecía que la ceremonia estuviera a punto de comenzar. Dejaron el burro en las cuadras, ofreció su brazo a Bruk y se dirigieron a la Sala del Trono. El de Floridablanca, para variar, llevaba a Shiro en el hombro.

-¿Sería tan amable de anunciar la llegada de Brukita de Rocabruna, Alcaldesa de Puigcerdà y de Sa Il·lustríssima Hairt de Floridablanca i Titagrossa, Vescomte de Nyer, Molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya y Herald del Principat de Catalunya?-preguntó al mayordomo que había en la puerta.

No conocía a la gran mayoría de los asistentes, así que con suerte se ahorraría parte de los saludos de cortesía. O quizás no, ya que tampoco sabía hasta qué punto era conocido por los castellanos y los no tan castellanos que había en la sala...

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Talmoy


Por esos motivos que ni las princesas podían evitar tuvimos que separarnos de mi madrina, no sin antes, haber conversado durante largo tiempo agradablemente.

Por mi parte, yo empezaba a impacientarme, pues poco acostumbrado estaba a tales ceremonias y fiestas y más era una persona de hacer que de esperar. Puesto que una promesa es una promesa y aunque no soy de noble cuna ni caballero ni clérigo sí soy un hombre de palabra y acompañé a la alcaldesa hasta dónde la esperaba su amiga Clarisa. Hube de fabricar una nueva sonrisa a modo de disculpa mas no dije palabra. Conocido es que una imagen vale más que mil palabras y mi rostro lo decía todo.

Dado que no era conocedor del momento en que Si Majestad haría acto de presencia y por eso de no estar ocioso dime un paseo observando la decoración del salón.

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Lujuria


Aquella coronación de aquel futuro Rey no era un evento al que la Obispo de Segovia quisiera asistir. No al menos sin blandir una espada para cercenar algún que otro gaznate y "reformar" las altas instancias de aquella Castilla tan desconocida para Lujuria como desprovista de Virtud. Pero no, una sierva del Altísimo como era ella, no podía portar arma alguna, ¡y menos asesinar a un rey! Por muy hereje que fuese y por mucho mal que le hubiera hecho a la Iglesia Aristotélica.

Tenía que encontrar la Prelado alguna otra manera de conseguir que la Iglesia recuperase el terreno perdido y no podía ser de otra forma que hacer ver a todo ciudadano castellano , desde el más plebeyo al más alto noble, que solo existe un único Dios en el Paraiso Solar. Y la mejor opción para conseguirlo era estar presente en todos los actos posibles y predicar en todos los sitios donde pudiera. Por eso, la invitación a la coronación fue aceptada. Por eso no portó arma alguna, salvo su plateado báculo y su palabra.

Cuando llegó al salón, premeditamente tarde, la práctica totalidad de los asistentes habían arribado, aunque no así el futuro Rey. Entre los asistentes, algunas caras conocidas, a las que se dedicó a saludar cortésmente mientras empezaba la ceremonia.

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Khanigalbat



(Mientras tanto, en donde se reunían los Pares...)


El Heraldo, con un brazo en cruz y el otro sujetándose las calzas, no hacía más que asentir gravemente a las palabras del Duque.

- Estoy totalmente de acuerdo. Como experto en protocolo debo recordar que la figura del rey merece el más exquisito trato, y más teniendo en cuenta que hay dignatarios extranjeros presentes que quedarían horrorizados ante la visión de Su Majestad boqueando como un siluro y agitándose como el rabo de una lagartija. Debemos dar en todo momento una imágen de profesionalidad, eficacia y savoir-faire, nada de hacer una chapuza para salir del paso. Estoy convencido de que el Rey mismo nos agradecerá después el escrupuloso respeto a su persona que le habríamos dispensado.

Hizo una pausa para dar contener la sonrisa que afloraba a sus labios y luego puso cara de trascendencia.

- Y es más: o me devuelven la espada o yo tampoco voy. Osuna no dejará sola a Alcalá, Sanlúcar y La Frontera ante este atropello, tantos años de servicio a la Corona para que ahora se nos trate como a vulgares matarifes. Viejos sí, pero acabados nunca Bueno, tachad "viejos" y poned mejor "atractivos maduritos con experiencia", gracias. Ya podéis ir a informar a la comadreja y que él decida.

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Anelle



Anelle se pensaba que estaba sola y que terminaría sola en aquel cuartucho (bueno, de cuartucho tenía poco), cuando se dió cuenta de que Maruca estaba allí.

- ¡Maruca! ¿Qué tal? ¿Al final como fue lo tuyo? Que sí, sí sabes a lo que me refiero... A este asunto que preocupaba tanto a Froda... -dijo la muchacha y al ver que la otra joven no la comprendía, añadió bajito-. Lo de tu flor, mujer, que estamos entre chicas... Que si te desfloraron...

Las preguntas discretas no eran lo suyo. Para suerte de la de Golmayo la habitación comenzó a llenarse de gente y aquello de repente parecía una romería.

- Holaaaaa, Anie - dijo abrazándola el rubio - ¿Estás lista? ¿Falta alguien? ¿Podemos empezar ya por fin?

- Y yo que sé, si a mí nadie me informa de nada. Me han dado una copa de vino para que me callara, y tan anchos que se han quedado... Que desorganización... - respondió mientras le devolvía el abrazo muy fuerte con una sonrisa.

Siguió aparenciendo más gente y la mora saludó al resto con la mano mientras reía.

-¡Venga, que ya estamos todos! ¡Ya está aquí toda la "juventud"! Solo nos falta el carcamal del Campeador y ya estará aquí lo mejorcito de cada casa....- dijo mientras caminaba por la sala y escuchaba los debates acerca de quien se pedía matar al Tuerto, y el "O me dejas entrar con la espada o me voy a mi casa, lo que hay que aguantar...".

Cuatro agujeritos en la pared llamaron su atención de repente, y pensó que no era normal que la pared del camarín del rey tuviera cuatro orificios ahí puestos. ¡Aquello no debía ser casual! Se acercó hasta ellos, curiosa y distraída de lo que sucedía a su alrededor, y se asomó a los dos que quedaban a su altura (bueno, de puntillas, la morilla estaba de puntillas que ya sabemos todos que muy alta no es) y observó a través de lo que parecía ser el cuadro de unos difuntos y un bebé de dudosa belleza. Todo cobró explicación entonces y recordó los ojos que se movían en aquel cuadro tiempo atrás en la coronación de la Reina Mora, desde allí podía ver a la multitud agolpándose y esperando ser atendida y que la Coronación diese comienzo. ¡Y dichosos los ojos! Pero... ¿Esa que veía ahí era la gitana?

- Psssst... Psssst... Syn. -empezó a decir bajito a la muchacha que estaba escondida no muy lejos del cuadro. - Aquíiiiii, en el cuadro de la señora pelirroja y el franchute... Tu arrímate con disimulo.- Movía los ojos y pestañeaba para que la morenaza se diese cuenta de que la que estaba allí era ella.- Acercate a la puerta del camarín y deja de mirar a mi primo que está "alelao" como siempre, correeeee... Espera, que voy a que abran, pero tu ve...

Mientras los Pares daban un ultimatum a uno de los heraldos, la mora se acercó a la puerta y la abrió, los guardias que la custodiaban miraban estupefactos a la de las amapolas en la cabeza y a Anelle tirando de ella.

- ¡Quitaos del medio, so' cenutrios! ¡Que es mi acompañante! ¿No veis que el manto pesa mucho y le tengo que llevar a medias? ¡Eso le pasa a la francesita por no quererme comprar uno de mi talla, hombre! ¡Que mucho anillo de oro que se pone ella en la mano, pero luego me dice a mi que caprichitos no!- La muchacha con cara de enfado empujó a la gitana dentro del camarín y les cerró la puerta en las narices a los guardias. Acto seguido sonrió de oreja a oreja y abrazó con fuerza a su amiga. -¡Cuanto tiempo sin vernos! ¡Que alegría verte! ¿Pero tu estás convencida de los retiros entre las monjas? Niña, ya puesta a retirarte vete a mis tierras, que hace calorcito y pido que te traten a cuerpo de reina, seguro que meditas mucho mejor que con tanta misa y tanto rezo. ¡Además hay morenazos bien guapos y no tanta vieja chochona!
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