Afficher le menu
Information and comments (0)
<<   <   1, 2, 3, ..., 6, 7, 8   >   >>

A casa da Torre (II)

Cyliam


Respingo ante la ultima caricia de su esposo que se perdio bajo el agua, aquella caricia pretendia descender al monte de venus enmascarada por el agua.
Sin duda alguna, la primavera habia llegado y habia tomado la sabia decision de establecerse en el hogar de la pareja para ser mas exactos en el rubio que parecia tener aun mas ganas de guerrear bajo el agua con la pelirroja.

La pelirroja sonrio picarona y mordisqueo la mandibula de su esposo como invitandole a atreverse a empezar el duro combate que la pasion y la lujuria les preparaba dia tras dia. Se retorcio gustosamente acariciando con su espalda el pecho del rubio a la vez que ronroneaba suavemente para provocarle. Aunque provocarlo era lo de menos, el ya estaba mas que dispuesto. - Ummm apoyo la mocion, construiremos un gran jardin y usaremos aquella casa para Wallada y Faitai.

Y tras decir aquello, la pelirroja volteo sin apartar la mirada de los ojos de su esposo zambullendose lentamente cual culebrilla en el agua, acariciando desde su pecho hasta sus piernas, sonriendo con malicia y perversion, invitandole, como no a ese baile tan especial que ambos disfrutaban.

_________________
Mikumiku


Enredó sus dedos en el cabello rojo mientras ella descendía, juguetona, sobre su cuerpo. La forma en que su esposa se movía y le miraba era una trampa en la que no existía escapatoria. Era un hechizo que le rendía a sus designios, que le convertía en un ser cuya única razón de vivir era gozar junto a ella.

- Y plantaremos flores en él, hermosas y de todos los colores. Flores cuyo perfume lleve el viento y cuando vuelva de Galicia o de la guerra pueda seguir como un perro hasta ti. – Ella le tiró de la correa, acariciándole hábilmente en aquel momento, y se perdió en el infinito cualquier cosa tonta más que fuera a decir. El aire escapó de la boca del caballero, en un sonido que formaba parte de la armoniosa música del placer. – Cyl…

Y bailaron una vez más, representando danzas prohibidas para un público exigente. Se enredaron el uno con el otro, buscándose, encontrándose. Los dos fueron uno y el latir de sus cuerpos creó oleadas de placer que invadieron sus sentidos. El ritmo pausado pronto evolucionó a una tarantela infernal del deseo, improvisada pero mortal. Miku se perdió en la piel de la pelirroja, buscando su propia alma encerrada en una prisión de ojos verdegrís. El dulce olor de jabón y de mujer le mantenían hipnotizado mientras sus cabellos y cuerpos saltaban desenfrenados.

Fue otro momento para no olvidar jamás. Y detrás de ello ningún motivo especial había que lo justificara. Simplemente estaban juntos, y aquella primavera que se acercaba la enfrentarían uno al lado del otro. Cuando salió del hammam y se secó, con una sonrisa imborrable en la mirada, solamente podía pensar en cuán feliz era. Después abrazaría a todos los pequeños de la casa, uno a uno, con el espíritu contagiado de alegría.

_________________
Cyliam


La pelirroja se quedo chapoteando en el agua, observando apoyada en el borde como su rubio esposo se secaba con cara de alegria y satisfaccion, por un momento penso en salir del agua corriendo para tirarse sobre el en un nuevo ataque, pero seria demasiado vicio para un solo dia, aun asi fue imposible dejar de mirarlo de manera lujuriosa y despreocupada.

Tras hundir la cabeza en el agua y deshacerse de esos malos pensamientos aunque divertidos hizo lo que el rubio y salio del agua mientras se estrujaba el pelo.

- Cuando Wallada se entere que ampliaremos el jardin se volvera loca de la emocion, ya sabes lo mucho que le gusta el huerto y las plantas, ahora podremos ampliarlo, la tendremos todo el dia embobada viendo sus plantas crecer. Dijo con una risotada, en verdad, al igual que la mora la pelirroja pensaba sacarle el mayor partido a aquel huerto.

Los gritos de los pequeños reyes de la casa se escuchaban en el jardin, seguramente estarian torturando o bien a algun animalillo cosa poco probable o bien torturando a alguna de las dos doncellas. La pelirroja arrugo el morro y miro al rubio. - ¿Que te parece si vas a lidiar con esos pequeños angelitos mientras yo improviso una cena primaveral? Seguro que despues de tanto entrenamiento y umm mas entrenamiento... Resalto aquellas ultimas palabras con picardia mientras se mordisqueba el labio. - ... estaras hambriento. Pero, por ahora no habra postre. Sonrio coqueta y maliciosamente dandole un suave golpe con la cadera.

Era inevitable, necesitaba provocarlo, necesitaba recuperar aun todos los meses perdidos en los que le habia creido muerto y nada podia hacer que se entretuviera en otros quehaceres, cualquier cosa era aburrida salvo torturar a su esposo con miradas complices, gestos traviesos y torturas varias. Dejo caer la toalla con la que se estaba secando para abrazar y besar al rubio con ternura a la espera de la decision de este o simplemente para tenerlo unos segundos mas a su lado.

_________________
Mikumiku


Si hubiera sabido que la terriblemente cruenta tortura que le esperaba como castigo por los hechos acontecidos acabara resultando ser una cena sin postre, probablemente se hubiera enfrentado a las perspectivas con otra actitud. ¿O acaso se refería Cyliam a otra cosa con lo del postre? Su mirada traviesa no dejaba lugar a dudas.

Escuchó sus palabras, y devolvió el sensual golpe de cadera con otro similar. Estaba confuso. Primero le sugería ir a encargarse de los niños y a continuación caía de nuevo en sus brazos, arrebatadoramente provocadora. El caballero se inclinó para besarla, que estando de pie siempre era algo más complicado por la diferencia de alturas. Estaba seguro de que era algún nuevo juego que le dejaría de nuevo a la merced de la pelirroja, así que tramó un pequeño plan que sirviera de contraataque.

Miku continuó besándola, sin contestar, cruzando los dedos detrás de la sensual cintura de la veneciana para pegarla a su pecho y no dejarla marchar. Lentamente la acarició con todo su ser, llevándola poco a poco hacia una de las paredes de la habitación. Una sonrisa como las que su esposa había estado repartiendo antes asomó a sus labios, y se detuvo ante la mesa que utilizaban para dejar la palangana por las mañanas.

Su abrazo la hizo dar media vuelta, rápida pero gentilmente. En su interior dudaba seriamente si continuar ciñéndose al plan o abandonarse completamente a sus instintos por tercera vez, pero tenía la sensación de que valdría la pena. Las manos de Miku recogieron y sostuvieron las muñecas de la señora de Compostela, como versiones cálidas de las esposas que una vez él había portado en aquella casa. El retornado descendió por su cuello y espalda, besándola, acariciándola levemente con los labios. Poco a poco, consiguió que la pelirroja se dejara reposar sobre el tablón de madera. Totalmente a su merced, invertidos los papeles. Su respiración se alteraba, sonora, al recorrer el desnudo cuerpo que su amor encarnaba.

Y la soltó entonces allí mismo. – Ya veremos qué pasa con ese postre. – Riendo, el Espinosa se calzó la ropa a toda prisa para salir por la puerta antes de que pudiera reaccionar. Ya ajustarían cuentas, y sería divertido.

Ahora le tocaba dejarse torturar un poco por los pequeños de la casa. Nunca lo admitiría del todo, pero estaba cansado. El día estaba siendo muy intenso, y aún quedaba cerca de la mitad.

- ¡Lucan! Te desafío a un duelo, malandrín. ¡Ahora mismo en el patio! – Eran niños muy listos, y les encantaba jugar. Se preguntó a quién habrían salido.

_________________
Cyliam


La pelirroja se quedo con cara de haba, a penas le dio tiempo a reaccionar cuando el rubio salio casi corriendo del baño dejandola con todo el subidon del momento.

Cuando fue capaz de volver a poner los pies en la tierra se vistio con rapidez mientras maldecia una y otra vez a su esposo. Bajo a la cocina y busco con cierto desorden mental algo para la cena, aun era incapaz de reponerse de la faena que Miku le habia hecho.

Incapaz de planear una vendetta para su rubio y amado esposo la pelirroja se dispuso a preparar la cena del dia, una ensalada con frutas y un estofado de de pescado y setas bastaria para celebrar que la primavera ya comenzaba, y de postre unas galletas y bollos de canela.
Mientras Wallada mecia a la pequeña Camille la pelirroja coloco la mesa para despues avisar a Miku y a los pequeños para que se unieran a la cena.

- Wallada, ¿podrias avisar a los niños y a Miku para que vengan a cenar mientras yo me encargo de la pequeña? Pregunto mientras extendia los brazos para coger a Cami.
Tras amamantar a la pequeña, se reunio con los demas a la mesa. Y cada vez que Miku la miraba la pelirroja se hacia la indignada y ofendida mirando para otro lado a la vez que alzaba la nariz y regruñia un leve "jum".

_________________
Mikumiku


Tras un duro y épico combate a muerte contra Lucan, en el que Miku acabó rodando por el suelo a merced de Ginebra y la gata blanca que pululaba por la casa, se hizo hora de cenar. Ya un poco más cansados, los niños se portaron bastante bien y fue una velada ágil con comidas deliciosas. Al final, entre el agotamiento y la sensación de estar lleno, el caballero se quedó chafado en su sitio, satisfecho pero inmóvil durante unos momentos.

Lo que sí se escapó de lo habitual fue la actitud de su esposa. Cyliam no le dirigía la mirada directamente y le miraba altiva con un desprecio que casi parecía real. Imaginó que todo aquello venía por culpa del escape anterior, y más que tomárselo en serio la situación le divertía. Aquello había sido una pequeña pelea de una guerra amorosa a mayor escala. Dudaba que los pequeños se dieran cuenta de detalles así, pero Wallada sospecharía algo, que bien conocía a la pareja tras tanto tiempo.

Miku decidió echar una mano enviando a dormir a la tropa a sus habitaciones, donde como soldaditos se calzaron la ropa de dormir a la primera orden. Bueno, sin contar la ayuda del comandante, a quien nadie le había enseñado como vestir niños como era debido. Tras un rato de aguantar tirones de pelo y encajar bracitos en mangas el caballero salió y cerró la puerta con la sensación del deber cumplido.

Se hizo el silencio nocturno, decorado únicamente con el débil zumbar de insectos lejanos. Un chapoteo salpicó la charca del jardín, ¿Una rana?

Era el momento de buscar a la pelirroja y disculparse finalmente como debía. Al final, como siempre, era incapaz de no dejarle ganar aquel tipo de batallas. Nadie las ganaba. El resultado acababa siendo un empate, en el que los dos compartían algo especial. Y nunca llegaba a ser algo predecible. Pero la cocina estaba vacía y ni un alma parecía querer romper la calma. El caballero salió de la casa, a cubierto bajo un manto de estrellas hiladas. A la luz de la Luna, las flores y árboles relucían con un aura mágica. Un camino de plata titilante se dibujaba en la superficie del estanque.

_________________
Cyliam


Mientras todos recogian la mesa, y Miku se encargaba de acostar a los pequeños reyes de la casa, la de Compostela aprovechando que la noche parecia acompañar salio al jardin.

No era un jardin excesivamente grande, de hecho, en comparacion con el sendero del caos, aquel jardin parecia un simple macetero grande, era rectangular y algo estrecho, pero lo suficientemente ancho para albergar una casa de perro del famoso Uri y el capricho mas hermoso que a la pelirroja se le hubiera ocurrido, un estanquito donde algunos nenufares habian florecido.
En aquel estanque no habia peces de colores, pero habia alguna que otra ranita curiosa que cantaba para amenizar las noches y devorar los mosquitos que osaran acercarse demasiado al lugar.

Y alli estaba la pelirroja admirando el estanque con emocion, viendo a los pequeños renacuajos nadar moviendo su colita de lado a lado o a las ranas que asomaban sus ojos saltones sobre el agua y se quedaban inmoviles mirando a la nada, seguramente esperando a que algun despistado insecto pasara cerca de ellas.

Aquel jardin siempre olia de maravilla, habia varias pantas aromaticas plantadas en el pequeño huerto que cultivaba Wallada e incluso a veces la misma pelirroja jugueteaba para ver cual seria la planta mas sana, si la que ella habia plantado o la que wallada cuidaba dia tras dia.

Estaba tan absorta observando a las ranas del estanque que ni se habia enterado de que su rubio esposo estaba en el jardin buscandola.

_________________
Mikumiku


El camino de Luna le dirigió hacia ella cuando regresaba a la casa. La silueta de su esposa se perfilaba sobre la oscuridad reinante, tiznada de sombras grises perladas. Frente al estanque, entre dos rosales, la hermosa mujer parecía estudiar algo en el agua, entretenida. No debía haberle oído pasar, y el caballero lo aprovechó para acercársele sigilosamente.

La abrazó, como el amante que no quiere despedirse nunca. Cruzó los brazos alrededor de su cintura, lentamente y con la devoción de un sastre al encontrar la medida perfecta. Durante unos silenciosos segundos permanecieron allí juntos, pegados el uno al otro. Igual que sus cuerpos y sus vidas encajaban sin problemas, la unión de sus almas era otra parte más profunda de un complicado rompecabezas que siempre habían compartido. Él la amaba y ella le amaba a él.

- Gracias. Por devolverme a la vida. – Susurró el caballero, inclinando la cabeza para acercar los labios a su oído, para hundir la nariz en su pelo. – Te debo tanto que no sé si seré capaz de estar alguna vez a la altura. Perdona la travesura de antes, ¿Fue muy cruel?

Una sonrisa se dibujó en su rostro al recordarlo. Había sido un juego más, de una importancia prácticamente nula al lado de la fuerza de los sentimientos que compartían y repartían. Pero cada detalle era algo valioso, que el caballero no deseaba perder por nada en el mundo. Era quien era gracias a ella, a la pelirroja. Era suyo, y seguiría siéndolo mientras un aliento le quedara en el pecho.

- Estaba acostando a los niños. ¿Quieres que te lleve a la cama, ya que estoy?

_________________
Cyliam


- ¿Tan pronto quieres irte a dormir? Pregunto aun mirando el estanque. - ¿No preferirias quedarte un rato disfrutando conmigo de los renacuajos que han nacido?

La de Compostela se agacho lentamente y atrapo una pequeña y verduzca rana al vuelo, se giro y la puso frente a la nariz del rubio. - ¿A que no te atreves a besar a esta ranita? Comento risueña entre risas mientras el pequeño anfibio peleaba por escaparse de las manos de la pelirroja. - Si le das un beso a la ranita te perdono lo de esta tarde. Dijo con una malefica sonrisa sin quitarle el ojo a la cara de asombro de su esposo ni a la inquieta y resbaladiza rana. - Pero tendras que darte prisa antes de que se me resbale, no creo que vuelva a tener tanta suerte para cazar a otra rana, seguro que se lo casca a sus amigas y todas salen nadando y saltando para huir de mi.

Estiro un poco mas los brazos acercando al pequeño bicho verde un poco mas a la nariz de su esposo.

_________________
Mikumiku


Se acuclilló junto a ella para ver aquellos renacuajos con curiosidad gaticida. Sin embargo, no pudo prever la captura voladora que acertó la pelirroja y la mala fortuna llegó a dar con el anfibio en su boca a mitad de media vuelta. Durante un breve segundo de pánico fue incapaz de reaccionar, y el pobre animalillo visto en las mismas croó como un condenado. La sensación de una rana croando dentro de uno fue de lejos una de las más extrañas que viviría el caballero nunca, y el sonido sonó sorprendentemente ensordecedor.

Alejándose de Cyl para que no le viera se dobló sobre sí mismo para escupir al resbaloso bicho y dejarlo volver de un salto al estanque. Repitió el gesto de escupir un par de veces más como si aquello ayudara a librarse de la repugnante sensación, y se frotó los labios intentando borrar todo rastro de aquel incidente en su memoria.

- Estamos en paz. – Concluyó. Intentaba parecer serio y afrontado pero no pudo retener las carcajadas mucho tiempo. – Buuuaj. ¡Ven aquiií!

Se lanzó a por ella pícaro para igualar la partida aunque fuese indirectamente a través de un beso. Él que ya estaba preparado para acompañarla románticamente hasta el dormitorio, se encontraba con que la guerra de la pareja no daba cuartel.

_________________
Cyliam


Los dias pasaban y la situacion en a Casa da Torre ahora era tan normal como antes de la desaparicion y reaparicion del rubio, el tema ya a penas salia en las conversaciones aunque la pelirroja seguia vengandose dulcemente de su esposo, ambos disfrutaban de la venganza, era un juego para dos en el que salvo algun refunfuño todo eran mimos y cariños.

Faitais era el unico signo de lo sucedido meses atras, aunque la relacion con la nueva morisca no era del todo la ideal, era una chica callada y sigilosa a excepcion de cuando estaba con Wallada con la cual hablaba mas a menudo pero siempre en arabe, a la pelirroja no es que la importara demasiado aquello, tampoco le fue facil acostumbrarse a la compañia de Wallada cuando la rescato de la compra de esclavos, era cuestion de tiempo que ambas mujeres se entendieran.

Por lo demas todo iba bien, Camille estaba en esa epoca en la que solo dormia, comia, babeaba y de vez en cuando lloraba a gritos para llamar la atencion de su madre.

_________________
Mikumiku


Había estado ausente entre finales de mayo y principios de junio, visitando la villa gallega de Vimianzo por primera vez desde su regreso a Castilla. La recepción había sido buena, y tras aclarar varios puntos en una serie de conversaciones necesarias todo volvió a una estabilidad similar al viejo orden de las cosas.

Ahora hacía un tiempo que había vuelto a Valladolid, después del breve viaje más motivado por el deber y la necesidad que por las ganas. Camille, Mariana y los gemelos alegraban cada tarde con sus juegos y quehaceres infantiles mientras atesoraba cada momento en compañía de su esposa. Tiempos de paz, amor y pasión, agradables y absorbentes.

Sin embargo alguien como Miku no podía estarse quieto. Practicaba las armas y competía para mantenerse siempre en el pico álgido de su forma. Cabalgaba regularmente, y aprendió varios trucos de caza y montería sobre el paisaje boscoso. Siempre había algo que hacer, algo que mejorar. Había asimilado ya completamente su abandono del aristotelismo, levantando una enorme carga de su corazón. Pero no hizo propaganda de sus ideas ni las gritó en casa o en las plazas. Era algo que había sentido en su interior y que no iba a intentar forzar a ninguna persona.

- Así irá bien, sí. – Confirmó la idea del experto sobre el plano. Hacía un tiempo que los Espinosa di Véneto habían decidido ampliar el hogar sumándole una de las casas colindantes, y aquella mañana el caballero cerró el trato con el vendedor y se hizo acompañar de un experimentado constructor. – Los muros nos gustan, perfecto, que quede integrado.

Y empezaron a mover piedra ya muy por la mañana sin dar un aviso a la gran maestre. Sabía que estaría ilusionada con el proyecto, pues de hecho había sido originariamente una idea de la pelirroja. Sonrió, pensando que una sorpresa de vez en cuando no hacía daño. Eso sí, se aseguró de que los mozos no maltrataran el jardín porque entonces sí que acabaría volando una bandada mixta de alpargatas, sartenes y ardillas.

_________________
Cyliam


Parecia ser temprano, sintio el vacio que habia en la cama, su esposo como de costumbre se habria levantado antes de tiempo para juguetear con sus armas o leer algun libro, pero aquella mañana no fue el frio vacio lo que la desperto, fue una ardilla que incordiaba correteando por su cara, mordisqueandola la nariz y tirandola del pelo a la vez que con su inquieta y peluda cola provocaba en la nariz de la pelirroja unas incesantes y molestas cosquillas.

- ¿Pero se puede saber que demonios te pasa? Pregunto resoplando sobre el pelaje del maldito roedor. La ardilla no tardo en detener sus andares para ponerse a chillar como histerica.

- ¡Ya vale! Refunfuño la pelirroja atrapando a la ardilla y metiendola bajo la sabana en un abrazo, abrio un ojo y contemplo a la inquieta ardilla que aun atrapada entre las manos de la pelirroja luchaba por escaparse mientras continuaba con sus chillidos. – Shhh vas a despertar a Cami y entonces te meteré en un caldero y te cocinare a fuego lento. Amenazo al diminuto roedor que detuvo sus chillidos al momento pero no sus ansias de escapar.

Cansada de aguantar al pequeño animal la pelirroja se decidió a levantarse de la cama, bajo las escaleras con la ardilla atrapada por la cola y se adentro en la cocina, Wallada estaba allí, muy concentrada remendando prendas y en la mesa de la cocina una gran jarra de leche caliente esperaba acompañada de unas tazas a rebosar de te humeante.

– ¿Que pasa allí fuera? Esta pequeña se ha vuelto loca de repente.

- Obras para la nueva ampliación de la casa. Los niños están entretenidos cotilleando que pasa y tus ardillas están inquietas porque no entienen nada. Dijo entre risas la morisca observando a la pequeña ardilla aun atrapada por su dueña que no cesaba su pelea por escaparse.

Salio al jardín y besuqueo a los niños que aplaudían como si aquello fuera una diversión, mas tarde los mando entrar de nuevo en la casa, desayunar, lavarse y vestirse y ponerse con sus deberes. Aunque Ginebra y Lucan aun eran muy pequeños la pelirroja quería educarlos desde temprano aunque solo fuera con dibujos y pinturas estrambóticas. Mariana sin embargo se iba convirtiendo en una pequeña damita que había aprendido a leer y escribir además de a coser y algo similar a cantar.

Sin duda lo mas curioso era ver a todas y cada una de las ardillas posadas sobre uno de los bancos de madera moviendo la cabeza de izquierda a derecha y atizando la madera con sus peludas colas.

- Menudo lio has armado. Dijo al rubio soltando a la ardilla que se reunió con sus compañeras. – Miralas están revolucionadas, deben creer que estas invadiendo su territorio.Beso a su esposo y sonrio para luego echarse a reir como loca observando aquel singular baile ardillil sobre el banco. – Son tan monas.

_________________
Mikumiku


- Tú sí que eres mona. – Respondió a la pelirroja en un comentario, no demasiado ingenioso. – Las ardillas dan miedo, espero que no muerdan a nadie. Tienen un bailecito curioso, eso sí.

Rió, dándole los buenos días. Todo el mundo parecía estar emocionado con la construcción que uniría ambas porciones del terreno, incluyendo a los pequeños y a las mascotas del hogar. Uno de los encargados cavaba con una azada para marcar al resto una guía donde construir la pared, y el resto movía y apilaba los materiales con una eficiencia nada desdeñable. Sabían lo que hacían y no era un proyecto especialmente grande o complicado, así que pronto estaría acabado.

Rodeó cariñosamente con un brazo a la bella durmiente recién levantada. Las demostraciones de amor en público podían ser un poco incómodas para alguna gente, pero al fin y al cabo estaban en su casa. Y allí eran los reyes absolutos.

- ¿Y bien, qué te parece? – El deseo irrefrenable de bostezar le asaltó, provocando que lo disimulara llevándose una mano a la boca. – Me he levantado bien pronto para sorprenderos.

Recordando una última pieza del plan, buscó en su bolsillo y dejó una pesada y metálica llave entre los dedos de su esposa. El vecino ya había recogido los bienes a los que guardaba aprecio, mas había dejado en su sitio la mayoría de muebles. Al final de la negociación Miku había pensado incluso que estaba un poco alterado, pero no supo distinguir si era desesperación o satisfacción por haber conseguido una buena oferta por parte de una familia noble. De cualquier modo, el trato estaba hecho y ahora los Espinosa di Véneto vivirían en Valladolid un poco más como se merecían.

_________________
Cyliam


Rio ante el comentario de su esposo a la vez que observaba a las ardillas en su baile psicotico, a veces aquellas ardillas realmente parecian salvajes, eran traviesas y cuanto menos curiosas, pero en el fondo formaban parte de aquella familia en la que cada uno tenia su propio caos.

- Pues si que ha sido una sorpresa, fijate que hasta tuve que amenazar con cocinar a la inquieta ardilla porque casi despierta a Cami. Contesto con una sonrisita malefica. - Pero me gusta mucho, al menos ya no tendremos que preocuparnos mas por el espacio. Abrazo al rubio y bostezo a la vez que se estiraba en el abrazo.

- A todo esto. ¿Has desayunado? Wallada dejo leche y te en la mesa, imagino que se olvido de los pastelillos pero eso lo arreglamos rapidamente. Dijo con ojos golosos.
El mejor desayuno sin duda eran aquellos sacrideliciosos bollos de canela que tanto apasionaban a la pelirroja y que bajo ningun concepto debian faltar. - Y tambien tenemos cerezas. ¿Desayunamos juntos? Pestañeo y sonrio a su esposo con emocion.

_________________
See the RP information <<   <   1, 2, 3, ..., 6, 7, 8   >   >>
Copyright © JDWorks, Corbeaunoir & Elissa Ka | Update notes | Support us | 2008 - 2024
Special thanks to our amazing translators : Dunpeal (EN, PT), Eriti (IT), Azureus (FI)