Muy temprano, antes del alba, Cyrenne había abandonado su lecho vistiendo una fina camisa de lino, con un escote redondeado adornado por un simple cordoncillo, que dejaba ver su piel tersa y delicada, suscitada por su juventud. Era conocido que gozaba de sueño ligero, y que despertaba antes de las maitines, no necesitaba demasiadas horas de sueño. Bien podría decirse que si dormía, era por aburrimiento. A veces, hasta se le olvidaba cuanto tiempo llevaba despierta.
Sin quitarse su ropa de noche, se colocó una saya ameteada, ceñida al cuerpo, que por ir abierta en su costado izquierdo, le permitía levantar una de sus puntas y sujetarla en el cinturón, dejando mayor libertad de movimiento. Con borceguíes en sus pies, y una guirnalda en su cabello, salió de casa con aroma a agua de rosas, dándole adecuadamente la bienvenida al nuevo día.
El camino corto a la taberna de La Reyna Victoria no era mera imprevisión, ella misma había preferido vivir cerca de la conglomeración que a sus puertas llamaba. Cyre apreciaba la compañía, y disfrutaba de las historias de sus vecinos recurrentes.
Esa mañana no fue diferente a las demás, pues ella era un animal de rutinas muy arraigadas. Se ubicó en su mesa de siempre mientras saludaba al tabernero, quién detrás de la barra de roble, ya le alcanzaba el desayuno, junto con una pila de papeles, igual que cada mañana.
El Alcalde le había permitido conservar en la taberna los pergaminos que a su oficio de tribuno correspondían; cada mañana empezaba temprano con su oficio, y con algunas otras pocas responsabilidades.
Luego de dar varias vueltas de páginas a sus documentos, y algo apenada por la falta de novedades, se dispuso a distraerse con una receta de belleza que pocos días atrás había conseguido en el mercado local ¡Que bien de dinero le valió! Comenzó a leer mientras pensaba en donde adquirir todos los ingredientes
Cita:Tomad media libra de blanco de trigo candeal y blanco de avena y de arísaro, dos onzas de cada; y una libra de blanco de sigairón y un poco de alcanfor y media onza de raíz de urchilla seca y otro tanto de perlas; y buen cristal quemado, y coral blanco, media onza de cada; y un cuarto de onza de polvo de vidrio; y una onza de mármol; y la misma cantidad de yeso claro quemado. Lo reducía todo a polvo y lo pasáis por un fino cedazo de lino, y os lo ponéis. Y si os untáis la cara después con un poco de bálsamo la tendréis siempre joven y de bello color, y no os envejecerá ni se os arrugará.
Se hallaba Cyre absorta y concentrada en la lectura, cuando una voz conocida le hizo dar un brinco en la silla.
"¿Puedo invitaros a una ronda o los tribunos no pueden beber en horas de servicio?
¡Wolf! Atinó a responder, mientras nerviosa y ruborizada traspapelaba lo que leía junto con los documentos pertenecientes a la Alcaldía.
Un poco más calmada, al notar la sonrisa del joven. Prosiguió diciéndole.
Bueno, nada mejor que trabajar con la mente despejada, por favor, acompáñame. Le dijo haciéndose a un lado para que se sentara junto a ella.
Como era costumbre entre ambos jóvenes, la charla se volvió placentera, fluida y extensa. A Cyre le encantaba pasar el rato con Wolf, y tenía la esperanza de que él también lo apreciaba. Las jarras fueron vaciadas y vueltas a llenar varías veces, entre risas, bromas y uno que otro coqueteo.
Viendo que el tiempo se le pasaba demasiado de prisa, Cyrenne se despidió del carnicero con un beso en la mejilla, saludó al tabernero enérgicamente con la mano, y encaminó a la salida, pensaba dirigirse a su oficina lo antes posible, para planear la bienvenida a los nuevos.
Poco después de cerrar la puerta, una figura femenina se dibujó en el camino. Cyre reconoció a Aleida, y con una sonrisa de oreja a oreja, corrió en saltitos a abrazarle. Ale era una de las personas que más amaba en Játiva, y a las que nunca olvidaría. Le había ayudado en sus inicios y nunca más le había abandonado. Lo único que a ella le incomodaba, era que poco podía devolver su humilde persona a alguien tan importante como ella.
¡Aleeeeida, bonita! Dijo dando saltitos a su alrededor, admirando su hermoso vestido. ¿Cómo estás hoy? ¿Qué planes tienes ?...