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[RP] La coronación de Astaroth I, Rex Erminevs

Ignius


-Parece que Altísimo os hubiera abandonado. -Murmuró el caspolino, atrayendo la atención al Señor de Ávila y antaño Cardenal. -Entráis agazapado, cómo un animal huraño y desconfiado y luego os sentáis aquí, sólo. ¿Porqué?

El cura levantó la mirada al escuchar una voz conocida. Vio al nuevo Capitán de la Corona, antiguo duque, antiguo enemigo, marqués... El viejo sonrió, cansado, a Kossler.

-Ya no soy nadie, Excelencia, y como tal debo actuar. Ahora, si me permitís la indiscreción, deberíais intervenir antes de que se maten esos herejes.

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Kossler


El Marqués enarcó una ceja, algo contrariado.

-Veo que hoy no tenéis el día. Iré a enterarme de que ha pasado... Que el Altísimo os bendiga... y os proteja de ellos.

Hizo un gesto de despedida con la mano, y luego echó a andar en dirección al Camarín Real. Le habían avisado de que se dirigiera allí más tarde, cuando ya hubieran llegado los invitados y diera inicio la coronación. Por lo que parecía, ya se estaban cerrando las puertas, así que supuso que debía ser la hora. No quería llegar tarde. En ésto de las coronaciones era un novato. En mitad de su camino, le interrumpió un viejo conocido de la jornada.

-Capitán. Me gusta que se tome licencias en tanto a mi derecho a portar armas, pero no que falte a mi tratamiento protocolario cómo Marqués. -Le reprochó, pese a que en absoluto le había desairado con aquello. En el fondo, exigírselo era un desafío más. La edad debía imponerse. -¿Qué es lo que ha sucedido exactamente, Capitán? He sentido barullo, pero no he logrado discernir a qué se debía. La gente estaba apelotonada cómo en los espectáculos de las compañías de teatro y no he podido ver nada.

Pese a no haber visto nada, tenía una ligera idea de lo que podía haber sucedido. Seguramente, algún fanático de las armas, cómo él, se habría negado a entregar las armas. Sin embargo, que había ocurrido después de eso sí que era todo un misterio...

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Mikumiku


- Disculpe, excelencia. Entre los viejos conocidos, los que no quieren formalidades y aquellos cuyos títulos no son reconocidos es complicado acordarse de todo. – Sonrió. – El duque de Alcalá ha mostrado su disconformidad encerrándose en las cocinas. Le acompañaban sus parientes, Hernando el heraldo y Anelle de Lancaster. También la señora de Compostela, cómo no.

Por el momento se perderán la coronación, encerrados en su propio escondite. Veremos qué hacemos después, ¿Alguna sugerencia?


Él ya tenía su propia colección de ideas, pero nunca estaba de más escuchar a otros. A ver si el tuerto salía de una vez, dejaba la firma y encaminaban todo aquel barullo sin estar pendientes de ceremonias.

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Evin


Fue un viaje largo y cansino, Evin había estado aguantando durante días al Rey quejándose de que Castilla era tierra de paganos, que el Rey era uno de esos locos Reformados...

La verdad es que no entendía mucho de lo que decía, ni le prestaba demasiada atención. La Secretaria Real llevaba semanas perfeccionando el arte de la conversación ausente. Era mucho mejor para su salud mental ignorar los arrebatos del hombre, que ladraba mucho pero, al final, no mordía.

Ignoraba si la Obispo de Segovia, Lujuria, estaría invitada al evento, pero esperaba que si así era poder encontrar un momento para saludarla. Fue una desagradable noticia saber que abandonaba Valencia y aunque le deseaba lo mejor en su nueva etapa y sabía que si había alguien capaz de reconstruir una iglesia en decandecia, era ella, la parte egoísta de la Kusari hubiera deseado conservarla en sus tierras.

Llegaron al evento algo tardíos, pero aún no había empezado la ceremonia, por lo que no hubo problema. Su Majestad Híjar I bajó del carruaje escoltado por su guardia personal hasta las puertas y acompañado de la joven Secretaria, que le hacía las veces de diplomática, de voz de la conciencia y otras tantas funciones que no estaban pagadas. Vive Dios que el fiel Aristotélico tenía un extraño concepto del voto de pobreza, que era aplicable sobretodo a sus subordinados.

Había algo de barullo en el interior y la de Dénia solo esperó que no hubiera problemas. Afortunadamente había estado edulcorando el vino del borrascoso monarca con valeriana, pero empezaba a sospechar que tal vez habría tenido que usar un calmante más potente.

Acercóse a un lacayo de la entrada y se presentó dando el nombre de ambos con todos sus rimbombantes títulos, como le había ordenado Híjar.

-Don Híjar I Rey de la Corona de Aragón, Conde de Ares del Maestre, Señor en los Estados Pontificios, Señor de Sant Antoni de Portmany, Caballero del Reino de Valencia y la Dama Evin Kusari, Señora de Alcoy, Secretaria Real de la Corona de Aragón.


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Kossler


-Recuérdelo, Capitán. Tal vez un día le permita dirigirse a mí sin esos protocolos, pero aún no ha llegado ése momento. Hasta entonces, tendrá que abnegarse. -Le recordó.

Ante la corta explicación del Capitán de la Guardia Real, el Condestable no pudo contener una pequeña sonrisilla. En efecto, los nobles, altaneros y orgullosos, se habrían negado a depositar sus armas en la entrada y se habrían rebelado de algún modo. Al parecer, tomando cómo rehenes a las croquetas del banquete tras la coronación. Eso era un problema. Controlar a los hambrientos tras horas de espera, pompa y protocolos sería un difícil contratiempo.

-¿Encerrados? ¿Con las croquetas? Eso es una locura. Sabed que cuando les saquéis de allí no quedará siquiera una que no se hayan comido. Eso no agradará ni al Rey, ni a los invitados, ni a mi. -Hizo una mueca de disgusto, y miró impaciente al Camarín. Le estarían esperando. -Si por mi fuera, les retiraría todos los títulos y los otorgaría a un servidor, cómo castigo, pero no creo que ello sea algo que nos competa. -Le dirigió, algo jocoso, en un intento de broma muy mejorable por su parte. -Usad a vuestros hombres, Capitán, y sacadles de ahí aunque sea por la fuerza. Procurad, eso sí, no llamar la atención y luego despojarles de sus armas. Eso es lo que debiérais hacer.

Miró de nuevo hacia la estancia que el Maestre de Armas le había referido antes y profirió unas últimas frases para despachar al Capitán.

-Debo dejaros que cumpláis con vuestros asuntos, Capitán. A mi me esperan para cumplir mi parte. -Señaló con la mirada la dirección del Camarín Real. -Procurad que, hagáis lo que hagáis, no tenga que repetiros ésto: Os lo dije.

Luego abandonó al capitán y se dirigió rápidamente al lugar dónde le esperaban. Allí estaba ya el Maestro de Armas, que le explicó cuál era su cometido en la ceremonia.

-¿Éso tengo que llevar? Es terriblemente feo. Una espada hubiera quedado más lucida.

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Crddcc


El sol brillaba ese día, un buen día auguraban los cielo para lo que sería la coronación del rey de Castilla. Al parecer se le había hecho tarde, con todas las cosas que tenía encima no era extraño que eso pasaba, aunque por un momento había pensado en no asistir a tal celebración.

Al parecer todos estarán allá muy emocionados de ver el gran suceso, como pudo se vistió para la ocasión, terminó de arreglarse y partió hacia el castillo.

A pasos apresurados iba ya que no quería llegar tan tarde, pues tarde ya era en realidad, Vaya las horas en que me decidí a venir decía en su mente mientras de fuera vio la entrada al recinto donde podía observar a las personas agolpándose contra ella, eran muchos los que habían venido; Saludó a los que aguardaban en la entrada y pasó para saludar y ver la coronación.

Al entrar pudo ver de lejos a personajes conocidos de su pueblo, parecía que ellos ya estaban listos para presenciar el acto, decidió que era momento de ir y buscarse un buen puesto donde pudiera observar el acto, aun cuando ese puesto estuviera algo alejado.

Saludaba con cortesía a todos los que encontraba a su paso buscando no llamar tanto la atención, fue hacia un lado del salón y esperó allí a que llegara el momento de la coronación.

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Thiara


Que algo anómalo ocurría era más que evidente. Los Guardias apostados en la estancia murmuraban inquietos entre ellos. Algunos incluso abandonaron sus puestos precipitadamente pues los requerían sus superiores en otros lugares del Castillo. Estruendo y algarabía procedente de otras dependencias del alcazar llegaban nítidas hasta el Salón del Trono. Los caballeros y notables presentes en el Salón, contagiados del nerviosismo imperante y sabedores muchos del grave peligro que corría en Castilla cualquier testa coronada, aventuraban las más peregrinas teorías. ¡Han atentado contra el Rey¡ decían unos, ¡Lo han matado¡ aseguraban otros.

Pero cuando más afianzados estaban los rumores de magnicidio, como queriendo desmentirlos se abrieron las puertas por donde debía salir la Comitiva Real, y resonaron las fanfarrias que anunciaban el inminente comienzo de la ceremonia.

Alisteme el kaftan, ahuequé el tenue velo encarnado que pendía de mi diadema y hallábame disponiendo correctamente el collar de mi esposo, cuando este me previno señalando discretamente hacia donde se encontraba mi Ahijado. Giré la cabeza y los ví. Murmuraba Moyi algo con su criado, aquel jovenzuelo de pocas luces, que incomprensiblemente parecía haber conseguido introducirse a hurtadillas en el Salón del trono aprovechando la confusión del momento. El rostro de Talmoy se crispaba por momentos escuchando al paje hasta que dos ofuscados guardias, conscientes de que se les había colado aquel petimetre, lo sacaron del salón con muy bruscos modales.


Ruy, preocupado y con la seguridad de que algo grave ocurría puso a Aurora en mis brazos y acudió junto al de Yieste con el que dialogó unos minutos, para volver raudo a nuestro lado, cargar a su pequeña con un brazo y tomarme a mi de la cintura como si quisiera otorgarnos a ambas la máxima protección.

Ocurre algo mi señor? le pregunté en voz baja, pendiente de la puerta del camarín real. Con el mismo tono contestome el veronés. -La Guardia Real ha desalojado a la servidumbre de las dependencias en las que se encontraban. No daba crédito. ¿Como?no habrás sido por la Polaca, ya sabía yo que nos traería problemas. -No no, no ha sido ella, me tranquilizó -Eliel dice que está bien y que volvería con ella para...ejem ejem.. protegerla. -¿Entonces? volví preguntar.

-Hombres armados han tomado las cocinas atrincherándose allí. No sabe quien son ni cuales son sus motivos. pero el caso es parece que no quieren salir y la Guardia Real tampoco quiere que lo hagan. Han cerrado las puertas unos por dentro y otros por fuera.

-Bueno, entonces todos de acuerdo ¿no? Ruy hizo equívoco gesto con la cabeza sin tenerlas todas consigo y sin dejar de mirar la puerta del Salón que daba al pasillo y donde se intuía el tumulto. Yo por mi parte, de puntillas intentando elevarme sobre las cabezas de los invitados estaba atenta a la salida de la comitiva .

-Mira mi señor, le dije señalando hacia el camarín, ya se adivina el Pendón Real, esperemos que no acabe por los suelos de nuevo...

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Waltraute




La de Isenstein dejó salir. Como cuerva que era, se habrá "perdido" en alguna sombra y no se percataron de su presencia o ausencia. Vio salir a Víbora, a surmano, a las damas. Luego el enojo de Miku, y la aparición de "ese otro, el herrero" a dar órdenes. Vio salir a Maruca, y al resto de la comitiva real.

Se acercó a la puerta, y hablando consigo misma, con voz audible, murmuró:

- Hay que ver, que un guardia cualquiera trate así a los Pares... para que te llaman si al final ni les importa quién va. - en eso divisó que se acercaba otro hombre para llevar algo- ¿y ese? ¿tanta confianza?
Se cruzó de brazos y se quedó mirando cómo se iban.



Luix_bp



Luix había estado nervioso las últimas semanas, puesto que hacía tiempo que no veía a la joven y la conversación en Tortosa no habían llegado a terminarla, Olaff y compañía se las habían apañado para montar una pelea y que acabaran todos fuera de la bodega.
Había solicitado a Don Zebaz permiso para poder acompañar a su hija, utilizando sus mejores palabras halagadoras, y este había accedido alegremente a que lo hiciera, sin mencionar si quiera el incidente del Mediterráneo.

Llevaba tiempo arreglado y preparado, aunque había comprobado que iba correctamente vestido y que todo lo llevaba correctamente, no quería dar una mala impresión. Todo estaba en su sitio y como debía estar, y en su desconocida comprobación estaba cuando llegaron a buscarle, estaban en el carruaje esperándoles y como tan bien le había dejado claro el sirviente, con prisas para no llegar tarde.
Marcho entonces y subió al carruaje, donde le esperaban madre e hija, radiantes como siempre, intercambiaron saludos y algunas palabras de cortesía, aunque Luix se encontraba turbado debido a que no se había disculpado desde que partieran de Cataluña.

En los pasillos se encontraban en ese momento rodeados del resto de invitados y el murmullo de distintas conversaciones, todas dispares, aunque un rumor sobre un atentado era el que iba copando casi todas.

- Señoras, creo que ha pasado algo grave, me ha parecido escuchar que han robado los volaores. - miró a su alrededor atento a cualquier mala intención.

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Don_diego_alatriste


Tomó Diego su espada, agradeció con un leve movimiento de cabeza al Capitán su gesto y le comentó: "Lamento de veras haber querido intervenir en vuestros asuntos, no quise en ningún momento saltarme vuestra autoridad ni tomar vuestra jurisdicción. El nervio castellano en ocasiones nos invade cuando menos lo esperamos. No fue mala intención, de verdad" - Palmeó su hombro afablemente y añadió - "Aunque mis hombres estarán esperando mi orden si los necesitáis... Nunca se sabe"

Acto seguido, se dirigió a sus alguaciles: "Hernán, quedáis al mando en mi ausencia, buscad una calle poco concurrida por aquí cerca, y esperad allí órdenes por lo que pudiera pasar, no quiero volver a incomodar al Capitán, pero estad atentos.... Fernando, tened, vuestra espada, y custodiad la mía hasta mi salida, acompañad al resto de hombres hasta donde esperen, y luego regresad aquí manteniendoos a cierta distancia de la puerta con mi espada, por si fuera menester que me sirvierais de enlace con el resto de alguaciles."

Procedieron tal y como se les ordenó, y él entró en el Alcázar, por los pasillos escuchó un gran alboroto, gente corriendo, y se acercó a curiosear. Le preguntó a uno de los criados de las cocinas que habían sido echados de allí, y fue informado que unos hombres se habían atrincherado en las cocinas. Se echó Alatriste a reír y comenzó a inspeccionar los pasillos de los alrededores buscando un acceso, en estas que se volvió a encontrar con el Capitán, le miró y le echó una sonrisa de medio lado mientras pensaba: "Os lo dije".

Encontró un pequeño ventanuco que daba a la cocina en uno de los pasillos contiguos, asomó la cabeza y vio allí a unos hombres armados preparando ollas, por la indumentaria parecía que fueran importantes, tosió para hacer notar su presencia y les dijo: "Disculpad, pero veo que buena la habéis armado. ¿Podríais pasarme una botellita de vino de las mejores que haya en la bodega real? Para que me siente en el pasillo frente a la cocina a disfrutar de su sabor, al tiempo que me recreo la vista observando como ponéis en apuros al Capitán de la Guardia Real" Terminó de decir.

"Será interesante"- Pensó para sí mismo mientras reía con sorna por lo bajo.

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Athan


[En el camerin...]

Cambiado de prendas, en una pequeña sala para los funcionarios reales, el joven moro entró en el camerin donde le recebió su primo y otros asistentes, su función era la de llevar el cetro, sonriendo asintió a su primo mientras pensaba que le habían asignado una gran tarea. Por otro lado, estaba feliz junto a su primo y a su hermana en aquella empresa, la corona contaba con una de las mejores familias, por no decir la mejor.

En ese momento escuchó ciertos rumores sobre unos altercados en las cocinas, el de Saiid se enfadó al oir que se trataban de nobles castellanos, pares y gente de relevancia.
¿Qué rey o reina en su sano juicio habría confiado en tales personas que por su comportamiento se asemejaban a los barbaros del norte? Sin modales ni educación.pensó mientras suspiraba intentando ignorar aquello, un plebeyo como él mostraba más comportamiento que muchos nobles.

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El_estudiante


El de Alcalá estaba dando órdenes a los cocineros para preparar la defensa.

- Siempre es bueno tener lista agua hirviendo, así que poned grandes ollas al fuego... y para no desperdiciarla del todo, echad esos langostinos gigantes con grandes pinzas... seguro que son comestibles

Desde luego, en aquel sitio los podrían rendir por cualquier cosa menos por hambre.

Entonces, el Estudiante oyó una voz proveniente de un ventanuco

- Disculpad, pero veo que buena la habéis armado. ¿Podríais pasarme una botellita de vino de las mejores que haya en la bodega real? Para que me siente en el pasillo frente a la cocina a disfrutar de su sabor, al tiempo que me recreo la vista observando como ponéis en apuros al Capitán de la Guardia Real

No era corriente que los sitiados avituallasen a los de fuera, pero recrodaba a aquel hombre de verlo por Valladolid y nunca estaba de más ganar un posible aliado entre los sitiadores. Así que agarró una de las botellas que había subido el heraldo de las bodegas y leyó "Albariño de Gondomar"... un vinillo de los viñedos del rey, no estaba mal.

- Tomad, una botella para vos y otra para vuestros compañeros, que no se diga que los aquí encerrados no nos conmovemos ante la sed de un buen hombre- y le pasó dos botellas a través del ventanuco, aunque luego lo cerró y se aseguró de que no pudiese ser abierto desde fuera nuevamente, a ver si los iban a tener alimentando a todos los invitados a la coronación a través de esa ventana.
Colombina


A pesar de la rapidez con la que se desenvolvieron los hechos, Colombina intuyó que algo ocurriría antes de llegar a saludar a su primo Ruy al que hacia mucho que no veía. Como Alþingihöfuð de la orden, no iba casi nunca sola a los eventos sociales de esta índole. Por supuesto que sabía como escaparse de su casa sin que los rossocorvinos lo notaran, pero ahimé, Hugin y Munin (*), esos cuervos traidores, ya era otra cosa.

No le importó saltarse las normas de Dama que se le presuponían y en dos zancadas y tres saltos se plantó fuera de la sala a la puerta de servicio de la cocina. Sopló su cuerno llenándose el pecho de aire y soltándolo con celeridad por la boquilla del instrumento, tan sólo dos veces necesitó la italiana para que aparecieran dos hombres fornidos y con cara de pocos amigos y mucha hambre.

" Hay que derribar esa puerta como sea, han encerrado a un grupo fiel al Rey y me preocupa lo que pueda pasar. Haceros con un ariete mientras yo busco apoyos" dijo en voz alta la valkyria, aunque por su mente pasaban miles de otros contextos como "Vino, mujeres y el Señor de Osuna" que le hacían bufar y fruncir la frente. Y encima, olía a gambas.

No dio tiempo ni a una ni a otra cosa, pues antes de lo que esperaba, el Estudiante a las órdenes del de Alcalá entreabría la portezuela y le hacía entrar, sin tiempo a rechistar.



(*) En la mitología nórdica, Hugin y Munin viajaban alrededor del mundo recogiendo noticias e información para Odín. Hugin es el «pensamiento» y Munin es la «memoria»

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Vibora


Víbora había escuchado el cuerno de la Orden del Cuervo Rojo al otro lado de la puerta que daba a los patios y, conociendo cómo las gastaban sus hermanos, reaccionó con rapidez.

- Estudianteeeee, abre ahí, que eso debe ser la "Alpingofre" y no veas cómo las gasta

Se desatrancó la puerta y se dejó pasar a la italiana Colombina, siempre elegante, junto con sus dos acompañantes, para volver a atrancarla de inmediato.

- Bueno, bueno, cómo de alegro de verte con nosotros, comadre. Ahora ya no nos sacan de aquí de ninguna manera. JAJAJAJAJA- y rió fuerte, tanto por la alegría como por la botellita de albariño que llevaba en el cuerpo.

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Kalahn
La embajadora se quedó en la entrada junto al representante Garcés.

-En venir monsieur Roland, me avisas, he de ir a ver al secretario real un momento. Pregunta por un salón para funcionarios o algo así. .y, no lleves al francés cerca de las cocinas-dijo Kalahn en voz baja al lacayo subvencionado con las arcas reales.

A través de pasillos y salones ricamente amueblados, y el pater el único que se mantenía estoicamente la espera, tocó la puerta a la espera de que le dieran permiso. Necesitaba un pergamino muy valioso, aunque claro, primero han de jurar fidelidad. ...suspiró resignada. El mapa de la Corona de Castilla y León no lo encontraba...¿y si las polillas se la han comido? ¿se pelearian con la misma intensidad que por las croquetas si lo supieran? Golpeó de nuevo la puerta y observó a su alrededor.




Editado: Perdón por escribir mal su nombre
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