Danielespiz
Era la primera vez que viajaba a Andalucía. Daniel fue específicamente a Cádiz, a hablar con unos comerciantes genoveses. Después de cerrar tratos comerciales, se dirigió al puerto, que era enorme. Las grúas lo embelesaban, pues para Daniel significaban progreso. Un puerto en obras es un símbolo de riqueza y poder. Las numerosas carracas de guerra apostadas en la bahía imponían el respeto que la ciudad se merecía.
Tras un rato observando el puerto en todo su esplendor, Daniel reparó en un joven. Alto, le echaba unos 20 años, bien vestido, con un porte recio. Aunque estaba de evidente buen ver, como diría la madre de Daniel: "¡Es árabe!". Aún con todo, Daniel no era prejuicioso como su madre y el joven en cuestión le parecía interesante. Además, reparó en que tenía un emblema castellano. Así pues, y con un mal disimulo, dedicó la mañana a observar al joven, y a como este revisaba las obras. El joven le pareció mas interesante incluso que las grúas de madera.
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