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Casa Pellicer i Jordan

Ibelia.jordan




Ibelia insistía a Ysuran -Querido no es necesario tanta premura y precipitación hay tiempo suficiente. Solo son ligeras contracciones muy espaciadas en el tiempo. Le decía mientras el hombre ya había salido de la habitación en busca de ayuda.

La pelirroja decidió que se tomaría tranquilamente sus pastelitos y el zumo que le quedaba mientras llegaba la hora. Pero aún no había dado el último sorbo y notó la humedad en sus ropas. La dama notó como rompía aguas y en ese instante ya dio por comenzado el momento esperado. Hasta entonces se lo había tomado quizás con demasiada tranquilidad.

-¡Avisad a alguna comadrona! ¡Hay una en la aldea! y mientras tendré que cambiarme ¡que vengan las criadas! y ¿el ama de llaves que hace aquí? Preguntaba impulsivamente a su esposo mientras este, sin casi escucharla, la llevaba en volandas hasta su dormitorio. La tumbó en la cama y tomo su mano. Situándose a su lado mientras las criadas comenzaron a preparar a la mujer para el esperado momento.
Ibelia que tenía contracciones cada vez con más frecuencia y más intensas, descargaba en la mano del barón, la energía que desprendía por cada uno de los impulsos que su cuerpo experimentaba con el objetivo de que la criatura de su vientre viera la luz.
Su respiración se acompasaba con cada una de las contracciones que ayudaban al niño a ir colocándose en el canal del parto.

-Ysuran, esposo, una vez más te agradezco que permanezcas a mi lado, pero si deseas esperar fuera lo entenderé. Le decía al hombre, al que las parteras miraban raro. Y veía un poco cohibido ante la situación o quizá fuera que le apretaba demasiado la mano.

El esfuerzo de la Baronesa era perceptible, cada vez en mayor medida, por el sudor que perlaba su frente que pronto una de las ayudantes de la matrona, limpiaba con lienzo húmedo. Pero no era dolor lo que sentía, si un gran esfuerzo como si subiera a una alta montaña.

Pensaba en esa imagen al cerrar los ojos en cada estremecimiento que sentía. Se percató de que su esposo se empezaba a preocupar, aunque no era la primera vez que la acompañaba en ese momento le dijo para alegrarlo.
-Mi adorado caballero, no pongáis tan mala cara, que no me duele, os lo aseguro. Estoy feliz de volver a ser madre y deseo con todas mis fuerzas que este niño que viene sea nuestro futuro. Te prometo que lo voy a proteger cuidar por siempre.

Ya, las asistentes de la partera, la miraban para ver si la dilatación era la adecuada para pasar al trabajo de parto, en cuanto asomase la cabeza, la dama ya debería empezar a empujar, no antes, pues hacerlo antes de la dilatación era trabajo vano.

Ibel ya había dado a luz varias veces y eso lo sabía bien. Recordaba los consejos de Beneida. -Era fácil tener hijos ¿pero cómo hacer que sobrevivan? Eso es lo difícil en estos tiempos de incertidumbre, guerras y enfermedades. Pensaba mientras la mano de su esposo casi se fundía con la suya propia.

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Jousepe




En medio de aquel jaleo, al pobre Vicario le dio por ir de visita ala baronia de sagunt, el hombre andaba mas despistado de lo que nunca antes habia estado.


- Hay que bien, alfin tengo unos dias para ver a los barones, y ver que se cuece en estos parajes.


- alfin a las puertas de sagunt

se decia para si mismo, de pronto se detuvo, y llamo a la puerta al ver que nadie rezspondia y que estaba bien cerrada dijo en voz lo mas alta que pudo?

- Holaaaaaaaaaaaaaaaaa, Hay alguien hay? esta cerrado

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--Constanza


La matrona había sido llamada con alta urgencia por los Barones de Sagunt y no tardó en cargar con sus utensilios y presentarse al castillo.
Había tenido a su cargo cientos de nacimientos, con muy pocas muertes en el suceso y era algo muy común. Por eso era reconocida y enseguida los Barones recurrieron a su ayuda.

No había llegado aún ante las puerta y ya el señor Pellicer le estaba abriendo las puertas del castillo. En su rostro se mezclaba el miedo por el sufrimiento de su esposa, pero la ternura y la felicidad del recién nacido.

Le condujo aprisa hacia la habitación donde yacía la baronesa, rodeada de sus sirvientas. Correteaban con trapos mojados, baldes llenos de agua y prendas limpias y secas de una habitación a otra, sin ningún tipo de orden.

Vio como Ibelia suspiraba tranquila ante su llegada y fue entonces cuando se dio cuenta de cuánto había palidecido.

-¡Ey, muchachas! - llamó la atención de las sirvientas, pues le hacían poner nerviosa. Todo tenía que salir fiel a sus planes, ganados gracias a su experiencia.

Las sirvientas pararon en seco, esperaron nuevas ordenes. Había conseguido lo que quería.

-Los baldes con agua a la mesita, la ropa limpia dejadla sobre la silla, y los trapos y baldes sucios al lavadero. ¡Rápido! -Puso orden mientras se acercaba a la señora Jordan, quien nuevamente estaba sujeta de la mano de su esposo.

Tapó a Ibelia sus partes pudendas con una sábana mientras se disponía a examinar el parto.

Se volvió hacia los futuros padres y les comentó.
-¡Tiene prisa por nacer este pequeño! Pronto tendrás que empujar.

Las contracciones cada vez le venían más fuertes.

-Cuando he tenido que asistir al parto de alguna familia de alcurnia, les recomiendo parir en la bañera con agua caliente. El bebé no sufre tanto y es más higiénico que en el lecho. - Observó a los Barones esperando respuesta.

En ese momento de silencio, tocaron a la puerta.
La matrona mandó a Abelardo a que atendiera, los Barones estaban muy ocupados en aquél momento para atender.
--Abelardo.



ABELARDO

Abelardo veía a las sirvientas correr de arriba a abajo por el castillo, al parecer la baronesa estaba a punto de dar a luz y eso requería de muchos preparos y cuidados para que todo saliese bien. Él mientras estaba en la cocina junto al cocinero, mientras tomaba un refresco, ahora tenía un rato libre porque poco podía hacer en el parto.

En esta guisa estaba cuando escuchó sonar la campanilla de la cocina que indicaba que alguien estaba en la puerta, se acabó la bebida de un sorbo ramandose la mitad sobre el jubón y salió en dirección a la puerta.

Llegó hasta el lugar y tiró de la puerta para que se abriese y dejase paso al que esperaba fuera, que no era otro más que Jousepe Pellicer i Jordan, el hijo mayor de los barones y casi que el único al que se veía...

- Saludos joven Jousepe, pase a la que es su casa y sigame hasta sus aposentos...Sus padres ahora mismo no podrán atenderles, están ocupados, con el nacimiento de su hermano o hermana, lo que el altisimo decida.

Tras decir esto y con una sonrisa, acompañó al joven sacerdote a una de las mejores habitaciones del castillo donde se podría poner cómodo...

- Si necesita algo, hagamelo saber. dijo Abelardo mientras se marchaba y cerraba la puerta tras él.
Ibelia.jordan



Ibelia ya notaba que llegaba el momento y al escuchar a la eficiente comadrona aquella extraña propuesta de sumergirse en una bañera le pareció algo muy fuera de lo habitual.

Pero conocía de los extraños gustos de algunos cortesanos que traían extrañas costumbres de lugares exóticos. Y si aquello era lo mejor para su vástago sin duda que ella se apuntaría a las modas más extravagantes.

Miró a su esposo y casi conteniendo la respiración pues ya llegaba otra contracción le dijo.
-Ysuran no puede ser malo para nuestro hijo, y si sufrimos menos mucho mejor. Permite que me preparen la bañera con agua tibia y sigamos las instrucciones de la comadrona.

Otra fuerte contracción y la mujer notaba ya a su hijo en posición para el alumbramiento inminente.
-¡Por Aristóteles daos prisa que está aquí ya! Exclamaba un poco angustiada.

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--Constanza


Constanza sonrío por dentro al ver que aceptaban la propuesta. Ordenó a las sirvientas que vertieran el agua, ya calentada, pues ya les había ordenado que calentaran ollas al fuego, anticipándose a la decisión de los Señores de Pellicer i Jordan.

Inmediatamente mandó a su esposo que le cogiera en volandas y le ayudara a acomodarse en la bañera. El agua cálida haría que Ibelia no perdiera calor.

Ysuran le daba ánimos mientras le agarraba fuerte la mano, quería enviarle sus fuerzas y su cariño mientras le besaba y le susurraba cosas. Con la otra mano Ibelia se agarraba fuerte del borde de la bañera, a medida que le venían contracciones.

La matrona se remangó su vestimenta para no mojarse y comenzó a palpar.

Con un tono de alegría exclamó.

-Baronesa, llegó el momento de apretar cuanto podáis. ¡Ya asoma la cabeza!
Alienaa


Ruido, mucho ruido... alaridos ahogados de su madre, gritos de fuerza.
Todo le resultaba extraño, agotador y cada vez estaba más fuera de aquél lugar cálido y tranquilo en el que había pasado nueve meses... y ese alboroto no le estaba gustando. Quería estar tranquila y caliente.

Pero al menos aquél aire frío se había ido y volvía a sentir agua cálida que removía su pelo. Pero ese agua no era el agua que antes tenía, aquél agua con el que había convivido.

Ahora sentía mucha más presión que le empujaba hacia el agua. Veía que era imposible seguir quedándose en esa guarida, así que se rindió y se dejó llevar por las fuerzas de su madre.
Ibelia.jordan



Aquella bendita mujer ya lo tenía todo preparado y listo para para que Ibelia diera a luz a su hija en la calidez de las aguas.

Ysuran la tomó en brazos y la llevó a la gran tina de agua caliente, acomodándose a su espalda mientras le daba la mano la abrazaba con cariño para tranquilizarla.

Ibelia sentía las tibias aguas en su cuerpo; casi era como un agradable y placentero baño en el que se amortiguaban los calambres de las contracciones.

Puso todo su empeño en los pujos que acompañaban a cada uno de los esforzados movimientos de su útero.

Constanza le avisó que la pequeña ya estaba saliendo de su cuerpo.

Ibelia empujó ayudando a la criatura en su primer viaje hacia la vida. En dos movimientos más comenzarían otras preocupaciones. Pensó la Dama.

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Juax


Era un pequeño pueblo y la noticia haia corrido pronto, Ibelia estaba embarazada y el como escudero de la familia debia ayudar en todo lo posible...

No habia podido acudir antes pero cuando se hizo un momento del trabajo y de practicar y mejorar su tecnica salio en su corcel hacia el castillo

-Vamos Relampago- le dijo al caballo -Debemos llegar rapido...-

Al cabo de un rato llego al castillo y entro corriendo, agarrando una pequeña bara...

Luego vio que una persona esperaba fuera del dormitorio de Ibelia, asi que supuso que la niña ya estaria por venir...

Entonces se sento de espaldas a una columna y empezo a tallar la bara con su daga, para hacer un regalo para la criatura que estaba por nacer
--Constanza


Aquellos últimos empujones que le quedaban eran los más forzosos. Pero eran los últimos.

Guió a Ibelia con la respiración y le recomendaba cual era el óptimo momento para empujar. Si no, podía hacerlo en vano y agotarse antes. Y eso no podía ocurrir.

-¡Ánimo Baronesa! Ya tiene medio cuerpecito fuera.

Agarró por el hombro al Señor Pellicer y éste se dejó guiar sin soltar la mano de su amada.

Mientras, Constanza, en cuclillas, preparó el paño más limpio y nuevo que había dejado a su alcance sobre sus piernas y volviendo a llamar la atención del Barón, hundió las manos en el agua y en el último empujón de Ibelia, elevó al bebé del agua arropándolo rápidamente en el paño para que no pasase frío.
No tardó el bebé en romper en llanto. Eso era muy buena señal.
Le descubrió la cara, comprobó su estado y su sexo.

Cuando vio que el bebé rebosaba de buena salud, lo entregó al pecho de Ibelia.

-Enhorabuena, habéis tenido una niña preciosa. Y parace que tiene la misma fuerza que los padres.

Mientras los padres lloraban de alegría ante tal acontecimiento, aprovechó para cortar el cordón que había unido madre e hija durante casi un año.
Constanza sonreía de felicidad al ver a la familia y de haber traído una nueva vida al mundo.
Alienaa


Rendida en fuerzas, Alienaa se dejó llevar por los últimos empujones de su madre. El agua le gustaba y cada vez estaba más sumergida.

Hasta que sintió las últimas fuerzas en sus pies y un cambio drástico. Se sentía agarrada bruscamente y otra vez el odioso frío, que pronto fue calmado por algo suave que le rodeaba.

Pero el frío no le gustaba, todo era raro. Ya no sentía los latidos de su madre. Necesitaba volver a oírlos... y rompió a llorar de rabia.

Pero una nueva calidez le envolvió y volvió a sentir esos latidos que tanto conocía.

Fue entonces cuando cesó su llanto y se tranquilizó, sintió el cariño de sus padres y no pudo evitar dormirse.
Ysuran


Todo había pasado muy rápido, esta vez no le había dado tiempo a ponerse tan nervioso como otras veces, la nueva comadrona los había puesto a todos en su lugar, se notaba que sabía lo que hacía, aunque lo de que la criatura saliese en el agua no le convenció mucho.

Tras el rato de empuje, las quejas y el grito de ya viene, una pequeña criatura salió de su esposa para ir a parar al agua y de ahí a las manos de Constanza quien envolvió al bebé y acercandolo a los padres comunicó:

-Enhorabuena, habéis tenido una niña preciosa. Y parace que tiene la misma fuerza que los padres.

Ysuran miró a la pequeña, había llorado como una leona pero ahora en los brazos de su madre estaba calmada y tranquila, aunque con los puños bien cerrados. La sonrisa del caballero demostraba su alegría, aquella niña parecía fuerte, tal vez podía volcar sus esperanzas de tener una hija activa en ella, ya que de todos los que habían venido al mundo solo Jousepe mostraba interés en la vida.

- Ibel, es preciosa esta baronesita ¿no crees?...Tal vez deberiamos arreglarte un poco y dar la noticia. Dijo Ysuran mirando a Constanza que le daba la razón, después se volvió a su esposa esperando su respuesta y también poder sostener en sus brazos a la pequeña, para la que habría que pensar un nombre

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--Abelardo.



ABELARDO

Abelardo salió de la habitación de Jousepe para dirigir a la cocina, en el camino se encontró con Juax frente a la puerta del habitación principal, se acercó a él y le dijo:

- Buenas escudero, ¿Qué haces aquí?¿Esperas al nacimiento?¿Qué estas tallando?

Pronto se dio cuenta de que había acosado a preguntas al muchacho que solo había visto un par de veces y disculpandose dijo:

- Si no me recuerdas, yo soy Abelardo, el mayordomo de los barones...¿Te importa si espero aquí contigo?

Y se quedó de pie frente al muchacho que hacía pocos meses que había llegado al castillo de los barones para servirlos como escudero.
Ibelia.jordan



Su pequeña ya estaba en el mundo Ibelia se sentía la más dichosa del reino, al mirarla y ver sus pequeñas manitas, sus brazos, sus piernas y su carita de ángel la dama rompió en un llanto de felicidad, tan emocionada estaba que al tomar en sus brazos a la pequeña y sentir su calor, la niña se calmó y ella también.

-Es una bendición Ysuran. Le dijo a su esposo asintiendo sus palabras. -Fuerte y valiente. Tómala en los brazos mientras me ayudan a arreglarme. Cuida que no pierda calor.

Si hemos de ponerle un bonito nombre para una damita tan bella ¿Qué te parece Aliena?


Se dirigió Constanza para agradecerle su trabajo.
-Muchas gracias por vuestra ayuda, os recomendaré a mis amistades. Ha sido una experiencia gratificante. No imaginaba que el parto en el agua proporcionara tantas ventajas. Y ahora terminemos y descansaré en la cama. ¿Os parece?

Ibelia se dejó hacer por las criadas, la secaron y pusieron ropa limpia. Estaba exhausta, quería descansar y reunirse con su hija y su esposo en el lecho.

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Juax


Estaba sorprendido y un poco asustado por las preguntas del mayordomo ya que no estaba prestando atencion a su alrededor y la intervencion de este lo tomo por sorpresa...

Miro de arriba a abajo a aquella persona y luego de un rato lo reconocio

-Claro claro que me acuerdo de vuestra presona, fue uno de los que me cuido y por eso estoy totalmente agradecido-
Dijo esbozando una sonrisa

Luego prosiguio a responder las demas preguntas

-Estoy aqui por el nacimiento y perdon por entrar asi a los atropellos al castillo, espero no haber molestado-

Al finalizar estiro su brazo y le paso la [img=figura]http://img.alibaba.com/photo/124884018/Wooden_Dog_Wooden_Animal_wooden_Handicrafts_Wooden_Carving_Animals_Wooden_Sculptures_Wooden_Animals_Statues.jpg[/img] de madera al mayordomo

-Bueno es un pequeño regalo para el bebe que va a nacer... Espero que les guste. Ahora esperemos buenas noticias-
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