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[RP] La coronación de Astaroth I, Rex Erminevs

Astaroth_14


Recibió con un siniestro placer el Orbe que, no en vano, representaba el triunfo de la Fe en el mundo. A continuación, el cetro. Y, finalmente, la corona, que se posó sobre su cabeza como una cadena cierra un pacto. Era de oro macizo y pesaba. No pudo evitar pensar si el Rey Sabio no había hecho aquello, más que por pretensión, por recordatorio. Era muy suyo todo aquello. Dejó con cuidado los demás atributos reales, bonitos y significativos, pero razonablemente poco prácticos para cualquier actividad que no fuese posar en el trono, sobre el cojín de terciopelo púrpura ubicado para ello junto al trono y se levantó, demandando un instante de atención.

Nos llena de gozo veros aquí a todos cuantos estáis. Este día es, probablemente, el más significativo en la vida de cualquier hombre. Algunos por compromiso, otros por sincero afecto hacia Nos, os agradezco a todos haber acudido.-su ojo verde destelló un instante.-Y puedo prometeros que, a quien nos desee sinceros parabienes, habremos de redoblar lo suyo en gratitud. Quien, por su parte, desee dañarnos, Nos tendrá siempre delante, y habrá de pagar su osadía en esta vida y en la que está por venir. Los Reyes no somos nada. La Corona es lo que permanece. ¡Por Castilla!

Empezaba a ser evidente que nadie quería aguantarle hablando mucho más. Hasta su joven protegida se había escabullido. Era hora de terminar con aquello, así que hizo un gesto vago con la mano.

Si siguen vuesas mercedes a los ujieres, les guiarán hasta el salón donde se servirán unas viandas para saciaros, algo que, sin duda, os será más grato que la propia ceremonia.

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/Tengo una vida fuera del juego. No tiene por qué ser siempre más interesante, pero desde luego, sí es siempre más importante. Gracias por la paciencia./
Kossler


El Marqués torció el gesto mientras la gente seguía cómo corderos a los ujieres, que cual pastores les llevaban hacia los mejores pastos. Sin embargo él no había sido nunca res y además, menos aún le gustaban los dispendios de aquél tipo. La comida y la bebida, cómo todas las cosas de la vida, en su modestia opinión, debían ser para el hombre un medio de subsistencia y no un placer.

Con mirada inquisita, esperó que el salón del Trono se vaciara un poco. Luego hizo una mueca, se estiró para hacer crujir la espalda y dirigió sus pasos hacia el trono. Con pasos sigilosos, cómo un ladrón entrando en zona ajena o un cazador observando a su presa, poco a poco se acercó hacia el hombre que yacía en frente de él, levantado. Su expresión era triunfante e incluso algo arrogante, lo que no era nada que le sorprendiera. Sin embargo, ocultaba mal sus intenciones, en aquél momento. Le llamaban la comadreja y éstas tenían algo de revoltosas y embustaras. Pese a ello, aquél día parecía poder ver a un hombre transparente, que dejaba salir hacia el exterior todo lo que pensaba, que gritaba al mundo que aquella corona, aquellos signos que le habían impuesto, aquél trono sobre el que se había sentado ya y el poder que ello conllevaba, eran suyos.

Finalmente, se acercó lo suficiente, e hizo una reverencia denodadamente torpe.

-No pretendo preocuparos... -Comenzó el Condestable Real, con cierta parsimonia en su habla, pero tratando de captar la atención del monarca. -Pero vuestros pares se han atrincherado en las cocinas, Majestad, en un intento de no entregar sus armas al Capitán y a los hombres de vuestra Guardia Real, desafiando así vuestra autoridad. -Le relató, con algo de fastidio. -Creo que el Capitán se está encargando de ésto... ¿Qué queréis que se haga con ellos?

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Mikumiku


La sala del trono se iba vaciando, mientras los invitados animadamente emigraban en busca de algo con lo que remojarse las barbas. Si los amotinados habían cortado mucho o poco el suministro de viandas nadie lo sabía, pero el alcázar de Toledo en aquellos días no era un lugar falto de recursos. Miku oyó que le mencionaban, y tranquilamente se acercó hacia su majestad y el Condestable Real, quienes deberían tener algo que decir al respecto. Se presentó sin interrumpir y con los debidos respetos.

- La situación está controlada, están en las cocinas. Hay trajín con puertas y ventanas pero no tienen otra salida. – Informó de la situación al hombre de un solo ojo, señorial y coronado como un retrato palaciego. Le supo amargo tener que relatar aquella suerte de acontecimientos en un evento donde todo debía haber ido como la seda. – El principal instigador es el duque de Alcalá. En mi opinión... No se puede ignorar si la intención es que no vuelva a ocurrir.

En cualquier otro reino semejante afrenta hubiese sido un escándalo de proporciones descomunales. En Castilla, no obstante, ese comportamiento de la nobleza era el pan de cada día. Pendones mancillados, lanzamiento de comida, decretos absurdos… Al caballero alguna vez le había resultado divertida aquella falta de restricciones, pero la sensación era muy distinta ahora. Puede que ya no fuese, al fin y al cabo, aquel joven rubio que en esa Corona encontró un pequeño sitio. Había sufrido y viajado a lugares de toda clase, y con cada campaña el gélido sentido del deber se adueñaba de su alma.

Ahora se sentía decepcionado, desilusionado. Había recogido el guante como capitán de la Guardia Real, no como maestra de escuela. Dejó que su rostro tradujera un evidente interés en la respuesta de su nuevo rey.

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Puigaubert
El embajador francés vió acercarse a la su Exelencia Kahlan a quien sonrió y saludó con un movimiento de cabeza sin querer interrumpir la ceremonía que en esos momentos tenía lugar. En esos instantes acababa el ritual de la Coronación y la sala estalló a gritos de "viva el rey!" y "larga vida al rey!" entre ruidosos aplausos mientras el normando se decía a si mismo,

- Voilà ... chose faite ... comme l'on proclame lors de l'avènement d'un nouveau monarque chez nous ... Morte est la Reine Froda ... Vive le Roi Astaroth!(*)

La multitud comenzaba a dispersarse en busca de los manjeres dignos de la ocasión y el rubio normando aprovechó para saludar a algunas de las caras conocidas a quienes no había tenido ocasión de hacerlo debido al retraso de su llegada al Alcázer; primero al presidente catalán a quien había oido susurrar algunas palabras no lejos de él,

- Molt Honorable President Hairt, em complau retrobar-vos, ara feia temps que no teníem ocasió de veure'ns ... espero que tot estigui tranquil per les vostres terres ... si més no, aquestes són les notícies que m'arriben a l'Ambaixada ...(**)

Después, de nuevo con una sonrisa a su Excelencia Kahlan,

- Excelencia ... me alegro de veros de nuevo ... una magnífica ceremonía la que hemos podido contemplar ... no os parece?






(*) Bien ... cosa hecha ... como proclamamos con la llegada de un nuevo monarca en nuestra casa ... Muerta está la Reina Froda ... larga vida al Rei Astaroth!

(**) Muy Honorable President Hairt, me complace recontraros, ahora hacía tiempo que no teníamos ocasión de vernos ... espero que todo esté tranquilo en vuestras tierras ... si más no estás son las notícias que me llegan a la Embajada

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Vibora


Nunca llegó a saberse cómo, pero la Yoselineg, o algo así, vamos, la rubia ésa prometida de Ferrante, apareció en las cocinas portando el pendón de Castilla y León. Cada vez que en el futuro recordase la historia de la rebelión de las cocinas, este hecho lo catalogaría como el primer "expediente X" de Castilla.

Cuando el de Alcalá la vio aparecer abrió los ojos como platos. Tanto por la sorpresa de que pudiese atravesar puertas y muros, como que de entre el canalillo, sacase una daga.

- Pues no creía yo que ahí hubiese espacio para nada más...- rumió entre dientes observando el apretamiento y alzamiento de senos provocado por el corsé- Será que, en realidad, ahí hay mucha menos carnaza de lo que pretende aparentar... cosas de mujeres.

La gabachita rubia se avalanzaba, daga en mano, sobre las croquetas, a lo que el duque gritó

- ¡El pendón, cuidado con el pendón!.

Uno de los ayudantes de cocina intentó sujetar el pendón que la francesita había soltado y se precipitaba sobre el Guzmán, pero no logró alcanzarlo y éste cayó sobre su cabeza. Menos mal que la tenía dura, casi tanto como la cara.

- ¡Este pendón no, majadero, el pendón del moño rubio que lleva una daga!- vociferó mientras salía de debajo del entelado con los emblemas del reino y se rascaba la coronilla.

Pero la rubia del pendón sólo tenía ojos para la bandeja de las primeras croquetas que los cocineros empezaban a sacar.

- Mucho "madam" por aquí, mucho "mesié" por allí, "silvuplé" y "moncherí" por acullá, pero para mí que ésta pasa más hambre que el perro de un titiritero- rió El Estudiante, espada en mano pero tranquilo al ver que el único objetivo del ataque de la franchutilla eran las croquetas recién salidas del aceite- Tenga cuidado vuesa merced, señora mía, que se va a pelar el cielo de la boca con la besamel- le advirtió con una sonrisa dibujada en la cara.

- ¡Fíjese usted, señor Estudiante!- exclamó el señor duque- Tanto repetir que con armas no se entra al salón y mire lo que llevaba oculto aquí la señorita... este Miku no sabe hacer un buen cacheo.

- Será el miedo, excelencia

- ¿Miedo? ¿Miedo a la rubia del pendón?

- No, excelencia, miedo a que doña Cyliam lo vea registrando el escondite de la daga y le haga comer zapatilla un mes


Y ambos carcajearon alegremente, tanto por la gracia del viejo soldado como por los vinillos que llevaban ya en el cuerpo.

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Maruca__


A pocos pasos de su Rey, la de Golmayo escuchó las palabras que el Condestable Real, don Kossler, le manifestaba. Vaya.. parece que no habrá croquetas pensó la joven. Acto seguido, sigilosamente, salió de la escena por esa puertita que se hallaba bajo el telón, detrás del trono. Imaginen que luego de casi un año de andar por Palacio, ya conocía los atajos y pasadizos como la palma de su mano. Previamente pasó por el salón donde al menos había bebidas, capturó una copa rebosante de vino de la Ribera, su preferido, para luego escabullirse hacia su alcoba. Su fiel doncella le había llevado algunos bocadillos previendo la situación actual, pues no quería aguantar a su Señora con el malhumor que le provocaba el estómago vacío.

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Lugarteniente de la Guardia Real, Jefa de Milicias de Soria... algo más?
Vinagre


Vinagre apareció junto al barreño de aceite hirviendo cuajado de croquetas a la carrera precediendo a una cocinera que blandía un rodillo de amasar que agitaba en amenazadores círculos sobre su cabeza haciendo vibrar el aire con un sonido soprendentemente pontente - ¡Excelencia! - dijo Vinagre interpelando al duque que andaba departiendo alegremente con unos tipos vinito en mano. - ¡Excelencia, por fin le encuentro! ¿Cuándo me toca? - dijo antes de que ¡PONK! le calzaran un guarrazo que retumbó como si por cabeza tuviera una nuez hueca. - ¡Vale ya Mari Pili! - le dijo a la cocinera girándose como si nada - ¡A trabajar, que esta gente se querrá acostar!

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Vibora


El de Alcalá se giró al oír las voces del trovador.

- ¡Ahí va, la coplilla!. Pues no que se me había olvidado con tanta rebelión y tanto... - alzó la botella que tenía en la mano para leer la etiqueta- Ribeiro, eso, Ribeiro se llama esto.

Le tendió la botella, que andaba por la mitad, a Vinagre.

- Anda, muchacho, aclárate la voz y tira pa'l salón que la gente empieza a irse y te vas a quedar sin público.

Y el duque se quedó observando los muros de las cocinas con extrañeza

- Yo no sé de qué demonios están hechas estas paredes, que todo el que viene las atraviesa sin más ¿será otra de las características propias de Castilla? ¿los afamados muros traspasables castellanos?... claro, si los sillares los fabrica la pelirroja hija del compadre, a saber de qué material están hechos


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Vinagre


- Mas cómo las paredes, Excelencia, ¡si son de dura roca! - dijo Vinagre limpiándose con la manga tras haber pegado un largo trago amorrado a la botella - Yo entré por la puerta del servicio con las sirvientas, como es menester, ¡pues los animales a cargo de la seguridad de la puerta principal me habrían roto la mandolina y me habrían mandado a freír espárragos con algún hueso roto! - y dando callados besos de vino para armarse de valor siguió a Víbora en dirección al salón donde habría de haber un monarca.

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Vinagre


Precedido por el Duque Vinagre entró en el salón donde la confusión reinaba pues la del pendón había salido por patas y la gente no sabía si los salves y los vivas al rey se prolongarían mucho más o si en cualquier momento iban a entrar los barrenderos.

Tras la pertinente presentación al monarca por parte del de Guzmán, Vinagre tomó la palabra con una profunda reverencia. - ¡Por encargo de su excelencia el duque de Alcalá para vuestra majestad Astaroth da Lua, un romance y una canción os traigo! ¡Confío en que sea de vuestro agrado así como del de las nobles gentes de Castilla o no castellanas aquí presentes!

Y comenzó el recital:

Muy atrevidas y muy ellas
mala cara y buen pelaje
vengan todas con su coche
pidan trapos más que trajes
tengan hombre y dos amantes
son las damas de la corte
que pasean por Castilla.
Todas van en carruaje
si la reina está distante
Por más que lloren y parlen,
por ver cuál es la más viva
por las joyas y el dinero,
de las guapas él se guarde
a Astaroth feas le privan,
el cañón se le prepare:
dama Blanche es ya vetusta,
curas con amor la guarden
pocos equívocos caben
tras tan larga compañía.
Aunque al lado la tuviera
y aunque su favor alcance,
al calor de la francesa
un armiño no goza,
si no es royendo carnes,
mas si ya todos lo saben
que ni pizca puede darse
que de otra busque el catre
que la suya está muy moza
y se deje de los lastres
o cuando otra vez le cante
haré bien de anotarle
que hombre no he de llamarle
si no calza el estandarte.
De todos peor amante
habremos de recordarle.
Unir dos iglesias quiere,
muy sabios pecados hace,
gran cosa será de ver
cuando al obispo repase
y al hermano mayor cace.
¿Y no es el mismo asaltante
que en Francia bien ya robaba
y en Italia lo intentaba
y lo viene a prolongar?
En vez de una reina hermosa,
esto es lo que nos depara,
y más pronto que no tarde.
¿qué puede traer un hombre
con un parche por delante?
¿Qué gracia puede tener
un tacaño como un fraile,
que de sermones y chismes,
sus dos ambiciones hace?
Que solo sea un mal viaje.

Y rasgando la mandolina cantó:

Tú y yo
Ojo al tuerto
se cree el armiño
que ahora es rey y señor
blanco es su color
aunque parezca un roedor
su nombre es Astaroth.

Ojo tú
No te metas con él
o bien pronto te ordenará bufón
que ahora es rey y señor
y aunque parezca un roedor
su nombre es Astaroth.

Rey ratón
si será tacañón
él solito se come el requesón
no hay quien aguante el olor
pero se lo come to'
Ay de tu prima
si se pone retozón.

La canción que toca Vinagre se parece sospechosamente en su melodía a la canción King George, de Dover.

Ah, y gracias a Quevedo, por prestarme alguna idea y algún verso.

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Vibora


- Bravo, bravo, bravísimo- aquí y allá se oyeron fuertes aplausos y algunos vítores al artista.

El de Alcalá, al oírlos, dio por bien aprovechadas las monedas que había repartido para hacerse con una clac que animase al público. Naturalemnte, más por tocar las narices al monarca que por satisfacer el orgullo del bardo.

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