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"Ex-muchascosas que a nadie le importan" y Capitana del "EC Costa Discòrdia" por la gracia de los dioses.
(Séptimo día del noveno ciclo lunar de su vigesimo cuarto año otorgado por los dioses)
- Hasta pronto queridos, ¡¡¡¡nos veremos todos juntos en el
infierno!!!- exclamó mientras saludaba al infinito desde el poyete de
los discursos de la plaza del mercado. A esas horas de la mañana, como
era comprensible no había demasiada gente, pero los que madrugaron no se
vieron extrañados, hartos ya, de las excentricidades de la muchacha.
Vagó dirección al puerto canturreando con una sonrisa no vista en su cara desde hacía tiempo:
.....brindad compañeros yo hoooo!..... lala laaa lala laaa la la la la lá....
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Los pájaros cantan, el sol brilla y las flores se mecen con la suave
brisa casposa. Noe pasea feliz por la campiña cercana al molino cuando
encuentra tres piedras amarillas, brillantes y sedosas formando un
extraño triángulo sobre una piedra llana, inmediatamente se tapa los
ojos - No, ¡¡¡no puede ser!!! ¿señales a ella? nunca lo hubiera
creído... en aquel extraño lenguaje que siempre se había traído con los
dioses, aquello era la muestra que le confirmaba su cambio de ciclo. Un
gran giro se acercaba a ella, y no era para nada sigiloso.
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Nunca hubiera, ni siquiera sospechado, que aquel pequeño animal de ojos
infinitos pudiera ejercer el mismo influjo que el gran elemento lunar
tenía sobre ella y sus pensamientos. Se comunicaba a una velocidad
excepcional mientras ella solamente era capaz de trazar pequeñas
pinceladas mentales. Aquel pequeño cuervo crecía delante de sus ojos
vidriosos, la realidad comenzó de nuevo a perder el color y aquel
pedrusco tallado en las afueras, ganado en una antigua subasta por
error, al que siemrpe se le llamó "Peñasco de las Tormentas" comenzó a
emitir en su dirección frías a la par que conocidas, ráfagas de viento.
Aquel inóspito lugar sería su hogar, su consejo, y en él ondearía sobre
el tallado en piedra blasón de su casa, la inquietante bandera del
Ducado libre de Caspe.
http://www.youtube.com/watch?v=eHOvUjrenrE
En menos de lo que se tarda en cenar con Rober, las responsabilidades no
laborales comienzan a treparle a la chepa, como ella solía hacerlo
antaño. Su preciosa ahijada Erikha, niña de sus ojos crece feliz entre
los muros del peñasco alborotando todo a su paso y haciendo sonreir
hasta al enorme celta fragantino. Una aparición en Caspe nubla su
sentido y la retrotrae a tiempos muy antigüos y ciertamente nubosos de
su memoria.
Visto que nunca llueve a gusto de todos y de que donde no hay mata no
hay patata, la retrotracción a sus quehaceres parece ser la única forma
de que la vida le devuelva una sonrisa en vez de una manada de gruñidos
orquianos.
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Y piiiiiii.... punto y aparte.
De nuevo en el camino. Siento el viento fluvial en la cara y lejos de molestar experimento un tremendo alivio.
La creación del Arrecife de Aranda le conlleva uno de los mayores
placeres de su vida. En menos de dos lunas, marca dos muescas en su palo
mayor y sus oídos se acostumbran a los quejidos y lloriqueos de una
manera casi enfermiza. Esa droga se extiende por sus arterias haciéndole
necesitar sobredosis de ellos un puñado de veces en el ciclo. Cuando la
ironía pensaba que no podría llevarle a un punto más allá, ella misma
se sorprende.
Retorno a Caspe, encierro y meditación. Cuando el diablo no tiene qué hacer...